Hola gente bonita, aquí con un nuevo fic, aunque no esperen actualizaciones tan regulares como el anterior. Bueno, espero les guste esta nueva historia y nuevamente, para quienes no me conozcan, les invito a leer mis anteriores trabajos, “Mundo diferente”, “Error”, “Las trágicas consecuencias que Hades quería evitar” y mi último fic “La perfecta venganza”. Este nuevo fic podría ser cortito o tal vez con el mismo número de capis del anterior, aún no me decido. La trama aún no está bien planteada más que unos pocos elementos que son clave importante para la historia, por lo que si ustedes gustan de dejar algunas sugerencias estas serán tomadas en cuenta.
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El sol comenzó a salir y los rayos de este se adentraron a la ventana de una pequeña habitación. La cálida luz dio de lleno a un rostro joven de finas facciones, los parpados comenzaron a agitarse al tiempo que comenzaban a abrirse, revelando unos ojos rubíes. El dueño de aquellos cristales color sangre, se incorporó lentamente mientras su confundida mente trataba de procesar lo que ocurría a su alrededor. Para empezar, no entendía nada, su mente era nublosa así como muchos de sus recuerdos. Sabía que tenía lagunas mentales, no sabía dónde estaba o cómo había llegado ahí, no sabía ni la fecha en que se encontraba, de hecho, no podía recordar más que algunas cosas sobre su pasado, y por supuesto, la gente que conocía… los últimos recuerdos de su vida, eran los que no lograba encontrar, había fragmentos demasiado vagos y confusos para poder interpretarlos, y no sabía si eran parte de un sueño o de la realidad. Trató de levantarse, notando entonces su desnudez y un dolor agudo en sus caderas y piernas y escozor en su zona privada baja.
Sus largos cabellos rebeldes y rubios cayeron como cascadas sobre su rostro y hombros, su mano frotó ligeramente su vientre, el cual, sentía extraño. ¿Qué había ocurrido? ¿Dónde se encontraba? ¿Cuánto tiempo había estado ahí? ¿Habría alguien con él o se encontraba solo? La confusión de su mente le comenzó a provocar un dolor punzante y con un ligero mareo regresó a la cama a recostarse.
Varios minutos pasaron hasta que los malestares pasaron, el dolor de sus zonas ya no era tan fuerte como al principio pero seguían molestándole. Meditabundo, trató de analizar su situación. Se encontraba mirando al techo hasta que su curiosidad le hizo observar su entorno. La habitación era bastante básica; las paredes de color blanco, la pequeña ventana que daba al exterior a una hermosa vista de un prado al parecer, no había fotografías, solo un espejo pequeño y cuadrado colgando al otro extremo de la habitación y dos puertas blancas, un a su izquierda junto a la cama y la otra a la derecha en el otro extremo. Había dos mesitas junto a la cama, una estaba totalmente desnuda y la otra tenía un candelabro con una vela ya consumida y notándose usada no hacía mucho.
El rubio suspiró fastidiado. No sabía aún nada de su situación actual y eso era no solo desconcertante sino también molesto, no le gustaba el no saber lo que pasaba y mucho menos si no sabía lo que ocurría con su persona. También el hecho de estar desnudo y con dolores en ciertas zonas específicas de su cuerpo le hacían tener una espina de molestia y también de preocupación. Trató de levantarse nuevamente, esta vez de forma pausada para no encender los dolores que ya se habían calmado. Caminó alrededor buscando algo de ropa. Con disgusto notó que sus ropas estaban rotas y sucias, como si hubiera estado en alguna batalla bastante difícil, y tal vez así fue. Quizás estuvo en alguna pelea muy intensa y terminó herido e inconsciente, o al menos eso era lo que ansiaba pensar. Trató de explorar un poco más. En los cajones de las mesas no había nada, ni ropa, ni ningún otro artículo que le ayudara a identificar su situación.
Se sentía fastidiado. Decidió tomar la sábana blanca de la cama y la envolvió alrededor de su cuerpo y decidió inspeccionar más. Abrió la puerta junto a la cama y notó aliviado que era el cuarto de aseo. Entró y miró el pequeño lugar. Contaba con una ducha con una puerta de cristal y pudo notar que había para su fortuna, artículos de limpieza. Sin demoras se adentró a la ducha dejando caer la sabana en el suelo sin cuidado alguno y abrió los grifos para luego relajarse al sentir el agua fresca correr por su cuerpo y como poco a poco su piel se tornaba rosada.
Luego de varios minutos, salió de la ducha y tomando una pequeña toalla comenzó a secar su cuerpo y cabello. Ahora al menos ya se sentía mejor, con menos dolor y renovado. Por desgracia, su ropa seguía tan sucia y rota como la había encontrado en el suelo. No sabía qué hacer, no tenía nada más a su alcance y ni de broma andaría por ahí en solo una estúpida sabana cubriéndole la desnudez. Resopló con fastidio. No había de otra. Trataría de usar lo rescatable de sus prendas, que fue muy poco, el pantalón estaba tan roto que solo cubría hasta los muslos, tal vez de un lado un poco más cerca a la rodilla, lo demás estaba tan destrozado que no servía ni para envolver a un gato. No sabía lo que le esperaría afuera, pero era mejor que permanecer en ese lugar desconocido y menos sin saber el cómo llegó, ni quienes pudieran estar ahí, pues algo le decía que solo no llegó ahí, sino que lo habían traído. Con algo de indecisión al principio, tomó aquella sábana para cubrirse el resto, no se podía estar seguro lo que fuera a ocurrir, además que no sentía su magia fluir, era como si le hubieran drenado y eso le hacía sentir demasiado vulnerable, una sensación que detestaba demasiado.
Con cuidado, salió de aquella habitación y miró a los alrededores. Se encontraba en un pequeño pasillo y cerca podía distinguir otra habitación, deseando que fuera a la salida. Se acercó a aquella parte notando una sala con un sofá blanco y pequeño, una maseta con una planta ya media muerta y una mesa con una serie de papeles viejos y algo de polvo. Se acercó a la puerta esperando que no estuviera cerrada y… ¡Eureka! Estaba abierta. Para su suerte era lo que quería, la salida. Pudo llenarse los pulmones con el aire pudo y como había supuesto, era un campo verde. Dio un paso delante, con algo de precaución, por si acaso quien o quienes le hubieran llevado ahí estuvieran cerca y le escucharan escapar. Al no notar nada se animó más y salió por completo.
Sonrió con orgullo y sintiendo la libertad, procedió a correr de ahí. Se alejó todo lo que pudo, huyó hasta llegar a una zona más boscosa y siguió su escape hasta que él mismo se sintiera totalmente seguro.
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Fueron horas las que pasaron, corriendo primero, luego, sintiéndose ya a salvo, caminando, explorando los alrededores. Seguía sin saber lo que pasaba, se sentía despertar de alguna clase de sueño muy profundo, como si hubiera perdido una gran cantidad de tiempo sin darse cuenta. No lo admitiría jamás, pero sentía alguna clase de temor dentro de él. El no comprender nada, sus recuerdos confusos o nulos acerca de lo anterior antes de haber quedado en la inconsciencia hasta su despertar, su propio paradero, incluyendo lo que fuese que le hubiera ocurrido mientras permanecía inconsciente, eran cosas que le tenían con una espina en el pecho, una muy incómoda y que causaba angustia en su interior.
Algunos fragmentos parecían tomar algo de coherencia, pero solo lo suficiente para identificar ciertos rostros y relacionarlos con algún evento o nombres que le fueran significativos de alguna manera. Entre esos recuerdos, estuvo un pelirosa y un nombre adherido; Natsu. Sabía que lo conocía, pero no recordaba.
-Bah!, no importa. Si ya recordé eso, más tarde recuerde de dónde demonios le conozco y tal vez pueda ayudarme a saber que carajos pasó conmigo.
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Ya habían pasado un par de semanas, él había recordado, al menos, lo relacionado con ese Natsu, como el hecho que peleó con él por algún motivo que aún no recordaba, que eran enemigos aunque no sabía por cuanto tiempo, y que en una pelea, al parecer terminó teniendo una golpiza por parte de ese sujeto. Lejos de molestarle ese último hecho, lo que le vino a la mente fue… ¿Sabría lo que había pasado con él? Tal vez era un enemigo y que sin duda se tenían un enorme odio, pero por desgracia, no llegaba a su mente nadie más, aunque podía recordar a su gremio, recordaba también como algunos de sus compañeros eran traidores y eso fue un motivo para no querer buscarles, como si no pudiera confiar en ellos, pero un enemigo era otra historia, no había confianza que perder porque no existía tal, por lo tanto, irónicamente, era mucho más confiable.
Con esa idea en mente, trató de saber dónde encontrar a ese sujeto, pero era más fácil decirlo que hacerlo, después de todo, no sabía ni donde se encontraba él, mucho menos saber dónde podría encontrarse su enemigo. Suspiró fastidiado.
-Esto ya está resultando demasiado complicado y fastidioso.
Pero bueno, buscaría, ¡Maldita sea que lo haría! O dejaba de llamarse a sí mismo Zancrow.
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Bueno, pues ese fue el primer episodio, espero les guste porque solo tengo la idea básica de lo que tratará la historia, pero el desarrollo es otro cuento, jejejejeje. Como dije, son libres de dejar sus sugerencias y yo las tomaré en cuenta y adaptaré según vea necesario. Por lo pronto, trataré de actualizar lo más pronto que pueda, que no sé cuando sea. Quizás este fin de semana o a más tardar la próxima semana, pero rueguen porque no sea en un mes, jejejeje.