Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ninphedemious - Asesino personal por JennyYiNa

[Reviews - 72]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Me senti inspirada y escribi el capitulo 3. Tratare de actualizar pronto. Gracias por leer!!

Los personajes son de Yana Toboso

 

Tanaka recogía las ropas empapadas de Sebastian. Aun se preguntaba como su amo había quedado de esa manera, y no solo el, también Ciel.

   -Señor, me retiro. En unos momentos la cena será servida. ¿Quiere que se la traiga o bajara?

   -No, bajare. Gracias Tanaka, puedes retirarte.

El mayordomo asintió y se retiró de la habitación para seguir con su trabajo. Sebastian se quedó viendo por un momento hacia su ventana. Solo el sabría qué cosas pensaba.

Ciel por su parte estaba en su habitación secando su pistola. Su ropa húmeda se secaba sobre una silla que se encontraba en la habitación. Su teléfono empezó a sonar.

   -¿Qué quieres Alois?-. Pregunto.

   -¡Ah! ¿Ahora ya no te puedo hablar para saber cómo estás? Eres malo ¿lo sabes?-. Respondía Alois fingiendo tristeza del otro lado.

   -Si lo sé. Estoy bien, no te preocupes, llevo un día afuera y ya me extrañas-. Dijo con tono burlón.

   -Hahaha, ya quisieras. ¿Y cómo te fue en tu primer día?

   -Terrible, aun ni inicie y ya tuve que combatir con los enemigos. Me encontré con Jonathan. Ese tipo intento matarnos.

Alois se acomodó mejor para estar más atento. -¿Jonathan? ¿No ese tipo había muerto en manos de Undertaker y Lizy la vez que te salvamos?

   -Parece que se salvó. Ahora que lo eh visto tengo que  buscar una forma de acabarlo, me será más fácil estar atento ya que está conectado con Sebastian.

   -Ten cuidado, ese tipo, sabes que tiene problemas contra ti.

   -Lo tendré, si me pude salvar hoy podre hacerlo en el futuro.

   -Bueno me voy, tengo trabajo que hacer-. Dijo Alois antes de cortar.

   -Nos vemos luego-. Dijo Ciel y los dos cortaron al mismo tiempo.

Ciel se quedó pensativo por unos momentos. De ahora en adelante tendría que tener cuidado con quien le pasara por enfrente. Primero que nada tendría que descubrir qué tipo de conexión tenia Jonathan con Sebastian, después, ya vería como acabarlo.

Alois caminaba por las calles con un estuche que parecía de un teclado, pero realmente llevaba un rifle de francotirador, al lado un maletín negro con todos los utensilios necesarios. Vestía esa noche una chaqueta negra de cuero al igual que sus pantalones. Una gorra negra cubría su cabeza al igual que su famoso cubre bocas negro. No por nada le llamaban el enmascarado.

Subió al último piso de un edificio que se encontraba al lado de un hotel lujoso. Acomodo el arma en donde tuviera una mejor vista de su objetivo. Activo su radio.

   -Ya estoy en posición. Solo deme la señal y yo hare el resto.

   -Claro, estaremos en el piso 16 conversando. Estate atento.

La comunicación termino y Alois se dispuso a tomar su posición. No era que le gustara matar gente pero, era su trabajo, le pagaban bien. Ganaba en una hora lo que se ganaría en meses en un trabajo normal.

Espero veinte minutos arriba. Al fin pudo visualizar como personas entraban a la habitación que le habían indicado. Tres personas entraron, uno era de unos 50 años de edad, el cual le había pagado. Los otros dos eran uno de pelo azabache con anteojos y el tercero, el tercero era una mujer de cabello lavanda. Duraron conversando casi media hora. Alois se estaba impacientando pues arriba corría el aire más frio.

Miro más a fondo, el hombre mayor tomo una copa de vino, la agito y después le dio un sorbo. Luego de eso tiro la copa al suelo provocando que esta se rompiera en mil pedazos. Era la señal. Acomodo el arma y visualizó el objetivo, el tipo pelinegro. Cuando iba a disparar el arma, el de lentes volteo a ver por la ventana poniendo sus ojos dorados en dirección donde estaba Alois.

Por alguna razón el joven sintió preocupación, dolor, miedo. Otra copa volvió a romperse en señal de que empezara pero simplemente no disparaba. Meneo su cabeza para despertar y jalo el gatillo. La bala traspaso el vidrio y le dio en el pecho al ojidorado. Con eso Alois se levantó rápidamente del lugar, su trabajo había terminado, era hora de irse. Guardo el arma y salió de ahí.

En el hotel, el pelinegro yacía en el suelo pero no derramaba sangre. La de cabello lavanda se acercó a él.

   -Levántese, sé que no está herido.

   -Tienes razón, tenemos cosas que hacer-. Se levantó del suelo y miro al hombre.

Este último tenia cara de asombrado. No sabía cómo reaccionar. -¿Co…como supo de esto?-. Pregunto tartamudeando.

   -No lo sabía, solamente es que estoy preparado por si cosas así me suceden-. Dijo el pelinegro sacudiéndose su traje. –Hannah, ve a buscar al francotirador por favor, y acabalo.

   -En seguida señor, pero, ¿Qué hará usted?

   -Yo acabare con este hombre con mis propias manos, en seguida te alcanzo.

Hannah obedeció y salió corriendo lo más rápido posible dejando a los hombres a solas.

   -¿Sabe que les pasa a aquellos que me traicionan?-. Pregunto caminando hacia el mayor.

   -No, no lo sé-. Temeroso respondió. -¡Por favor tenga compasión de mí, yo no sé que hacia! ¡Le prometo pagarle más de lo acordado! ¡Por favor no me mate! ¡Señor Claude!

   -La compasión es el sentimiento más asqueroso y débil que una persona puede tener, más hacia personas traicioneras como usted-. Trono sus dedos y convirtió sus manos en puños. Su mirada daba miedo y mostraba furia silenciosa.

Hannah corría en busca por las calles al francotirador pero parecía haberlo perdido de vista. Giro su vista al edificio del que había venido la bala. Vislumbro a una persona salir del edificio con un enorme maletín cargado en su espalda. Pronto supo que esa era la persona.

Alois por su parte no se sentía tranquilo. Algo le decía y alertaba que su suerte acabaría. Antes de cruzar la calle sintió un tirón en el cuello de su chaqueta y después una patada en un costado de sus costillas. Se tambaleo pero no cayó al suelo, levanto su vista y se encontró con la mirada de una chica morena.

   -¿Quién eres?-. Pregunto Alois con dificultad.

   -Solo alguien que debe terminar contigo-. Dijo fríamente.

Lo volvió a jalar y le dio un puñetazo en el rostro. Alois tuvo que soltar su arma y dejarla en el suelo.

   -¿Sabes? Siempre me enseñaron que cuando una mujer me golpee no debo pegarle pero por ahora lo olvidare. Supongo que buscas pelea, pero no te daré el gusto de ganar-. Dijo sonriendo.

Hannah se puso en posición de pelea, Alois se acomodó y luego lanzo una patada la cual ella esquivo. La morena intento darle una patada baja para tumbarlo pero el salto. Ahora con los puños comenzaban a pelear. Claro, Alois no la golpearía. Saco un látigo que traía siempre oculto en un bolsillo de su cinturón. Con el intento sujetar a la chica pero no se dejaba.

   -¡Ah! Creo que tendré que hacerlo mejor-. Dijo suspirando el rubio.

Hannah salto para darle una patada voladora, Alois lo aprovecho para sujetarle la pierna con el látigo y hacerla caer al suelo. Ella lo tomo de la cintura con sus piernas y lo tumbo también. Pronto combatieron en el suelo, uno por liberarse del látigo y otro por levantarse cuanto antes.

 

La sirvienta de la casa toco la puerta tres veces y luego la abrió.

   -Joven Ciel, la cena esta lista. ¿Bajara a cenar?-. Pregunto ella desde el marco de la puerta.

El peli azul estaba tratando de contactar a Alois pero no le respondía. Algo en su interior le decía que el chico estaba haciendo mal. Meyrin volvió a hablar pero ahora un poco más fuerte para atraer la atención del chico.

Ciel noto su presencia al fin. – Ah, lo siento. No tengo hambre. Por ahora me iré a dormir.

La chica asintió a la petición y luego salió del cuarto.

Si tenía hambre pero, sentarse en la misma mesa que Sebastian le alejaba el apetito. No sabía ni porque estaba así. Quizá si dormía se le quitaría el hambre. Se dispuso a acostarse, no sin antes dar un último vistazo a su celular. “¿Dónde está Alois?” se preguntó así mismo antes de cerrar sus ojos.

   -¿No bajara?-. Pregunto el pelinegro algo decepcionado por la decisión del chico.

   -No señor, dijo que por el momento prefería dormir-. Respondió la pelirroja.

   -Ah, bueno. En ese caso, Tanaka.

   -¿Si señor?

   -Guarda la cena de Ciel en el horno. No dudo que el baje a comer dentro de un rato ya que no comió casi nada en todo el día-. Se levantó de su asiento y se fue a su cuarto a dormir también. Ese día había sido agitado para él.

Tanaka obedeció y se fue a guardar la cena, mientras Meyrin se puso a recoger los platos.

 

Alois hizo el último nudo al látigo para evitar que Hannah se escapara. La chica se removía para liberarse pero le era inútil. Ella acabo sin ningún rasguño mientras que Alois, bueno el quedo con casi todo su cuerpo partido en golpes por luchar por amarrar a la chica.

   -Eres fuerte-. Dijo Alois agitado por el cansancio.

   -Tú resistes mucho-. Comento ella resignándose.

Unos pasos se escucharon acercándose a ellos por detrás. Hannah no dijo nada, solo agacho la mirada.

   -Lo siento señor, eh fallado.

Alois giro su cuerpo y vio al ojidorado de antes. Su cuerpo se quedó estático al ver esa mirada seria y fría de parte del otro. Aun con su tapabocas cubriéndole la mitad del rostro se podía saber a simple vista que hizo una mueca para hablar.

   -¿Tu eres el francotirador que contrato Evans?

No respondió el rubio.

   -¡Habla! No te quedes callado.

Reacciono y compuso su pose dura. –Sí, soy yo. ¿Algún problema? Yo solo hago lo que me piden, no me interesan los motivos que tengan.

Claude sin previo aviso le lanzo un puñetazo dirigido a su rostro pero Alois lo esquivo y sujeto su brazo fuerza para ponerlo después detrás de la espalda del pelinegro en forma de llave.

   -Aunque sé que trato de matarme con su subordinada, le he tenido respeto a ella y a usted en estos momentos. Así que usted haga lo mismo o de lo contrario tendré que romperle su brazo.

Claude se soltó del agarre del chico y se acomodó su traje de nuevo. –Eres fuerte. ¿Por qué haces ese tipo de trabajos que pueden atentar contra tu vida?

   -Eso a usted no le incumbe.

   -Por la forma limpia en que acabaste con mi subordinada, me parece que tienes experiencia en esto. ¿Qué eres?

   -Un mercenario, eso es lo que soy. Soy a lo que llamarían un, ¿asesino personal?

Los dos se miraron fijamente como retándose.

 

La media noche y él no podía dormir con el hambre que tenía. Se levantó de golpe de la cama y decidió ir a la cocina a ver que encontraba para comer. Bajo silenciosamente para evitar que alguien lo escuchara, no quería parecer como una ratita hurgando por comida.

Llego a la cocina y  lo primero que abrió fue el enorme refrigerador. Se asombró al ver la cantidad de comida que había en el.

   -Este hombre realmente sabe cómo comer bien-. Dijo sin despegar su vista de la comida.

Tomo un bote que decía fresas con chocolate. Si comía algo dulce se le quitaría el hambre, era tarde para comer algo más pesado (según él, no quería perder su escultural cuerpo de atleta. Aja si claro, el antojo y flojera de hacer comida decente). Se sentó en uno de los banquillos de la barra que se encontraba ahí, y como si fueran un manjar, las comió lentamente.

   -No creo que noten que faltan, ¿o sí?-. Dijo metiéndose una de las fresas a la boca. –Oh, están deliciosas.

Unos pasos se acercaban a la cocina. Ciel se alertó y como por reflejo se ocultó bajo la mesa que se encontraba a un lado de la barra. Ahí con el bote de fresas y un poco llena su boca por las fresas que no termino de comer hizo lo posible para no hacer ruido.

Unos pies aparecieron, los cuales se acercaron al refrigerador. Ciel asomo la cabeza para ver de quien se trataba. Era Sebastian quien había tomado una botella de agua del refrigerador.

   -Que sed-. Dijo después de beber casi la mitad de la botella. La cerro y la dejo sobre la barra para luego irse.

Antes de salir sintió algo raro pero no le dio importancia. Se fue.

Ciel trago lo que le quedaba en la boca y suspiro aliviado de que no lo notara. ¿Por qué rayos se ocultaba? Era normal que alguien comiera a media noche.

Cuando los pasos dejaron de escucharse decidió salir de su escondite.

   -¿De qué nos ocultamos?-. Se oyó una voz detrás de él.

Por inercia se levantó y como causa se golpeó la cabeza con la mesa haciendo que cayera de nuevo al suelo. Giro su cabeza mientras se sobaba el lugar del golpe. Abrió los ojos como platos.

   -¿Qué haces aquí?-. le pregunto a la pelirroja aun con el bote de fresas en manos.

   -Bueno, escuche pasos y me levante para revisar pero cuando te vi me calme, pero cuando vi al señor Sebastian me oculte porque, no sé. ¿Esas son las fresas del señor?-. Señalo el bote.

   -¿Eh? Ah, no esto, esto, no lo es-. Dijo nervioso.

   -No te preocupes no diré nada. Ni lo nota. Una vez Finnian se comio casi todo el bote.

  -Sí, ¿Por qué no salimos mejor? Esto de hablar bajo la mesa es raro.

La chica asintió y los dos salieron a gatas del escondite, pero al estar fuera se toparon con las piernas de alguien. Los dos asustados guiaron su mirada hacia arriba hasta toparse con unos ojos amatistas. Los dos jóvenes tragaron en seco.

   -Sabía que había visto y escuchado algo-. Dijo Sebastian con el ceño fruncido. Se incoó a la altura de los dos. –Así que, ¿se han estado comiendo mis fresas con chocolate importadas de suiza? ¿Es así?

Los dos no sabían que responder. Meyrin lentamente se movió hacia atrás señalando a Ciel como inculpándolo del acto. Sebastian miraba silenciosamente como la “inocente” sirvienta se iba dejando a Ciel con el paquete.

Ciel por su parte cerró los ojos y susurro algo que se entendió como “maldita traidora”. Sebastian tomo el bote de las manos del chico. -Esto, es mío. Gracias por cuidarlo por mí-. Tomo una fresa y se la puso en la boca al peli azul. –Como generosidad y agradecimiento por haberme salvado hoy te regalo una.

Ciel no dijo nada. Se levantó rápido y se dispuso a correr del lugar. Sebastian se comenzó a reír y comio una de las fresas.

 

   -Este niño se comio las mejores. Oh vaya. Supongo que las fresas con chocolate son la clave.

Epilogo...

Corria con todas sus fuerzas. Trataba de escapar de ese monstruo que solo lo lastimaba. El camino parecia interminable a cada paso que daba y su cuerpo se volvia mas pesado. Unas manos lo atraparon obligandolo a retroceder.

   -No! Dejame ir por favor!-. con su voz de niño suplicaba a la amenza que lo soltara.

Oscuridad...

Ciel se levanto de golpe sudando frio. Ese sueño se sentia tan real.

   -Ese... Me las va a pagar-. dijo sujetando las sabanas entre sus puños.

Notas finales:

Salio Claude y Hannah al fin! que sucedera entre Alois y Claude? Yo tambien estoy curiosa y eso que soy yo quien escribe xD

Bueno, nos vemos en el siguiente cap. donde Alois y Claude se conoceran mas.

Avance...


Jonathan veia la foto de sus enemigos, Sebastian y Claude. 

   -Tendre mucho trabajo que hacer. Y tu Ciel, pronto pagaras lo que me hiciste.

Apreto la foto de Sebastian con fuerza al punto de hacerla una bolita de papel.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).