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23 Years of You por Fuerza Friki

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Notas del capitulo:

Les amo, ahora es cumpleaños de Taemin, debo poner cosas serias, pero importantes. 

Esto sigue siendo una comedia, perdonen el momento.

TAEMIN ES UN BUEN CHICO 2

Era otro día tranquilo en casa de los Min, demasiado tranquilo para Taemin, solo había ido a buscar unas cosas antes de irse al bar, pero la verdad se sentía más incómodo ahora que antes. Minami no era el problema, por alguna razón con ella siempre podía hablar y llevarse bien. Pero el otro habitante de la casa ahora simplemente no le ponía atención, antes por lo menos se quejaba de su presencia pero ahora solo parecía que se había vuelto invisible para él.

-¿Ya vas de salida? - La voz de Minami resonó en la sala.

-Si, tengo una cita. - Taemin se asomó desde su habitación después de cambiarse. -La chica de recursos humanos.

-¿La de cabello largo y piernas largas?

-¿Cómo sabes de…?

-Le has estado dice y dice a Takuya en voz alta por teléfono. Solo no me despiertes al llegar - Minami se levantó y pasó por el pasillo junto a Taemin -¿Tú también estás por salir?

-Si, iré a trabajar. - Afirmó y luego siguió a s habitación - Y luego dice la vecina que es más seguro para mi porque vivo con dos chicos pero siempre salen de noche. Anden déjenme sola, dormiré temprano.

-¿Qué tiene? - Taemin llegó a la sala preguntando.

-¿Eh? - Minho recogía su cartera, se veía bastante bien con los pantalones algo ajustados y la camisa con los primeros tres botones desabrochados. Volteó a ver a Taemin, parecía que no había notado ni su presencia -¡Ah! Mi padre quiere que vaya por mis cosas porque tendrá un hijo.

-¡¿Hijo?!

-No importa - Taemin le miró fijamente y analizó sus movimientos, era obvio que le importaba demasiado al alto, siempre era sensible si se trataba de su padre. Y también la cita era parte de eso, supuso, Minho buscaba sexo en la preparatoria cada vez que se sentía que las cosas no iban bien, como perder un partido o cuando esa mujer lo corría de la casa de su padre.

-Como digas - Taemin se sentó en el sillón y comenzó a revisar su celular. Minho volvió a estar en silencio, parecía que igual que antes prefería fingir que tenía otras cosas que hacer como en la preparatoria que hablar. - Por cierto - dijo mientras el alto abría la puerta y lo volvió a voltear a ver al menor confundido -¿Cómo está Joonjae?

-Mucho mejor, pero estará unos días sin jugar - y sin decir más cerró la puerta. Minami volvió a pasar después de unos minutos y luego comenzó a sonar un teléfono.

-Que raro - Taemin se asomó a la cocina - no sabía que aún servía la línea de la casa, debería cancelar el servicio. -Pasaron unos segundos y se escuchó contestar -¿Bueno?

-A sí, aquí está, tienes suerte que no se ha ido a trabajar. En un momento te lo paso. -Minami se asomó por la puerta de la cocina - ¡Taemin te habla un amigo!

-¿Un amigo? - Taemin se rascó la cabeza confundido y se acercó a la cocina para tomar el teléfono.

-¿Bueno?

“Hola Taemin” -Taemin miró alrededor tras escuchar la familiar voz y le sonrió a Minami.

-Hola, me alegra escucharte - la mujer sonrió de regreso y salió de la cocina -¿Qué quieres?

“Creí que te alegraba escucharme”.

-Ni en tus sueños ¿No estabas en prisión?

“Ya logré salir, debo ir con mis clientes”.

-No debes buscarme, he estado pagando.

“Pero podríamos bajar los intereses como antes”.

-No vuelvas a llamarme - Taemin estaba por colgar

“Dime ¿El alto es tu nuevo novio?”

-No, ellos no tienen nada que ver.

“En ese caso deberías venir a verme pronto”

-Eres el ser humano más repulsivo del mundo.

“Antes no decías eso mientras tenía mi verga en tu boca”

-Adiós enfermo - colgó, pero no sabía que Minami se había quedado fuera de la cocina para escuchar y no lo sospechó porque cuando salió ella salía también de su habitación, a dónde había corrido antes.

-¿Funcionó? - Taemin afirmó sonriendo - Creí que habíamos cortado el servicio porque siempre usamos celulares.

-Tampoco esperaba hablar por teléfono - el menor tomó sus cosas - ya voy a trabajar.

-Taemin - la mujer le miró detenerse en la puerta - ve con cuidado.

-Si Minami noona - se rió, siempre aparentaba ser tierno y nunca hablaba de sus problemas, no había cambiado nada.

Pero Taemin no pensaba así, para él había cambiado todo y no podía ser el mismo, aunque lo intentara siempre sería solo basura callejera.

 

TRES AÑOS ATRÁS

Los peores días habían llegado, el invierno era duro, todos los que intentaban dormir en el subterráneo se amontonaban y buscaban mantas y periódicos. Taemin no era excepción, traía su gorro y bufanda viejos mientras se cubría con la gruesa manta que compartía con su compañero. Se acomodó junto a la pared y tomó la bolsa de papitas que había conseguido ese día vendiendo botellas de vidrio.

-¡Hyung! - Llamó al chico que escuchaba dentro de la pared -es hora de comer.

-Taemin, están en las paredes, quieren robar todos los pollos de la tierra, debo defenderlos. - El menor le sonrió.

-Si Jinki, tu serás su defensor.

-Shhh - cubrió su boca - debes llamarme Onew ese es mi nombre clave.

-Es verdad, lo siento - abrió la bolsa - debemos comer antes de dormir.

-No dormiré, si no vigilo, nos atraparán - Taemin volvió a afirmar.

El mayor tomó una papita y el chico le siguió. Aún era feliz compartiendo comida así, solo así sentía que no estaba solo en el mundo, solo así se acordaba de los días mejores a los que podrían volver. Era temporal, conseguir el medicamento de su hyung solucionaría todo de nuevo.

Se acomodaron y Taemin pensó en unos meses atrás, aún tenían donde quedarse, vivían los tres en un pequeño apartamento en una azotea, hacían trabajos sencillos como ayudar con mudanzas, trabajos de construcción, distribuir volantes. Él buscaba un trabajo fijo ahora que era mayor de edad y podía usar su identificación, estaba furioso de que sus tíos se mudaran a Estados Unidos con su dinero. Pero Jinki y HyukSoo le habían convencido para que viera las ventajas de no volverlos a ver. No estaban tan mal, Jinki había perdido otro trabajo, pero pasaba de vez en cuando, aunque después de esta vez las cosas fueron deteriorándose. De un momento a otro fueron corridos del departamento, por alguna razón HyukSoo tampoco podía conseguir dinero y Taemin intentaba sostenerlos, pero Hyuksoo se fue diciendo que había conseguido un trabajo de verdad y lo dejó solo con hyung.

No podía abandonar a Jinki-hyung, era la persona que lo había rescatado, le había enseñado todos los trucos, lo cuidaba cuando enfermo y veía la vida con una sonrisa a pesar de todo. Era su familia y su hogar.

La desesperación de ese invierno lo llevó a hacer algo estúpido. Fue a una de esas raras oficinas de préstamos, para su sorpresa HyukSoo estaba ahí, era uno de esos cobradores de traje amenazantes. Se sintió decepcionado de él, los habría podido ayudar, se notaba que debía ganar suficiente para rentar un lugar por sí mismo. HyukSoo logró que le prestaran el dinero, estaba corriendo con el sobre pensando que le compraría una cena enorme a su hyung cuando otros tipos con traje llegaron y comenzaron a golpearlo. Taemin se defendía como podía, pero al final terminó en el piso y los tres hombres buscaron entre sus ropas para sacarle el sobre con dinero.

Esa noche no pudo ni sonreírle a su hyung que le gritaba a las voces de su cabeza para que no hicieran llorar a su hermanito. Pero las lágrimas no lo dejaban, él con 19 años lloraba aún peor que cuando su madre había muerto.

Los cobradores no tardaron en aparecer a dónde iba, pero él juntaba dinero cómo podía, no deseaba decirle a su hyung, no quería que le viera así. Consiguió un trabajo fijo pero poco a poco los intereses comenzaron a subir y no había forma de poder pagar todo.

Aquí hizo otra cosa estúpida, fue a pedirle ayuda a HyukSoo, él cual le dió una solución.

-Yo puedo hacer que los intereses bajen, pero debes hacer algo por mí.

-Si hyung, siempre pago mis deudas, lo sabes.

-Eres un lindo chico Taemin - tomó su mejilla - en una esquina podrías ganar mucho.

-¡Ni lo sugieras! - El menor tomó su mochila y estaba por salir.

-¡Espera! Yo no quería sugerir eso - HyukSoo tomó su mano - no te podría compartir con nadie más. Dije que debías hacer algo por mí.

Taemin se negó esa vez, pero lo peor estaba por pasar.

 

NOCHE PARA PENSAR

Taemin se sentía algo asqueado de su pasado mientras acariciaba la cabeza de Cinnamon que descansaba sobre sus piernas. La sala estaba callada, había llegado y no se había cambiado, seguía con la minifalda negra, botas altas, la chaqueta rosa y hasta la peluca. No había podido pensar nada que no fuese en la llamada de la tarde. La puerta se abrió pero no lo notó.

-¿Otra vez despierto?

-Si - Taemin miró al alto, se sentía furioso con él, por alguna razón tenía ganas de culparlo.

-Voy a dormir, estoy agotado.

-Te hubieses quedado con ella, ya estabas en su cama. -Taemin sentía que quería pelear, deseaba descargarse con él.

-Solo fue nuestra primera cita, no puedo despertar junto a alguien hasta conocerla bien.

-Eso es muy romántico, no hay nada como salir en medio de la noche a hurtadillas después de soltar todo el semen.

-Tregua, ¿recuerdas? - Dijo sin siquiera molestarse entrando a su habitación, lo que puso furioso a Taemin que terminó arrojando un cojín contra la pared. Ahora tregua significaba aparentar que no existía, y él que estaba pensando hacer algo que no deseaba para protegerlo.

Fue a su cuarto y se cambió para luego tomar un marcador, había decidido olvidarse de la tregua. Salió después de un momento y entró a la habitación del alto, ahora estaba durmiendo tan pesadamente como siempre. Se sentó a su lado y estaba por acercarse a su rostro para crear una nueva obra de arte sobre su semblante cuando se detuvo. Le miró, otra vez se veía tan tranquilo y apacible, el Minho que no dañaba ni a una mosca.

 

NUEVE AÑOS ATRÁS

Taemin veía dormir a Minho como de costumbre y jugaba a pasar su dedo sobre su tabique descubriendo que las cosquillas en su nariz solo ocasionaban alguna que otra mueca. Ahora tenía 13 años, desde los ocho años había aprendido que podía hacerle de todo al mayor mientras dormía y no se daría cuenta. Lo había visto soñar hasta dos días seguidos en su casa. Se hincaba junto a su cama cuando se quedaba con ellos y se le ocurrían las cosas más locas para ver a Minho sufrir cuando despertara. Una vez hasta le había cortado el cabello, su melena de chico cool a sus 12 años. También lo había maquillado, llenado de plumas y hasta puesto un brasier, a veces lo regañaban por ello, pero la mayor parte de las noches no hacía nada malo, solo cuando sentía que lo merecía.

Minho de 14 años era un chico apuesto; delgado y alto, con ojos grandes y cuerpo deportivo, las mocosas de su edad se morían por él, a veces rondaban a su alrededor.

Contaba que había besado a tal y tal chica a sus bobos amigos muchas veces, eso enojaba a Taemin. Pero lo que le daba coraje es que a él también le gustaba, pero no el idiota y molesto Minho, a él le gustaba el Minho que dormía tranquilo.

-Hoy ese chico de la escuela me volvió a llamar niña - le contó mientras acomodaba el cabello del que dormía - lo molí a golpes y pensé que me metería en problemas, pero no me acusó porque no quería que las personas supieran que yo lo había vencido ¿Me veo tan débil? - Claro que no había respuesta - tienes razón, soy demasiado delicado.

Taemin había creado en su imaginación una versión que le agradaba de Minho, alguien a quién contarle todo, alguien a quién admirar y con quién no se sentía incómodo decirle que se sentía atraído por los chicos.

-¿Qué prefieres: chicos delicados o fuertes? - El silencio de nuevo. - A mi me gustan los fuertes, creo que es porque no me gusto a mi mismo. - Minho se acomodó soñando. - Se que debo gustarme a mi mismo, pero no creo que ningún chico en la pubertad esté cómodo con su apariencia.

Pasó un rato mientras Taemin dibujaba junto a la cama con su linterna.

-Minho - se giró para verlo de nuevo dejando el cuaderno de dibujo en el piso -¿Qué se siente besar a alguien? - El menor rió por la pregunta, tal vez su Minho que dormía nunca podría responderle a eso, tal vez…

Sin pensarlo mucho se inclinó un poco hacia adelante y rozó su nariz con la suya cerró los ojos porque eso había visto en las películas y se acercó a los redondos labios del adolescente castaño. No movió los labios, solo sintió el calor de los otros al ser presionados y la tranquila respiración del chico que dormía sobre su mejilla. Hizo un suave sonido al separarse y abrió los ojos despacio para encontrar el inquebrantable rostro.

Cubrió sus labios y se cayó de sentón en el piso al retroceder bruscamente, acababa de hacer algo que no debía, se estaba aprovechando de una persona que dormía. Esa noche corrió al baño asustado de sí mismo y se quedó encerrado pensando una y otra vez que aunque su primer beso no se sintió nada mal, debía ser olvidado.

 

MINHO DURMIENTE

Taemin seguía sentado en el piso invadido por los recuerdos de su juventud, pensando que las cosas estaban como en la preparatoria, simplemente distanciados. Entonces Minho odiaba estar con él y al menor no lo dejaban encargado con el mayor a esa edad. Taemin tenía sus propios amigos, se suponía, y el deportista miles de actividades y reuniones con sus dos bobos compañeros. Pero todo era diferente en la noche, el alto al que no le interesaba en lo más mínimo se ponía a escucharle. Tras darse cuenta que a Minho solo le interesaban las chicas huecas y los deportes su poco sano enamoramiento había pasado, pero la idea de alguien a quien consultar seguía.

Suspiró y observó al alto, tal vez esta era mejor idea que contarle a Key quien estallaría al saberlo o a Onew quien podría actuar de una manera no esperada.

-Bobo - se acomodó en el piso recargándose en la cama, dándole la espalda al castaño que estaba perdido en sus sueños - fui un completo pen***o cuando vivía en las calles. El otro día me enojé mucho porque sugeriste que vendía mi cuerpo, eso me dolió, ¿sabes? Siempre pensé, yo no soy así, valgo más qué eso, más cuando vivía en las calles. Pero me vendí a un tonto pensando en la amistad que habíamos tenido, en realidad esa amistad no existió y él nos puso en las calles. Ante mi estupidez se aprovechó de mí y yo lo dejé por el hambre y el deseo de ayudar a hyung. Primero era amable y cálido, pero poco a poco me veía más y más como un objeto, al final solo me llamaba para metérmela entre sus cobros. No creí salir nunca porque debía más y más dinero y hyung se veía cada vez más mal. - Taemin volteó a ver al mayor, empezaba a roncar sonoramente.

-Luego lo supe, el idiota se había robado nuestro dinero cuando vivíamos juntos y hasta había mandando a robar el préstamo. Fuí manipulado por completo. Intenté salir, pero es más difícil de lo que crees, entonces conocí a Key y él necesitaba un modelo barato y yo suficiente dinero para pagarle a ese imbécil.  - Acarició la cabeza del mayor despacio y suavemente, con esto dejó de roncar - el dinero no era la solución. Pero en ese momento hyung volvió a mi ayuda, por alguna razón fue atacado por ese hombre y terminó en la cárcel, no sé por qué ni cómo lo hizo. Fui directamente con su jefe a pagar y a él le dio igual mientras yo diese dinero. - Taemin se puso de pie sin dejar de ver al castaño.

-Creí que era libre, pero nuestro pasado siempre nos alcanza, ahora el quiere que lo vea, sabe de tí tonto y espero que no se entere de Minami. Es un ser vil, puedo pagarle, tengo suficiente dinero, pero es para hyung y no debería darle más dinero. Tampoco debería darle nada, aunque sabe que vivo aquí… Estoy confundido ¿Qué puedo hacer? Les hará daño como a Onew hyung. - Se le quedó viendo al alto sabiendo que no habría ninguna respuesta, las respuestas siempre venían de su interior y esta vez no quería ni pensarlo.

-Debo marcharme, ¿verdad? - Taemin suspiró pensando en lo tonto que era estarle hablando a alguien dormido ¿Cómo había sido un muchacho tan ñoño? Sonrió y se inclinó a besar la mejilla del moreno. - Si no fueras tan tarado serías muy apuesto. - Salió del cuarto sonriendo, debía enfrentarse y no ceder, pero para eso debía alejarse de nuevo.

 

ÚLTIMA MAÑANA

-¡¿Qué hace esto en mi cuarto?! - La voz de Minho retumbó en la casa, unos momentos antes se había despertado y resbalado con un objeto cilíndrico que habían dejado en el piso de su habitación. Corrió hasta la cocina con pasos sonoros y ambas personas desayunando se le quedaron viendo.

-No sé - Taemin siguió comiendo de su arroz.

-¿No lo sabes?- Minho golpeó la mesa con las palmas abiertas dejando el marcador.

-Si hubiera sido yo tendrías por lo menos un bigote. - Se observó en una de las cucharas que estaban en la mesa.

-Es cierto ¿Quién solo deja un marcador en medio de la habitación de otra persona? - Minami se puso de pie con la taza de café.

-Se que tu lo hiciste - el alto señaló a Taemin que sonrió.

-Tregua, ¿recuerdas? - Se levantó con su plato para limpiarlo mientras el mayor sentía confusión profunda. Si nada había pasado, ¿de dónde venía el marcador? -No te rompas la cabeza tonto, se debió caer antes, de seguro tienes un tiradero.

-Algo está raro.

-¿Será un fantasma? - Minami dijo desde la puerta.

-¿Le tienes miedo a los fantasmas cabeza de rana?

-¡Dejen sus locuras! - Minho salió molesto mientras los otros reían, solo a él le podía importar un marcador. Pero para Taemin el sentimiento de ser notado era mejor que la indiferencia de los días anteriores.

Minho escuchó su teléfono tan pronto entró a la habitación, contestó deprisa al notar que habían estado llamando por largo rato.

-¿Bueno?

“¿Es familiar de Kaganami Takuya?”

-Soy su mejor amigo - dijo un poco extrañado.

“Necesitamos que venga al hospital inmediatamente”

-¿Cómo?

“Señor Choi, el señor Kaganami está inconsciente y necesitamos que tome algunas decisiones en relación a su salud.”

-¿Cómo? - El alto seguía sin entender.

“El señor Kaganami fue encontrado con paro respiratorio, pensamos que es causado por sobredosis, por favor venga a la sala de emergencias del Hospital Han…” -Minho había dejado de escuchar, no espera esto, no aún, era muy pronto. Se puso ropa con prisa y salió corriendo.

-¿A dónde vas? - Minami preguntó mientras se ponía los tacones para salir, pero no recibió respuesta, Minho salió tan rápido como pudo por la puerta y corrió por el pasillo sintiendo que su corazón estaba por detenerse en cualquier instante.

 

EL VIEJO MOTEL DE SIEMPRE

El llanto de un bebé llegaba a los oídos de Takuya que miraba alrededor buscando la fuente del ruido. A veces las madres que buscaban un poco de relajación traían a los pequeños también. Pero ese sucio y abandonado motel, de empapelados rotos y colchones manchados no era una guardería para los hijos de quienes buscaban un poco de heroína.

Quería sentirse bien, no quería defraudar más a las personas que lo rodeaban, más si se trataba de Joon Joon. Él nunca lo había defraudado, pero Takuya pensaba que era inútil. Pensaba que al sentarse en ese sillón de terciopelo rojo con marcas de orina seca junto a esa jeringa podría regresar a los buenos días.

Inyectó su brazo, el líquido brillante entró bajo su piel y esperó que él desolado llanto se fuera difuminando en el fondo. Recordó el rostro alegre de aquella que había sido su mundo hasta los 12 años. Ya no estaba en el sillón, tomaba la cálida mano de la niña que lo guiaba por las calles de Japón.

Takuya solo podía ver a su hermana cuando el opio entraba en su sangre, la recordaba en su momento más brillante, la niña lista y alegre, la que vivía vibrantemente justo antes de mudarse con el nuevo esposo de su madre. Después de eso todo fue en decadencia, se mudaron cuando él tenía 6 y su hermana 11, fue difícil para él aprender coreano y acostumbrarse, pero fue peor para la niña.

Takuya entendió que las cosas estaban torcidas al escucharla gritar una noche, su padrastro posiblemente comenzó a abusar de ella cuando solo tenía 13 años. Algunas veces el pequeño niño acompañaba a la chica a la que le costaba dormir, pero con el tiempo, eso ya no le importó a ese hombre. Takuya era encerrado en el closet mientras que ese viejo asqueroso tocaba a su hermana, rasgaba y mordía su piel, el llanto ya no acompañaba el dolor de ser partida por dentro. Él cubría sus oídos y cerraba sus ojos, así como la muchacha se lo había pedido, pero podía verlo todo con claridad.

Así fue cada vez que su madre no estaba en casa. Uno pensaría que una madre debe proteger a sus hijos, pero la madre de Takuya se hizo la no enterada por mucho tiempo y cuando el apetito sexual de la bestia solo podía ser satisfecho por la muchacha, culpó a su hija.

Nao, así se llamaba, aunque después de los golpes de su madre ya no quedaba nada de Nao. Su hermana se empezó a ausentar de la casa pero sabía que volvía por su culpa. Takuya siempre se culpaba, si él no estuviese ella se hubiera alejado.

A falta de su hermana el hombre asqueroso buscó otro lugar para ser el cerdo que era, su madre culpó a su hermana y en el odio terminó con la vida de la muchacha siendo empujada por las escaleras.

Un accidente, eso dijeron ese par de malditos desgraciados y ponían sus caras de tristeza en el funeral. El rubio sabe lo que es romperse en pedazos, pero sentía que el bienestar producido por la heroína lo volvía a armar, no recordaba el dolor, no recordaba los falsos padres con los que vivía, no recordaba la impotencia de un muchacho y la máscara que debía cargar, esperando vengarse. Esperando ir con Nao, la Nao que sonreía con su pura sonrisa tomando la mano de su adorado hermanito para no perderlo camino a la tienda. Ahora no quería ir junto con Nao, ser valiente y ayudar, no el inútil cobarde que siempre era.

-Joonjae - llamó mientras le costaba respirar y estiraba los brazos intentando alcanzar el aire fuera del sillón apestoso, no debía ser cobarde, no podía perder algo más. Hasta ese momento lo había notado, la cara de Nao cuando se dió por vencida era la cara de Joonjae. Le había costado tanto entenderlo, su amigo no pensaba hacerse la operación porque no pensaba seguir adelante no quería liar con ello, solo dejar su vida de lado, para Joonjae la vida sin su única pasión carecía de sentido. - Debo ir con Joonjae - intentó ponerse de pie pero todos sus músculos eran gelatina en su cerebro, era la primera vez que no se sentía tranquilo en ese estado. Cayó al piso y la mano de Nao se extendió a él, Takuya sonrió al ver la sonrisa de la niña de cabello negro, pestañas lacias y mejillas llenas de vida, era el momento de ir con Nao.


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