Cáp. X
“Tantas cosas…”
_ ¿Señor, me ha mandado llamar? Preguntó respetuoso Keith al llegar al despacho principal a tiempo que hacía una reverencia.
Giusppe Ferretti miraba por la ventana impasible, tardó un rato en volverse para mirar al guardia quien desde su posición lo observaba nervioso. ¿Acaso sabría ya que Derian no estaba yendo a la universidad? ¿Sabría ya como la vida de su hijo había corrido tanto peligro aquél domingo en el ghetto? … o lo que es peor ¿Se habría enterado de aquél beso?
_Te he llamado aquí ragazzo, por que ha ocurrido un hecho que no puedo pasar por alto.
_Y-yo señor…
_... A decir verdad no me esperaba de mi hijo algo así
_P-pero yo s-solo…
_ Aquí tienes… Dijo Ferretti interrumpiendo la excusa del moreno a la par que extendía un cheque sobre el escritorio.
_ ¿Es mi liquidación? Preguntó atragantándose con su propia saliva.
Giusppe le miro desconcertado, un segundo después, creyendo que se trataba de un chiste dejó escapar una estruendosa carcajada.
_! En verdad que eres simpático, muchacho! Ya veo cómo es que te has sabido ganar a mi hijo, creí que sería más difícil hacer que confiara en alguien, y aún más que de una vez por todas entrara en razón y se olvidara de esa estúpida necedad de estudiar arte. Explicó con unos ojos chispeantes de alegría. _ ¡tutto ringraziamenti a voi! Exclamó.
Andri comprendió por fin todo aquello, pero prefirió quedarse callado, tenía miedo de abrir la boca y echarlo todo a perder.
_Es mi turno de cumplir mio carissimo Keith. Continuó el hombre _ Toma el dinero, es “Algo extra” como agradecimiento por parte de mi esposa y mío.
La mirada verde se posó fugazmente sobre el papel, era una cantidad bastante generosa, ¿Pero como podía aceptar recibir dinero a cambio de lo que para él ya de por si era un tesoro invaluable?
_ No es necesario señor. Dijo con seriedad deslizando el cheque hacía su propietario _ Era parte de mi trabajo.
_ No lo rechaces hijo, sabemos muy bien que tú necesitas ese dinero, y a mi no me gusta deberle nada a nadie ¿capite? El tono que empleó el mafioso al decir estas palabras hizo que al guardia se le erizara la piel. Tomó el cheque y agradeciendo con su acostumbrada reverencia se dispuso a salir, sentía que necesitaba aire, que necesitaba escapar de ahí; sin embargo la voz de Ferretti lo detuvo nuevamente.
_ Aún no termino Andri. Aseveró _ También deseaba avisarte que mi querida Claire y yo estaremos fuera un par de semanas. Me encantaría poder estar cerca de Derian en su primera semana como universitario, pero tengo negocios importantes que atender. Se muy bien que podrás hacerte cargo de todo.
_ ¿! Y-yo solo!? Preguntó sorprendido el joven
_ Por supuesto que la servidumbre estará a su entera disposición, además Rafaello y Fabio estarán vigilando la casa, sin embargo, quiero que mientras yo no esté tú te quedes al frente. Estableció _ Confío en que no me defraudarás ragazzo.
Cuando por fin se encontró en el jardín Keith se sintió liberado, la presión era insoportable. * El señor Ferretti no es un mal hombre, ha estado siendo muy generoso conmigo* se dijo, en ese momento se sentía como un traidor al mentirle a aquél que lo había sacado de la miseria del ghetto.
_ ¡Keith! Lo llamó una voz casi infantil interrumpiendo sus pensamientos _ ¿No vas a contarme lo que te dijo papá? Preguntó con un tono algo preocupado mientras colocaba lápiz y papel sobre la mesita que se hallaba cercana a la fuente. _ ¿Ha descubierto algo?
_ Bueno, dijo el ojiverde con orgullo. A decir verdad me ha felicitado por mi excelente labor, y me ha pedido que me haga cargo de todo durante su ausencia.
_ Entonces si se irá a Paris…
_ Así parece
_ Eso es simplemente ¡Perfecto! Exclamó el menor con entusiasmo _ Así tu podrás llevarme sólo hasta la academia, y no tendremos que hacer uso del chofer. ¡Nadie se enterará de nada!
_ Si tú lo dices… respondió apáticamente el guardia inseguro de que esa fuera una buena idea
Sin embargo la alegría había hecho maravillas en el rostro de Derian, quien se veía feliz por primera vez en su vida, ese semblante opaco y amargado de la primera vez que lo vio, ya no existía para nada y sin duda que le sentaba mucho mejor su nueva expresión.
Al ver aquella cara sonriente, se dio cuenta que incluso arriesgar su propia vida con tal de ver la chispa en esos preciosos ojos azules valía totalmente la pena.
Después de la comida los Señores Ferretti se despidieron amorosamente de Derian; Giusppe dio las últimas indicaciones a sus empleados.
_ Andri quedará a cargo de la casa mientras yo no estoy, así que espero que todo marche como de costumbre aún en mi ausencia.
Todos los presentes asintieron a excepción de uno.
_ Don Ferretti, excuse p-pero… Interrumpió Rafaello Moretti, el empleado más antiguo de la familia, quien ahora se encontraba celoso de la predilección que mostraban los dueños de la mansion por Keith. _ No cree que es mucho exponerse dejando al nuevo a cargo, tal vez si yo…
_ Ya está todo decidido Rafaello expresó el mafioso con severidad.
_ Como usted diga señor. Asintió Moretti con desaliento y tragándose en su interior la rabia que le provocaba aquella desconsiderada decisión. ¿Por qué si él era el empleado de más confianza de Giusppe le otorgaba toda la responsabilidad a un novato?
La respuesta era simple, aquel “novato” había sido el único capaz de proporcionar un poco de alegría a su amadísimo hijo, tarea nada fácil, y esa era razón suficiente para hacerlo su asistente más querido.
En cuanto los Ferretti se marcharon todos volvieron a sus labores cotidianas, incluido el veterano guardia quien al salir de la estancia arrojó una mirada de odio al de ojos verdes quien ni siquiera se inmutó.
_ Me alegra que papá te tenga tantas consideraciones. Expresó Derian tras un buen rato de silencio_ Es buena señal, sólo cuídate de Moretti, está bastante celoso de ti. Advirtió fríamente a tiempo que se retiraba a su habitación sin decir más. Guardándose para si la felicidad que le daba que su “Gato callejero” y él se quedaran solos en aquella mansión durante dos largas semanas “pueden pasar tantas cosas…” se dijo sonriente mientras se humedecía los labios con traviesa malicia.
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