Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La furia de un tigre: Kagami Taiga vs Akashi Seitaki por Momoka Black

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Abre el tigre sus garras para enfrentarse a la cria del león

Muchos años habían pasado en Japón y nuestros protagonistas habían seguido su curso de vida juntos. Después de pasar numerosas pruebas, de sufrir duros golpes, decepciones, lamentos, odio, rencor, lágrimas, todos ellos fueron sanando sus heridas y avanzar hacia adelante. Hacia un futuro prometedor y dejar sus pesadas cadenas que los ataban a  un pasado sumamente doloroso. Un pasado oscuro que fue reemplazado por un futuro luminoso. Todo era paz y tranquilidad. Excepto ahora en la actualidad, específicamente en el hogar Kagami-Kuroko.

En dicho hogar el aire se podía cortar con un cuchillo por la dura atmosfera presente. Nadie hablaba, todos estaban callados en la sala. Ni siquiera Nigou, quien ya no era un cachorrito sino un gran perro, emitía un ladrido. Al contrario: estaba todo rezagado debajo de una mesa de té viendo con horror como un aura negra y maligna salía de su pelirrojo amo. Dicho hombre fijaba su aterradora mirada en dos peculiares chicos, en uno en especial, a quien deseaba que le cayera un rayo y lo hiciese cenizas.

—Kagami-kun, ¿Podrías dejar tu actitud? Ambos sabíamos que este momento llegaría.

—Oh no, Kuroko, si bien sabía que este día llegaría no acordamos en que no me iba a poner en esta actitud.-fulminó al pelirrojo menor que quien lo veía de manera tranquila, por dentro se moría de los nervios-Y mucho menos cuando se trata de mi adorado Tora.

Muchos años pasaron y por supuesto que la familia Kagami-Kuroko creció. Después de Tora-kun, nació Toranosuke, un varón de cabello igual al de Kagami pero mismos ojos de Kuroko. En actitud era igual a su pelirrojo padre pero sin el temor a los perros como el primero. Y por último una niña a la que llamaron Hana. Esa niña salió igualita a Kuroko pero con las mañas de Kagami. En la actualidad Tora tiene 18 años, Toranosuke tiene 13 años y su pequeña Hana tiene 11.

Kagami estaba que ardía de la rabia. Por supuesto sabía que este día llegaría. Pero no sabía que iba a doler tanto como se lo imaginó. No. Fue mucho peor. Su hijo, su primogénito, su adoración, su bebé, estaba siendo arrebatado de sus amorosos y cálidos brazos por un mocoso invasor del demonio. Nunca pensó que estaría pasando por este predicamento. No fue que se dio cuenta hasta que mientras volvía de su trabajo vio a su pequeño, no tan pequeño, Tora compartiendo un beso con ese maldito enano pelirrojo bipolar conocido como Akashi Seitaki. Claro que al ver esto el padre ardió en rabia e incluso sacó su escopeta especial, regalo de su padre, y amenazó al chico que estaba robándose la inocencia de su pequeño ante sus ojos. El chico, previendo sus actos, usó su ojo de emperador y corrió como su cuando entraba en la zona.

—Papá, por favor, ya hablamos de esto.-musitó el mini peliazul quien se mantenía agarrado del brazo de su novio, cosa que provocaba agruras a su pelirrojo padre-Este día es especial. Hoy les presento oficialmente a Seitaki-kun como mi novio.

Kagami no podía creer que su adorado nene mayor ya estuviese con planes de volar de su seguro y amoroso nidito. Si apenas fue ayer cuando su nene le pedía que lo cargase en sus hombros, cuando le pedía que le contase un cuento, cuando le pedía que le enseñase a cocinar o a jugar básquet. Sus sonrisas adorables, sus miradas tiernas, sus risas frescas…

Ahora todo eso se iba al caño. ¿Por qué? Porque ese maldito enano pelirrojo bipolar hijo de Akashi se lo estaba robando frente a sus ojos. Ese mocoso mandón prototipo de emperador del mal se metió desde el principio como una plaga y ahora estaba en su apogeo máximo. Nunca le dio buena espina, su instinto paternal no se equivocó. Pero ese mocoso iba a saber quien es Kagami Taiga.

—Apreciamos este gesto, hijo, y está por demás darte la bienvenida a ti Seitaki-kun.

—Muchas gracias Kuroko-san.

—Dime Tetsuya.-Kuroko le guiñó un ojo de manera cómplice al ladrón de hijos. Traidor, lo dijo en su mente. Porque si lo decía en voz alta capaz que lo mandaba a dormir con Nigou-Es un placer tenerte en la familia. Espero que hagas muy feliz a mi hijo.

—Por supuesto, Tetsuya-san.

—Kagami-kun.-Kuroko le dio un codazo-¿No tienes algo que decir?

—¿Eh? Oh sí.- su sonrisa se amplió y su aura maligna se intensificó-Te odio, maldito enano roba hijos.

—¡Kagami-kun/Papá!

—Kuroko, me pides algo imposible. ¿Cómo rayos voy a aceptar al mocoso que desde enano me amenazaba con robarse a mi bebé? ¿Cómo me pides que acepte a mi enemigo?

El pelirrojo mayor señaló sin ningún respeto al aludido quien estaba ideando algo para jugar contra su suegro. Una labor muy difícil ya que su suegro era un hueso muy duro de roer. Pero no imposible…aunque después saliese con arañazos. Aquí entre nos, Akashi Seitaki le tenía mucho miedo a Kagami Taiga, pero como buen estratega y emperador no demostraba su debilidad. No cuando sabía que el otro la aprovecharía y lo haría trizas de inmediato.

—Papá, no seas tan exagerado.

—¡¿Qué cosas dices, Hana?!

—Ella tiene razón, viejo, mi hermano no nos está anunciando que ya se van a casar. Bueno, Seita-chan no nos está pidiendo la bendición ni la mano de Tora. Solo que ya están saliendo.

—¡No les des ideas, Toranosuke! ¡¿Y qué es eso de viejo?!- Kagami-kun le dio un zape-¡Soy tu padre, jovencito! No debí dejarte ir de vacaciones con mi padre. ¡Malditas costumbres americanas!

—Pero tienen razón, Kagami-kun, estás exagerando las cosas…como siempre.

—¡Yo no soy un exagerado!-al ver el papelón que estaba haciendo carraspeó y se dio media vuelta para irse camino al comedor y tomar asiento en la cabecera-Mientras no me convenza, no daré mi aprobación.

—Se nota que nunca lo convenceré.

—Estás en lo correcto, mini maniático.

—Pero quiero decirle que con su aprobación o sin ella, yo haré todo lo posible por hacer feliz a Tora.

Kagami fulminó al chico con sus fieros ojos casi triturando el vaso del cual bebía agua. Ese mocoso era insolente, petulante y arrogante como su padre. Literalmente se volaba la barda de su autoridad y se pasaba sus palabras por el arco del triunfo. Kuroko tomó asiento a su lado y sin decir ninguna palabra esperó a la interacción del novio de su hijo. Sus otros dos hijos esperaban ansiosos por lo que pasaría, y Nigou se deleitaba, ya notoriamente más tranquilo viendo que su amo pelirrojo estaba manteniendo a raya al Akashi. Nigou siempre veló por los niños, por los “milagritos”, pero ese mocoso pelirrojo era alguien malo, a los ojos de su amo Kagami, y como el can quería mucho a su pelirrojo amo luego de arreglar sus diferencias, se desvivía por molestar a Akashi Seitaki. Después era recompensado por Kagami con croquetas caseras de pollo además de un sabroso hueso.

—¿Cuáles son tus planes, mocoso?

—¿Planes de qué, Kagami-san?

—Con mi hijo, por supuesto, porque no quiero que mi bebé descuide sus estudios ni tu los tuyos. Suficiente tengo con que seas hijo de Akashi para que también me salgas con que eres un “niño de papi”.- ahogó un grito cuando Kuroko le dio una patada por debajo de la mesa-¡Kuroko!

—Seitaki-kun no es un niño de papi, Kagami-kun…tal vez sea un poco mimado y tenga muchas mañas de Akashi-kun.

—No me defienda, Tetsuya-san.

—Pero es un buen chico.

—Y lo es: porque yo lo he criado.

Akashi hizo su acto de presencia junto con Kouki. Sus otros niños se habían quedado en casa no porque no les dejaron venir, sino porque tenían unos pendientes por hacer y los alcanzarían más tarde. Akashi y Kagami se fulminaron con la mirada mientras Kuroko y Furihata suspiraban.

—Mientras el par se sigue peleando, yo haré lo correspondiente. Kuroko-kun, oficialmente pido permiso de que mi hijo, Akashi Seitaki, salga con tu hijo.

—Estoy de acuerdo y espero que algún día formalicemos y unamos las familias.

—¡Kuroko!

—Kouki, yo iba a hacer eso.

—Pero ustedes dos se pusieron a pelear como siempre que sale este tema.-admitió Furihata manteniéndose firme-Así que hice lo que debía hacer. ¿O estuve mal, Sei?

—Por supuesto que no, Kouki, has hecho muy bien. Como la digna emperatriz que eres.

—Furi se ha pasado al lado oscuro.

Se lamentó Kagami viendo como sus elementos se iban agotando y a este paso no iba a ganar. Es más, no iba a ganar nunca. Eso lo supo desde que su nene y Seitaki-kun encontraron sus caminos. Nunca pensó que esto sería tan difícil. Pero debía ser honesto consigo mismo y aceptar que ese mocoso cabeza de cerillo y bipolar sería su yerno y también sería el padre de sus nietos. Ahora entendía al tío Midori. Sus sabias palabras recalaban en su mente y resonaban como ecos. El tío Midori tenía toda la razón.

Ambas familias dialogaron mientras cenaban y los padres defendían a sus pollitos con todas sus armas. Kagami no estaba tan dispuesto a dejar ir a su bebé. Solo oraba porque al chico no se le ocurriese irse a estudiar fuera con ese mocoso. Tora ya estaba por ingresar a la universidad, y en solo unos meses terminaría su estadía en la preparatoria. Su hijo también tenía habilidades en el básquet: poseía la mis-direccion de Kuroko junto con su baja presencia y también podía entrar en la zona como él así como hacer su tan famoso Meteor Jam. El enano bipolar de igual manera había heredado algo de ambos progenitores: de Akashi había heredado su letal ojo de emperador junto con su maldita mente estratega y de Furihata había heredado la habilidad de mantener tranquilos y serenos a los demás jugadores. Ambos junto con los hijos de la Kiseki no Sedai conformaba a la nueva generación, y la más mejorada. Y claro que había algo más ahí. Pero volvamos a donde nos quedamos.

—Taiga, debo decir que esto es algo que me alegra. Desde hace muchos años deseé emparentar con Tetsuya. Y que manera de hacerlo que con nuestros hijos.- Akashi bebió de su té mostrándose orgulloso por el logro de su primogénito-Deberías alegrarte como yo. Nuestros nietos serán preciosos.

—…-Kagami se tragó un insulto porque algo mejor se le ocurrió. Darle a su enemigo en donde más le duele. Ahora le tocaba a él voltear la tortilla.-Bueno, Akashi, es normal que me sienta así. Es mi bebé y no puedo dejarlo ir así como así. Pero…recordemos que tu muy pronto estarás en las mismas que yo. Ahora estoy yo así, pero tu muy pronto estarás así con Seijii y Tsubasa. Más correctamente con Seijii.

—Nadie se acercará a mis niños. Y aquel que lo haga…-susurró con un brillo peligroso en los ojos mientras sacaba sus famosas tijeras y las blandía peligrosamente-lo haré conocer su lugar con mis tijeras.

—¡Sei! ¡Creí que ya habíamos solucionado el asunto de las tijeras!

—Kagami-kun, ahora has revivido al Akashi malvado.

—¡No me regañes, Kuroko! ¡Él empezó todo esto!

—Esto es genial. Siempre quise ver a Akashi-san de esta manera. Le pediré que juegue conmigo. Por fin podré jugar con el emperador de Rakuzan.

—Toranosuke, no digas esas cosas.

—Iré a poner sobre aviso a Seijii-kun y a Tsubasa-kun.

—También avisa a Mayuzumi-san por favor. Y de paso a los padres del implicado. No sé por qué pero presiento que se avecinará una fuerte guerra en todo esto.

Ambos esposos pudieron calmar los ánimos (Kuroko con Kagami quien volvió a renegar sobre lo de Tora y Kouki con dejar en abstinencia al emperador) y continuaron la cena. Los dos jóvenes tortolos se daban discretos apretones de manos por debajo de la mesa cuando creían que Kagami no los estaba viendo. Finalmente los pelirrojos y el castaño se marcharon dejando la casa Kagami. Kuroko se había dado una ligera ducha y mientras su esposo se cambiaba él veía con cariño un álbum de su hijo mayor junto con toda la Kiseki no Sedai más sus hijos.

—¿Qué ves, Kuroko?- Kagami se dirigió a donde estaba él y vio con cariño una foto donde Tora estaba dormido junto con Nigou cuando este tenía seis años.-No puedo creer que nuestro hijo ya tenga 18 años.

—Debemos hacernos a la idea de que Tora muy pronto se irá y formará una familia.-vio a su esposo fruncir el ceño-Es la ley de la vida, Kagami-kun.

—Pero ¿Por qué con él?

—Hay que admitir que nuestro hijo está completamente enamorado de Seitaki-kun. Y por más que quieras hacer algo no los vas a separar. Ni tu ni nadie.

—Kuroko, aún es joven y nadie asegura que ambos estarán juntos.

—Yo sí lo sé.

—¿Cómo es que tu lo sabes?

—Porque Tora tiene la misma mirada que yo cuando me enamoré de ti, Kagami-kun.

—N-no digas esas cosas.- masculló el tigre mostrándose derrotado y avergonzado-Es solo que es difícil para mí.

—Lo aprenderás con el tiempo, Kagami-kun.

Minutos después ambos estaban compartiendo besos y caricias algo subidas de tono, queriendo tener una noche pasional y nada se los iba a impedir. Cuando ya Kagami estaba por arrancarle la camisa de botones a Kuroko, como todo un tigre salvaje y caliente, se detuvo y sus cabellos se erizaron cual felino arisco.

—¿Kagami-kun?

El aludido no dijo nada más y salió enfundándose una bata en el camino para dirigirse a la habitación de su primogénito. No tocó, es más: abrió la puerta de una patada y entró como un tigre al acecho. Lo que vio no le gustó para nada: en el balcón del cuarto de Tora estaba el dueño de la misma compartiendo unos nada inocentes besos, a su parecer, con el pitufo pelirrojo. Ambos jóvenes enamorados se pusieron blancos al ser descubiertos y más porque el pelirrojo vociferaba queriendo tomar una maceta y lanzársela al otro pelirrojo por atentar contra la intimidad de su nene.

Tora trataba de calmar a su padre quien realmente iba en serio con lo de matar a su novio. Seitaki, al ver que el pelirrojo estaba distraído buscando la maceta se dirigió a su novio y le abrazo quedando frente a frente.

—Me despido, mi Julieta, puesto que mi ahora suegro pide mi cabeza.-le dio un apasionado beso y después hizo caer a un furioso Kagami con una rotura de tobillo, cortesía de su ojo de emperador-Mi Julieta, me marcho por hoy. Volveremos a vernos cuando salga el sol.

—¡Maldito mocoso!

Seitaki sonrió y se deslizó por el balcón hasta caer perfectamente en el asiento de su deportivo rojo y arrancó a toda velocidad perdiéndose entre las calles al horizonte. Mientras en el balcón, Tora despedía al mismo agitando una mano y dejaba a un Kagami frustrado por no poder vengarse.

—Adiós, mi Romeo.

—¡Deja de decir eso, Tora, que no estamos en Romeo y Julieta!-dirigió su furiosa mirada por donde se había ido el otro y con voz potente gritó-¡ME LAS PAGARÁS, JODIDO ENANO! ¡LO JUROOOOOOOOOOOOOOOOOO!

Ser padre no es fácil, y menos cuando te quieren robar a tu adorado retoño.

 

Notas finales:

Espero les haya gustado!

Nos leeremos en el proximo especial con el hijo de los MidoTaka!

Agárrate, Midorima, que ni Oha Asa te salva de esta!

Atte: Momoka Black


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).