“Ni un rayo de luz podre ver yo hasta que la lluvia no caiga mas
Hay un gran dolor que mis alas sintiendo están y no pueden volar
Como aun creyendo estoy en la tranquilidad de aquellos días”
Después de varios besos y caricias ambos caballeros se detuvieron, dado que por las circunstancias no podrían hacer nada más, por lo que decidieron respetar sus votos –Kanon yo… -No tienes por qué disculparte por nada Milo, lo que paso no se puede cambiar y no tienes por qué culparte de nada- El peliazul lo interrumpió sabiendo que este trataría de hacerlo, Milo solo bajo la mirada sintiendo un poco de culpa y con un deje de tristeza susurro
-Si no fuera tan arisco, habríamos podido pasar más tiempo juntos –Kanon sonrió y con delicadeza acaricio cada parte de la cara de Milo como tratando de memorizarla –Sabes lo tierno que vez ahora –Yo no soy tierno Kanon- grito el escorpión con algo de molestia y haciendo un enorme puchero causando que Kanon volviese a sonreír mientras pensaba para sí “si lo que digas Milo “y después de unos segundos tomo las manos del escorpión acción que hizo que este lo mirara.
–Milo bien sabemos que es mucho más que probable el que perdamos la vida protegiendo a Atenea y a la tierra, porque es nuestro deber y es el destino que ya habíamos elegido, pero… si los dioses nos dan permiso y si aún merecemos algo de su bondad después de todo lo que he hecho quiero prometerte que te amo y te amare en esta y en mis siguientes vidas, te prometo que en mi siguiente vida te buscaré y podremos disfrutar de lo que ahora estamos sacrificando.- Milo sonrió y un ligero tono carmín se tornó en sus mejillas antes de casi amenazar a su amante
–Ni se te ocurra romper tu promesa porque por Atenea, que tu alma no tendrá descanso, te lo juro Kanon y mira que yo no juro en vano- el aludido solo se limitó a sonreír y le dio un beso en la frente –Milo yo jamás falto a mi palabra y eso lo sabes muy bien, además no creo que esta sea la primera vez que suceda. Nuevamente sus labios se volvieron a juntar en la que tal vez sería la última vez.
Milo solo pudo observar como el mayor se retiraba de nuevo hacia donde se encontraba su diosa, llevándose con él la mitad de su alma y de la misma manera Kanon hizo uso de todo su autocontrol para evitar dar vuelta, tomar a Milo e irse de ahí, pero por más que quisiera no era posible, le había dado su palabra a Atenea de que la protegería con su vida si era necesario, marcando así el destino de cada uno, pues Milo fallecería en el muro de los lamentos junto a los demás dorados y Kanon lo haría junto a Radamantys. Siendo su ultimo pedido a los dioses que se reunieran aunque fuese solo una vez en su siguiente vida.
“solo quiero olvidar cuando te llegue a amar
Una mañana sin ti no creo ser capaz de vivir
Bajo el árbol de cerezo nos vamos a ver si volvemos a nacer”
El sol comenzó a colarse por las amplias y blancas cortinas que cubrían la ventana, anunciando el inicio de un nuevo día, poco a poco fue abriendo los ojos bostezó y se estiro perezosamente y su mirada se posó en el despertador carmesí que se encontraba en el buro que marcaba las 9:40 am, emitió un suspiro de frustración se levantó lo más rápido que pudo y se metió a bañar -Rayos de todos los días en los que me pude haber quedado dormido tenía que ser hoy, vaya suerte que tengo Mu va a matarme .
Termino de alistarse y bajo a la cocina –Si tengo suerte tal vez pueda prepararme algo rápido- Al entrar en la cocina encontró una nota en la mesa junto a su desayuno
“Kanon te intente despertar muchas veces, pero no tengo tanto tiempo como tú para desperdiciarlo, te dejo algo ligero para que comas y tu almuerzo está en el refrigerador
Saga”
bueno al parecer no tenía tanta mala suerte el día de hoy, por lo menos por una vez en su vida Saga se apiado de su alma, desayuno rápido preparo lo poco que le faltaba en su mochila, tomo su bicicleta y se dirigió a su Facultad. Miro el reloj de su muñeca el cual marcaba 10:10 am. Chasqueo la lengua si se apresuraba tal vez llegaría 10 minutos tarde tomando en cuenta que desde su apartamento hasta la universidad se hacia 30 minutos, se detuvo unos momentos y le mando un mensaje a Mu esperando que no se molestara demasiado por su poca puntualidad y continúo con su camino, si continuaba con este paso si lograría su cometido, más sin embargo el destino tenía otros planes para el en ese día.
Milo miro nuevamente lo que le quedaba de camino a su casa era la tercera vez en la semana que se retrasaba, pero esta vez si llego muy tarde y por consiguiente no lo dejaron entrar a la preparatoria, suspiro con cansancio si no tuviera esos sueños extraños de los cuales no recordaba casi nada más una mirada de color azul con tonalidades verdes, sacudió la cabeza para quitarse ese recuerdo y observo a lo lejos un pequeño parque en donde se podían apreciar varios cerezos en todo su esplendor si no estaba mal seria 27 de Marzo, suspiro nuevamente con cansancio y decidió ir un rato a aquel parque no le tomaría más de 10 minutos el llegar ahí.
–Si me quedo lo que resta del día ahí tal vez mis padres no se den cuenta de que falte hoy- siguió caminado y se detuvo en un pequeño puesto de fruta, compro algunas manzanas ya que se pasaría el día ahí no lo pasaría con hambre. Llego al pequeño parque y se recostó debajo de un cerezo saco una libreta y comenzó a dibujar el paisaje así se pasó cerca de dos horas hasta que le comenzó a dar sueño, miro la hora en su teléfono 10:20 am vaya que sería un día largo se levantó, se limpió los pétalos de cerezo que lo cubrían y decidió ir por agua antes de que le diera más sueño del que ya tenía y sin saber bien porque recordó aquella mirada tan profunda con la que había soñado en la mañana se quedó pensativo unos minutos que no noto cuando aquella bicicleta se cruzó con el causando que ambos cayeran al suelo.
“Caminaremos juntos al atardecer, primavera que soñé
Flores que han dejado de lucir su color de mi corazón te envié
A través del tiempo que ha perdido su nombre en el cielo distante”