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Army love por UselessKid

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Ya llevaba bastante tiempo en la milicia; aunque era bastante pesado se terminó por acostumbrar. Llegó ahí por cosas con sus padres, aunque no era algo muy agradable de recordad. Sus compañeros no solían tratarle muy bien pues solían burlarse de su aspecto el cual era un tanto femenino, ya que era delgado, aunque algo alto y su cintura era extrañamente más pequeña que su cadera, por no hablar de su cabello que era largo y rubio. Solían ponerle todo tipo de apodos, desde princesa hasta zorra; aunque ya se había acostumbrado y solía ignorarlos aún era bastante molesto. Al menos así era siempre hasta que consiguió algunos amigos que aunque eran pocos le eran de bastante ayuda para tolerar las burlas de los otros.


Sus amigos... ¿Qué podía decir de sus amigos? Eran bastante buenos con él, pero no con las demás personas. Shura, un chico de cabello corto y negro que era su mejor amigo solía ser bastante tranquilo, aunque usualmente no hablaba con otros que no fuesen él o Máscara de Muerte; era muy amable, aunque cuando se enojaba daba bastante miedo. Por otro lado también tenía a Máscara de Muerte, quien al contrario de Shura solía ser bastante ruidoso, aunque era fácil hacerlo enojar e incluso a veces a Afrodita le gustaba molestarlo a propósito para divertirse un poco, él tampoco solía juntarse con mucha gente y era bastante vago, aunque tenía grandes habilidades; también solía ser un poco malvado a veces, pero pasar el rato juntos era genial. También solían ser blanco de burlas, pero estando juntos se protegían entre ellos y se querían bastante.


Pero entre más tiempo pasaba con ellos, más los quería y no podía imaginar una vida sin ellos, hasta que comenzó a desarrollar otro tipo de sentimientos por Máscara de Muerte; sí, ese chico alto de cabello gris quien era un poco más bajo que él. Tal vez sería algo raro e incluso irónico que se terminase enamorándose de Máscara en lugar de Shura pues solía llevarse bastante bien con él, aunque con Máscara... Bueno, su relación no era la ideal, en algún momento de su relación de amigos empezaron a pelear mucho aunque era intencionalmente pues ninguno de los dos tenía pensado revelar sus sentimientos hacia el otro y mucho menos levantar sospechas.


-¡Eres un idiota!- Gritó Afrodita mientras tiraba puñetazos al aire intentando golpear a su compañero quien fácilmente esquivaba los golpes.


-Tranquila princesa, si yo sólo dije la verdad.


-¡Arrepiéntete!


-Mmm...- Máscara miró hacia arriba fingiendo pensar.-No.


-¡Escúchame! Si no te retractas voy a...- Pero no pudo terminar la frase, ya que fue interrumpido por el teniente, quien había entrado a la sala antes de que ellos se diesen cuenta.


-¡Ustedes dos!


-¿Sí, señor?- Respondieron ambos después de tragar saliva, sabían que si los encontraban peleando los castigarían y eso era lo que menos querían; marchar por una hora bajo el sol era lo peor y después de haber pasado por eso tantas veces, era lo que más odiaban.


-Dejen de pelear y vayan a marchar, niñitas- ordenó mientras señalaba la puerta.


-Sí, señor...- Derrotados, se dirigieron lentamente hacia la puerta para salir al patio.


Odiaban estar juntos tanto tiempo y para ellos una hora en compañía del otro era la muerte, sumando el inmenso calor que hacía y el cansancio de caminar bajo el sol durante tanto tiempo.


Después de un tiempo, Afrodita decidió romper el silencio.


-Esto es tu culpa- murmuró.


-¿Perdón? Yo no soy el culpable de tu locura, rosita histérica.


-Es tu culpa por insultarme.


-Pfft... Sí, claro.


-¿Sabes qué? No quiero discutir más contigo- el rubio en un gesto infantil cerró los ojos y mostró su lengua.


-Eso fue muy maduro.


-Cállate- respondió mientras miraba hacia abajo con un ligero rubor en sus mejillas.


Máscara paró de caminar y tomó la cara de Afrodita, forzándolo a mirarlo a los ojos.


-¿Por qué te sonrojas?- Sonrió.


Entonces Afrodita se maldijo a sí mismo al sentir su cara arder, y al no encontrar nada que decir debido a los nervios que le producía estar tan cerca de él, se limitó a cerrar los ojos con fuerza y apretar los labios.


- Je... Es curioso como puede cambiar tu tono de piel...- MM bajo su mano y dejó de sujetar el rostro de Afrodita, este dio media vuelta y siguió corriendo bajo el sol


-¿Podrías al menos esperarme?- Gritó Afrodita algo molesto, en realidad esperaba que MM hiciera algo más que sólo mirarlo.


-No sólo tienes el aspecto, también la actitud de una niñita- MM siguió corriendo hasta que termino la hora de castigo, debido al calor intenso termino empapado de sudor, con una camisa húmeda por este se notaban su definido abdomen y pecho


Afrodita se sintió aliviado, estaría mejor estando lejos de él, aunque en realidad quería que pasaran más tiempo juntos. Pensaba irse lo antes posible, pero al ver a MM en tal estado ni siquiera pudo reaccionar, se dedicó a mirarlo fijamente sin poner atención a nada más.


-¿Qué es lo que miras?, es hora de volver o nos meteremos en más líos, ¡hey! ¡Reacciona, niñita!- MM hizo sonar los dedos para que Afrodita volviera de esa mirada perdida


La cara de Afrodita se volvió completamente roja al darse cuenta de la situación. Normalmente se distraía un poco cuando estaba cerca de él, pero ese día estaba exagerando. Intentó disculparse pero no le salían las palabras; ese hombre realmente lo volvía loco.


-Esa mirada que tienes... No entiendo como me puede parecer molesta pero linda a la vez- Dijo MM mientras caminaba de regreso a la base, a mitad de la caminata volteo y con una sonrisa dijo-Vamos niñita-


El rubio se limitó a obedecer; estaba pensando en lo que acababa de escuchar, ¿Máscara realmente pensaba que era lindo? En ese momento sintió deseos de gritar, pero tuvo que controlarse debido a que seguían juntos. Ahora sólo caminaba con una sonrisa estúpida en la cara y estaba seguro de que así se mantendría el resto del día, incluso toda la semana, pensó.


-Ah...- MM suspiro, las horas habían pasado mientras este descansaba solo en el dormitorio de hombres, no había absolutamente nadie y el calor era insoportable, por lo cual decidió dormir sin camisa mientras lo único que resonaba en el dormitorio de los chicos era el rechinido de un viejo ventilador. Mientras tanto, Afrodita en su habitación se encontraba en su cama mirando fijamente hacia el techo con una gran sonrisa. Aún pensaba en lo que le había dicho MM ese mismo día. Llevaba pensando en eso todo el día y no quería dejar de hacerlo, lo hacía sentir muy feliz. Sabía que se comportaba como toda una adolescente, pero eso lo tenía sin cuidado, su prioridad era pensar en una manera de acercarse más a él, de saber sobre su vida, sobre lo que piensa, hacer más que sólo pelear por no querer revelar sus sentimientos.


-¿Que estará haciendo esa niñita? Parecía muy alegre al volver...- MM se preguntaba varias veces y trataba de razonar, ¿por qué esas palabras brotaron de su boca? ¿Qué quiso decirle?, una rara tormenta de pensamientos y sentimientos inexplicables llegó a la cabeza de MM.


Ambos se encontraban confundidos y pensando en alguna manera de acercarse al otro. Y así pasaron la noche, sin darse cuenta ya era de mañana y tenían que levantarse de nuevo.


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