I
“Las rosas siempre están a merced de su dueño”
Sus ojos se entreabrieron solo para notar lo hermosa que estaba la mañana. Era una de esas mañanas que incitaba a quedarse unos segundos más en cama. Se acurruco en la cama y dejo que el canto de los pájaros lo arrullaran, estaba a punto de quedarse dormido cuando…
-¡Despierta de una maldita vez mocoso!- Sabía que ya era tarde pero no había pensado que era para tanto. Perezosamente se levantó- Rápido mocoso que la patrona ya está despierta
-Ya voy, ya voy- respondió con resignación al ponerse sus desgastadas ropas de sirviente. Salió de la habitación siendo seguido por Ishi Shizuku, su “niñera”
Ambos se dirigieron a la cocina, en silencio se puso a preparar el desayuno para la patrona, que se hacía llamar su “madre”
Y es que cuando cocinaba era cuando su mente más divagaba
Habían pasado casi 10 años desde que aquella adinerada señora lo encontró en aquella playa ¿De dónde venía? ¿Por qué estaba en la playa inconsciente al borde de la hipotermia? No lo sabía, lo único que sabía era su nombre…
Misaki…
-Ya está- sirvió el desayuno en la fina porcelana, Shizuku se lo arrebato
-Ahora sirve para algo y limpia el piso de la terraza- Misaki ya estaba acostumbrado a ese trato, tanto que ya hasta lo consideraba cariñoso
-Pero si ayer limpie la terraza- aquellos ojos, que tenían un brillo azulado, lo miraron con frialdad para decir
-Hazlo de nuevo- Misaki solo asintió, que le quedaba, en aquella casa era menos que un sirviente- Y no se te olvide lavar la ropa, plancharla, barrer las habitaciones, limpiarlas, arreglar el jardín, sacudir los cortinajes, lavar las ventanas y darle al gato un baño
-¿Y porque hoy no son tantas tareas?- pregunto rogando para que Shizuku no notara su sarcasmo
-Culpa a Kyo- dijo en voz baja, tranquila casi… amable. Decidió no hacer ningún comentario para no tentar su suerte
Desayuno un poco de lo que había cocinado y se preparó mentalmente para el día que le esperaba
Se dirigió a la terraza para limpiarla, o para fingir limpiarla ya que se encontraba impecable
-A veces me pregunto quién me odia mas ¿Shizuku o “mama”?- le pregunto al gato que siempre le hacía compañía en sus quehaceres- Shizuku gana- y como si estuviera de acuerdo el gato maulló
En aquella mansión había más sirvientes, pero todos lo evitaban, nadie le hablaba, nadie le ayudaba, por eso a veces Misaki creía que solo estaba él y el gato en aquella gran mansión
El único sirviente que lo trataba bien, sin nada de ironía y sarcasmo era Ijuuin Kyo el mayordomo de la patrona, el jefe de los sirvientes, el jefe de Misaki aunque él lo llamaba “amigo”
-Debo darte un baño, aprovechare para arreglar el jardín- acariciaba las orejitas del gato, lo baño rápidamente aprovechando que había sol. Después empezó a regar las plantas sus favoritas eran las rosas
Eran tan bellas… y le recordaban un poco a el
Él se sentía como una rosa, a merced del tiempo, a merced de que alguien le quisiera dar agua, de que alguien le quitara las malas yerbas, siempre iba a depender de alguien. Misaki recordó cuando llego a esa mansión, era solo un pequeño niño de 9 años sin pasado, de inmediato lo pusieron a trabajar, le costó acostumbrarse a los malos tratos, lloro por mucho tiempo en los rincones de la mansión hasta que simplemente aprendió a no escuchar
A Misaki le gustaba pensar que como las rosas, a el también le habían crecido espinas, era frágil, sí, pero no estaba desprotegido y atacaría sin piedad aquel que osara tocarlo sin su permiso
-¡Maldito mocoso! ¿¡Que estás haciendo!? ¡Deberías estar preparando la merienda inútil!- Misaki suspiro para seguir en su labor- ¡Mocoso! ¡Mocoso! ¡Misaki!
-Por fin, solo quería que me llamaras por mi nombre- dijo dulcemente- Ya voy, ya voy- aunque a veces solo tenía que resignarse a los malos tratos, había aprendido mucho tiempo, a la mala, que dar pelea no siempre era la mejor opción
La cocina era lo único que lo apasionaba, los olores, los sabores todo eso llenaban su corazón. Era la única actividad que hacía con amor
-La patrona desea hablar contigo- El mayordomo casi nunca entraba a la cocina, si quería decirle algo a Misaki para eso era Shizuku, por eso Misaki no pudo evitar estremecerse al escuchar la voz de Kyo
-¿Yo?- no pudo evitar sentirse incrédulo
-Si tú, Shizuku acaba la merienda- este actuaba tan sumiso cuando Kyo se encontraba cerca- Vamos Misaki- tomo su mano para guiarlo, aunque Misaki conocía bien el camino
-Esto…- trato de librarse del agarre pero Kyo no se lo permitió, Misaki se rindió para observar con atención a el mayordomo, el traje negro resaltaba aún más su cabello color ébano, sus ojos grises eran tan cálidos, tan amables que a Misaki le gustaba verlos- Aquí esta patrona
-¿Puedo pasar?- de inmediato recibió la negativa, no le sorprendía
-Espera aquí- le dijo Kyo entrando a la habitación de la “patrona”
Misaki recordaba lo hermosa que era su “madre” pero casi nunca la veía, a pesar de estar los dos bajo el mismo techo, solo lo llamaba cuando ocurría algo importante que necesitara su presencia como ir al pueblo y entregar un mensaje, o viajar, con Shizuku de acompañante, a entregar un obsequio
Los minutos pasaban y se empezó a desesperar, sus manos empezaron a jugar con el collar que colgaba de su cuello. Lo único valioso que tenía, un guardapelo de oro con una rosa grabada, adentro solo estaba escrito su nombre adornado con esmeraldas, aquellas joyas que muchos decían que tenía por ojos, el solo creía que eran exageraciones, sus ojos eran simples, de color verde
-Pasa- Misaki se quedó estático sin creerlo- Pasa- repitió Kyo empujándolo
La habitación se encontraba en penumbras, pero podía suponer que la patrona se encontraba sentada en la silla que estaba ubicada junto a la ventana
-¿Qué desea?- pregunto formalmente
-¿Deseas tu libertad?- ¿Era pregunta capciosa?
-Más que nada- dijo algo sorprendido
-Te la ofrezco a cambio de que hagas algo por mi- Misaki no podía creerlo, era un sueño, se pellizco y dolió, no era un sueño, pero era imposible
-Lo que sea- respondió ansioso
-Esta tarea saldara todas tus deudas querido Misaki- La señora se levantó de la silla para caminar a la ventana, abrió un poco la cortina- El rey Usami Akihiko busca esposa
-¿Tengo que conseguirle una esposa?- era difícil pero no imposible, Misaki se dio ánimos
-No, tú serás la esposa- No le quedaba voz para exclamar “¡¿Qué?!” No fue necesario la señora continuo- Tu tarea, que te dará la libertad, será fingir ser una dama, enamorar al rey y convertirte en su “esposa” una vez hecho eso te podrás marchar
-¿Qué?- exclamo sin entender, sacudió su cabeza para acomodar sus ideas- ¿Y que propósito tiene eso?
-Es un plan para matar al rey chico tonto- No fue la frialdad de aquellas palabras lo que estremeció a Misaki
Lo que lo estremeció fue saber que el formaba parte de ese plan…