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El alfa don nadie por Dakuraita

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Notas del capitulo:

Este fic quería revivirlo desde hace rato pero por tiempo y falta de ideas pues nomas no se daba el asunto.

Kure además me dijo que lo reviviera y pues por qué no(?

 

Los pasillos estaban bastante desolados, ya era tarde, las luces blancas habían sido encendidas. Otra noche exitosa en la clínica, sin duda alguna. Y, en el silencio, solo pasos apresurados cortaban la calma. Una mujer de cabello rubio iba a toda prisa a la entrada. No tenía por qué ir, su turno había terminado y ya habían prácticamente preparado todo para cerrar. Pero, ¿Cómo decirle que no a su querido Himuro? Era como un hijo para ella y siempre lo sería.


—¡Tatsuya! ¿Qué sucede? —exclamó la mujer tan pronto lo vio.


—Alex, disculpa, sé que es tarde, pero… esto es urgente.


Alex observó al otro joven que estaba en brazos de Tatsuya, tenía ropa limpia, pero se notaba que fue un cambio repentino. El joven era omega, sencillo de saber. ¿Qué hacía Himuro con un omega en sus brazos? No era ese el problema, mejor dicho: ¿qué hacía Himuro con un omega en la clínica? Esta era la primera vez.


—Está en celo —explicó Himuro— Y por una trampa quedó encerrado por tres alfas, pasó hace unas horas, estamos a tiempo, ¿cierto?


—¿De hacer algo? Por supuesto —Alex observó al joven omega, tenía los ojos llorosos, por lo visto recordar el evento era un asunto delicado. Pobrecillo, pensó la mujer. Se acercó y saludó—. Mi nombre es Alex, ¿Cuál es tu nombre?


—Reo Mibuchi —respondió.


—Tranquilo, estás en muy buenas manos —le dijo Himuro, siendo especialmente amable y sensible, algo que sorprendió a Alex—. Alex está capacitada y es una de las mejores administradoras de «la cura», ¿no es cierto?


Reo no sabía qué era «la cura» no estaba seguro de querer saberlo, no obstante, haría lo que sea con tal de reponerse de lo ocurrido, de no salir embarazado.


—Tal vez eso no sea necesario, dime cielo, ¿Alguno te mordió? ¿Te marcaron?


—No, pese a que me quitaron los supresores ninguno encontró la llave de mi collar.


—Bien, tenemos un problema menos —Alex le sonrió amablemente, cuando trabajaba parecía la persona más dulce del mundo, nadie imaginaría su naturaleza oscura. Himuro no le dio importancia, el punto era que ella hiciera su trabajo y que no asustara a Reo, si hacía ambas cosas podía comportarse como le diera la gana—. Tendrás que someterte a un pequeño tratamiento, casi todo tiene que ver con medicinas, ¿estás de acuerdo con eso?


Mibuchi asintió. Alex respondió dándole una señal a Himuro para que la siguieran, adentrándose al laberinto que resultaba la clínica. Ninguna puerta o ventana permitía observar el interior de dicho cuarto, todos tenían una especie de cristal anti reflejante oscuro, que no permitía ver de afuera hacia adentro pero sí de adentro hacia afuera. No se escuchaba nada de las habitaciones ya que todos los cuartos estaban dotados de paredes especiales aislantes. Cualquier otra persona se habría sentido intimidada al caminar por un lugar así, sin embargo, tanto Himuro como Alex lo encontraban algo corriente, y Reo, que seguía bastante cansado, no le prestó mucha atención.


Himuro le tenía apegado a sí mismo, lo sujetaba con cuidado y no se quejaba de llevarle en brazos. Reo renegó al respecto antes de llegar ahí, pero no había caso, sus piernas a duras penas lo soportaban y sería mucho más complicado llevarle de paso en paso.


El omega se preguntó por qué el beta estaba siendo tan bueno con él, y si todo esto no le saldría caro más tarde. De cualquier forma, ya pensaría en algo, de momento se dejó llevar en esos fuertes brazos, y por unos momentos, olvidó que había sido víctima de algo atroz.


(…)


Estaba solo, su padre había salido, esta era su oportunidad de hacer algo…pero, ¿qué? Su cuerpo se sentía pesado, aún estaba en celo y su padre había ocultado los supresores. Si salía a la calle seguramente sería abusado. Posiblemente Masaomi había hecho esto a propósito para que su hijo no pudiese escapar, una especie de correa de lógica y razón. Ciertamente, Akashi no saldría si había riesgo de que otros alfas olieran su celo. En la mansión, de cierta forma, estaba a salvo… Eso no era suficiente. Tenía que haber algo, ¡Algo que pudiera hacer!


Estaba pensando en pedir ayuda. pero, ¿cómo? ¿A quién? No tenía el valor de llamar a nadie y contarle que había sido abusado por su padre. Encima, ¿a quién conocía realmente que fuera de confianza? La mayoría de sus conocidos eran alfas que juraban que harían lo que fuera por él, pero estando en celo, seguramente no serían de ayuda, el problema simplemente sería mucho peor.


Tenía que hacer algo. No iba a ser una damisela en apuros, no iba a ser un omega desvalido. No importaba qué, pero algo debía hacerse. Y fue entonces cuando Akashi pensó en Furihata…


Se preguntó cómo estaría, se preguntó cómo reaccionaría si le decía lo que había pasado. Pensó en si valía la pena meterlo en este embrollo, no sabía de qué era capaz su padre y no estaba seguro de si sería buena idea arriesgar a Kouki. Además, ¿merecía ser ayudado por él siquiera? Ese era el asunto, merecer. Podía necesitarlo, quererlo, ¿merecerlo? No estaba seguro. Sabía perfectamente que las cosas no habían salido como lo planeado entre ambos, sabía que disfrutaba estar con él, que se sentía una persona diferente a su lado. Sin embargo, no había hecho demasiado para mostrarle afecto, no más allá de lo necesario. ¿Qué tipo de relación tenían? ¿Qué sentía por él? En eso pensaba cuando se tocó el vientre, un ligero escalofrío recorrió su espalda.


«Aún no es tarde, aún estoy a tiempo», pensó. Y era cierto, su padre no lo había marcado, aun no había sido proclamado por nadie, aún podía huir. Pero, ¿A dónde? El problema volvía a ser el mismo. «Si voy con él, lo pondré en peligro, traerá problemas a su familia», Akashi pensó en las hermanas de Kouki, pensó en lo feliz que se veían. Si le pedía ayuda, si su padre tomaba represalias… encima, ¿cómo confesarles lo que había pasado? Podrían pensar que es un omega de mala sepa como para tener un padre así. ¿Lo verían con asco? ¿Desaprobarían su relación con Furihata? Pero, ¡Qué relación! ¡Qué maldita relación!


Akashi se sintió verdaderamente estúpido.


Se puso de pie, tuvo que sostenerse apoyándose contra la pared, cada paso que dio resultó una tortura. Logró salir de su habitación y avanzó en dirección a la habitación de su padre. Entrar ahí nunca fue agradable y ahora resultó un tanto aterrador, daba la sensación de estar caminando directo a una trampa, a la boca del lobo, pero, su padre no estaba, y con eso en mente entró en la habitación y registró todo con cuidado hasta que encontró su celular. Lo conectó a un cargador y lo encendió.


Su corazón casi se rompe en pedazos cuando observó la pantalla, su pecho dolió con fuerza y quiso llorar, no seguro si por la felicidad o por la pena. En la pantalla se mostraba la cantidad de mensajes sin leer y las llamadas perdidas, todas de Kouki. Los mensajes eran cortos, todos diciendo que estaba preocupado, que esperaba su respuesta pronto, que le extrañaba, que esperaba que estuviera bien… En ninguno le recriminaba por no estar ahí, en ninguno se mostraba molesto. ¿En serio estaba tan preocupado? Los sentimientos de Kouki hacia a él le parecían tan extraños a Akashi. «¿Qué hice para que me quieras así? No he hecho nada…», se talló los ojos, no iba a llorar, no. Pensó pronto. Al menos le dejaría saber que estaba bien.


“Estoy bien, lo siento.”


Casi de inmediato que entró el mensaje, su celular sonó, Kouki le había respondido.


“¡Sei! ¡Por dios! ¡Estaba tan preocupado! Voy para allá, ya casi llego.”


Akashi se quedó pasmado, observando la pantalla casi embobado. Sus dedos se congelaron un momento, incapaz de responder.


“¿Llegar? ¿A mi casa?”


“¡Sí!”


“¡No! ¡No puedes!”


Estaba en celo, sería un problema, y peor aún, ¿Y si su padre los descubría?


“¿Por qué no?”


“… Estoy en celo y mi padre no me dejó supresores.”


De momento no mencionaría el resto, lo dejaría así, tal vez Kouki esperaría a que se le pasara el celo y…


“Los compraré en el camino. Todo estará bien, espérame.”


Maldición. Akashi pensó en qué más podría responderle, pero quería ser sincero consigo mismo, y desea verle, con bastante desesperación, no estaba seguro de por qué, no obstante, algo en su naturaleza le pedía que así fuera.


“De acuerdo.”


 Akashi avisó que cuando Furihata llegara le dejaran pasar, por suerte Masaomi no había dejado ordenes de no dejar a nadie entrar. Por un lado, Akashi estaba extrañado, supuso que haría algo así, aunque seguramente sus ordenes habían sido de no dejarlo salir a él. De cualquier forma, le dejó una sensación nefasta. Furihata no tardó mucho, pasó una media hora antes de que una de las sirvientas le comunicara a Akashi que su invitado había llegado. Las sirvientas eran todas beta así que ninguna notó que el invitado era un alfa.


—Dile que suba —indicó Akashi.


—Cómo usted ordene.


Se escucharon pasos apresurados por la escalera, Akashi ya estaba de vuelta en su habitación, y, tras segundos que parecieron una eternidad, Kouki estaba al pie de la puerta. Akashi lo observó sentado desde su cama. Kouki tenía la expresión más angustiada del mundo, ambos parecían estar mudos, se observaron mutuamente, como si no pudieran creer que estaban otra vez el uno frente al otro, como si hubieran pasado siglos, y como si ninguno tuviese palabras que decir, pero no era el caso, había demasiado que decir, pero no cómo decirlo.


Kouki se lanzó a sus brazos, Akashi pensó que había olido su celo y que lo atacaría también… no fue así.


Estaba siendo abrazado con mucha gentileza, pero con fuerza, Kouki lo apegaba a su pecho con desesperación, y Akashi, sintiéndose seguro por primera vez desde lo ocurrido, no pudo evitar aferrarse a Kouki. Por el peso ambos quedaron abrazados y acostados en la cama. El abrazo no se rompía, pero ambos muchachos estaban temblando, Kouki temblaba porque estaba, penosamente, llorando. El corazón de Akashi se agitó de nuevo.


Él está… está llorando, ¿por qué?


—¿Kouki? —le llamó Akashi.


—Lo siento… Lo siento, ¡S-Sé que es patético! Pero no puedo, n-no puedo contenerme, no lo entiendo, sólo no quiero dejarte ir… —respondió a duras penas, balbuceando la mayor parte.


Akashi sonrió. Definitivamente, no merezco a alguien así.


—Disculpa por preocuparte —susurró Akashi—. Me alegra… que estés aquí.


Kouki se separó por fin y se secó las lagrimas con el dorso de su mano. Luego, se quedó petrificado y observó a Akashi… ¿por qué? ¿Por qué tiene el olor de un alfa encima? Pareció preguntarse.


—¿Quién…? —musitó Kouki.


Akashi ocultó su rostro, avergonzado.


—M-Mi… —las palabras se le atascaron en la garganta, por primera vez en toda su vida, Akashi Seijuuro no podía hablar fuerte y claro, por primera vez se sentía débil, como un niño perdido. Le repugnaba ese sentimiento, pero no quería que Kouki pensara algo equivocado, como que le había cambiado por otro alfa, así que, con todo el valor del mundo, empezó a mover los labios, intentó decirlo, una, otra, y otra. Cada vez se volvía más complicado, se sentía desesperado, y antes de darse cuenta estaba llorando, intentaba gritar lo que había pasado, pero al final, como un suspiró logró articular “Mi padre”.


Kouki sintió como si alguien hubiera destrozado un cristal al lado de su oído. ¿Su padre? ¿Su padre le había impregnado…?


—Sei…


—Lo siento —murmuró Akashi—. No pude hacer nada, nada.


Kouki lucía furioso. Va a dejarme, no lo culpo, yo también lo haría…


Pero en su lugar Kouki se puso de pie y le dio un puñetazo a la pared. “Lo mataré”, susurró “Lo mataré por hacerte esto.” Después de eso, se volteó y fue donde Akashi, lo tomó en sus brazos y acarició su cabello.


—Todo estará bien, ya estoy aquí, no estás solo Sei… no lo estás…


Akashi se aferró a él y rompió en un llanto desesperado, sollozó y gritó, no podría decir durante cuanto tiempo, pero sintió como si hubiera llorado todo aquello que no lloró en lo que llevaba de vida. Por primera vez, se dejó consolar, dejó que Kouki acariciara su cabello y lo dejara sencillamente sacar todo lo que había en su pecho. Durante un rato Kouki lloró en silencio, el llanto de Akashi era agonizante y doloroso, ¿Cuánto dolor había tenido que aguantar esta persona? ¿Cuánto tiempo estuvo así de solo? No importaba qué le había hecho su padre, lo único que importaba era que lo necesitaba, y no importaba si era un alfa don nadie, un muchacho corriente sin nada especial, era alguien importante que tenía algo que hacer, una razón por la cual ser más de lo que jamás había sido, y esa razón estaba en sus brazos, buscando refugio desesperadamente. Esa razón había sido admirable toda su vida, y Kouki no iba a renunciar hasta salvarlo, hasta darle un lugar, un espacio seguro.


—Sei, encontraremos una solución —dijo Kouki por fin.


—No quiero involucrarte, mi padre es…


—No importa, no me importa nada —tajó Kouki, interrumpiéndole—. Si no puedo protegerte, no soy digno de ser llamado tu alfa.


—Entonces… tómame, aquí y ahora —Akashi buscó entre sus cosas y encontró la llave de su collar, el cual abrió y dejó de lado—. Márcame.


—¿Q-Qué? ¿Estás seguro? ¿Conmigo…?


—Vas a dar todo por protegerme, ¿no es así, Kouki? Entonces, yo te daré todo, seré tuyo.


Kouki parecía al borde de las lágrimas. Tomó las manos de Akashi y las llenó de besos.


Akashi se acercó y lo besó. El beso fue el mejor de todo, como una medicina, como un sedante. Le hizo sentirse amado, le llenó el cuerpo de ternura, y por un momento olvidó quien era, sus problemas, y todo a su alrededor. Existía únicamente entre ambos la tierna sensación, el amable sentimiento. Estaba enamorado, locamente enamorado, fuera química, fuera lo que sea, la realidad es que por fin sintió que quería pertenecer a alguien tanto como deseaba que esa persona le perteneciera. Le daría su vida si él le daba la suya. Por eso, no tuvo miedo en su elección. El miedo parecía algo muy pequeño al lado de una esperanza tan grande.


—Tienes que sacarme de aquí —dijo Akashi por fin—. Si mi padre vuelve y sabe que estuviste aquí no sé que hará, esta es nuestra oportunidad.


Furihata asintió.


—Vendrás a mi casa, estoy seguro que mis padres nos van a apoyar.


—No quiero que nada les pase por mi culpa.


—No pasará nada, solo iremos de pasada… tengo que encontrar donde llevarte, necesitamos ocultarte —Furihata estaba pensando lo más rápido que podía, Akashi decidió que confiaría en él.


—De acuerdo.


Kouki lo llenó de besos, y entonces recordó algo y preguntó temeroso:


—Sei, tu padre… él… él…


—Sí, y probablemente funcionó —por alguna razón, tal vez instinto, estaba seguro de que estaba embarazado.


—¿Qué pasará si yo te muerdo estando embarazado de otro? ¿No es peligroso? —Furihata era tan nuevo en este mundo de los alfa, ¿qué diablos se supone que debía hacer?


—¿Debería… abortarlo?


Kouki se quedó helado. Aún estaba muy a tiempo, pero…


—¿Tú quieres abortarlo?


Akashi negó con la cabeza.


—No tiene sentido, pero no quiero hacerlo, ¿estoy loco, Kouki?


Furihata lo abrazó y también negó.


—No estás loco, y yo te apoyaré en lo que sea, ese bebé también tiene parte de ti, sea como sea, estamos juntos en esto.


—¿Aunque no sea tuyo?


—Aunque no sea mío… además…


—¿Además?


—Nada impide que después tengamos muchos más… ¿o me equivoco?


La sonrisa de Furihata le puso la cara roja a Akashi, en respuesta asintió sonriendo. Muchos hijos, con Kouki… ¿eh? De pronto, eso sonó como la mejor de las ideas.


Cabe decir que el deseo de preservar el hijo de Akashi estaba más ligado a su condición de omega y a todo lo que ocurría en su interior, biológicamente hablando, que otra cosa. Su instinto era proteger la vida en su interior, no importa que de momento fueran células sin voz ni voto, era vida, vida que comunicaba mediante señales químicas diversas ordenes a su organismo con el fin de preservarse y asegurar su desarrollo y, con el tiempo, su nacimiento.


Lo importante era que ya no estaba solo.


—Vámonos, no hay tiempo que perder.


Ya marcaría después a Akashi, habría mucho tiempo para eso más tarde... ¿cierto?

Notas finales:

Reo ya tiene ayuda, sin embargo, ¿qué precios oculta la cura?

Furihata y Akashi son cosos bien hermosos, extrañaba escribirlos.

Akashi no quiere abortar :( cosita. Sé que muchos dicen que todos quieren abortar tras una situación así pero no es del todo cierto, depende mucho de la persona. En este caso me apegué también al hecho del apego biologico que puede tener la madre en relación con los quimicos que va liberando en su interior. Por supuesto esto no pasa de inmediato pero este es el mundo del omegaverse. Hehe.

 

:3 Nos leemos


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