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Ninphedemious - Asesino personal por JennyYiNa

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Notas del capitulo:

Hola!! vengo con otro cap. nuevo n.n A disfrutar...

Empecemos el juego...

Segundos antes de la entrada de la enfermera…

  

   -Suélteme…-. Susurro nervioso Ciel de que lo vieran en esa situación con el mayor.

Sebastian parecía hacer caso omiso a los pedidos de Ciel. Quería estar así un poco más con el peli azul pero el tiempo apremiaba. Cuando la puerta estaba casi entreabierta, Sebastian soltó al chico dejándolo caer al suelo. Ciel ni tiempo tuvo de quejarse por el golpe en su espalda.

La enfermera entro murmurando cosas hasta que vio a Ciel en el suelo se detuvo.

   -¿Qué sucede aquí?-. Pregunto la enfermera extrañada de la situación.

Ciel solo pudo levantarse rápido para darle una explicación a la enfermera. –Bueno, vera, me tropecé con la silla y caí al suelo, el señor Sebastian solo trataba de ayudarme a levantarme.

La enfermera entendió lo sucedido. Aunque algo no cuadraba y era que Ciel se veía sonrojado como para solo haberse caído.

Salieron de ahí para regresar de nuevo a su trabajo. Sebastian iba pasos delante de Ciel. Ninguno decía nada al respecto de lo sucedido, quizá era porque ninguno quería tocar el tema de nuevo. Como si su mente fuera una máquina, Ciel borro lo sucedido, si seguía pensando en eso le causaría problemas en el futuro.

En la puerta de la oficina de Sebastian se encontraba Rose ya más arreglada, varios de sus rasguños estaban bajo vendajes.

   -Señor, el presidente Claude lo está esperando en su oficina-. Dijo Rose sin mirar a los ojos a su jefe, tenía vergüenza por lo sucedido.

   -Gracias por decirme Rose, sigue con tu trabajo como hasta ahora.

Sebastian entro a su oficina. Cerró la puerta antes de que Ciel entrara. Eso le pareció raro al guardaespaldas, aunque pensó que tenía un tiempo libre, de nuevo.

   -¡Ciel!

Reconocería esa voz donde sea. Ciel miro hacia dónde provenía el ruido. Abrió los ojos sorprendido al ver a Alois vestido en traje negro igual que el ¿Qué hacía vestido así?

   -¿Qué haces aquí Alois?-. Preguntó Ciel confundido.

Alois se acercó hasta donde estaba. -¿Qué? ¿Se me ve raro el traje?-. Pregunto viéndose a sí mismo.

   -No, bueno, eso, respóndeme primero lo que te pregunte-. Hastiado de la situación le pidió al rubio.

   -Bueno, bueno, la verdad es que yo también me volví mercenario personal de tiempo completo igual que tú.

   -¡¿Qué tu qué?!-. Molesto le pregunto.

Rose se asustó con el grito inesperado del chico, ella estaba en un pequeño escritorio al lado de la puerta de la oficina. Ciel se disculpó y volvió de nuevo su atención a su amigo.

   -¿Por qué rayos lo hiciste? No eres bueno peleando, solo sabes dar tiros desde lejos.

Alois se rio. –Querido, hay muchas cosas que no sabe de mí. Decía eso para que no me metieran a esa jaula de peleas.

Ciel aún se miraba molesto, no le gustaba la idea de que Alois fuera un mercenario igual que él. Realmente no quería eso, pero ahora ¿Qué haría? No podía exigirle al rubio que se saliera pues una vez que se convierten en asesino personal no pueden irse hasta que mueran o los despidan, sin importar las adversidades que pasaran al lado de sus jefes, o eso es lo que les había enseñado su maestro.

   -Bien, y ¿Quién es tu jefe?

   -Se llama Claude Faustus, presidente de la compañía Faustus, o eso dijo él. Anda en negocios chuecos-. Susurro lo último para evitar que alguien escuchara.  

   -¿Faustus? Creo que lo he escuchado pero no recuerdo-. Dijo Ciel tratando de hacer memoria pero no se le venía nada.

   -Al parecer es amigo de tu jefe Sebastian. Decía que tenía que hablar con el urgentemente, por eso vinimos. Quien diría que nos encontraríamos así Cielito lindo-. Dijo Alois burlándose con su amigo.

 

Adentro de la oficina, Sebastian y Claude estaban sentados en los sillones que estaban en medio de la gran oficina como una mini sala.

   -¿Qué te trae por aquí Claude? Normalmente vienes cuando quieres que me emborrache contigo-. Inicio Sebastian la plática.

Claude, quien en ese momento permanecía tranquilo y sereno hablo. –He venido porque tengo que advertirte de algo-. Su tono de voz se escuchaba más serio del que utilizaba normalmente.

   -¿Qué es?

   -Jonathan está vivo.

Sebastian sonrió levemente cosa que el otro no entendió. –Ya lo sé. Desde ayer que intento matarme usando una vieja trampa. Yo también me sorprendí y aún sigo porque no sé cómo sobrevivió.

  -Al parecer su plan es eliminarnos. Ayer a mí también intento matarme utilizando a Evans para llegar a mí, si no fuera porque Hannah m obligo a usar chaleco antibalas, en este momento estaría muerto.

   -Yo también, si no hubiera saltado al agua me hubiera matado-. Dijo Sebastian mientras se reía de lo ocurrido el día anterior. –Los guarda espaldas sí que son útiles.

Claude concordó con su amigo. -¿Qué haremos ahora? Debemos buscar una forma de regresarlo a la muerte.

   -Primero lo primero es hacer que juegue un poco, de esa forma podremos descubrir sus intenciones y movimientos. Al final le daremos el golpe final.

   -Tienes razón, por el momento debemos estar atentos a lo que haga. En cualquier momento volverá atacarnos y más fuerte.

Los dos se quedaron hablando un poco más dentro de la oficina sobre sus futuros planes.

El tiempo paso y los dos hombres salieron de la oficina. Sus dos guardaespaldas aguardaban parados al lado de la puerta. Alois noto que su jefe había salido al fin, se puso a un lado de el cómo fiel sirviente. Ciel hizo lo mismo.

   -Claude, él es el que me salvo de Jonathan, su nombre es Ciel Phantomhive-. Dijo Sebastian presentando al menor.

   -Es grato conocer al mejor amigo del señor Sebastian, señor Claude-. Dijo Ciel haciendo reverencia.

   -A mí también me fue un gusto conocerte Ciel. Sebastian, él es Alois, el francotirador que contrato Evans para matarme, ahora me sirve a mí.

Sebastian saludo a Alois y el menor le devolvió el gesto. Ciel por su parte frunció el ceño y le susurro algo a Alois que solo el rubio pudo entender “¿Por qué no me dijiste eso?”. Alois solo pudo encogerse de hombros por el regaño. Los cuatro se despidieron y regresaron a sus respectivos trabajos.

Cuando Claude salía de la empresa dijo algo que Alois pudo escuchar. –Sebastian debería tener cuidado con ese guardaespaldas.

El rubio no dijo nada pues no entendía a que se refería su jefe. Ciel no era mala persona pero tampoco era lindo cuando se trataba de hacer su trabajo.

 

   -¿Él es tu amigo?-. Pregunto Sebastian mientras revisaba unos documentos sobre su escritorio.

   -¿A quién se refiere?-. Ciel pregunto sabiendo de verdad a quien hacía referencia.

   -Me refiero a Alois, la última vez que te vi en la arena estabas muy apegado a él. Es interesante que nos hayamos reunido así los cuatro-. Comento Sebastian riéndose del destino.

   -Sí, yo también estoy sorprendido-. Dijo Ciel con su tono serio de siempre.

 

   -El señor Claude tiene como guardaespaldas a Alois también-. Dijo el espía sentado en una de las bancas de un parque cerca de la empresa de Sebastian.

   -Vaya, ¿Quién lo diría? Las cuatro personas que más odio estaban reunidas en un solo lugar. Pudo haber sido el momento indicado para darles un tiro a todos. Lamentablemente tengo que esperar un poco más. Sigue así, descubre más-. Jonathan colgó, se reía solo de lo que acababa de ocurrir. – Armand-. Llamo a uno de sus subordinados.

El chico de cabello verde apareció. –Diga señor.

   -Dale un susto a Ciel y Sebastian, estoy aburrido y quiero que ellos sufran.

  -Si señor-. El peli verde salió en seguida a cumplir con la orden.

El espía aún seguía en el parque sentado. Una persona se aproximó a el despacio por detrás. Con rapidez le dio un fuerte golpe en el cuello noqueándolo por un rato.

   -No te interpongas en nuestro camino-. Dijo una femenina voz.

El hombre yacio en el suelo atrayendo la atención de varios civiles que pasaban por ahí, la mujer se alejó lo más pronto para no ser descubierta.

Eran las seis de la tarde, hora en que Sebastian salía de su trabajo. Para Ciel fue un alivio, al fin se iba a descansar después de no hacer nada productivo en todo el día.

De camino al auto, Ciel sintió la presencia de que alguien los seguía. Sebastian estaba a punto de subirse al auto pero noto que Ciel se quedó parado mirando a todos lados como si buscara algo.

   -¿Qué sucede?-. Pregunto intrigado de saber.

   -Nada, suba al auto-. Dijo como si le ordenara, cosa que le mayor no peleo, solo obedeció.

A punto de subirse también, una bala pasó justo a su lado. Las personas que en ese momento pasaban por ahí corrieron alarmadas por el tiro. Ciel giro a ver su brazo derecho, el cual tenía rasgada solo la tela del saco. Sebastian se asustó, intento salir del auto pero Ciel lo empujo de nuevo al interior. Le ordeno al chofer que arrancara el auto y no se preocuparan por él. El auto arranco a toda velocidad. Sebastian miraba hacia donde Ciel se había quedado. Solo alcanzo a ver como el chico sacaba su revolver para ponerse después en posición de ataque.

   -Ciel-. Dijo con un deje de preocupación al perderlo de vista.

Ciel apunto a todos lados preparándose para lo que le viniera, otro disparo en su contra surgió, y así uno tras otro. Lo raro era que ninguno le daba ¿era acaso una trampa?

Un golpe en la espalda lo trajo de nuevo. Ciel giro sobre su eje para darle una patada a quien lo golpeo, nada, su patada fue detenida por el brazo de un chico peli verde. Con sus puños intento golpearlo pero tampoco, todos los esquivaba. Armand lo tumbo jalando su pierna, de ahí se disponía a soltarle una patada mientras estaba en el suelo, por reflejo Ciel dio una voltereta hacia atrás para evitar el golpe. Con su arma disparo a su nuevo contrincante.

Esquivando las balas llego a Ciel y le propino un puñetazo en la barbilla, el peli azul soltó sin querer el arma, después de eso sintió otro puñetazo en su pecho que hizo que perdiera el aire por segundos.

Sin chistar se levantó y ágilmente utilizaba sus piernas y brazos para pelear, como Armand, también sabia defenderse usando sus brazos como escudos. En pocos minutos los dos tenían golpes por todos lados. Armand golpeo a Ciel en la clavícula, lugar donde se encontraba la herida. Eso le saco un quejido al chico.

   -Maldición-. Dijo entre dientes al verse vulnerable ahora que el tipo sabia su lugar débil.

Armand lanzo una patada en la herida, patada que empujo a Ciel fuerte causando que este cayera de nuevo al suelo.

Saco una navaja de su pantalón y dispuesto se acercó al mercenario para clavársela. Con impulso movió la navaja con dirección al hombro de Ciel.

Choques de metales se escuchó.  Una figura se interpuso entre los dos chicos. Esta, con sus espadas había evitado que la navaja llegara a Ciel. El peli azul por algún motivo sonrió.

   -Lo matas y yo te descuartizo aquí mismo-. Dijo la chica enojada.

Armand chasqueo la lengua. – Inténtalo-. Dijo por primera vez en todo el rato en forma de incitación.

  -Desearas no haber dicho eso-. Sonrió con malicia.

El choque de las armas comenzó a resonar de nuevo. Con golpes trataba de defenderse Armand. Su navaja contra esas dos espadas filosas era una desventaja para él. De un momento a otro una de las espadas lanzo lejos la navaja y otra se clavó en un costado de su abdomen sacándole sangre de su boca. Miro a donde había sido herido, sonrió burlonamente.

   -Creo que no cumplí con mi trabajo a pesar de que puse todo mi esfuerzo-. Dijo antes de escupir más sangre.

   -Te dije que te arrepentirías de haber dicho eso-. Dijo la chica sacando la espada sin cuidado.

Armand cayó al suelo desangrándose, murió con sus ojos mirando a Ciel sin sentimiento alguno, con vacío.

Ciel se sujetaba su hombro lastimado por la fuerte patada, sentía un líquido recorrer su brazo, quizá era la sangre que se había desprendido de la herida. La chica limpio su espada con un pañuelo, luego de eso miro a Ciel. Se acercó a él y se incoó para quedar a su altura.

   -¿Estas bien?-. Pregunto ella extendiéndole su mano para ayudarlo a levantarse.

Ciel asintió. Tomo su mano y se levantó.

   -Lamento haber llegado tarde-. Dijo ella con tristeza para después sacarse la capucha roja que llevaba puesta para cubrirse. –Ha sido mucho tiempo Ciel-. Sonrió Elizabeth con sus orbes verdes brillantes.

   -Sí, lo ha sido-. Dijo Ciel sonriéndole de igual manera. –Gracias por ayudarme. Te debo una, de nuevo.

   -No ha sido nada, para eso están los amigos. Para ayudarse cuando más lo necesitan los unos a otros.

   -Tienes toda la razón.

   -Sí, bien, vámonos, hay ojos observando por todos lados y esos ojos son de Jonathan. Ah, creo que ahora seré su objetivo ya que mate a uno de sus subordinados-. Dijo con cansancio fingido.

 

Ciel miro el cuerpo inerte, de pronto imágenes oscuras llegaron a su mente. Prefirió ignorarlo. Tomo a Elizabeth de su brazo y corrieron lejos del lugar o corrían el riesgo de ser atrapados por alguien.

Notas finales:

Ya casi al final de esta coontrovertida historia 7u7

Nah mentira, le falta mucho para acabar n.n Ya en serio, faltan muchos secretos por descubrir. Lamento si a veces los capitulos son muy largos pero asi es como se desarrolla mas la historia. 

Bien, esto ha sido todo por esta semana, gracias por sus reviews que me suben el animo demasiado >.<!

PD: El avance anterior es el mismo para este...

My Stories Mañana plubicare unas ciertas cosas de la trama.


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