Todo esto es mi culpa, debí decirle que lo amaba, debí protegerlo no usarlo como una pieza de ajedrez… Debi tratarlo bien…pero, no se puede cambiar el pasado…
Zero ya no está… no pudo perdonarme por lo que te ocurrió, debí estar contigo, no entregarte a las garras de mi tio, a las garras de la muerte…
Todo por proteger a mi hermana, ¿por qué te cambié por ella?, Yuuki no merecía tu sacrificio.
Tampoco es su culpa…
El recuerdo de ése día aun está impreso en mi mente…
…Te ví caminar tambaleándote, tenias una mano en tu pecho a la altura de tu corazón, tu blanca camisa estaba manchada de tu sangre, tu rostro estaba tan tranquilo, tus amatistas estaban opacas, pero …¿por qué lucias feliz?, ¿querías morir?.
Nos miraste con una sonrisa, una sonrisa hermosa y sincera… ¿por qué la primera vez que sonreías tuvo que ser así?.
Te vi desvanecerte, tu cuerpo cayó al suelo, mi corazón dolía, corrí hacia ti…no quería perderte… te amo Zero… no me dejes…
Quería gritarte, quería decirte lo mucho que te amo, que no puedo estar sin ti.
Te sostuve en mis brazos, me sonreíste, esa sonrisa estaba dedicada para mi, solo para mi, mis lágrimas caían, me viste llorar, esa era la primera vez que lloraba… Tus hermosos ojos amatistas se notaron tristes por unos instantes y tu sonrisa se había borrado, aquellos ojos que muchas veces me miraron con odio, con repugnancia, ahora se veian tan frágiles…tan calidos…
Me sonreíste nuevamente mientras aquellas lagrimas desbordaban, estabas llorando.
-¿sabes?...soy un c-cobarde- murmuraste.
No quería escucharte, no eres un cobarde, nunca lo fuiste… no digas eso de ti…
-Shhh…no hables…guarda energía-te pedí, fue lo único que pude decirte, mi voz sonaba quebrada.
Acercaste temblorosamente tu mano a mi mejilla, la acarisiaste, estabas tan frio, eso me asustaba… quería sentirte más, quería sentir que aun seguías conmigo, posé mis manos sobre las tuyas, tus manos eran mas pequeñas…delgadas, suaves…
-soy un co…cobarde…-repites, tus ojos lucen opacos, ¡¡no quiero que digas eso!!, no quiero perderte…
-nunca me atreví a decirte…que te …amo, Kaname-susurraste, ¿por qué tuvo que darse de esta manera?, ¿por qué no me dí cuenta antes de que era correspondido?, no, yo soy el cobarde, cobarde de no luchar por ti, yo soy el idiota…
Te noté mas pálido, tus ojos ya no tienen luz, se que es inútil, inútil…todo se ha detenido a mi alrededor, cerraste tus ojos, tu cuerpo decayó, tu…habías…muerto…tu mano cayó como la de un muñeco vacio al suelo.
No…no me hagas esto…
-¡¡¡ZEROOOOO!!!-grité, grité cuanto mi voz me daba desgarrando mi garganta, quería que abrieras los ojos, esto debía ser un sueño, una pesadilla… pero no… esto es real…
Mi llanto no se hizo esperar, dejé salir mi dolor, la tristeza… abracé tu cuerpo inerte, lloré en tu pecho… quiero morir… dejar de existir… pero algo en mi interior me dice que no lo haga, que tu no te fuiste…
Poco a poco tu cuerpo comenzó a desvanecerse, es increíble… es la primera vez que veo esto, tu cuerpo se desvaneció en petalos blancos, petalos de rosas blancas, no te hiciste polvo como vampiros normales, ni luces como los sangrepuras, te desvaneciste en petalos, el frío viento arrastró tus restos, llevándose consigo aquel rastro… hacia lo alto, hacia aquella luminosa luna plateada que iba brillando mas y mas con intensidad.
-Te amo…Zero-murmuré… quería que oyeras aquello…
CONTINUARÁ…