Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Pepero Day [ Suga/Park Jimin YOONMIN] por Bastianxt99

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Reto una palabra X  One Shoot, una semana.

Gracias a Aelilim por el beteo.

 

El brillo de su mirada se extinguió cuando sus ojos se posaron en aquella fecha especial: “Pepero Day”, rezaba el calendario colgado en la pared. La agenda que sostenía en su mano tenía ese día marcado con un trágico “libre”, escrito con plumón azul y con globos por todos lados. Taehyung palideció. Una cosa eran dos días libres y otra un agujero negro de menos de dieciséis horas. Eso se resumiría a hacer planes entre todos, pelear entre todos, ver una película entre todos e ignorar la festividad entre todos… y hacia todos.

Arrugó el papel en la agenda y lo tiró hacia el cesto de basura en la cocina. Giró sobre sí mismo y vio el reloj, eran las ocho en punto de la mañana. Regresó a la habitación, se metió a  cama, sabiendo que solo la orquesta de alguno que otro ronquido le acompañaría. Quería dormir y matar otra hora, ahogar en la inconsciencia solo una hora más sabiendo que no podría ignorar “el día” que celebraba el resto de Asia y que ellos pasarían como si fuera uno más.

Por un momento, se recordó a sí mismo años atrás. Aún en la escuela, antes de que todo diera un vertiginoso subidón y pasar de ser el amiguito del niño que fue a dar una audición a convertirse en el séptimo Bangtan Boy.

Taehyung era de por sí un romántico, no el típico chico de doramas, sino un ser especial que albergaba sentimientos fuertes. Desde siempre soñó con el momento de tener una novia, así que desde los diez años escribía cada Pepero Day algo en su libreta para esa persona que en un futuro se convertiría en el objeto de su amor.  Ahora habían pasado casi nueve Pepero Days y él tenía nueve textos y nueve regalos para su pareja… y ahora simplemente estaba a kilómetros de casa y no se los podría dar.

Lo peor de todo era que el manager había decidido pasar ese día en el dorm, y aunque las cosas habían cambiado un poco, y en el camino la novia de sus sueños mutó a un lindo e hiperactivo novio, la frustración de no poder celebrarle, le pesaba. Tragó en seco. No era llorón, de hecho era muy bueno controlando sus debilidades pero esta vez no quería.

Había esperado nueve años para celebrar su primer Pepero Day en compañía de alguien y ahora se resumía a un mánager roncando en la habitación de al lado y a cinco personas más en el espacio que compartía con su Hobi.

 

El ruido de la cocina fue despertando uno a uno, la sartén somatada contra el fogón y un par de platos quebrados fueron los últimos ruidos que terminaron de traer al mundo de los vivos al resto de los Bantang aquel trágico once de noviembre.

—¿Y ahora qué? —vociferó Yoongi, tapándose el rostro con su propia almohada y deseando ahogarse con ella.

La licuadora a todo dar, que parecía que pulverizaba piedras y no alguna frutilla para un jugo natural, sumado a dos golpes a las puertas de los muebles de la cocina, hicieron que todos se reincorporaran en sus camas. Pero ninguno se atrevió a salir de la habitación. 

—Creo que Omma Jin amaneció de mal humor —se aventuró Kook a señalar mientras sus ojos se encontraban con los del resto de la banda.

—No me digas, ¿y todo eso lo pensaste tú solito? —inquirió Taehyung, bostezando y quitándose las frazadas de encima—. Ya, niños, no sean cobardes. Yo iré.

Aquel acto heroico de V sería recordado en la memoria del resto de los BTS, quienes permanecieron seguros de que aquel desayuno sería un poco menos hostil que la última vez que Hoseok y Yoongi habían peleado, eso si un ente supremo se apiadaba de ellos.

Escucharon un par de golpes extras de las puertas y algo cayendo por la cocina…

—Oh, oh, creo que nos quedamos sin licuadora —supuso Jimin mientras los demás asentían.

Al afinar los oídos, el silencio sepulcral de otro lado de la puerta por algunos minutos los tuvo por demás alarmados. Luego, el sonido de los platos disponiéndose en la mesa y un “YA ESTÁ EL DESAYUNO” de Taehyung a todo pulmón, provocó que brincaran hacia atrás cuando la puerta fue abierta de un solo golpe.

Taehyung los observó con malicia y sonrió.

—Bantangs, Omma dice que está servido, pueden pasar a la mesa.

Yoongi se levantó, lo jaló a un rincón a la vez que el resto salía, y arqueó la ceja. —Linda entrada, eh —dijo irónico mientras el menor se sonrojaba.

—Lo siento, hyung.

—No lo sientas, te conozco. Te pones especialmente cabrón cuando estás frustrado por algo. Taehyung se encogió de hombros sin negarlo—. ¿Qué pasó con la princesa? —preguntó.

—Es un romántico… y ya sabes —dijo en tono de misterio—, es el Pepero day —pronunció sin más y todas las alarmas de Yoongi fueron encendidas.

No podría afirmar que no sabía qué día era, claro que lo sabía, él y sobre todo su tarjeta de crédito. Había comprado un regalo que guardaba bajo varias llaves, pero había trabajado su mente lo suficiente como para ignorar que el día libre coincidía con el Pepero Day… Y de todos modos, dudaba reunir el valor de declararse y seguro pasaría sin pena ni gloria esa fecha especial.

El desayuno transcurrió en silencio. La seriedad reinaba en la mesa, cosa más que inusual en el grupo. Cada uno estaba sumergido en su propio mundo, excepto uno, Jungkook, que comía complacido y por momentos regalaba dulces sonrisas a los demás, las cuales eran correspondidas de distintas maneras, algunas con muecas extrañadas y otras con cejas alzadas.

—Están todos muy callados —señaló el maknae y el resto de miembros cruzaron miradas, tratando de ignorarlo.

Namjoon negó sin dejar de comer. —Tú estás alucinando cosas.

Yoongi resopló. Namjoon había desatado el infierno al hablar porque, por común acuerdo, cuando algo pasaba ellos no hablaban con Jungkook, quien era conocido entre ellos por sus comentarios punzantes y fuera de lugar.

—No, hyung, yo creo que sí pasa algo. Omma Jin está de mal humor… y es fácil saber por qué.  Es el Pepero Day, hoy deberían de darse mimos y besarse hasta aburrirse —afirmó el maknae mientras el rostro de Jin se teñía de rojo y sentía un calor incandescente en sus mejillas.

Yoongi comenzó a reír, tapando su rostro con una servilleta de papel que luego hizo una bolita y la lanzó a Namjoon para que este saliera de su sorpresa.

—Te lo advertí, tuvimos que matarlo cuando pudimos.

Jungkook se paró de la mesa y sonrió.

—Yo ya arreglé todo, el mánager-hyung me llevará de compras, así que tendrán al menos unas cuatro horas para celebrar su Pepero Day. Tae-hyung podrá hacer todas las cursilerías de los globitos con Hobi-hyung también. Creo que estarán bien… Ya podrán agradecérmelo luego. —El menor empezó a caminar con una toalla en la mano, listo para ducharse cuando se detuvo de pronto y añadió—: Ah, por cierto… Yoongi-hyung, tú deberías declararte a Jimin-ah de una vez… así aprovechas el regalo que le compraste el otro día.

El rostro de Yoongi se tiñó de tono rojizo y la mirada de todos se posó en él. El rapero mordió su labio y antes que gritar algún insulto, Jungkook cerró la puerta del baño.

Exhaló. —Insisto, tuvimos que matarlo cuando pudimos.

—Sí —susurró Jimin y le sonrió a Yoongi.

Yoongi le vio de reojo, sintiéndose completamente avergonzado y resignado, elevó de forma ligera su hombro.

—¿Sí a matarlo? ¿O sí a ser mi novio?

—Ambas.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).