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Espada y peinado por lizergchan

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Disclaimer: Los personajes de Jonny Bravo y Samurái Jack no me pertenecen, sino a sus autores Van Partible y Genndy Tartakovsky y emitida por Cartoon Networt. Este fic lo hice sólo y únicamente como diversión.

Personajes: Samurái Jack y Johnny Bravo.

Aclaraciones y Advertencia: Este fic contiene Slash, lemon, entre otras cosas.

 

 

 

Resumen:Jack, quien había observado desde su lugar, las acciones del rubio; se apresuró a ir en su ayuda, por suerte, no requirió hacer uso de la fuerza, fue suficiente hablar con ellas, aunque, por alguna extraña razón, la mayoría le dio su número telefónico, quizás se debía al hecho de estar casi desnudo.

 

 

Beta: Lily Black Watson

 

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

 

 

Espada y peinado

 

 

 

 

Capítulo 1.- Confusos sentimientos

 

 

 

Johnny y Jack llevaban ya un par de meses de haber iniciado su amistad; ambos solían pasar el tiempo libre en el centro comercial, el parque o simplemente caminando. Muchas de sus salidas terminaban con Bravo golpeado por una o más mujeres que el blondo intentaba conquistar.

Jack disfrutaba pasar tiempo con Johnny, era una persona interesante, en cierto grado parecido a su buen amigo William McCain, con quien compartió parte de su infancia y a quien le debía, de cierta manera, el sobrenombre de Jack.

 

El joven asiático se preparaba para iniciar una nueva clase en su dojo; desde el incidente en el centro comercial, su escuela se había visto llena de nuevos estudiantes (mujeres en su mayoría), ansiosos de aprender el ancestral arte del Aikido, tal era su popularidad, que había tenido que dejar su trabajo como suplente, nada realmente serio, pues a esas alturas, la maestra de educación física había regresado luego de concluir su licencia de maternidad.

 

Las clases transcurrieron con relativa calma (salvo por coqueteos descarados o disfrazados). Al final del día; Jack cerró su dojo y se preparó para regresar a casa, que se encontraba unas calles más abajo; no se había cambiado sus ropas de instructor, se sentía cómodo con ellas. Se detuvo en la entrada de su edificio, había una hermosa mujer de largos cabellos azabache y enfundada en un precioso kimomo negro y rojo. Jack suspiró con desgrano, seguro que era una de las mujeres a las que su padre insistía en presentarle con el fin de que se casara.

 

—Konbawa,  Ryuji-kun —Jack parpadeo un par de veces; esa voz aguda no era de ninguna mujer, pero la conocía.

—¿Aku? —la “dama” sonrió de medio lado. Dio una vuelta sobre su eje, desplegando todos sus encantos femeninos.

—¿Qué te parece?, ¿me veo como una auténtica mujer? —cuestionó con voz masculina. Jack afirmó con la cabeza.

—¿Eres un okama? —Aku asintió. —¿Qué haces en América?

—Hubo un concurso en New Yord. Gané por supuesto y ya que tenía unos días libres, decidí venir a visitarte.

 

Jack no sabía cómo actuar ante esto; siempre que Aku aparecía, él terminaba metido en serios problemas.

 

—Vamos Ryu-chan, se bueno y lleva mi equipaje —dijo señalando un par de maletas bastante voluminosas. Jack suspiró pesadamente; no quería ni pensar en la verdadera razón por la que Aku lo visitaba, estaba seguro que no sería bueno para su salud mental.

 

 

……

 

Johnny bajó a desayunar como cada mañana, su madre se encontraba en la cocina. Tarareaba una pequeña melodía mientras servía una generosa porción de huevos y tocino que su hijo devoró en pocos segundos.

 

—Debo irme mamá, no me esperes para cenar.

—Para tu carro, Johnny —dijo la mujer, evitando que su hijo se fuera —. ¿Cuál es la prisa? Has estado saliendo casi todos los días y ya rara la vez cenas conmigo; cualquiera creería que ya tienes novia —Bunny sonrió al notar el enorme sonrojo en el joven. —¡Oh, Johnny! ¿Cómo es ella?, ¿es linda?, ¿cómo se llama?, ¿Cuándo la conoceré? Y yo que pensé que no salías ni en Kermes.

—¡No mamá! —gritó avergonzado, tan rojo como un tomate —¡No tengo novia! Sólo voy a salir con Carl y luego pasaré con Pops por su concurso de chile.

 

Bunny se mostró desilusionada, a ese paso jamás tendría nietos; pero siendo ella tan joven y hermosa, seguro la confundirían con la hermana mayor.

—Ya me voy mamá —dijo Johnny.

—Está bien cariño, pero no olvides llevarte un suéter.

 

Johnny y no la escuchó, había salido corriendo antes de volver a ser avergonzado. Carl y él fueron al parque; el joven genio quería probar su avión a control remoto y engañó al rubio asegurándole que dichos objetos atraían a las mujeres.

 

 

 

 

Carl estaba contento de poder salir con Johnny; no le había visto mucho en esos meses, gracias a que el nuevo amigo del rubio lo mantenía acaparado, y no, él definitivamente no estaba celoso, sólo le preocupaba que clase de personas pudiera estar frecuentando Bravo.

Por suerte, ese día no había muchas mujeres en el parque «fue buena idea enviar mensajes cadena informando sobre la presencia de Johnny en dicho lugar». Carl sonrió triunfante al escuchar a su amigo de la infancia quejarse por no encontrar a una sola mamacita, para conquistar.

 

—Quizás estén por ahí —dijo el castaño quitándole importancia al asunto. La felicidad le duró poco, pues, a lo lejos, una despampanante mujer de cuero pegado que le cubría casi todo el cuerpo (salvo de los codos para abajo y el cuello), se encontraba bajo la sombra de un árbol; sus largos cabellos lacios le llegaban hasta la cintura. El lápiz labial carmesí y el delicado maquillaje resaltaban sus rasgos orientales.

 

—Oh, ¡cielos! Carl, ¿ves esa nena? —habló Johnny emocionado. —Debe estar esperando a éste muñeco —se acomodó el cabello y se refrescó el aliento; pero ni bien había terminado cuando vio a Jack enfundado en un ajustado pantalón de mezclilla y una camisa blanca con los primeros botones desabrochados; al verlo, la mujer se prendó a su brazo, sonriendo «a los ojos de Johnny», como una tonta enamorada.

 

—Vaya, realmente son hermosos —comentó Carl. Bravo observó a Jack hablando con esa mujer; se veía tan… guapo. —¿Ese no es el maestro de Aikido? Mi mamá toma clases con él, vaya, cuando se entere que tiene una novia, se desilusionará…

 

Johnny no responde, observa a Jack alejarse con esa mujer; algo está roto y no sabe qué es. Da media vuelta, tomando la dirección contraria, necesita escapar de aquella imagen que no comprende por qué le hiere tanto.

Llega a su casa y sube a su habitación para encerrase ahí, por suerte su madre no está, es un consuelo, no quiere ver a nadie.

 

 

….

 

 

Había pasado una semana sin que supiera nada de Jack; Bravo había entrado en una extraña depresión que tenía preocupado a sus conocidos: no miraba a las mujeres ni aunque éstas se pararan frente a él; pasaba largas horas observando a la nada, como si hubiese perdido la razón de vivir.

Era domingo en la mañana cuando recibió un mensaje de Jack, citándolo en el lugar de siempre.

Fue increíble como algo tan insignificante había logrado cambiar el humor de Johnny, pero lo hizo; Bravo se había bañado y arreglado en tiempo record, devorando todo el cereal que encontró.

 

Jack aguardaba a su amigo en la fuente del centro comercial; había sido una semana complicada gracias a Aku que acaparaba todo su tiempo libre y en ocasiones sus clases, aunque esto último había sido beneficioso, pues sus discípulos pudieron verlos combatir y es que, a pesar de su apariencia frágil, su amigo era digno miembro de la casa Akuma…

 

—¡Jack! —la voz de Johnny lo sacó de sus pensamientos. Sonrió a modo de saludo. —Siento llegar tarde.

—No te preocupes; acabo de llegar —algo raro tenía Johnny; había tristeza en sus ojos, podía verlo «sentirlo», aun con los lentes de sol. —Te pido disculpas —Bravo levantó una ceja, confundido. —No te avisé que no podría verte durante la semana.

—No hay problema viejo; supongo que tuviste algo interesante que hacer.

 

Johnny había usado un extraño tono para hablar, por eso Jack decidió ignorarlo «tal vez era su imaginación». El asiático negó con la cabeza.

 

—Un amigo de Japón llegó de improviso —Johnny asintió. “Amigo”,  claro, un amigo con curvas y rostro de mujer.

—¿Y qué quieres hacer? —preguntó para cambiar de tema.

 

Jack lo meditó, había pensado que podrían pasar el día en el centro comercial, comer algo y ver una película, sin embargo, la apatía de Johnny lo desalentaba, tal vez, era momento de hacer algo distinto.

 

—¿Te apetece ir a mi casa? —la propuesta era inesperada, aun así Johnny aceptó de inmediato, ansioso y curioso a partes iguales por conocer el hogar de su amigo.

 

 

 

 

 

Jack vivía en un edificio de apartamentos a un par de calles de su dojo. Su piso no era muy grande pero sí lo suficiente para una persona. La decoración, una mezcla perfecta entre lo oriental y occidental. Johnny observó con interés las espadas y la extraña armadura que Johnny había visto en películas de samuráis.

 

—Le perteneció a mis ancestros —dijo Jack.

—Es fabulosa, ¿crees que alguno de ellos peleó con ninjas asesinos? —Jack se encogió de hombros, sin siquiera intentar corregir lo que seguramente pensaba su amigo.

 

Pronto, la atención de Johnny fue captada por algunas fotografías que había sobre un mueble; en una aparecía Jack con la mujer que había visto en el parque; era un retrato reciente, tomado el día que los había visto juntos.

John y sintió una fuerte opresión en el pecho, trató de ignorarlo, pero le resultaba difícil; se veían tan bien juntos.

 

—Es Aku —dijo Jack —, su familia y la mía han sido aliadas por dos generaciones. Fuimos juntos a la universidad.

 

Johnny asintió, observó otra foto como un intento de olvidar el desagradable sabor de boca que le producía ver a su amigo con esa mujer (aunque no comprendía la razón). Observó el retrato de un pelirrojo de 13 años, junto a un Jack de la misma edad, que, al lado del primero, se veía mucho más pequeño y frágil, ¿Cuánto es que medía?, ¿casi dos metros?...

 

—Es William, fuimos compañeros de habitación durante mi estancia en el internado de Londres.

 

Johnny miró a Jack, luego a la foto, repitiendo el proceso un par de veces; tomó al asiático por los hombros, agitándolo sin cuidado.

 

—¡Oh, viejo!, ¡tienes que decirme cómo lo conseguiste! —dijo sacudiéndolo cada vez más fuerte.

—¡Johnny! —exclamó Jack, separándose de su amigo valiéndose de sus habilidades en las artes marciales.

—Lo siento viejo, pero tienes que decirme como lo lograste.

—¿Lograr qué?

—¡Entrar a Hogwarts! —Jack lo miró confundido. —¿Hogwarts, la escuela de magia y hechicería?, ¿Harry Potter?

 

Jack parpadeó confundido por un momento hasta comprender de lo que hablaba Bravo, hasta que comprendió: Harry Potter, la saga de libros y películas que tanto le gustaba a sus compañeras de internado e incluso a Aku que hasta tenía una colección autografiada por la autora y los actores, aunque él nunca leyó o vio algo de ese universo; el género fantástico no era de su agrado.

 

—Siento decepcionarte, Johnny, pero fui a un internado común y corriente.

—Eso es lo que un mago le diría a un muggle —Jack sonrió.

—La verdad es que ni siquiera he visto las películas o leído los libros.

 

Johnny lo observó como si le hubiera crecido una segunda cabeza, ¿cómo alguien no había visto Harry Potter?, ¡Tenían que remediarlo pero ya!

 

Una maratón de todas las películas de Harry Potter fue la solución de Johnny; pasaron toda la noche viéndolas hasta que, sin darse cuenta se quedaron dormidos, apoyados uno contra otro, así los encontró Aku (quien llegó al apartamento alrededor de las 3 de la mañana), y por supuesto que no perdió oportunidad de tomar una foto a la pareja para posibles chantajes.

 

 

 

 

Eran pasados de las 10 a.m., cuando Jack se despertó, se dio  cuenta que se había quedado dormido en el pecho de su amigo. Un sonrojo adornó sus mejillas; era tan acogedor, que no quería separarse de él. Era la primera vez que se sentía atraído por alguien más grande que él y descubrió, que le agradaba la sensación de sentirse rodeado, protegido.

Cerró los ojos, aspirando el aroma de Johnny, dejándose envolver por la sensación.

 

—¡O hayo gozaimasu! —gritó Aku, sobresaltando a los dos amigos y haciendo que Johnny terminara de cara contra el piso. —¡Ups! Lo siento, no quería asustarlos —dijo sin lamentarlo realmente.

 

Bravo se levantó en un segundo; observó al responsable de haberlos despertado, encontrándose a un joven de larga cabellera negra y húmeda, usaba una bata blanca de seda holgada que dejaba parte de su pecho desnudo.

 

—Ryu-chan, mis batas de baño están sucias, así que tomé la tuya, espero no te moleste —agregó guiñándole un ojo a Jack de manera coqueta. —Por cierto, soy Aku.

—Johnny —dijo el rubio que extrañamente se había quedado callado observando al intruso. Por alguna razón, le molestaba que usara la ropa de Jack. —Ya debo irme.

—Oh, ¿te vas? —habló Aku, pegándose a Jack de manera juguetona —¿No quieres quedarte a desayunar con nosotros?

 

Johnny negó con la cabeza, se despidió rápidamente de ellos y se fue; al salir del edificio, corrió lo más rápido que pudo, alejándose lo más que podía de la imagen de Jack siendo abrazado por esa mu… un momento. Se detuvo de golpe; recordó haber visto el pecho parcialmente desnudo  y plano de Aku, ¿un hombre?, ¿Jack podría ser gay? Aunque desconocía si la relación de esos dos iba más allá que una simple amistad; una extraña sensación de esperanza comenzaba a crecer dentro de su pecho, aunque, no entendía la razón de ello.

 

 

 

 

Aku no había dejado de mirar a Jack con una extraña sonrisa desde que Johnny se hubiera ido. El joven Ryuji sabía que su amigo se tenía algo entre manos; conociéndolo, no era nada bueno.

 

—Aku, no puedo  acompañarte hoy, saldré con un amigo. No, no es mi novio, sólo somos amigos, a él le  gustan las mujeres —dijo el Okama imitando lo que Jack le había dicho el día anterior.

—Es cierto, somos solo amigos —aseguró Jack, sin siquiera molestarse en recordarle que él no hablaba de esa forma.

—Claro. Nunca supe que dormías acurrucado con tus amigos, luego de pasar una noche en vela viendo películas. De hecho tú no tienes gusto por la cinematografía —comentó llevándose su taza de té a los labios. —Cuando éramos novios, siempre te negaste a ir al cine y ni hablar de desvelarte.

Jack suspiró pesadamente, era una pérdida de tiempo negar que Aku tenía razón, después de todo, lo conocía demasiado bien.

 

—Creo que me gusta —admitió con las mejillas sonrojabas. Aku sonrió, dando una digna imitación del Grinch.

—Eso es fantástico. Tu amigo escocés y yo, ya comenzábamos a creer que te morirías solo y patético —Jack frunció el ceño. —Creo que alguien me debe 200 billetes.

—Apostaron sobre mí —no lo preguntaba, era bastante obvio y en realidad no le sorprendía, desde que Aku y William se conocieron, solían hacer apuestas relacionas a él.

—Bueno, ¿Y cómo planeas conquistar a ése espécimen? Porque es obvio que él babea por ti, pero si no lo quieres, yo me lo quedo.

 

Jack permaneció callado, meditando las palabras de Aku, sin saber sí debía seguir su consejo o no hacer nada, al menos, así no perdería la amistad de Johnny.

 

 

 

 

Continuará…

 

 

….

 

 

Bueno, siento la tardanza, espero les gustara el capítulo. El siguiente será el final, pero no lo último que escribiré de esta pareja.

 


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