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My sweet boy por Camuscita de Aquario

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Notas del capitulo: errrrrrrrr...estoy en resceso, no sé pero escribí por un cumple espero les guste, por que personalmente me encantó el final *O*

Dos días, cuarenta y ocho horas observando la belleza de tu cuerpo.
Estas entubado, respiras obligado y yo sentado lo aprecio.
Tocan la puerta, viro la cabeza, veo la perilla girar…

Bata blanca, cabello dorado y ojos celestes…-“esta estable”-murmura ese chico-“parecé que muy pronto va a despertar”-comenta encarándome y mostrándome una sonrisa.

Parpadeo.-“¿usted cree que despertará?”-pregunto en voz baja y dubitativa.

Amplia su sonrisa y en un susurro comenta:-“Sí, Dios quiera que si”-ladea su cara para fijar sus celestinas pupilas en la dorada perinola y extender su extremidad.

Mientras gira esa redonda y brillante perilla, vuelvo a posar mis azuladas retinas en tu demacrado cuerpo.-“Camus…”-suspiro mientras mis pupilas rotan hasta quedar clavadas en un monitor. Lo miro y a la vez no. Divago entre mis pensamientos, cavilo este acontecimiento…

¡Si no hubiera sido esa estúpida riña! ¡Si no te hubieras bajado del automóvil!
Si por un momento te hubieses puesto a pensar lo tanto que vales… ¿por qué mi amor? ¿Por qué? ¿Tienes la respuesta?



.::.*Flash Back Mode *.::.



-“Mi amor, sería bueno preguntar donde estamos”-sugirio con dulzura. El aludido soltó un bufido.

-“Se donde estoy, además, para que preguntar si tenemos el mapa”-su diestra mano, dejo el volante para sacar de algún lado un papel amarillento y ajado.

-“Milo, ese mapa es muy antiguo. El camino a cambiado además está muy oscuro…”-sin embargo un carcajeo de parte del rubio impidió que su persona prosiguiera.

-“Las luces del auto evitan que esa “oscuridad” nos coma. Camus, no seas neurótico”-el mencionado se cruzo de brazos a la vez que arrugaba sus labios, formando un pucherito de extrema belleza.-“¡Camus!”-reprocho, a la vez que impactaba los torsos de sus palmas contra el volante de hule.

-“Es que tú, no entiendes nada”-susurro-“te haces el que sabe todo, el que es rey de este mundo y ¿sabes? Estas mal…”-concluyo virando su rostro y incrustando sus rubíes orbes en la inmensa oscuridad, que la ventana le ofrecía.

-“Camie…”-y una mano se posó en el muslo francés

-“no Milo, basta”-violentamente movió su pierna haciendo que esa castaña mano, desalojara tan cómoda situación.-“para, iré a buscar ayuda”

-“No…”

-“Milo, abriré la puerta, lo prometo”-retó.

-“no eres capaz…”-profirió girando su rostro, apreciando esos mechones rojizos…

-“¡no te aguanto!”-molesto y con vehemencia, Camus, bajo el picaporte. El rubio quedo con las cuencas abiertas como si dos platos fueran.

-“¡Camus cierra esa puerta!”-ordenó mientras volvía a colocar sus pupilas en el camino y, orillaba el automóvil.

-“no cruces carril, ¡Idiota!”-espetó con la fonación alterada, aun, con la puerta abierta.

Nuevamente viro su acanelado rostro para notar que Camus, se había arrojado al vació…-“¡Estúpido!” su pie, presiono el acelerador para con ello, poder orillarse sin dificultad alguna.

Y cuando hubo hecho dicha acción, Milo notó que una silueta se encontraba tendida en la calzada. Arrugo sus sienes, se acerco a paso dubitativo hasta que reconoció esas hebras volcánicas por cabellos.
Sus manos subieron hasta su cráneo. Su tez morena palideció al ver ese escultural ente extendido en el suelo…

-“se mató…”-escucho a un simplón que de pronto había aparecido.

Se petrificó unos cuantos metros de Camus, observando un pequeño hilillo de sangre que venía desde su cerebelo hasta sus sienes.
Cayó en vilo. Sus manos aun se mostraban entremetidas en sus áureos rizos y sus retinas tildaban, anunciando con ello la llegada de inoportunas y preciadas gotillas.

-“¿Camus?”-gesticulo en voz baja y apagada-“¿Camie…?”-se puso en cuatro extremidades y empezó a gatear.

Las miradas anonadas de los “husmeadores” lo hacían sentir incómodo, mas sin embargo aquello era irrelevante ante la escena que sus edenes azulados presenciaban.

Si todo estaba oscuro y nadie les veía ¿qué hacían esas personas admirando su triste instancia?; Pero fue uno de los tantos curiosos que llamó a una ambulancia, aunque está hubiese tardado mas de una hora en llegar.

Milo había logrado acercarse al chico parisino, quien, parecía estar divagando entre la muerte la vida.-“Camie…”-reitero en un hilillo de voz.

El eco de las alarmas anunció su llegada. La albina mini-van cesó su vehemente andar unas cuantas cuadras antes del accidente y él, el limitaba a mirar esas rojas hebras…


.::.*End Flash Back Mode*.::.



¡Dios! Recordar nuestra discusión hace que desee morir…
¿Por qué? Mi amor, cuánto quisiera que respondas estas dudas. Deseo miles de cosas en este momento, esas miles de cosas que cuando te tenía, nunca te supe pedir.

Y ahora…ahora estas conectado para poder respirar, para poder hacer latir ese órgano…
Cuanto mal te hecho y cuan poco bien logre darte…-“¡Perdón!”-chilló a la vez que mis pupilas arrojan desesperadas un caudal de lágrimas.

Eres el motor, eres el que hace funcionar este sistema y si Dios decide que debes acompañarlo, te ruego, me lleves contigo.-“Nunca me abandones, prometo ser aquel hombre con quien soñaste…”

-“lo eres…”-escucho una voz débil, dulce… ¿escucho?-“eres perfecto como eres”-me reincorporo de golpe. Tus labios se mueven y el brillo de tus ojos parece haberse perdido; camino, me acerco hacía ti…

-“mi amor…”-articulo con dificultad, mientras ceso mi andar y asió tu mano entre las mías.

-“pequeño pícaro”-clavas tus rojas esferas en las mías y sonríes o al menos, intentas sonreír.-“eres lo mejor que me a pasado, disculpa mi tonto carácter…”-toses y yo, Arrugo mis cejas.

-“¡ánimo! Ya te pondrás bien”-lentamente bajo mi rostro para depositar en tus labios un dulce y breve beso.

Mis pupilas están cerradas, veo la inmensa oscuridad que mis parpados ofrecen. Siento una temblorosa mano acariciar mi lomo.
Pruebo tu almíbar. Exquisitos labios que me has dado a probar…

Como olvidar este caramelo, como no extrañar tú forma tan fina y bella de besar. Perderte sería una maldición.

Y tanto mis pulmones como los tuyos claman aire, haciendo que irrumpamos nuestro ritual. Me miras; tú rostro pálido, tus pupilas queriendo adquirir su brillo normal…-“mi amor, cuídate mucho, es hora que suba con nuestro Dios”-dices en voz baja y sería.

Aquella jovial sonrisa se borra para mostrar una austera facción; con más fuerza frunzo mi ceño-“¿irte?”-pregunto molesto.

-“si”

-“pero…”-y tu frágil y blanco dedo se pone sobre mis labios, impidiendo que exprese alguna queja en contra tu decisión.

-“pero nada, es hora bebe es hora”-anuncias mientras nuevamente dibujas en tu rostro esa bellísima sonrisa-“ahora solo besa estos labios que gritan por ti”-tu voz tiembla pero, pareces seguro de está orden.

No dudo, menos niego. Me acero lento y con nervios.
Toco tus carnosidades con las mías; mis dientes frontales muerden tu labio superior; gimes…
Junto un poco más. Mis gruesos labios juegan con tus rosáceas prominencias y mi lengua, busca algún rincón para ingresar a tu húmeda cavidad.

Comprendes, dejas que esta roja carne entré en tu boca y juegue con tu lengua.
Nuevamente me deleito de tu compota, no obstante esta vez, es única.
Sin que desee mis parpados descubren a mis azuladas pupilas para, chocarme con tus rojas retinas.
Muestran ese jovial brillo, deslumbran alegría y yo, quedo estupefacto ante tu magnificencia.

Y de repente los cierras y un insistente sonido anuncia tu muerte…
Una pequeña y casi imperceptible gotilla roda en tus mejillas levemente ruborizadas.-“mi amor”-digo por lo bajo mientras, como tú, dejo a mis ojos derramar un similar líquido.

Tocan la puerta, tú rostro reposa en la almohada. La perilla gira y deja ver al hombre de aspecto sombrío y blanca investidura.
Me mira sorprendido, como si estuviese en un rictus de estupidez…-“murío”-comento relajado. Sus ojos se abren tanto y me mira anonadado ante mi serenidad.

-“Señor, lo lamentamos…”-y antes de que termine su frase, muevo mi cara dando a entender que no es necesario una disculpa.

Lentamente me retiro de tu habitación; para emprender por fin un tedioso caminar hacía nuestra casa…-“Señor Milo…”-pero ya es muy tarde para escuchar esas palabras…; cierro la puerta con una sonrisa enmarcada en mi rostro.

Solo basta escuchar el seguro de la puerta para recargarme en ella y dejar a mis pupilas el labor de humedecer mi cara morena; sonrió, sonrió con ironía…la vida se vuelve aburrida si tu no estas…
¡Dios! Cuánto mal puedes hacer al llevarte un ser.
Y con esta rabia siendo expulsada por mis poros, golpeo la blanca puerta y en un pequeño susurro, uno que solo yo y el viento escucharan te digo:-“mi dulce niño”



END ._.


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