Draco Malfoy se sentía emocionado, exultante de felicidad, estaba en la cima del mundo. Su padre lo había dejado a cargo de los negocios familiares y todo el peso social que eso conlleva, sin dudas era afortunado. Siempre supo que se haría cargo de los negocios, pero que su padre le cediera tan pronto la presidencia era señal que ya no debía aprender nada más de este mundo, sin duda era más excitante que graduarse de la universidad con todos los honores, como lo hizo hace un año. Ahora si es oficial... Draco eres el amo del mundo, ese era el único pensamiento que había en su cabeza, su sonrisa era tan grande que le dolian las mejillas y solo quería gritar su triunfo a los cuatro vientos.Claro que no lo hizo, eso estaba fuera de toda consideración, no era nada elegante y no había nada que al dragón le molestara que la falta de elegancia.
Draco suele definirse muy precisamente con una palabra, que lo describe completamente como persona, que lo engloba a la perfección y eso le encanta. Extravagante, eso es lo que es, ni más ni menos. Con el los puntos medios no existen.Es alto, sus cabellos rubios platinados brillan como la luz de la luna, sus ojos son increíblemente grises y su piel blanca y lozana cuál porcelana.
Adora su nombre, ser obscenamente rico y aristocrático. Pero lo que más le encantaba de su persona, desde que tenía memoria, era ser extremadamente homosexual y serlo abiertamente, en especial por la posición de su família. Siendo aristócratas no era nada común ser gay y asumir que no habrá un heredero, un heredero dentro de un matrimonio bien constituido. Y eso se lo debía a sus amados padres, quiénes lo habían aceptado tal como era.
Su madre debió soportar cada comentario mal intencionado y el gran "pero"... "Tú hijo es tan guapo e inteligente "pero" es una lastima lo de su condición". Comentarios como aquél habian hecho hervir la sangre de su amada y recatada (en público al menos)madre y mostrando todo su orgullo hacía oídos sordos.
Narcissa Malfoy era una mujer de cuna, unas cuantas palabras mal intencionadas de viejas arpías no la harían tambalear, para ella sú família era lo primero y con su lengua afilada había destruido a cada heredero de la generación de su hijo, ya que él era perfecto y a ella le encantaba ponderarlo en la alta sociedad, su inteligencia, elegancia, sus modales perfectos y lo varonil que era, oh porqué su hijo era sin dudas el hombre soñado, por más bromitas que lanzaran su retoño era lo menos afeminado que había, vanidoso si, pero venía de herencia... Por ambos lados, que Lucius lo negara todo cuanto quisiera, pero ella compartía cuarto con él. Pobre de aquel que intentara tomar ventaja de su hijo, porqué ella era capaz de arrencarle los ojos con las manos.
Lucius Malfoy por otro lado siendo siempre tan frío y serio asumió todo con aplomo, como si la homosexualidad de su unigénito fuese lo que debía ser. Mostrando su apoyo de una manera tan avasalladora que hasta los periódicos especularon al respecto, ya que había donado cuantiosas cantidades de dinero a diversas ong's de la comunidad LGBT de manera pública, desde que su pequeño había cumplido los 15 años. Para el gran empresario la homosexualidad de Draco era una ventaja, obviamente su hijo era superior a sus congéneres, no solo por su apellido y clase, sino por su homosexualidad y la lucha política que representaba. Un ejemplo y lider a seguir, que más podía pedir un padre?
El matrimonio Malfoy se encontraba tomando el té, compartiendo una sonrisa cómplice en silencio, ambos esperando el momento en que su hijo llegara a confirmar la noticia.
-Querido cuánto le tomara llegar? - dijo Narcissa suavemente mientras dejaba su taza de té verde sobre la mesa.
- llegara en diez minutos y sonriendo como si fuera la mañana de navidad- dijo socarronamente mientras dejaba el periódico olvidado en su regazo.
Ocho, solo ocho minutos más tarde abriendo las puertas del salón que daba al jardín principal de rosas, apareció el más joven de la família, vestido completamente de negro y con una sonrisa triunfal disimulando pobremente ante sus padres la emoción que le embargaba.
- Padre, madre muy buenas tardes... Glorioso día no les parece? - dijo de manera apresuraba tomaba asiento frente a su padre y lo miraba con ojos brillantes y expectantes.
-si sigues mirando mi persona de esa manera me harás pensar que has perdido algo en esa cabeza loca tuya- dijo Lucius sin despegar sus ojos del rostro de su hijo, sin duda era algo que quería memorizar, ése monento de mayor éxito de su hijo.
-Te prometo que no defraudare tú confia...-
-Calla... No hay forma que me defraudes, solo haz lo que debas hacer y pase lo que pase jamás me sentiré decepcionado- los ojos de Draco se veían vidriosos y más grandes de lo que eran, cuándo este iba a acotar algo más su madre interrumpió.
-Estoy muy orgullosa de ti Dragón te deseó el éxito que se que tendrás... Y como vas a celebrar este memorable momento?
-Tengo una grandiosa idea, madre recuerdas el nombre de la Sinfónica escolar que pidieron patrocinio el mes pasado? Contactalos los voy a necesitar porqué nuestra mansión sera el centro del carnaval! - Narcissa había quedado pasmada por un segundo, solo un segundo antes de sonreír ampliamente... Su hijo jamás cambiaría, un carnaval veneciano en la mansión, oh como amaba a su hijo.
-Claro cielo me contactaré con ellos y me encargo de ello- dijo la matriarca mientras se dirigía a la salida- Draco no te olvides de la filantropía del evento- y con eso cerro la puerta tras de si. -
Hijo no te estas olvidando de la opera?
-No padre, solo esperaba tú permiso - el rubio mayor solo alzó una ceja en muda respuesta- ya sabes, temí que fuera demasiado para la ocasión.
-Hijo un Carnaval Veneciano es demasiado por si solo... Ahora que clase de carnaval sería sin opera? -
-jajajajajaja sabía que entenderías mi punto! Estaba pensando en donar... ... - Lucius ya no oía, solo miraba a su hijo hablar de todo al mismo tiempo con la emoción traspasando sus estudiados gestos, su pequeño ya no lo era, había crecido tan rápido y la palabra orgullo era demasiado pequeña para describir lo que sentía. Su hijo siempre fue especial, tan extravagante, tan el... Que no lo cambiaría por nada.
Al joven rubio le tomo quince minutos darse cuenta que no le estaban prestando real atención, iba a protestar cuándo vio el orgullo reflejado en los grises ojos de su padre y decidió callar igualmente. Su família era pequeña y apegada a viejas tradiciones y juegos de poder, su madre una bruja cuando se le hacían enojar, su padre un verdadero bastardo si no se cumplían sus ordenes y el era calcado a ellos solo que más y no pudo evitar sentir orgullo, de la vida que tenía y como la llevaba, de sus padres por ser simplemente perfectos y de el mismo... No quería nada más, no quería a nadie más en sus vidas. Todo era perfecto tal como era.