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El alfa don nadie por Dakuraita

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Notas del capitulo:

 


:'3 La verdad tenía el segundo capitulo desde ayer. 


¡Espero disfruten este segundo capitulo!


No siempre voy a actualizar tan rapido, la verdad es que ahorita tengo tiempo libre pero posiblemente las actualizaciones sean semanales. 


 

 


Akashi Seijuuro, hijo único de una importante y adinerada familia, nació omega. No era el fin del mundo. Masaomi, el padre de Akashi, pensó que si su hijo no era un alfa, bien podía también tener un altísimo valor como omega. Básicamente tener un hijo omega, era similar a tener una hija. Y ya que la madre de Akashi murió por enfermedad, Masaomi ya no tuvo más hijos.


Sin embargo, no por ser Akashi un omega, Masaomi le dejaría ser un inútil como otros omegas que solo servían para parir. No. Akashi, omega o no, seguía siendo el único hijo de la familia, y aunque seguramente terminaría con un alfa importante, no por eso dejaría que el alfa tomase control de todo. No. Akashi era el primogénito y el heredero de todo cuanto poseía esa familia y lo manejaría a la perfección.


Así pues, desde pequeño, fue sometido a grandes presiones. Los cursos parecían no tener fin, las actividades extras y especiales, se multiplicaban sin parar y la excelencia no era una opción. Seijuuro siempre fue primeros lugares en todo, superando siempre a quien fuera. Era más fuerte que muchos alfas, más inteligente, rápido y un perfecto ejemplo de ser humano. No había nada que no pudiese hacer, no había disciplina que no pudiese dominar o concurso que no pudiese ganar.


Al crecer, sin embargo, los problemas empezaron a presentarse. Akashi era objeto de deseo para muchas personas, ya que no solo era el hijo único de la familia… ERA UN OMEGA. Sí, hay que hacer mucho énfasis de esto.


Por supuesto que durante mucho tiempo Akashi fue acompañado a la escuela por guardaespaldas e incluso en la escuela era vigilado. Siempre estaba rodeado de la máxima seguridad. Esto hizo que todos le viesen como alguien inalcanzable, alguien importante, pero también alguien intimidante. Y no ayudaba mucho que el carácter de Seijuuro fuese siempre tranquilo y serio.


Y aunque Akashi obedecía todo cuanto su papá ordenaba, en el fondo se sentía asqueado.


¿Por qué tenía que ser un sumiso sin esperanzas? Por supuesto que su padre le preparaba para tener las riendas de su destino y no dejarse controlar por un alfa, pero eso no tenía nada que ver con la naturaleza. Akashi era sumiso ante el punto de que, por ser omega, a fuerza tenía que contraer matrimonio algún día con algún alfa y tener hijos. ¿Y si no quería? ¿Y si se enamoraba de un beta? ¿Qué tal que también le gustaba otro omega? O quizá, quizá nunca conocería a un alfa que le gustase, todos eran tan… tan egocéntricos.


“El día en que conozca a un alfa diferente, será el día en que tendré ganas de ser un omega, mientras tanto, soy una persona, no una cosa”, siempre se decía eso a sí mismo.


Los omegas no eran joyas, eran personas. Lo mismo con los alfas, lo mismo con los betas.


Sonará algo extraño, pero pese a ser omega, Akashi quería ser el que tuviera el control y no ser el controlado.


Aunque, adoraba de cierta forma saberse deseado y con poder. Sin importar lo que la genética dijera, él sería siempre absoluto.


 



—Bien, bien. ¿Cómo te ha ido, Kouki? ¿Cómo te fue en tu primer día de clases? Me sorprendió recibir tu llamada, usualmente es la voz de tu madre alterada lo primero que escucho —comentó el doctor, sonriendo divertido como de costumbre—. Anda, toma asiento hijo. ¿Sucedió algo?


—Pues sí… ¿Le cuento todo desde el inicio?


—¿Tienes prisa, hijo?


—No.


—Entonces adelante, soy todo oídos y hoy no tengo citas planeadas. Anda, cuéntame.


-Bien, verá… iba de camino a la escuela cuando me subí al metro. Todo iba normal, hasta que de pronto llegó un aroma a mi nariz. Volteé en todas direcciones, nadie más parecía sentirlo, todos estaban calmados, y había más de un alfa, así que pensé que era demasiado extraño. El aroma no era a celo, era esencia en sí. ¿Recuerda todo lo que me dijo que debería sentir cuando un alfa siente el celo de un omega? ¡Pues sentí algo similar! Mi cuerpo empezó calentarse, pensé que me iba a morir ahí adentro, incluso me tomé un té helado de golpe y me empapé… llegué a la escuela hecho un manojo mojado y confundido.


El doctor escuchaba con calma. Su pluma ya había empezado a hacer algunas anotaciones. A veces Kouki se sentía como una especie de experimento, siempre estaba en una especie de observación constante. Sin embargo, aquel buen hombre solo sonreía con calma, no había nada en su expresión que indicase sorpresa o profesara algún mal augurio. Simplemente permanecía simpático. Y Kouki estaba sentado, esperando, estaba nervioso.


—¡Relájate, hijo! —exclamó el doctor, riendo—. Parece que esperas las peores noticias. Pero se trata de algo muy, muy natural. Tu instinto ha encontrado a “el indicado” por decirlo de alguna forma. Algo en ese omega despertó en ti lo que ningún otro ha podido, así que seguramente tu instinto lo escogió. No es algo muy complicado, es lo que los betas llamarían “química”. No todos los alfas tienen química con todos los omegas, algunos son más selectivos, es una cosa natural, tiene que ver con la selección natural. Dime, ¿lo viste de nuevo después de aquel incidente?


—No, no volví a verle… pero sentí su aroma en la escuela. Supongo que estaba en el edificio de los omegas, está bastante apartado del edificio de los alfas, pero… um, supongo que en algún punto pasamos cerca el uno del otro o algo así… e-ese aroma es especial, es inconfundible y opaca todo lo demás.


La escuela a la que asistía Furihata, era una escuela especial donde estudiaban alfas, betas y omegas, todos separados en edificios especiales para evitar problemas de cualquier índole. Porque, en la adolescencia, era común que los estudiantes fuesen olvidadizos y se les acabaran los supresores o cosas del estilo, y para evitar una barbarie de coito, separaban a unos de otros. Era como si un colegio mixto separase a hombres y mujeres en edificios diferentes pero permitiéndoles convivir en receso.


—Te aconsejaría que intentes averiguar quién es aquel omega. Es muy seguro que él también reaccione a ti, las cosas rara vez suelen ser unilaterales cuando se trata de elegir “al indicado”, es un poco más fiable viniendo de tus sentidos que si fueran los de un beta. La naturaleza es sabia, hijo.


—Entonces, ¿no me rompí ni nada?


El doctor soltó una carcajada.


—Ay Kouki, sigues siendo un chico de lo más curioso. No te preocupes, estás perfectamente bien. Anda a casa. Seguro que tu madre ya hizo la cena.



Al día siguiente, la primera clase del día era educación física. Sí, muy agradable. ¿Quién no adora despertar para irse a correr? Quizá los cabeza de deporte que disfrutan de correr y sudar a la primer ahora del día. A Kouki le daba igual. Nunca era especialmente veloz, él simplemente asistía, hacía las actividades y ya. Era invisible y un cero a la izquierda para los deportes. Aunque le gustaba jugar baloncesto, usualmente lo discriminaban y lo dejaban en la banca todo el rato. ¡Joder! ¿Cómo se supone que sea bueno en algo si no lo dejan siquiera practicar? Siquiera intentar.


—Kouki, ¿podrías traer las toallas? Las dejé en los vestidores —preguntó alguien.


—Sí, enseguida voy.


Era un chico servicial.


Pero cuando entró, de nuevo ese aroma… ese aroma increíble, dulce, potente. Furihata sabía que tenía dos opciones, o iba y descubría quien era, o podía darse la vuelta y huir. Claro, muchos pensarían, ¿Por qué huiría? Porque siempre lo educaron para huir, siempre le metieron en la cabeza que él nunca encontraría pareja, que nunca sería capaz de nada importante, y por ello… ahora tenía esas dos opciones. Creer lo que siempre le dijeron o decidir por sí mismo. El instinto lo obligó a decidir.


—¿Hola? ¿Hay alguien aquí…? —preguntó, mientras se adentraba y buscaba entre los pasillos llenos de casilleros.


Cuando encontró a la fuente del aroma, también encontró las toallas, estaban en un banquillo.


—¿Se te ofrece algo? —preguntó una voz seria, pero increíblemente hermosa.


Kouki entonces vio a un chico, quizá unos pocos centímetros más algo que él, de cabello rojo y mirada felina. Su semblante era serio y su porte era el de un rey, una deidad que destacaba entre los simples mortales. Era el chico más apuesto que Kouki jamás hubiese visto, por no decir que era el primero que le obligaba a  poner el adjetivo “atractivo” respecto a su aspecto.


El chico estaba terminando de ponerse una camisa.


—Y-Yo… vine por esto —dijo señalando las toallas, desviando la mirada.


Inmediatamente empezó a cohibirse. Joder, no conocía a ese chico, además de que lucía sumamente intimidante, ¡Es que Kouki se sentía como un sucio mensajero frente a importante emperador en la era Meiji! Además, se avergonzaba de sí mismo, parecía que estaba viendo al pelirrojo con demasiado asombro.


Furihata tenía ganas de reírse de sí mismo… que lindo cuadro, el alfa sintiéndose una pulga al lado de un omega… un omega imperial. Sí, sonaba hasta tonto.


—Tú debes ser el chico de aquella vez… -dijo el pelirrojo.


—¿Q-Qué? ¿Yo? ¿Aquella vez? ¿Eh? ¿Qué? —“Deja de actuar como estúpido, vamos, ten algo de auto-control”, se reprendió a sí mismo.


—Ayer, quiero decir. Tú eres diferente.


—¿Yo?... No, te estás equivocando. Yo soy sólo yo.


—Jamás me equivoco. Dime tu nombre —exigió este, calmado.


—Furihata Kouki, de la clase A… —no supo ni porque agregó esa información.


—Akashi Seijuuro, clase C. Lo repito, eres diferente.


A, era la clase de alfas.


B, de betas.


C, omegas.


No tenía mucha ciencia. 


—Pues tú también lo eres —respondió Furihata, cruzándose de brazos.


Akashi tomó asiento.


—Justo ahora has sentido mi esencia, ¿no? Yo he sentido la tuya, desde esa vez en el metro, ayer. No apresuré las cosas, una vez sabiendo que estábamos en la misma escuela sabía que era cuestión de tiempo para que nuestros caminos se cruzaran. El hecho de que hayas sentido mi esencia es importante y que yo pueda sentir ya tuya. Básicamente es como si nuestras naturalezas hubiesen recibido un mensaje singular.


—¿Y no te molesta?


—¿Por qué?


—Porque alguien como yo acaba de recibir un mensaje así.


—No veo porque, apenas te conozco. ¿Sucede algo malo contigo?


—E-Esto es ridículo —exclamó Kouki—. Esta conversación es una tontería, ¡No me importa eso de la naturaleza! Yo no quiero que alguien se interese en mí por ser un alfa… ¡En especial por eso de ser alfa! ¡No tengo nada de lo que los alfas suelen tener, solo un código genético inservible!


Sí, sentía que se estaba contradiciendo. ¡Sí quería conocer al omega que le había hecho sentir lo que nadie más! Pero por alguna razón, algo en él estaba diciendo que no quería que las cosas fueran así… porque, no son cosas, no son sólo alfa y omega, son personas y si van a conocerse que sea como personas normales. Ha, que caprichoso, no es como si fuesen personas normales, ¿o sí? Bueno, Kouki se sentía como alguien demasiado común y corriente como para estar sosteniendo una conversación así. O sea, ¿mensajes singulares? Eso era maldito instinto, pero no quería empezar una charla con alguien solo por eso, porque entonces estaría cediendo, estaría tomando ventaja de su posición como alfa. Cosa que seguro sus padres le hubiesen aconsejado que hiciera si la oportunidad se presentaba, ya que siempre dudaban que fuese a suceder.


—Y yo no quiero que me vean sólo como un omega, pero henos aquí, Kouki —respondió Akashi, con calma.


—¿A qué te refieres?


—Lo sabrás en su momento. Ahora, toma —Akashi tomó las toallas y se las dio a Kouki—. Tú tienes algo que llevar y yo una clase que tomar. Hablamos luego.


Kouki no supo que decir, asintió y se fue.


No entendía que acaba de pasar, pero… a juzgar por las palabras del otro, esta no sería la última vez en que ambos se encontrarían.



—¿Hermanito? ¿Estás bien? —preguntó una de sus hermanas, su nombre era Rin.


—Sí, hoy tuve un día extraño, eso es todo.


—¿Te sientes mal?


—Tal vez… Pero ustedes no se preocupen, ¡Mamá querrá saber cómo les fue hoy en la escuela!


—¿Irás a ver al doctor otra vez?


—Quizá, tal vez mañana. Hoy no tengo ganas de nada.


—¡Hermanito! ¡Cárganos! —exclamó Yuri, su otra hermana.


Kouki las cargó a ambas, eran bastante ligeras y quedaba poco tramo para llegar a casa.


—¡Yuri hoy se ganó una estrella en ingles! —dijo Rin, orgullosa.


—¡Y Rin acabó primero un ejercicio en matemáticas! —respondió Yuri, igual emocionada.


Kouki sonrió, sus hermanas eran adorables con ganas, ellas eran sus pequeños tesoros.


—Oye, oye, Rin.


—¿Qué, qué? Yuri.


—¡Nuestro hermanito es el mejor! ¡Es muy fuerte!


—¡Sí, sí! Nadie es mejor que nuestro hermanito.


—¿Están halagándome para que les de postre verdad? —preguntó Kouki divertido, aunque agradecía de corazón las inocentes palabras de sus hermanas. Era lindo sentirse querido y admirado, aunque el mundo viese a Furihata como un inútil endeblucho, sus hermanas siempre dirían lo contrario.


—No, no, ¡de verdad! ¡Es verdad! —exclamó Yuri, sonriendo.


—Pues gracias, su hermano siempre será fuerte cuando se trate de ustedes.


Y era verdad, si se trataba de cuidarlas a ellas, no dudaría dos veces en ser lo contrario de lo que todo el mundo creía.


—Y no se preocupen, ya me siento mejor.


—¡Hurra!... ¿entonces sí habrá postre?


Kouki empezó a reír, la ternura de un infante de verdad es dulce.


 



Akashi descansaba tranquilamente en su hogar. Estaba sentado en su estudio, ya había terminado los deberes escolares desde hace rato, así que, decidió dedicar su tiempo a una actividad mucho más interesante: investigar a Furihata Kouki. Kouki podía ser tal vez su boleto para tener algo de paz en la escuela sin necesidad de tener que ser seguido por guardaespaldas a la escuela todos los días.


Seijuuro tomaba supresores un poco antes del tiempo de celo, durante y también después. Todo supervisado con dosis exactas y visitas constantes para chequeos médicos con el doctor de la familia. Sin embargo, eso no era suficiente, la seguridad que colgaba sobre su cabeza era demasiada.  


—Señorito Akashi, aquí está la información que ha solicitado.


—Gracias, puedes retirarte.


Akashi leyó lo siguiente en un pequeño expediente.


 


Nombre: Furihata Kouki.


Alfa.


Sexo: masculino.


Edad: 18 años.


Según las investigaciones, el joven Kouki proviene de una familia de omegas, es el primer alfa en su familia, sin embargo, no destacaba en ningún área. Su promedio escolar es reglar y en general no hay nada que destacar en el informe. No es popular.


Su familia consiste en dos hermanas menores, su padre y madre. Tiene tíos y primos, no obstante nos concentramos en su residencia y en sus círculos más cercanos. En los documentos se agregaron imágenes de su residencia, entre otras cosas encontradas.


No hay mucho que reportar. Boletas de calificaciones, entre otras cosas también vienen adjuntas. También se consiguieron algunas notas de sus registros médicos, aparentemente no reaccionar ante el celo de un omega y tampoco presenta tener el carácter de un alfa.


 


Akashi vio las fotos. Las hermanas de Kouki eran pequeñas, se parecían a su hermano mayor. Seijuuro entre más veía las fotos de Furihata más se daba cuenta de que en verdad parecía un simple beta. No tenía un porte imponente ni un aspecto prepotente. Era un sujeto normal, sin mucha gracia, que no llamaría tanto la atención aunque lo intentara. Fue en ese momento las palabras pronunciadas por el castaño resonaron en su cabeza, él mismo lo había dicho, no era para nada un alfa más que genéticamente hablando y eso a Akashi le venía como anillo al dedo, era más que suficiente. También leyó los registros, realmente había encontrado justo lo que deseaba. Ahora, solo necesitaba acomodar unas cuantas piezas más y entonces el juego podría comenzar.


—Podría sacarle provecho a esto...


 


.Continuará.


 

Notas finales:

No sé ni por qué le puse hermanas a Kouki pero ya no sé, dejenme ser(?)

¡Espero les haya gustado este cap! ¿Qué tramará Akashi? Ese pelirrojo siempre es de cuidado.

xD El doctor de Kouki ha de estar en plan de "¿Qué estás haciendo aquí que no vas y te lo tirás?" 

Ok no.

¡Nos leemos pronto!

Y a quienes leen "Dark Summer" como siempre hay actualización el Sabado <3


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