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15 años después.

BaekHyun detestaba la mansión donde vivía, siempre la había detestado desde que tenía memoria. Podía tener una eternidad para conocer cada pequeño lugar y, aun así, iba a perderse entre tantas habitaciones. Además, que se aburría, se aburría increíblemente al no tener nada que hacer. No esa noche cuando sus pocos amigos habían ido en hora de expedición, y menos cuando su abuelo no dejaba saliera más allá de la verja que rodeaba la inmensa vivienda: ¡Cuidado, maldito tirano, que me podría tropezar con una piedra y morir!

Aunque, en realidad, reconocía que su preocupación iba más allá de una “piedra” no podría evitar el pensar que ese viejo líder actuaba de modo exagerado, no es como si fuese a encontrarse con un lobo y este fuese a acabar con su vida ¿o sí?

No era que odiara a SeungHyun, su abuelo, pero si había algo que le disgustaba, a parte de su extremista comportamiento de “Te dejó encerrado mientras los tuyos disfrutan de la ‘vida’” eran las pocas palabras que intercambiaban por esa razón:

-No soy un niño y menos un humano, viejo.

-Eres aún un niño. ¿Recuerdas lo que te he contado? ¿Acaso lo has olvidado? Tu madre me hizo prometer que cuidaría de ti. Y si un lobo te ve sin duda haría una fiesta sobre tu cadáver.

-Se defenderme y eso lo sabes bien.

-Lo sé, eres más poderoso que todos los vampiros de tu edad, pero aun así te necesito a salvo para poder ocupar mi lugar. Tienes que esperar a cumplir la edad apropiada para que tus poderes incrementen como en cualquiera de nuestra especie.

- ¿Y cómo voy a ocupar tu lugar si ni siquiera me dejas matar un lobo? ¿Cómo mejorar mis poderes si no puedo ponerlos aprueba?

-Algún día lo harás, BaekHyun. Ten paciencia. Los lobos no te dejarán vivir si se encuentran contigo, lo sabes.

Y luego de ello volvía a contarle la misma historia, la de la enemistad y el odio entre los vampiros y los lobos. Sabía muy bien que uno de ellos había matado a su madre cuando éste era tan solo un bebé, sabía que desde esa vez se habían dedicado a cazarse mutuamente, pero era por esa misma razón que debía dejar que fuese con los demás del clan, seguro estaría más orgulloso cuando regresara con la cabeza de un lobo como premio, también era parte de su venganza. Sí, en eso pensaba, aunque fuese tan solo un “niño”, como aseguraba su sobreprotector abuelo.

Por ello, constantemente, BaekHyun se escapaba de su “encarcelamiento”. Eran en aquellos días, como ese, donde casi nadie quedaba en la mansión, donde hasta los vampiros de su edad podían localizar zonas en las cuales, posiblemente, estarían sus enemigos. Días casuales donde, también, su abuelo, iba a la ciudad o al pueblo, buscando víctimas para satisfacer la insaciable lujuria que lo acompañaba, como si fuese el mismísimo Amodeo. Y qué decir de los humanos que SeungHyun tenía como esclavos, ellos eran mucho más fácil de pasar por alto, los podía manipular a su antojo, así que no resultaban un problema mayoritario para él y sus constantes planes de escape.

Fue por esa razón que esa noche no se le complicó el saltar desde la ventana de su habitación, cayendo con gracia, propia de los de su clase, al suelo. Iba armado, como correspondía, con su navaja de plata y pocas shurikens que escondía contra su fría cadera. Eran sus armas favoritas, con las que siempre iba a equiparse para esas salidas en solitario. Nada mejor que la plata si buscaba defenderse y, como excelente líder, su abuelo contrataba a los mejores para realizar todo tipo de instrumentos con dicho metal.

También se había alimentado bien, con la sangre que los vampiros de clase baja recolectaban para todo el clan Byun; era un método para mantener el hambre a raya y no asesinar a diestra y siniestra a cuanto mortal apareciera.

La mansión, casi castillo, estaba apartada del pueblo y lo cubría un gran terreno de bosque amplio, con árboles altos. La verja era de gran tamaño, realizada también con plata pura. Por suerte, a los vampiros este metal brillante no les afectaba como muchos libros de mitos decían.

BaekHyun salió sin hacer el menor ruido, tampoco quería alertar a cualquiera que quedara, y casi aspira el aroma forestal que era sinónimo de libertad. Caminó sin prisa, ni siquiera quiso hacer uso de su mejorado poder de velocidad. Él adoraba un lugar específico, uno que era absolutamente oculto. Y es ahí donde él, solo, practicaba sus mejores ataques de defensa, (no es como si todos los vampiros nacieran con el instinto de como atacar a alguien). Se hizo a la mano de la navaja que había llevado consigo, la misma que había pertenecido a su madre y tocó el filo con la yema de uno de sus dedos. Según su abuelo, esta había sido un regalo del padre que tampoco conoció, un vampiro convertido que había muerto también en batalla.

Le hubiese gustado conocer a su madre, más allá de pinturas con su retrato. Había sido hermosa, completamente hermosa, desde el cabello negro y largo, hasta la piel blanca pálida. Sus ojos eran una combinación de gris y verde, nada parecido a los suyos que eran marrones; supuso que estos eran heredados de su padre. Sus manos, propias de alguien que tocaba el piano y la sonrisa tenía una curva casi traviesa. Era perfecta y, cuentan los esclavos de su abuelo, los amigos y hasta los pocos familiares, que había sido muy deseada por muchos.

Ella fue una vampira pura, mientras que el padre de BaekHyun fue transformado de humano a vampiro. La historia era casi como un cuento, se habían enamorado, ella había tenido un hijo y podían seguir con el final feliz de no ser por los malditos licántropos; o, mejor dicho, el maldito licántropo.

Era por ello que deseaba enfrentarse a uno.

Cada vez se hacía más fuerte, gracias a su propio entrenamiento, y sus sentidos vampíricos estaban más desarrollados, al igual que los poderes que, a medida que avanzan a la edad adulta, se hacen presente: controlaba mejor el clima a su alrededor; su velocidad alcanzaba kilómetros; hasta el poder de controlar otras mentes lo había perfeccionado con el pasar de los años. ¿Quién diría que iba a necesitar cumplir la edad “apropiada” para poder utilizar cada don?

-Ah, viejo exagerado -refunfuñó BaekHyun mientras apilaba algunas piedras sobre una roca mucho más grande. La puntería era esencial con los shurikens.

Percepción; vista, oído. Estos debían ser mucho más agudos para que nada te tome por sorpresa.

Fue así como pudo sentir a alguien acercándose a su dirección, la sangre de un lobo picando en sus propias venas, la sentía, la olía. Y hubiese sido más lógico dar media vuelta y alejarse del licántropo, había notado desde que pudo ver el cielo que la luna estaba llena y ella hacía que sus enemigos fuesen mucho más fuertes; sí, genial, más de lo normal. Sin embargo, no quiso, algo le decía que ese ser estaba lastimado, su caminar era lento y el aroma a sangre se intensificaba, como si saliese sin control de alguna herida.

Sus pasos lo guiaron en la dirección correcta, sigiloso, casi sin tocar el suelo. De entre los árboles vio al que buscaba quién, poco a poco, iba dejando su forma lobuna y regresando a la humana, el cuerpo despejándose de pelos y dando espacio a piel lisa. El licántropo tropezó varias veces a medida que el cambio se producía y cayó, por fin, no muy lejos de BaekHyun, completamente desnudo y sucio con sangre.

El vampiro notó su respiración bajando de errática a más acompasada, como si estuviese perdiendo el sentido y apretó la empuñadura de la navaja contra su mano, las gemas que lo ataviaban marcándose contra su palma. Si lograba matarlo, si tan solo lo hacía, su abuelo iba a confiar más en él ¿no?

Efectivamente, tras unos segundos, notó que el lobo estaba desmayado, en una posición donde su anatomía se veía perfectamente, largas piernas estiradas, el cabello oscuro cayendo sobre su rostro, cubriendo el perfil y la herida de una bala sanando lentamente, la plata haciendo su efecto.

BaekHyun tenía la manera de acabar con él, si enterraba su objeto preciado con precisión este lobo no iba a poder regenerarse y al fin podía jactarse de haber matado a uno y gritarles a todos: “¿Ven? Byun BaekHyun no es un niño”. Sin embargo, algo lo detuvo, justo con el filo de la daga sobre el cuello del licántropo. Fue una duda que le salió caro, se arrepintió de no haber clavado la hoja en el momento preciso. El lobo se giró hacia él.

En un parpadear su espalda estaba chocando fuerte contra el tronco de un árbol, este crujiendo por la fuerza que se había usado. La daga de su madre cayó lejos entre la sorpresa y el impacto. El licántropo tenía su mano contra su garganta, uñas enterrándose sobre su pálida piel y el aliento caliente de este golpeando su frío rostro.

Magnifico, iba a matarlo. ¡Genial! ¡Tu abuelo te va a revivir solo para decir “Te lo dije”!

Pero, si iba a matarlo no se iba a quedar sin luchar, iba a demostrar que no solo era un muchachito que parecía mimado por el líder, también iba a demostrar que llevaba sus genes. Sus colmillos se iban asomando, filosos contra sus labios.

-No es digno querer asesinar a alguien que no puede defenderse. ¿Sabes? -BaekHyun se sorprendió cuando lo escuchó hablar, la voz grave del lobo rebotó entre sus tímpanos. Se notaba solo por el tono que estaba sufriendo por la herida que tenía.

-Yo tampoco puedo defenderme ahora y creo que piensas asesinarme -respondió con un hilo de voz, aunque el agarre no era tan fuerte como creía si presionaba con dureza. Una presión que aseguraba que si se movía más de lo necesario las garras le harían más daño.

-Te vas a defender si alcanzas lo que tienes escondido ¿No es cierto? -contraatacó y BaekHyun detuvo la mano que quería alcanzar las shurikens escondidas.

-Creí que los lobos no tenían cerebro, pero eres inteligente. Aunque no estando desnudo ante tu enemigo.

Y al decir eso, BaekHyun, vio el fantasma de una sonrisa sobre los labios ajenos. Imaginaba a los lobos como monstruos, sin embargo, ese que tenía al frente, a pesar de tenerlo como próxima víctima, no lo parecía. Cerró los ojos. No, no a la espera de la muerte si no deseando tener suficiente valor para poder atacar a ese ser frente a él. No solo fue su rostro que causó un hormigueo nuevo en la punta de sus dedos, también algo distinto vibró dentro de él, algo extraño que le impedía verlo como si de verdad fuera de los seres que más detestaba.

Estaba incluso olvidando el odio que SeungHyun le había transmitido a través de los años.

BaekHyun tenía que matarlo.

Era su enemigo.

Notas finales:

ღღღ Corazones para que le den amor a esto. Espero que les guste. Hasta la proxima. 


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