Ya habían pasado 4 meses desde la separación de los Avengers. Todo el mundo estaba enterado de la ruptura y los medios no hacían más que alabar a Iron Man, por su valentía y rectitud; mientras tanto, a Capitán América lo juzgaban como un traidor a la patria y defensor de asesinos. Todos los días había una nota periodística, en la cual se pedía a la población, la búsqueda de los héroes (ahora vistos como villanos) y una jugosa recompensa por información o por su captura.
Ese día, Tony Stark estaba muy pensativo. En esos últimos meses, muchas cosas le estaban saliendo mal. En primer lugar, se deprimía cada vez que veía a Rhodes. No podía creer que hubiera quedado con esa parálisis por culpa de una estúpida guerra, la cual no sirvió de nada. Aunque su amigo le dijera que no era su culpa, él se sentía responsable por lo que pasó.
En segundo lugar, estaba Visión. Desde que cierta brujita se había ido de su lado, no hacía más que pasear de un lado a otro, sumido en sus pensamientos. Además, a pesar de no expresarlo, se sentía también culpable por lo de Rhodes. Después de todo fue su rayo y su falta de atención los que ocasionaron el accidente.
Y tercer lugar, no menos importante por eso, estaba Pepper Potts. A pesar de que habían terminado su relación, después de la división de los Avengers, ella lo había buscado para brindarle su apoyo. A pesar de ya no ser pareja, no iban a tirar a la basura tantos años de amistad. Eso lo tenía tranquilo, ya que quería seguir teniendo a Pepper en su vida. Pero eso no evitaba que pensara que la estaba cargando con trabajo.
-Sr. Stark, le recuerdo que hoy tiene la cena con la Sra. Parker.- La voz de Friday lo sacó de sus cavilaciones.
-¿Crees que sería capaz de olvidar una cita con la tía “anormalmente atractiva” May?- Tony sólo sonrío y se levantó de su cómodo sofá por un vaso con Whiskey.- Friday, a veces pienso que no me conoces.
-Claro que lo conozco, Sr. Stark. Pero tiene que admitir que estos últimos días no ha estado concentrado en sus labores. Lleva tres días sin asistir a la empresa y ha estado tomando más de lo permitido.
-Lo sé, Friday.- Tomó de un solo trago la bebida, algo molesto por la actitud de la IA.- No soy un niño. Estoy perfectamente consciente de lo que estoy haciendo.
En ocasiones, sentía que la IA lo trataba como a un niño, que lo regañaba como lo hacía… Él.Y Tony odiaba acordarse de que alguna vez tuvo algo que ver con ese hombre. Porque la traición era algo que no perdonaba. Y Steve había jugado sucio con su amistad.
A pesar de la carta que envió, la cual tenía guardada junto con el teléfono en un lugar seguro, Tony nunca lo había llamado. Estaba dolido. Seguía dolido. Porque prefirió a Bucky antes que a él, antes que a su amistad. Odiaba sentirse así, porque no lo merecía. Quería a Steve lejos de su mente, pero no lo lograba.
A veces, Rhodey y él platicaban sobre las consecuencias de aquella batalla. Contario a lo que todos pensaran, su amigo no le guardaba rencor al Capitán. Inclusive le decía a Tony, que entendía porque había elegido proteger a Bucky a toda costa. <>. Y Tony, a pesar de que lo comprendía, no lo aceptaba. Para él, el que Rogers le haya ocultado la muerte de sus padres a manos de su amigo, lo hacía un cobarde. Y eso era algo que no le iba a perdonar.
En fin, ya no había nada que hacer. Cada quién había tomado sus propias decisiones, buenas o malas, y se tenían que asumir las consecuencias. Sólo esperaba que a ningún ser de otro planeta se le ocurriera venir a la Tierra y querer gobernar, porque no habría un equipo para defenderla.
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La cena había estado bien. May Parker era una mujer muy divertida e inteligente, aparte de muy atractiva. Le había contado que ella y su esposo Ben, se habían hecho cargo de Peter desde una edad muy temprana, por lo que lo consideraban como su hijo. Hace unos meses, había quedado viuda y al cuidado de un adolescente. No le molestaba, al contrario, amaba a ese muchacho y era lo único que le quedaba.
-No había podido agradecerle Sr. Stark, todo el apoyo que le está brindando a Peter. Él está muy entusiasmado con todo esto de la beca.- May era muy sincera con sus palabras. Ser tía soltera no era nada fácil y sí eran muchos gastos.
-Ya te dije que no me llames Sr. Stark, May.- Tony no pudo evitar darle su sonrisa más coqueta, provocando que ella se sonrojara.- Peter es muy inteligente y lo tiene más que merecido.
A pesar de que estaban pasando un momento muy agradable, Tony no pudo evitar escuchar una conversación de la mesa junto a la suya. Comentaban unos rumores sobre un supuesto hombre rubio, alto y fuerte, muy parecido al Capitán América, rondando por el Central Park. Eso lo dejó estupefacto, incluso May tuvo que moverle el brazo para que reaccionara. ¿Steve había sido visto en el Central Park? No quedaba tan lejos de la torre Stark. ¿Sería posible que…?
Después de eso, ya no se pudo concentrar en nada más. Tenía que regresar a su torre y decirle a Friday que revisara las cámaras de los alrededores. Si efectivamente era Steve, algo estaba buscando. O a alguien. Y Tony Stark iba a averiguarlo, costara lo que costara.
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Apenas Stark puso un pie en su torre y supo que algo no andaba bien. Friday dejó de responderle apenas llegó, siendo que había estado en constante comunicación durante todo el camino. Eso era muy extraño. Él la había creado y, no era por presumir, pero la IA no tenía fallos. Algo le había pasado. O más bien, alguien la había estropeado.
Subió hasta el último piso y decidió entrar. Estaba nervioso, ya que no podía activar el traje de Iron Man si Friday no respondía. De todas formas, él era Tony Stark, el hombre que no le tenía miedo a nada. Así que, después de cruzar la sala, fue directo hacia el bar a servirse un poco de licor. Aunque lo pensó mejor y tomó directamente de la botella. Y en ese momento, fue cuando lo olió. Ese olor a menta, fresco como las mañanas de lluvia. Jamás lo admitiría, pero ese olor siempre le recordaba a la paz y a la tormenta, lo cual era muy extraño. En ese mismo instante, confirmó que tenía una visita especial.
-Vaya Rogers, bonita forma de entrar a mi casa. Aunque no me extraña de un prófugo como tú.- Dicho esto, le dio un trago a su botella y volteó para encarar directamente a Steve, el cual lo miraba con el ceño fruncido. No pudo evitar sentir como algo se le revolvió en el estómago y como sus latidos comenzaron a acelerarse al observar esos hermosos ojos azules. Alto, fuerte, rubio, imponente. Ése era Steve Rogers, el Capitán América.
-Tony.- Esa voz, gruesa, demandante. ¡Por Dios! Tony tuvo que tomar otro trago de la botella para poder tranqulizarse.- Necesitamos hablar. Ahora.- Y ahí se terminó de ir la paciencia de Stark.