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Mi amor en la mafia por Anako_Chan

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Notas del capitulo:

El primer día en la escuela de Arte ha sido un éxito para Derian, sin embargo él siente que algo le falta para que sea un día perfecto...

Cáp. XI
Casi perfecto (1a Parte)


Eran ya las siete menos diez de la mañana y el sol comenzaba a posarse en lo alto del cielo, el verano había por fin concluido sin embargo las hojas de los árboles aún no amenazaban con desprenderse de sus ramas. Keith conducía con calma, aún tenía algo de sueño y de vez en vez miraba de reojo a Derian quien dormitaba en el asiento del copiloto.

_ ¡Aquí es! Gritó de repente el conductor al oído del menor haciéndolo pegar un salto enorme.

_ ¡Maldito bastardo! No vuelvas a darme esos sustos, casi me golpeo con el techo ¡Idiota!

_ ¡Debiste ver tu cara! Reía Keith a quién aquello le había parecido bastante gracioso y no pudo contener la carcajada al ver el enojo del malhumorado chico. _ Anda que se te hace tarde.

_ ¿No vas a venir? Preguntó Derian

_ ¿Quieres que te acompañe pequeño? Fue la suspicaz respuesta del ojiverde que con coquetería guiñaba un ojo al muchacho.

_ B- Bueno, es tu deber cuidarme ¿No? Murmuró el joven Ferretti con la vista baja y las mejillas notablemente encendidas.

_ Allá tú si todos te miran extraño. Advirtió con apatía mientras bajaba del auto y azotaba bruscamente la puerta.

_ Ya me acostumbré. Aseguró el menor encogiéndose de hombros.

_ Vamos pues, dame tus cosas

_ ¡Yo puedo sólo! Respondió indignado a la vez que luchaba por no ir regando todo su material por el piso y a la vez transportar un lienzo de gran tamaño.

_ ¡En verdad que eres testarudo! No vas a llegar ni a la puerta con eso. Dame al menos tu portafolio.

El ojiazul lo miró un instante. Le reconfortaba esa sensación de protección que encontraba en él, era un cabeza dura, sí, pero nunca antes nadie había sido tan paciente y amable con él, además estaba realmente agradecido por su apoyo, Keith sabía muy bien el precio de traicionas a Giusppe Ferretti y sin embargo se arriesgaba de esa forma sólo por ayudarlo.

_ Bueno, ayúdame sólo un poco. Consintió dejando caer de golpe su enorme carga en los brazos de Andri quien por un instante perdió el equilibrio.

*“Accademia di arte Domenico Ghirlandai” Podía leerse a la entrada. Aquel era un colegio pequeño, pero muy reputado entre los verdaderos artistas, ahí, además de eso Derian estaba seguro que nadie lo reconocería por ser el hijo del mafioso más célebre de toda Italia, cosa que nunca le había causado orgullo alguno, si iba a ser reconocido, deseaba serlo por su talento y NADA más.

Keith se dedicaba a mirar el edificio; era bastante bonito: Poseía un huerto precioso, donde algunos estudiantes trabajaban individualmente. Sentada en la fuente se encontraba posando una mujer pelirroja que sin querer le hizo evocar a Minerva, y a lo lejos podía apreciarse una especie de galería al aire libre. Aquello parecía un buen lugar y sabiendo que la identidad de su protegido era prácticamente una incógnita se sintió seguro.

_ Evidentemente no podrás entrar a las aulas dijo el menor

_ ¿Deseas que te espere aquí afuera? Preguntó el moreno

_ No, pero si te ven regresar a casa dirán que descuidas tu trabajo… Mejor ve a dar un paseo por la ciudad y regresa por mí a las tres. Propuso Derian _ Luego arreglaremos esto, tal vez quieras tomar clases también.

* ¿Clases?* Pensó el guardia sorprendido. Nunca antes se le había ocurrido continuar la escuela y la verdad no le seducía mucho la idea, había apenas terminado el primer año de secundaria cuando su padre perdió la vida en el trabajo. Por lo que tuvo que dejar de estudiar (Para lo que nunca fue suficientemente bueno) y dedicarse únicamente a tratar de subsistir al lado de Maurice; su difunto amigo.

_ Ni lo pienses. Replicó Ya pensaré en qué emplear mi tiempo libre. ¿Entonces a las tres, no es cierto?

Derian asintió y tomó sus cosas con dificultad, se sentía nervioso y feliz, únicamente le pesaba el hecho de separarse unas cuantas horas de su escolta, a decir verdad ya se había acostumbrado a su “Molesta vigilancia” como solía llamarle a su compañía. Sin embargo sabía que a la salida del colegio Keith le esperaría puntual como siempre.

Andri miró alejarse a su protegido hasta perderlo de vista

_ Buena suerte Derian. Musitó para sí y se dirigió a dar un largo paseo por la capital.

Al dar las tres en punto la celeste mirada buscaba con ansia la de su protector quien le esperaba recargado en el auto. Aquella escena le pareció encantadora; Derian parecía un niño pequeño, feliz en su primer día de escuela.

_ ¿Como ha estado todo? Preguntó el de ojos de esmeralda con una cálida sonrisa

_ ¡Estupendo! ¡Me ha gustado tanto este lugar!... Respondió el recién llegado quien parecía más contento que nunca.

_ ¿Nos vamos a casa?

_ ¿A casa? Inquirió con desgano _… La verdad yo tenía otros planes. Explicó tímidamente y con la cabeza agachada

_ ¿Otros planes?

_ Si ¿No te gustaría venir a celebrar conmigo? Dijo sonrojándose el menor.

_ ¡Vaya! Ahora eres tu quien me está invitando a salir. Se carcajeó Andri

_ ¡No seas tan arrogante! Exclamó con molestia dándole la espalda _ Sólo quiero celebrar este día que es tan importante para mi ¿Acaso no tienes hambre?

_ Mhhh… A decir verdad sí… ¡Mucha!

_ ¿Entonces aceptas? Preguntó dudoso el ojiazul

_ ¿Por qué no?

_ A decir verdad no conozco mucho Roma, pero me dijeron que hay por aquí un restaurante bastante bueno de comida italiana ¿Quieres que vayamos allá?

Keith se limitó a asentir, abordaron el automóvil y se dirigieron a buscar dicho lugar. En el trayecto Derian le contó con lujo de detalle a su conductor cómo había estado su día, *En verdad que parece un crío* pensó el mayor sintiéndose satisfecho de poder participar de la alegría del joven en quién la enorme sonrisa parecía no iba a borrarse nunca.

Al llegar de vuelta a la mansión, Andri y Ferretti se dirigieron a sus respectivas habitaciones para descansar después de un día tan largo: El primero se tendió en su cama con la intención de dormir como una roca hasta el día siguiente, mientras que el segundo se sumergía en su delicioso baño de fresas.

Había sido un día casi perfecto para el de ojos azules, sin embargo sentía que algo le faltaba. *¿Acaso tenía que ver con Keith?* Al pensar en el chico de ojos verdes, una punzada se incrustó en el vientre del joven quien casi por instinto acarició suavemente sus propios labios. ¿Qué era aquella sensación tan extraña en todo su cuerpo? ¿Por qué sentía que las mejillas le ardían de solo pensar en Andri? Tenía que buscarlo, ¡No había duda! Lo que le faltaba a su día para ser completamente perfecto era satisfacer esa inmensa necesidad del bronceado cuerpo de Keith.

Al terminar de ducharse Derian se dirigió al cuarto del moreno quien ya seguramente dormía, *¿Será correcto?* Se preguntaba el chiquillo con nerviosismo mientras dudaba en llamar a la puerta. * ¿Será correcto que yo esté haciendo esto…*

Continuará…

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