-Zero-sama…ya es hora-dijo sonriendo aquella chica de cabellos duraznos. El peliplata estaba nervioso, ése día sería presentado en el clan Kitsuki como según le había informado la sacerdotisa, como “Príncipe Heredero”. Vestia un Kimono negro con bordado de rosas carmesí, y un haori negro, en su cabeza llevaba una corona hecha de flores de loto blancas, sus orejas de kitsune se movían un tanto inquieta al igual que su colita. Suspiró, Realmente todo eso parecía un sueño, y por si aquello fuera poco, desde hace una semana en la que él despertó en aquella aldea había tenido sueños…sueños que al despertar no lograba recordar, solo aquello…solo esos ojos, esos ojos borgoñas que derramaban lágrimas, luego todo se volvía oscuro y escuchaba un grito, alguien llamándolo por su nombre, y despertaba…
Ni siquiera recordaba nada, solo que él había muerto, pero …¿cuál era la razón?, ¿por qué renació en aquel cuerpo?. ¿Ese era su cuerpo original?...
Sakura salió primero, dando anuncios, se escuchaban aplausos de aquellos pueblerinos.
-Después de éstos largos y errantes trece años…Nuestro Príncipe…¡¡¡A DESPERTADO!!!- dijo aquella mujer dando el anuncio. Ésa era su entrada, suspiró por segunda vez y caminó hacia el frente, erguido y elegante, raro en él, pero con las “clases de modales” que Sakura le daba al dia lo aprendió.
Allí los vió, aquellos pueblerinos, todos ellos eran kitsunes, sus características orejas y cola. Todos ellos lo miraban con esperanza…
-El príncipe Zero –lo presentó la sacerdotisa. Todos aclamaron y aplaudieron, Zero saludó como le había dicho Sakura.
-ahora entiendo lo que sentía Ka…-su comentario quedó cortado… ¿qué estaba por decir?, se sorprendió… aquel nombre… aquel nombre no lo recordaba, sus ojos amatistas se cristalizaron, su pecho se estrujaba. ¿quién era aquel a quien tanto extrañaba?, ¿por qué no recordaba su antigua vida?. Su mano dejó de saludar y su rostro estaba en shock, Sakura lo observó extrañada.
-Zero-sama?-
No obtuvo respuesta alguna, Zero estaba tan ido en sus pensamientos, estaba totalmente confundido.
-Zero!-
Aquel llamado hizo que el peliplata saliera de su trance, volteó y vió el rostro preocupado de Sakura…
“esa expresión… me recuerda mucho …a ése día …
¿Por qué no puedo recordarlo?”
-disculpa Sakura-dijo fingiendo una sonrisa.
-¿por qué llora Señor?- preguntó una niña de mas o menos su edad.
-eh?-llevó su mano a su ojo, es cierto, estaba …llorando…
-no, es que estoy feliz-dijo con aquella sonrisa a la chica, esta correspondió el gesto, mas esto no pasó desapercibido para Sakura.
El festejo acabó, pero aquellos pensamientos aun permanecían en su cabeza.
-Zero-sama… ¿ocurre algo?-
El peliplata solo negó con su cabeza.
-solo …me gustaría saber el por qué no nací en este cuerpo desde el comienzo-
-con que era eso …-la mujer se sentó en el suelo y observó la luna que brillaba.
-deberia investigar un poco… pero lo mas importante ahora es su adaptación a su nuevo cuerpo, debe controlar sus poderes espirituales-
-¿poderes espiritales?- Sakura solo asintió y le regaló una sonrisa.
-así es… -
…………………..
Ya habían pasado dos meses desde que él renació en ese periodo de tiempo Zero comenzó sus entrenamientos …
-está listo, Zero-sama-habló un chico de aproximadamente 17 años, de cabellos azabaches lacios cortos, orejas de zorro extrañamente negras al igual que su cola, ojos verdes cual esmeralda y piel blanca. Vestia un yukata gris, tabi y zori en los pies (sandalias y calcetines). Su carácter se asemejaba al de Zero, frío y gruñón. Era el hermano menor de Sakura.
-siempre listo- respondió arrogante. Zero vestía un yukata rojo carmesí con bordados de dragones negros y bordes dorados, un haori negro y las tabi y zori.
Así eran todas las mañanas, entrenando y perfeccionando sus habilidades, había formado una amistad con sus acompañantes, con aquella sacerdotisa que siempre estaba a su lado, y su guardian, el extraño zorro azabache, era el único en el clan en tener aquel color aparte de Zero. La mayoría de los Kitsukis eran marrones, naranjas, amarillos y duraznos como el pelaje de Sakura. Aunque era muy extraño, según la sacerdotisa, su guardian tenia las características de su madre, la cual también era de color azabache, lamentablemente, ella había muerto en aquella batalla.
Zero dio una patada a su guardian mandándolo a volar.
-vamos Kuroshi!!-dijo animado el peliplata, el chico azabache se levantó y corrió hacia su príncipe y comenzó una nueva batalla, a pesar de ser un entrenamiento violento, aquello los divertía de sobremanera.
-Zero-sama, Kuroshi-chan, es hora de almorzar- aquella voz hizo que pararan, ambos dirigieron su vista al templo, allí agitando su brazo estaba Sakura, con aquella sonrisa imborrable de su rostro.
Ambos chicos corrieron hacia el lugar.
Sakura comenzó a servir la comida, mientras se sentaban en la madera de aquel pasillo.
-Zero-sama, he mandado a investigar sobre su nacimiento, pero no hemos encontrado mas que una pequeña pista… hemos encontrado un indicio que nos puede ayudar …el lugar donde murió-
-¿el lugar donde morí?... pero no sé en donde he…-
-nosotros si…y por eso es mejor ir a aquel lugar… pero necesitamos presentar una alianza-
-alianza?, qué lugar es?- dijo el Zorro negro.
-es una academia donde conviven humanos y…vampiros…-
-pero es decisión de usted, Zero-sama-dijo la sacerdotisa.
-…-lo estaba pensando, aunque no era tan difícil, pero había algo que le sonaba familiar… una academia…¿vampiros?...
-Ka…name…-sus labios inconscientemente pronunciaron aquel nombre sorprendiéndolo, y llamando la atención de sus acompañantes.
-¿Zero-sama?- dijo la peli durazno.
-está decidido, Sakura-san, envía los documentos a aquella academia, quiero que tu, Kuroshi, Ren, Chou, Minako, Momo y Lilium estén listo, ellos vendrán conmigo.-
-entendido, Zero-sama- respondió esta.
CONTINUARÁ…