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A antes de conocernos por Lubay Nue

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Notas del fanfic:

Un “antes” del inicio mismo, lo que vivió Atem después de derrotar a Bakura sellando su propia alma junto a Zorck y hasta antes de que Yugi armase el rompecabezas del milenio, también, menciones leves del anime Duel Monsters y de la temporada 0

Notas del capitulo:

En si, no es como que vaya a haber mucho yaoi, mas bien, es del como Atem deja de vivir en la soledad al conocer a Yugi quien, a lo largo de 8 años (no recuerdo donde leí que se tardo 8 años en resolver el rompecabezas del milenio) lo fue conociendo… así que este fic tiene Shota y un faraón que no se acuerda de nada de si… ha cierto, como no se acuerda de cómo se llama, me refiero al faraón como “él”… para que se entienda XD

¿Cuánto tiempo había estado pasando? Era difícil para “él” saber con exactitud el tiempo, después de todo, aun recordaba perfectamente lo que había pasado a último momento… no sabe con exactitud, pero puede recordar algo en concreto… derroto a alguien importante dando su vida como precio, y realmente no le molestaba, sabía que había salvado a muchas vidas inocentes… pero, aunque se sentía desorientado y confuso, podía verse en aquella oscura habitación

 

Solo sabía que había despertado después de mucho tiempo, había visto a todos lados y en lo único que se encontraba, eran 4 paredes que lo encerraban y un único camino hacia una posible salida, pero… era extraño, aunque trataba de llegar a aquella puerta que era la salida, no le era permitido, no podía alejarse de lo que “él” suponía, era la pequeña caja dorada con insignias en un dialecto que aunque conocía, no se le hacía “de cierto modo” familiar…

 

No podía recordar nada, ni siquiera podía recordar cómo se llamaba, al principio si, al principio se preguntaba donde estaba y de cierto modo, sabía su nombre aunque no pudiera evocarlo… sin embargo, el tiempo que ha pasado, el cual, no sabe si es mucho o si es poco, es tal, que ha comenzado a dudar… porque cierta vez rememoró, o hizo el intento por recordar y lo único que ganó fue el darse cuenta que “no sabía su nombre”, se asusto y lucho por recordar, pero se rindió al comprender que aunque así lo deseara, no lograría nada… tal vez y era algo importante que no recordara nada… tal vez y debía de ser así…

 

Pero… ¿Cuánto tiempo más debía de estar así de solo? No le agradaba la idea, no le gustaba… no podía hacer nada más que volverse loco en aquellas 4 paredes, se sentía solo, perdido, abandonado, asustado, incluso desconcertado por lo que vivía o creía vivir… había gritado, había tratado, buscado otras formas para poder escapar de aquel lugar, pero nada lograba, solo saberse encerrado y a punto de la locura… cierto… ¿Cuánto tiempo había pasado ya? ¿y cuanto tiempo más tenía que pasar para poder ser libre de aquellas 4 paredes que lo encerrabas y acorralaban?

 

Y justo cuando pensaba que se iba a volver completamente loco, aterrado de su propia soledad, puede verlo a lo lejos… el caminar tranquilo, el repiquetear de los pasos que ya no escuchaba, alguien se estaba acercando… pero… era algo extraño, ninguno parecía poder reconocerlo, ni siquiera parecía que pudieran verlo… pero eso no  era algo importante, solo el ver que al parecer, aquel hombre de edad madura y un extraño traje negro veía con mirar molesto al hombre detrás suyo, era extraño, le apuntaba con algo oscuro y que parecía ser metálico, lo incitaba a avanzar y le amenazaba con aquello, ni siquiera “él”, aquel espíritu sin nombre comprendía lo que sucedía frente a sus carmesí ojos

 

Solo hasta que escucho un estridente sonido que no duro nada más que el susto, pudo ver como el hombre de ropas negras y que extrañamente se le hacía conocido caía a un costado, casi a punto de caer en un peligroso abismo que ni siquiera el había podido ver con claridad aun con el tiempo que tenía… incluso había saltado hacia él y cuando se daba cuenta, estaba de nueva cuenta en la habitación; gruño molesto al ver aquello, ese hombre de ropas mas familiares para él “y que aun así no podía reconocer ni recordar” caminó en su dirección, por primera vez y para su propia sorpresa, el mismo dio un par de pasos hacia atrás

 

-¡no te acerques!-  ordeno con toda la fuerza de su propia voz, sorprendiéndose un poco por la resonancia que había logrado ahora y que no había mostrado anteriormente, y aun mayor fue su sorpresa cuando pudo observar de una de las piedras que conformaban el pequeño puente para pasar de su lado y que lo conectaba a la puerta, un monstruo hecho de humo y con fauces aterradoras, tragar sin piedad al hombre que, de un modo misterioso había atacado al que iba primero

 

Aun pese a su asombro dejo de prestarle atención a la criatura que se llevo al fondo al hombre, regreso su mirada hacia quien aun colgaba con una de sus manos y se acerco, al verlo, aun en aquella situación, sintió un tremendo sentimiento de calor y calidez que no pudo mas, se arrodillo y estiro su mano, estaba seguro, que ahora si podía verlo, no le importó, se sentía contento al ver esos ojos amatista verle aun pese a su sorpresa

 

-te he estado esperando Shimon-  susurro, para su alegría, de algún extraño modo, el saber ese nombre y poder decirlo fue una gran calidez en su corazón que creía y le alegraba… ese sentimiento de locura, se desvanecía al ver a aquel hombre maduro; sin saber cómo, aun contra su propia sorpresa logro regresar al hombre de ropas negras extrañas al suelo, esperando cuidadoso a que despertara, estando a su lado para cuidarlo…

 

Era extraño, después del sonido estridente que se había creado, pudo ver a ese hombre caer, ese hombre a quien de un momento a otro llamó Shimon… le confundió bastante, en especial porque en una parte de su espalda podía ver una herida sangrante que, después de pensar que quería curarla, se había curado… ¿tenía poderes curativos y no lo sabía? Entonces ¿por que seguía encerrado en aquel lugar?, aunque le llenaba de intrigas y todo, seguía observando cuidadosamente… paso el tiempo, no mucho a comparación de lo que “él” había estado encerrado, y pudo ver como aquel hombre se levantaba

 

-ha, ya has despertado Shimon ¿te encuentras bien? ¿Quién eres?... oye… ¿puedes verme?... ¿Shimon?-  pregunto primero esperanzado, lleno de alegría al ver que se levantaba pero cuando comenzó a notar que aquel hombre de ropas extrañas se levantaba y veía a todos lados, ignorándolo por completo comprendió ligeramente que no podía verlo, su mirada carmesí llena de alegría y esperanza desaparecieron y decayeron… nadie podía verlo… era triste y aun mas, era solitario…

 

-el rompecabezas del milenio…-  susurro el hombre levantándose aun buscando en su espalda la herida que “él” ya había curado sin saber cómo, observo entonces como aquel hombre caminaba hacia aquella pequeña caja dorada de la cual ni siquiera el podía alejarse, observando a detalle como el hombre leía la inscripción que el ya había leído y releído una y otra vez

-“quien resuelva el rompecabezas del milenio tendrá el poder y la sabiduría del juego de las sombras”… ¿Qué significa eso?-  se pregunto el hombre, “él”  (el espíritu) se había acercado, cruzándose de brazos y aun observando al hombre, asintiendo a sus espaldas la misma pregunta

 

-eso mismo estoy tratando de comprender yo Shimon-  respondió aunque supiera que nadie pudiera oírle, respiro hondo, desviando la mirada, volviendo a ver los jeroglíficos que había alrededor de las 4 paredes que lo encerraban, sin encontrar nada… y aun así, un escalofrío, una corriente eléctrica recorrió su columna y espalda completa de un momento a otro, asustado, giro su mirada hacia el hombre que ahora para su sorpresa tenía entre sus manos aquel cofre de oro que ni siquiera el mismo podía tocar

-espera Shimon… ¿Qué estás haciendo?-  pregunto alarmado y contrariado… podía sentirlo, aun a través de aquella caja extraña, las grandes, suaves y arrugadas manos cálidas del hombre que ahora tomaba la caja y la examinaba por todos los ángulos posibles, creado un leve rosa en sus propias mejillas y una sensación que ni siquiera podía recordar pero que le era cálida y agradable… claro, al haberlo tomado desprevenido casi se sintió como un gato huraño ante la primera caricia cálida de su vida

 

-creo que este es mi premio-  respondió contento aquel otro hombre, tomando el rompecabezas entre sus manos y comenzando a caminar con él, viéndolo directamente con una gentil sonrisa

 

-oye… espera Shimon, no puedes llevártelo, yo no puedo irme-  le dijo aunque supiera que no le escuchaba, suponía que si gritaba al menos le escucharía… pero cuando ambos (el hombre de extrañas ropas y el espíritu sin memorias) pasaron de aquel puente comenzando a regresar sobre sus pasos, “él” mismo se detuvo sorprendido… se detuvo unos momentos para regresar la mirada

-¿deje la habitación?... ¿por fin?-  se pregunto sorprendido, a ojos abiertos a más no poder, viendo a detalle ahora lo que no había podido ver en todo ese tiempo, se sorprendió al ver el camino que aquel hombre de traje extraño había hecho para poder llegar a su lado, mas, comprendió que aquello que lo tenía sujeto no era otra cosa sino el cofre, si, era extraño y sorprendente, cuando se queda viendo algo por mucho tiempo, sentía como era jalado no importase en donde estuviera… el cofre era lo que lo ataba y, aunque trato de alejarse, no logro nada…

 

Sorprendido, siguió a aquel hombre todo el camino, encontrándose por fin con el mundo exterior… un lugar lleno de arenas y barrancos, le pareció algo decepcionante y a la vez impresionante, si bien, no sabía que esperar del mundo exterior mas allá de esas 4 paredes que le aprisionaban, “él” quería ver… “algo mas” que simples arenas correr… lo que había asombrado su ya sorprendido y alegre corazón, era el ver el sol, el ver cómo salía lentamente desde algún horizonte… incluso ese hombre a quien llamaba Shimon había detenido su andar, como su hubiese escuchado su suplica porque lo esperara unos momentos para observar el amanecer…

 

-es preciosos el amanecer ¿verdad?-  escucho la pregunta del hombre, él giro su mirada y se encontró con el hombre sonriendo alegremente, riendo tranquilo y observando aun el horizonte, sin poder evitarlo, una cálida sonrisa se asomo sobre sus labios

 

-es magnífico-  respondió aunque supiera que jamás le escucharían, suspiro por fin, se sentía ligeramente más libre, sentía, que la locura y la soledad desaparecían y cuando se dio cuenta, volvió a sentir un jalón, se negó a moverse y para aquel momento lleno de tantas sorpresas, pudo notar algo nuevo

-¿¡floto!?-  bien, no sabía si asombrarse, alegrarse o preocuparse… pero, viéndolo desde un modo objetivo, ya no tendría que caminar… así que, girando su mirada hacia el amanecer, se dejo llevar por aquel hombre que no lo podía ver, mientras el continuaba gustosamente observando como el oscuro cielo se tornaba a colores naranjas y rojos y finalmente a azules, un nuevo día había comenzado… era emocionante… ya no había oscuridad a su alrededor… ahora era la luz lo que lo bañaba y eso… le gustaba mucho

 

-------------

 

-¡abuelito!-  escucho un nuevo grito, incluso para “él”, era imposible desaparecer una sonrisa mientras veía llegar a un pequeño de no más de 7 años corriendo desde la entrada de una pequeña tienda de juegos, incluso “él”, sonreía con su llegada y le saludaba aun sabiendo que no era visto

 

-hola pequeño Yugi-  sonrió para si mismo, pasando su mano por los pequeños pero picudos cabellos del chico que llegaba y se detenía unos momentos… el mismo estaba seguro que el pequeño no podía verlo, pero si sentirlo de cuando en cuando pues, como en momentos como ese, se detenía de su carrera alegre y veía con dudas en su dirección, tocando la zona de su cuerpo que el mismo tocaba… ya fuera su mano, su mejilla o su cabeza, siempre que pasaba eso, el mismo se sentía contento, sentía que podía verlo aunque fuera un momento

 

-ho, hola Yugi ¿Cómo te fue en la escuela?-  escucharon ambos la pregunta del señor a quien, “él” había comprendido, se llamaba Salomón Motou, y quien era abuelo de Yugi Motou, el pequeño que ahora saltaba a sus brazos en un efusivo abrazo

 

-me fue bien abuelito pero… ¿Qué es eso?-  pregunto el pequeño, “él” sonrió y regreso a donde se encontraba Salomón, observado que en el mostrador de aquella tienda se encontraba el rompecabezas milenario, un verdadero rompecabezas que ni “él” mismo podía comprender

 

-ho, esto es un tesoro, es el místico rompecabezas del milenio, dicen que si puedes resolverlo te concederá un deseo-  le guiño el ojo su abuelo al pequeño niño que ahora veía con emoción el artefacto

 

-waaaaa… es un rompecabezas que da deseos-  susurraba emocionado el pequeño, Salomón asintió divertido, viendo las piezas; había pasado mucho, tal vez demasiado, varios años por lo que “él” podía entender, el cabello tricolor de Salomón se había vuelto blanco como la nieve, su estatura “imponente” había desaparecido y reducido, ahora estaba más chaparro y algo en jorobado y aun así era tan entusiasta como un niño, igual que cuando le conoció aquella primera vez… y aunque no lo demostrara “él” el estaba agradecido por haberlo sacado de ese lugar, gracias a eso, había conocido muchas cosas nuevas, sabía que aquella cosa con la cual lo habían atacado cuando se conocieron era un arma llamada pistola, había aprendido cosas nuevas, incluso había conocido los amoríos del apuesto hombre y como había formado por fin una familia… el había estado presente en todos esos momentos aunque nunca se hubiera podido presentar formalmente, se sentía alegre en ese lugar aunque ahora solo fueran 4 los integrantes, el señor Salomón, el pequeño Yugi, su madre y por supuesto “él”

 

-hohoho, pero no es tan fácil, este rompecabezas es muy difícil, nadie ha podido conseguirlo, ya que “es algo que puedes ver pero que no se puede ver”-  le volvió a guiñar el ojo su abuelo al pequeño, “él” sonrió divertido, incluso para el mismo Salomón aquello era complicado, confuso y contradictorio, pero, para sorpresa del mismo anciano y de “él” mismo, pudieron observar con sorpresa como el pequeño veía con ojos brillantes al rompecabezas, el abuelo volvió a reír de ese modo ahora gentil y algo viejo viendo a su nieto, tomando todas las piezas que el mismo había tratado de unir sin éxito, dejándolas en el pequeño cofre dorado y mostrándoselo al pequeño frente a su rostro

-¿quieres intentar tu el armarlo pequeño Yugi?-  pregunto amablemente, Yugi mostro una mirada sorprendida y asintió con emoción, “él” sonrió igual de emocionado, ahora supondría que habría alguien más tocando las piezas, sintiendo el calor de aquellos pequeños dedos

 

-¡Yugi! ¡es hora de comer!-  escucharon a lo lejos el llamado de la única mujer en la casa, ambos giraron su mirada y fue el abuelo quien dio aquel asentimiento, sonriendo ambos, Salomón dejo en el mostrador la pequeña caja, cerró la puerta de la tienda marcando que ha cerrado y finalmente subiendo junto con su pequeño nieto hasta donde se encontraba su madre

 

-¡hey, no se olviden de mi!-  reprocho molesto sabiendo que de todos modos no lo escucharía… suspiro derrotado, notando como de un momento a otro, volvía a estar solo, suspiro derrotado otra vez y viendo a todos lados aburrido, sonriendo algo tristes, caminando de nuevo por la tienda, viendo detalladamente los juegos, notando por fin que en el vidrio que le revelaba veía apenas un pequeño reflejo que no alcanzaba a ver bien…

-hump, supongo que otra vez alucino-  susurro para sí mismo, observando una leve imagen borrosa, una pequeña sombra de la cual tenía cierto parecido al pequeño Yugi…

 

Era cierto, aunque se había quedado con Salomón no había reparado en el asunto de su imagen, ya se había resignado a no saber su nombre pero, de un tiempo para acá, también le entro la curiosidad por saber su figura, su propia silueta pero… ¿realmente tenía parecido con la del pequeño o solo lo estaba imaginando? Ya ni siquiera eso lo podía suponer realmente. Se quedo un largo rato observando la silueta frente suyo, la pequeña sombra que mostraba el vidrio, observándose detalladamente con algo de aburrimiento y al mismo tiempo, rememorando el tiempo que permaneció en aquellas cuatro paredes que lo encerraban, preguntándose… ¿Quién fue “él” antes de terminar como un fantasma sin recuerdos?, porque lo sabía, ya lo había comprendido, “él” no estaba vivo… “él” era un fantasma…

 

-¿Qué pasa Yugi?-  escucho a lo lejos la voz del anciano Salomón, al girar su mirada pudo encontrar en el marco de la puerta ni más ni menos que al pequeño Yugi viendo en su dirección, casi asegurando que podía verlo, se le veía ligeramente asustado, “él” trago duro y se quedo quieto observando al pequeño y como detrás de él aparecía su abuelo acariciando su cabeza

 

-hay… hay alguien ahí abuelito-  susurro asustado, temblando ligeramente para su sorpresa, aunque trato de mantenerse callado, lo mas quieto posible, podía notar que el pequeño le veía directamente, por supuesto, escucho una tierna risa de parte de Salomón y como entraba como si nada a la tienda observándola por completo

 

-aquí no hay nadie mi pequeño… ¿ves?-  pregunto con sonrisa conciliadora, gracias a la aparición de Salmón dentro de la tienda, le dio tiempo suficiente para poder correr a ocultarse detrás suyo, viendo con cuidado al pequeño que parecía ya no lo podía ver, suspiro aliviado por aquello y continuo observando como la mirada llena de temor del pequeño cambiaba una vez más a una emocionada y esperanzada

-es cierto, tu madre nos interrumpió a punto de algo muy importante ¿no es así pequeño Yugi?-  le volvió a sonreír su abuelo, ganando la atención inocente del pequeño que le miro inclinando su rostro confundido a sus palabras, el abuelo rio suavemente y tomo de nuevo la caja inclinándose levemente para poder estar a una altura considerable con el pequeño, aunque era claro que el anciano aun era algo más alto que el pequeño aun inclinándose

-veamos si tu puedes completar el rompecabezas del milenio mi pequeño Yugi-  le sonrió tan dulce, que la inocente mirada amatista del menor brillo de un modo que logro crear un vuelco, un palpitar mas rápido y fuerte en el pecho de “él” junto a un leve rosa en sus mejillas y una sonrisa que sin poder evitarlo comenzaba a brotar…

 

-¡está bien abuelito! ¡yo lo resolveré!-  dijo el pequeño Yugi con emoción, después de todo, aun para “él”, el ver aquella sonrisa llena de emoción y esperanza le gano tanto, que emocionado, incluso “él” escapo de su escondite detrás de Salomón para ver con mejor claridad la sonrisa del pequeño que, después de dar varias veces más las gracias y jurar que lo iba a cuidar mucho como su mas grande tesoro, se marcho a su habitación

 

Pudo sentir como fue jalado por el pequeño y el rompecabezas, ahora que era un pequeño quien tenía el cofre, con emoción le siguió, tanto así, que incluso olvido que era un fantasma y simplemente corrió a su lado, viendo la espalda del pequeño y cuidando que no fuera a caerse de la emoción; pudo ver como subió las escaleras y como finalmente llegaba a una pequeña habitación llena de juguetes

 

-así que es aquí donde duermes-  susurro viendo a todos lados, escudriñando la habitación y de pronto, sintiendo como un nuevo escalofrió aun mas cálido y gentil le recorría por todo su cuerpo, después de la leve sacudida giro para ver la razón… el pequeño Yugi ahora tenía sus pequeñas y cálidas manos suaves en las piezas del rompecabezas del milenio, viendo con emoción el artefacto y finalmente comenzando a ensamblarlo

 

-quiero que me regales un deseo por favor… quiero tener amigos-  dijo con emoción, para sorpresa de ambos presentes, ver como el brillo lleno de esperanzas del pequeño desaparecía para volverse tristeza que intentaba inútilmente ocultar en una rota sonrisa triste

-porque… no tengo amigos y… ya no quiero estar mas solo otra vez-  susurro triste el pequeño, incluso para “él”, ver aquello le era sorprendente, siempre supuso que el pequeño sería feliz en la vida que vivía, pero… el ver esa soledad que de un momento a otro había mostrado realmente le había lastimado el corazón, así que, de un modo lento se acerco hasta el, ahora que notaba mejor, el pequeño Yugi se había recostado en el centro de su habitación comenzando a tratar de ensamblar cada pieza, así que, siguiendo sus pasos se recostó también en el suelo, frente suyo y observando con detalle cada una de sus acciones, como veía con asombro y maravilla las piezas al tiempo que trataba de ensamblarlos sin mucho éxito

 

-así que… tu y yo somos más parecidos de lo que pensaba… tu también deseas no estar solo otra vez-  susurro con suave voz sintiendo la tristeza y soledad del pequeño Yugi, después de todo, incluso “él” la había sentido, tal vez más tiempo que el mismo Yugi y sabia bien, que no era un sentimiento agradable así que… sonriendo suavemente, con ese sentimiento de soledad en común, asintió a su comentario

-aun si el rompecabezas del milenio no te entrega tu deseo, yo siempre estaré a tu lado pequeño… no te dejare solo mientras me permitas estar a tu lado-  sonrió, colocando sus manos a forma de puños debajo de su barbilla y luego sus codos en el selo para apoyarse, sintiendo la extraña felicidad de poder compartir con alguien más ese sentimiento y poder callarlo lo más pronto posible, esperando, animando y deseando que el pequeño pueda lograr armar el rompecabezas para así… ya no estar solos nunca más ninguno de los 2

 

… … …

 

Y aunque el pequeño Yugi estaba emocionado, después de un par de horas viendo y tratando de lograr unir las piezas sin mucho éxito, al final de cuentas, el pequeño termino dormido en el suelo, aun tomando las piezas entre sus pequeñas manos, siendo observando por “él” y finalmente al recostarse en el suelo, continua observando al pequeño viéndolo detalladamente… al final, también cayendo dormido frente suyo…

 

***

 

En el mundo de los sueños, el pequeño Yugi puede verse a sí mismo jugando en una habitación blanca repleta de juguetes, sonríe suavemente, antes le gustaba mucho el poder estar ahí pero… ahora… sin lugar a dudas estaba y se sentía algo solo… no, algo más que solo, pero, no podía hacer mucho, no tenía muchos amigos, no era muy bueno en los deportes y los juegos que a él le gustaba, a nadie más les gustaba… se sentía realmente triste…

 

-no te preocupes, no estarás solo nunca más-  susurro alguien que no había reconocido, asustado, giro su mirada encontrándose con alguien muy extraño que a su vez le veía con una suave sonrisa gentil pero triste…

 

-el… se parece a mí-  susurro suavemente, sin dejar de verlo y sin ser consciente de que el contrario le veía y escuchaba, sorprendiéndose bastante ambos por la situación que nunca llegaron a imaginar

 

-¿pu-puedes verme?-  pregunto asombrado el contrario, el pequeño Yugi podía verlo y asintió a sus palabras aun asombrado por la situación, era un muchacho, muy grande  aquel que estaba enfrente suyo, de piel más acanelada, de ojos rubí y cabellos rojos con lo de en medio negro, en punta y un llamativo flequillo rubio el cual se parecía mucho al suyo solo que tenía mechos levantados, sus ropas eran extrañas, no había visto a nadie con esas ropas y era extraño para Yugi y aun así, al ver los ojos directamente del contrario, pudo comprender no solo que él no era malo, sino que, se veía aun mucho más triste y solitario de lo que el mismo lo era, así que, olvidando el susto o las dudas del porque ese joven parecido a él estaba ahí en sus sueños, decidió hacer una locura no muy loca, tomando un grupo de naipes se acerco al contrario y lo vio levantando su mirada, realmente era muy, muy alto pese a traer solo zapatillas para baile y no zapatos con gran plataforma

 

-¿quieres jugar conmigo a hacer castillos de cartas?-  pregunto con toda esa inocencia que conmovió mas a aquel personaje que había aparecido de la nada y que aun así, podía ver más triste y solo que el… Yugi por su parte se había puesto de puntitas para poder verlo mejor, estirando su pequeña mano donde tenía los naipes señalándolos hacia el contrario que le veía sorprendido

 

-sí, sí quiero jugar-  respondió el contrario, aunque su respuesta aun había sonado como quien no puede creer nada de lo que pasa, ambos sonrieron y se sentaron en un lugar donde estuviese más despejado de los juegos del pequeño Yugi, comenzando así, a hacer el castillo entre ambos, sintiendo el pequeño Yugi la mirada de “él” y como, aunque la sentía tan penetrante, también curiosa como la suya propia

 

-¿y cómo te llamas?-  pregunto cuando ya habían logrado crear 2 niveles del castillo con increíble velocidad y facilidad, ambos se vieron, “él” estaba intrigado y aun así, aunque realmente deseaba poder responderle, lo único que pudo hacer fue desviar la mirada con pesar y tristeza a un costado del suelo

 

-yo… realmente quisiera poder decírtelo pero… no… no lo sé-  susurro suavemente, sabiendo que era visto por el pequeño con su mirada inocente y curiosa, quiso entonces desaparecer, aunque ese pensamiento desapareció rápido de su mente, lo último que el realmente deseaba era volver a estar solo… así que… aunque fuera extraño, no quería estar solo, así que, prefería quedarse al lado del pequeño Yugi quien, aun para su sorpresa toco con cuidado y suavidad su mano… wow, ¿hacia cuanto que no sentía el cálido tacto de alguien más sobre sí mismo? “pero que no fuera con ayuda del rompecabezas del milenio o de su pequeña caja?” Era algo… más que sorprendente, algo, que le costaba trabajo asimilar pero que de todos modos le estaba gustando mucho sentir, por supuesto, sus ojos carmesí se fueron directamente a los amatistas del pequeño observándolo con sorpresa, pues este le regalaba una sonrisa gentil pese a la pésima respuesta que le había dado

 

-no importa, si no puedes recordar tu nombre habrá que ponerte uno mientras ¿no?-  sonrió el pequeño con esa emoción y entusiasmo que hizo que su corazón palpitara con más fuerza sintiendo algo cálido que ahora se preguntaba si en algún momento de su vida habría sentido realmente, aun así, con una suave sonrisa correspondió al comentario del pequeño que, cuando le soltó, se colocó en una pose de pensador viendo a todos lados y luego cerrando sus pequeños ojos para tratar de centrarse lo más posible

-pero… ¿Qué nombre podríamos ponerte?... mmmm… difícil-  comenzó a murmurar para el mismo mientras “él” lo observaba con asombro, emoción y mucha, mucha felicidad… realmente, al lado del pequeño Yugi ya no se sentía para nada solo y eso le encantaba, se sentía tranquilo, contento, radiante…

-¡ya se! ¡te llamaré Yami!-  dijo el pequeño viéndolo de un momento a otro con esa gigantesca sonrisa radiante que embelesaba su propia mirada, hasta que reaccionó al nombre que le había dado el pequeño…

 

-¿Yami?-  pregunto cuándo cayó en cuenta que aquel nombre significaba “Oscuridad”... qué raro…

-¿Por qué ese nombre?-  pregunto confundido al pequeño que ahora le veía, aunque con emoción, también con dudas, colocando uno de sus pequeños dedos sobre sus labios viendo al techo y luego al contrario ahora nombrado “Yami”

 

-mmm, pues… porque pareces siempre triste, como si una oscuridad estuviera contigo… así que pensé que tal vez el nombre te quede… ha, pero si no te gusta puedo cambiarlo-  respondió el pequeño apenas comprendió “o imaginó” que el nombre le hubiera molestado al espíritu mayor que, luego de pensarlo por unos momentos negó con tranquilidad

 

-está bien, me quedare con el nombre de Yami… muchas gracias Yugi-  le respondió contento, Yugi observo a su ahora nuevo amigo y como le sonreía con amabilidad, sin resquicio de alguna mala intención, he ignorando que el mayor ya sabía su nombre aun sin que el otro se lo contara, el pequeño sonrió igual de emocionado y asintió

 

-mucho gusto entonces Yami-  respondió el pequeño al tricolor mayor

 

***

 

Desde ese día, aquel espíritu que había vagado por tantos milenios solo, había adoptado por fin un nombre que nadie más le arrebataría… el sería Yami, y con ese nombre portándolo con gran orgullo y honor, observó como el pequeño iba creciendo…

 

Ocho largos e interminables años pasaron, Yami siempre observó con atención y detenimiento a Yugi, después de aquel sueño donde se vieron, Yami muy pocas veces podía aparecer en los sueños de Yugi, pero era gracias a eso, que por lo menos no se sentían tan solos el uno del otro, por supuesto, Yugi a veces podía notar ligeramente la presencia de aquel espíritu perdido y sin más, sonreía amable a este, aun si no sabía si solo le sonreía a un lugar vacio o si de verdad le sonreía a ese “ángel oscuro” que le protegía en las sombras de la oscuridad y gentilmente le regalaba una sonrisa

 

Aunque el tiempo corre, el ahora “Yami” observa aun la soledad en la que vive Yugi, aunque trata de estar todo el tiempo a su lado, puede ver incluso como es lastimado por aquellos que “intentan” ser sus amigos… no le tiene aprecio a ese chico rubio y menos al de cabellos castaños y piel morena… aunque, incluso Yami debe de admitir que tiene cierto resquicio de celos hacia la única chica cercas de su pequeño Yugi… aquella niña castaña de ojos azules llamada Tea… si, no le agrada para nada esa chica… pero no puede hacer nada… “por ahora”

 

Aun cuando ve en la situación en la que vive el pequeño Yugi, no puede hacer nada mientras el rompecabezas no pueda ser resuelto… no le agrada la idea y aun así, cuando por fin se da cuenta de la situación a su alrededor ya puede comenzar…

 

-Yugi armo el rompecabezas del milenio-  susurra para sí mismo observándolo, sonriendo suavemente… él lo había logrado… pero ¿a qué precio? En el momento en que su mente y la de Yugi se junten, el perderá el recuerdo de lo que había vivido con el contrario hasta ahora “desde que despertó en aquellas 4 paredes hasta ese momento”… no importaba, no era nada a comparación del ahora… pues… ahora el cuerpo que ahora comparte con Yugi se encuentra tirado en el suelo lleno de heridas y moretones en todo su cuerpo por un delincuente que se hace llamar justiciero de la escuela… en poco tiempo aprendió a odiar el nombre de Ushio con todo su ser… pero, al unir el rompecabezas puede ver algo que no había visto… es como si… como si una nueva puerta se abriera y con ella… algo que no sabía definir, junto a conocimientos que tal vez debieron de haberse quedado enterrados en lo profundo de aquel laberinto que había dentro del rompecabezas mismo y su corazón…

 

*prometí que te protegería… y te voy a proteger… porque ni tu ni yo deseamos quedarnos en la soledad…*  pensó para sí mismo mientras, por primera vez en lo que llevaba desde que salió de aquella pirámide, podía controlar el cuerpo frente suyo… ahora, el era quien dominaba al cuerpo, observo sus manos y con una media sonrisa llena de oscuridad… de la oscuridad se acerco para dar alcance al hombre grandulón que había lastimado a su preciado ángel de luz…

 

-yo! Ushio-san… ¿Qué te parece un Yami no Game?...

 

Si… él sin lugar a dudas iba a proteger a ese pequeño ángel… sin importar el costo que aquello le llevase… porque él, le había mostrado la luz en su desesperación

 

***si Yugi pide el deseo al rompecabezas para tener amigos… yo te pido, rompecabezas del milenio… Dame el poder para poder proteger a este ángel, a esta luz de mi oscuridad… al pequeño niño que sin darme cuenta, me ha robado el corazón…***

 

 

 

 

El fin de su soledad…

El inicio de su historia juntos.

 

 

Notas finales:

Hace una cosa de nada acabe por fin el anime que me hizo adentrarme al mundo del anime mismo… mi primer anime y el que más me ha marcado… y como soy débil para los finales… ¡que lo vuelvo a comenzar! XD bueno, además de que me han dado un montón de ideas nuevas… es más que seguro que andaré por aquí otro rato mas XD… las ideas llegan y mis dedos van rápido… lo malo es corregir errores ortográficos ¬¬ en fin…

 

Como no entendí al final de todo ¬¬ unos dicen que una expedición encontró el rompecabezas del milenio, luego, en DM alegan que fue el abuelo de Yugi quien lo encontró después de los juegos de las sombras… y como al final no supe quien lo saco de su tumba, pues que lo pongo que fue el abuelo… ahora, sobre el final… técnicamente es el inicio de la temporada 0, donde “Yami Yugi” es bien macabro y casi casi tipo yandere… sin lugar a dudas si lo hubiera visto así cuando era pequeña seguro que me quedo traumada… pero no importa, lo sigo queriendo con mi corazón XD (además de que ahora que lo veo, se ve genial para mí)… bueno, creo que me he salido de mi contexto… he ahí los puntos que tomaba mayormente para este fic… ¡¡muy pronto hare más!! XD

 

¿Les ha gustado?

Que tengan un buen día

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