El líder de los vampiros estaba apoyado de rodillas contra el suelo, sus ojos rojos como sangre y dientes blanco como leche, refulgían intensamente en la oscuridad de la noche. Era la primera vez, en toda su milenaria vida, que tenía que enfrentarse a los seres que ahora despreciaba con motivo, y eso le había dejado, figurativamente, sin aliento.
Eran seres que peleaban con todas sus fuerzas, batallaban hasta el final. Y ahora estaba allí, contra ellos, odiándolos mucho más que antes. Nunca los había despreciado tanto como esa noche, disfrutando de sus cadáveres dispersos contra el suelo; aunque llegar a ello le había costado la vida de los suyos.
Tampoco se podía decir que existía (antes de ese momento) una amistad con ellos. Sin embargo, al menos, los acuerdos de convivencia existían. No eran tan distintos uno de otros, lobos y vampiros. Además, lo importante era la supervivencia de su especie inmortal, y que la mayoría de los humanos no supiesen de su existencia. Así que, aunque no se llamaban amigos, lograban tolerarse.
Fue un lobo el que había roto ese pacto, un maldito lobo que había causado aquello y que tenía al más poderoso ser vampírico con el odio quemando su ser. Uno de esos jodidos esclavos de la luna mató a su más preciado tesoro; su hija. ¿Cómo se había osado a ello? ¡Los iba a hacer pagar, maldita sea! Sí, a cada uno de ellos, con sangre, con aullidos apagados. Estaba deseoso de verlos caer, así fuera por las malas.
Hye era su única hija, heredera de todo, y fue encontrada en medio del bosque sin vida, con una estaca clavada en el centro de su pecho y, seguramente, el asesino quiso que, al salir el sol, se consumiera la evidencia de su acto. Y estaba seguro de quién lo había hecho, un lobo al que su hija tuvo el error de confiar.
La lucha finalizó, sí, con más muertos que nunca y la increíble satisfacción de ver a los causantes de su desgracia fallecidos. Sus cuerpos nunca más pasarían por un cambio y menos tendría un lugar en el cielo. Ahora sí que la enemistad iba a ser para siempre, él se iba a asegurar de ello. La guerra entre ambos ha comenzado. El odio brotaba y no iba a apagarse, porque había creado normas, leyes que iban a afectarle más de lo que creía, a él y al bebé que su hija dejó atrás.
-Si un vampiro y un lobo se hacen amigos, mueren.
-Si un vampiro y uno lobo están juntos, mueren.
-Si un lobo se acerca a ellos, tan solo unos metros, muere.
La guerra entre los vampiros y los lobos a iniciado.
¿Cómo afectará a inocentes las reglas creadas a causa de un inmenso odio?
¿Qué hacer cuando lo que está prohibido te resulta atrayente?
El líder podría estar satisfecho ahora, pero lo que más quiere proteger es lo que pondrá en peligro.
"Padre, por favor, cuida a BaekHyun, no dejes que nada le pase."