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Destinados por MAGG1827

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Notas del capitulo:

Ok, Primero que nada ¡Gracias! ¡Muchas, muchas, muchas, gracias! De verdad, no creí que mi historia sería tan apoyada, 10 reviews en el primer capitulo, se nota que quieren saber que va a pasar ¡Jaja! Por eso, mis queridos lectores, por sus mensajes llenos de emoción me inspire (En realidad, estoy más que inspirada) Y entonces, me encontré a mi misma escribiendo la segunda entrega de “Destinados”  

Disfrútenlo. Adore como me quedo. Amo a Saitama.

Advertencias: Muertes de personajes sin importancia, posesividad y sobreprotección, creo que Occ.

Genos tenía un inmenso malestar general, su cabeza dolía con una presión que jamás había experimentado, sus piernas también, se sentía pesado y aletargado. Todo daba vueltas y entre su malestar trato de comenzar a abrir los ojos, sus sentidos comenzaron a funcionar y capto el sonido de una carreta moviéndose, sintió los baches en el camino con cada tumbo y sacudida que tenía su cuerpo, olía a arboles y cuando al fin abrió los ojos pudo ver un cielo estrellado.

¿Dónde estaba? ¿Qué se supone que había pasado?

Quiso tocarse la cabeza para mitigar de alguna forma la presión del dolor pero… sus brazos no respondían ¡Estaba atado de manos! Movió la piernas y estaban igual de atadas. El rubio omega entro en pánico. ¿Por qué estaba amarrado? Grito y fue cuando noto la presión del pañuelo oprimiendo su boca. ¿Lo amordazaron? ¿Qué había pasado? ¡Estaba en el balcón! ¡En el baile! ¿Cómo fue que…?

-Ya deja de moverte, nena-Una voz bastante gruesa y alta se abrió paso en la quietud de la noche. Un sujeto fornido que identifico rápidamente como un león se mostro por uno de los lados de la carreta-Pórtate bien, ya casi llegamos-¿Llegar a donde? Nunca un alfa le había olido tan mal, el olor de ese león era insoportable, no podía describirlo, simplemente le asqueaba.

Genos no podía dejar que ese Cambiaformas siguiera llevándolo a donde sea que lo estuviese llevando. Presto más atención a su alrededor y noto que su ropa ya no era la misma, tenia ropa vieja y sucia. Comenzó a tratar de quitar la mordaza de su boca para hablar, el sujeto, entendiendo lo que quería le quito la mordaza con la condición de no gritar. Era estúpido que gritara, hasta el mismo Genos lo sabía, nadie lo escucharía.

Ya estaban demasiado lejos de la civilización. Nadie lo rescataría.

-¿Por qué haces esto?-Se levanto un poco y mientras hablaba con el sujeto convirtió una de sus manos en garras para comenzar a cortar la cuerda.

-¿Por qué?-El león soltó una carcajada como si aquella pregunta fuera estúpida-Eres un omega, por eso-

-¡Hay leyes que prohíben esto! ¡Es ilegal no pued…!-

-¿No puedo secuestrarte y venderte al mejor postor?-El sujeto se detuvo y tomo el cuello del rubio apretándolo un poco mientras hablaba-Por favor-Siguió con ironía en su voz-Solo eres una puta para que alguien te monte ¿Sabes cuánto ganaremos al venderte virgen y además, como un príncipe? Nos harás ricos, niño.

-¿Nos?-Escupió con ira ¡Él no era una puta!-¿A ti y a quién más?-Tenía que seguirle la corriente en la conversación a pesar de que ya no podía evitar que la hostilidad en su voz sonara tan evidente, maldito. Ya la cuerda estaba casi lista.

-A mi hermano mayor y a mi-El rubio vio a su alrededor pero no captaba ningún otro olor-Tank-Top Black Hole. Yo soy Tank-Top Tiger.

-¿Qué?-Frunció el seño molesto, no podía ser que ese maldito alfa haya…

-Aceptaste una copa de su parte ¿No?-

Sabía que ese maldito león de pacotilla era demasiado extraño. Miro al sujeto con molestia ¡Lo habían drogado! Ya estaba liberado pero debía buscar la manera de ganar terreno mientras huía, contra un león no tenia oportunidad en una lucha, debía huir a como diera lugar. Noto como la carreta se volví cada vez más inestable, seguro pasaban por un terreno rocoso ¡Era su oportunidad! Con discreción y rapidez se estiro cortando la cuerda de sus tobillos con sus garras. Tomo impulso y golpeo con todo su peso el extremo contrario a donde estaba su secuestrador.

La carreta se volcó, Genos se transformo en Leopardo destrozando la ropa vieja que le había puesto ese sujeto, ese maldito ¡Lo vio desnudo! ¡Desgraciado! Antes que la madera de la carreta le cayera encima corrió con toda la velocidad que podía hacia el bosque. Dio un vistazo hacia atrás y no pudo evitar aquellas garras en su espalda. El leopardo perdió velocidad y tropezó dando vueltas en la tierra, un árbol, necesitaba subirse a un árbol alto y necesitaba hacerlo de inmediato.

El león sabía lo que haría el cachorro, por lo que cada vez que notaba que trataba de eludirlo para subirse a uno de los arboles que los rodeaban volvía a herirlo con sus garras. Ya el leopardo tenía manchas de sangre saliendo de su pelaje. El león no lo dejaría subirse a ningún árbol y si le daba la espalda para correr volvería a herirlo en la espalda.

El olor a hostilidad que salía del Alfa asustaba los sentidos más básicos del Omega. Los Omegas no nacieron para las luchas, mucho menos para enfrentarse a un Alfa molesto. Sus instintos le gritaban que se rindiera, que era demasiado peligroso, que se volviera sumiso.

¡Maldición! Debía pensar en algo y rápido ¡No dejaría que sus instintos lo dominaran para algo tan vergonzoso! Sus opciones se agotaban y como último recurso además de ser un suicidio estaba el enfrentarse al león de frente con toda su fuerza.

Si, quizás moriría, pero prefería mil veces morir a ser vendido como una vulgar prostituta. Eso jamás.

°°°°°

¿Quién era realmente Saitama?

Si, el Rey de Oriente.

Si, un Alfa.

Si, el Cambiaformas Dragón más fuerte que existía.

Pero los dragones estaban extintos ¿No?

¿Quiénes fueron sus padres?

¿De dónde salió Saitama?

La madre de Saitama fue una reina Omega Cambiaformas Tigre Blanco que se negaba a casarse y vincularse con un Alfa que solo la vería como una fuente de hijos inagotable, la madre de Saitama eludió las reglas de cortejo y las propuestas de matrimonio con una maestría incomparable.

Era una Omega libre, solo con las ataduras y responsabilidades de su pueblo. Ya tenía más que suficiente con un reino que continuamente se veía saqueado y devastado por los monstruos que vivían alrededor. No necesitaba un Alfa que se creyera dueño de las tierras que sus padres con tanto esfuerzo protegieron por tantos años pero…

Sus consejeros la convencieron de asistir a un baile, su reino necesitaba más protección y la única forma de lograrlo era con un vínculo, una alianza, una boda.

Ninguno de aquellos Alfas fue de su agrado, todos sabían que la reina necesitaba ayuda para con sus tierras y habitantes así que se aprovechaban y hablaban alardeando de sus grandes ejércitos e inagotables armas. Escapo al jardín cuando tuvo oportunidad.

Y ahí lo conoció, era un Alfa que jamás había visto, con un olor demasiado bueno para poder describirse en palabras, vestido de cuero negro y una expresión pétrea. Era miembro de una de las casi extintas Casas de Dragones.

Era su pareja destinada que lastimosamente ya estaba vinculada. Obligado por su familia para que la sangre milenaria de los dragones no se perdiera el padre de Saitama se vio forzado a un vinculo con una Omega halcón con la cual, solo tuvo pequeños halcones.

Una sola noche bastó para que se escaparan volando y que la reina misteriosamente volviera a sus tierras al día siguiente. No podían vincularse, no podían marcarse, él ya estaba marcado y su vida estaba atada a la de un halcón.

Ella seguía libre de marca en su cuello pero volvió con un regalo en su vientre. Nunca le dijo a nadie quien era el padre de su hijo.

Los dragones eran criaturas que podían llegar a ser inmortales siempre, pero que cuando se vinculaban, unían su vida eterna con la de su pareja y lo que sea que le pasara a su pareja le pasaría al dragón. Fue antes de que Saitama naciera que una disputa entre Casas se vio azotando el Oriente. Sabían que contra el dragón no tenían oportunidad pero al asesinar al halcón la criatura legendaria también moriría.

Ese día se dijo que los Cambiaformas dragón dejarían de dominar el cielo y la tierra.

La madre de Saitama lloro la pérdida de su destinado, un dolor demasiado profundo, como si ella misma hubiese muerto pero no podía morir así nada mas, tenía a un bebe en su vientre, con mucho dolor logro tener a Saitama, un bebe precioso, un bebe dragón precioso.

Al no tener una vida eterna como su hijo la madre de Saitama murió por causas naturales cuando el príncipe tenía 87 años. El promedio de vida en los Tigres era corto, no más de 300 años. La única que sabia la forma animal del príncipe era su madre, nunca le había demostrado que tipo de Cambiaformas era a nadie más, lo cazarían como habían hecho con su padre, así que fue discreto con sus transformaciones, aprendió todo lo que pudo y gobernó con ayuda de sus leales sirvientes de antaño, la Familia Rider.

Pero los habitantes sabían que había algo extraño con el Rey, tenía las características de un Tigre Blanco, era callado, solitario y fuerte, algo desinteresado y perezoso pero jamás lo habían visto transformarse, jamás habían visto su forma animal. Y pasaban los años y seguía igual de joven, como si se hubiese estancado en sus veintes.

Cuando cumplió los 363 años los demás reinos querían saber también lo que pasaba. Ya había sobrepasado la esperanza de vida de los Tigres y fue entonces cuando Saitama sin pena ni gloria se convirtió en Dragón, un, para ese entonces, Dragón de tamaño aun un poco pequeño, se notaba que no era adulto. Ya no importaba que sus habitantes lo supieran, que los demás reinos lo supieran, no estaba vinculado, no tenía pareja, por lo tanto, era imposible matarlo.

Las casas de cazadores de dragones que aun existían trataron de cazar al último dragón. Pero solo fue una masacre, Saitama no era del tipo de persona que se buscaba problemas pero que si estos venían a la puerta de su casa, no podía ignorarlos, se volvió un asalto continuo a sus tierras, atacaban al Rey dragón cada tantos días obligando a los habitantes de su pueblo a huir a otras tierras.

Saitama no siempre se vistió de negro, le gustaba el amarillo pero se manchaba de sangre cada vez que tenía que matar a alguno de esos Cambiaformas por lo que decidió cambiar su ropa. Y mientras pasaban los años se volvía cada vez más cerrado con sus sentimientos, ya había volado por todo el mundo, ya había visto todas las bellezas que podía ofrecer, ya nada lo motivaba, ya nada lo sorprendía.

Sus ojos se opacaban con cada perdida que sufría, cada vez que alguno de sus amigos moría y él seguía con su vida eterna. El único sentimiento agridulce que podía experimentar era cada vez que nacía un nuevo descendiente de la familia Rider, un nuevo amigo, un nuevo ayudante que desgraciadamente en pocos años perdería nuevamente. Sin querer se volvió poseedor de grandes tierras, no porque las buscara por codicia sino al defenderse de aquellos que querían matarlo.

Ya era rey de las tierras de su madre, se volvió rey de las tierras que alguna vez fueron de su padre y de pronto, ya era Rey de Oriente.

En Oriente existían otros Reyes, personas que Saitama juzgo como lo suficientemente honorables y justas como para darles porciones de tierra junto con los viejos castillos deshabitados para que gobernaran, así que ya no hubo una necesidad de que Saitama atendiera directamente las necesidades de los pueblos, solo recurrían a su ayuda con asuntos que se escapaban de sus manos pero ya no habían asuntos como esos por lo que los reyes tuvieron hijos y sus hijos otros hijos y el Rey de Oriente paso a ser una leyenda, un mito para cualquiera que lo mencionara.

Saitama cada cierto tiempo, bastante largo, se mostraba ante los nuevos líderes, los nuevos reyes, personas que solo sabían que él era el ser más poderoso sobre la tierra porque así lo decía la leyenda, pero que con el pasar de los años las personas comenzaron a especular sobre su tipo de raza, sobre su apariencia, sobre sus gustos, por lo que ya nadie sabía si era un fénix, un tigre, un león o una sirena. Ya nadie recordaba que era el último dragón.

Juzgaba nuevamente a esos nuevos reyes y determinaba si eran dignos de gobernar sus tierras, no quería conflictos, no salía nada bueno de las guerras. Lo sabía por experiencia propia, ya él mismo había derramado demasiada sangre. Por lo que cuando se mostro en el castillo costero para conocer al cachorro Omega todos aquellos alfas supieron quien era, su potente olor era demasiado fuerte incluso cuando el mismo Saitama trataba de aminorarlo. Para cualquier Cambiaformas el Rey de Oriente desprendía un olor a guerra, fuego y cenizas. El Dragón ansiaba saber qué olor captaría su pareja.

Era la primera vez en 903 años que Saitama se transformaba en un Dragón, ahora era grande, un gran dragón negro adulto con escamas tan duras como el acero, alas capaces de crear ventiscas devastadoras y aliento de fuego. No había visto la necesidad de transformarse en casi un siglo pero… ya tenía una razón.

Una razón que olía a las más deliciosas frutas rojas que había olfateado en su vida.

°°°°°°

El príncipe Omega ya no podía resistir mas, logro dejar ciego de un ojo al león pero una de sus propias patas resintió mucho ese ataque riesgoso, estaba muy dañada, su cuerpo temblaba descontroladamente y no sabía si eran los efectos por la droga o por la pérdida de sangre pero estaba muy mareado, gracias al cielo, no supo cómo pero logro montarse en un árbol, pero ese árbol no iba a resistir.

Había enfurecido al león, y este estaba a punto de tumbar el árbol de todos los golpes que le estaba propinando, estaba demasiado cansado, perdió su transformación poco a poco y pudo ver sus heridas, tenía la espalda sangrado por el primer ataque que recibió, raspones, moretones y lo peor era su brazo derecho, desde el hombro hasta el codo tenia la piel un poco desgarrada, no era tan profundo, al menos no había llegado al musculo pero perdía mucha sangre.

El frio ataco su cuerpo y el joven cachorro luchaba evitando caer en la inconsciencia, su desnudez lo avergonzaba a pesar de que todos los Cambiaformas estaban acostumbrados a la desnudez, para el príncipe Genos todo lo que pasaba era demasiado nuevo, era demasiado para él. Ya no podría aguantar más. Sentiría que caería en cualquier momento, el árbol ya casi era arrancado de raíz por los continuos golpes del león, estaba perdido. Moriría ese día.

Genos no supo si era por la pérdida de sangre, por el dolor de sus heridas o si era que se había vuelto loco pero juraría que una inmensa sombra cubrió la luz de la luna, un viento potente casi lo hace resbalar del árbol y que cuando subió la vista al cielo estrellado vio a una criatura legendaria.

El potente olor a alfa que desprendía la creatura hizo que el león se asustara, que se paralizara del miedo. Por otro lado, Genos no sabía describir bien el olor pero en aquel estado tan crítico en el que se encontraba resultaba una manta de consuelo gigante, un solo respiro de esa fragancia lo hizo calmarse, sus más bajos instintos sabían que con ese Alfa presente nada podría dañarlo.

El Cambiaformas volador dejo ir su transformación y cayó al suelo desnudo abriendo un cráter considerable, era un hombre pálido, calvo y muy bien musculado, sus ojos brillaban de color rojo y unas pocas venas se marcaban en sus sienes, estaba molesto. Muy molesto.

¡¿Y cómo no estarlo sí el glorioso olor a frutos rojos estaba teñido de sangre?!

Ese Cambiaformas había lastimado a su Omega y lo pagaría. Pagaría con sangre.

Saitama podía llegar a matar a sus enemigos de un solo golpe si así lo quería pero en ese momento matar al león tan rápido sería demasiado condescendiente de su parte. Ese sujeto sufriría. En un parpadeo ya había mandado a volar al león por el bosque, rompiendo huesos y desagarrando músculos. Genos no podía creer que en un solo golpe hubiese tanto poder.

El joven cachorro perdió el poco equilibrio que aún conservaba y cayó en picada, un calor lo envolvió, el olor se volvió más fuerte y fue entonces cuando su corazón se acelero como un tambor, olía a la madera quemándose en brazas en las chimeneas, olía a los libros que tantos años Genos estuvo leyendo, olía a tierra mojada. Olía a todo lo que a Genos le gustaba.

No podía estar equivocado.

Cuando subió la vista para ver el rostro de su salvador no pudo evitar que su respiración se agitara, aquellos ojos oscuros lo estremecieron, sus instintos le gritaban que ese era su pareja, que estaba a salvo, que debía mostrarle sumisión porque ese Cambiaformas era su Alfa.

Para Genos fue demasiado natural echar su cabeza hacia atrás mostrando el cuello como una total invitación a aquel vigoroso depredador, ansiaba que enterrara sus colmillos en su piel, ansiaba ser reclamado por el Cambiaformas, ansiaba pertenecerle.

Sus instintos se hicieron presentes y Genos no batallo contra ellos, por ser Omega, el rubio algunas veces pensaba que al ser vinculado con un Alfa perdería su valía y orgullo, pero sí ese Dragón era su Alfa, sí ese Cambiaformas era su destinado, no le importaría ser un buen Omega. Ni siquiera su desnudez le importaba ahora, ya nada importaba, solo su Alfa.

Saitama reconoció inmediatamente aquella invitación, el Omega se entregaba a él demostrándole el dominio que ya tenía con solo su presencia. Aquel cuello largo y blanco, sin marcas, pidiendo que enterrara sus colmillos en él. El calvo se contenía, con mucha fuerza de voluntad se contenía de reclamar al Omega de una vez por todas.

Si, era su pareja, si, era suyo pero no podía reclamarlo sin el consentimiento del cachorro que a leguas se notaba que era su parte animal la que dominaba en ese momento, se acerco y deposito un beso en el cuello de su Omega escuchándolo soltar un agradable suspiro, aspiro aquel olor tan embriagante y estando más cerca pudo captar más.

Su Omega olía a fresas, cerezas, manzanas, hasta tenía un toque de vainilla, era perfecto, olía perfecto. El rubio se estremeció y envolvió con esfuerzo por las heridas sus brazos alrededor del cuello de Saitama, al Alfa le encantaría seguir pero tenía asuntos que atender.

Comenzó a separarse y Genos al notar que se separaba y que aun no lo reclama comenzó a lloriquear, no quería que lo dejara ahí, no quería que lo soltara. Saitama entendía al cachorro, él tampoco quería soltarlo pero ese león seguía vivo y que se quemara en el infierno si no mataba a esa basura como se lo merecía por haber lastimado al hermoso rubio.

-Ya vuelvo, todo está bien, ya estas a salvo-Su voz hizo estremecer a Genos-No te muevas-Con obediencia acato la orden de su alfa, sus ojos se fueron cerrando y ya demasiado cansado y herido se dejo caer en la inconsciencia. Saitama deposito un beso en la frente de Genos y se levanto para buscar a aquel hijo de puta.

Lo escucho moverse, lo escucho respirar aceleradamente, con miedo, pavor. Que se preparara porque Saitama no permitiría que ese león siguiera respirando el mismo aire que su Omega. Su precioso Omega.

El león había perdido su transformación, se había orinado encima del dolor, Saitama le arranco primero un brazo, luego el otro, lo destrozaría para que sintiera dolor, miedo y desesperación, exactamente lo mismo que Saitama sintió oprimiendo su pecho cuando capto el olor del rubio impregnado de sangre.

Termino arrancando la cabeza del sujeto con rapidez, aunque hubiese querido destrozarlo y hacerlo sufrir por horas las heridas de su omega eran más importantes, tomo la cabeza y se la llevo consigo, serviría para algo mas tarde. Volvió con su omega y se maldijo a sí mismo por no haber llegado a tiempo, aquel cuerpo tan hermoso lleno de raspones, moretones y sangre. Debía atender a su cachorro. Cargo al rubio pero sus instintos posesivos le exigían que cubriese su cuerpo, no dejaría que nadie más viera tal obra de arte.

De un salto estuvo al lado de aquella carreta en donde estaba concentrado parte del olor de su omega, tomo la manta que a pesar de que estaba sucia haría bien su trabajo de cubrir al cachorro y fue cuando al haber sacudido la manta levanto todos los objetos que estaban ahí, entre ellos, una bolsa de oro que cayó al suelo sin ninguna gracia, el calvo tomo la bolsa y la olfateo captando otros olores que a pesar de que cualquier otro Cambiaformas no podría haber captado, él sí.

Tal parece que eran más los que querían conocer el dolor de sus golpes.

°°°°°°

Saitama entro por el mismo balcón por donde se había ido, pero ahora con Genos entre uno de sus brazos y desnudo. Todos los Alfas se sorprendieron de ver que había vuelto tan rápido, en menos de una hora había vuelto con el príncipe, pero el olor a sangre alarmo a todos, varias sirvientas se acercaron para quitarle a Genos y llevarlo con el curandero del castillo, el anciano Kuseno, pero con solo unos pasos los gruñidos de Saitama se hicieron presentes, sus instintos estaban dominándolo y le impedían soltar a Genos, no soltaría a su cachorro hasta que no estuviese en un lugar seguro.

Tank-Top Black Hole noto de inmediato el olor a sangre de su hermano, lo busco con la mirada y se horrorizo al ver la cabeza de su hermano colgando de una de las manos del Rey de Oriente.

-¡Mi hermanito! ¡Maldito!-El león se abalanzo transformándose en un ataque directo y para todos fue demasiado impactante ver cómo, de pronto, los intestinos y partes del león volaban por la sala manchando todo de sangre pero… Saitama ni siquiera se había movido ¿Cómo? ¿Qué había pasado? Hasta para los alfas más experimentados como Bang fue difícil poder ver al calvo matar al león por tanta rapidez.  

Pero algo andaba mal, ya se supone que la amenaza había terminado pero aun así Saitama seguía liberando feromonas amenazantes, como si aun hubiese un peligro presente para su pareja.

-Mask-Saitama vio directamente al peli azul y este inmediatamente se puso a la defensiva-Tienes veinte… no, diez palabras para convencerme de no matarte-Genos se removió un poco y los ojos rojos de Saitama por instantes, mientras veía al chico moviéndose y tomando una posición cómoda en su hombro se volvieron oscuros y suaves pero al levantar de nuevo la vista fue como si eso nunca hubiese pasado.

-Estas equivo… ¡Ahg!-Amai hizo presión en su muñeca con su mano restante porque repentinamente Saitama le había arrancado la mano izquierda-¡Yo no tuve nada que ver con el secuestro del muchacho! ¡Había perdido una apuesta! ¡No les pague para que lo secuestraran!-El peli azul cayó de rodillas al suelo mientras se apretaba para no seguir derramando sangre. Sudaba frio y en su rostro estaba plasmado mucho dolor.

El Rey de Oriente se quedo en silencio.

-Yo nunca mencione un pago, Mask-

El peli azul se puso pálido, tenía el rostro deformado en ira y pánico, Saitama tomo impulso para ejecutar de una vez por todas a aquella despreciable creatura pero Genos volvió a removerse en sus brazos y soltó un quejido doloroso. No tenía  tiempo para esa serpiente rastrera, el rubio era más importante. Sus ojos brillaron en un intenso rojo con su rostro humano tomando facciones de dragón.

-Escúchame bien invertebrado asqueroso, sí vuelvo a sentir tu olor cerca de mi Omega no solo te matare a ti, matare a tus padres, a tus hermanos, a tus hijos sí es que llegas a tenerlos y sí me tengo que ver en la necesidad de hacerlo, diezmare tus tierras y las convertiré en cenizas.

Su potente olor hizo que los betas de la habitación comenzaran a toser y a retorcerse, no aguantaban la masiva carga de feromonas tan hostiles, los Alfas presentes de la habitación también se asustaron aunque por cuestiones de orgullo ellos no lo demostraron, esa había sido la amenaza más escalofriante que habían escuchado en sus vidas.

El peli azul se transformo en serpiente huyendo lo más rápido que pudo. Ya las posibles amenazas hacia el príncipe no estaban presentes pero Saitama aun no quería soltar a Genos, no quería que nadie se acercara, no confiaría a su Omega a ningún desconocido.  

Fue únicamente cuando la madre de su Omega se acerco que su raciocinio pudo volver y con dificultad dejo que le quitaran al rubio de sus brazos, el cual aun dormido opuso solo un poco de resistencia a que lo apartaran de los brazos de Saitama, eso alegro al Dragón, aun no conocía al muchacho pero algo en su interior lo motivaba a ser protector y cuidadoso con él.

Rápidamente Mumen le extendió una capa a Saitama para que cubriera su desnudez. El calvo se la coloco mientras veía como se llevaban a su príncipe para curarlo, ni siquiera el mismo Saitama noto que tenía una ligera sonrisa marcada en los labios. Rider lo noto, y se alegro mucho por eso, era un espectáculo exótico poder ver una sonrisa en el Rey de Oriente.

Saitama esperaría ansioso el día siguiente para presentarse ante el príncipe formalmente, era hasta gracioso. Él, sintiéndose nervioso.

°°°°°°

Era oficial, ese era el desayuno mas incomodo que había tenido en su vida. El padre de Genos por cuestiones no solo de cortesía sino también de tradición tenía que invitar a todos los posibles candidatos para su hijo a un desayuno al día siguiente del baile.

En el baile se suponía que Genos daría el comunicado de a quien aceptaba y los demás Alfas tendría un desayuno al día siguiente como muestra de respeto hacia ellos por parte del reino por haber tomado parte de su tiempo pero el baile fue interrumpido y Genos secuestrado así que evidentemente no pudo comunicar su decisión de a cuál era el Alfa que escogería, si es que quería escoger a alguno de los presentes.

Debía declarar a quien aceptaría como pareja para cortejarlo, cuando despertara, en aquel desayuno.

Ya para todos era más que evidente a quien escogería el Omega pero de nuevo, es tradición y sería muy descortés así que todos los alfas y betas estaban compartiendo el desayuno con el Rey de Oriente. Saitama no hablaba, tampoco estaba comiendo, solo tenía un codo apoyado en la mesa y un puño sosteniendo su cabeza con los ojos cerrados, al parecer medio dormido o quizás pensando, nadie estaba seguro.

Pero lo que si estaba más que seguro es que nadie quería hacer ruido.

Era simplemente intimidante saber que era un Cambiaformas Dragón, mucho más saber que aparentemente sin siquiera moverse podía matarlos, el ambiente incomodo sofocaba a todos excepto, claro, al calvo que muy campantemente los ignoraba.

Saitama estaba escuchando todo, el cómo respiraban con incomodidad, la forma en la que con mucho elegancia evitaban que el cubierto tocara la vajilla del plato, sus corazones y sí captaba sus olores que estaban en alerta roja, como si estuviesen esperando defenderse de una amenaza. Mocosos.

Tal vez eran los niños Bang o tal vez King los cuales estaban relajados y buscaban relajar con feromonas a sus compañeros de mesa pero si hay algo que caracterice a un Alfa es que odia que traten de decirle qué hacer y cómo comportarse así que sus intentos eran en vano. Pero nada de eso le importaba a Saitama.

Él, más que estar escuchando lo que ocurría en la mesa, prefería escuchar lo que pasaba tres pisos más arriba, escuchaba como Genos se removía entre las sabanas, como suspiraba relajado y el cómo se estiraba abriendo los ojos.

-Despertó-Hablo por primera vez en la mañana el Rey de Oriente.

-Eres un maldito acosador-Tatsumaki no pudo soportarlo más, tenía que insultarlo para que supiera que su presencia la tenía con los nervios de punta. A Saitama no le importaba lo que pensara de él la mocosa pero tampoco dejaría que lo insultara así sin más. Aun con los ojos cerrados y la misma postura le siguió el juego a la peli verde.

-No recordaba por qué detestaba a las Sirenas, Tatsumaki, gracias por refrescarme la memoria-Aunque en retrospectiva, era muy infantil que se pusiera al nivel de una niña que no había vivido ni que viviría un cuarto del tiempo que él ya había vivido-Aunque claro, no eres una sirena-Abrió sus ojos clavándolos en la peli verde que estaba sentada frente a él en aquella larga mesa-Solo eres una perra.

La peli verde enrojeció de ira y vergüenza, odiaba que la insultaran solo porque su madre era una sirena y ella nació perteneciendo a la raza de los lobos más pequeños, unos parecidos a los perros, la raza de su padre, sus feromonas amenazantes no se hicieron esperar. Si, era infantil pero también era un buen pasatiempo.

-Si, al menos soy una loba pequeña y no una lagartija-Su ataque no pasaría del verbal, tal vez era chillona y un poco escandalosa pero sabía que el calvo era una gran amenaza.

-Cierto-Saitama soltó un suspiro como si se rindiese-Soy una lagartija súper desarrollada con escamas de acero, alas y aliento de fuego…umm, sí, sigo siendo mucho mejor que una perra.

-¡Eres un…!-Tatsumaki se levanto para saltar la mesa y ahorcar al calvo pero gracias a Bang no llego muy lejos, el anciano Alfa con un golpe bien centrado en la nuca desmayo a la Alfa lobo.

Bang miro con ojos reprochadores a Saitama, sí, Tatsumaki era molesta pero no por eso debía insultarla de esa manera, Saitama solo rodo los ojos desinteresado, podría jurar que hasta tuvo ganas de reír por las reacciones de la loba pero claro, el oso negro tuvo que arruinar su casi diversión. El silencio volvió a hacerse pesado y todos los presentes desearon con ahincó que el príncipe se presentara de una vez por todas para poder irse a sus tierras.

°°°°°°

Genos no sabía si lo que había soñado era cierto pero en lo que sintió sus heridas ya casi completamente curadas, uno porque es un Cambiaformas y sus habilidades de regeneración son bastante aceleradas y dos porque Kuseno es un gran curandero acepto que todo había sido cierto, pero solo lograba recordar los ojos de su Alfa, no recordaba mas.

Aspiro hondo y pudo sentir de nuevo esa fragancia masculina, enfoco rápidamente aquel manto sucio con el que Saitama lo había cubierto la noche anterior y sin esperar nada se abalanzo hacia la tela, la atrapo en sus manos ignorando los dolores de sus heridas y la llevo a su nariz para aspirarlo con desesperación.

El olor a libros, tierra mojada y madera quemada lo inundo. Suspiro como todo un enamorado y volvió a llevarse la tela a la nariz, era adictivo.

-Parece que solo su olor te pone en celo-El príncipe se asusto bajando la prenda y ocultándola tras su espalda con vergüenza. Era Sonic con una sonrisa burlona en la cara-Apresúrate, te está esperando-Genos no necesito mas palabras, el pelinegro solo podía estar hablando de una sola persona. Sonrió con el corazón zumbando como tambor.

El Omega corrió al baño tomando la ducha más corta de su vida, tenía que limpiarse bien, no quería que… Ni siquiera sabía cómo se llamaba. Recordó que Sonic le había dicho que esos eran todos los invitados ¿Cómo pudo haber olvidado a un Alfa tan guapo?

-¿Por qué no me hablaste de él?-Pregunto mientras salía del baño aun secándose y buscando su mejor ropa, sus mejores zarcillos, sus mejores zapatos, todo lo que entraba en la categoría de “Mejor”.

-¿Del Rey de Oriente?-Genos miro al Beta sin entender por qué mencionaba a una leyenda-¿Sera porque creí que era solo una leyenda?-Ahí fue cuando Genos supo exactamente, o al menos, lo que decían los libros, quien era su Alfa.

-¿Es en serio?-Sonic afirmo con la cabeza al tiempo que ayudaba a Genos con la ropa para que terminara más rápido.

-Sí, su nombre es Saitama-Menciono mientras le ponía una diadema plateada en la cabeza al rubio-Y es un Cambiaformas Dragón, aunque ya creo que lo sabes-Y ahí fue cuando Genos supo que lo que había visto en el bosque si fue real, era un dragón… ¡Un Dragón! Sonrió feliz al saber que si tenía pareja destinada, que además se preocupaba por él porque lo fue a rescatar y que además era una criatura legendaria que Genos solo había pensado conocer en sueños.

Se sentía como un niño de nuevo, daba tumbos en su asiento impaciente, casi no dejando que Sonic terminara de ponerle una de las argollas plateadas un poco largas en forma de gota en el lóbulo. La emoción lo recorría, tenía que conocer a Saitama, salió corriendo por la puerta con su corazón desbocado para reunirse con él y cuando estuvo fuera de la puerta del comedor se detuvo respirando pausadamente para que no pareciera que estuvo corriendo por ahí y que el hombre pensara que solo era un niño. Quería dejar la mejor impresión posible.

Claro que él no sabía que Saitama estuvo escuchando todo lo que hacía desde antes de estar despierto. Incluso su frecuencia cardiaca.

Sonic se unió a él y juntos se abrieron paso al comedor lleno de invitados, la fragancia se volvió más fuerte y Genos no pudo evitar que una sonrisa se le tatuara en los labios, todos se pusieron de pie al ver que el príncipe entraba y entonces su padre se acerco a él dándole un abrazo rápido pero no menos afectivo, al rey lo hacía muy feliz que su hijo estuviese bien.

-Genos, hijo… ¿Ya sabes a quien vas a elegir?-El rubio movió afirmativamente su cabeza con movimientos rápidos y cortos.

-A…-Miro por detrás de su padre a los invitados y fue cuando vio de nuevo a ese Alfa calvo. Trago saliva nervioso y bajo la mirada al suelo sintiendo sus mejillas arder-A mí destinado-El padre de Genos no pudo evitar sorprenderse, eso explicaría toda la conducta sobreprotectora de Saitama, eso explicaría todo-A…-De pronto no supo cómo dirigirse a él, debía ser respetuoso, era más que un Rey, era una leyenda.

Genos se mordió los labios con nerviosismo y estaba tan cavilado en sus pensamientos que no supo cuando unas botas terminaron su recorrido y una imponente presencia estuvo frente a él. Subió la vista y si fue posible sus mejillas ardieron aun más. El calvo era una cabeza más alto que él y Dios… Estaba enamorado.

-Saitama está bien, mi príncipe-El Omega rubio juraría que iba a hiperventilar de los nervios que tenia, su corazón se disparo como un loco y juro jamás haber visto ni olido a un hombre tan apuesto. Parpadeo rápido sacándose a sí mismo de sus pensamientos.

-E-Es un honor, su majestad-El rubio se inclino lo más respetuoso que pudo y para todos era impresionante, mas para Sonic y el padre de Genos que sabían lo terco y orgulloso que podía llegar a ser el rubio verlo tan nervioso y evidentemente feliz frente a un Alfa pero claro, no era cualquier Alfa.

Saitama subió el mentón de Genos con uno de sus dedos y cuando el Omega lo miro de nuevo a los ojos fue cuando el calvo se arrodillo, Genos abrió los ojos sin creer lo que pasaba y los invitados mucho menos.

Saitama tomo ambas manos del príncipe llevándolas a sus labios.

-No, el honor es todo mío, mi Príncipe-

CONTINUARA…  

Notas finales:

Dije Occ Cierto? Pero no pueden negarme que es demasiado super mega hiper woo!!

Yo quiero un Saitama!!

Bueno mis queridos lectores, ya saben, si quieren continuacion comentenme, sus reviews son mi gasolina


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