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Wedding Day por Higary

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Notas del capitulo:

Holi hola, gente bonita!! Hace mucho que quería escribir algo así, pero por una u otra razón no podía hacerlo. Es la primera vez que incursiono en este fandom, y probablemente sea la única, así que no quería quedarme con las ganas y aproveché la oportunidad de escribir este pequeño fic e incluirlo en lo que llamé Proyecto 100 (explicación más abajo) y también como parte de la semana de festejos (puesto que mañana 18 es mi cumpleaños). Me gusta mucho Yokozawa, me parece un oso tan tierno, y cuando se incluye a Kirishima-san y a Hiyo con él, simplemente no puedo con esa familia tan hermosa. Espero que este oneshot sea de su agrado, recibiré comentarios con saludos, pedradas, golpes, felicitaciones, cebollazos, bombas, jitomatazos, amenazas y demás. Sin más que añadir: ¡¡a leer!!

 

Proyecto 100: Este proyecto consta de subir el mismo día los 5 fanfics que faltaban para que mi cuenta en esta página llegara a los 100 publicados (éste sería el 97). Los oneshot que conforman este proyecto pertenecen a diferentes fandoms: Kyou Kara Maoh, Sekaiichi Hatsukoi, Slam Dunk, Avengers y Naruto.

 

Disclaimer: Los personajes son propiedad de Nakamura-sensei. La idea la tenía en mi cuaderno de notas desde hace varios años.

WEDDING DAY

 

El tiempo nunca detiene su curso y los días, meses y años pasan uno tras otro. Yokozawa Takafumi, importante empleado de Editorial Marukawa, caminaba alejándose de unos lloriqueos y berrinches nada dignos de un hombre adulto. Él suspiró y mejor se concentró en arreglarse las mangas del traje negro, el moño del mismo color y la flor blanca en su pecho. Varias canas ya coronaban su oscura cabellera y algunas arrugas le adornaban el rostro; sin embargo esa madurez le daba un aire muy atractivo a pesar de su expresión seria.

-Yokozawa-san –escuchó una dulce voz llamarle

Dio media vuelta para encontrarse con una encantadora mujer de largo cabello negro, quien le sonreía con amabilidad. Yokozawa sonrió también al ver lo hermosa y elegante que lucía esa dama a la que conoció cuando era solo una niña.

-¿Qué sucede, Yuki-san?

-Ella quiere hablar con usted a solas antes de que sea hora. Me pidió avisarle que lo está esperando.

 

Yokozawa se dirigió a una habitación al final del pasillo. Tras dos toques en la puerta escuchó una suave voz dándole permiso de entrar. En cuanto puso los pies dentro del lugar, se encontró con una visión que le hizo estremecer el corazón: Kirishima Hiyori lo esperaba ahí de pie, con su encantadora sonrisa, luciendo radiante con ese precioso vestido blanco. Su largo cabello castaño estaba recogido de manera elegante y el maquillaje era discreto, lo suficiente para resaltar su belleza natural. El hombre tuvo que luchar contra las lágrimas que deseaban escapar de sus ojos antes de poder sonreírle y acercarse a ella.

-¡Onii-chan! ¿Qué tal luzco?

Era curioso (y tierno) que siguiera llamándole así a pesar de ya ser toda una mujer adulta. Y de que justo en esos momentos estuviera vistiendo ese increíble vestido de novia.

-Estás hermosa, Hiyo –contestó, haciéndola ensanchar la sonrisa

-Tú también luces muy guapo, onii-chan. No me extrañaría que varias de mis amigas y compañeras intentaran coquetearte.

-Gracias por el cumplido, pero lo dudo. Ambos sabemos que el llamativo aquí es tu padre.

-¡Ciero! –rió un poco- ¿Cómo está él?

-Sigue lloriqueando en el salón. No lo aceptará hasta que la ceremonia haya terminado, e incluso así dudo que lo haga.

-Es un dramático.

-Ya le advertí que no vaya a avergonzarlos –suspiró, aunque con algo de gracia-. Por cierto, Yuki me dijo que querías hablar conmigo. ¿Debo ayudarte a escapar? Ambos sabemos quién estaría encantado con la idea.

-Jejeje, gracias, pero no puedo hacerle eso a mi prometido. Yo… Hay algo que necesito decirte, onii-chan.

 

Lo sujetó de la mano para que tomaran asiento en un sillón que estaba a un lado. Hiyori lucía un poco nerviosa y avergonzada, lo que desconcertó a Yokozawa, pero decidió no presionarla y darle el tiempo que necesitara. No pasaron más de cinco minutos cuando la joven tomó aire y, con las mejillas ligeramente coloreadas de carmín, cruzó sus miradas con decisión.

-Yo estaba enamorada de ti, onii-chan. Tú fuiste y siempre serás mi primer amor.

El mayor abrió los ojos de sobremanera, totalmente sorprendido ante semejante declaración. Sabía bien que Hiyori le tenía un gran cariño e incluso confianza, admiración y respeto, por eso le parecía increíble nunca haberse dado cuenta de que ella guardaba esa clase de sentimientos por él. Y la idea de alguna vez haberla lastimado inconscientemente, lo hizo sentir mal.

-Hiyo…

-Déjame terminar, por favor. Como decía, tú eres mi amor platónico; al principio creí que lo estaba confundiendo con cariño familiar, pero me di cuenta de que eso no era del todo correcto. Cuando me enteré de tu relación con mi padre, tomé la decisión de no decir nada porque vi que lo de ustedes era algo real y serio. Para toda la vida. Así que me concentré en que ese amor romántico volviera a ser solamente el amor familiar que desde el principio sentí por ti.

-… Y veo que lo lograste –le sonrió-, como todo lo que te propones.

-Por supuesto. Aunque te confieso que la única razón por la que me rendí, fue porque elegiste a mi padre. Si hubiese sido cualquier otra persona, no me habría dado por vencida tan fácilmente.

Le guiñó un ojo con confianza y ambos empezaron a reír. Yokozawa entrelazó sus manos para observarla con ese mismo cariño y orgullo paternal que sentía por ella desde su tierna infancia. Agradecía profundamente que su trato con él jamás se hubiese distanciado, sino al contrario, se volviera más estrecho.

-Desde que nos conocimos, te quise muchísimo, Hiyo. Con el tiempo incluso llegué a considerarte como a una verdadera hija. Eres mi familia y de verdad lamento si alguna vez llegué a lastimarte con mi ignorancia sobre tus sentimientos. Te juro que eso es lo que menos hubiese deseado.

-… Lo sé, onii-chan. Tú también eres mi familia –le dio un beso en la mejilla-, por eso tuve el valor para confesarte todo esto y así cerrar completamente este capítulo antes de empezar una nueva etapa en mi vida. Prométeme que este será nuestro secreto. No quiero que cierto hombre se altere más de lo que ya está ni que ande detrás de mí con expresión culpable.

-Te lo prometo, cariño.

 

Platicaron algunas anécdotas más antes de que Yokozawa la dejara con su dama de honor (su amiga Yuki) para que terminara de arreglarse. El de cabello oscuro iba en camino para tomar su lugar en la ceremonia, cuando fue interceptado por Kirishima Zen.

-¿Qué sucede? –le preguntó

Conocía demasiado bien al otro hombre como para saber que algo lo había molestado, aunque no tenía idea de qué podría ser.

-No es nada –respondió al tiempo que sonreía-. ¿Y?, ¿de qué tanto hablabas con Hiyo?

-Ese es nuestro secreto, Kirishima-san.

-¡Takafumi! ¡Sabes perfectamente que debes llamarme por mi nombre!

Yokozawa sonrió porque a pesar de su edad, Kirishima seguía teniendo sus momentos para ser infantil con él. El castaño también sonrió y le jaló del brazo, alegando que era mejor que ocupara su asiento de una vez.

-Pero no necesitas llevarme hasta allá.

-Claro que sí, Takafumi. Es mi deber como tu pareja y padre de la hermosa novia.

 

Conforme lo guiaba hacia uno de los dos asientos libres junto a los padres de Kirishima, Yokozawa alcanzó a reconocer a Iokawa-san, el tío del novio. El moreno sonrió de medio lado, eso explicaba la actitud de Kirishima; a pesar de que Iokawa ya estaba casado e incluso tenía hijos, seguía despertando recelo en el castaño y su sola presencia lo ponía a la defensiva.

-Iokawa-san me está sonriendo. Tal vez debería ir a saludarlo, después de todo será familiar de Hiyo.

-Ni se te ocurra acercarte a él, Takafumi. Te estaré vigilando.

-Ya deberías superar esa etapa… Zen –susurró lo último

Kirishima iba a responder, pero ya habían llegado a su destino y Yokozawa de inmediato tomó asiento junto a su amable suegra. El otro hombre suspiró y decidió dejar el tema por el momento. Debería concentrarse en la importante y difícil tarea de caminar con la preciosa novia hacia el altar y entregarla al ladrón que iba a arrebatársela. Mejor omitía ese último pensamiento o su hija se molestaría con él y era capaz de prohibirle convivir con sus futuros nietos.

 

La emotiva ceremonia comenzó a llevarse a cabo sin contratiempos. Por la forma en que se le pegaba, Yokozawa sabía que su pareja necesitaba sentirse apoyado en esos momentos para no romper en llanto. Lo entendía, pues desde que supo que era padre, Kirishima afirmaba que no dejaría ir a su hija. Si era sincero, Yokozawa estaba haciendo lo posible por retener sus propias lágrimas de alegría y nostalgia. Esa dulce niña que en poco tiempo se ganó su corazón, lo aceptó sin reservas, le dedicaba sonrisas y palabras de ánimo y fue comprensiva cuando supo de la relación que tenía con su padre (al que ayudó a criarla), comenzaría una nueva etapa lejos de ellos y sólo deseaba que fuera inmensamente feliz. Sabía que todas las relaciones tenían sus problemas, pero confiaba en que Hiyo supo escoger a un buen hombre que se mantendría a su lado y la protegería en las buenas y malas. Así como él que ahora estaba agradecido por emborracharse en ese bar y haberse cruzado con el hombre que cambió para siempre su vida: Kirishima Zen.

 

FIN

THE END

OWARI


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