En ese momento no pude evitar el pensar ¿no será mejor si tan solo desaparezco?, mire mis manos rojas, manchadas con mi propia sangre, sentía como la vida lentamente se iba de mí, no podía evitar el sentir mi cuerpo y mis parpados cada vez más y más pesados; esperaba morir en ese instante, recordando….¿que tenía que recordar?
— ¡mierda! ¡Arriba! —
escuche que alguien gritaba a lo lejos, decidí abrir mis ojos, vi, le vi acercándose a mi como si su vida dependiera de aquello, aunque curiosamente era mi vida la que pendía de un hilo, un fino y frágil hilo que en cualquier momento se cortaría debido al peso en uno de sus extremos, sus ojos por primera vez acuosos, ¿estaba llorando?, no le había visto llorar quizás en mucho tiempo, solo esboce una tenue sonrisa y lleve la mano que tenía más limpia a su mejilla.
—Calma….por favor, no llores… — murmure con un hilo de voz
— como no quieres que llore, f-fue mi culpa que terminaras así…— le sentí sollozar y negué.
— No es tu culpa, jamás podría ser tu culpa el que yo tomase una decisión equivocada…. — el solo me miro con cara de estafado, adoraba cuando ponía esa expresión en su rostro, era casi como si fuera un día normal….
— eres un… estúpido, un imbécil, un maldito idiota, aun no puedo creer que te haya seguido hasta aquí…. Debí haberte frenado… soy tan estúpido como tu…. — te oí decir casi distante, solo solté una carcajada y luego un quejido, la hemorragia no cesaba, y en lugar de intentar salvarme, ya me había resignado a la muerte….
— aun no puedo creer que te hayas dejado herir de esa manera, siempre pensé que eras más fuerte que eso…— escuche otra voz, pero no podía distinguir silueta, solo sonreí y con la mano que antes había tenido en el rostro de mi amigo hice el signo de la paz…
— ¿tan mal estas que ni siquiera puedes hablar?— supuse que algo así habría dicho pero yo ya no escuchaba, y entonces mi mano callo…
pero no había muerto, no, parecía que solo hubiera caído en alguna especie de sueño y aun sus ya lejanas voces seguían conmigo, era cálido… ¿así sería morir con honor? Solo negué y con mis últimas fuerzas susurre un “suerte” para dejarme ir, no quería ser más una carga, no quería seguir en ese momento, no tenía fuerzas y solo seguí mi camino a lo que fuese que siguiera….
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así es como me desperté sudando y agitado en mi cama, abrace mis piernas mientras suspiraba, ya habían pasado dos años desde que milo había muerto en mis brazos, y aun me costaba superarlo, no debí haberle dejado salir a fumar en aquella fiesta.
Flashback:
en ese entonces Camus y milo habían terminado siendo pareja, milo había insistido tanto que el pelirrojo no tuvo más que ceder pues por más negativas que le dio, el rubio continuaba acechándolo, insistiendo con tantas ganas, que ya resignado no le quedo de otra, pero Camus le había cogido cariño, realmente era feliz en aquella relación, milo cada día salía con cosas nuevas, siempre con el único propósito de hacerle feliz.
Hasta se dejaba expresar pequeñas sonrisas, muy tenues solo para el chico de ojos color zafiro.
Y como siempre ese día no había sido la excepción…
— anda Camus, vamos, irán nuestros amigos en común, además, hace mujo que no salimos…— Camus termino por ceder, sabía que al final milo terminaría ganando por cansancio.
— Está bien milo, solo un rato, mañana tengo que ir a la universidad, recuerda que tengo examen de literatura… — claro, en ese entonces Camus era estudiante, quería ser un escritor de novelas, por lo tanto ese examen era primordial.
— Anda, si siempre te va bien, no tiene por qué ser de otra manera… — le pico la mejilla
— claro, lo dices porque eres un vago… ¿Cuándo te vas a poner a estudiar? — volvía a insistir y es que eso realmente le tenía cabreado, la ligereza con la que milo se tomaba las cosas…
— ya te dije, tengo mi título en vago logia… — bromeo como era costumbre y Camus solo puso cara de hastió…
— un día de estos me voy a cansar de ti y te voy a dejar…— aunque claramente eso no era verdad, pero, vamos… había que hacer algo para que el rubio tomara las riendas de su vida
— ¿me dejarías? — puso su mejor cara de victima incluidos ojos llorosos
— si — respondió tajantemente el joven francés.
— sabes lo que pienso Camus — y por fin se había puesto medianamente serio — si llegase a morir hoy, quiero estar satisfecho con todo lo que he hecho, no arrepentirme por no haber aprovechado nada… — y saco de uno de los muebles un pequeño sobre — el próximo semestre entro a estudiar psicología…— murmuro con un leve rubor
— ¿tu? ¿Psicología? — Como todo rastro de emotividad alzo una de sus cejas — pero si este más loco que nadie, seguro tus pacientes terminarían peor…— fue un chiste algo cruel y milo se ofendió.
— ¿Crees que no podría hacerlo?— pregunto sin dejar de mirar a Camus a los ojos lo que le arranco un pequeño rubor que disimulo bufando.
— creo que eres más inteligente de lo que aparentas, por eso, pensé que estudiarías algo que sea aún más desafiante…— respondió poniéndose de pie para ir a ducharse
— pues, creo que la mente humana es un desafío, simplemente, no puedes terminar de entender a una persona, siempre hay más de lo que quieren demostrar, tu por ejemplo — sonrió de manera ladina y se estiro en el sillón — anda ve que se nos hará más tarde…—
luego de un rato ambos llegaron en silencio a la fiesta, hasta parecía que por la cara que traía el pelirrojo fueran a un funeral, pero la verdad es que milo se había puesto la ropa que a él le encantaba. Unos janes ajustados color gris oscuros, detalles desgastados que realzaban todo lo que era su anatomía, una camisa que dejo los tres primeros botones abiertos, dejando ver parte de su pecho y piel canela, con un par de marquitas que Camus le había dejado la noche anterior, y que milo ni se molestaba en ocultar, un polero de color negro, unas zapatillas deportivas, realmente se veía casi desordenado pero con un toque sensual, el cabello atado de manera pulcra, bien habían valido los quince minutos que Camus se había tomado para poder arreglar esos semi rizos, el por su parte llevaba unos pantalones entallados de color negro, una polera ajustada negra también, realmente iba todo de negro, aunque a aquello no le terminase de agradar pues se veía aún más pálido de lo que realmente era.
al ingresar milo animadamente saludo a los gemelos, pues si, la fiesta era de ellos, canon y saga, difícilmente podrían notar quien era quien, pero claro, no era difícil cuando prácticamente habían sido tus niñeros, también estaba afrodita, aiacos, que extraño que ese maleante se encontrara en aquella fiesta…pero en fin seguramente era que alguien lo había invitado, miraron un poco más, y ahí estaban la mayoría de los que antes habían llamado amigos; Aiora que estudiaba veterinaria, mu estudiante de leyes, Aldebarán preparador físico con complejo de físico culturista, angeló (otro maleante), afrodita que había estudiado para ser diseñador de interior y de exterior, aioros aunque el parecía que estaba a punto de irse, estudiante de medicina, un chino que jamás habían visto que precisamente estaba con el hermano mayor de mu, shura que… bueno jamás hablaba mucho de sí mismo… aunque era experto en historia… y así, si seguía mirando no iba a acabar jamás.
— pero que tenemos aquí— dijo saga
— ¡la pareja del año! — se burló Kanon, Camus solo le dio una mirada afilada a lo que el gemelo menor se calló
— realmente no pensamos que vendrían….— dijo saga y milo se rio
— yo no quería venir, milo me arrastro — fue todo lo que dijo Camus, realmente se había enterado de algunos rumores de que uno de los asistentes a la fiesta estaba detrás de “su” milo, y bueno, él no quería que nadie más le tocara…
— de hecho lo obligue a acompañarme a este lugar…— respondió el rubio con una boba sonrisa
— oh, ya veo…— dijo Kanon para empezar a jalarle las mejillas al rubio — así que ni hubiera accedido te hubieras quedado en casa?¿aburrido?
— no, habríamos estado cogiendo hasta entrada la madrugada… ¿sabes lo que es coger Kanon?— saga se rio ante el comentario subido de tono del rubio, Camus por su parte le dio un fuerte golpe con las mejillas sonrosadas y se fue a la barra por un trago, Kanon que estuvo a punto de hacer lo mismo luego solo se rio de milo.
— En tu cara— dijo entre risas y milo a sujetándose el costado
— No me has respondido… virgen entorno — y salió corriendo entre los asistentes, con uno de los gemelos siguiéndolo y gritándole cuanta palabrería se le ocurría, milo se reía con fuerzas, y su risa era tan contagiosa que en poco rato la mayoría se reía o de él o con él.
Así pasaron unas horas amenas, y aunque Camus se esforzaba por no mirar siquiera al rubio, milo hacía de todo por llamar su atención, hasta que fueron las 11:30