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Reflexiones de primavera por Arawn87

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Notas del fanfic:

Saludos a todos. Pensaba tomar un descanso de la escritura porque ahora tengo menos tiempo, pero justo me encuentro con el cumpleaños de Saga y no podía dejarlo pasar. Es algo sencillo que espero les guste.

 

Este fic es una continuación de “Reflexiones sobre una tarde de otoño” (no es indispensable leerlo antes), pero como este trata de Géminis va a tener dos partes, una del lado maligno y otra del héroe. 

Notas del capitulo:

Esta primera parte se cuenta desde el punto de vista de Arles; son sus pensamientos dirigidos a Saga y Afrodita.

 

La canción utilizada (y que sirvió de inspiración) es “The Scorpion” de Megadeath. La pongo en español para que sea más fácil de entender.

 

Dejo el link por si alguien desea escucharla antes, durante y/o después de leer el fic: https://www.youtube.com/watch?v=-AJIdQVicGo  

Sin vergüenza ni culpa

 

Mi vida lo es todo

Lo que alimenta mi sed, causando el pecado

Mis necesidades son todo lo que me importa

Sin vergüenza ni culpa, no hay nada de eso ahí

 

Últimamente el agua de las termas me resulta más placentera que antes, ¿a qué se deberá? ¿El saberme victorioso? ¿Por la certeza de que pronto tendré al mundo bajo mi control? Si, puede que eso me ayude disfrutar las cosas de otra manera… ¿no estás de acuerdo Saga? La vida se ve distinta cuando todo resulta como quieres, pero claro, tú jamás has sabido ni sabrás lo que es eso, pobre criatura.

Ya van a ser ocho años y aún nadie se da cuenta del engaño, de que Atenea no está en el Santuario, de que Aioros nunca fue un traidor, y por supuesto, que yo no soy el verdadero Patriarca. No ha sido fácil, pero gracias a mi astucia y la colaboración de aquellos tres los planes han resultado bien. Mientras las cosas sigan así, solo tendré que seguir enviando a ejecutar a los que se nieguen obedecerme y acallar cualquier intento de rebelión, eso ha funcionado bien. Tener a tres Santos de oro siguiéndome ha sido lo mejor que pudo pasar. En especial el menor de ellos, quien me sirve en más de un sentido.

 

Mira profundo en mi cara

Vendo engaños sin dejar huellas

No temas lo que puedo hacer

A menos que quieras que te lo haga a ti

 

- Por los placeres que nos da la vida… -digo hacia la nada, tendido en mi lecho mientras levanto una copa del más exquisito vino carmesí. Veo el reloj, ya casi es medianoche, debería llegar en cualquier momento.

El pequeño Piscis, el Santo más cercano a mí, hoy vendrá a celebrar este día especial. Como recompensa a su lealtad lo he dejado salir con sus amigos antes de venir aquí, eso de seguro lo dejará complacido y hará que llegue con su mejor disposición. Si algo he aprendido en estos años es que hay que saber premiar a las mascotas más fieles, mantenerlos felices… ¿Qué pasa Saga? ¿No te gusta recordar al niño sueco que te dio la espalda? ¿A quién me juró lealtad tras enterarse que tu solo eras una marioneta? Bueno, qué puedo decir, el chico sabe jugar al ganador, igual que yo, por eso lo atesoro como mi más preciada posesión… ¿Oh? ¿Qué es esta sensación? No me digas… ¿Celos? ¡Ja! Siempre lo supe, desde la primera vez que lo tomé supe que tu malestar no era por desagrado sino porque desearías estar en mi lugar ¿verdad?... No lo niegues, Santo de Géminis, te conozco mejor que tú mismo.

El súbito aroma a rosas que penetra en la habitación me desconcentra de la burla interna, los pasos que se escuchan confirman su llegada. Ahí está, hermoso y brillante como siempre, vistiendo la fina toga griega que le mandé a hacer especialmente, mi cruel e incondicional Afrodita, esta noche tú serás mi regalo. Lo observo de pies a cabeza y me percato de algo… ¿Cuándo fue que dejaste de tener rostro y cuerpo de adolescente para convertirte en la belleza de hombre que está frente a mi?, creo que hasta ahora no te había prestado suficiente atención.

- Ven aquí… -le ordeno sin moverme de mi posición. Él contempla mi cuerpo desnudo durante un par de segundos, con esa mirada que aún no consigo descifrar, y comienza a acercarse lentamente.

 

 Mientras trepo sobre tu espalda, prometo no picarte

Te diré lo que quieres oír, y que no significa nada

Entonces te trato como a un perro, mientras te introduzco mi veneno

Pretendes que no sabias, que yo soy un escorpión

 

No hacen falta las palabras, ni dulces ni amargas, no con él. Por eso es perfecto para mí, me obedece en todo sin chistar, y desde que descubrió mi verdadera identidad no he vuelto a ver un atisbo de duda al momento de cumplir mis órdenes, ¿A qué se deberá eso?, aún me intrigas Afrodita, pero pronto sabré todo, no tienes permitido guardar secretos, tal vez deba ser más firme a la hora de hacértelo saber.

¿Tú qué crees Saga? Me inclino a pensar que en el fondo de su corazón deseaba que no fueras tú, tal vez esa admiración que decía sentir hacia ti era mentira… ¡¡No te enojes!! solo estoy jugando contigo, no tienes sentido del humor.

- Recuéstate –vuelvo a ordenar y él obedece de inmediato, tendiéndose de espaldas en la cama.

Pensaba consentirlo esta noche, preguntarle qué deseaba hacer y darle en el gusto. Pero a quién engaño, me gusta hacer mi voluntad, me gusta dominar a este bello ejemplar.

 

En mi mismo estoy centrado

No hay nada más, nunca lo ha habido

Y yo sueño con ser dejado solo

Con la tristeza, mi propia locura

 

Tardo apenas un par de segundos en dejar su cuerpo expuesto, su pálida piel desnuda consigue excitarme igual que siempre. Suerte la mía que el último guardián, el más bello de los 88 combatientes, se convirtiera en mi mano derecha. La última defensa del Santuario bajo mi mando ¿se puede pedir algo mejor?

Pronto comienzo a saborearlo, de pies a cabeza, él solo se deja a hacer, deleitando mis oídos con sus delicados gemidos.

No te retuerzas así Santo de Géminis, sabes que es inútil intentar retomar el control. Vamos, no deberías odiarme tanto, después de todo fue tu culpa que esto ocurriera. Si tan solo hubieses pedido ayuda cuando pudiste, si hubieses dado aviso al Patriarca, las cosas serían diferentes. Pero no, pensaste que no era gran cosa, que podrías manejarme… estúpido, al final yo terminé manipulándote a voluntad. Aunque insistas en negarlo, nunca podrás contra mí, ya es momento de que lo aceptes, ¿no crees?, Si incluso a tu pequeño pupilo le importó un carajo enterarse de que eras controlado por mí, ¿Qué se siente Saga? ¿Saber que te lo gané? Percibo tu ira, que pena, no puedes hacer nada, él es mío, mi pequeño juguete con quien haré lo que desee, solo observa.

 

Mira profundo en mi alma

Está negra como el carbón, como el agujero de una bala

No temas, ponte de rodillas

No hay defensa, harás lo que yo deseo

 

Que gloria voy sintiendo mientras me introduzco en ese pequeño agujero, tan estrecho como de costumbre, aún después de un año, y empiezo a moverme aumentando así mi excitación. Veo que me has hecho caso Afrodita, no te has entregado a nadie más. Muy bien, sigues siendo un buen chico… ¿Ves Saga? Incluso en eso lo controlo.

No pude elegir a un mejor asesino, este chico lo tiene todo y por eso puedo enviarlo a cumplir misiones en todo el mundo. Sabe cómo comportarse, qué decir, qué hacer, cuando y donde, además de su inigualable presencia, no le cuesta trabajo engatusar a cualquiera… excepto a mí, por supuesto, sabe que si intenta engañarme el castigo será severo. Por eso estoy tranquilo, sé que nunca me traicionará.

- ¿Cómo se siente hacerlo ahora que sabes que no soy Saga? –pregunto sin darme cuenta. No sé porqué lo dije, pero exijo una respuesta. El chico me sonríe con cinismo.

- Siempre me gustó hacerlo Santidad… precisamente porque usted no es Saga… nunca lo fue -responde entre jadeos, acercándose un poco para besarme en los labios, un gesto atrevido que nunca antes había efectuado.

Lo miro con reproche, no me gusta que se tome atribuciones de ese tipo, yo no le he ordenado besarme, por lo tanto, no puede hacerlo. Esa muestra de indisciplina me hace entender que aún me falta adiestrarlo. Detengo mis embestidas para endurecer mi mirada, estoy a punto de reprenderlo cuando noto algo… ¿Qué es ese extraño brillo en tus ojos Afrodita? Lo contemplo largamente, analizándolo, el chico espera inmóvil. Entonces comienzo a entender, sopesando las palabras de la respuesta recién dada, “…porque usted no es Saga, nunca lo fue”… pequeña rosa venenosa ¡¡siempre lo supiste!! o al menos lo sospechabas ¿verdad? Que yo no era tu compañero de armas, por eso no parecías sorprendido cuando me transformé en tu presencia, eso solo te sirvió para comprobarlo… ¡¡pero qué placer!!

Retomo las embestidas sin dar aviso, y los gemidos de ambos vuelven a llenar la habitación.

 

Mientras trepo sobre tu espalda, prometo no picarte

Te diré lo que quieres oír y que no significa nada

Entonces te trato como a un perro, mientras te introduzco mi veneno

Porque siempre supiste que yo era un escorpión

 

¿Te das cuenta Saga? Nunca te quiso… pobre Santo de Géminis, viviste engañado todo el tiempo, nunca supiste manejar la dualidad de Piscis ¡¡desde un principio fue mío!!

Aumento el ritmo, me muevo frenéticamente alzando aún más sus blancas piernas, sintiéndome a punto de explotar. Si alguna vez tuve un atisbo de duda sobre la absoluta lealtad de Piscis, esta acababa de disiparse. Mientras me regocijo con mi descubrimiento, ambos llegamos al clímax y exploto como tantas otras veces en su interior, él hace lo mismo disparando su semilla en ambos cuerpos. Tomo un poco de ella con mis dedos y la relamo, repito la acción posándome sobre sus labios, para que él pruebe su propia esencia, la única agridulce que he tenido el placer de saborear.

Al parecer fui demasiado enérgico, porque percibo al chico luchar contra el sueño, sus párpados cerrándose de a poco.

- Duerme, ya me siento satisfecho, volverás a tu templo en la mañana… -fue mi orden simple y directa, una que por fin había aprendido a acatar, ya que en un principio tenía la mala costumbre de escabullirse en la noche. Me tomó meses de dura disciplina conseguir que se quedara cuando yo lo deseaba.

Veo como el bello santo va cayendo lentamente en brazos de Morfeo, desnudo y sudado en mí lecho, bañando en su propia esencia, mi imagen predilecta. Su semblante luce tranquilo, tal vez demasiado… sigues siendo un enigma Afrodita, pero pronto te descifraré, seré el único que conozca tus secretos. Aunque tenga que empaparte con mentiras dulces, hacerte sentir más especial de lo que eres, pronto me dirás todo.

Me levanto dejando descansar al durmiente, encaminándome a la ventana, aquella que ofrece vista completa a los doce Templos, la misma por la que te he espiado en varias ocasiones. Mi querido Afrodita ¿te habrás percatado que desde cierto ángulo se aprecia parte de tu jardín?, mejor si no lo sabes.

Mis mentiras para alcanzar la orilla

Me agrando y nada más

Mis esperanzas para escabullirme

Todo lo que amas, pronto traicionaré

 

- Deja de retorcerte y acepta de una vez que no te quiere… -reclamo en voz alta, a veces el idiota de Saga se vuelve demasiado molesto- Así como lo ves, lo he tenido y lo seguiré teniendo hasta el fin de los días.

Mis palabras causan el efecto esperado y vuelvo a sentir al Santo queriendo retomar el control… idiota, aún no se convence de que no servirá de nada, Afrodita ya tomó su decisión y no va a cambiar. Si aún piensa que puede hacerle recapacitar, es porque nunca conoció realmente al Pez dorado. Me río para mis adentros, dirigiéndome nuevamente al santo.

Será mejor que te acostumbres Saga, porque esto recién comienza. Para que te hagas una idea… Oh, casi lo olvido, se acerca el aniversario del día en que desapareció la Diosa, el mismo en que perdiste a tu mejor amigo. Suelto otra risa cruel para acrecentar más su dolor.

Cada vez que dudes de mi poder, solo recuerda lo que pasó hace ocho años, recuerda que maté a tu querido Patriarca, que logré expulsar a Atenea, deshacerme de mi principal obstáculo y apoderarme de todo el Santuario. Recuerda que hice a tres Satos de Oro volverse contra su juramento… es lamentable ¿no crees?, miembros de la elite engañando a sus propios camaradas, pero eso les pasó por desplazarlos cuando comenzaron a llegar los menores, ¿de verdad pensaron que el abandono y exceso de responsabilidades no iba a afectar sus infantiles mentes? Pues aquí, en mi propia cama, tienes una muestra de lo ilusos que fueron. No me culpes Saga, ustedes se encargaron de sembrar la semilla, yo solo la hice germinar.

Je, ¿ahora lloras? Vamos, sácalo todo, es duro darse cuenta de la cruda realidad, pero entre antes lo aceptes mejor… bien, si prefieres seguir haciéndote el fuerte, más diversión para mi… tal vez deba tomar nuevamente a esa bella rosa para ver si te quiebras al no ser capaz de sentirla como yo… o mejor, enviarlo a matar a algún compañero. Si, buena idea ¿qué te parece al hermano del “traidor”? ¿O al dulce y meloso discípulo del antiguo Patriarca?… ¡¡Hey, tranquilo!! Es broma, no soy idiota para iniciar una disputa entre los Santos de Oro, prefiero mantenerlos felices para continuar usándolos como hasta ahora… que sigan siendo mis jueces y verdugos, causando temor entre los más débiles. Mis perfectas marionetas.

 

Mira profundo en mi pasado

El dolor que doy es insuperable

 

Vuelvo a insistir, Santo de Géminis, no deberías odiarme tanto, después de todo, lo que ocurre ahora es consecuencia de su propia negligencia, tuya y del Patriarca, no me culpes por saber aprovechar el momento para hacerme del poder y comenzar a ejecutar mis planes.

Abro la ventana y una ráfaga de viento penetra fuerte en la habitación. Siento la fría brisa sobre mi cuerpo, haciéndome estremecer. Doy una profunda respiración y volteo nuevamente a ver al durmiente en mi cama, relamiéndome los labios al saberlo bajo mi merced. Luego dirijo mi atención hacia el paisaje exterior. Por última vez esa noche, hablo en voz alta a aquel pobre infeliz que mantengo encerrado en su propio cuerpo.

- Siéntate y observa con atención Santo… cuando acabe con Atenea, no solo el Santuario, el mundo entero será mío, y tus queridos camaradas me ayudarán a conseguirlo, tristemente, la mayoría sin ser consiente –me carcajeo regocijándome- solo tres me seguirán hasta el final conociendo mis verdaderos planes. Si, fue muy mala idea no prestarles suficiente atención, lástima que sea muy tarde. Solo observa Géminis, pronto verás al mundo rendido a mis pies.

 

No soy un humilde escorpión

Soy mucho peor

Soy la caída del hombre

 

Cierro la ventana y regreso lentamente hacia el lecho, contemplando otra vez mi preciado trofeo. Apago la pequeña lámpara y me tiendo junto al bello joven, aspirando su aroma, el dulce aroma de la victoria.

Notas finales:

Así termina la parte de Arles ¿qué les pareció? ¿bien, mal, más o menos? Acepto comentarios, sugerencias y críticas constructivas.

Como puse al principio, la segunda parte trata de Saga (el lado bueno) y es probable que se sitúe en una linea temporal post-Hades/Loki. No sé exactamente cuando la publicaré, pero será antes de que termine el mes de Géminis.

¡Saludos! :)


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