Mi nombre es Jeon Jungkook, y tengo diecisiete años. Asisto a la escuela secundaria —cursando bachillerato de ciencias de la salud, más bien— de Busan, Corea del Sur. No hay nada que se salga de lo normal en mi vida de estudiante. Bueno, aparte de que vivo sólo con mi hermano mayor, Kwon Jiyong. Exactamente no es hermano en todo el sentido de la palabra —yo prefiero decir que somos hermanos de madre—, es fruto del matrimonio anterior de mi progenitora y ella acabó quedándose con su custodia luego de que a su ex marido lo encerrasen en un manicomio. Vivo con Jiyong porque mis padres se encuentran constantemente viajando a Japón y decidieron comprarnos un piso a mí y a Jiyong aparte de ellos porque, según mis padres, aprenderíamos a ser independientes de ellos y cuidar de una casa que nos pertenezca a nosotros. A veces les echaba bastante de menos, aunque Jiyong odie a mi padre como a nada en el mundo. Aún cree que su padre se volvió loco cuando mi madre empezó a salir con mi padre… Aunque a mi me quiere muchísimo.
A lo que iba, que no hay nada que se salga de lo normal en mi vida de estudiante. Voy a clase todos los días a no ser que me encuentre gravemente enfermo —más bien que Jiyong me encuentre gravemente enfermo, diría yo— o sea festivo. En realidad, ahora mismo no voy a clase porque son las vacaciones de fin de curso. Por desgracia, acaban mañana. Pero hoy pondrían la distribución de alumnos en las clases, así que estaba un poco nervioso. ¿Por qué? Bueno, al pasar a último curso de bachillerato, cambian completamente la distribución de alumnos en las clases y estaba un poquito nervioso respecto a eso. Soy un chico bastante tímido y asocial, me cuesta muchísimo relacionarme con la gente, así que tenía un poco de miedo respecto a qué tipo de gente podrían meter en mi clase.
En clase sólo hablo con Taehyung, que aunque sea dos años mayor que yo, está en mi clase porque repitió en la secundaria debido a problemas familiares. Pero es un chico encantador y bastante guapo además. Me sorprende que aún no esté saliendo con nadie, la verdad. Él es mi mejor amigo desde que entré a bachillerato. Taehyung —o TaeTae— es de Daegu, pero se mudó a Busan por los mismos problemas familiares que mencioné antes. Son bastante chungos… me alegro de que aún así esté bien y que mi familia esté más o menos unida. Él ha pasado por tantas cosas por sus padres… Ha presenciado violencia machista doméstica desde que era sólo un niño. Él quiso escapar de un padre alcohólico, ludópata y homofóbico y de una madre sumisa, un tanto agresiva y pesimista. Nada más.
Otra persona con la que me llevo más que bien es con Hoseok, o como a TaeTae y a mi nos gusta llamarle, J-Hope. Él tampoco es de Busan, pero vive aquí desde que tenía siete años porque sus padres se mudaron por trabajo. Y, ¿adivináis qué? Los padres de Hoseok son dos hombres. Muy, muy amables, además. Hoseok tiene mucha suerte de que le hayan adoptado dos personas tan lindas. Y bueno, él es una persona linda en sí mismo. Pero, ¿sabéis qué? Creo que le mola un poco Taehyung… y a veces he pillado a TaeTae mirándole más de la cuenta… Habría que dejarles solos un día de estos, sí.
Aparte de ellos dos, no hay nadie más con quien me hable especialmente. Soy alguien bastante cerrado, tímido, asocial y sobretodo sensible. Muuuy sensible. Hay que tener mucho tacto conmigo a la hora de decirme cualquier cosa, soy muy especial. Hoseok, mi hermano y Taehyung son los únicos que han logrado tenerme calado por completo.
Y os preguntaréis también sobre mis gustos sexuales. Bueno, digamos que es algo que todavía no sé a ciencia cierta puesto a que nunca me ha gustado nadie especialmente de ningún sexo. Pero creo que tiro más a ser heterosexual, la verdad. No me veo liándome con ningún tío. Con una tía casi que tampoco, pero lo veo algo más probable que hacerlo con un hombre. Es un poco triste que a mis diecisiete años casi dieciocho no haya tenido ninguna experiencia sexual de ningún tipo, pero nunca ha sido algo que ocupara todos mis pensamientos. Si algún día apareciese alguna persona que realmente llame mi atención, pues estupendo. Pero por el momento no me interesan esas cosas.
Jiyong y yo hemos tenido alguna que otra charla sobre eso, y me confesó que a mi edad él estaba igual. Pero llegó alguien a su vida que hizo cambiarle, pero esa persona se fue. Varias más han pasado por la vida de mi hermano, pero él nunca olvidó a esa persona. Y sobre la orientación sexual de mi hermano, él se considera bisexual con preferencia al sexo masculino. Ni mis padres ni yo hemos tenido ningún problema con ello.
También me llevo bastante bien con otro chico, pero nunca hemos llegado a ser muy cercanos. Él se llama Jiho —o Zico—. Es mi vecino, y alguna que otra vez hemos pasado ratos hablando. Es muy buen chico, y también me ha hablado sobre su novio, Kyung creo que se llamaba. También es muy buen amigo de mi hermano, por lo que le he visto varias veces por mi casa.
Me encontraba cenando con Jiyong y Taehyung, quien había pasado toda la tarde conmigo. Queríamos echar las últimas horas que nos quedaban de libertad, ya sabéis. Hoy le intentaría sacar si realmente le gustaba J-Hope o no, porque era algo que de verdad me tenía en ascuas.
—¿Cómo lleváis la vuelta al cole? —dijo Jiyong burlón mientras se metía un trozo de kimchi a la boca. Tae y yo le miramos todo lo mal que pudimos.
—¿Y tú como llevas eso de tener la regla en la cabeza? —le pregunté a mi hermano con una sonrisa burlona. Taehyung se empezó a descojonar vivo y Jiyong me echó una mirada de estas que son capaces de mandarte a cinco metros bajo tierra.
—Te he dicho que sólo me teñí de rojo por una apuesta… Además, no se me ve tan mal.
—Ahí lleva razón —corroboró mi mejor amigo antes de dar un largo trago a su zumo de naranja.
—Tú y yo tenemos que hablar, bribón —solté haciendo que mi pelinaranja amigo se sonrojase hasta niveles impensados. Sonreí triunfante, ya sabía por donde iban los tiros.
—Uy, creo que aquí sobro… Me iré a mi cuarto. Que os sea leve mañana, mocosos —se despidió Jiyong antes de irse por fin a su cuarto. Hoy no llevaba camiseta, sólo sus pantalones de pijama cuadrados. He de admitir, a pesar de que sea mi hermano y todas esas mierdas, que estaba bastante bueno.
—A ti te gusta Hoseok y no me digas que no porque se te nota en la cara —no me anduve con rodeos. Mi mejor amigo se puso aún más rojo, si eso era posible. Te he calado, cariño.
—N-no me gusta… s-sólo s-somos amigos…
—No me jodas Taehyung, quien no te conozca que te compre. ¡Se te nota a kilómetros!
—B-bueno, ¡sí que me gusta! P-pero no se lo digas por favor… Me llevo demasiado bien con él como para joderlo todo… —aceptó mi amigo entre tartamudeos. Era terriblemente mono. Sonreí y le di un par de palmadas en la espalda.
—Dalo por hecho, hermano —sonreí—. Pero yo creo que deberías lanzarte algún día.
—S-supongo… Muchas gracias, Jungkookie. Eres un gran amigo —me abrazó mientras sonreía con su característica sonrisa cuadrada—. Pero ya me tengo que ir, mañana toca madrugar y no quiero ir con cara de zombie al instituto.
—Como quieras, TaeTae —le sonreí mientras le acompañaba hacia la puerta—. ¡Nos vemos mañana, enamorado!
—Idiota —gruñó Tae mientras que yo le sacaba la lengua. Ambos reímos después—. Nos vemos mañana hermano.
Cerré la puerta en cuanto Taehyung se fue. Recogí la mesa y justo después apagué la luz y me fui a mi cuarto. Cogí mi móvil y me tiré a mi cama casi en plancha, la verdad es que estaba un poco cansado. Pero tampoco podía dejar de pensar en mañana, en la clase que me tocará. ¿Habrá alguien peligroso en clase que se meta conmigo? Eso esa algo que realmente me asustaba, ya que yo era alguien bastante sensible…
Pero había alguien que me imponía temor especialmente, y ese era Park Jimin. Él era uno de los chicos más problemáticos del centro, por no decir el que más. Ha causado varias depresiones a profesores, se ha metido en brutales peleas en las que siempre acababa alguien en coma, ha venido borracho a clase y que les toca el culo a las chicas por los pasillos descaradamente. También era alguien que solía meterse mucho con la gente, y ha recibido varias órdenes de alejamiento por ello. Es una persona que suelo evitar bastante, le veo como un auténtico diablo. No sabría como reaccionar si estuviese en su misma clase, por Dios, ojalá que eso no pase.
Sacudí mi cabeza alejando esos pensamientos, me puse mi pijama, solté mi móvil en el escritorio y me fui a la cama. Mañana me esperaba un día agitado.