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Ninphedemious - Asesino personal por JennyYiNa

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Notas del capitulo:

Ya volviii!!Aqui les traigo el final de esta historia. Se siente la tristeza en el aire. A pesar de que dio unas desveladas, me diverti haciendola. Es la primera que termino de todas las que tengo :v

Sin mas los dejo leer en paz este capitulo final.

ADVERTENCIA: Este capitulo contiene lemmon.

El final del principio...


 En los cuentos y novelas, siempre la mayor parte de las veces hay un final feliz. Son cosas que mueven a las personas a creer que siempre habrá un momento de calma después de la tormenta.

 

 

1 año después…

 

Sebastian dejaba sobre la tumba un ramo de flores para decorar el lugar donde yacía esa persona que recordaba vagas veces con tristeza. Suspiro al levantarse y ver la lápida.

   -Hoy es tu aniversario. El tiempo vuela desde la última vez que vine a verte, Emily-. Guardo silencio por un momento. -¿Sabes? Ciel ya será dado de alta de su tratamiento. Hoy podre verlo. También te conté que, acabamos con la pesadilla ¿verdad? Espero y esta paz dure para siempre y tú al fin puedas descansar.

   -Lo hará, vivirá en paz eternamente ahora-. Se escuchó una voz detrás de él.

Sebastian volteo a ver sonriente al dueño de esa voz. Ciel estaba a unos metros lejos de él, su pequeña sonrisa se lograba apreciar desde esa lejana distancia. Vestido con su traje negro de guardaespaldas y su inconfundible parche. El menor se veía un poco más alto que antes pero aun no llegaba a su altura. Camino hacia Sebastian quedando los dos de frente.

   -Pensé que saldrías en la noche.

   -El doctor dijo que ya para que me tenían ahí. ¿Fue un año muy largo verdad?

  -Demasiado largo-. Dijo para luego abrazarlo. –Te extrañe.

   -Empalagoso-. Se burló Ciel correspondiendo el abrazo.

Ciel estuvo durante un año y medio internado en Alemania recibiendo tratamientos contra el veneno toxico que Jonathan le había inyectado. Madame Red se encargó de darle un antibiótico la primera vez para evitar que el efecto avanzara pero, para liberarlo completamente tuvieron que enviarlo al otro país. Regreso pero aun así se mantenía en tratamiento y revisión. Durante ese largo año no habían podido verse tranquilamente, siempre estaba de por medio la visitas y viajes a una revisión médica. Por fin, ahora el chico estaba libre de ese veneno que lo mataba por dentro.

Ciel se separó de Sebastian y observo la tumba. Se sintió triste por alguna razón. En su mente tenía el vago recuerdo de una chica salvándolo de ser atropellado antes de que Jonathan lo salvara también.

   -Debemos irnos, estoy seguro de que todos estarán felices por verte recuperado-. Hablo Sebastian tomando la mano del otro.

   -Sí.

Los dos se fueron dejando ese lugar que solo traía penas.

   -¿Sabes? Siempre fuimos piezas en un tablero de ajedrez-. Comento tranquilo Ciel.

   -¿Por qué lo dices?

   -Porque Jonathan siempre trataba de tirar a los peones para llegar al rey, mala suerte que la reina esta vez sí pudo defender al rey.

Sebastian lo miro y le dedico una leve sonrisa. –Tienes razón, mi reina-. Se burló.

Ciel se avergonzó por el comentario. -¡Ca-cállate! Mejor la reina nunca existió y lo vemos como un caballero.

   -Como quieras, pero yo te veré como la reina con sus fieles caballeros.

Ciel se avergonzó más que de vez en cuando le daba pequeños golpes.

Llegaron a la mansión de Sebastian. Frente a la puerta estaban los cuatro sirvientes esperándolos con una enorme sonrisa de alegría. En cuanto Ciel bajo los tres sirvientes se le abalanzaron y lo abrazaron.

    -¡Qué bueno que ya volviste Ciel!-. Dijo Finnian feliz.

   -Nos alegra que estés bien-. Comento ahora Meyrin.

Barld le removió el cabello. –Pequeño mocoso, no vuelvas a darnos sustos así. Nos preocupamos demasiado cuando el señor Sebastian nos dijo lo que te había pasado.

   -L-lo siento-. Dijo casi al borde de la asfixia por el fuerte abrazo.

Tanaka se acercó y solo pudo hablar con un “bienvenido de vuelta joven”. Sebastian miraba la escena enternecido. A todos los consideraba su familia aunque a veces fueran poco idiotas.

Todos entraron a la enorme casa hablando de todo lo que había sucedido mientras no había estado presente el chico, así como la idea de Sebastian de remodelar su habitación para hacerla más grande (de lo que ya era) para que el chico pudiera dormir con el cuándo volviera. Por ese comentario, el chico se sonrojo, la idea le avergonzaba, de nuevo. Ese día seria lleno de vergüenzas.

Caída la noche, Undertaker, Elizabeth, lao y Ran Mao, Alois y Claude fueron a ver a Ciel y a felicitarlo por su recuperación. Alois se veía más repuesto de su pierna gracias a las terapias que realizaba desde hace un año. Aún no había recordado del todo a Claude y aunque los doctores buscaban el porqué de la amnesia del chico siempre salían con la misma respuesta, el mayor había dejado una conmoción en la mente del chico por lo que su memoria olvido los recuerdos en el que este aparecía para evitar emociones fuertes. Aunque, poco a poco Alois comenzaba a recordarlo y a estar más atento hacia a él. Era buena señal de que se estaba recuperando.

Esa noche cenaron y hablaron poniendo al tanto al menor. Los mercenarios hacían su trabajo de antes como siempre, Undertaker hablaba más con Madame Red, Elizabeth ponía en práctica sus conocimientos culinarios, los dos asiáticos ahora eran espías profesionales que ayudaban en varios casos al gobierno y a sus compañeros mercenarios. Todos habían estado bien.

   -Bien, nosotros nos retiraremos. Ciel necesita descansar después de un año completo de puro tratamiento-. Dijo Undertaker despidiéndose de Sebastian y el chico saliendo de la mansión junto a Lao y Ran Mao.

   -Nosotros también nos vamos, Alois también se ha esforzado hoy-. Hablo Claude ayudando al rubio a apoyarse en él.

   -Me alegro mucho verte Ciel, espero que pronto los dos podamos reunirnos e ir a tomar a algún bar-. Dijo Alois con esa burlona sonrisa.

Claude le dio un zape en la cabeza. –Tienes prohibido beber alcohol.

Alois se sobo la zona golpeada haciéndole un puchero al mayor. –Bueno, iremos a beber a un café para hablar más tranquilamente.

   Ciel sonrió por los gestos de su amigo.-Yo también me alegro de haberte visto más recuperado. Claro que iremos a beber un café y hablar.

El rubio abrazo a su amigo por última vez y se fue. Sebastian miraba junto a Ciel como todos se retiraban.

   -Fue divertido haberlos reunido después de mucho. Comento Sebastian.

   -Sí, es increíble como todos cambiaron en un año mientras yo estaba encerrado en un hospital tras otro-. Se notó un poco de tristeza en la voz del chico.

   -Lo importante es que ya estas recuperado y a salvo. Te esforzaste mucho durante ese año para  salir adelante. También mereces mérito por eso.

   -Mejor me iré a dormir, estoy algo cansado por el viaje-. Dijo Ciel subiendo las escaleras.

Sebastian tomo a Ciel por sorpresa mientras lo cargaba en sus brazos. Ciel miro sorprendido a Sebastian.

   -¿Pe-pero que haces idiota?-. Tartamudeo mientras quería que el mayor lo bajara.

El pelinegro lo miro con una sonrisa traviesa, cosa que a Ciel no le dio buena espina.

   -Hoy la casa está completamente sola, solo para nosotros dos.

   -¡¿Qué?! ¡Tanaka! ¡Meyrin!-. Llamo un poco asustado pero nadie respondía.

El pelinegro se rio por la expresión de susto que traía el otro. –Descuida, como te dije, nadie está aquí. Los sirvientes salieron a festejar hasta mañana. Pero, tampoco soy tan malo para obligarte a algo. Si quieres dormir lo haremos.

De alguna forma se sintió tranquilo pero, por otro lado…

Llegaron a la habitación de Sebastian, y tal como los sirvientes habían dicho, la habitación era más grande para que los dos la compartieran. Ciel no se sentía a gusto con eso de compartir la cama con el pelinegro. Nunca lo había hecho así, ni siquiera cuando Jonathan lo secuestro. Sebastian recostó al menor con cuidado en la cama.

   -Si quieres bañarte o cambiarte el baño está ahí-. Señalo una puerta dentro del cuarto. –No te preocupes, toda tu ropa nueva está en el segundo armario.

Ciel asintió sintiéndose un poco ajeno a esa habitación. Miro la enorme cama sobre la que estaba. Le daba cólera el solo pensar que esa cama había sido testigo de varias aventuras del mayor. Se levantó y camino al armario que le correspondía para buscar su ropa y darse una ducha.

Después de casi media hora, los dos ya estaban listos para dormir. Sebastian cobijo a Ciel y lo apego hacia el abrazándolo. Ciel se sentía aun raro con esa nueva situación.

   -Buenas noches conejo-. Le dijo Sebastian dándole un beso en la frente y otro pequeño en la boca.

   -Buenas noches, Sebastian-. Dijo Ciel acurrucándose en el abrazo.

Media noche…

Ciel no podía dormir, al parecer su cuerpo había mentido al sentirse cansado. Miraba como el pelinegro dormía, se había reído unas cuantas veces porque murmuraba en sueños. Acaricio los cabellos negros que resplandecían por la luz de la luna.

   -¿Qué hubiera pasado si yo no hubiera vivido? ¿Qué hubiera pasado si los dos no nos hubiéramos conocido?-. Se preguntaba así mismo en voz baja. A veces ni el comprendía porque hacia las cosas pero se abrazó al pelinegro y lo beso. Extraño en él.

   -Tal vez no estaríamos así en este momento-. Eso sorprendió a Ciel. Levanto la mirada y ahí estaba, la suya contra la de Sebastian.

   -¿Te desperté?

   -No, soy de sueño liviano y como tú tampoco puedo dormir-. Dijo Sebastian pasando su mano por la mejilla del chico.

Ciel suspiro. –Lo siento.

   -¿Por qué te disculpas?

   -Por no querer hacerlo.

Sebastian se sorprendió a la respuesta. Le dirigió una mirada y sonrisa comprensiva. –No tienes por qué disculparte por algo tan trivial como eso. Te esperare hasta que te sientas listo pero, eso también me sorprendió viniendo del gran Ciel, Ninphedemious.

   -Lo estoy-. Dijo sonrojándose.  Las sorpresas con ese mercenario nunca terminaban. –Es solo que tenía nervios y no sé cómo reaccionar a veces, creo que mi reputación de asesino duro se está yendo por un tubo.

Sebastian lo beso repentinamente, era tierno y cargado de sentimientos. Cuando termino lo miro a los ojos. –No necesitas reaccionar de una manera en especial. Solo debes ser tú.

Antes de que contestara algo lo volvió a besar. Poco a poco se volvía más intenso que Sebastian tuvo que ponerse sobre él. El beso duro un largo rato pero la falta de aire los tuvo que separar un poco. Respiraban entrecortadamente tratando de respirar normalmente. Ciel solo lo veía decidido a avanzar. Quería ser solo para Sebastian. El mayor entendió y de nuevo volvió a besar al chico, Ciel lo abrazo por el cuello y lo atrajo hacia si para tener más contacto. Sebastian lamio sus labios para pedir permiso de profundizar en esa boca de la que ya estaba deseoso de probar desde hace mucho. Ciel le dio el permiso y así torpemente trato de seguirle el paso a la experta boca del mayor. Pero el maldito aire hizo de las suyas de nuevo. Sebastian se separó pero siguió repartiendo besos en el blanco cuello de Ciel. Comenzaba a sentir emociones que nunca antes había experimentado, los labios del mayor recorriéndole su piel lo hacían sentir bien.

Llego a donde comenzaba la camisa de dormir del peli azul, con lentitud desabrocho la prenda para luego encontrarse con el blanco torso de su amante. Volvió a su rutina de besos, cubrió de besos toda el área, de vez en cuando pasaba su lengua, cosa que erizaba la piel del menor. Al llegar a los botones rosas del chico, no dudo en darles atención también.

Ciel se sobresaltó un poco al sentir el tacto. Soltó un pequeño gemido, cosa que a Sebastian le pareció tierno. Con solo unos cuantos besos ya se sentía así. Después de terminar con esa parte volvió a besar la boca de Ciel mientras sus manos acariciaban cada parte de la piel recién expuesta, pellizcaba los botones con calma, quería que Ciel se sintiera especial, y lo estaba logrando. Bajo más allá de su vientre y toco esa parte en la que Ciel no evito soltar otro pequeño gemido de tantos. Siguió masajeando esa parte hasta lograr que se pusiera duro.

   -Se-Sebastian…-. Jadeante hablaba Ciel.

   -Shh, déjamelo todo a mí.

Bajo los pantalones y bóxer exponiendo esa parte del chico. Se paró un poco para apreciar el cuerpo del chico. Le dio una sonrisa mientras que Ciel se sonrojaba y miraba a otro lado para evitar contacto  con esa mirada llena de lujuria que le daba el mayor.

   -No me mires así, es incómodo-.Dijo cerrando los ojos.

   -Es solo que eres muy hermoso, quiero hacerte mío hoy-. Dijo para después quitarse su pijama también.

Ciel miraba como Sebastian se despojaba de sus prendas. Quedo sorprendido al ver el cuerpo perfecto de Sebastian.

   -Continuemos-. Dijo posicionándose sobre el chico de nuevo.

Beso, acaricio y disfruto de cada centímetro del peli azul. Ciel gemía liberando todo lo que le provocaba Sebastian. Estaba demasiado excitado, al punto de que se sentía en el cielo. Otra vez lo sorprendieron, Sebastian besaba y daba tratos a su intimidad. Ahora si era inevitable no gemir fuerte. 

   -¡Ahh! Se-Sebastian, me vengo-. Trato de calmar sus gritos pero el mayor quito su mano.

   -De-déjame  escucharte Ciel-. Dijo seductoramente en el oído del menor.

Al fin, Ciel se dejó venir llenando la mano Sebastian con su esencia. Con esa mano acarició el torso de Ciel, lo poco que quedaba lo esparció en los labios. Con eso volvió a besar al chico impacientemente, lo que había dejado en el torso lo lamio una y otra vez. Lo abrazaba posesivamente y en pequeños movimientos hacia rozar sus miembros logrando que Ciel se pusiera completamente rojo y excitado de nuevo.

   -Lame estos dos por favor-. Le pidió al chico mostrándole dos de sus dedos.

Ciel lo miro confundido pero aun así lo hizo. Ya con los dedos húmedos, bajo a la parte baja, con ayuda de su otra mano separo un poco las nalgas de Ciel dejando entre ver el anillo rosado. Con cuidado los introdujo uno por uno. Ciel al principio sintió dolor pero después eso fue cambiando por placer. Ya al ver que se había acostumbrado a los dos dedos, metió un tercero arrancando gemidos fuertes de placer. Fingió pequeñas envestidas para acostumbrarlo. Movía sus dedos buscando aquel punto que enloqueciera al chico.

   -¡Ahh! ¡Ahí, se siente bien!-. Grito Ciel al borde del placer. Ahí estaba, siguió dando atención en ese lugar hasta que el chico se vino de nuevo.

   -Creo que ya estás listo-. Dijo jadeante también. Saco los dedos y ahora rozo su miembro con la entrada ya dilatada de Ciel.

Antes de introducirlo le dio un beso lleno de amor a su conejo para calmarlo y darle confianza.

Poco a poco fue entrando, mientras lo hacía miraba el rostro perlado y lleno de sudor de Ciel, sus cabellos adheridos a su frente lo hacían ver más deseable, más tierno y vulnerable. Cuando ya había entrado por completo espero a que el chico se acostumbrara a tenerlo dentro. Ciel movió sus caderas en señal de que ya podía comenzar. Así, comenzó con un vaivén lento donde tocaba ese punto exacto que llevaba al menor al cielo, después poco a poco fue incrementando la velocidad hasta llegar a donde sus pieles chocaban haciendo eco en la enorme habitación. Mientras lo hacían Sebastian aprovechaba para besarlo y masajear su miembro.

Entre los apasionados besos los dos se dedicaban un “Te amo”.

   -Ahh, ahh-. Gemía Ciel cuando sentía que se vendría de nuevo. Se-Sebastian…-. Pronunciaba mientras sus labios eran aprisionados por el otro.

   -Ahh, te amo…Ciel…-. Jadeaba también Sebastian sintiendo que caería en cualquier momento por el placer.

Ambos llegaron al clímax, Sebastian dentro de Ciel y Ciel sobre sus abdómenes…

Cayeron rendidos en la cama, Ciel miraba a los ojos a Sebastian. Las mejillas de Ciel estaban completamente enrojecidas y su cuerpo completo bañado en sudor. Trataban de regular su respiración y controlarse. Sebastian paso una de sus manos retirando los mechones de la cara de Ciel, le dio una tierna sonrisa. Lo atrajo hacia el en un abrazo cálido.

   -¿Cómo te sientes?-. Le pregunto acariciando su mejilla.

   -¿Qué tipo de pregunta estúpida es esa?-. Le dijo Ciel algo cansado.

   -Solo quería saber si lo había hecho bien para tu primera vez.

Ciel abrió los ojos en sorpresa. -¿Cómo es que…?-. Fue interrumpido.

   -¿Cómo es que lo supe? No hay que ser un despistado como para no darme cuenta de que no sabías besar y por lo rápido que te sobresaltabas.

Ciel frunció el cejo un poco molesto. –Vete al infierno-. Le dijo tratando de separarse de él.

Sebastian se posó de nuevo sobre él. -¿Por qué mejor no te llevo al cielo de nuevo? Supongo que eso es lo que pensabas cuando te lo hacía.

El peli azul de puso de todas las tonalidades en rojo que habían. Ese tipo le encantaba molestar. Sebastian no espero respuesta y volvió a retomar la iniciativa. Ciel no protesto ni nada, solo se dejó llevar de nuevo por el pelinegro. Esa noche sería muy larga para los dos.

 

A la mañana siguiente, los sirvientes volvieron después de pasar una noche libre en un hotel de lujo. La casa estaba algo tranquila, raro para ellos ya que Sebastian acostumbraba a levantarse temprano.

   -¿Dónde estarán el señor Sebastian y el joven Ciel?-. Pregunto Finnian al no hallar signo de los dos.

   -Supongo que deben estar cansados por lo de anoche-. Dijo Meyrin sonrojándose un poco y riendo como tonta.

Barld y Tanaka pudieron saber a qué se refería la chica y comenzaron a burlarse, mientras, Finnian no lograba captar de qué hablaban los mayores.

   -Querido amiguito, es un tema algo mayor para ti-. Dijo Tanaka retirándose a la cocina.

   -Bien, yo iré a preparar la casa para cuando despierten-. Dijo ahora la pelirroja retirándose con una sonrisa.

   -Yo iré a preparar la comida-. Ahora Barld dejando al menor con curiosidad.

Le dio igual por lo que no se mortifico y fue a regar el jardín. Algún día los entendería sin hacer tantas preguntas.

Sintió la luz del sol calándole en la cara, no tuvo más opción que girar hacia el otro lado dándole la espalda a la ventana. Al girarse se dio cuenta de que alguien más lo acompañaba, no era una almohada como solía ponerlas antes para abarcar el solitario lugar, ni tampoco una mujer a la que no conocía, estaba Ciel ocupando ese espacio que por años había estado solitario. Sonrió y no pudo evitar mirarlo dormir, no era un sueño, lo sabía perfectamente. El chico estaba tapado hasta el cuello acurrucado en la almohada de plumas como un niño. Paso sus dedos por todo el contorno del rostro y labios, admirándolo como si de una obra de arte se tratara. Ciel despertó poco a poco sintiendo los roces. Percibió a Sebastian, después de un rato de mirarse le hablo.

   -Buenos días.

   -Buenos-. Dijo Sebastian sin apartar su mirada.

Ciel, sin querer recordó lo que había sucedido en la noche, desvió la mirada sonrojado.

   -Espero que hayas dormido bien porque te llevare a un lugar en un rato. Me iré a bañar, tú espérame-. Dijo el mayor dándole un beso en los labios y parándose apurado.

Ciel se extrañó por la actitud repentina. Los toques a la puerta lo sacaron de sus pensamientos. Dio el permiso a sea quien sea mientras se sentaba en la cama. Meyrin entro con un carrito en el cual llevaba el desayuno, al ver al chico descubierto del torso no pudo evitar sonrojarse y darse vuelta para darle la espalda. Se tranquilizó y volvió a girar, el peli azul al parecer no había notado como estaba por su rostro lleno de tranquilidad mientras observaba su celular. La pelirroja mejor se concentró en servirle el desayuno lo más rápido que pudiera para salir de ahí. En ese instante salió Sebastian ya vistiendo su ropa pero al ver que la chica estaba en un apuro y su amante no se había dado cuenta del porque prefirió intervenir. Tomo una de las toallas y cubrió a Ciel de inmediato, el chico se sorprendió por esa acción.

   -¡En serio! ¡Cúbrete ante una dama!-. Le replico a Ciel.

Cuando Ciel miro a la chica casi al borde de la vergüenza descubrió porque todo el alboroto. Tomo la sabana y se hundió en ella. -¡Lo siento MEYRIN! ¡No me había dado cuenta!-. Ahora él se sentía apenado en exceso.

    -N-No se preocupe joven Ciel, al estar rodeada de hombres ya me acostumbre-. Dijo tartamudeando.

Sebastian  se disculpó también y le ordeno que ahí dejara todo y se retirara.

    -¿Ya se fue?-. Pregunto Ciel debajo de la sabana.

   -Sí, ya puedes salir.

   -Rayos, a pesar de que es normal ver a un hombre con el torso desnudo, realmente me sentí apenado-. Dijo revolviéndose el cabello.

   -Si pero, hay gente sensible a eso y una de ellas es Meyrin-. Dijo Sebastian algo apenado también.

El desayuno después de eso transcurrió normal. Sebastian llevo a Ciel al lugar que quería mostrarle. Estaba un poco más lejos de la ciudad pero valía la pena ir. Dejaron el auto detrás y caminaron hacia la cima de un risco. Al llegar Ciel no pudo evitar quedar asombrado con la vista. El risco daba vista al extenso mar azul y ahí se podía preciar un poco más el sol que en Londres. A pesar de la fría brisa de invierno, eso no impedía que apreciaran la hermosa vista.

   -¿Te gusta?-. Pregunto Sebastian acercándose por detrás y abrazándolo por la cintura.

   -Es hermoso-. Susurro. –Parece como si fuera sacado de una película.

Sebastian se sentía feliz de apreciar esa vista con Ciel.

    -Aquí, yo vine a llorar cuando Emily falleció. He venido varias veces para desahogarme, también para hablar de mis secretos más profundos y mis deseos.

   -¿Yo era parte de tus deseos?-. Esa pregunta se le salió sin pensar, cuando se dio cuenta ya no podía retractarse.

    -Sí. Tú eras uno de mis deseos más anhelados-. Lo giro para verlo de frente. –Yo jure protegerte, yo jure amarte para toda la vida, yo jure estar a tu lado pase lo que pase.

   -¿Sacaste eso de un poema?

   -No, lo vi en una novela extranjera ¿interesante no?

Ciel asintió sonriendo levemente. Al parecer no era el único que conocía esa frase. –Yo jure y prometí cuidarte, porque te di mi alma sin condición ni prejuicios. Esa esta mejor.

Los dos sonrieron y luego se besaron transmitiendo sus más sinceros sentimientos.

El destino a veces es cruel con algunos, pero después llega a ser comprensivo.

“Yo jure, yo prometí que te cuidaría fueras quien fueras, sin condiciones mi alma te di. Pueden lastimarme, herirme y dañarme lo que quieran, pero, jamás dejare que te toquen. Para eso estoy aquí, para protegerte de quien te quiera hacer daño. Si es necesario, seré tu asesino personal.”

 

Ese día, Ciel juro que nunca dejaría de proteger lo que más amaba… nunca.

 

 

Continuara…

Hasta luego…

Notas finales:

Oh my god!! Espero y les haya gustado este hermoso final, espero y esta historia les haya gustado. Gracias por sus comentarios, apoyos, gracias por tomarse la molestia de leerla. Lo siento si el lemmon fue algo simple, me esforce un poco por que no estoy tan familiarizada con el, pero saque los pocos conocimientos y esto fue lo que quedo xD. 

El epilogo lo tratare de subir esta semana.

Con esto me despido, nos vemos en el epilogo!!

 


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