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Haru….
Miharu….
Miharu!
Poco a poco fue despertando, se removió sintiendo una superficie suave y cómoda, se removió un poco y tanteó algo extrañado.
-mn?- murmuró abriendo sus ojos los cuales no pudieron apreciarse por la máscara que llevaba puesta.
-veo que despertaste- habló amable el pelinegro mientras se sentaba en el borde de la cama. –quería preguntarte algo-
-¿qué cosa?- dijo el de la máscara.
-en Nikko…¿por qué…hiciste aquello?, ¿por qué me besaste?- dijo sin mirarlo y con voz neutra.
El samurái agachó la cabeza, estuvo unos momentos en silencio y respondió –me ordenaron ir a por Zero-sama- suspiró y continuó –pero no pude hacerlo… y para romper el trato con mi antiguo amo…yo…-ante esto solo apartó la mirada hacia otro lado.
-necesitaba un nuevo amo…-murmuró el samurái.
-Miharu…- susurró Kuroshi al ver la acción del samurái, se acercó un poco y sin pensarlo tomó la mano del peligris entre las suyas, esto causó que Miharu se estremeciera y volteara su vista hacia el pelinegro. -¿a qué te refieres con “amo”?- preguntó arqueando una ceja.
-u-usted es m-mi n-nuevo a-amo- murmuró nervioso.
Los ojos de Kuroshi se abrieron por la sorpresa, pero luego mostró una sonrisa ante esto.
-con que amo ¿eh?-
Miharu lo observó por unos momentos como temiendo a lo que fuera a decir ya que su rostro mostraba un poco de malicia.
-tampoco puedes mentirme ¿cierto?- dijo sin borrar su sonrisa.
-m-mi deber es hacer todo cuanto el amo lo ordene- murmuró.
-primero me gustaría saber más de ti, eres un zorro muy curioso- dijo el pelinegro sin apartar la mirada del enmascarado.
¿e-eh?- balbuceó algo sorprendido.
El kitsuki lo observó detenidamente, analizándolo para luego volver a hablar –me gustaría saber qué eres?-
Ante la pregunta el peligris parpadeó sin comprender a lo que se refería.
-a qué se refiere?- preguntó.
-mujer, doncel o varón-fue la aclaración que le dio su nuevo amo.
El enmascarado quedó en silencio tratando de procesar lo dicho –waaa, o-oiga n-no pregunte esas cosas- dijo avergonzado mientras retrocedía alejándose un poco del kitsune negro. Pero le fue imposible, el guardián tomó las muñecas de su ahora siervo y se posicionó sobre él inmovilizándolo.
-no responderás?- dijo serio.
-“¿en qué me he metido?, Kuroshi-sama da más miedo que Osamu-sama”-pensó al mismo tiempo que tragaba grueso, se sentía demasiado nervioso ante aquello. Trató de zafarse siendo un intento en vano.
-no, no, no…muy mal zorrito-murmuró el pelinegro mientras se acercaba a su rostro quedando a escasos centímetros.
-a-amo…-suplicó.
Kuroshi lo ignoró, sujetó las muñecas del samurái con una mano y con la otra bajó por su pecho, abriendo la parte superior de su montsuki.
-o-oiga n-no p-por f-favor- murmuró ya asustado sintiéndose vulnerable a la situación.
-shhh- fue lo único que pronunció el contrario. Las manos de Kuroshi palparon levemente la piel del chico bajo suyo sorprendiéndose por su suavidad sintiendo el estremecimiento del peligris bajo su roces, comenzó a quitar un poco de la ropa de la parte superior de Miharu.
Sonrió satisfecho ante lo descubierto –ya veo el por qué de tu timidez, disculpa mi atrevimiento, Miharu- dijo en un extraño tono de voz.
-Kuroshi-sama…-murmuró suavemente el samurái algo apenado.
-qué ocurre?- preguntó extrañado, ése no era el comportamiento que esperaba, después de todo era una falta de respecto lo que le había hecho al enmascarado, incluso esperaba un golpe, más esto no llegó, solo pudo ver como el samurái apartaba la mirada hacia otra parte y lucía apenado.
-e-esto es raro…-murmuró temblorosamente el peligris sin voltear a mirarlo. El pelinegro ladeó su cabeza aun lado en una mueca de incredulidad y movió sus orejitas.
-¿qué es raro?- preguntó el de ojos verdes.
-s-se s-siente raro…e-esta e-es la primera vez que…a-alguien m-me toca d-de esta manera- tartamudeó.
Aquello si fue gran sorpresa para el Kitsuki, él más que nadie sabía que los samurái eran reconocidos por ser personas que eran regidas bajo un estricto código moral, pero con el tiempo esta se fue degradando…y sobre todo, el samurái eran personas abiertas de mente cuando de relaciones sexuales se trataba, además que siempre eran tomados como amantes de samurái más experimentados.
Pero tal parece Miharu fue la excepción.
-creí que ya no eras puro- dijo intrigado.
-nadie tocaría a una aberración como yo, Kuroshi-sama- dijo en un susurro.
-no entiendo por qué dices “aberración”- dijo soltando las muñecas de su siervo pero sin llegar a apartarse.
Kuroshi se le quedó viendo unos momentos, esa máscara…
-me gustaría verte sin esa máscara- dijo sin rodeo haciendo exaltar al peligris.
-n-no por favor amo, no me pida algo tan vergonzoso como eso- murmuró.
-¿por qué?- susurró a escasos centímetros del samurái. ¿en qué momento se había acercado tanto?, era lo que se preguntaba el pelgris.
-Miharu…-llamó nuevamente.
-mi rostro es horrible…no quiero que el amo vea algo tan grotesco- dijo tristemente.
-¿grotesco?, y dime ¿cómo sabes que es grotesco?- fue lo que preguntó el pelinegro.
-t-todos dicen que mi apariencia nunca debe verse- respondió Miharu.
-tú la has visto?-
-no…-respondió el samurái.
-alguien más la ha visto?- volvió a preguntar.
-no amo, eso está prohibido…solo la fallecida reina del clan Kitsuki y su rey lo saben- fue la respuesta.
Si, con eso dicho Kuroshi ya se hizo un nudo en la cabeza, ¿sus antiguos reyes?.
Miharu parecía no querer colaborar con lo que pidió, pero la curiosidad de un zorro y su astucia no era de taparse con facilidad.
-Miharu…-llamó.
El nombrado se volteó hacia su amo, cuando lo hizo…
De un rápido movimiento la máscara cayó al suelo. Kuroshi abrió sus ojos de par en par al ver lo que había bajo la máscara.
-K-Kuroshi-sama p-por qué…-murmuró enfadado, no le dio tiempo a que el zorro negro reaccionara, Miharu se movió rápido y tumbó a su amo sobre la mullida cama quedando ahora él sobre el pelinegro, se sentó sobre su abdomen y lo tomó del cuello de la yukata que este llevaba.
-por qué hizo algo como eso?!- exclamó molesto.
Más Kuroshi aun seguía ido y sin apartar su vista del rostro del samurái.
Acercó su mano y tocó suavemente las mejillas de Miharu sintiendo la suavidad de ésta.
-si serás tonto Miharu- habló con una sonrisa el pelinegro. –quien te haya metido eso en la cabeza está totalmente fuera de sus sentidos-dijo incorporándose y quedando frente a frente con el contrario.
-tu belleza es muy parecida a la realeza de la luna de plata…-murmuró.
CONTINUARÁ…