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Ninphedemious - Asesino personal por JennyYiNa

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Notas del capitulo:

Ultimo cap de esta semana!

Comencemos el juego...Parte 1

 

Corrían por los callejones de la ciudad intentando escapar de quien los acechaba ya hacia un tiempo. No podían estar tranquilos sabiendo que su vida corría peligro sea donde sea.

   -Parecen ratas de alcantarilla corriendo así-. Rio Ciel mirando por el lente del arma.

Miraba burlón como sus presas corrían a un callejón donde no había salida, logro acorralarlos donde quería.

   -Maldición-. Dijo uno al verse atrapado sin salida.

Podían correr y regresar por donde habían entrado pero no hubo tiempo. Ciel jalo el gatillo del arma. Posicionado en la azotea de un edificio de atrás, apuntaba a los tres hombres.

Bala uno. –Anderson-. Susurro. Los otros dos entraron en pánico, intentaron de nuevo huir. Bala dos. –Ford-. Bala tres. –Jacob-. Levanto su rostro y con sus propios ojos admiro los cuerpos tendidos de los tres hombres sin vida. Agradecía poner silenciador a todas sus armas o hubiera sido problemático.

Tomo el arma y la guardo en el maletín de nuevo. Bajo de la azotea por las escaleras de emergencia. Acomodo su parche y cubre bocas y se quitó los guantes.

En el autobús varias personas temían  acercarse a él. Sus ojos estaban ojerosos y su cabello desordenado. ¿Quién dijo que el ser un mercenario era estar siempre presentable? Nunca, el trabajo no le daba ni tiempo de ducharse. Miraba su celular con tranquilidad, tenía varios mensajes de Sebastian. Se evitaba responderle. Miro la ventana, empezaba a llover de nuevo, era la segunda vez en esa semana.

   -No quiero que sepas las atrocidades que he cometido, Sebastian-. Suspiro quedo. –Solo un poco más y estaré cerca.

Había matado ya a cuatro, restaban dos. Le tomo dos semanas lograr que los tres anteriores se reunieran. ¿Qué estuvo haciendo durante ese tiempo? Matando y torturando para sacar información. Se había metido en cinco peleas en bares y callejones con bandas y personas dementes. Su cuerpo ya tenía muchas marcas, recibió una puñalada una noche en la pierna y un roce de arma en su brazo izquierdo. Sí que era vida, no comía bien ni dormía. El autobús hizo su parada y Ciel prefirió bajarse, odiaba que lo miraran por mucho rato.

   -Siguiente objetivo, Richard-. Mirando la lista pronuncio el nombre.

 

Una semana atrás…

 

Sebastian miraba las afueras del hospital por la ventana de la habitación en donde seguía el rubio internado. Como había prometido, cuidaba de Alois todos los días. Esta vez Elizabeth le hacía compañía, ella estaba leyendo el periódico con tranquilidad.

   -Encontraron a un hombre muerto en su departamento. La policía no ha encontrado pistas y lo más probable es que no encuentren ninguna-. Comento Elizabeth cortando la tensión en el cuarto.

Sebastian la miro de reojo sobre su hombro. -¿Ah sí? ¿Qué más?

   -Dicen que quizás fue un suicidio porque encontraron un arma a su lado con sus huellas y varios de sus conocidos dicen que sufría depresión y estrés.

   -Que lamentable persona.

   -Si.

El silencio volvió. Sebastian mantenía su celular en manos por si acaso un mensaje de Ciel le llegaba. Elizabeth no era tonta y sabía perfectamente que Ciel había ido en busca de venganza a quien sabe dónde y por eso la preocupación de Sebastian.

   -Por cierto-. Menciono el pelinegro. -¿A dónde habrá ido Claude? No lo he visto últimamente, cuando trato de contactarlo ni siquiera contesta. Es extraño.

Elizabeth miro a Alois y entrecerró su mirada. –Tienes razón, Alois siempre solía estar a su lado y ahora que le ha pasado esto tu amigo no está con él. Podría ser que…

Sebastian suponía lo peor. –Podría ser que, ¿Jonathan lo haya secuestrado?

Elizabeth miro a Sebastian algo tensa. Si lo que pensaban era cierto entonces el pelinegro corría peligro.

   -Maldito, entonces no solo quiere llegar a Ciel, también a mí haciéndole daño a nuestros amigos-. Comento Sebastian molesto por la situación en que su enemigo los había puesto. –Tengo que avisarle a Ciel de inmediato.

  -¡No!-. Lo detuvo Elizabeth. –Lo mejor será que nosotros nos encarguemos de esto. Le avisare a Undertaker para que nos de lo necesario para ir en su búsqueda. Tú te quedas a aquí con Alois mientras hago la llamada.

Sebastian la observo estupefacto. Ella sonrió.

   -¿Creíste que podrías engañarme? Sé que Ciel fue a buscar a Jonathan, lo conozco desde hace tiempo. Por favor, has lo que te pido por ahora y yo hare de cuenta que no sé dónde está Ciel para evitar problemas con el grupo.

En ese preciso momento entro el nombrado, Undertaker. Elizabeth se estremeció al ver a su maestro que solamente pudo hacer una reverencia torpe. Sebastian confundido lo miro de pies a cabeza. Vestimenta algo gótica como los demás mercenarios (Ciel y Elizabeth), saco negro y largo, pantalón negro y botas de igual color. Su cabello resaltaba pues este lo tenía platinado y recogido en una coleta.

   -Maestro Undertaker ¿Qué hace aquí?-. Preguntó la chica poniéndose firme.

Undertaker miraba algo entristecido la forma en que el chico estaba en la camilla.

   -Vine a ver si era cierto que Alois había sobrevivido a brutal ataque de parte de Jonathan. Lao y Ran Mao lo han estado vigilando últimamente junto a Claude Faustus.

Sebastian reacciono al nombre de su amigo. -¿Usted sabe dónde está Claude?

Undertaker dirigió su mirada al pelinegro. –Sí, él está internado en una clínica. Lograron rescatarlo antes de que muriera. Se encuentra delicado ahora pero mejorara. Creo que está de más decir quien lo tenía de esa forma. ¿Y Ciel?

Los otros dos se miraron y luego al mayor. Elizabeth se atrevió a responder.

   -El, fue a cobrar venganza contra Jonathan. No sabemos cuándo regresara pero tememos que no vuelva. Jonathan no es estúpido y sabe perfectamente que Ciel en cualquier momento lo ira a visitar.

   -Sí, debemos ser cuidadosos. Si fue solo debe haber una razón, pero lamentablemente nosotros no somos de aquellos que abandonan a uno de los suyos a su propia merced. Jonathan ataco a Alois con el propósito de mandarle un mensaje a todo aquel que se interponga en sus planes.

Sebastian  apretó sus puños. -¿Qué cree que debamos hacer? Si Ciel lo enfrenta solo es probable de que Jonathan aproveche para matarlo.

    -Elizabeth debió contarte que Jonathan nunca intentaría matar en serio a Ciel. Lo más probable es que si lo atrapa lo usara como señuelo para llevarnos a todos a nuestra propia tumba, en especial a ti. Por eso nosotros nos haremos cargo y tú te quedaras con Alois a cuidarlo así como Lao y Ran Mao cuidaran de Claude. Yo y Lizzy iremos por Ciel en caso de que ocurra una desgracia.

Sebastian sentía impotencia y se sentía inútil al no poder ayudar a Ciel. Aunque tenían razón, el solo sería una carga para los tres mercenarios y Jonathan aprovecharía a matarlo.

    -Investigaremos por donde ha ido Ciel y donde es el escondite de Jonathan ahora, necesitaremos reunir a los mejores mercenarios y evitar que la policía se infiltre en esto. Elizabeth, te encargaras de poner la seguridad en el hospital mientras que Lao lo hará en la clínica de Madame Red-. Planeaba Undertaker las estrategias que usarían.

Al pelinegro se le ocurrió un plan que era algo peligroso. –Qué tal si atraemos a Jonathan hasta aquí-. Elizabeth y Undertaker guardaron silencio dejando proseguir al otro. –Ya quedo claro que él me quiere exterminar a mí, puedo ser un señuelo y atraerlo al hospital o a cualquier otra parte. Además, él no se ha dado cuenta de que Alois sigue con vida.

   -Es peligroso-. Interrumpió Elizabeth. –Si lo atraemos hasta aquí es muy probable de que gente inocente salga herida y menos que el mismo venga. Necesitaríamos atraerlo a el necesariamente, sus hombres pueden infiltrarse y matar a Alois y a ti y nosotros ni en cuenta.

Lizzy estaba en lo cierto.

   -A menos que… a los dos los llevemos a lugares distintos-. Hablo Undertaker.

   -¿Qué quiere decir señor?

   -Les explicare con detalle lo que haremos. Ciel y Jonathan no se enfrentaran si nos interponemos en su plan.

Los tres conversaron por un largo rato el plan a llevar.

 

Momento actual. Una semana después de matar a los últimos tres…

 

Ciel salto del segundo piso al primero, quedo agachado con su cabello cubriendo su ojo y parche. Un grupo de hombres lo venían siguiendo. Sonrió ante eso, levanto sus dos armas y comenzó a dispararle a cada cual se le echaba encima. Se levantó y se ocultó detrás una mesa de madera. Las balas le rosaban pero no le tocaban su piel, las ametralladoras estaban en su límite, Ciel aprovechaba cada oportunidad que tenía para disparar. Cada que se acababa un cartucho lo cambiaba rápidamente.

Había durado todo el día tratando de acabar con ese gran grupo pero al final el solo lo logro. Lanzo sin cuidado a Richard en una esquina del sótano de esa enorme casa. El tipo temblaba de miedo cuando veía a Ciel acercarse con las dos pistolas. Le apunto en la cabeza.

   -Dime, ¿Dónde está Magnus? Si no me dices disparo.

Richard acepto decirle para salvar su pellejo. –Él está al norte de la ciudad, dijo que iría a visitar a su familia en las vacaciones de navidad-. Casi llorando se lo decía.

Ciel se apartó un poco. -¿Con su familia? Ya veo.

   -¿Me dejaras ir ahora que te he dicho dónde está? Vamos, mataste a todos mis hombres, mi vida vale todo eso, déjame ir por favor-. Suplicante pedía.

El peli azul levanto el arma y la volvió a apuntar a Richard. –Claro, que no-. Le disparo en la cabeza. –Jamás dejaría vivo a ninguno de ustedes alimañas.

Las sirenas de las patrullas se oían cerca. Era hora de salir corriendo de ese lugar si no quería ser atrapado. Recogió sus cosas y salió. De lejos vio como los oficiales sacaban los cuerpos de todos. Su siguiente objetivo estaba al norte de la ciudad.

 

Abría sus ojos lentamente, lo primero que distinguía era el blanco techo que sobre él estaba. Ya más despierto miro a su alrededor, la pregunta de siempre le carcomía ¿Dónde estaba? Al mirar a su lado derecho vio algo que le partió el corazón en ese instante. Estaba a lado del rubio. Contemplo el cuerpo reposando sobre la otra camilla, parecía dormir tranquilo. Segundos después sintió como un peso enorme era liberado de su corazón, todo ese tiempo pensó que el chico había muerto frente a él pero no, ahí estaba a su lado. Su estado actual le dolía pero era mejor que verlo muerto. Intento incorporarse pero un dolor en su abdomen no lo dejo. Unos pasos y voces se acercaban a la habitación. Cerró los ojos para fingir estar dormido aun.

Por la puerta entraron Sebastian, Elizabeth, Undertaker y el dúo asiático.

   -Bien, hasta que despierte le preguntaremos que sucedió en realidad-. Comento Elizabeth mientras veía a Claude en la camilla.

   -Sí, debemos saber con detalle lo sucedido. De esta forma, tenerlos a los dos en la misma habitación será más sencillo de vigilar-. Hablo Sebastian ahora.

Undertaker tomo asiento en el sillón. –Ahora Lao y Ran Mao podrán cuidar de los dos mientras no estemos. ¿Aún no encuentran el rastro de Ciel?

    -No, los chicos no han tenido éxito buscando información-. Respondió Elizabeth.

   -Esto es un problema, si no lo encontramos no sabremos si se enfrentó o no con Jonathan. Lo mejor es que nosotros demos ya el paso.

Los cuatro se quedaron en silencio. El plan no debía fallar ya que no había planes alternos que los cubrieran por si algo salía mal.

   -Contactare a Jonathan mañana mismo. Tratare de convencerlo-. Dijo Sebastian seriamente.

   -Eso sería bueno pero, esperemos un poco, dos días máximos. Claro, si Ciel no se nos adelanta primero-. Hablo Undertaker.

Claude no entendía de qué hablaban pero podía jurar que todo estaba ligado a terminar con Jonathan. Si lo lograban, sería el primero en relajarse. Como todos, también quería que la pesadilla pasara.

 

El peli azul miraba con dolor la escena que pasaba frente a él. Oculto detrás de un árbol, miraba como un hombre cargaba a unos pequeños de entre cuatro y seis años. ¿Ese era su siguiente objetivo? ¿Un padre amoroso que cuida de su familia? No podía creerlo. No podía creer que esa persona hubiera hecho tal atrocidad bajo el mando de alguien tan despiadado. Apretó el mango de su arma con fuerza, no podía, no podía dispararle al hombre frente a su familia. Se sentía mal, pensaba que si lo mataba se convertiría en el asesino que mato a sus padres. Alzó la mirada, triste, enojado, sentía asco de él y de esa persona.

Salió de su escondite y se acercó a esa familia. Los niños dejaron de jugar con su padre cuando vieron al peli azul. El padre miro en dirección a donde miraban los niños, su semblante cambio cuando vio al chico.

   -¿Se te ofrece algo?-. Pregunto el hombre de manera amable.

Ciel dejo entre ver su arma, el hombre comprendió que se trataba de un asunto en el que los niños no debían estar presentes. Mando a los pequeños adentro con su madre quedándose el solo con Ciel.

   -¿Qué es lo que quieres?-. Pregunto el hombre ya más serio.

   -Tú ¿trabajaste para Jonathan en algún momento?

El hombre entrecerró sus ojos. -¿Quién eres?

   -Soy una persona a la que le quitaron un ser querido, supongo que tú sabes quién es Alois.

   -¿Alois? No.

   -No te hagas, Jonathan hace unas semanas les ordeno a ti y a otros cinco matar a Alois.

El tipo se cruzó de brazos. –No tengo idea de que hablas muchacho, no conozco a ese tal Jonathan.

Saco el arma y la coloco en el pecho del hombre. –Dime o juro que a tu familia no la vuelves a ver.

El mayor miro el arma y sintió algo de intimidación. Pensó en que era lo mejor. –Sí, el me contrato, yo estuve ahí. Me amenazaron con que si no trabajaba para el me matarían a mí y a mi familia la dejarían en la calle. No tuve más opción, me ordenaron matar a Alois y a un tal Claude Faustus debía mandarlo a un lugar alejado del chico. Yo no quería hacerlo porque ya tenía muchos problemas con la ley como para tener más.

Ciel intento creerle. No tenía aun toda la confianza de que ese hombre le dijera la verdad.

   -¿Dónde puedo encontrar a Jonathan?

   -Él debe estar, no lo sé. Siempre está en movimiento. No sabría decirte.

Esa charla no le llevaba a ningún lado. Su celular comenzó a sonar, con hastío lo contesto desconociendo el número que lo llamaba.

   -Hola querido Ciel, ¿o debería decir Ninphedemious?-. Dijo Jonathan sonriente.

Ciel se congelo al oír la voz de su enemigo.

   -He oído que has andado matando a varios de mis trabajadores ¿Por qué? ¿Venganza tal vez? ¿Recuerdas que te dije que yo te observo a cada instante verdad? ¿Cómo están Alois y Claude?

El chico se inquietó. ¿Cómo lo sabía? –Déjame en paz y dime donde estas, dijiste que si yo iba hacia ti no harías daño.

   -Cariño, estoy cumpliendo mi promesa pero tal parece que tu no, eso también iba para ti. Como la has roto creo que yo también lo hare en este instante. ¿Crees que no se en donde están esos dos? ¿Crees que no sé qué varios de tu grupo están metiendo las narices donde no les corresponde? Te advierto, en estos momentos puede que varios de mis hombres estén yendo hacia donde están tus seres queridos. Te dije Ciel, a mí no me puedes engañar y que te atormentaría a ti hasta el final.

   -¡No te atrevas a tocar a Sebastian ni a Alois ni a nadie! ¡¿Me escuchaste?! ¡En estos momentos iré por ti a matarte!-. Lleno de cólera gritaba ignorando a su alrededor.

   -Yo creo que te traeré a ti hasta mi en estos momentos, dulces sueños Ciel-. Colgó Jonathan.

Ciel se enfadó por el corte de llamada. No entendió a que se refería. De pronto volteo hacia atrás. Recibió un fuerte golpe en la cabeza con una pala de metal en el instante de voltearse. Cayo al suelo sangrando de una herida que la pala había dejado. Magnus bajo el objeto, miro el cuerpo del chico tendido en el suelo.

   -Lo siento muchacho, ordenes son órdenes.

Una camioneta negra se detuvo frente a la casa de Magnus. De ella bajaron tres hombres vestidos de negro, tomaron a Ciel del suelo sacándole todas las armas, lo cargaron y lo subieron a la camioneta. Esta partió arrancando en seguida.

 

 

Jonathan estaba sentado en un sillón individual de cuero sonriendo malicioso. –Estúpidos si creen que voy a dejarme vencer. Siempre voy a un paso delante de ustedes. Pronto Sebastian estará tendido frente a mí derramando sangre y el conejo al fin será solo para mí. 

Notas finales:

Es todo por este fin de semana!! Nos vemos pronto!!


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