—oye saga, mi hermano y yo nos tenemos que ir, lo siento pásalo bien— dijo aioros jalando a un rubio ebrio, aioria había tomado más de la cuenta y hasta sonrisa gatuna había puesto…saga solo se rio un poco
—vale, vale que te vaya bien en tu examen— aquello llego hasta los oídos de milo
—Camus, voy a fumar, regreso enseguida para que nos vayamos…— ya iba siendo tarde…
— no me gusta que fumes milo, eso algún día podría matarte…— y por fin le había hablado, milo le tomo de las mejillas y planto un suave beso, claro que las mofas no se hicieron esperar.
— Camus, no me iré por lo pronto, quiero molestarte mucho tiempo más— dijo riendo un poco y saliendo por la puerta….
pov.camus
Luego de verle salir, el tiempo paso tan rápido, primero unos gritos que me hicieron voltear, milo estaba fuera, pude sentir su voz y me puse de pie, milo siempre fue un busca pleitos con complejo de súper héroe, así que rece mientras me acercaba a la puerta, sentí pánico, jamás una puesta me había parecido tan lejana, y entonces paso, se sintió un fuerte estruendo, me sentí desfallecer… — u-una bala…— dije, mi presión descendió y mis manos comenzaron a temblar…Salí, y aquellos hombres se estaban yendo, seguramente habían ido por angeló o por aiacos…
— ¿milo?— le busque con la mirada hasta que mis ojos fueron a dar al piso, rojo, vi mucho rojo, un inmenso charco de sangre y milo tendido en el piso a sujetándose el costado, se veía doloroso…. Sentí los murmullos en el interior…
— llamen a una ambulancia…— les grite presa del pánico, casi histérico y corrí, corrí hacia milo… — ¡mierda! ¡Arriba! — le ordene mientras me dejaba caer a su lado, estaba pálido, su piel bronceada estaba amarillenta y sentí que de mis ojos salía un tibio líquido, si, estaba llorando, repitiendo en mi mente su nombre sin cesar, milo estaba herido…
—calma….por favor, no llores— murmuro apenas con un suave hilo de voz, se estaba lleno... me estaba dejando…y aun así en un gesto de cariño y consuelo llevo su mano a mi mejilla…solo pude tomarla y apoyar mi rostro en esta.
— “prometiste que no me dejarías!”— Pensé — ¿Cómo quieres que no llore? F-fue mi culpa que terminaras así— si tan solo hubiera insistido más o hubiera sido firme en negarme a ir, si no le hubiera dejado salir a fumar, o si no me hubiera enfadado tanto por su comentario fuera de lugar, simplemente era muchas cosas, siempre fui duro y cruel con él, aun siendo pareja… un sollozo escapo de mi garganta, me sentía quebrar, sentía que mi propia vida se iba, y la ¡maldita ambulancia no llegaba!
— No es tu culpa, jamás podría ser tu culpa el que yo tomase una decisión equivocada…. — y aun en esos momentos que podrían ser tus últimos momentos intentabas consolarme, ¿acaso eso era posible?, seguro tenia cara de estafado, ¿alguna vez había sido de otra manera?,¿alguna vez me había dejado solo?... no tenía ningún recuerdo de algún mal momento en el cual milo no hubiera estado ahí apoyándome y animándome, y en mis buenos momentos riendo y alegrándose por mi… apoyándome de manera incondicional, y aun cuando en esos momentos era yo quien tenía que consolarle y decirle que todo iría bien, era el quien instaba calmarme, y consolarme, aun en su… agonía
— eres un… estúpido, un imbécil, un maldito idiota, aun no puedo creer que te haya seguido hasta aquí…. Debí haberte frenado… soy tan estúpido como tu…. — dije con rabia contra mí mismo. Era lo que realmente pensaba, siempre había sido yo quien había sido precavido, pero por un enfado no fui capaz de pararle… debería ser yo en su lugar y no el, seguro milo podría seguir su vida pero… ¿yo?, y aun ahora era tremendamente egoísta. Y aun así tú te reías, soltaste un quejido y abrí mis ojos con sorpresa hasta que escuche la voz de saga y a Kanon corriendo por el costado seguido de aiacos y angeló…
— aun no puedo creer que te hayas dejado herir de esa manera, siempre pensé que eras más fuerte que eso…— le mire con incredulidad…
— s-saga…— murmure— ¿tan mal estas que ni siquiera puedes hablar?— y mire el gesto de milo, entonces su mano cayó al piso y su cuerpo se relajó ….— ¿milo?— le llame pero no respondía— milo no, por favor milo, no me dejes…— abrace su ya inerte cuerpo mientras lloraba, lloraba porque me lo habían quitado…— no por favor yo te amo no puedes dejarme, ¡no me dejes! — era la primera vez siquiera que le decía algo como eso pero… ¿ya de que servía?, milo se había ido, me había dejado y yo jamás pude decirle lo mucho que le quería y lo feliz que me hacía, no pude agradecerle por todos esos momentos, milo… ya se había ido.
— Camus, ya suéltalo, ven tienes que calmarte —
— ¡NO! — grite aferrándome más al cuerpo de milo, él tenía razón, la mente humana era un misterio — no puedo dejarlo aquí, solo… — no podía, simplemente para mí se había quedado dormido…— n-no quiero que se enfrié…. — milo siempre había sido tan cálido….
— ¡CAMUS! — le escuche gritarme, y entonces las sirenas… la ambulancia y la policía, los paramédicos me intentaban alejar de milo pero yo no podía, simplemente seguía abrazándolo y llorando, cada vez estaba más y más frio….
— por favor joven, déjenos hacer nuestro trabajo…— murmuro… y ya no recuerdo más, solté a milo y mi memoria hasta luego de un par de meses fue borrosa, seguía yendo a la universidad, estudiando…. Y volviendo a lo que fue nuestra casa, aun podía sentir su aroma en el lecho, aun cuando cambia las sabanas, todo me lo recordaba.
Fin flashback
y aun me lo recuerda, es increíble, ya van dos años desde aquello, nadie fue a su funeral, solo algunos amigos, milo no tenía familia, solo una tía que murió cuando el cumplió dieciocho años de edad y tuvo que empezar a trabajar, y aun así sonrió en el funeral, se comportaba como un niño muchas veces…
¿Cuánto habrá sufrido?
— ¿Camus?— sentí la voz de saga llamando fuera de la puerta de mi habitación, seque aquellas finas lágrimas y suspire
— ya voy...— respondí con sequedad yendo al ropero para cambiarme de ropa, cuando me deshice de las cosas de milo solo me quede con su guitarra, y su polero favorito, claro que nadie sabe que aún conservo esas cosas pero, eran las cosas que más amaba ¿Cómo podría simplemente tirarlas?, no, las cuidaría hasta el día de mi propia muerte.
Salí de mi cuarto cerrando la puerta, me había mudado recientemente a la casa que compartían saga y Kanon, claro que esta era bastante grande pues saga era un empresario y Kanon el presidente de una compañía, tenían ambos poder absoluto en sus respectivas empresas superados solo por los dueños, aunque poco les faltaba para comprarlas.
Baje a desayunar, hasta ahora ambos habían sido muy atentos conmigo, sobre todo saga, había sido un buen refugio, me cuidaron mientras yo no sabía ni que hacer, cuando apenas dormía y comía, siempre estuvieron conmigo…
no pude evitar sentirme atraído hacia saga, aunque, sentía que en mi interior engañaba a milo, pero milo ya no estaba, y a veces podía sentir su voz cuando dormía diciéndome “no te quedes en el pasado, continua por los dos”.
—Camus ¿quieres ensalada de frutas? O prefieres alguna otra cosa…— me pregunto Kanon con delantal de cocina y todo lo demás
— me da igual…. — respondí de manera suave, intentaba no ser mal agradecido con ellos, pero aún me costaba un poco no utilizar ese tono de voz frio que solía utilizar todo el tiempo cuando se trataba de relaciones humanas.
— vale…— dijo dejándome un pasillo de ensalada de frutas, unas tostadas y un café negro, olía bastante bien…
—entonces ¿Cómo va con lo que escribes?— me pregunto el gemelo mayor mientras daba un sorbo a mi café, había terminado mi carrera, y aunque no fue con honores debido a que tuve que congelar por lo de él, pues había salido dentro del ranking y en ese momento estaba escribiendo mi primera novela ”coeur gravé”, iba apenas por la mitad, y es que últimamente la inspiración no iba conmigo, no quería que fuera una tragedia, era un libro policiaco, inspirado más o menos el home, realmente siempre me habían gustado esas cosas, y aun estudiaba ciertos psicópatas en los que me estaba basando, un buen psicólogo me hubiera servido bastante….
— ¿Camus? — me llamo uno de los gemelos
— ¿Qué?— estaba tan encerrado en mi ensoñación, aquello solo les saco una carcajada a ambos
— ya nos vamos, ¿podrías preparar el almuerzo tú?, que no se te vaya a olvida… — dijo Kanon y solo asentí viendo como ambos se iban, Kanon me beso la frente casi de manera paternas y saga me beso la mejilla, no me molestaba, no de ellos.
Y así pasaron las horas mientras me centraba en mi libro hasta que sonó la alarma, porque si, había puesto alarma para recordar que debía cocinar hoy.
Tome el delantal y comencé a revisar los ingredientes, opte por hacer patatas a la francesa con un pescado al papelón, acompañado también por una ensalada de manzanas… y un postre simple, un flan de vainilla con caramelo; cuando estuvo todo listo me digne a poner la mesa pues los gemelos o tardarían en llegar…
pasaron diez minutos y llego saga.
— Kanon tiene que hacer así que llegara en la tarde, mando un mensaje con disculpas…— dijo mostrándome la pantalla, solté un suspiro, y eso que había preparado su ensalada predilecta, no, no era así, esa era la ensalada de él, y tarde me di cuenta.
— Ya que — fue todo lo que dije para destensarme mientras comenzaba a servir.
— Camus…— me llamo saga y solo deje salir un monosílabo desde mi garganta — ¿aún le extrañas?— ante aquella pregunta casi se me caen las cosas.
— No sé de qué hablas saga— dije sin más mientras dejaba los platos en la mesa y me sentaba tomando el jugo y sirviéndolo.
— sé que aun extrañas a milo, ¿no crees que es momento de dejarle ir? — me pregunto mirando mi rostro, cada gesto que hacía era analizado, para mi fortuna no dejaba ver mucho de mis propias emociones
— ya lo deje ir, ese muerto ya está enterrado — no me gustaba hablar de eso, y se lo deje saber mirándole de manera afilada, el solo suspiro
— entonces me darás una respuesta?— pregunto sin rodeos — si ya no piensas en el no tendrías por qué negarte a alguien como yo… — su ego, claro, hace un tiempo que me pregunto si quería ser su pareja, y no le di respuesta alguna, saga es atractivo, para que lo niego, y si, hemos tenido algunos encuentros.