Generalmente cuando conozco a alguien siempre tienden a sorprenderse, ya sea por mi cabello bicolor natural o por mis ojos; dicen que soy exótico y no lo pongo en duda ni un momento. Pero también saltan rápido a comentarios como "Me lo imaginaba", "suponía que eras así", "Bokuto realmente eres lento" y todo eso tras unas cuantas conversaciones vagas o a la primera y es por eso que yo; Bokuto Kotaro, a mis diecisiete años estoy etiquetado como; lerdo, infantil, pesado y un hiperactivo con creces.
Y vale, hasta yo lo admito. No puedes tapar el sol con un dedo.
Tengo la mala costumbre de decir cosas sin pensarlas; claro que cuando me sale algo genial, me molo yo mismo y alardeo pero del resto de veces... es mejor que las olvide así como aquella vez que se me escapo preguntarle a Komi como le iba con la chica del centro comercial y justo frente a su novia.
Bien, no debí decir eso. Pero el lio que le formo esa chica es inolvidable y a partir de allí Komi juro no contarme mas nunca nada, no se si todavía me odia por eso pero bueno, creo que es mejor así. A mi me caía muy bien su ex y personalmente no me parecía muy bien que digamos lo que el le hacia. Claro, los amigos se tapan las cosas, se ayudan, y en casos así; Akinori prefiere hacerse el ciego, el sordo y el mudo aunque la culpabilidad le ataque y seguir con el amigo.
Y yo pues... le sigo el dato ahora, aunque no me cuadre.
Yo no juzgo a nadie, no lo manejo bien y puede que sin darme cuenta lo haya hecho, lo que si me gusta y se me da bien es; ¡el voleibol! esa es la parte de mi vida que no cambio ni aunque me paguen millones. Pues el cosquilleo ardiente en la palma de mi mano al rematar, es lo mejor que me pudo pasar. Otra cosa que me gusta es bromear, si señor, pudiese ser comediante junto a mi amigo Kuroo pero a el le van mas las matemáticas. Es inteligente, le va bien y yo pues me devano el cerebro en pedazos resolviendo ecuaciones, raíces y casi todo el contenido matemático que me han dado en clases.
Si han llegado hasta aquí, supongo que se preguntaran varias cosas, querrán decirme infinidad de cosas y notaran que no he hablado todavía de alguien. Si, ¿no esta difícil, verdad? han leído el nombre anteriormente antes de llegar a estas lineas. Vale, les seguiré narrando que me voy por las ramas. Akaashi. Es el único y no tan único que me dice las cosas directamente, sin rodeos y sin pelos en la lengua, lo digo así por que me da la impresión que mis amigos suelen tirarme indirectas sobre cosas, que aun así no capto o terminan diciendo algo como "Allí va Bokuto" y ya se que trata sobre mi y con eso se zanja el tema. Aunque ciertamente queda al aire y bueno aparte de Akaashi que si me dice de una vez las cosas, también esta Kuroo que hace lo mismo pero de forma amistosa y no tan indiferente. ¿Ahora ven porque Akaashi es el ubico no tan único?
Bien, Akaashi me explicaba en algunas materias, el también es listo como Kuroo y aunque se perfectamente que debo ser yo quien le enseñe a el, fíjense que no. No soy tan genial con los estudios como con el voleibol, en este ámbito soy bien promedio. Las paso y celebro pero las notas no son lo que yo quisiera, aunque tampoco estoy en la ralla y eso es por esfuerzo.
Recientemente acabamos los exámenes en el Fukurodani, medio mundo suspira con alivio y otros parecen querer llorar, entre esos yo no estoy, yo estoy liso y ando fresco como una lechuga y lo que mas me ha tenido el buen humor en todo el dia es; que ya tengo vacaciones y eso significa que puedo vaguear en casa, practicar voleibol desde la mañana hasta la noche y que puedo salir a divertirme a donde quiera, pero también significa; me gradué. En casa yo no leo el periódico, solo lo ojeo unas cuantas paginas o me voy a la única sección que si merece mi atención; la sección de deportes.
Cuando veo el periódico hago alguna de esas dos cosas y desde hace un tiempo leo las noticias de las escuelas que van a las nacionales y así, incluso me tope una vez con un cuadricular donde nombraron al Karasuno; allí donde están el pequeño Hinata y el poco sincero; Tsukishima o bien, Megane-kun. Era una nota vieja donde hablaban del Aoba Johsai principalmente y donde los nombraron a ellos como oponentes en ese partido. Todo bien claro, hasta que me fije que saltaron a hablar de una sobre el super armador que tenían; Oikawa Tooru, al que pusieron en la foto de la nota, sonriendo y destacando sobre sus compañeros de equipo que andaban al fondo. Lo recuerdo bien por que el chico parece mas un modelo y a su lado había alguien con cara de rompe piernas.
Pero eso fue tiempo atrás ya, tiempo antes de graduarme, tiempo en el que ni si quiera había conocido a los del Karasuno y tiempo en el que no habían comenzado la tan ansiada competencia para ir a las nacionales y todo el rollo, mas tarde supe; durante las competencias, que el Aoba perdió contra Karasuno.
—¡Hey! ¡ten mas cuidado Kotaro!
Olvidaba decirles que tengo una hermana menor; Kohana, a la cual deseo cambiar por un par de deportivas y rodilleras nuevas, ya que pienso seguir con el voleibol en la universidad. Estoy becado por mi afición. No crean que no la quiero, pero a veces no la aguanto y eso que soy un creyente o soñador de las buenas relaciones fraternales.
Pase por su lado para ir a la cocina de mi casa tradicional-occidental, ella siempre revisa no se que cosas en su teléfono táctil y por eso cuando pude capturar un rostro conocido en ese móvil, pare en seco.
—¿Ese es Oikawa Tooru? —Dije sin poder aguantarme, miraba sobre la cabeza de ella, desde tras suyo—.
—Si, una amiga lo conoció y dijo que es mas lindo en persona.
A mi no me importa eso, de hecho, si llegue a pensar que es modelo y aun lo creo. Aquella nota lo publico como una super estrella hasta mas grande que el as de su equipo. Técnicamente apoyo indirectamente la opinión de la amiga de mi hermana, es lindo, si y naturalmente, chico kawai le va bien de apodo.
Pero volviendo a la realidad, mi hermana se dio cuenta que me respondió mi pregunta y como ella es ELLA, me grito que no me metiera en sus cosas. Si, yo no pierdo la esperanza de que existan buenas relaciones fraternales, pero a ella en definitiva la pueden dar en adopción, pues, aunque hablando se entiende la gente, con ella es misión imposible.