Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El alfa don nadie por Dakuraita

[Reviews - 46]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡HOLA MIS AMORES DEL CIELO, PUDINES DULCES, PANQUECITOS QUERIDOS! 

No tengo excusa para tanta inactividad (en realidad sí). La escuela es un demonio chupa almas. ¡Pero al fin he tenido tiempo libre!

Se preguntarán, ¿Y donde está el cap de Dark Summer? ¡Hay una respuesta para eso! Lo que sucede es que con una amiga que estaba leyendo mi guión me dio unas ideas e hice ciertos cambios a mi trama, así que hacer el cap me tomó más rato, y como lo que se viene es importante no quiero darles cualquier cosilla.

Por suerte he tenido tiempo de hacer este pequeño capitulo de esta historia, ¿random? ¡No lo sé!

Muchas gracias por su paciencia y apoyo. <3 Los quiero mucho lectorcitos divinos. 

Un ruido molesto llenaba la habitación, una alarma. Kouki a duras penas se levantó para apagarla. El joven castaño se quedó sentado en la cama, se observó, de la cintura para abajo estaba desnudo y eso tenía una razón. La razón era que la noche anterior había tenido uno de los sueños húmedos más calientes, agitados y agitadores de la vida. Nunca había tenido un sueño húmedo, así que cuando este concluyó como a las tres de la mañana, Furihata no sabía que hacer o cómo reaccionar. Empapado en sudor, con la ropa interior ahora llena de su viscosa sustancia, tuvo que levantarse a lavarla en el lavabo de su baño, de lo contrario tendría que echarla así a la lavadora y ni muero se atrevía. Después volvió a la cama, pero las pocas horas de sueño que le quedaron no fueron suficientes para hacerle sentirse descansado. Aunque, pese a su perezosa condición, se sentía de un humor particularmente bueno. Y estaría casi sonriendo por lo bien que se sentía en el fondo, de no ser porque las imágenes de su sueño lo abofeteaban una y otra vez.


Había soñado con el omega que había conocido hace poco, con Akashi. ¿Cuánto llevaba de conocerle? Observó su calendario y con los dedos hizo cuentas… ya llevaba un mes y medio de conocerle. Aunque ambos no hablaban mucho, cada que cruzaban sus caminos había una especie de choque, una chispa silenciosa pero poderosa que provocaba extraños cambios y sensaciones en Kouki. Y justo ahora Furihata había experimentado uno de esos cambios importantes: el tener sueños húmedos. O siendo más específicos, el despertar de su libido, de su deseo. Realmente nunca había sentido nada muy especial por nadie y menos ganas de follar como loco. Claro que había tenido erecciones, es algo natural es un joven saludable. Claro que alguna vez se había hecho cargo de sus necesidades, pero… este tipo de deseo era irrefrenable, salvaje, sin sentido, era la calentura de un alfa, no la simple necesidad de un beta, y Kouki era consciente de la diferencia. Por supuesto que al inicio intentó negarlo.


 Pero, los sueños son honestos y revelan mucho de uno mismo. En su sueño, él y Akashi estaban encerrados en un cuarto pequeño. De la nada comenzaban a besarse y antes de que alguien pudiese explicar que sucedía, Kouki se veía a sí mismo arremetiendo contra las caderas de Akashi, diciendo todo tipo de diálogos cliché que nadie diría en la época actual… por no decir que eran sucios, como salidas de una porno. Oh vamos, tampoco es que fuese un santo, como todo adolecente había visto una que otra porno por ahí… las voluptuosas le ponían, en especial las que tenían pechos grandes pero no excesivos. No obstante, a Kouki le sorprendía mucho el hecho de que alguien sin pechos le hubiese excitado tanto. No es que tuviese una mente cerrada o fuese homofóbico, sabía que tenía una alta probabilidad de que le tocase un omega macho en vez de una chica normal, pero eso nada tenía que ver con sus gustos particulares. Siempre había tenido gustos heterosexuales, y soñar por primera vez  que se tiraba a un chico, era nuevo y desconcertante.


Kouki observó el reloj… Ya había perdido demasiado tiempo en cavilaciones inútiles. Sería mejor que se diese prisa o llegaría tarde. Cuando se levantó titubeó un momento, ¿De verdad tenía que ir al instituto? Pues claro, no quería quedarse y ser un inútil que ocupa espacio en su hogar. Aun así, se lo pensó seriamente. Hoy tendría actividades en su club, club en el cual por alguna maldita razón también estaba Akashi. O sea que le vería sí o sí.


Fue a ducharse, ya pensaría en una buena idea para evitar al pelirrojo.



El celo le había llegado en fin de semana. Akashi tenía un pequeño secreto. Como omega, aunque lo natural era tomar supresores, si su celo caía en fin de semana, él no tomaba nada. Se encerraba y él mismo aliviaba su necesidad. Sí, era alguien bastante caliente. Seijuuro veía el celo como algo para aprovechar. La sensación de calor y placer no era dolorosa cuando era tratada correctamente. Es verdad, no quería ser el objeto de nadie ni ser puesto abajo por cualquier alfa idiota… pero jugar consigo mismo era bastante enriquecedor, por no decir que era divertido y gratificante. Muchos omegas veían el celo como algo horrible, asfixiante y doloroso, aunque realmente no era algo tan malo, bueno lo era si no haces nada al respecto y sólo sufres y te abrazas a ti mismo, esperando que alguien más llegue a aliviar tu necesidad. Ese no era el estilo de Akashi. Él ponía solución a sus problemas… Aun recordaba la primera vez que decidió jugar consigo mismo.


Seijuuro no era el tipo de adolecente que sencillamente veía porno y se mataba a pajas. Era alguien muy ocupado como para lidiar con eso. Pero una vez escuchó a sus compañeros mayores hablar sobre temas indecorosos en los vestidores de la escuela. Akashi entonces empezó a imaginar, a fantasear, ¿Cómo se sentía todo eso? ¿Sería bueno? ¿Interesante tal vez? Para alguien como él tan asqueado de la rutina del estudiante e hijo perfecto, aquello sonaba como un escape salvaje. Por lo que al entrar en celo, decidió jugar con fuego, y lejos de quemarse encontró un nuevo mundo de posibilidades. Akashi descubrió que era un chico bastante indecente y lujurioso, pero se guardaba ese tipo de cosas, la imagen lo era todo y sería horrendo que supieran que el primogénito de la familia Akashi era un omega libidinoso.


Pero aquel fin de semana las cosas habían sido diferentes. Akashi al tocarse a sí mismo y masturbarse, empezó a murmurar un nombre. Cosa que jamás había hecho. Y Seijuuro tenía cierto gusto secreto, algo que nadie sabría nunca… en el fondo quería ser tomado toscamente, con rudeza, ser acorralado contra una pared y copular ferozmente. O bien montar él y mandar. En cualquier caso sus fantasías eran salvajes, pero cuando lo hacía, siempre había como manchas negras en su imaginación, jamás una cara específica, hasta ahora. En sus nuevas fantasías, todo tomó cuerpo y rostro y no había nadie más ni nadie menos que el castaño alfa poca cosa, Furihata Kouki. ¡Ah! ¡Las cosas que Akashi se imaginaba! Se imaginaba a Kouki amordazado, encadenado a la cama, mientras Seijuuro le hacía lo que le placía y luego le montaba para usarle a su gusto, cabalgando como loco. Pero luego imaginaba quitándole las esposas y entonces este le colocaba abajo hasta partirlo en dos con estocadas feroces, ¿Hace falta mencionar cuantas cajas de pañuelos necesitó Akashi ese fin de semana?


Agotado, en la tina, Akashi se percató de que quería poseer a Kouki, quería intimar con él… y era perfecto, porque con él como alfa no cabía duda de que Akashi resultara ser quien tomaría las riendas la mayoría del tiempo. Además, como bonus, lograría quitarse de encima a esos brutos acosadores. ¿Qué acosadores? Murasakibara Atsushi, Kise Ryota y Midorima Shintaro… los tres eran alfas y eran un dolor en el trasero. A su manera siempre intentaban estar cerca de Akashi o bien intentaban lucirse o acapararlo. Kise y Atsushi incluso habían peleado una vez para ver quien se sentaba al lado de quien. A Seijuuro le tenían harto esos pelmazos, y ni hablar de Himuro… ese maldito beta engreído, se creía más de lo que era, aunque besaba de las mil maravillas.


La siguiente jugada de Akashi debería ser favorecedora.



—Kouki, quiero proponerte algo —dijo Akashi, de pronto.


Ambos estaban en el club de fotografía. Era el único momento del día además del almuerzo en el que de verdad compartían espacio vital.


—¿P-Proponerme algo?... ¿De qué se trata? —preguntó Kouki desconfiado. Dio un beso para alejarse de Akashi. En sus manos sostenía algunas fotos que estaba viendo.


Akashi volvió a acortar la distancia, le quitó las fotos de las manos, obligando así al castaño a que mirase esos preciosos ojos carmesí que tanto le hacían hervir la sangre.


—Verás. Te he visto de cerca y creo que ambos podemos ayudarnos mutuamente. Yo puedo ayudarte en lo que quieras, alguna materia que se te dificulte,  entre otras cosas, puedo volverte popular si quieres. Y a cambio quiero que estés pegado conmigo lo más que se pueda.


—¿Para qué quieres eso?


—Para que otros alfas me dejen en paz. Quizá no seas la bestia intimidante presuntuosa que usualmente trata de ser un alfa, pero eso es lo que te hace perfecto. Creo que ambos podemos ayudarnos y ya que tú dijiste tan enérgicamente que todo este asunto de alfa-omega te es indiferente, entonces no hay problema, ¿verdad?


—N-No puedo… no después de la escuela.


Kouki sabía que esa propuesta era lo mejor que podría haberle ocurrido, pero había cosas más importantes que ayuda en los estudios o popularidad, y eso eran sus responsabilidades.


—¿Por qué? —preguntó Akashi, sin inmutarse por la negativa del castaño.


—Porque tengo que ir por mis hermanitas a la escuela.


—Puedo acompañarte.


—Akashi, ¿No estaban un par de guardaespaldas contigo hace unos meses? —preguntó Kouki ahora, dudoso, ¿Acaso Seijuuro tramaba algo en especial?


—Tú lo has dicho, hace unos meses. Este último año de preparatoria he decidido ser independiente. Sin embargo parece que necesito un poco de respaldo. Me niego a ser acompañado por guardaespaldas. Kouki, me parece que puedes intentar entenderme, ¿Crees que es agradable intentar llevar una vida normal cuando todos temen acercarse a ti? Ciertamente como protección es efectivo pero limita mis capacidades sociales y mis intereses. ¿Qué te pido a ti? Que  me acompañes y alejes a los acosadores con tus propiedades genéticas de alfa. No te pido que copulemos ni nada, es algo sencillo.


Kouki no podía negarse. No porque tuviese miedo, sino porque Akashi le dejaba todo idiota. A duras penas respondió. Asintió un poco. Sí, de alguna forma le entendía y si los dos podían ayudarse mutuamente no le veía el problema.


—Ahora, sonríe.


—¿Eh?


Y Akashi tomó una foto a Kouki.


—¿Por qué ha sido eso? —inquirió el castaño.


—Un capricho —respondió el pelirrojo—. Ahora dame tu chamarra.


—¿Para qué?


—Quiero llevar algo que tenga tu aroma, será de mucha ayuda.



—¿Has entendido? —preguntó Akashi.


—Sí, ahora que me lo explicas así, no parece un problema tan complejo.


Kouki se encontraba en la residencia Akashi. Había pasado ya un mes desde la propuesta de Akashi. Los exámenes del primer parcial se acercaban y había algunos problemas de trigonometría que traían a Kouki liado. Así que Seijuuro ofreció al castaño que después de llevar a sus hermanas a su hogar, ambos podrían estudiar en su casa. Realmente Furihata no quería ir a la gran residencia Akashi, pero tenía que afrontarlo, en su propia casa iba a ser imposible estudiar correctamente. Sin más aceptó. Pero con lo que no contaba es que ambos estarían solos. Según explicó Akashi su padre había salido a un viaje de negocios.


—Kouki, realmente eres inteligente, ¿sabes? No estoy diciendo que eres un matemático, pero no eres tonto. ¿Alguna vez te has dicho a ti mismo que eres capaz de algo?


—¿Por qué lo dices, Akashi?


—Tengo la impresión de que te auto-pisoteas antes de intentar.


—La costumbre, creo. Toda mi vida he sido alguien que no destaca, promedio, incapaz de grandeza, así que llegado a este punto no sé cómo remediarlo.


—¿Qué tal si empiezas por pensar que puedes?


—¿Por qué eso es lo que se suponen que hacen los alfas?


—No, porque estoy seguro de que tienes una cara de determinación muy atractiva.


Kouki soltó el lápiz de golpe. Ambos estaban sentados en el suelo, había una pequeña mesita frente a los dos. Furihata de pronto sintió una ráfaga de calor… Oh dios, el exquisito aroma llego a su nariz.


—A-Akashi… ¿acaso estas coqueteándome?


—¿Tu qué crees, Kouki?


Kouki no aguantó más, se abalanzó sobre Seijuuro y sin más lo besó. Ambos empezaron a besarse. Era un beso salvaje. No era el típico beso mágico de las películas o los romances cliché. Esto era juventud en éxtasis, hormonas alocadas, deseos de la carne hambrienta por algo más, y claro, las naturalezas de ambos latentes. Ese fue el mejor beso que jamás había tenido Kouki. Y no se andará con estupideces de “Ay es mi primer beso”, ya había besado a una chica en secundaria. Pero wow, eso era genial, era droga, adictivo. ¿Qué la lengua viene después? En los besos no hay tiempo de pensar, sólo de sentir y dejarse llevar. Kouki gozó como nunca tener al pelirrojo en su posición, debajo de él. Y Akashi respondió de la mejor manera abrazándole, no mentirá, ese beso había estado desde un inicio en sus planes, y como Furihata ya había resuelto sus dudas, no había culpa, sólo frenesí.


Ninguno podía fingir que no había nada entre ambos, lo había. 

Notas finales:

<3 ¡Espero les haya gustado! Un poco de fanservice picante. ¡Bien hecho Kouki, besaste a Seijuuro como se debe, salvaje y contra el suelo!

XD ¿Sonrojos? Quien diablos los necesita cuando se esta más caliente que comal en estufa. 

Nos leemos. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).