Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Finding true love por hannastony

[Reviews - 637]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Gracia por los comentarios día a día! Aquí les traigo el próximo capítulo. De verdad gracias por todo y perdón si me tarde un poco pero yo pienso que estos últimos cap si estarán algo largos, gracias por su paciencia. 

Decir que me sentía como un inmaduro, estúpido y puberto se quedaba corto. La razón era demasiado simple y desde que lo habíamos acordado no había dejado de carcomerme la cabeza sobre este día. Ya era fin de semana, viernes para ser precisos, y hoy era un día especial ya que sería mi primera cita con Steve. Ambos lo decidimos desde el miércoles, donde habíamos acordado que sería en un parque de diversiones (si, bastante típico y cliché, pero Steve tenía ganas de ir así que no había más que decir) pensando que sería una buena idea el pasar más tiempo juntos después de clases. Pero ahí me encontraba yo, con la vista fija en la nada, sintiendo los nervios crisparme el cuerpo sin poder concentrarme de lo que pasaba a mi alrededor.

No tenía nada que temer, toda esta semana había pasado como los mejores días de mi existencia y nuestro noviazgo iba a flor de piel. Aunque era muy pronto para decir que lo nuestro iba a funcionar, yo en mi interior lo sentía, sentía que esto no iba a terminar como mis otras relaciones, esto que estaba creando con Steve era completamente diferente. Él era el único que hacia sacar todas mis emociones a flote, siendo plenamente sincero con él y más que nada conmigo mismo. No solo era eso, sino que también con los pocos días que llevábamos de novios me había dado cuenta de que Steve era el hombre más comprensivo y paciente del mundo, manteniendo sus ideales concretos sin dejar de darme todo su apoyo en cada instante, joder era simplemente perfecto y era por ello que quería que todo en este día saliera de maravilla, por él, por mí.

Estaba de más el decir que esta no era la primera vez que iba a salir con alguien, pero era tan curioso el cómo cuando se trataba de Steve, solamente experimentaba las cosas como si fueran mis primeras veces. Bueno la respuesta era muy fácil: cada día me enamoraba más y más de ese apuesto rubio con corazón de pollo.

 —Tierra llamando a Tony, tierra llamando a Tony —lentamente la voz de Loki me fue sacando de mis pensamientos, cayendo en cuenta de que todo este tiempo me encontraba con compañía a la vez de que parpadeaba repetidamente. Bruce y Natasha estaban sentados a mi lado mientras que Loki se mantenía frente a mí, mirándome con mala cara al ver que en todo este tiempo no le había puesto atención a ninguno de ellos—. ¿Se podría saber qué es lo que te trae en las nubes? Oh no, espera espera, no me digas, ya lo sé. Steeeveeeeee —pronunció con burla y voz melosa el nombre de Steve junto con una mueca desagradable, no era raro siendo Loki después de todo, aunque la verdad sus bromas me veían valiendo un cacahuate.

—Cielos Tony….. Nunca creí verte así de inquieto por una simple cita, ya verás que todo sale bien —dijo Bruce con un tono reconfortador mientras me mandaba una sonrisa con el mismo efecto.

—Jajaja ¿acaso no es gracioso? El cómo Tony se burlaba de nosotros e incluso de Loki y Thor, diciendo que lo empalagábamos a mas no poder con nuestra actitud cariñosa cuando ha sido el mismo Tony el que nos ha superado en creces en tan solo una semana. Y mira que mortificarse por una simple cita, eso sí es de críos —comentó Natasha tratando de hacerme un poco la vida de cuadritos al igual que Loki, que había estallado en risas con la observación de Nat.

Lo peor de todo era que tenían razón, yo siempre disgustándome por sus gestos cursis cuando en realidad yo me la pasaba haciendo ese tipo de cosas con Steve. Pero es que mierda, era demasiado lindo y yo no podía contener mis ganas de abrazarlo, besarlo y hacerle mismo a cada segundo. Y volviendo a lo otro, también tenían razón, mis manos me sudaban y mi corazón retumbaba sin siquiera tener a Steve de frente, pero a la vez de que los minutos avanzaban, también lo hacían mis palpitares, acercándose así la hora para poder salir con Steve. De hecho prácticamente me encontraba ahí con ellos por la misma razón. Nos habían dejado salir mucho antes de la hora prevista por alguna junta de maestros, por lo que yo me había quedado de ver en aquel punto con Steve, los demás simplemente me estaban acompañando.

—Jajajaja a este paso Tony me terminara pidiendo consejos para follar con Steve —dijo Loki entre risas mientras que Nat se acoplaba al carcajeo. Los malditos hijos de puta se estaban burlando de mí. Bien que nadie les dice nada cuando andan de pegajosos con sus parejas. Me las iban a pagar.

—Jajajaja apuesto lo que sea a que Tony ya hasta ha estado planeando su boda con él —se mofó Natasha mientras se tomaba el estómago con un brazo sin poder dejar de reír. Yo cada vez fruncía más el ceño gracias a sus comentarios y justo cuando estaba a punto de atacar vilmente, vi como el ancho pecho de Steve se posaba detrás de Loki.

—¿De qué hablan que les causa tanta risa? —preguntó Steve con una inocente sonrisa mientras que Loki daba un brinco exaltado al no verlo venir.

—Ohhhh de nada con importancia Steve, solo de como algunas personas terminan implicadas en situaciones que jamás creerían. La vida es tan singular que hasta  a veces terminas recibiendo una probada de tu propio chocolate —respondió Natasha con su sonrisa irónica mientras me veía con bastante gracia. Yo solo rodeé los ojos con algo de disgusto para después pararme de mi asiento y tomar la mano de Steve.

—¿Nos vamos mi amor? —pregunté a mi novio y sin esperar respuesta, lo comencé a jalar para poder alejarnos de la mesa de aquellos dos irritantes. A Steve no pareció molestarle mi impulso y solo me siguió el paso con gusto.

—¡SUERTE EN SU CITA! —gritó Loki lo suficientemente fuerte como para que lo alcanzáramos a escuchar a pesar de ya estar un poco retirados de ahí. Vi el cómo Steve se volteaba y le agradecía por sus buenos deseos, claro, él no sabía que el maldito me había estado molestando todo el rato y que eso lo había dicho más que nada para seguirse regocijando. Tenía que admitir que era un poco mi culpa al haber hecho lo mismo cuando lo veía con Thor, así que me lo merecía. 

A la vez de que caminábamos hacia el estacionamiento Steve me contaba el cómo le había ido entre clase y clase mientras que yo entrelazaba nuestros dedos para seguir el rumbo tomados de la mano. Aunque escuchaba atentamente a Steve también pude notar que varios de ahí nos volteaban a ver con rareza y fisgoneo, sin embargo si a Steve no le importaba, muchísimo menos a mí, así que decidí perderme nuevamente en su voz y expresiones. Los nervios desgraciadamente habían vuelto, pero con Steve ahí a mi lado me sentía pleno, sin importar que no pudiera controlar las reacciones involuntarias en mi sistema. Cuando ya estábamos frente al aparcamiento me dirigí hacia donde se encontraba mi coche, pero sentí como su mano que estaba conectada con la mía me detenía.

—¿Qué sucede? —pregunté con extrañeza al ver que me había tomado la mano con más fuerza a la vez de que desviaba la mirada algo apenado.

—P-pensé que sería buena idea que por esta vez nos vayamos en mi moto —confesó con trabajos mientras me volteaba a ver nuevamente con una sonrisa cohibida—. Me gustaría llevarte en ella, aunque sea solo por el día de hoy.

—¿¡QUE?! —pregunté exaltado y seguramente con una cara extrema de disgusto—. Ni loco me subo a esa cosa —respondí sin pensar mis palabras al sentir el temor recorrerme por cada hueso con el simple pensamiento de subirme a algo tan expuesto al peligro. No obstante me arrepentí inmediatamente de mis palabras al ver como la sonrisa de Steve poco a poco se iba borrando a la vez de que agachaba la vista algo decaído.

—No fue una buena idea ¿verdad? —dijo con un tono abatido mientras sus cejas se acoplaban a la débil mirada. Y luego el condenado se quejaba de que yo no era el justo, el único tramposo aquí era él al mostrar ese semblante que me partía el corazón. ¿Steve lo haría a propósito? Era 99% seguro que la respuesta fuera un no, pero aun así, el efecto que él tenía en mí hacia que yo hiciera todas mis prioridades a un lado para poder complacerlo. Si tan solo él supiera el enorme poder que tiene sobre mí……

—Ya quita esa cara por favor —dije resignado para después pararme en puntillas y proporcionarle un ligero beso en la punta de la nariz—. Supongo que no es tan mala idea si tú serás el conductor —finalicé mientras le mostraba mi mejor sonrisa para ir viendo como nuevamente volvía a aquella cara ilusionada y llena de alegría.

Ya estando frente aquel horrible medio de transporte, el miedo me invadió por completo y es que jamás en mi vida me había subido a una moto, por lo que me sentía inseguro. Steve se comenzó a subir y fue ahí que me di cuenta de que ya venía preparado con dos cascos. No era normal que él trajera dos, por lo que rápidamente asumí que desde antes ya había planeado que me montara con él. Di un último suspiro de valor antes de también subirme por detrás de Steve mientras que él me pasaba el casco extra. Comenzó a encender la motocicleta mientras que yo posaba ambos pies en los pedales de descanso y en cuanto sentí que comenzábamos avanzar, me aferré a su camiseta como si mi vida dependiera de ello, pasando ambos brazos alrededor de él a la vez de que lo apretujaba con fuerza pensando que ese agarre me iba a dar un poco más de seguridad. Escuché el cómo reía ante mi comportamiento y por un momento se me paso por la cabeza que él solo me había estado manipulando.

Conforme pasó el tiempo me fui acostumbrando cada vez más a la sensación del aire golpeando mi cuerpo, por lo que el terror y pánico levemente se fueron disipando. Sin embrago eso no fue lo suficiente como para separarme del cuerpo de Steve, simplemente porque estaba increíblemente cómodo, estrechándolo entre mis brazos y apoyando mi cabeza en su fuerte espalda. De hecho prácticamente no aflojé mi sujetar, al contrario, con los minutos cada vez lo aprisionaba más y más contra mi cuerpo. Joder se sentía tan bien tenerlo así, Steve era como un grande y calientito oso de peluche que por nada del mundo querría soltar. Al disfrutar todo aquello reconsideré mi idea original sobre las motocicletas y concluí que después de todo, no eran tan malas.

Lamentablemente mi posición no la pude mantener por mucho tiempo,  gracias a que en menos de lo que yo pensaba ya estábamos frente al gran parque de diversiones, probablemente había disfrutado tanto de la temperatura y sensación de su cuerpo que el recorrido se me había pasado prácticamente volando. Repentinamente desparecieron los cascos de nuestras cabezas. Steve no me dio ni tiempo de reaccionar y me tomó con ambas manos la cara para poder besarme, aun montados en la moto. Correspondí complacido mientras sentía como sus labios se paseaban por los míos en aquel deliciosos contacto. Se veía inesperadamente más feliz de lo normal y eso solo hizo que se formara una plena sonrisa al poder apreciarlo en tal forma. Porque sabía que esa felicidad se debía a mí, se debía a que nos encontrábamos ahí y sobre todo se debía a que estábamos juntos, finalmente juntos.

“Ya mejor hay que bajarnos, que estas todo torcido” comenté con gracia y ¡era cierto! Para poder besarme correctamente tuvo que voltear la mitad de su cuerpo y suponía que no era del todo cómodo estar así. Asintió para después bajarnos y encaminarnos hacia la taquilla de boletos. Yo lo esperé sentado en una banquilla cerca de ahí mientras veía como él hacía fila con la ilusión reflejada en su rostro. Mientras aguardaba a que Steve volviera con los boletos recordé el como yo de pequeño solo había asistido una vez a un lugar parecido, siendo que la mayoría de niños acudían seguidamente. Mis dos padres siempre estaban muy ocupados y normalmente cuando salíamos era para asistir a cenas elegantes con empresarios y sin fin de personas sin real importancia, o al menos eso era para mí, ya que a mi papá le interesaba demasiado el conservar las buenas relaciones para el negocio. No es que me quejara, a pesar de que no tuvieron mucho tiempo para mí, agradecía infinitamente sus cuidados y amor, pudiendo afirmar que hasta la fecha, me hacían falta como nunca. Pero la diferencia era que ahora no estaba solo, tenía a Steve a mi lado y nunca podía dejar de agradecerle a los seres superiores por aquel regalo. Lo único que pedía dentro de mí de ahora en adelante era nunca separarme de él y yo haría de todo lo que estuviera en mis manos para poder mantener el enorme cariño que él reflejaba ahora por mí. Esto era lo único bueno que me estaba pasando en años y no lo podía echarlo a perder tan fácilmente como acostumbro hacer con la mayoría de cosas, no señor.  

—¿Sucede algo? —preguntó Steve ya con ambos boletos en la mano y un poco preocupado ante mi semblante pensativo. Rápidamente hice mis pensamientos a un lado y le mostré una sonrisa, ahora ya no había nada que temer, ahora ya lo tenía a él.

—No pasa nada, ¿los conseguiste?

—¡Si! Compré el paquete que incluía la mayoría de juegos extremos, para que no nos quedáramos con ganas de nada —respondió alegremente mientras me tomaba de la mano para poder levantarme y así encaminarnos hacia la entrada—. No tienes ningún problema con los juegos mecánicos ¿o sí?

—No —respondí seguro aunque por dentro me replanteé aquella pregunta al ver como los juegos se alzaban imponentes sobre nosotros al momento de ya estar dentro.

Era casi cierta mi respuesta, la mayoría de las montañas rusas no parecían atemorizantes y a mí en cierta forma me gustaba la adrenalina, solo había un pequeñísimo problema…... Los juegos que consistían en dejarte de cabeza. Nunca me había subido a uno de esos, pero la simple idea de permanecer de cabeza a grandes alturas me causaba nauseas. Volví a repetirme por dentro que solo era un pequeño problema, bastaba con evitar a toda costa ese tipo de juegos y con eso pasaría mi prueba. No quería decirle por nada del mundo a Steve que me aterraban, porque seguramente sonaría patético y por obvias razones no quería lucir así enfrente de mi adorado novio.

Sin haberlo notado, Steve había tomado un pequeño mapa para poder saber mejor nuestra ubicación y hacia dónde dirigirnos, era lo más adecuado, ya que el lugar era bastante grande y sería imposible recorrerlo con certeza si no sabíamos precisamente a donde dirigirnos.

Por la vista podía apreciar más a detalle las construcciones de aquellos juegos y el cómo había sido planeada su infraestructura. En ratos le comentaba a Steve datos que había observado y me parecían interesantes de los levantamientos y aunque Steve parecía no entenderme, me sonreía con plenitud y me escuchaba atento a cualquier cosa que pudiera decirle. Eso me agradaba, me agradaba bastante siendo sincero y fue una cosa más por anotar en mi enorme lista de virtudes sobre Steve.

Comenzamos por subirnos a una de las montañas rusas más altas de por ahí. Al parecer habíamos escogido un buen día, ya que si se encontraban varias personas ahí pero no era nada comparado a lo que sería en un día sábado o domingo, donde las familias deciden salir a pasear a este tipo de lugares. Cuando pasamos la primera fila sin esperar demasiado, me di cuenta que así sería con todos los demás juegos. Steve se notaba como un niño de 6 años experimentando una de los mejores experiencias de su vida al momento que la chica aseguraba nuestros cinturones. Vi como la mujer sonrió al ver la ilusión de Steve y no sabía si sentir celos o simplemente estar completamente de acuerdo con ella al pensar lo mismo….. “él es encantador”.  Sentí nerviosismo al ver como el carrito iba subiendo cada vez más por las vías, pero ya estando en ese punto solo quedaba disfrutar. El mariposeo que sentía en mi estómago al momento de bajar era asombrosa, a la vez de que se escuchaban los gritos de todas las personas que nos acompañaban, dejando salir todo el excitación de por medio. Eché una rapidita mirada a Steve y vi como él se encontraba con los brazos en alto mientras que los parpados los mantenía apretados junto con una sonrisa que destellaba fulgor por doquier. En ese momento, donde la ráfaga de viento se estrellaba en mi cara, fue que pensé que si tan siquiera fuera posible enamorarse de nuevo de la misma persona, yo ya lo habría hecho. Claro, con esa hermosa expresión quien no se moriría de amor por él, era simplemente imposible.

—¡ESTUVO INCREIBLE TONY! tenemos que subirnos otra vez —dijo Steve justo al momento en el que tocamos de nuevo el piso y yo a este punto no tenía voluntad alguna para resistirme, así que simplemente lo seguí con una sonrisa para volver a hacer la misma fila de hace un rato. 

De ahí le siguieron algunos otros juegos mecánicos, cada uno con un diferente tipo de función para poder hacer más grata toda la experiencia. Cuando algún juego en particular le gustaba demasiado a cualquiera de los dos, nos volvíamos a subir cuantas veces fuera necesario. Lamentablemente, para mi desgracia, hubo un punto en el que prácticamente ya no podía evitar por más tiempo aquellos horrores que te dejaban completamente de cabeza.

—¡TONY! ¡Ahora hay que subirnos a ese! —dijo Steve con entusiasmo para después jalarme de la mano hacia la fila. El juego mecánico era un barco enorme, que se mecía de un lado a otro de forma horizontal para ir agarrando vuelo poco a poco, hasta  llegar a un punto donde el impulso lograba magníficamente que el barco diera vueltas enteras. Oh no no y no, definitivamente no.

—S-Steve…. C-creo que no es muy buena idea —confesé algo atemorizado y nervioso ya estando dentro de la fila.

—Jajaja ¿de qué hablas? ¡Va a ser genial! —expresó Steve con gracia. Ok, probablemente no me estaba tomando en serio, tenía que ser más firme al respecto.

—No Steve, a lo que me refiero es que no me gusta esta atracción en específico —dije con voz más consistente para poder darme a entender.

—¿Por qué? Ya verás que te va a gustar —comentó Steve con seguridad. Sin embargo, no tuve tiempo de seguir argumentando, ya que en ese preciso momento nos pasaron a los asientos y aseguraron los mismos para medidas de seguridad.

Debo de confesar que si hubo un poco de tiempo para poder comenzar a gritar como loco que me bajaran de ahí y que no me quería subir al juego (como lo hacen algunas personas), pero era tanto mi pánico que ni siquiera la voz me salía.

Ya, era mi fin, no había nada que hacer….había sido una buena vida….

 Con exceso de resignación me aferre a los tubos que se encontraban en frente del asiento y cuando comencé a sentir como el barco se acunaba, cerré los ojos y me preparé para lo peor. Decir que fueron los peores minutos de mi vida se quedaba corto. La sensación, la altura, la sangre subiéndose a mi cabeza, absolutamente todo había sido una tremenda tortura para mí.

Un alivio extraordinario me asaltó cuando sentí como el juego (si es que así se le podía llamara a tal atrocidad) ya estaba por terminar. Mis piernas me temblaban, mi frente sudaba y mi boca estaba tan seca como si no hubiera bebido agua en días. Inmediatamente después de que desactivaran el mecanismo de seguridad, salí corriendo hacia el bote de basura más próximo al lugar. El estómago lo tenía muy revuelto, pero para mi fortuna no lo suficiente como para hacerme vomitar. Aspiré aire fresco tratando de recuperarme y pude divisar a lo lejos como Steve se acercaba hacia conmigo con expresión preocupada.

—¡Oh dios Tony! estas tan pálido como un trozo de papel ¡¿te encuentras bien?! —no respondí a su pregunta, sencillamente lo miré con unos ojos que expresaban un claro “¿tú que crees?” sarcástico. No podía molestarme con él, ya que de verdad se veía angustiado por mi estado—. Perdóname, no pensé que cuando me habías dicho que no te gustaba era porque le tenías miedo, de haberlo sabido antes no nos hubiéramos subido.

—Ya olvídalo —dije con un tono de voz algo cortante, aunque en realidad no habría querido que se escuchara así. Con la certeza de que él me seguía, me encaminé hacia una de las mesitas de por ahí para poder descansar.

—Espérame aquí —fue lo único que dijo Steve cuando yo tomé asiento. De todas formas no pensaba irme a ningún lado, pensé. Se tardó un poco, pero cuando volvió lo hizo con comida en las manos—. Compré varias cosas por si no te gustaba algo, mira aquí hay algodón de azúcar, hamburguesas, helado……. y si no te apetece nada puedes tomar solo un trago de agua, te hará sentir mejor —finalizó con una sonrisa afectada, probablemente pensando que estaba molesto con él.

—Muchas gracias Steve —agradecí con una sonrisa sincera. Al ver como sus facciones se relajaban y comenzaban a brillar luz de nuevo fue que logré que comprendiera que yo estaba a muy lejos de estar molesto con él—. Sabes que las hamburguesas me vuelven loco así que por tu seguridad te recomiendo que me la entregues antes de cometer un crimen —dije burlonamente a la vez de que veía como me sonreía plenamente y me pasaba a la susodicha.

Pasamos un buen rato ahí, intercambiando conversaciones e ideas de una forma bastante agradable, bueno, el simple hecho de encontrarme con Steve ya hacia el momento agradable así que lo demás solamente sobraba. Después de un rato a Steve le marcó alguien, que por lo que escuché de la conversación parecía ser Bucky tratando de organizarse con Steve para un proyecto. Cuando terminó la llamada me acerqué a su celular solo para confirmar que si había sido Bucky, pero lo que se me hizo demasiado raro fue que al momento de asomar mi cabeza para poder ver con más claridad la pantalla digital, Steve bloqueó su celular de forma rápida e inquieta.

—¿Qué es lo que escondes Rogers? —pregunté inquisitivamente mientras levantaba una ceja en modo retador.

—N-nada —respondió nerviosamente y ese solo fue un signo más para mi preocupación.

—¿Esos son Thor y Loki? —pregunté dirigiendo mi vista hacia un punto detrás de Steve y justo cuando el volteó la mirada, le arrebaté el celular de sus manos para descubrir los secretos que estaba tratando de ocultar de mí. Al sentir mi arrebato Steve cayó en cuenta de que lo había engañado, aunque su mirada se veía serena y complacida.

—De todas formas tiene contraseña —dijo con una leve sonrisa mientras se encogía de hombros.

 Pobre de Steve, no sabía el error que cometía al subestimarme. No me fue para nada difícil el desbloquear aquel aparatejo, no porque supiera la contraseña, sino porque más bien había sido algo en exceso simple para decodificar, después de todo, yo era un genio. Justo cuando Steve se percató de que había cometido una equivocación, trató de quitarme su celular bastante agitado, pero ya era demasiado tarde, yo ya había visto lo que el trataba de ocultar.

En su fondo de pantalla tenía una foto mía, que por la toma se veía que la habían sacado desprevenidamente y sin mi consentimiento. Ni siquiera recordaba en donde me encontraba al momento de que aquella foto había sido tomada, pero claramente lo habían hecho con sutileza y discreción para que yo no me percatara de ello. Cuando subí mi mirada nuevamente al rostro de Steve pude apreciar nuevamente como el color rojo tomaba posesión de él, más específicamente, se veía exactamente igual a aquel día en el cual había descubierto todos sus dibujos. Y justo cuando había creído que ya estaba en el punto máximo del amor.

—¿Y esto? —pregunté suavemente con una ligera sonrisa de por medio.

—E-es que Natasha te tomó esa foto cuando no te dabas cuenta para después mandármela por mensaje, y como salías muy lindo fue que decidí ponerla de fondo de pantalla —confesó finalmente con una cara avergonzada haciendo que el único lindo fuera él—. Sé que soy ridículo pero si te molesta la puedo quitar ahorita mismo.

—¿Estas demente? ¿Cómo rayos me podría molestar una acción tan más bella y llena de cariño? —respondí con seguridad y vi como él dejaba a un lado la pena para poderme verme con aquellos ojos que solo reflejaban amor hacia mi persona—. Lo que si se me hace extraño es que lo hubieras hecho a escondidas, ahora ya soy tu novio así que solo basta con que me pidas una foto para que pose para ti —hice una pose exagerada con mis manos y rostro para darme a entender más en mi punto mientras escuchaba como el reía con ternura—. Es mas ¿sabes qué? Me acabo de dar cuenta que ni siquiera tenemos una sola foto juntos, así que ya es hora de que yo también tenga algo para poder poner de fondo de pantalla.

Inmediatamente después de mis palabras me posé a su lado y abrí la cámara frontal de su celular. Lo tomé un poco desprevenido, por lo que aproveché ese punto para proporcionarle un buen beso en la mejilla de forma cariñosa  mientras hacia la foto. Era sublime, simplemente la mejor foto de toda la historia, Steve con sus mejillas sonrosadas y su sonrisa abochornada mientras que yo me encontraba justo al lado de él dándole su buen beso con los ojos cerrados, como debía de ser. En seguida me envié la foto a mi celular, sin poder contener la gran sonrisa que todo esto me provocaba, no solo la foto, sino mi relación actual con Steve. Las cosas iban de maravilla con mi hombre maravilla y yo no le podía pedir más a este universo. Cuando le regresé su celular a Steve vi como él también se contagiaba de mi esplendorosa sonrisa, imitando mis gestos para después tomarme de una mejilla y plantarme un grato beso.

—¿Alguna vez te he dicho que me fascinas? —preguntó provocativamente una vez cortando el beso, con su rostro a pocos centímetros del mío.

—Noooo….. Solo como unas ¿30 veces? En esta semana —respondí socarrón escuchando como él soltaba una risilla por mi comentario.

—Y serán muchísimas más de ahora en adelante, te lo aseguro —y con esto último nos volvimos a besar, disfrutando de la rozadura de nuestros labios.

Terminamos de comer y decidimos continuar con nuestro recorrido por el lugar, deteniéndonos en lugares que nos atrajeran a ambos. Cuando menos nos dimos cuenta ya había comenzado a atardecer, haciendo que el cielo se fuera tiñendo del singular color anaranjado que avisaba la proximidad de la noche. Fue en ese momento en el que pasamos por a lado de la casa embrujada del lugar, a mí me habían llamado la atención los decorados y como ya surgía la oscuridad, la actividad en la atracción empezaba a hacerse presente.

—¿Crees que dé miedo? —pregunté interesado al ver a las personas disfrazadas de diferentes monstruos alrededor. Nunca había entrado a una casa del terror por lo que mi curioseo crecía a cada instante.

—Es una pérdida de tiempo, mejor vamos a otro lado —contestó Steve secamente y un instinto se prendió en mi al escucharlo de tal forma.

Steve normalmente hubiera dicho “¿gustas ir a comprobar?” o algo parecido, en cambio, rápidamente había evitado el que yo tratara de profundizar en el tema. Cuando voltee a verlo con rareza pude encontrar mi respuesta. A Steve le daba miedo, no era muy difícil el darse cuenta si él se la pasaba desviando la mirada y tratando de jalarme lo más lejos posible de ahí. Al parecer había encontrado mi venganza más rápido de lo que podía imaginar, ya que esta era mi oportunidad para hacerlo pagar por el asunto del asqueroso barco. Una sonrisa maliciosa formó en mi cara solo unos pocos segundos para después pasar a fingir que no tenía dobles intenciones con mi comportamiento.

—Vamos Steve, hay que entrar ¿siiii? Nunca he entrado a una me gustaría ver como son por dentro —dije de forma “inofensiva” mientras jalaba su mano hacia la dirección que yo me proponía.

Vi como su imagen se mostraban alarmada y con eso mi hipótesis estuvo comprobada. A pesar de su pavor por ese tipo de cosas, no opuso resistencia a mi jaloneo, facilitando así mis intenciones. Entramos con otro grupo de jóvenes y durante la explicación de reglas por parte de uno de los empleados, pude notar que en todo este tiempo Steve no me había soltado ni un solo segundo, con su cuerpo totalmente tenso y su agarre firme en mí. Era tan bonito, tratando de hacerse el fuerte cuando con un simple vistazo se podía asumir que se estaba muriendo de miedo.

El recorrido dio comienzo, con ello los sonidos escalofriantes y luces apesadumbradas. La casa embrujada estaba dividida por cuartos, donde en cada sección se podía apreciar un nuevo tipo de susto, ya sea gore, fantasmal, exorcismos etc. Debía de admitir que estaba muy bien hecha, sobre todo por los repentinos sustos que sacaban a las personas que pasaban alrededor, pero solo era cuestión de adaptar los ojos a la oscuridad para que todos los espantos perdieran su efecto.

 Varias personas cierran los ojos en este tipo de atracciones pensando que con eso el miedo se disipara, pero al contrario de lo que varios piensan, al momento de que se cierran los ojos el efecto de sorpresa es muchísimo más grande que al momento en el que se tienen los ojos completamente abiertos, atentos a cualquier movimiento.

Por esa y otras cuantas razones fue que solo bastaron pocos segundos para que la casa perdiera todo su efecto de horror para mí. Sin embargo, el recorrido quedaba muy lejos de ser aburrido ¿Por qué?  Simple, Steve estaba petrificado del pánico y eso me hacía bastante gracia. Fue poco antes de acabar el recorrido que una persona disfrazada salió de la nada, gritándonos de muy cerca para tener el efecto de sobresalto que se esperaba. Yo ya lo venía venir, por lo que no fue mucha la sorpresa……. por otro lado, cuando aquella persona había salido a asustarnos, Steve dio un brinco turbado y se aprehendió de mi cuerpo por atrás, recargando su cabeza en mi nuca y pasando sus musculosos brazos por mi abdomen. Sonreí mientras asomaba la vista sobre mi hombro para poder ver la imagen con la que MORIRÍA de ternura. Maldición era tan jodidamente lindo, con sus ojos cerrados con fuerza mientras que sus brazos me apretaban con solidez. Estaba seguro de que ahí mismo en cualquier momento me iba  a dar un gran derramamiento nasal por imagen tan mas mona. Esta era, sin duda alguna, la mejor cita.

 Exactamente cuando estaba a punto de darme la vuelta para devorarle la boca, unos chicos que venían atrás de nosotros nos empujaron para poder avanzar. Gruñí molesto por la interrupción y como pude (con palabras de aliento y caricias reconfortantes) logré que Steve pudiera finalizar el trayecto.

—Tranquilo Steve, todo es pura ficción —dije delicadamente ya estando fuera mientras veía como se recomponía.

—No….. no dio tanto miedo —respondió con dificultad.

—Jajajaja si claro ¿a quién quieres engañar? —comenté con risas por delante. Al ver su fachada me había quedado más que claro que mi revancha ya la había obtenido, Steve se había enfrentado a uno de sus grandes miedos al igual que yo con ese estúpido juego mecánico—. Mejor vamos por algo para subirte el azúcar antes de que te me desmayes aquí mismo.

El solo asintió para después seguir nuestro rumbo. No sabía a ciencia que hora era y la verdad era que no me interesaba el consultarlo, pero por la presencia de la plateada luna acompañada de las luminosas estrellas me pude dar cuenta de que ya llevábamos más tiempo del planeado en aquel paseo. A pesar de la presencia de la noche, la iluminación era lo que reinaba en el parque de diversiones. Luces y brillos de todo tipo de colores resplandecientes inundaban el lugar creando un aura mágica a nuestro alrededor. Definitivamente el parque lucia muchísimo más sus maravillas de noche.

Pasamos el próximo tiempo visitando los puestos que consistían en juegos de azar y destreza, enfocándonos principalmente en divertirnos y obtener premios. Steve, como era de esperarse, era muy bueno en los juegos de destreza, por lo que no le costó mucho trabajo el conseguir como premio un peluche en forma de ratoncito, para después obsequiármelo mientras me daba un beso en la frente. Me llenó de ventura aquel detalle, por lo que no me quise quedar atrás y con todos mis esfuerzos pude conseguir un pequeño obsequio para él. Era un escudo de juguete color azul, blanco y rojo, con una estrella por en medio. No tenía ningún uso en especial pero por alguna razón yo pensaba que ese escudo le quedaba como anillo al dedo. Algo es algo, pensé. Continuamos andando hasta que de repente Steve paró su andar.

—¡Tony! ¡Mira que hermosa esta la rueda dela fortuna! —expresó con centello en sus ojos mientras apuntaba con un dedo a aquella enorme rueda que lucía aún más con toda su iluminación—. ¿Te quieres subir?

—Claro, porque no —era una buena oportunidad para apreciar todo el paisaje desde arriba sin contar en cierta parte debía de confesar que también me emocionaba subirme a tales alturas de forma tranquila.

Conforme la cabina iba subiendo, el panorama se apreciaba con más claridad, dejando una vista fantástica para los ojos humanos. Desde arriba todo parecía muy pequeñito y las luces de colores se veían como diminutas bolitas de fuego congeniando en el ambiente. Era excelente y en cierto modo creaba un ambiente algo romántico que al parecer a ninguno de los dos desagradaba. Nos quedamos unos minutos callados, apreciando la espectacular vista junto con nuestro silencio para nada incómodo. En estos momentos me sentía tan afortunado, definitivamente este día lo iba a grabar por siempre en mi corazón y jamás se me iba a olvidar como este viernes se había convertido en uno de los días más felices de mi vida. 

—Me alegra mucho haber venido contigo Tony —comentó Steve de forma suave sacándome de mis pensamientos. Volteé a verlo con una sincera sonrisa apreciando sus palabras a la perfección.

—Lo mismo digo, esto no hubiera sido lo mismo si no hubieras sido tu mi acompañante —contesté apaciblemente mientras hacía contacto visual con Steve para poder continuar—. Con completa sinceridad, yo nunca antes había estado en un tipo de relación como la nuestra. Es cierto que llegué a tener varias novias antes de ti, pero de cierta forma nunca las consideraba como algo formal e incluso me avergüenza confesar que llegué a engañar a más de una. Puedo ser un experto a lo que se refiere a atracción física pero para esto del amor aún sigo siendo nuevo……. y sé que en ocasiones puedo llegar a ser irritante, fastidioso e insoportable, pero quiero que sepas que estoy dispuesto a corregir mis defectos y dar todo de mi para demostrarte lo mucho que me importa lo nuestro. —finalicé con total sinceridad. Desde antes ya me había dado cuenta que yo era alguien diferente con Steve, que él sin proponérselo sacaba a flote todos mis pensamientos y sentimientos, por lo que aquella repentina confesión que había salido de mis labios ahora ya no era para nada inesperada. Una sonrisa honesta y pura se formó en el rostro de Steve para después pararse de su asiento y posarse justo a mi lado, haciendo más corta nuestra distancia.

—Hay Tony…… si tan solo vieras lo que yo veo te darías cuenta que eres naturalmente majestuoso —dijo mientras acariciaba una de mis mejillas con el dorso de su mano—. No tienes que cambiar absolutamente nada de tu persona, así justo como eres es que me enamore de ti, así que no te atormentes con ello que yo también tengo mis grandes defectos. Tu también me importas demasiado y es increíble el cómo en estos días el estar cerca de ti se ha vuelto algo vital para mi ser. —comentó Steve con franqueza sin dejar de dedicarme su entera sonrisa.

Probablemente eso era lo que necesitaba escuchar. Todo el amor de Steve era tan grande que hasta la fecha me costaba mucho trabajo de asimilar. Pero al ver aquellos ojos llenos de veracidad, todas mis dudas desaparecían.  Tomé la mano que se había mantenido rozando mi pómulo y besé el dorso con devoción mientras cerraba los ojos. No me fue necesario el volver a abrirlos, ya que después sentí el cómo Steve me tomaba nuevamente de la cara y juntaba nuestros labios para compartir nuestras emociones por aquel contacto tan más placentero. El beso era calmado y delicado, sin embargo no paso mucho tiempo para sentir la lengua de Steve rosarme los labios sin dejar la sutileza de por medio. Di un corto suspiro antes de hacer que mi lengua también entrara en juego. Era exquisito, con lentitud y deleite, mientras nosotros nos dedicábamos al máximo en cada sensación que provocab-

—Emmmm…. D-disculpen, y-ya pueden bajar de la c-cabina —se escuchó una voz desconocida a lado nuestro.

Me separé pausadamente de la boca que me había estado dedicando a besar, apreciando como nos conectaba un hilillo de saliva que desapareció al momento de estar desprendidos el uno del otro. Me asomé por la cabeza de Steve para ver que enfrente de nosotros se encontraba una empleada, sonrojada e incómoda por la situación. Buenooo, por lo menos ya había tenido una probadita el día de hoy. Volteé de nuevo hacia con Steve para ver como él se mantenía en su lugar, plantado con un rubor parecido al de aquella chica. A un caballero como Steve por obvias razones le avergonzaba ese tipo de exhibición, todo lo contrario a mí por supuesto. Sonreí completamente satisfecho para finalmente tomar del brazo a Steve y sacarnos de ahí, no sin antes darle las gracias a la chica por su servicio.

Con mis bromas y cambios de conversación a Steve poco a poco se le fue olvidando la “bochornosa” situación, relajándose más al respecto y después de un rato continuar como si nada. Luego de la rueda de la fortuna ya no hicimos mucho, se estaba haciendo tarde y cada quien tenía que ir a su respectivo hogar, sin contar que yo ya me encontraba un poco cansado por toda la actividad, nada que ver con Steve que siempre se la pasaba con la energía al 100.

El viaje de regreso fue menos tormentoso que el de ida, ninguna sensación se comparaba a lo que había sentido en aquel barco mecánico, por lo que ahora un viaje en moto ya me parecía insignificante. Steve partió a la escuela para que yo pudiera recoger mi auto y finalmente separar nuestros caminos.

—Muchas gracias Tony, fue un día increíble —dijo Steve ya cuando yo estaba a nada de abrir la puerta de mi coche.

—Lo mismo digo fortachón, nunca me la había pasado tan bien en una cita, definitivamente tu revolucionaste el concepto —exprese con gusto para finalmente proporcionarle un último y casto beso de despedida.

Posteriormente cuando llegué a mi casa, apretuje a Capitán con demasiada alegría contenida mientras él me lamia la cara. No podía dejar que Steve viera todo el circo que hacía por él, pero ahora me encontraba solo con Capitán hacia que no había problema en dejar salir un poco de toda mi emoción y regocijo. Ya más clamado me preparé para acomodarme en mi ancha cama y caer en una siesta sin poder dejar de sonreír, con el pequeño peluche en forma de ratoncito entre mis brazos.

Notas finales:

Gracias <3 <3 <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).