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Liebe und Instinkt por Lunatica

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Notas del capitulo:

Hola como les va???Aqui les traigo una historia de mi pareja favorita Ron/Draco, además de un poco de la segunda favorita...Harry/Blaise. Jejejeje, bueno, ya saben que Harry Potter no me pertenece (si me perteneciera hace mucho que le habría hecho una versión gay romanticona donde le pone con todos los personajes...). Podría poner como advertencia que en esta historia Ron es un uke idealizado...osea, tierno, pequeño y dulce. Así que si les molesta esas historias...pos sorry, pero aún así, disfrutenla.

CAPÍTULO 1.-
COME DI DUE LOVERS...



Ronald Weasley se golpeó contra la mesa del Gran Comedor por segunda vez. La lechuza a su lado lo miró como preguntándose si estaba loco y luego remontó el vuelo, intentando que ninguna otra lechuza se diera cuenta de a quien le había entregado una carta. Hermione, sentada a su lado y con un enorme libro casi tan grande como ella negó levemente.

-Te dije que ver cuanta comida le cabía a Pidwedgeon no era un experimento que valiera para Transformaciones.- exclamó de manera fría. Cerró el libro y lo dejó a un lado para centrar su atención en el pelirrojo.-

-¡¡¡Lo se!!!!- gritó Ron ante los constantes mensajes de remordimiento que le mandaba el cerebro.- Pero es que estaba en blanco…no se me ocurrió nada ese día…-

-Si, claro.- alegó Hermione con sarcasmo.-…no serás más bien…. “no tengo tiempo de pensar en estúpidas tareas de una mujer que no ha tenido sexo en veinte años”???-

Ron cerró un ojo y la miró como si decir eso sobre la maestra fuera lo más normal del mundo.

-Bueno…- exclamó Ron intentando sonar casual.- no me negarás que si tuviera un esposo estaría menos amargada.-

Hermione se levantó furiosa y le lanzó el enorme libro en la cabeza consiguiendo tumbar a Ron de su asiento, el golpe resonó en todo el Gran Comedor logrando que algunos curiosos se levantaran para ver a quien se habían sonado. Ron tenía una lagrimita colgándole del ojo, el guamazo le dolió bastante y por lo menos tres cuartos del número total de sus neuronas estaban en coma. La chica recogió el libro, le limpió el polvo (una cosa es la salud de Ron y otra un preciadísimo libro) y salió hecha una tormenta del comedor.

Ron se levantó (no podía fijar bien la vista) y caminó como pudo a la salida. La maldita greñuda ex-dientes largos hora si se había pasado de la raya. Le dolía muchísimo la cabeza…se metió en un pasillo escondido de Hogwarts, cerca de la sala de los menesteres. Hacía muchísimo frío. “perfecto, otra de mis “inteligentes” ideas” se dijo Ron cuando pudo ver su aliento.

-Ron…¿Te encuentras bien?-

El aludido volteó, era Draco, que lo miraba desde una esquina muy oscura y apartada. Ron volteó hacia los lados, asegurándose que no viniera nadie y se acercó al Slytherin. Malfoy lo tomó en sus brazos y lo levantó un poquitín del suelo.

-Ron…- le sonrió dulcemente.- no pensaba encontrarte por aquí…-

-Si…es que he tenido un mal día…- exclamó Ron lacónicamente bajando la vista.-

-Cuéntame…-

-Aquí no, alguien podría vernos…-

Caminaron tomados de la mano hacia la sala de los menesteres, cuya puerta se abrió antes de que tomaran la perilla. Dentro había una gran cama de aspecto cómodo y una chimenea, que crepitaba como si llevara horas encendida, el ambiente estaba tibio, contrastando con la frialdad del pasillo donde se habían encontrado. El salón no podía ser más perfecto, y para la pareja, que llevaba más de dos años juntos, aquella imagen era casi hogareña.

Draco fue el primero en sentarse sobre el mullido colchón, que chirrió un poco pero se amoldó perfectamente a su musculoso cuerpo, luego Ron, que se dejó abrazar.

-Creo que te sucede algo realmente malo…- exclamó Draco después de unos minutos de silencios, notó que Ron solo miraba como la madera se consumía.-

Ron suspiró resignado, intentar ocultarle algo a esa serpiente astuta y vil era una misión imposible. Se restregó un poco más en los brazos de Malfoy, notando nuevamente lo bien que se acomodaba su cuerpo.

Draco lo apretó más contra si. Ron era tan especial, guardaba mucha tristeza en su corazón y nadie, ni siquiera el cara rajada había sido capaz de entenderlo. El pelirrojo se deprimía por lo menos una vez a la semana.

-Todos están por encima de mi…

Draco comenzó a mecerse adelante y atrás para calmar a Ron.

Aquellos que se decían sus amigos no lo conocía, no lo entendía, nadie más que Draco conocía el lado B de Ron.

-Solo…solo te tengo a ti…- aclaró Ron con la voz ahogada, tomando las manos de Draco, que se cerraban sobre él, en una caricia protectora, llena del gran anhelo por obtener reconocimiento, amor, comprensión.- Creo que ya te harté con tanto berrinche ¿verdad?- rió el pelirrojo volteándose para poder verlo con una sonrisa.

Draco le acarició la barbilla antes de acercarlo a él, rozó sus labios con deleite, eran tan suaves como la crema, rojos y carnosos igual que las cerezas. No podía concebir su existencia sin el aliento de Ron contra su boca, igual que una droga que mata, del remedio que cura, la adrenalina que exalta.

Lamió uno de ellos dejando un camino brillante, probó el sabor de Ron, tan dulce como la primera vez.

-Draco…-

Ron cerró los ojos, dejando que Malfoy siguiera comiéndose su boca, quería que el tiempo se detuviera cuando su corazón bombeó sangre con rapidez. Draco siempre ocasionaba esas reacciones en él, despertaba sus instintos.

Como amaba a ese bastardo…



El gélido aliento del invierno chocó con fuerza contra la ventana, podían decirle adiós a las tranquilas tardes de otoño. No más salidas ocasionales a Hogsmeade.

A veces se preguntaba si la felicidad que sentía sería para siempre, o si estaba condenado a tener eternamente lo que los demás no querían. Soltó el aire con fuerza, el tiempo le daría la respuesta.

Sus emociones tenían mente propia, todas se agolparon cuando recordó lo sucedido esa mañana.


Flash back-

-Harry..¿te encuentras bien?-

El moreno volteó, Ron lo miraba desde la entrada de los vestidores, apoyado en su escoba, aún tenías las marcas de lodo por todo el cuerpo y no parecía querer bañarse.

-Si…-

-¿Estás seguro? Llevas días como perdido, y es la primera vez que no atrapas la snitch a los veinte minutos…-

Ron se sentó a su lado mientras se quitaba la capa de Quidditch. Harry lo miró con desconfianza.

-Es que Malfoy y su grupito estaba ahí…-

Ron ladeó la cabeza, sin comprender muy bien a que punto quería llegar Harry. Era por todos sabido que Draco Malfoy odiaba a Harry Potter desde el primer momento en que habían puesto un pie en Hogwarts, tantos años de burlas y peleas debían de haberle enseñado al moreno a ignorar olímpicamente a Draco.

-¿Y…?

Harry lo miró sorprendido, casi siempre Ron era el que se ponía mal cuando las personas le dirigían algún tipo de burla, pero ahora parecía tan tranquilo como si eso fuera cosa de todos los días. Miró a su amigo analíticamente, pero no encontró nada diferente en él, seguía teniendo la misma cara de ingenuo de siempre.

-Tu eres el que estás raro…-

-¿Yo?- Ron se quedó sorprendido, pero sacó rápidas deducciones.- ¡Hey, no me la quieras cambiar!!!-

-No, es en serio…Malfoy se la pasó agrediéndote todo el partido y tu como si nada, creo que hasta jugaste mejor…-

-Bueno…- Ron suspiró aliviado, por lo menos el tema no era tan serio como se lo había imaginado.- supongo que eso es una mejoría, ¿verdad?-

-No!!!- Harry se levantó de la silla ante la mirada estupefacta de su amigo.- El tiene que agredirme a mi!!! A mi!!!

Ron se levantó a la altura de Harry, si no lo conociera diría que estaba celoso.

-Cálmate…- dijo el pecoso con precaución.- deberías de agradecerlo.-

Contrario a lo que Ron pensaba, Harry lo miró con odio, tenía la mandíbula apretada y los puños le temblaban, nunca lo había visto tan celoso en su vida.

-Que no lo entiendes, Weasley de pacotilla???!!!- tomó a Ron del cuello del uniforme, el pelirrojo movió la cabeza hacia atrás, no se podía soltar, y aunque pudiera no lo haría. Harry estaba furioso, le hablaba en un tono que no parecía el suyo.- Yo lo amo!!!!-


Ron abrió los ojos en toda su extensión, su piel se puso blanca bajo sus pecas y las orbes azules tintinaron por el horror. A Harry le gustaba Draco. Tomó las manos del pelinegro y las arrancó de su camisa.

-Dime que no es cierto...- le suplicó que le dijera, aunque sabía que era verdad.-

Harry bajó la vista, gruesas lágrimas surcaban sus mejillas, sin penas ni remordimientos, solo el amor prohibido hacia su enemigo jurado.

-No…no puedo soportar que su atención valla dirigida a otra persona…-

Ron se hizo para atrás con pasos lentos. Eso no era cierto…simplemente no era cierto. Se dio la vuelta con la mirada oscura y corrió hacia el castillo.

FIN DEL FLASH BACK.-


Ron se movió en la cama, no quería ni pensar en eso. Se tapó los ojos y la punzada en el pecho le hizo llorar. Si Harry amaba a Draco, era solo cuestión tiempo para que lo tuviera.

Entonces todo el amor que se tuvieron quedaría en el pasado y en el olvido, les daría sus felicitaciones y se iría a seguir como una sombra. No…ese mundo no, ese mundo donde no estaba Draco.

El pelirrojo volteó, aún con los ojos rojos podía ver claramente el cuerpo de Draco, dormido tranquilamente, su pecho subía y bajaba con serenidad, el cabello rubio regado sobre la almohada. Se veía tan tierno como un infante, y el reflejo de la nieve en la ventana lo hacía aún más angelical.

Se acercó a su rostro y vio sus facciones, finas pero masculinas, los labios delgados y las pestañas rubias.

-Yo siempre te amaré…- besó sus labios tan fuerte para sentirlo pero no para despertarlo.- no quiero que te vallas…-

Se asió al pecho de Draco y olió su aroma, sus esencias mezcladas después de haber hecho el amor. Miró nuevamente la ventana. No importaba si Draco se iba al igual que el otoño….él sería feliz, si Malfoy lo era.

Durmió sereno, sincronizando su respiración con la de Draco.




Ron corrió tan rápido como pudo, ¿Cómo era posible que se hubiera quedado dormido? Ahora llegaba tarde a la clase de pociones, de seguro que Snape lo asesinaría. Sin detenerse a tomar aire, abrió la puerta de la mazmorra y toda la clase volteó a verlo. Por suerte aún no comenzaban a hacer la poción y al parecer Snape no había llegado. Se metió cauteloso, sujetando con fuerza sus libros, lo tenía un poco atolondrado que todos se fijaran en él, hasta los Slytherins.

-Buenos días, Sr. Weasley…-


-Ahhggg…- Ron volteó alarmado, Snape estaba parado justo atrás de él. Le echaba una mirada gélida que pudo haber congelado el fuego.-

-Poción para la invisibilidad, Sr. Weasley…¿Cómo piensa aprenderla si llega tarde a mi clase??!!!!-

Ron miró a las bancas de los Gryffindors, pero ningún lugar libre. Ese era su fin. Cerró los ojos para no ver las caras de sus compañeros cuando Snape le restara puntos a su casa.

-Pero tiene suerte, Sr. Weasley…- Ron miró a Snape expectante, de seguro que era otra de sus sucias tretas para quitarle puntos.- Hoy la Srita. Parkinson está enferma…- le señaló un lugar en la mesa de los Slytherins.- así que será el compañero de pociones del Sr. Malfoy.-

Ron volteó a ver a Draco asombrado, eso parecía un sueño hecho realidad.

-¿Qué espera? ¡Siéntese! A menos que quiera que le quite puntos a su casa.-

Miró a Snape, si no estuviera tan loco hubiera jurado que el profesor de pociones le había dedicado una sonrisa discreta.

Draco a su lado estaba tan serio como siempre, cuidadoso y atento de conservar las apariencias. Mirada fría solo comparable con la de un mortífago, pero a la vez tan sencilla, serena y tranquila, virtudes de las que un Malfoy hacia gala en momentos de presión. Para el mundo a su alrededor, ellos dos seguían siendo enemigos.

Decidió no tomarse tan en serio la actitud distante que Draco tenía para con él, al fin y al cabo ellos dos habían decidido mantener en secreto la relación, no era nada obligado. Suspiró con resignación y su gesto de tristeza cambio para uno de aburrimiento en cuanto apoyó la cabeza sobre sus manos. Snape hablaba y hablaba y hablaba....parecía que iba a darle un tour completo por la fascinante vida del Betabel atlántico que ese día utilizarían, siguiendo con los otros treinta ingredientes.

Ron bufó, luego el grasiento profesor se preguntaba por que no entregaban las pociones a tiempo. Snape se dispuso a anotar los ingredientes en la pizarra con suma rapidez, haciendo que la mayor parte del salón despertara de su siesta comunitaria.

Volteó buscando más tinta cuando notó la intensa mirada que el rubio le dirigía, parecía decirle algo con esos ojos plateados vaporosos. Después de mucho pensarle, entendió el mensaje a la perfección.

Draco, el dragón plateado de Slytherin era mitad veela, su instinto le pedía contacto humano cada cinco minutos. Aquellos seres de extrema belleza eran activamente sexuales por naturaleza, necesitaban el calor de otras carnes para aliviar un poco su frustración de lujuria.

Bajó su mano lentamente y la escondió de algunas miradas fugaces poniéndola entre su mochila y la de Draco, no tardo en sentir como el veela acariciaba su piel con presteza y suavidad.

El rubio aún no llegaba a la edad ni a la época adecuadas para que su herencia le pidiera una pareja que conseguiría con el olfato. Aquella persona sería compatible con el veela en todas las formas posibles, el perfecto amante, tal vez fértil.

-Auch…-

Ron fijó la vista en el lugar de donde provenía su dolor, por estar tan metido en sus tristes pensamientos se había cortado el dedo con el cuchillo. La herida no era profunda pero sangraba ampliamente, sin pensarlo demasiado metió el dedo en su boca, succionando el líquido rojo.

Unas lagrimitas graciosas se le dibujaron en el rostro mientras succionaba sus dedos, casi como si fueran un chupete. Draco lo miró antes de taparse la boca con una mano…Ron frunció el ceño, sabía que cuando el rubio hacía eso es que se estaba riendo y ocultaba su gesto gracioso.

-Baka…- exclamó Draco con ojos ligeramente juguetones y una sonrisa cínica dibujada en el rostro, lo miraba superiormente, como si estuviera en contra de que los primates utilizaran cuchillos.


-¡¡Weasley!!-

Ron volteó a ver al profesor, aún con los dedos en la boca.

-Ahórrenos el vulgar espectáculo y valla a lavarse la herida…-

Ron se levantó tristemente de su lugar y caminó hacia la pileta donde lavaban todos los calderos. Abrió la llave y una agradable sensación de frescura le recorrió la mano. Mucho más aliviado y con la herida comenzando a cicatrizarle regresó a su lugar para terminar la poción

-¿Qué falta?- preguntó a Malfoy que movía la pócima con la varita

-Solo tres pelos de unicornio…-

Tomó un frasco a un lado de él y sacó las preciadas hebras plateadas. Eran tan delgados y finas que en un momento dado mientras le daba la vuelta llegaban a ser invisibles. Las metió y el menjurje se volvió de un color café verdusco.

-Ya terminamos…solo tenemos que esperar a que se enfríe.-

Draco apagó el fuego con la varita. Luego se escucharon los pasos de Snape que parecía haber seguido la realización de la pócima muy de cerca. Antes de que se lo esperaran ya estaba detrás de Ron con los brazos cruzados y su expresión de “prefiero bailar en un “only for wizards” que seguir siendo maestro de pociones” eterna.

-Sr. Weasley, Sr. Malfoy, pueden retirarse…-

Ron estaba sorprendido, por primera vez en su vida Snape no le hablaba con acento de serpiente venenosa, ni con doble sentido, ni con ganas de herirlo, ni para criticarlo, ni para nada malo, simplemente le daba una orden ¡como si fuera maestro!

Tomó su mochila y salió sonriente, especialmente cuando estuvo frente a la fila de los Gryffindor, diciendo para sus adentros “muéranse de envidia” y viendo con sorna sus caras perplejas.

Salió del salón y respiró con tranquilidad, tenía veinte minutos antes de que empezara la siguiente clase, en la que tendría un importantísimo examen…bueno, no tan importante. Contaba con el tiempo suficiente para darle una rápida repasada.

-Nos vemos, Draky…- sonrió ampliamente, recordando lo mucho que odiaba Draco que le dijeran Draky.

Sin esperarlo el musculoso cuerpo de Draco lo apretó contra la pared de piedra, justo en frente de las mazmorras. Ron se puso muy nervioso, andar en una pose tan comprometedora justo en frente de un pasillo y todavía más…¡En frente de la clase de Snape! Era un suicidio declarado, tragó saliva dolorosamente y deseó nunca haberle dicho a la serpiente plateada su seudónimo.

-Te he dicho miles de veces que no me digas así…-

Draco lo miraba con sus ojos vaporosos y agudos, casi matándolo con la mirada. Se acercó peligrosamente a la carnosa boca del pelirrojo bajo su mirada expectante.

-¿Qué vas a hacer?- las palabras le salían de manera temerosa y en un susurro fino, decía entre sílabas que lo quería lejos pero a la vez que nunca deseaba separarse. La oscuridad del pasillo opacaba su mirada azul enamorada.-

-Cállate…-

Lo tomó de la barbilla suavemente y fue levantando su rostro hasta su altura, las rojizas pecas danzaban en frente suyo, todas y cada una intentando ser la primera en ser besada. Sonrió con arrogancia antes de morder el labio inferior del pelirrojo.

Ron cerró los ojos entregándose en cuerpo y alma al momento.

Acto seguido la puerta de la mazmorra se abrió y Hermione asomó su cabeza. Los miró sin ningún gesto en su rostro analítico, luego sacó completamente su cuerpo y centró su vista en Ron.

-Tenemos que hacer el repaso para el examen de Historia de la magia ¿recuerdas?- le dijo con calma cruzándose de brazos, tan solo le quedaban quince minutos y cada segundo que pasaba era valiosísimo tiempo perdido.-

-Cierto….nos vemos luego, Drak…Draco.-

Se alejó del rubio apartándolo con calma, en verdad no deseaba separarse pero la ocasión no era propicia, tomó su mochila y salió detrás de la castaña, dieron vuelta en un pasillo y se perdieron del campo visual del rubio.

-Ron…-

Draco se tocó los labios con calma, la maldita amiguita de Potter los había interrumpido, con todo lo que había trabajado para que nadie los interrumpiera, intentó calmarse, se recordó que habría otras muchísimas oportunidades. Decoró su cara con una sonrisa petulante, lo único bueno era que ahora tendría boca sabor chocolate todo el día.




Ron y Hermione entraron a la biblioteca, adentrándose de inmediato en la más aburrida y perdida sección del lugar, la de historia. Caminaron entre cientos de pesados volúmenes casi tan viejos como la escuela. Incluso Hermione los tomaba con extremo cuidado, tal vez temía que se deshicieran frente a sus ojos.

-¿Qué libro buscamos?-

-“La más completa y minuciosa Historia de Hogwarts, incluida biografía de Godric Gryffindor y Salazar Slytherin”.-

Ron anotó mentalmente que para la próxima le pediría que lo escribiera en un papelito. ¡¡Sólo a los magos tan viejos se les ocurría poner un nombre tan largo a un libro tan pesado!!! Todo decía que lo que en verdad deseaban era que las personas no leyeran sus libros.

Suspiró con fastidio comenzó a mirar los tomos, no tardo en notar que tenían una marca, al parecer alguien les había retirado el polvo en una línea del tamaño de un indice pequeño. Miró a su lado para preguntarle a la castaña, pero se guardó las tontas cuestiones cuando notó a Hermione pasando su dedo a través de los tomos.



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Ron miró con enojo a su compañera, que sonreía cómplicemente desde la esquina apartada.

-¿No dijiste que el examen era hoy??!!!!-

-Calla, Ron, estamos en la biblioteca…-

-Me vale ma…!!!-

Hermione le puso la mano en la boca, para impedirle seguir hablando con tanta soltura. Sonreía, pero no en tono de disculpa, sino feliz por el excelente fin de sus planes. Miró al pelirrojo a los ojos y este hizo un gesto violento.

-Te dejo hablar si prometes que no vas a gritar…-

El pelirrojo asintió y Hermione le retiró la mano.

-Esto me pasa por escucharte…- le dijo con cierto rencor, estaba nuevamente en la biblioteca, luego de casi morirse de los nervios mientras se avecinaba el examen que supuestamente era ese día.-.

-Perdon…jiji…pero quería que estudiaras con tiempo, si no te presiono eres capaz de estudiar a cinco minutos del examen.-

Ron no encontró con que alegar ese punto tan cierto.

-Tal vez si hubieras intentando hablar conmigo, no hubiera pasado todo esto…-

-Si, claaaaro.- respondió Hermione con sarcasmo.- Pero…en realidad no creía que fueras a enfadarte tanto…-

-No, no es eso…- Ron negó repetidamente con la cabeza, nunca le había gustado escuchar a Hermione con arrepentimiento en su voz.- solo que…ah….olvídalo.-

Hermione sonrió, Ron era extraño, podía ser enojón y amable con la misma expresión en el rostro. Tomó la pecosa mano y la acarició suavemente.

-Eres buen amigo….muy bueno…-

-De eso que no te quede duda….- Ron rió ligeramente, Madame Pince siempre los cachaba cuando comenzaban a ser felices en su biblioteca, como si el propio sentimiento fuera prohibido.-

-Y como eres taaaaaaann buen amigo, te quedarás otra hora estudiando ¿verdad?…-

La castaña se levantó de su asiento y tomó sus libros con presteza, antes de lograr que el cerebro de Ron analizara todas las palabras a la velocidad que ella las había dicho.

-Pero…etto…-

-Nos vemos.-

Le sonrió ampliamente y le besó la mejilla, casi deseándole buena suerte en la importante y casi mortal misión de estudiar hasta la hora de cerrar de la biblioteca. Caminó hacia la salida y Ron, en su shock, no pudo hacer nada más que observarla mientras movía los labios como pez en el agua. Se encontró solo en medio del lugar antes de lo que le hubiera gustado.

-Hm…- exclamó luego de veinte minutos solo.-

Tenía frío, estaba a oscuras y Hermione lo había dejado solo, debía de estar colérico, pero no lo estaba, solo un poco triste. Tomó el libro con resignación y sonrió luego de unos cuantos párrafos.

Tal vez la acción de Hermione mintiéndole no había sido mala, ahora sinceramente no tenía la necesidad de estudiar, por primera vez estaba repasando, solo repasando. Anotó mentalmente algunos datos que en el último estudio no había podido aprenderse y cerró el libro.

-Estoy feliz…- le confesó a la nada con una sonrisa. Luego suspiró, estaba feliz por haber terminado de estudiar, pero estaba abatido y mentalmente nokeado.

Apoyó su rostro contra la mesa y cerró los ojos, quedaba cansado y hastiado del olor a humedad de los tomos.

-Cansado tan rápido, Weasley???-

Ron levantó la mirada y encontró los engreídos ojos de Draco acosándolo, su cuerpo se apoyaba sobre la mesa y el cabello se movía con gracia por el frío de la noche. Draco era algo tan extraño en la vida de Ron, detonaba tantas cosas en su organismo, como las fuerzas cuando se sentía débil.

Acomodó los brazos alrededor de Draco y lo acercó a él con fuerza.

-Ahora no te puedes escapar.- le sonreía con complicidad nata, nada de nada podría impedir que se comiera a besos a SU serpiente plateada con ojos de muerte.

Contradictorio a todas las acciones que Draco realizaría para quitárselo de encima, el rubio le robó el beso primero, dejándolo sin el aliento suficiente para replicar. Sus labios estaban rojos y mordidos, no podía cerrar los ojos de la sorpresa y Draco no lo soltaba, lo miraba fijamente, tal si le complaciera el verlo tan perdido y confuso. Apretó sus cuerpos casi restregándolos y lo apoyó sobre la mesa.

Su respiración era rápida e impaciente, el deseo brillaba dentro de él como si lo desprendiera, iluminando la sala con su desnudes de torso.

Arrancó la camisa de Ron con ímpetu sobrehumano, poniendo a este más sorprendido de lo que ya estaba. Se restregó nuevamente, dejando de lado la agitación.

-si querías sentir contacto humano, con mi ….-

-Cállate, idiota…- se acomodó fielmente encima de Ron, dejando su cabeza en el arco que formaba el hombro y el cuello del pelirrojo, con las piernas flexionadas a su alrededor encima de la mesa.

Ron cerró los ojos, Draco le decía cosas frías con una calidez que espantaba. No entendía a su dragón, en verdad que no lo comprendía.

-Tu cuerpo siempre me confunde, Draco…- le dijo con gracia de puchero.-

-No…-

-hm???-

-No quiero que nadie te toque…- apretó su cuerpo con fuerza y absorbió su esencia con locura, Ron, las pecas, la piel blanca, los labios rojos, inclusos los sonrojos, eran de él, suyos y de nadie más.- ni siquiera Granger…-

-Draco…- miró al lado con cierta tristeza. - ¿Qué dices?!-

El rubio se levantó casi asustado de su propia reacción, apretó las manos contra su rostro y se talló los ojos fuertemente.

-Disculpa, Ron…es que…yo…-

-Tu instinto veela…-

Draco se acarició los brazos con vergüenza en sus pálidas mejillas, sabía que ese tema incomodaba a Ron, y aunque nunca se lo hubiera dicho con esas palabras textuales no se necesitaba ser un genio para saberlo.

Ron se sentó sobre la mesa y suspiró con fuerza, era momento de dejar de escapar de aquello que tarde o temprano tendrían que decidir.

-Ven, Draco, tenemos que hablar…-

El rubio se acercó lento pero seguro, se sentó a su lado y espero a que Ron diera el primer paso.

-Dime…¿ya encontraste a tu pareja?-

-No…

-Y…- se detuvo un momento, aguantando su propio dolor.- ¿Qué pasará si la encuentras?-

-Nada, no pasará nada…-

Ron volteó a verlo directamente con rapidez. ¿De que demonios estaba hablando Draco? Así, simplemente? Dejaría de lado su instinto veela???

-No digas tonterías, Draco, nadie puede evitar el instinto veela.!!!-

-¿¡¡Entonces que quieres!!?? ¡¿¿Qué te deje en cuanto lo encuentre?!-

-Solo quería que supieras que cuando llegue el momento, yo voy a estar allí, apoyándote…volveré a ser tu amigo. ¡Así que no tienes que mentirme para que me sienta mejor!-

Draco sintió que su temple era apoderado por la ira. Ron era un idiota andante.

-Así nada más!!!??- Draco levantó la mano antes de bajarla con la misma furia con que la levantó, estaba enojado, pero no por eso golpearía al pelirrojo.- ¿Y que pasará con lo que tuvimos??? ¡¡¡¿Pensaste siempre que mis besos solo eran para bajar la calentura??!!!-

-No lo se, dímelo tu…- exclamó Ron con una calma que solo aumentó el coraje dentro de Draco.-

-No, no, NNoo!!!!- tomó a Ron de los hombros con fuerza.

-¡¡¡¡DEJEN DE HACER RUIDO EN MI BIBLIOTECA!!!-

Draco estaba fuera de si, embriagado de un coraje que le nublaba la mente, tomó su varita antes de que Madame Pince pudiera hacer algo y la petrificó, dejando que su cuerpo cayera con fuerza en el piso de piedra. Miraba a Ron con un odio que realmente no sentía.

Apretó los puños hasta dejar los nudillos blancos, tenía que controlarse…controlarse…detenerse.

-Yo se que te irás…- le dijo Ron sin hacer caso al enojo dentro del rubio, ni siquiera al hecho de que había atacado a un profesor (digamos que Madame Pince tiene el título de maestra, ok?) y que no le había importado.-

Eso era lo único que necesitaba, la voz de Ron le hacía crispar con rudeza, apretó aún más el puño y lo estampó en el pómulo del pelirrojo, haciendo que cayera con estrépito sobre una mesa.

No se dignó a revisar si seguía vivo, pues el pelirrojo quedó tumbado sobre la mesa sin moverse, quieto y con aura desolada por la luna, Draco solo se dio la vuelta, evitando pisar a Madame Pince y salió de la biblioteca maldiciendo el día en que se enamoró tan perdidamente de un Gryffindor…Ahora que lo pensaba, recordó porque siempre los había odiado…tenían complejo de víctimas.

Ron despertó luego de unos minutos, la contusión en la cabeza sangraba, pero no era nada que un buen hechizo sanador no pudiera reparar. No quería levantarse, esperaría unos momentos más antes de que fuera seguro salir de la biblioteca, él era prefecto, no tenía miedo de que lo encontraran vagando durante altas horas de la noche por el castillo, pero si lo veían salir inmediatamente de Draco, todos sospecharían que había algo entre ellos.

Movió la cabeza lentamente para mirar por la ventana…la luna se reía de él, no quería verse idiota, así que compartió la alegría del astro. Rió lastimeramente logrando un eco escabroso entre los estantes.

-Tu orgullo es mi mejor arma, Draco….-musitó suavemente…-


Hola, ya volví. De repente me entraron las ganas de escribir sobre esta singular pareja (juro que solo serán dos capítulos) que ha sido olvidada (bueno...no tanto así, pero es imposible encontrar más de cinco historias de estos dos en los que su amor no se vea interrumpido por que el chico de oro se mete en el medio). Y como que los H/D ya estan siendo demasiado predecibles. De seguro que a Blaize no le molestara que Draco tome prestado a Ron durante algunas historias, chance y se hacen un intercambio de parejas y Draco le preste al "chico de oro" jajajaja

Bye y portence mal chic@s

Atte: Lunática

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