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La cocina es demasiado pequeña para dos Chef... por kaikuroi

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La cocina es muy pequeña para dos Chef…

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Festival #BottomHarry

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Capítulo único

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Draco caminaba presurosamente por los pasillos del palacio, apretando fuertemente entre las manos su gorro de chef mientras maldecía mentalmente. Necesitaba vacaciones. Y las necesitaba rápido.

Su vista recorrió con nerviosismo mal disimulado las paredes, los decorados y las mesas llenas de aperitivos, cuidando de que todo estuviera en su lugar para la llegada de los distinguidos visitantes. No es que le emocionara especialmente, pero era su trabajo y su desempeño nunca sería menos que perfecto, además tampoco podía dejar que desestimaran a sus Señores, el rey y la reina del Sacro Imperio Slytherin.

Dobló una esquina tan rápidamente para ir a la cocina que de no ser por sus reflejos hubiera chocado estrepitosamente con la persona que caminaba en el pasillo aledaño. Le dio un vistazo rápido antes de decir nada: Grandes gafas, cabello oscuro y algo desarreglado, increíbles ojos verdes, ropa elegante en tonos rojizos, un delantal y una bata en sus brazos. Era, cuando menos, el chef que los visitantes habían traído con ellos para ayudarle en el banquete que se celebraría mañana por la noche.

–Disculpa, no te vi venir. Permíteme presentarme: soy Harry Potter, Duque de Lentdotre, del Reino de Griffyndor,  –Se apresuró a decir el moreno, mostrándole una sonrisa avergonzada– ¿De casualidad sabe dónde están las cocinas? Un mayordomo del castillo me estaba llevando, pero me distraje un segundo y lo perdí…

El rubio decidió justo en ese momento que el de lentes no le caía precisamente bien, pero lo ayudaría por ser un invitado y, haciendo uso de sus habilidades de actuación, puso la mejor cara que pudo para responder.

–Bienvenido al castillo Slytherin, joven Harry, permítame introducirme a mí también: soy Draco Malfoy, Conde de Srpernt y Chef principal de las cocinas reales, para servirle a usted y a la realeza. Si gusta yo mismo le llevaré a las cocinas. Sígame, por favor –Apresurándolo un poco lo llevó hasta la Cocina Principal de los reyes, y nada más abrir la puerta…se topó con una escena que nunca habría querido ver en su vida.

–Chef Pansy…–Dijo Draco. Los presentes dejaron de sollozar un momento para ver aterrados hacia la entrada. Oh, no, era el diablo rubio en persona…junto a un desconocido de cara sonrojada y bonachona. La situación era la siguiente: Todo el mundo se encontraba ocupado preparando la cena de los invitados, mucho más ostentosa que una común, y la señorita Pansy, la Saucier*, llevaba una salsa especial, con mucho cuidado, a través de las cocinas…claro que no previó que un poco del agua de los fregaderos hiciera resbaloso el piso y, aunque logró mantenerse en pie, una mancha apareció para quedarse en su impecable uniforme gris. Los aprendices, los sub chefs, los lava platos y demás sirvientes  pararon en seco y sudaron frío. Adiós, cocina. Adiós, trabajo. ¡Adiós, mundo cruel…!

–Chef Malfoy ¡…L-Le juro que fue un accidente, me cambiaré inmediatamente! ¡Por favor, disculpe mi negligencia! –Dejando el recipiente que cargaba en una mesa cercana se arrodilló y bajó la cabeza, disculpándose. Draco hizo una mueca de desagrado, visiblemente molesto. Avanzó un poco hacia ella con el fin de empezar su sermón.

–Esperaba más de usted, siendo quien es. Me deja muy decepcionado y, lo que es más, ha avergonzado a sus Majestades frente a un invitado. No se me ocurre ahora un castigo lo suficientemente terrible como para pagar su falta… –El tono duro y seco que usó para regañar a la chica puso la piel de gallina a su acompañante de gafas, haciéndolo molestarse por tan severo enojo por una nimiedad como manchar el uniforme con comida.

« ¡¿No están hechos para eso, de todos modos?!», se preguntó internamente el oji-verde.

–Se lo ruego, no me despida ¡…la cocina es mi vida! – Los ojos ahogados en lágrimas de la castaña terminaron de enfurecer tanto al rubio como al moreno, aunque por diferentes razones.

–Yo no tolero mediocres aquí, y usted lo sabe, así que me veo en la penosa necesidad de-

– ¡Muy bien, fue suficiente, Chef Malfoy! –Todos voltearon a ver sorprendidos al invitado, que había terminado de disolver el ambiente tenso con unas pocas palabras. Claro que la interrupción logró ese efecto un par de segundos y los Slytherin temblaron aún más del terror por la posible reacción de su superior, incluso unos aprendices tuvieron que sostenerse de las mesas para no desmayarse.

– ¿Qué ha dicho, joven Harry? –La mirada de Draco, infalible hasta ahora en su misión de intimidar a las personas, apenas hizo flaquear al moreno.

–No puede usted tratar de esa forma a sus subordinados, ¡es inhumano! Además, es común que los uniformes se manchen, ¿Por qué no simplemente le pide cambiarse? Despedirla por esta estupidez…es ridículo –Las palabras, tan filosas como dagas, estaban hiriendo gravemente el orgullo del otro. Harry se dio cuenta muy tarde de que enfrentarlo y retarlo de esa manera frente al personal no era, ni ahora ni nunca, lo correcto.

–Por si lo ha olvidado, joven Potter, ésta es mi  cocina. Yo soy el Chef principal, y yo pongo las reglas. Si digo que está despedida, entonces lo está. Ahora, Si quiere que haga peor el castigo, entonces podría complacerlo arruinando la vida y la reputación de la señorita Pansy, pero no dejaré que trabaje nuevamente en el palacio, ni siquiera limpiando platos –El veneno entremezclado con la cortesía hizo que el ambiente se calentara aún más.

–Por favor, señor invitado, no intervenga más. Me lo merezco, soy una deshonra para sus Majestades…–Pansy, que se había puesto en pie, volvió a hacer una reverencia a modo de disculpa. Harry la miró con asombro.

–No, señorita, usted no se lo merece. Es más, no se preocupe: En éste momento la contrato de parte de la Cocina Real del Reino de Griffyndor. Si acepta partiremos en tres días, ¿Qué dice? –Los ojos de la castaña se iluminaron, pero no dejaron de ver con miedo a Draco, que observaba todo sin decir palabra. Estaba esperando que le diera permiso de irse con el de lentes. Con un suspiro fúrico el rubio se dispuso a hablar.

–Nuestro invitado le ha hecho una propuesta. Acéptela…– Pansy le sonrió y le dio una última reverencia antes de estrechar la mano del otro Chef y retirarse a su cuarto para cambiarse y empacar sus pertenencias.

–Eso ha sido muy maleducado de su parte. Debería de respetarme un poco más si trabajará un tiempo con nosotros…–Para Harry ahora era obvio que se había ganado el odio de Malfoy y apenas era el primer día que pasaba ahí.

–No le he faltado el respeto. ¿Acaso le prohibí despedirla? No, yo sólo vi a una buena cocinera desempleada y la llamé a mi servicio.  Si está contra sus reglas, lo lamento…–La sátira que impregnaba cada una de las palabras del griffyndor selló su destino como némesis en la cocina.

–Le pediré que no abogue por mis empleados en un futuro, entonces –Se dio la vuelta para ir a las cocinas secundarias y revisar el progreso, pero se detuvo a medio camino y volteó hacia el de ojos verdes con una sonrisa irónica–Ah…cierto; Que pase una buena estadía en mis cocinas, Chef Harry.

Dejó caer la bandeja de plata rudamente en la mesa de cocina, demostrando todo su enojo, y sus mejillas, totalmente sonrojadas de furia, le daban un aspecto aún más joven del que de por sí ya tenía a sus 23 años. Tomó una manga pastelera para perderse en sus pensamientos mientras hacía el decorado de unas tartas recién horneadas.

«Nunca me he sentido más retado. Los slytherin son unos maleducados, arrogantes y perfeccionistas obsesivos. Pensé que me llevaría bien con el Jefe Malfoy, pero mi sub-chef Ron tenía razón: no puedo confiar en alguien tan agresivo en la cocina. Debí haberlo sabido antes…», Razonó en su mente mientras terminaba una rosa de crema.

Le habían encargado un grupo de cocineros y aprendices para preparar los postres de la importante cena. Los chef de La República Popular de Huffelpuff y Gran Revenclaw, en cambio, tenían a su cargo los aperitivos y entradas, siendo Malfoy quien cocinaría el plato fuerte. Seguía de mal humor desde su pelea de ayer, por lo que había estado evitándole desde entonces. Volteó para ver si algún camarero o mucama estaba disponible para llevarse la bandeja que acababa de terminar, pero la cocina estaba casi vacía, a excepción de un Boucher* casi desmayado, cinco agotados plongeur* y tres confiseur* totalmente pendientes de las ollas donde derretían el caramelo, por lo que decidió servir él mismo para no molestar a los otros.

Abrió la puerta con cuidado de no botar la bandeja que cargaba en su hombro y se aventuró a los pasillos. No tenía mucho tiempo andando cuando se encontró con el rubio de sus pesadillas.

–Chef…–Saludó Harry sin ánimos mientras se detenía un momento frente a él. Malfoy asintió y le dirigió una sonrisa de cortesía descompuesta y cansada, consecuencia de haber trabajado desde la madrugada.

Y justo cuando ambos iban a retomar su camino…

Un gran estruendo fue lo único que oyeron junto con un gran temblor. Definitivamente ambos sabían que era una bomba.

El palacio, lleno de la realeza de cuatro grandes potencias, estaba bajo ataque.

El moreno estaba estupefacto en el suelo. Había logrado salvar los postres de milagro, pero el miedo y terror marcaba su rostro de forma evidente. Así mismo, Malfoy no estaba en mejores condiciones. El Chef de Slitheryn, aun tambaleándose por las continuas explosiones y temblores en la estructura, corrió hacia el otro y lo obligó a levantarse, dejando la bandeja de plata abandonada en el suelo.

Corrieron por el pasillo, de regreso a la cocina; lo primero para ambos Chef era ver si los aprendices y demás subordinados estaban bien. Oyeron pisadas acercándose rápidamente. Eran los bandidos que habían atacado el palacio. El rubio maldijo y tomó un desvío hasta llegar a otro pasillo, mucho más estrecho que los principales, con varias puertas que seguramente era armarios. Harry apenas pudo leer lo que el cartel de cada portal indicaba: Utensilios de limpieza, repuestos de vajilla, herramientas de jardinería y otros que no pudo distinguir.

Llegaron hasta la última puerta, la más escondida y pequeña de todas, cuyo cartel rezaba: uniformes para practicantes de corte y confección. Entraron con tanta prisa y echando cerrojo detrás de ellos que tropezaron estrepitosamente gracias a las muchas prendas colgadas en el armario.

–Dios…mi cabeza– La voz de Harry era apenas un susurro. En la oscuridad, su compañero observó, mientras él mismo sostenía fuertemente su brazo herido en la caída, cómo el moreno oprimía su diestra contra su frente.

–Joven Potter… ¿Está bien? –Preguntó acercándose, viendo como retiraba su mano con reticencia.

–Parece que estoy sangrando un poco, pero me encuentro bien…

–De acuerdo. Hay que continuar– El Slytherin tomó la mano del otro y gateó hasta el fondo del armario. Justo cuando el de lentes iba a pregunta qué hacía escuchó el sonido de la madera siendo movida. Estaba quitando unas tablas del suelo. Terminado eso, le indicó que bajara y lo siguió, asegurándose de dejar las tablas de nuevo en su lugar.

– ¿Dónde estamos…?

–En un refugio. Nuestro señor ha habilitado cientos dentro del palacio y capacitó al personal para sobrevivir a una situación parecida a ésta en donde debiéramos hacer uso de ellos. Es precavido y muy listo, de no ser por él no sé si hubiéramos podido escondernos de esos criminales –Afirmó, palpando a su alrededor hasta encontrar una mesa y sobre ella unos fósforos y candelas. Minutos después, la habitación se iluminó en un pálido tono amarillo.

–También tenemos escondites en el castillo de mi patria, pero debo aceptar que no todos saben cómo encontrarlos…–Más calmado, Harry se sentó en el suelo y esperó a que el otro hiciera lo mismo antes de volver a hablar– Me hubiera gustado volver por los que se quedaron trabajando en la cocina…

–No se preocupe, dentro de las cocinas también hay trampillas que guían a refugios como éste. De hecho, es muy raro no encontrarse con una entrada secreta al menos 40 metros cerca de ti.

–Gracias…por traerme contigo –Dijo, cayendo en cuenta que de no ser por su nuevo enemigo no hubiera podido siquiera ocultado y, probablemente, a esas alturas ya no estaría respirando. El rubio se rio en tono cansado.

–Ya sabe, es el deber de un caballero ayudar a las princesas en apuros…–El ojiverde hizo una mueca pero no dijo nada. No tenía ánimos de pelear. Con la manga de su uniforme se dedicó a quitar la sangre que le manchaba el rostro y arrancó una tira de su delantal para parar la hemorragia, pero por más que intentara ponérsela siempre le quedaba floja.

–Ya ríndete, lo haré yo –La tela le fue bruscamente arrebatada y acomodada con precisión en su frente –Va a quedarte una fea cicatriz… Es una lástima, tienes un buen porte.

El modo informal en el que le habló sorprendió al menor. Supuso que el joven Chef estaría ya demasiado cansado por el trabajo y la carrera que hicieron para llegar al escondite como para fijarse en sus impecables modales.

– ¿…Y ahora qué sigue?

Tras varios minutos de silencio el moreno no pudo soportar su inquietud e impaciencia más tiempo. Mientras, el mayor no se veía nada afectado. Es más, parecía a punto de quedarse dormido.

–Nosotros debemos…esperar.

– ¡¿Esperar?! –Exclamó.

–Así es. ¿Notas esa otra puerta al final del cuarto? –Tras un momento en el que tuvo que forzar la vista, asintió –Cuando sea el momento y sea seguro alguien, uno de nuestros guardias, abrirá esa puerta y nos guiará hasta El Centro de esta red de refugios.

– ¿Y hasta entonces se supone que nos quedemos aquí?

– ¿Prefieres salir, acaso? Por mí no te detengas.

– ¡No, no es lo que quería decir! –Se frustró Harry. Como vio que Draco no iba a responder a sus quejas simplemente se resignó y se acomodó mejor contra la pared para dormitar un rato también y despejar su mente.

Eso intentó, hasta que sintió al Chef recostándose en su hombro.

– ¿Qué haces…?

–Intento dormir, eso es todo.

El moreno fingió creerle y, con una tímida sonrisa en su rostro, decidió que por el momento iba a dejarlo pasar.

 

 

 

Nota de la A: 

Saucier (Salsero) - Prepara las salsas, calienta los hors d'oeuvres, completa los platos (emplatar), ésta suele ser una de las posiciones más respetadas en la brigada de cocina.

Confiseur (Confitero) - Elabora caramelos y petits fours. En los pequeños restaurantes la operación la realiza el pâtissier.

Boucher (Carnicero) - Se encarga de cortar las carnes de las aves, de la caza, y en algunas ocasiones del pescado.

Plongeur (Lavaplatos) - Limpia los platos, la cubertería y a veces la cristalería, labor para la que puede ser instruido fácilmente.

Notas finales:

Bien...

No tengo mucho qué decir, pero creo que es una de las mejores ideas que he tenido. 

La verdad, no me acuerdo de ningún fanfic hasta la fecha que tratara exclusivamente del mundo de la cocina, por lo que pensé que sería una buena idea aprovechar ese factor. Además, el reto de éste año eran los universos alternos, así que era ésto o algún cliché con el que no me quedaría satisfecha. 

En fin, espero que les gustase. No olviden dejar un review diciendo qué les pareció o si tuve alguna falta ortográfica. La verdad no he tenido tiempo de revisarlo como corresponde.

Sin más qué decir, ¡Hasta la próxima!

¡Kaikuroi fuera...!


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