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Corazón Gitano: Relaciones Peligrosas por Mizuki_sama

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Capítulo 2

La luz del sol caía a raudales sobre el parque dónde Milo había insistido por pasear, Camus que no era del todo insensible a la belleza, lo era apenas a decir verdad, admiraba con profunda sorpresa la laguna artificial que a sus ojos se mostraba, el agua que brillaba límpida frente suyo con rayos de sol bailando sobre suyo, a su lado Milo sonreía con esa sonrisa muy suya, aquella que solía poner cuando como en ese momento se sentía orgulloso de algo, era obvio que aquel lugar le gustaba, y por lo que Camus había entendido aquel lugar pertenecía a los Scorpius, era el abuelo de Milo quien lo había mandado construir para el placer de su entonces bella esposa.

-Cuando mi abuela murió, siendo en realidad muy joven; el abuelo dejo de venir para aquí, de todas formas es un lugar agradable ¿no crees?- hablaba el peli azul con una sonrisa presa de sus labios y acostado en el césped.

-lo es- contesto con una cortes sonrisa, aunque en realidad estaba concentrado en la belleza del rítmico movimiento de las ondas que formaba el agua de aquella laguna, avanzo tres pasos acercándose más al agua.

Milo callo al verlo concentrado, pensó en silencio que era un alivio que el lugar fuese del agrado de Camus, en ocasiones aquel silencio, un silencio muy propio del peli aguamarina, lo desesperaba, sobre todo porque en realidad para él era ciertamente necesario hablar con el otro, necesitaba de una socialización más abierta, quizás que el otro buscara también su compañía, Milo no era alguien que confiara comúnmente en cualquier persona, mucho menos que se enamorara al primer momento, por eso cuando se había sentido afectado por Camus había sentido… miedo.

Un miedo que ahora comenzaba a convertirse en autentica molestia, frustración paseando a ira y desolación, sospechaba que en realidad Camus sí que le quería, es más: lo sabía; la mirada de Camus era bastante expresiva, simplemente también necesitaba tiempo para el mismo, cosa que a menudo intentaba recordar y de ese modo comprender la aparentemente fría actitud que a veces soliera tener el otro para con él.

Pero por supuesto saber eso, aceptarlo, era una cosa y otra muy diferente que no le hiciera daño a veces, o que se sintiera molesto por aquello, sacudió la cabeza y se sentó en el césped observándole, manteniendo el silencio para no incomodar al otro.

Camus disfrutaba aquel silencio y Milo deseaba que disfrutara su compañía.

"ya"

Un suspiro resignado escapo de sus labios.

.

.

.

Shaka estiro su cuerpo con los ojos aun cerrados, y busco con sus dedos el teléfono móvil para ver la hora, era un día libre por lo que no tenía que levantarse muy temprano… además estaba muy cómodo.

Abrió los ojos con pereza, sentía el cuerpo cansado… dolorido, siguió en las mismas... confundiendo el rítmico latido de su corazón con su propia respiración, hasta que rápidos flashes le cruzaron la memoria... sus ojos, de un fantástico azul, se abrieron con una mezcla de miedo y horror, se sentó tan rápido como un rayo en la cama. Un gemido de dolor y desolación escapo de sus labios. El estado de su habitación sería perfecto de no ser por sus propias ropas desperdigadas en el suelo de mármol blanco, la alfombra turca se había movido un metro de su lugar original, estaba arrugada, miro asustado a su alrededor. La habitación estaba vacía.

Cayo de nuevo entre las almohadas, los recuerdos continuaron violentos pasando por su mente, aquellos labios devorándole, el cayendo… el dolor de su cuerpo comenzó a ser menos importante, cuando un dolor más sordo y profundo comenzó a nacer dentro suyo, sintió que podía llorar en cualquier momento.

Entonces su teléfono comenzó a sonar de nuevo, se llevó una mano al rostro y la otra tomo el móvil… ¿Quién sería?... las imágenes que se abrieron a sus ojos le llenaron de sorpresa "esto no" eran… demasiado evidentes.

"oh Krishna no"

-os veis muy bien-

.

.

Alessandro no era ningún idiota, pero simplemente no se le ocurría que otra cosa podía hacer más que lo que estaba haciendo, es decir irse de la escena del crimen sin una sola palabra, conocía a Shaka y sabía que este no iría por ahí ventilando aquello, sin embargo… tampoco se le apetecía conversar con él, no ahora… le había sido descaradamente infiel a Afrodita y ver a Shaka y hablar con él harían mucho más real algo que él deseaba considerar una pesadilla.

"Aquello no había ocurrido", se dijo.

"No había ocurrido nunca", sus labios se apretaron contra si y sus dientes casí formaron una mueca de rabia.

"Jamás"

Decidió con los labios apretados mientras abría la puerta de su habitación y corría a tomar una ducha, "jamás" mientras se secaba y luego cambiaba "Afrodita" mientras se miraba en el espejo y se preguntaba que hacer…

No podía decírselo a Afrodita, no soportaría ver sus ojos llenos de odio y decepción en dirección a él, no estaba dispuesto a soportar aquello.

No podría.

De hecho, no quería.

No después de haberle tenido entre sus brazos y haber saboreado aquellos labios dulces y dispuestos, sobre todo dispuestos, no después de haberle tenido junto a él, con aquellos ojos mirándole llenos de adoración y entrega, no después de… saber que en realidad Afrodita si le amaba.

Alessandro no iba a mentirse a sí mismo, a Afrodita sí que podía mentirle, pero no a sí mismo, había empezado aquella relación deseoso de… acostarse con el más joven, puede que incluso de hacerle daño y borrar de un plumazo la dulce sonrisa que solía adornar su rostro; pero, por supuesto, no había pensado que podía enamorarse de él. Aquello último había sido particularmente fácil cuando el joven dio puerta abierta a dejarle entrar en su vida y realidad, cuando comenzó a dirigirle aquellas sonrisa dulces y dedicada, confiadas, no después de ver como aquellos ojos podían expresar una amplia gama de emociones por segundo, no después de aquellos besos, no después del primer beso, no después de sentirle temblar contra sí y mirarle, como nunca antes nadie lo había hecho. Se había vuelto absurdamente consciente de que en realidad era encantador, adorable, sensible y sinceramente no merecía pasar por nada malo.

Y estaba el hecho de que Alessandro amaba a Afrodita y ambos estaban muy felices.

Así que ¿Qué necesidad de hablar de un error de una noche? Después de todo, había sido un error sin importancia, no iba a mandar por tierra una maravillosa relación que lo hacía muy feliz, y a Afrodita, solo por un pequeño remordimiento de conciencia.

Y hablando de Afrodita, pronto serían las diez y quería verle, tomo sus llaves su billetera y el móvil, antes de salir de su casa dejando allí dentro una culpabilidad demasiado grande.

.

.

.

Afrodita no tuvo tiempo de saludar a Alessandro, esto le beso en cuanto le tuvo cerca, fue un beso un tanto diferente de lo que se había acostumbrado a recibir, muy diferente sobre todo por el hecho de que Alessandro parecía no querer respirar y si devorarle, dejarle sin respiración, casí parecía que le estuviera haciendo… sonrojado se afianzo a los hombros del más alto para no caer mientras este perdía sus manos en la melena celeste contraría y cayeron contra el sofá.

Al final Afrodita empezó a suplicar.

-Ale… Alessandro… por… favor- movió ligeramente el rostro logrando que el otro pasara sus labios de sus labios a su mejilla, pero el italiano no se detuvo, los besos bajaron de sus mejillas a su blanco cuello y el muchacho cerro los ojos sorprendido- Alessandro… -se quejó y, sin embargo, echo la cabeza hacía atrás en un movimiento inconsciente, se estaba acostumbrando a ello, a que su pareja soliese jugar con los limites pero era la primera vez que lo atacaba (no sabía cómo definir aquella situación) … así. Abrió los ojos ligeramente confuso, era demasiado temprano, no que le importara la hora realmente pero… habían quedado en salir y realmente... no creía que fuese conveniente dejar ir más lejos al otro- Ale... Alessandro basta… vas a- le empujo delicadamente con las manos en sus hombros… "¿dejarme marcas?" la idea apareció en su mente con luces fluorescentes y sus mejillas se encendieron de vergüenza al ver la posición en la que se hallaban ambos, al fin el otro le dejo respirar un poco y al mirarse, Afrodita bajo los ojos ante la mirada del mayor, plenamente avergonzado y sin saber muy bien que hacer o decir.

-¿hum?- las manos del italiano pasaron de su cintura "al menos no he perdido nada de ropa" se felicitó el sueco internamente, a su espalda, subiendo con deliberada lentitud y precisión por su ropa hasta llegar a su cuello, sintió como Alessandro caminaba sus dedos sobre él y se colocaban en su cuello, en su piel tocando de tal manera que… Afrodita apretó sus labios mirando con los ojos brillantes a Alessandro, no iba a oponerse, no del todo, pero… ¿no sería muy pronto?

-Ale… sandro- soltó un gemido leve mirándolo con ligero reproche pero sin empujarlo de nuevo- ¿Qué haces?- repentinamente y como si pudiese evitarlo le sonrió levemente, de manera dulce y curiosa, el italiano también sonrió, y entonces al verse en aquellos dulces ojos azules en los suyos propios perdió de golpe y plumazo toda la diversión, los ojos de Shaka en medio de aquella noche, rindiéndose a sus brazos, cayendo contra aquellas sábanas blancas y mirándole, con aquellos ojos… azules.

Habría gritado de no haberse encontrado en aquella situación.

-Nada- formo una sonrisa definitivamente falsa y sintió que podía morirse en aquel mismo instante, mientras el peli aguamarina le miraba con una ceja alzada, rio burlonamente, deseando apartar de la mente de Afrodita cualquier posible sospecha y coló sus manos bajo la camisa de este, funciono.

Afrodita se sonrojo con una rosa y esta vez sí le empujo.

-no hagas eso- a pesar de su tono enfadado, las mejillas encendidas del joven y sus ojos brillantes Alessandro callo, separándose de él mirándolo con aquella expresión entre burlona y cínica- eres…- apretó los labios y formo un gracioso puchero mientras respiraba de manera ligeramente forzada.

-tranquilo, aún es pronto y obviamente- se le acerco de nuevo, depredadoramente- no pienso- pasos sus dedos por sus mejillas y lo atrapo en sus ojos, acercando sus labios a los del joven, cerca muy cerca sin llegar a besarle- hacerte nada que no me pidas- se miraban a los ojos y pudo disfrutar de toda la gama de emociones que paseo por los ojos del peli aguamarina, desde el anhelo, deseo, vergüenza, pasando a la sorpresa y luego, mas violento...

-¡te tienes en muy alta estima si piensas que yo…!- decir que estaba avergonzado era poco, estaba avergonzado y enfadado, al escuchar la risa del italiano se avergonzó aún más- si sigues riéndote no permitiré que vuelvas a tocarme- amenazo con una voz ligeramente burlona, extrañamente Alessandro se calló de golpe y le miro con los ojos abiertos de par en par.

-¡no puedes! Oh señor… pensé que me amabas- ante tal drama desatado Afrodita comenzó a reírse, olvido por completo lo que había pasado aquella mañana… el italiano le envolvió en sus brazos de nuevo comenzaba a sentirse ansioso.

Aunque se hubieran detenido no podía mentirse y mientras Alessandro volvía a besarle esta vez de manera más caballerosa, amable y sin ir más lejos, Afrodita se rindió con facilidad, deseando echar por tierra el hecho de que en realidad, por unos segundos inocentes se había preguntado qué pasaría si invitara al italiano a su habitación.

"basta,… no es tiempo" acallo a su mente, no iba a ir tan rápido.

-¿A dónde iremos?-pregunto al fin con los ojos brillantes tras dejar de besarse.

-bueno, conozco un hotel muy cer…- un golpe en su brazos y una mirada entrecerrada de Afrodita callaron la broma… "ya basta Alessandro, ¿Quieres acaso que se dé cuenta?" no, no quería pero estaba ansioso, desesperado, jmás habría creído que la culpa fuese tan poderosa, rio sin demasiadas ganas y le miro- de acuerdo, de acuerdo, aun no es tiempo… ¿Qué me dices de…?

 

Notas finales:

Notas de la autora: *corriendo en círculos* Perdón por la tardanza y por lo corto del capítulo, pero resulto un tanto difícil, en fin, espero que os siga gustando… la historia.

En cuanto a la reacción de Alessandro… hice un montón de entrevistas… y al final saque conclusiones con respecto de… las personalidades de cada uno.


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