Cáp. V
Aquellos ojos verdes
“Mio carissimo Maurice:
Han pasado ya quince días desde que llegué a la mansión Ferretti, y aunque Derian, el hijo de la familia es sencillamente insufrible, la verdad es que no me puedo quejar, tengo todo lo que puedo pedir, comida caliente, ropa nueva, un techo y una muy buena paga.
Lamento mucho no haber podido comunicarme antes contigo. El dinero que hay en el sobre será suficiente para que te atiendas esa enfermedad, compres las cosas que te hagan falta y guardes el resto por si acaso. Como esta es mi primera quincena aquí, aun tengo mucho trabajo, así que no podré ir a verte, cuídate mucho, nos veremos pronto.
Con cariño, Keith”
Se leía en la carta que por medio de un jovencito había llegado a manos de Mauri, quién se sentía verdaderamente contento de recibir noticias de su amigo, aunque lamentaba el hecho de no poder verle a causa de su trabajo, sin embargo con mucho cariño guardó el papel en un cajón junto con los billetes que Andri había anexado discretamente en el sobre.
_Al menos no me ha olvidado aún. Se dijo el ojinegro exhalando un suspiro mientras se dirigía a servirse café.
En la residencia de los ferretti, ya hacía un par de horas que había concluido el desayuno, y como de costumbre Keith permanecía lo más cerca posible de su protegido, quien por nada del mundo detenía su labor como dibujante.
_ ¿Sabes lo que es un sueño? Preguntó Derian interrumpiendo el silencio repentinamente.
_ ¿U-un sueño? Dijo el interrogado algo sorprendido _P-pues un sueño…. Titubeó_ ¡Ah si! Un sueño es una manifestación nocturna de nuestro subconsciente. Dijo en tono intelectual repitiendo de memoria las palabras que había escuchado alguna vez en un programa de radio durante la noche.
_ ¡No idiota! No me refiero a esos sueños, me refiero a una aspiración, una esperanza ¿Tu tienes alguna? Dijo el de ojos azules a su acompañante sin parar de mover el lápiz.
_ ¿Yo? ¡Claro que alguna vez he tenido un sueño! De hecho el mió ya se cumplió. Manifestó sonriente. _Yo siempre soñé con dejar el ghetto, ahora solo me gustaría que mi mejor amigo, Maurice, pudiera salir de él también. Confesó con la vista incrustada sobre unos bocetos desordenados que cubrían parte del escritorio de Derian.
_Ya veo. Respondió fríamente el chiquillo, a quién esta confidencia contrarió un poco.
_ ¿Por qué me lo preguntas? Indagó el moreno
_Bueno. Respondió con nerviosismo el chico al tiempo que se ponía de pie para contemplar el paisaje por la ventana_ Yo tengo un sueño, verás: quisiera con toda mi alma poder estudiar arte en una pequeña academia que hay en roma, cerca de la universidad.
_Y ¿Por qué no lo cumples? Interrumpió Andri levantando uno de los dibujos del muchacho. _Yo no se mucho de arte, pero creo que eres muy bueno.
_Es por mi padre. Explicó Derian sin apartar la vista del jardín._El desea que me convierta en abogado, y ha dado la orden de que concluyendo el verano sea ingresado a la universidad de Roma en la facultad de leyes.
_ ¿Ya trataste de convencerlo de que esa no es tu vocación? Preguntó el escolta admirando con ternura el triste semblante de su protegido.
_! ¿Acaso no lo entiendes imbécil?! Exclamó evidentemente enfadado el muchacho, él te pedirá que seas tú mismo quien se asegure de que yo ingrese a esa estúpida facultad, y te ordenará que te cerciores de que yo no contraríe su voluntad. Explicó llorando de rabia mientas sus blancas y delicadas manos golpeaban los cristales.
_ ¿Y yo que puedo hacer? Si son órdenes de tu padre tendré que acatarlas dijo Andri con solemnidad a pesar de que aquella escena le destrozaba el alma.
Derian, quien desde hacía tiempo había notado la atracción que su guardia sentía por él no comprendía aquella reacción tan indiferente por parte del ojiverde, ¿Sus lágrimas no lo habían conmovido? ¿Qué tenía que hacer entonces para convencerle de ayudarlo?
Poniendo en marcha un improvisado plan B se acerco tímidamente a Keith y por primera vez desde que lo conocía le regaló una tiernísima mirada, se abrazó a él con todas sus fuerzas y comenzó a llorar
_! Por favor ayúdame a cumplir mi sueño! ¡Tú eres el único que me puede ayudar! Sollozó ocultando su cara en el pecho del mayor que atónito ante tal acto permaneció inmóvil un instante, tomándolo después con delicadeza entre sus brazos.
Esa inmensa calidez, esa humedad en el rostro de Derian lo habían convencido fácilmente, pero no le iba a regalar el favor, No señor, eso nunca, algo debía darle a cambio.
_Veré que puedo hacer para ayudarte sólo si me prometes una cosa a cambio. Sugirió
_Lo que quieras _ afirmó el otro abrazado aún al tibio cuerpo de su protector
_Bueno… dijo Andri con picardía inclinando la cabeza para mirar al lloroso chiquillo _ ¿Lo que yo quiera? ¿Cualquier cosa que desee en el mundo? Preguntó con absoluta malicia
_! Definitivamente todo lo que quieras! dijo el chico incitante, a sabiendas de los sentimientos que despertaba en su guardia, aunque ciertamente intimidado creyendo conocer muy bien las intenciones de éste
_Mhhh está bien, lo que quiero, lo que en verdad deseo… Dijo lentamente y con tono sugerente mientras tomaba con dulzura el blanco rostro entre sus manos para acercarlo al suyo.
Derian sintió arder sus mejillas, los hermosos ojos verdes de Andri se clavaban en los suyos, por su cuerpo sintió recorrer un tremendo escalofrío, y un temblor sacudía sus piernas incontrolablemente, de momento sintió una aguda punzada que le atravesaba el estómago y su corazón estaba a mil.
_Quiero… titubeó ¡Quiero que me dejes ser tu amigo! Exclamó de pronto Keith que disimulaba muy bien la emoción de aquél primer acercamiento, al tiempo que la cara del joven Ferretti se le escapaba de las manos violentamente para cubrir su sonrojo.
*¿Amigo? ¿De modo que ese pervertido obsesionado con observarme día y noche sólo quiere ser mi amigo?* Pensó en su interior Ferretti con desencanto. Tardó bastante para que el ojiazul recuperara por completo la compostura, no sabía por qué se había alterado tanto, pero sin duda que el de tez morena tenía mucho de culpa. Y cuando por fin logró volver a articular palabra está fue su respuesta:
_ Veo que cobras muy alto tus favores gato callejero ¿Qué te hace pensar que alguien como yo desearía ser tu amigo? Expresó el menor con petulancia
_Bueno, tu ofreciste darme a cambio TODO lo que yo quisiera, yo creí en verdad que tus ganas de asistir a la escuela de arte eran más grandes… pero ya veo que no
_No pensé que fueras a pedir algo como eso. Contestó escapando de la mirada maliciosa de su acompañante.
_ ¿Creías que te iba a pedir que durmieras conmigo no es cierto? Dijo con un descaro y engreimiento singular el sensual moreno._ Pienso que eso se dará solo, y la verdad no tengo prisa, incluso estoy seguro que tu vendrás a pedírmelo primero aseguró el desvergonzado custodio con cinismo.
El joven le miró estupefacto viendo sus más íntimos pensamientos expuestos por aquel empleado insolente ¿Qué era aquella sensación quemándole en su interior? ¿Rabia? ¿Vergüenza? ¿Deseo? En verdad que ni él mismo lo sabía, tampoco sabía qué responder, sin embargo su sueño de estudiar arte dependía de aceptar la propuesta de Andri. Examinó la proposición unos segundos y comprendiendo que no tenía otra alternativa resolvió:
_Seré tú amigo si te largas ahora mismo y me dejas solo para que pueda descansar ¿De acuerdo?
Al escuchar esta respuesta Keith se mordió los labios para disimular su alegría hizo una ligera reverencia y abandonó la habitación del muchacho.
Derian por su parte se tumbó de espaldas sobre su enorme lecho, aún sentía como le quemaban las mejillas, cerró sus ojos con fuerza y evocó el momento en que tuvo tan cerca de sí los labios de su nuevo “amigo” casi sin querer se dibujó una sonrisa en sus labios y se quedó dormido, soñando quizás con aquellos ojos verdes
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