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CUERPO EQUIVOCADO por Princesa Doll

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Notas del capitulo:

disculpen la demora...

Todos los vampiros estaban apartados de los Kitsunes, Kaname mantenía su seño fruncido, no entendía el por qué se sentía tan molesto, el solo ver a el pequeño peliplata cerca de su guardián hacía que su sangre hirviera.

Sus ojos borgoñas miraron hacia donde se encontraba Zero, vió como el peliplata se volteó encarando a su clan y pudo notar que decía algo, más no pudo escucha, lo cual le pareció extraño, siendo vampiro ningún detalle se le escapaba. Lo que vió luego hizo que mostrara una mueca de incredulidad y frunciera el seño. Zero había fijado su vista hacia su dirección, sonrió levemente, pero algo llamó su atención, esa sonrisa era algo melancólica, Zero apartó sus ojos y dio la espalda  a su clan para así entrar al interior de aquel viejo templo.

-¿Kaname-sama?- llamó una conocida voz para el castaño, desvió su atención hacia su costado encontrándose con la mirada preocupada de Ruka.

-qué?- respondió de mala gana, la chica de ojos marrones agachó la cabeza y respondió –l-lo noto algo molesto…-

-no es nada- contestó, con esto dicho, Kaname se apartó de allí, debía distraerse, y que mejor manera de ver en que andaba ese odioso Kitsune de cabellos plateados.

 

 

………………………………………..

 

 

Dentro del templo se podía observar un cuarto vacío a excepción de un altar en donde había tres estatuas de mono. El de la derecha tenia ambas manos cubriendo sus oídos, el del medio cubría sus ojos y el último su boca.

En el centro, arrodillado y con la espalda recta se encontraba Zero, su rostro serio y su mirada amatista fija en aquellas estatuas. Agachó la cabeza y puso una expresión triste, sus manos que descansaban sobre su regazo se tensaron, apretó sus labios.

-Mizaru-sama, Kikazaru-sama, Iwazaru-sama…se lo suplico, denme su ayuda, su apoyo y sabiduría- suplicó el niño, puso sus manos en el suelo, frente suyo y se agachó haciendo reverencia ante aquellos monos.

-estoy perdido en éste oscuro camino, la luna se está ocultando entre las nubes oscuras, la neblina y agonía en mi pueblo, en las razas y en la paz, temo fallarles…-murmuró.

-Un Príncipe como usted no debe preocuparse, usted puede manejarlo si nuestra ayuda- una voz algo gruesa y tranquila se escuchó, más el peliplata no levantó su cabeza, sería una falta de respeto ante los mensajeros de los dioses.

-levanta la cabeza, pequeño Príncipe- volvió a hablar aquella voz, Zero paró sus orejitas plateadas y levantó su rostro al sentir como una mano se posaba sobre su cabeza y la acariciaba suavemente, al hacerlo se encontró con un mono de pelo marrón.

-¿qué es lo que te aflige niño?- preguntó amablemente.

-es mucha la tormenta de mi interior…señor…¿quién soy yo realmente?-

-ahora entiendo tus razones, Pequeño Príncipe… tu mente se niega a recordar y tu corazón teme por tu pueblo, alberga dolor…pero…- dijo para así sonreír.

-¿pero?- preguntó el peliplata levantando una ceja.

--en tu corazón hay esperanza de algo que tu desconoces… y entiendo tu intranquilidad, estas atrapado en éste cuerpo ¿cierto?-

-eh?- dijo sin comprender.

-renaciste en un cuerpo nuevo, ¿no es así Príncipe?-

-…si- respondió.

-solo te daré un consejo, niño. No veas el mal, no oigas el mal y no hables al mal… tienes personas que te apoyan y están a tu lado…además aún debes buscar a la persona de tu pasado y estar a su lado como debió ser- dicho esto, el simio se apartó y caminó hasta su lugar junto a sus hermanos que aún eran estatuas.

-cuando tu pasado sea descubierto por ti mismo, cuando recuerdes por qué es lo que sientes aquello cuando estás con “él”, entonces, tendrás las fuerzas para proteger a tu clan, y tu luna plateada será brillante, aun más que los antiguos reyes, veo en ti la diferencia, tu eres un príncipe que entiende las aflicciones de tu clan, no eres como los demás- dijo el mono, éste se sentó.

-a-aguarde…- pero ya era tarde, aquel simio se había vuelto estatua nuevamente, Zero dio un suspiro y se puso de pie lentamente, observó las estatuas e hizo una reverencia para así voltearse y salir de allí.

 

 

 

 

 

Kaname vió como las puertas se abrían delicadamente haciendo un leve rechinido.  Zero caminó sin prestar atención a nada, estaba pensativo, sus pasos fueron lentos y por lo visto ya era hora de regresar.

-bien~! Ya es hora- aquella voz cantarinas dio la señal, Kaien estaba avisando que debían volver, Zero dio un suspiro y volteó su mirada hacia Kaname y dijo un tanto malhumorado –qué miras?-

-a un zorro molesto- contestó de mala manera el castaño.

-¡¿qué has dicho sanguijuela?!- exclamó enojado.

-lo que oíste- Kaname comenzó a caminar lentamente y una sonrisa pequeña adornaba sus labios.

 

 

 

Kuroshi caminaba con sus manos ocultas en sus mangas, sus ojos cerrados y con expresión tranquila, y caminaba derecho. De un momento a otro paró en seco y se volteó hacia atrás, había sentido una sensación extraña, algo que lo llamaba.

-Kuroshi-san?- preguntó Minako quien iba al lado del pelinegro.

El kitsune oscuro la ignoró, observó a su hermana y asintió para así irse, perdiéndose entre los arbustos.

 

 

…………………………………………………………

 

Tocó su mascara suavemente, la noche estaba cayendo, pero no podía irse, si su amo no abandonaba la montaña él tampoco podía hacerlo.

Suspiró, él pudo sentir una conexión al estar cerca de aquel zorro pelinegro, algo que lo atraía…fue por eso que hizo el trato con él, aunque forzando al guardián de su alteza. Y el sello que marcaba que era un zorro con amo le ardía, dolía a horrores y agotaba sus energías y causaba mareos.

Se sentó en las raíces de un enorme y viejo árbol.

-¿por qué hice el contrato exactamente?- susurró a la nada.

- a qué contrato te refieres, zorro?- en cuanto el peligris escuchó aquella voz se tensó, sintiendo como su interior se estrujaba y sentía la conexión. Se volteó lentamente encontrándose con quien es su nuevo amo ahora.

-¿quién eres y por qué estás aquí?- dijo el pelinegro, mientras se cruzaba de brazos y lo miraba de manera fría al mismo tiempo que se recargaba en el tronco de un árbol.

-Miharu….ése es mi nombre…-susurró a la nada.

Kuroshi parpadeó ante esto…vió como el samurái enmascarado se ponía de pie costosamente.

-estás bien?- preguntó, ese enmascarado sería su enemigo, pero el tenia corazón, además…por alguna razón podía sentir la tristeza que sentía aquel samurái, una que ahogaba y era insoportable.

-s-si…-murmuró cayendo de rodillas al piso, sus energías se habían ido completamente, Kuroshi al ver esto corrió hacia el samurái y posó su mano sobre la espalda del peligris.

-Miharu-

El nombrado al sentir el tacto se apartó violentamente, el pelinegro solo lo observó preocupado, podía ver como el delgado cuerpo del enmascarado temblaba ligeramente.

-cálmate zorro, ni que fuera a violarte- dijo de manera burlona, ante lo dicho el de baja estatura se exaltó y retrocedió.

-oye, no lo decía en serio- dijo Kuroshi. El pelinegro se acercó nuevamente y cargó al enmascarado como si fuera una princesa.

-o-oye b-bájame!- chilló avergonzado el samurái mientras se removía y pataleaba.

-quédate quieto, solo trato de ayudarte-

-n-no pedí tu ayuda…- dijo avergonzado –“esto está mal…un amo nunca se tomaría tales molestias para con su lacayo”-pensó el enmascarado. Dejó de luchar y miró fijamente hacia el rostro impasible de Kuroshi.

-¿qué?-preguntó de repente el pelinegro haciendo que el samurái desviara la mirada –“rayos…cometí una falta”- pensó.

-¿estás bien?, te siento tenso- preguntó con un tono de amabilidad.

-estoy bien…-murmuró como respuesta. Cuando Miharu creyó que aquel ardor insoportable del sello había cesado, éste se manifestó de manera brutal.

-aaahhgg!!- se quejó el peligris mientras llevaba su mano a su corazón y arrugaba su ropa en esa parte.

-MIHARU!-

-ah..-se quejó, su cuerpo se sentía pesado y sin energías, comenzó a ver borroso y su respiración era entrecortada. Esto alertó al zorro negro.

-Miharu…rayos…debo darme prisa- murmuró apretando los dientes, comenzó a correr de manera rápida hacia el lugar donde se hospedaban.

 

 

 

…………

 

 

 

 

 

 

La noche ya había caído, todos estaban en sus respectivos cuartos.

Kaname no quitaba la mirada de aquel niño peliplata, Zero se encontraba buscando su nemaki, una venita se notaba en su frente, se estaba hartando, la mirada del Kuran le quemaba la espalda, era incómoda…

-tks!-masculló, se volteó encarando al castaño y exclamó -¡¿qué tanto me ves desgraciado?!- más el sangrepura ni se inmuto, cerró los ojos mostrando su rostro sereno y respondió tranquilamente:- a caso crees que eres el centro de atención?-

-pareciera que si- dijo de manera tranquila dirigiéndose hacia el baño, cerrando la puerta detrás de si.

Kaname dio un suspiro y se puso de pie, necesitaba averiguar quién era realmente aquel Príncipe, y saber el por qué de esa sensación…saber si Zero Kitsuki y Zero Kiryuu eran la misma persona.

A paso lento caminó hasta la puerta del baño y abrió levemente observando hacia el interior. Sus ojos borgoñas se abrieron ante la sorpresa.

Zero se encontraba en la bañera dando la espalda, lo que vió a continuación solo fue cuestión de segundos,  la marca que Zero Kiryuu tenia en su cuello apareció como flash en el cuello del Príncipe Kitsune y desapareció.

Kaname retrocedió sobre sus pasos y cerró la puerta corrediza sin hacer ruido. Se afirmó a la pared y resbaló dejándose caer y quedar sentado. Llevó sus manos hacia su cabeza, no podía salir de la sorpresa al haber visto aquello, ¿se estaría volviendo loco?, ¿era tanta la obsesión que tenía por Zero que su mente le jugaba malas pasadas?...

Negó con la cabeza, tratando de quitarse aquella idea, solo era una alucinación…

La puerta se abrió dejando ver a Zero con el nemaki puerto y un haori de color violeta para cubrir la prenda blanca que llevaba por debajo.

Zero lo miró extrañado por unos momentos, Kaname al notar su presencia se puso de pie y sin dar aviso a nada se abalanzó sobre el pequeño peliplata tirándolo al suelo.

-auch.-se quejó Zero al sentir aquel golpesito, abrió sus ojos y se encontró con el vampiro sobre él, Kaname tenia su mirada ensombrecida, oculta tras su flequillo y mantenía las manos del niño aprisionadas sobre su cabeza.

-Kaname, que ocurre?- habló de manera inocente el peliplata sin apartar su mirada amatista del vampiro.

 

 

 

…………………………………………………..

 

 

-rayos…-masculló Kuroshi, a pesar de que había corrido a todas fuerzas, el mantener el aspecto humano disminuía su capacidad. Ahora todo estaba oscuro, y para completar las cosas, frente a él se encontraban youkai inu´s gruñendo rabiosamente. Observó a Miharu, quien dormía en sus brazos.

Lo único que giraba en su mente era, el salir de allí mismo.

-disculpe, Zero-sama por desobedecer…-murmuró el pelinegro, desapareciendo su aspecto “humano”, haciendo notable sus orejas, cola, garras oscuras y ojos rasgados.

-esta vez…protegeré a quien me necesita…-murmuró.

 

 

 

CONTINUARÁ…

Notas finales:

espero les haya gustado


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