Jimin ama a Taehyung tal como es, podría jurarlo y poner las manos al fuego por eso.
Atolondrado, con su letra complicada de descifrar, y una mariposa social que extiende su networking incluso sin darse cuenta.
Con su bello rostro, su odioso hábito de morderse las uñas, su poca paciencia y una energía excesiva y explosiva que solo puede rivalizar con la de Jungkook.
—TaeTae —se queja Jimin cuando no deja de revolverse en la cama.
—Jiminie —canturrea Taehyung a su vez, somnoliento pero con pocos deseos de dormir.
Es tan idiota.
Es tan idiota y tan suyo.
—Puedo mirar por encima de tu cabeza, es tan… ¿Cuál es la palabra?
Están en la azotea y el frío es intenso. Jimin ve que el vaho de su respiración se pierde en el aire con el trasfondo de las luces diminutas que se extienden por todo Seúl. Taehyung lo abraza desde atrás, sus brazos rodeando su cintura y hay paz, hay tanta paz que no lo cambiaría por nada.
—Eres adorable, Jimin —le escucha continuar ahora contra su oído.
—Y tú un idiota —murmura, dándole un codazo que no tiene fuerza.
Se han escapado minutos contados de un ensayo y no pasará demasiado para que algún mánager vaya a buscarlos.
—Me gustas así, tamaño portable.
—¿Tamaño portable? —repite alzando una ceja.
—Sí, para guardarte en mi bolsillo y llevarte a todo lado conmigo.
Jimin no sabe si reír o molestarse, así que opta por dar otro codazo, esta vez con más vigor.
La transición de desconocido a amigo, a mejor amigo y luego a “algo más”, fue tan natural que provoca miedo. Los juegos dejaron de serlo sin que se diesen cuenta y pronto Hoseok los tomó bajo su ala como jefe de la habitación, dándoles su bendición, lo mismo pasó con Seokjin y Namjoon, el último dándoles consejos prácticos que podrían escandalizar a cualquiera.
… Consejos que Taehyung apuntó en su teléfono, diligente, atento.
—… así que lubricante a base de agua, ¿verdad?
La dinámica del grupo no se ve afectada en lo mínimo cuando empiezan su relación y sus actividades dentro y fuera de los dormitorios siguen dándose como siempre. Yoongi continúa echándole un ojo a que Jimin para que no se exceda con la cantidad de horas que practica baile y Taehyung no deja de jugar videojuegos hasta tarde con Jungkook.
Todo es igual… excepto que no, en el fondo.
Taehyung ama a Jimin tal como es, de principio a fin, empezando por las raíces de sus cabellos y llegando al dedo más pequeño de sus pies.
Ama su amabilidad y su casi obsesión por ensayar, aun cuando está completamente agotado y sus músculos ya no dan más.
Su estómago suave cuando no ha estado matándose en el gimnasio y su estómago marcado y duro cuando sí lo ha estado haciendo, su sonrisa y el ruidito que hace antes de tener un orgasmo…
—Sí, ese ruidito —murmura Taehyung— perdido en el limbo perfecto entre ronco y agudo.
—¿De qué hablas? —pregunta Jimin, extrañado que de pronto Taehyung haya empezado a hablar para sí mismo. Ese día son los encargados de la limpieza de la cocina porque Seokjin está ocupado y lo único que quiere hacer es marcharse—. ¿Tae?
—Pensaba en cuando te corres.
Los colores de inmediato suben por su cuello hasta las orejas, pasando por sus mejillas.
—Oh, cállate. ¿Qué tal si alguien te escucha?
Es gracioso cómo los planes cambian. Jimin se imaginaba con una linda chica, amable y bonita, y sobre todo, más baja que él. Ese era un requisito indispensable. ¿Cómo acabó enamorado hasta los huesos de un chico?, y no un chico cualquiera sino un excéntrico “ulzzang” que le saca varios centímetros de altura. Pero tampoco se imaginó siendo un idol y ambas cosas son lo mejor que le ha pasado en su existencia, ni siquiera puede o desea imaginar cómo sería de otra forma.
Cuando celebran el día cien de empezado su noviazgo, Hoseok es considerado y se va a dormir con Yoongi, dejándoles la habitación a ellos dos.
—¿Qué quieres hacer?
—¿Ver el nuevo capítulo de One Piece?
Sí, Taehyung es un idiota, y lo vuelve a confirmar después, cuando se para muy junto a él y no baja la barbilla, por cual sus labios no se tocan. Le muerde el mentón y enreda sus manos en su pelo, jalando para poder besarlo.
—No juegues, Tae —pide sin inocencia.
—Tamaño llavero —dice Taehyung con una sonrisa genuina y no se queja cuando su labio inferior es mordido.
Sí, básicamente nada salió como esperaba, sobre todo en su aspecto emocional, y sin embargo…
Jimin es feliz.