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UN NUEVO Y CONOCIDO MUNDO por LILITH_HIWATARI

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Capítulo 19: Empezando otra vez.  

 

“Éramos como dos desconocidos, que se conocían muy bien”. Big Fish por Tim Burton.

 

Por lo que Cameron no estaba muerto, bueno lo estaba pero no aquí, ok que era complicado, bueno no tanto al parecer y por lo que entendía ese mundo era real Auradon era tan palpable como lo era el suyo, ¿cómo estaba tan seguro? Bueno si estuviera muerto que no lo era Cameron definitivamente no sentiría frio o hambre y realmente tenia frio por que la frágil bata que usaba no hacía nada para cubrirle del frio que empezaba a invadirle ahí en medio del bosque, estaba casi seguro que de estar muerto y todo aquello ser parte de su paraíso no sentiría frio y definitivamente habría una cama y comida que en su definición era muy importante.

 

Entonces estaba muerto pero a la vez no, estaba muerto por qué Mal le había explicado que la única manera de traerlo por completo era teniendo que matarlo en su mundo, no literalmente pero Cameron desaparecería de su realidad y bueno al hada se le había hecho más sencillo matarlo a que simplemente  engrosara el registro de desaparecidos, lo cual en retrospectiva era muy triste si se ponía a pensar en su familia lo que    en ese momento no pasaba por su mente, porque ahora estaba aquí, en el mundo que el eligió, donde era mucho más feliz que en su propia realidad, realmente extraño.             

 

-          Así que lo saben, que no soy Carlos – luego de la larga explicación de Mal, de hecho no lo fue, fue totalmente simple y le dejo con un montón de dudas  al saber que la teoría del multiverso era real, en fin Cameron miro a los chicos que mirando frente a él esperaban que entendiera todo.

-          Claro que lo sabemos idiota ¿por qué otra razón iríamos por ti? – Mal como siempre tan amorosamente le mostraba lo mucho que le importaba, dios había extrañado a esa chica, Dove   era nada como ella.

-          ¿No están molestos? – pregunto aun cuando los rostros de aquéllos chicos decía todo lo contrario, Evie procedió a negar fervientemente y Jay parecía querer decir algo pero bueno fue interrumpido por Mal.

-          C cállate  y  bebe- ordeno la chica empujando en sus manos un pequeño vial con un líquido verdoso que realmente no daba mucha confianza.

-          ¿Qué es? – haciendo una mueca aquel chico olfateo suavemente el borde de ese frasco frunciendo más su nariz al descubrir el horrendo olor de tal brebaje.

-          La esencia de Carlos – respondió como si nada el hada - regresaste a tu mundo por qué no pertenecías aquí – intento explicar ante el rostro del chico confundido -  lo que te mantenía aquí se terminó esa fuerza, si no lo bebes, si no tomas el lugar de Carlos volverás a tu mundo en cualquier momento – sentencio.

-          ¿Qué hay de Carlos, que pasara con él? – Cameron se detuvo a centímetros de beberlo, la idea de regresar a su propio mundo le hizo aceptar beberlo de inmediato pero el recuerdo de aquél otro chico.

-          Carlos murió hace mucho tiempo – Evie respondió de inmediato antes de que cualquier otro lo hiciera - cuando Maléfica lo ataco durante la coronación- termino mirando a Jay que simplemente desvió la mirada ante tal cosa, porque si aquella vez Carlos había muerto, ese fue el principio de todo - está bien Cameron te queremos aquí – termino la chica con una pequeña sonrisa.

-          Eso es todo lo que queda él – suspiro Jay cerrando los ojos negándose a decir la verdad – tómalo y podrás quedarte – le miro entonces fijamente – aquí – cada vez más suplicante – conmigo – dijo por ultimo en un susurro.

-          ¿Realmente me quieren? – pero aquel chico aun dudaba, mordiéndose el labio miro a esos chicos a aquellos que habían puesto su mundo de cabeza y le hicieron comprender lo solitaria que era su vida.

-          No pasaríamos por tantos problemas solo por nada – Mal se cruzó de brazos pareciendo molesta-  ahora calla y bebe Cameron debemos regresar antes de que el hada madrina note nuestra ausencia – y eso fue todo Mal le había llamado Cameron, todos esos chicos le habían ido a buscar, arriesgaron ser descubiertos haciendo magia oscura, lo arriesgaron todo por él, Cameron se sintió querido en mucho tiempo.

 

Cameron miro el vial frente a él a los chicos que le rodeaban, a sus amigos y simplemente asintió  tomo aquel frasco entre sus dedos y lo bebió era un sabor horrible, lo peor que hubiera tomado  resistiendo el impulso de vomitar miro nuevamente a Jay que solo parecía esperar algo, cualquier cosa  entonces se desmayó.

 

La primera vez que despertó un hermosos bosque fue su escenario, era frondoso y está lleno de sus amigos, ahora todo estaba vacio, la blanca y espaciosa habitación que causaba más que nada malestar, Cameron está confundido, primero cree estar en el cielo y  ahora esto, eran ya dos viajes en un mismo lugar definitivamente necesitaba replantearse eso de estar  muerto, el sollozo de un niño le llamo la atención entonces, a un par de pasos una pequeña figura encogida se deslumbraba algo que realmente juraba no estaba ahí antes, ante los sollozos del pequeño se acercó, un poco y al hacerlo noto dos cosas, una ese era un  niño y dos sus cabellos eran completamente blancos con la raíz negra.

 

-          ¿Hola? – pregunto dudoso al pequeño niño - ¿estás bien?

-          Ella va a encontrarme – el chiquillo sollozo tratando de encogerse más de hacerse uno con el suelo – todos ellos van a encontrarme – murmuro el pequeño entonces levantando la mirada para mirarle con miedo puro, Cameron retrocedió un par de pasos cuando aquellos ojos chocolates tan iguales a los de él le miraron, cuando aquélla piel pálida casi enferma cubierta de pecas era adornada por líneas de sangre, de heridas – van  a hacerte lo mismo a ti – termino el pequeño para levantarse y salir corriendo cuando aquélla horrible voz empezó a llamarle.

-          Ahí estas perro estúpido – Cameron se giró justo a tiempo para ver como aquella mujer, Cruella levantaba contra él una  fusta para golpearle, fue instintivo sus brazos se levantaron para protegerle de in golpe que jamás llego.

 

Todo era tan confuso cuando volvió a abrir los ojos la habitación ahora era oscuridad, todo estaba completamente negro lo cual le asusto aún más, entonces se ilumino como si un escenario se tratase a su derecha, lo vio a él a Carlos de Vil a una versión más pequeña en lo que aprecia una tienda de baratijas, un hombre poso una mano en su hombro intentando guiarle a la parte trasera del lugar lo vio dudar para girar la mirada y verle completamente, sus labios entonces formaron una palabra una súplica silenciosa “Ayuda”  Cameron iba a dar unos pasos cuando algo lo atravesó, cuando la figura de Jay una versión  también más joven camino a delante, pero el solo paso de largo dio apenas si una mirada al niño que era empujado por su padre y salió de la tienda ignorándole por completo, Cameron vio como la expresión de aquel pequeño paso del dolor a la completa resignación, él le acompaño sin oponer resistencia.

 

Detrás de él otro grito se escuchó, Carlos nuevamente gritaba, era un poco más grande esta vez, y se encontraba totalmente golpeando una  puerta “Déjenme salir” suplicaba con los ojos fuertemente cerrados, en su pierna enterrándose cada vez más la trampa de un oso casi oxidada desgarraba su piel “por favor” volvió a pedir mientras las risas detrás de esa puerta resonaban con más fuerza, y Cameron conocía esas risas, ese eran Jay y Mal torturando al pobre Carlos.

 

Cameron no sabía por qué veía esto, no entendía nada, cerró los ojos con fuerza por qué no quería ser partícipe de eso, no quería ver todo el dolor de ese niño, toda la agonía que había vivido ya había sido demasiado tener que vivirlo por meses en su piel mirando las cicatrices como para que ahora viera la razón de ellas, y mantuvo los ojos cerrados aun cuando las voces resonaban, cuando los gritos de su madre le llamaban de nombre denigrantes, cuando miles de voces masculinas le decían dejar de llorar, cuando muchas de estas le llamaban un buen juguete, Cameron solo quería terminar con esa pesadilla, no puedo evitarlo simplemente no pudo cuando aquellas lagrimas cayeron de sus ojos.

 

-          Van a hacerte lo mismo a ti – murmuro aquella voz cuando todas las demás dejaron de escucharse, con algo de miedo abrió los ojos, estaban solos nuevamente, solo que ahora se encontraba frente a un acantilado, podía escuchar el suave sonido de las olas golpeando contra las rocas, el viento silbante que le helo la carne – van a consumirte –y frente a el Carlos  de Vil, aquel niño que debía conocer muy bien le miraba fijamente, lucia totalmente cansado, con la piel tan pálida como se  vio en el espejo la primera vez en ese mundo, casi muerto – como lo hicieron conmigo – y tras decir esto abrió los brazos para dejarse caer de espaldas por el acantilado, Cameron actuó ni siquiera sabe por qué lo hizo simplemente corrió a  detener al chico de su caída logrando atraparle del brazo.

-          Te tengo – llamo el intentando subirle, salvar al niño que no tenía salvación.

-          Él no te ama – respondió en su lugar quieto sin vida, totalmente muerto por dentro, pero Cameron le ignoro seguía intentado salvarle – le creíste, todas sus mentiras, él ha hecho esto desde siempre.

 

Y las imágenes nuevamente se formaron a su alrededor como fotografías en moviendo lo vio, a Jay sonriéndole a Carlos mientras le decía que lo amaba,  besándole y llamándole buen chico, todas las caricias y promesas que alguna vez le hizo, todas las mentiras que le dijo a Carlos.

 

También los vio a ellos, a Mal y Evie llamándole parte de su familia, a Ben sonriendo como el amable regente que era, a todos ellos mirándole como si no fuera importante cuando parecía que no prestaba atención, Cameron vio todas y cada una de esas imágenes y el agarre de su mano vacilo.

 

-          Solo eres el reemplazo del juguete roto – señalo el niño y Cameron se aferró más y más a su mano negando con fuerza sintiendo como las lágrimas volvían  a caer pues   sentía nuevamente todo aquel dolor y cuando los abrió no era Carlos quien colgaba  de la pendiente era  él, quien se aferraba a la mano del pecoso que solo le miraba sin expresión alguna – el jamás te va amar, Cameron –  entonces le soltó y al decir su nombre sonó frio, vacio completamente lleno de desprecio.

 

Cameron caía en aquel infinito abismo, intento gritar pero su voz parecía haberse  ido, las lágrimas siguieron cayendo como una castada y la oscuridad pareció tragarle lo último que vio fue la afilada y brillante sonrisa del pequeño Carlos.

 

Despertó gritando en los brazos de Jay, peleando cuando este le llamaba para despertar, las lágrimas aun caían por sus ojos y cuando noto donde estaba al fin se aferró al cuerpo que lo sostenía, se quedaron ahí durante varios minutos mientras Cameron intentaba tranquilizarse, entre sollozos y murmullos Cameron se aferró a Jay como un salvavidas.

 

En otro lugar, en la habitación   Ben se sobresaltó al ver a Carlos levantarse de golpe, aquel niño soltó un fuerte jadeo como queriendo absorber aire luego de ahogarse para después caer nuevamente sobre la cama, esta vez no hubo respiración suave en él, su mano cayo laxa contra las sabanas y cuando el rey fue  a comprobar simplemente no había pulso.

 

Carlos había muerto  definitivamente, en su lugar Cameron se aferraba a aquélla vida robada.

 

Horas más tarde cuando Cameron al fin estuvo en vuelto en aquel disfraz, cuando volvía a tomar el lugar de Carlos todos le dieron la bienvenida oficialmente.

 

-          Bienvenido  de nuevo Cameron – Ben saludo cortésmente al chico extendiendo su mano para que este  la estrechara.

-          Debemos celebrar que estés aquí, le diré a Doug que traiga pastelillos – Evie vibraba de emoción sonriente  tomando su teléfono y asegurándole a su novio que debía traer un montón de bocadillos pues querían tener un pequeño picnic.

-          Dejen de meterse en problemas o la próxima vez les matare con mis propias manos – Mal gruño golpeando el hombro suavemente de Cameron.

-          Me alegro que estés aquí Cam – Jay volvió a entrelazar sus dedos mirándole con verdadero amor, con aquélla sonrisa y brillo en los ojos que satisfizo totalmente a Mal.

-          Estoy de vuelta Jay – y aquel niño se aferró a su mano correspondiéndole con la más brillante sonrisa de todas - estoy en casa – Cameron decidió ignorar aquellas palabras, las alucinaciones  del dolor, el simple eco de un fantasma resentido.

 

Ignorando la duda sembrada en su corazón.

 

*****************

 

-          ¿Aun no entiendo que hacen aquí?- Cameron suspiro molesto en dirección a los chicos regados por la habitación quienes no paraban de hablar sobre un tema al azar.

-          Esta es mi habitación ¿qué haces tú aquí? – Mal gruño de vuelta a él recostada sobre su estómago y con un lápiz en las manos dibujando.

-          Evie está arreglando mi ropa – señalo lo obvio levantando los brazos para que la chica pudiera seguir haciendo los ajustes a su ropa -  no me entra al parecer.

-          Ya te dije que no estás gordo solo más grande – y su amado novio Jay respondió de inmediato para su mala suerte avergonzándolo nuevamente diciendo la palabra clave “gordo”.

 

Lo primero que noto Cameron al regresar a ese mundo cuando se ponía algo de ropa decente obviamente fue que en su armario, si suyo ya que ahora era oficialmente Carlos de Vil,  todos sus pantalones y la ropa que Evie había hecho para él  hace meses estaban totalmente hasta el fondo de su armario,  teniendo en frente aquéllos shorts  totalmente enormes que le quedaba flojos en el cuerpo de Carlos, sin embargo ante la necesidad de cambiar su aspecto Cameron los había tomado y puesto sin  prestar mucha atención, pero ahora que ya tenía su disfraz o nuevo aspecto procedió a sacar la ropa que definitivamente le gustaba.

 

Algo andaba mal, muy mal, definitivamente mal sus pantalones, aquellos hermosos hechos a la medida no le entraban, joder si de por si Evie lo había hecho ajustados para resaltar su redondo y hermosos trasero, lo había dicho Jay y  estaba orgulloso de él muchas gracias, sus pantalones no le quedaban, apenas si subían por sus piernas y lo que era peor no cerraban, frustrado decidió probarse todos y cada uno de ellos con la sorpresa de que si, ninguno de ellos le quedaban.

 

Lo peor era que tampoco sus camisas y aquellas playeras le quedaban aún más ajustadas de hecho ahora que lo piensa la playera que llevaba  era de Jay eso explicaba por qué le quedaba mucho mejor que esas apretadísimas camisas que parecían una talla más chica, con horror pronto se dio cuenta de algo, solo hay una razón por la que la ropa no le quedaba  más,  estaba gordo, mierda  santa mierda,  era un jodido bailarín, uno que debía estar en forma, debía cuidarse y definitivamente subir de peso era peligroso.

 

Seguramente todo era un error,  no podía estar gordo, cuidaba su alimentación y bueno en el hospital en el que estuvo no le daban alimentos grasos así que era imposible que subiera de peso pero entonces porque esos estúpidos pantalones no cerraban.

 

Así lo encontró Jay tirado en su cama intentando cerrar sus pantalones y gimiendo de frustración.

 

-          ¿está todo bien Cam? – Jay entro por la puerta cerrándola  ya que a solas era el único momento que podía decir su verdadero nombre sabiendo lo mucho que le encantaba, pero si ver a su novio gimiendo de frustración en sus ajustados vaqueros era realmente divertido.

-          No – gruño rindiéndose extendiendo los brazos en el colchón – necesito pantalones  - gruño frunciendo la nariz – ¿podrías prestarme unos pantalones y una camisa? – y el tono en que lo dijo parecía como si realmente estuviera en dolor, para él fue muy difícil admitir aquello, que necesitaba usar la ropa de alguien mucho más grande que él.

                                                                                                                                                        

Jay asintió sin tomarlo mucho en cuenta, Cameron acababa de regresar y él estaba como en una nube, claro que se habían tomado de las manos y abrazado un monto pero hasta ahora no se habían vuelto a besar, era como si hubieran empezado de nuevo, desde cero y ok Jay no quería sonar como un idiota pero ellos ya habían tenido sexo, mientras él era Carlos  pero era sexo carajo y él era un chico saludable de 17 años cuyo novio ardiente se pasaba por la habitación en bóxer buscando entre  sus cajones algo de su ropa y si tal vez era raro pero aquello fue jodidamente excitante, sobre todo el saber que su ropa la que alguna vez estuvo en su cuerpo ahora cubriría cada extensión del cuerpo de Cameron y joder su piel estaba salpicada de esas pecas y era obvio que aunque técnicamente eran las mismas que Carlos estas le gustaban mucho más.

 

Así que no besos, no sexo, no nada, Jay estaba totalmente frustrado pero eufórico por tener a Cameron de regreso,  por lo que escuchar el parloteo de este no le era más importante  porque toda su atención estaba en  las caderas del chico por donde sus pantalones caían al ser  una talla más grande, Jay trago cuando finalmente Cameron termino de abrocharse la camisa y si se veía jodiamente bien en su ropa, casi olvida que iba a buscarle para la comida cuando el chico hablo nuevamente.

 

-          ¿Y bien? – pregunto el joven y mierda le estaba dando esa mirada esperando que respondiera a su pregunta, pero Jay no tenía ni puta idea de lo que había estado parloteando, estaba frito, muerto, cien por ciento, en su testamento deja todas sus cosas a Mal definitivamente.

-          Perfecto -  respondió suavemente y la enorme sonrisa de Cameron le dijo que era lo correcto, si él era un genio, estaba a salvo, todo estaría bien  ¡¡¡yey!!!

 

Su adorable novio apenas si noto lo distraído que estaba pues de inmediato sonrió con aquella hermosa sonrisa y le dio la mano para entre lazar los dedos e ir a la cafetería, cuando legaron ahí y se sentaron con sus amigos  dispuesto a comer, la plática sobre banalidades comenzó entonces Evie noto algo extraño.

 

-          ¿Eso es todo lo que vas a comer C? – pregunto señalando con su tenedor la escasa comida del plato del chico el cual apenas si tenía algo de fruta.

-          Si – respondió como si nada, Jay entonces dirigió su mirada  a su plato tan distraído estaba aun con el rostro de Cameron que no noto a los pocos alimentos que tomo de la mesa.

-          Puedes tener el mío – de inmediato y haciendo galantia de su estatus como novio cedió su bandeja donde un montón de alimento se  acomodaba, era un chico en crecimiento no lo juzguen.

-          Gracias pero no – de inmediato rechazo la bandeja empujándola.

-          Come – Mal gruño empujándola de nuevo antes que Jay dijera algo

-          Estoy bien – insisto el joven pero ante la mirada de la chica atemorizante de la chica dudo solo un minuto – de hecho no tengo hambre – se mantuvo firme empujando su propia bandeja apenas si con alimento.

-          La empujare por tu garganta si no lo haces tú – Mal gruño nuevamente molesta a ser desafiada, puede que le agradara más este Chico pero definitivamente se había acostumbrado a lo dócil y manso que era Carlos, ser desafiada era simplemente molesto.

-          Porque no pasas más tarde por mi habitación para nueva ropa – pero antes de que alguna guerra se llevara a cabo Evie lo salvo –ahora come un poco – o tal vez no tanto, Cameron suspiro derrotado y probo un poco de cada cosa que Mal y Jay empujaron a su plato.

 

Evie  tardo un par de minutos en notarlo, la felicidad y tranquilidad de que todo había vuelto a como era antes era simplemente buena que no lo vio, Cameron no estaba usando su ropa de hecho estaba vestido con la de Jay la cual le quedaba un poquito suelta, lo que le hizo preguntarse la razón,  pero entonces lo noto aun sentados en la mesa podía verse que Cameron definitivamente era más grande que Carlos así que obviamente la ropa no le entraba y Cameron estúpidamente creía que se trataba del peso, bueno ella no iba a decir nada en público para no avergonzarlo o algo por lo que solo sugerido  hacerle nueva ropa la mirada de agradecimiento en el rostro del chico le dijo que era lo correcto.

 

Más tarde luego de ser obligado a comer Cameron fue a su habitación a buscar la ropa que Evie le iba a arreglar ya que esta le pidió antes de levantarse de la mesa ir por ella,  cuando Jay pregunto qué le pasaba.

 

-          ¿Porque no quieres comer? – de inmediato cuestiono viendo al niño buscando la ropa.

-          Necesito bajar de peso – murmuro apenas si en su susurro sin mirar a su novio.

-          ¿Por qué? Estas bien – Jay parecía confundido para el Cameron estaba perfecto -  bastante bien – sonrió libertino inclinando solo un poco la cabeza cuando aquel chico se inclinó  para levantar algo y mostrar todo el esplendor de su trasero - mejor que bien – lamio sus labios pasando sus dedos por su cabello con nerviosismo.

-          Hablo enserio Jay mi ropa no me entra – Cameron ni siquiera noto el deseo de Jay se levantó molesto con la camisa en su mano a encararle.

-          Eso es porque estas… - todos los pensamientos agradables abandonaron de inmediato el cerebro de Jay y con una mueca de fastidio se limitó a señalar lo obvio.

-          No te atrevas a terminar esa frase – gruño Cameron, realmente gruño rechinando los dientes y mirándole amenazadoramente – estoy – suspiro - estoy gordo – chillo levantando su camisa para mostrar su abdomen a Jay quien ignoro el lindo camino de pecas que ahí se formaba para no hacer enojar a su novio -  no te rías eres el peor novio de la historia – dejo caer su camisa para cubrirse al notar como Jay trataba de contener una risa ante sus palabras.

-          Babe no estás gordo – logro decir antes de soltar una pequeña risa - ni un poco tu ropa no cabe obviamente porque era de Carlos quien era un pequeño chico – rodo los ojos tratando de afirmar lo obvio -  tu estas todo crecido en las partes correctas tienes 17 no  el 14  estas bien – desestimo como si nada.

-          No, no lo estoy soy un bailarín Jay – empujo a su novio cuando este se había acercado lo suficiente para tomarle de las caderas-  deja de mirarme así  necesito bajar – dejo de pelear cuando se dio cuenta que este no se iba a retirar ni un centímetro - eres un idiota – gruño pero se dejó abrazar por el árabe que susurra lo hermoso que era una y otra vez.

 

Y así es como habían terminado en esa situación ahora, en un cuarto repleto de sus amigos mientras Evie intentaba arreglar su ropa totalmente avergonzado, porque aun cuando  Jay intento convencerle Cameron no dejaría pasar lo obvio.

 

-          Ya te dije que no estás gordo solo más grande – Jay trato enserio trato de que aquello no sonara tan mal como lo hizo, pero bueno ser sutil nunca fue lo suyo.

-          Jay tiene razón tu eres mucho más grande que Carlos definitivamente – Ben quien noto la metida de pata de Jay trato de apoyarlo, obviamente no funciono.

-          Grande otra forma de decir gordo – Cameron se cruzó de brazos mientras Evie media sus piernas, sus gordas piernas.

-          Escucha C Carlos era un pequeño renacuajo  que nunca comía – Mal cansada de aquella estupidez intervino - incluso nosotros teníamos dificultades pero Carlos las llevaba de perder aun no entiendo como logro mantenerse con vida pero lo hizo.

-          Jay  también vivió en la isla y es mucho más grande que yo – pero Cameron no parecía tragarse ninguna de esas razones, era demasiado necio - admítanlo no es desnutrición estoy gordo.

-          Jay tiene 17   Cameron la pubertad lo golpeo – Ben nuevamente al rescate  - tu solo tienes 14 cuando crezcas más – tal vez no tan al rescate.

-          Tengo 17 – todos dejaron entonces lo que estaban haciendo sorprendidos, menos Jay que ya sabía de antemano eso, porque si, ellas pensaban que Cameron tenía la misma edad de Carlos y el que estos tuvieran diferentes edades solo podía significar una cosa algo que solo preocupo a Mal - si lo se interprete a un chico de 14 pero bueno Boo boo tenía 22 y no me hagan hablar de las chicas – Evie frunció la nariz, Ben hacia cuentas mentales y suspiraba aliviado de que Jay realmente no estuviera saliendo con un menor pero Mal, esa chica solo absorbía esa nueva información, el saber que el tiempo no era el equivalente en ambos universos.

-          El punto es – Jay nuevamente tomo la palabra.

-          Que estoy gordo – gruño Cameron interrumpiéndolo para finalmente ser pinchado por la chica de los alfileres - auch Evie.

-          Cállense de una puta vez – todos en la sala nuevamente callaron porque Evie simplemente estaba furiosa, esa chica estaba maldiciendo como solo Mal lo hacía -carajo miren lo que han hecho – si definitivamente estaba molesta, pues había perdido todo el glamur -  tu deja de moverte o te pinchare con las tijeras y ustedes hagan silencio – ordeno de inmediato -  no estás gordo, Carlos era pequeño y no Mal  no nos iremos esta es mi habitación también – sentencio y por un momento la habitación quedo en verdadero silencio, uno muy pesado cabe resaltar.

-          El otro Jay no era tan alto como el nuestro – Ahí estaba Mal nuevamente intentado aminorar el ambiente tan tenso que sabía Ben odiaba tanto.

-          ¿Enserio? – Ben la miro con curiosidad pues realmente le hubiera gustado conocerlo.

-          Lo sé la primera vez que vi a Jay me asusté mucho era como enorme – continuo Cameron ya un poco más relajado -  Carlos era muy pequeño y desde su perspectiva si se veía aterrador – lanzo a una pequeña mirada a su novio que “hacia sus deberes” desde el suelo.

-          ¿Y ahora ya no te da miedo? – Mal abandono definitivamente sus notas esto era mucho más divertido.

-          Estoy más alto y fuerte naaaa – sonrió totalmente engreído causando que Jay levantara una ceja desde su lugar con incredulidad.

-          A mí me pareció muy agradable, mucho más que Jay- Evie decidió entrar a la conversación, eso sí sin dejar de prestar atención a su trabajo.

-          Estoy segura que tu versión también lo seria y más hermosa – siseó el árabe mostrando su lengua.

-          Si lo es – el pecoso ignoro el último comentario de Jay y se limitó a responder el de Evie -  Boo boo es una persona maravillosa, cuando regrese no dudo en visitarme y – su voz se apagó entonces, su mente se perdió en los recuerdos, aquellos donde aquel chico le hicieron sentir tan confundido, donde llego a pensar otras cosas algo que definitivamente Mal noto, de hecho todos en la habitación notaron como este niño se perdía en los recuerdos de otro joven.

-          Es una lástima que no estuvieras aquí en Halloween los disfraces fueron divinos – Evie de inmediato cambio la conversación lo que fuera para evitar una futura pelea con Jay.

-          No lo dudo Evie,  realmente lo esperaba en su lugar la pase mirando por la ventana como un hombre viejo y amargado – suspiro este al recordar aquel momento.

-          Creí que ya lo eras – la hada no perdió el tiempo para burlase.

-          Muy graciosa Mal – el chico apenas si lanzo una mirada en su dirección -   al menos Nils me llamo por skype.

-          Pasaste demasiado tiempo con ese tipo – Jay comento casualmente con un falso tono lleno de celos bien oculto.

-          Era agradable si, fuimos a ver el Monster Jam – empezó a enumerar -  a patinar, al cine - y las dos chicas así como Ben temieron que Jay tal vez se molestara- y bueno   insistió que regresara a hacer la película lo cual termino bastante mal pero eso ya no importa, él simplemente – su voz se fue apagando hasta el momento en que simplemente dejo inconcluso lo que iba a decir como queriendo ocultar algún trago amargo.

-          Mierda – Jay dejo de fingir que seguía con su tarea cerrando el libro de golpe para mirar directamente al niño a los ojos - ¿el hizo algo cierto? – pregunto dudoso, la ira ya empezando a filtrarse temiendo que ese otro chico pudiera dañarle, hacerle mal de alguna forma, obligarle a algo, ser más como él.

-          Aun podemos regresar y golpearlo sabes – Evie de inmediato ofreció mirándole desde donde estaba arrodillada.

-          Gracias – murmuro a la chica -no – suspiro luego de mantener silencio - él no – mordió su labio con nerviosismo asegundo le a todos que algo había pasado -   yo – volvió a suspirar cerrando los ojos no queriendo admitirlo -  le bese – soltó negándose a mirar a Jay, no cuando se sentía una traición para el chico -   y entonces salió corriendo rompiendo mi corazón – aclaro solo para estar seguros.

-          Ejem – Ben de inmediato noto la tensión en la habitación, pues todo había caído en silencio y Jay ni siquiera miraba a Cameron - que les parecía ir de picnic la próxima semana – intento sin mucha suerte cambiar el tema.

-          Como dije le bese pero igual sirvió  el rechazo – Cameron volvió a hablar ahora mirando fijamente a Jay quien aún miraba su libro cerrado -  no era a él a quien quería, estaba vestido como tú – insistió temiendo que este estuviera molesto, perderlo por una simple tontería por un momento de confusión -  en ese momento solo pensaba en ti Jay –   Jay solo suspiro guardo sus cosas en su mochila y se puso de pie, Mal de inmediato se preparó para salir en defensa de Cameron, Evie de igual manera se levantó de su lugar dispuesta a llamar idiota a Jay o algo por el estilo porque todos estaban seguros que Jay entraría en cólera y se marcharía molesto o intentaría destrozar algo, su ira aún era un problema.

-          No sé porque todos esperan que salte para destrozar algo – pero aquel chico solo se sentó a la orilla de la cama cansado de estar en el suelo, totalmente tranquilo, él no estaba realmente celoso, tal vez lo estuvo cuando Cameron estaba en su universo, cuando recordó que había otro él en ese mundo, cuando ya no podía tenerlo, pero no ahora.

-          Wow oyeron eso, vieron eso creo – Mal realmente les asusto –creo que Jay está madurando – termino la burla sonriente causando una risa en Ben.

-          Eres una idiota – aquella madures a Jay solo le duro dos minutos pues de  inmediato lanzo un cojín a la cara del hada que lo esquivo con facilidad.

-          Y está de vuelta – dijo Evie aliviada por todo.

 

Cameron suspiro aliviado al ver como su novio aventaba cojines a Mal quien se los regresaba de igual manera, Ben por su parte se alejó negándose a participar y Evie continuaba con su trabajo, más tarde esa noche ya en su habitación, la duda volvió a carcomerle el alma.

 

-          ¿Realmente no te molesta? – susurro en cuanto la habitación se cerró -¿el que haya besado a Nils? – miro fijamente al chico que dejaba caer su mochila sobre la cama sin delicadeza alguna.

-          Estás conmigo ahora  ¿no? – Jay se limitó a señalar acercándose más y más al chico.

-          Si – ni siquiera dudo, Cameron sabía exactamente a lo que se refería, porque puede que besara a Boo boo, que sintiera amor uno confuso por el chico tan parecido a Jay pero definitivamente aquello no significaba nada no cuando era a Jay en quien pensaba incluso en otro universo - lo estoy – termino con seguridad.

-          Entonces no –Jay acorto el espacio entre ellos colocando una mano con suavidad en su mejilla -  no me molesta – le miro lleno de amor acariciando con su pulgar la piel ahí-  porque al final regresaste a mí – y se inclinó lentamente dándole el tiempo para negarse a aquello, a algo que ambos habían estado deseando, el ángulo era más fácil, Jay no tuvo que agacharse tanto ni Cameron levantarse en puntas como lo hacían en el cuerpo de Carlos, su primer beso, aquel con sus propios labios en ese mundo, con su propio calor, fue perfecto, Jay presiono con suavidad sus labios para después tentativamente lamerlos, un permiso, una súplica para dejarle entrar, Cameron cedió el simplemente entre abrió sus labios y dejo que Jay le amara, que acariciara su boca con la lengua como muchas veces lo había hecho en aquel frágil cuerpo y sin embargo se sintió mil veces mejor.

-          Siempre Jay – jadeo cuando finalmente se separaron aferrándose a la camisa de Jay mirándole directamente a los ojos - siempre voy a volver a ti.

 

Termino en una promesa, aquella que sello con un nuevo beso, uno que continuo sobre una de las camas, donde continuaron besándose durante horas, donde los dedos de Jay se perdieron en los rizos mucho más largos de Cameron, donde este a su vez se aferró a su espalda, donde ambos jóvenes se prometían amor eterno.

 

Cameron era muy diferente a Carlos, no solo mental y emocionalmente, físicamente era más alto,  su cuerpo estaba mucho más nutrido y constituido, sus rizos era mucho más suaves y más largos debido a la exigencia de su último trabajo este creció considerablemente, su piel también tenía un color mucho más saludable y tal vez tenía más pecas que lo que alguna vez tuvo el pequeño niño, sus dientes no eran afilados y sus ojos no parecían los de un enorme cachorro, además definitivamente no sabía hablar perro y sin embargo Cameron  se había apoderado del lugar de Carlos con demasiada facilidad, Jay no podía estar más feliz, todos lo estaban.

 

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Vivir en Auradon había sido difícil al principio al menos lo fue cuando no quería estar ahí, cuando había llegado sin saber por qué a ese mundo y simplemente tratar de sobrevivir, ahora era completamente fácil, tal vez algunos tropiezos  sobre todo al tratar de arreglar todo el desastre que Carlos había causado a su imagen, sobre todo luego de que él se esforzó mucho en tener un montón de amigos y de  estar en gracia con su profesora de danza, la cual parecía muy molesta por su falta de entusiasmo esto últimos días.

 

Lo único bueno de haber regresado a su mundo, aparte de ver a su familia obviamente fue el hecho de   ahora regreso con su cuerpo, definitivamente haber vivido los últimos meses cayendo poco a poco en lo que parecía la locura fue algo horrible para el pero el tener su cuerpo, el suyo propio en este mundo era sensacional, sobre todo porque Jay no dejaba de tomar sus manos y decir lo suaves que era, o su cabello, a Evie le encantaba acariciarlo ya que aunque se viera igual al de Carlos este era mucho más suave y más largo, Mal lo llamaba Cabello de princesa algo que no le hacía enojar, tenía primos y ya había pasado por todos los sobrenombres vergonzosos debido a su cuidado con su aspecto, otra cosa que amaba de tener su antiguo cuerpo era su altura.

 

Cameron a diferencia de Carlos no era un enano debilucho, él tenía una respetable altura para cualquier chico de 17 muchas gracias, aunque obviamente en ese mundo tuviera 14 su altura lo delataba, de hecho Jay se había sorprendido un poco luego de que noto porque si todos tardaron un rato en notar que Cameron era mucho más alto que Carlos y aun que aun Jay le sobrepasaba, porque enserio ese chico era mucho más alto que Boo boo de su realidad, Cameron estaba a la par de altura con Ben algo que si sorprendió  al rey pues para el Carlos siempre había sido el más bajito de todos y verlo creer de un rato para otro era simplemente extraño, definitivamente el hada madrina haría preguntas, por suerte Cameron simplemente se escondió de ella durante tres días y después soltaron alguna tonta escusa como un estirón de la pubertad.

 

Azis lo tomo con buen humor rodeando sus hombros y diciéndole que estaba cada vez más cerca para ser un hombre, Mal rio ante eso sobre todo cuando aquel príncipe hablo sobre enseñarle a conducir a lo cual  Cameron no pudo evitar rodar los ojos y murmuro que ya sabía excusándose tras la idea de que Cruella tenía un auto y el sabia como usarlo, la sonrisa de Mal murió entonces al igual que la de Jay quienes recordaban exactamente como Carlos aprendió de la forma más Cruel que fuera posible manera el auto de su madre y solo para beneficio de Cruella por si alguna vez lo necesitaba.

 

Cameron volvió a rutina pronto, el hecho de  su altura pronto se olvidó con el pasar de los días, entonces mientras ese niño ignoraba los ladridos de Dude porque puede que tuviera la esencia de Carlos pero hablar perro aun le era imposible y buscaba la chaqueta de Jay perdida lo encontró, hasta el fondo de su armario envuelto en varias mantas un portátil desconocido, ni siquiera era el suyo, además había una libreta llena de garabatos y mil cosas que ni siquiera entendía.

 

Tomo todo  aquel paquete y siguió a la cama, dude aun ladraba a sus pies pero camerón lo ignoro a favor de aquél misterio, el no recordaba haber visto tal cosa en ese armario la última vez, por lo que solo podía significar que eso fue dejado ahí por Carlos, ese niño debió haber robado el portátil por alguna razón, ya que el suyo aquel que usaba todo el tiempo aún estaba sobre  el escritorio sin ser tocado.

 

Todo era tan raro y definitivamente  le daba muy mala espina, leyó el cuaderno sin entenderle al principio, si creía que su letra era horrible, la de Carlos era aún peor, tantas notas pie de páginas, todos escrito al parecer al azar con un montón de diagramas y advertencias que no tenían sentido, hasta que al fin lo tuvo.

 

-          Mierda – murmuro al darse cuenta que aquello no era sino un plan detallado de cómo sacar a Cruella de la isla, no solo era uno, si no muchos de ellos todos con posibles planes de contingencias, hasta el más mínimo detalle de ello pensado había incluso coordenadas  y horarios de navíos de las barcazas que salían llevando las provisiones a la isla, pero lo que, más le impresiono fue como detalladamente Carlos había buscado escondites para la mujer, como tenía planeado llevarla a un lugar seguro y mantenerla con vida, como había planeado volver a ser el esclavo de ella.

 

Sin dudarlo un poco fue a buscar a Jay y  sus amigas, ellas debía saber el peligro, lo que aquel niño tramaba.

 

-          Definitivamente es un plan para sacar a Cruella – Jay hablo cuando finalmente revisaron todo aquello

-          No jodas Sherlock – dijo sarcásticamente Cameron rodando los ojos.

-          ¿Quién? – Jay parecía confundido ante esa referencia.

-          Sherlock Holmes el de los libros de – le miro incrédulo, de hecho miro la cara de las chicas que simplemente no parecían entender la referencia - o joder no referencias ¿en qué clase de mundo estoy? – dramatizo.

-          En Auradon C ¿podemos regresar a lo importante? – Evie ignoro el sarcasmo en voz demasiado preocupada pues en las notas venia también como ayudar a su madre a salir, el precio por estar comunicado con Cruella - ¿cómo evitar que Cruella escape de la isla?

-          No hay nada que evitar – Mal dejo caer la libreta desestimándola – es obvio que Carlos era quien la ayudaría a escapar, ella no puede por sí sola, no tenemos nada de qué preocuparnos, cierto Carlos – termino mirando a Cameron quien entendió pronto su punto.

-          Nada Mal – asintió él.

-          Solo para estar seguros  - Jay de inmediato tomo el cuaderno lleno de notas y le prendió fuego con un encendedor  dejándole consumirse en un cesto de basura – no queremos que nadie lo encuentre – y ya estaba a punto de destruir el portátil cuando Cameron le detuvo.

-          Espera – arrebato la computadora justo a tiempo - tal vez deberíamos hacer una última cosa.

-          ¿De qué diablos hablas C? – Evie le miro confundida mientras Mal le cuestionaba cruzada de brazos.

-          Tal vez deba despedirme de mamá – termino completamente oscuro, su rostro detonado completo desprecio pero sus ojos gritaban venganza pura, Cameron quería que aquella mujer recibiera castigo que al menos sintiera un poco de aquel dolor que  Carlos siempre tuvo.

 

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-          Carlos niño ingrato ¿dónde está el cachorro de mami? – gruño la mujer nada más el rostro del su hijo apareció frente al monitor.

-          No hay ni habrá un cachorro nunca en su vida – respondió el totalmente sereno, con el resto libre de cualquier emoción.

-          Perro insolente Mami está muy enojada – Cruella frunció su nariz realmente molesta – tranquilo vas a castigarle por eso – le dijo a su pequeño perro de juguete mientras lo hacía chillar.

-          Ahí es donde te equivocas – Cameron levanto la barbilla desafiante -  tú no eres mi madre Cruella – soltó sin miedo, sin ninguna pisca de remordimiento -  tengo una familia y créeme no formas parte  de ella, no vuelvas a llamarme no responderé, y por cierto el Rey Ben fue muy amable en devolverme tu mansión en  parís la cual por cierto convertiré en un refugio para animales –   sonrió, se limitó a curvar su boca mientras veía a la mujer estrujar con ira su juguete.

-          Maldito engendro no te atrevas a… - amenazo lanzando dicho perrito al arrancarlo al suelo con  verdadera ira.

-          Bonne soirée – termino Como una burla para apagar de inmediato la computadora sin dejar de sonreír.

-          No tenías que hacerlo C ella no es tu madre – Jay de inmediato llego a apretar el hombro de su novio, de aquel chico que soltó al fin el aliento que contenía - no es nada para ti.

-          Lo sé pero quiero que viva el resto de su vida sabiendo que su único hijo la repudia- suspiro cerrando los ojos por un segundo frente a la pantalla negra-  creo que es justo para la mujer que llevo a la locura a su propia sangre.

-          Gracias, por decir que somos tu familia-  de inmediato dejo que sus dedos se entrelazaran.

-          No, gracias a ti por darme una oportunidad para ser feliz – Cameron al fin se giró, miro a Jay a los ojos sonriendo realmente con felicidad aferrándose a la mano de Jay, a esa comodidad.

-          Realmente te luciste con Cruella – le alabo Jay.

-          ¿Quieres que llame a tu padre por ti? – sonrió juguetón.

-          Idiota – gruño el árabe  rodando los ojos para de inmediato deshacerse de esa computadora.

 

 

Cameron no había sufrido bajo la mano de Cruella, ella no significaba nada para él, pues su madre había sido una muy diferente, él jamás la había conocido en persona y realmente no le importaba, sin embargo mientras había tenido las memorias de Carlos él pudo sentir ese dolor, Cameron fue  testigo de todo el dolor que le causo a un pequeño niño indefenso y eso era algo que el definitivamente no aprobaba, porque Carlos estaba muerto y ese chico nunca pudo defenderse por lo tanto él lo haría por él, se lo debía, por tomar su lugar, por permitirse ser feliz con la familia de ese chico, por poder besar a Jay todos los días cuando Carlos podía hacerlo en su lugar, Cameron se permitió al menos hacer eso por él.

 

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El ruido sordo rompiendo el viento sonó en la vacía habitación, el chocar del cuero contra la tierna carne  le hicieron estremecer, Jay arrodillado de espaldas a su padre sosteniéndose apenas de  aquel viejo banco de madera, manteniendo la espalda en alto.

 

Un nuevo  latigazo rompió el silencio, aquel chico apretó los dientes simplemente negándose a quejarse, a gritar de dolor, pues sabía muy bien que el castigo sería peor y otro más resonó, la piel sangrante de su espalda, trozos de carne desprendiéndose ante cada nuevo golpe, su padre, aquel hombre que latigaba su espalda maldecía al chico a su merced, le llamo de nombres denigrantes, escupiendo en su presencia, pues aquel chico no había conseguido la cuota, pues aquel joven simplemente nació.

 

La botella en su mano fue llevada a su boca nuevamente, un trago de aquel liquido amargo se deslizo por la garganta y con un último golpe contra la espalda de su hijo aquel hombre se marchó a la tras tienda no sin antes empujar con su sucia bota el cuerpo del chico que se mantenía a flote solo por el banco.

 

Jay se quedó en el suelo, un minuto, tal vez dos apretando los dientes, intentando no respirar sintiendo como la sangre brotaba de sus heridas, cuando el silencio en la otra habitación se detuvo, cuando las maldiciones callaron y el sonido de una  botella cayendo al suelo  al fin se escucho, Jay se levantó, sus manos temblaban mientras recordaba el incidente, su cuerpo dolido sin fuerzas apenas si podían mantenerlo sobre el banco, aquel niño logro levantarse, sus labios también sangraban de donde sus dientes se enterraron para no gritar, tomo un paño, uno sucio y mal oliente el más limpio que encontró para limpiarse.

 

En la habitación su padre dormía, la botella de la que había bebido aún estaba tirada en el suelo, aquel licor el que tanto trabajo le había costado robar se derramaba en las tablas del suelo, lo levanto de inmediato haciendo el mínimo ruido y saliendo de ahí sin dar otra mirada a su padre, con cuidado limpio sus heridas usando el alcohol barato, siseando de dolor al sentir su carne quemarse con fuerza, apenas si pudo limpiarse todo, la espalda le dolía  horrores, era demasiado que soportar.

 

Tomo la botella, aquella que aún tenía algo de licor en ella y lo bebió, tomo el contenido de golpe  importándole poco las consecuencias, el solo quería dormir, quería dejar de sentir aquel intenso dolor que carcomía su alma, se dejó caer entonces  en lo que era su cama, la vieja alfombra debajo de los estantes  donde noche tras noche rezaba por no morir aplastado pero esa vez, por primera vez en la vida, él lo anhelo, deseo con el corazón que todo cayera y le matara, que le liberara de una vez.

 

Y el dolor en su espalda se hizo más fuerte,  su boca amarga por el sabor del licor era cada vez más insoportable, desesperado jalo sus cabellos, sus dedos enterándose en su cuello cabelludo donde la sangre seca del primer golpe con aquella botella había pegado sus cabellos, miro la botella y con gran frustración la tiro hasta el otro lado de la habitación, esa noche Jay enterró  el rostro en sus manos y lloro, lloro en silencio como la última vez, derramo lagrimas como lo haría en el futuro, lo haría como cada vez que Jafar le recordara lo inútil que era, lo poco útil, lo completamente reemplazable, lo haría cada vez que su padre quisiera matarle.

 

Jay despertó en la habitación, entre sabanas cómodas y almohadas de plumas, confuso se levantó de golpe, la oscuridad de la noche aún era notable, por un momento aquel chico parecía perdido, completamente asustado, hasta que lo recordó, estaba en Auradon, lejos de su padre, él era libre, habían traicionado a todos y podía ser quien era, trato de volver a dormir  pero la cama debajo de él era muy cómoda,  muy suave, se levantó entonces miro el suelo por un segundo antes de suspirar, tomo solo una manta la más frágil que encontró y se dejó caer en el suelo  cubriéndose,  tratando de dormir un poco, las lágrimas no tardaron de llegar el recuerdo aún fresco de la tortura, Jay tardo media  hora en conciliar el suelo, las lágrimas nunca  se detuvieron.

 

A su lado, en la cama vecina Carlos se despertó al oírle, demasiado acostumbrado a estar atento ante cualquier sonido, ante cualquier cosa que Cruella pudiera necesitar, le escucho gemir, lloriquear entre sueños, descubrió las señales de una pesadilla y sin embargo se negó a levantarse, porque ellos no eran amigos, Carlos no era parte de lo que ellos consideraban familia, además Jay no le quería en su cama, lo dejaba en claro siempre, cada vez que le tocaba, cada que lo jodia contra su colchón nunca en el de él, cada que Jay se alejaba para dormir en su propia cama sin importarle usar a Carlos una vez más, así que lo ignoro, se cubrió más con sus sabanas dándole la espalda y escucho todo el dolor de aquel  joven ninguno de ellos sabia consolar.

 

Las pesadillas pasaron, cuando alguno de ellos las tenía él otro simplemente lo ignoraron, nunca hablaron de ello, no mostraron debilidad y en algún momento estas al fin pararon, la próxima vez que sucedió fue una sorpresa, por meses no hubo ninguna de ellas, por un largo tiempo pudo dormir tranquilo, volver a soñar con la nada pero entonces eso tenía que pasar, la clase en historia de la magia  tuvieron que mencionarlo, hablar del único genio malvado en la historia, de aquel que había sido tan poderoso que casi logra salir victorioso, de aquel cuyos poderes eran inigualables, y toda la clase le miro, susurro a sus espalda señalándole, Jay trato de ignorarle, de no hacer caso a sus comentarios pero entonces una imagen, una pregunta del profesor solo una pequeña cosa y Jay tuvo que hablar de lo grandioso que era su padre, de lo sanguinario que aún era en la isla, el recordó la razón de su gran y profundo odio.

 

Podía oír los latigazos nuevamente,  sintió como su carne era desprendida otra vez, y el chocar de este contra su piel, Jay despertó nuevamente en la oscuridad de la noche reprimiendo un grito entre sus dientes, mirando a su alrededor asustado  se observó a salvo, libre de  la sombra de su padre, Jay volvió a caer contra las almohadas temblando de miedo.

 

-          Jay -  la voz susurrante de Cameron llego pronto a sus oídos, aquel niño despertó al escuchar los sollozos – ¿Jay estas bien? – pregunto cada vez más preocupado lanzando las mantas a un lado para acercarse  a la otra cama, para buscar lo que estaba mal.

-          Estoy bien – su voz sonó estrangulada de espaldas a él, negándose a mirarle – vuelve a la cama C – gruño molesto, porque él no necesitaba de la lastima del niño, no, porque él no era un débil que necesitaba consuelo, Jay no podía ser débil,  tenía que ser fuerte  ser el que de confort no al revés.

 

Cameron dudo, solo un segundo miro su cama deshecha y miro de nuevo aquel niño que parecía encogerse más hasta el borde del otro lado, no sabía lo que pasaba, no entendía muy bien la razón de aquella pesadilla pero había visto las cicatrices, aquellas que estaban cubiertas de tinta, Cameron sabía que fueron obra de Jafar del padre que debió protegerle, no podía entenderle, no tenía nada con que compararlo y nunca se imaginó en una situación similar pero si sabía una cosa, no podía ignorarlo, él simplemente no podía regresar a su cama e ignorar el dolor de Jay, así que empujo las mantas y se acostó a su lado, no le toco se quedó mirando  su espalda cubierta  por una simple camiseta, miro las oscuras líneas de tinta asegurándose de estar lo suficientemente cerca para darle consuelo.

 

Jay no le empujo,  tampoco le pidió salir, aquel niño solo se estremeció ante la cercanía, ante aquel apoyo silencioso estremeciéndose, fue entonces cuando lo sintió, Cameron al fin le tocaba tentativo aquel niño se abrazó a su espalda colocando un suave beso sobre la tela de la camiseta, una pequeña promesa sin palabras, eso lo rompió, Jay no pudo más las lágrimas salieron de sus ojos antes de poder evitarlo, pequeños gemidos escaparon de sus labios mientras se aferraba a la mano de Cameron, mientras dejaba que aquel otro cuerpo le cubriera, por primera vez en mucho tiempo Jay se sintió así, por primera vez el sintió que todo estaría bien, él era protegido.

 

Cameron se quedó dormido cuando la respiración de Jay se hizo estable, cuando las lágrimas al fin dejaron de brotar y aquel chico estaba más calmado, el firme agarre del niño se flojo y Jay pudo soltarse para mirar al niño dormir de frente, pero la cama volvía a ser  demasiado blanda y molestaba su cuerpo, de mala gana se levantó para dejarse caer en el suelo otra vez donde se cubrió, Cameron despertó casi de  inmediato noto los movimientos de Jay y sin pensarlo mucho le siguió, se acostó frente el esta vez, llevando una almohada murmurando medio dormido, se cubrió con la sabana de Jay y enterró su rostro en el pecho del mayor entrelazando sus piernas.

 

Le dejo, Jay le dejo hacerlo totalmente agradecido aferrándose a ese niño con fuerza, besando su frente antes de dejarse llevar por Morfeo, aquel  joven por primera vez en mucho tiempo agradeció estar vivo y tener a Cameron entre sus brazos, a la mañana siguiente Cameron despertó con un gran dolor de espalda maldiciendo la dureza del piso, pero esa noche estaba listo para dormir nuevamente en el si era necesario.

 

La otra cama, aquella que pertenecía a Cameron quedo sin usar desde entonces, pues ambos chicos dormían abrazados alejando las pesadillas.

 

 

Notas finales:

 

Lo que Mal le dio a Cameron no fue la esencia de Carlos sino un medio para conseguirla, puede que a ellos no les importe mucho el niño pero no podían matarle, simplemente no pudieron por eso dejaron que Cameron lo hiciera por ellos, el prácticamente se impuso y tomo lo que quedaba de Carlos en ese mundo y se lo adueño por eso vio imágenes de su pasado, prácticamente devoro el alma de Carlos para permanecer ahí, luego Mal envió su cuerpo al mundo de Cameron donde su padres le dieron un entierro digno.

 

Cameron vengándose de Cruella obviamente tenía que ponerlo.

 

Bonne soirée: es Francés esto se traduce literalmente en “buena tarde” y es para decirle a alguien “que tenga una buena tarde”, de  ahí la burla de Cameron a Cruella.

 

Para entender mejor Jay es dos tallas más grande en comparación con Cameron, Cameron es dos  en comparación de Carlos por esa su ropa le queda muy apretada, en este fic Carlos es un niño muy pequeño tanto de altura como de cuerpo por lo mismo de la desnutrición, y bueno Cameron si lo han notado está ganando musculo el condenándote y altura él y Ben se van  dando de tamaño son la misma talla, pero igual Jay es el más alto de los tres o cuatro con Ben por su padre Jafar.

 

La diferencia entre Carlos y Cameron por si aún tenían sus dudas sobre  por qué Jay escogió a Cameron, Carlos tuvo muchas oportunidades, demasiadas para acercarse a Jay y a cada una de las chicas, Carlos pudo elegir pero no lo hizo, ese niño estaba tan roto tan destrozado que simplemente era un caparazón vacío, Jay también lo estaba completamente lleno de odio y traumas y sin embargo el tomo ese dolor y se hizo fuerte algo que Carlos nunca pudo, lo siento por él pero Jay merecía consuelo y Cameron es aquel que le brinda esa calidez.

 

Una galleta???

Un chocolate??

Una patada por literalmente preferir a Cameron??

 

Gracias por seguir leyendo.

 


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