Al final la hoja siempre permanecía en blanco, Akaashi no sabía si era por que no sucedían los acontecimientos necesarios en su vida como para poder alcanzar su sueño.
Bien dicen que normalmente los escritores escriben sobre sus experiencias. Aun así, Akaashi Keiji nunca había tenido experiencias resaltantes en su vida, y ya llevaba dos libros publicados, aun así parecía ser popular entre algunas personas. Pero al ser solo un estudiante de preparatoria decidió mantenerse en el anonimato, tal vez, si en un futuro es necesario, daría la cara, por ahora se encontraba más que cómodo con su vida.
Su vida fuera del tema de “escritor” ya que, si hablamos de eso, Akaashi sentía que estaba en un bucle infinito y no salía de sus propios clichés. Abría y cerraba Word en su computadora, a veces, entre clases llegaba una idea, la anotaba en la parte de atrás de su cuaderno y ahí se quedaba, olvidada.
El único momento en el que Akaashi podía decir con franqueza que estaba librado del tema era el tiempo que pasaba en su club, si bien, hace dos años le podías preguntar a Akaashi lo que para él significaba el voleibol, entonces te diría cosas aburridas como “solo es un deporte”, “es muy cansado” y cosas parecidas, pero hace poco tal deporte comenzaba a ser muy divertido.
¡Akaashi! ¿Viste eso? Fue genial, ¿cierto? –
Si, lo vi. –
Bokuto Koutaro, su sempai y compañero de equipo, sin mencionar su constante acoso con preguntas sobre el mismo, al principio Akaashi solo podía pensar que Bokuto-san, como le decía, era algo egocéntrico. Pero con el tiempo pareció haberse dado cuenta de que no era así, mas bien, Bokuto se preocupaba por siempre mejorar, incluso llego a pensar que tal vez estaba algo presionado por estar entre los primeros cuatro mejores del país, pero al contrario eso parecía animarlo aún más a superarse, aun que no quitaba que aquel hombre tuviera una actitud infantil y fuera un completo idiota.
Para Akaashi, Bokuto es un espécimen raro en su especie.
EL golpe de la pelota golpeando el piso resonó por todo el gimnasio, Bokuto anunciaba su nuevo remate, había practicado mucho y al fin todo parecía dar frutos.
¡Hey, hey, hey!- el chico de tercero se acerco a su setter.
¡Akaashi! ¿Viste? ¡Mi remate salió perfecto! -
El pelinegro suspiró, Bokuto podía sorprenderlo a veces.
Si, lo vi. Espero que no haya sido suerte.-
¡Akaashi! ¡Apóyame de vez en cuando! – contesto fingiendo estar ofendido.
Aun que no lo expresaba Akaashi estaba sorprendido de esta persona, si bien no era la primera vez que Bokuto le sorprendía con sus nuevos ataques.
Suspiro mientras veía el reloj en la pared, parecía ser hora de ir a casa.
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Akaashi miró el reloj con ojos cansados, marcaba cerca de la media noche.
Sinceramente el chico no lo podía creer, apenas llegó de su club, abrió su computadora y comenzó a escribir lo que su mente pedía, eso no era lo increíble, o no, lo increíble era que el protagonista de cierta historia que comenzaba el joven autor tenía una personalidad un tanto… ¿Cómo decirlo? Un tanto llamativa.
Keiji se dejó caer en su cama, tal parecía que aquel protagonista era nadie más ni nadie menos que su compañero Bokuto Koutaro. Suspiró. “Genial” pensó, “solo eso me faltaba”.
El libro hablaba sobre “un chico y su búsqueda del amor con tal personalidad estúpida”. Definitivamente uno de sus peores trabajos, eso creyó.