Cientos de estrellas brillaban en aquel cielo oscuro mientras que la luna iluminaba el lugar. Un joven de cabellos celestes caminaba mirando hacia el cielo, sin darse cuenta dio un suspiro, para luego sentarse en la arena mirando hacia el océano concentrado en sus propios pensamientos.
-¿no es esta una hermosa noche?- el joven de cabellos celeste dio un pequeño salto al sentir aquella voz, al girar su rostro se encontró con un joven de cabello rojizo, que le sonreía alegremente, para luego sentarse a su lado.
-Kagami-kun, por favor no aparezcas de repente-dio un pequeño suspiro, mientras levantaba la vista hacia el cielo- tienes razón, es una hermosa noche…. ¿Qué haces aquí, Kagami-kun?
-pues, te vi salir….me preocupaste-decía Kagami con una mirada seria y preocupada-te veías muy triste…por eso yo…- Kuroko sonrió ante aquellas palabras dejando sorprendido a Kagami, quien pronto le sonrió.
-gracias Kagami-kun-Kuroko le sonrió, al ver esa sonrisa el corazón de Kagami se aceleró y un leve sonrojo cubrió sus mejillas, no era la primera vez que notaba que Kuroko tenía una hermosa sonrisa y que cada vez que sonreía sus ojos tenía un brillo especial, que le hacía sentir realmente bien, como le encantaría poder ver en ese rostro siempre aquella sonrisa, poder hacer sonreír a Kuroko era todo lo que deseaba y sobre todo poder decirle sus sentimientos, pero tenía miedo de que le rechazara y perdiera su amistad.
-Kagami-kun- Kuroko golpeo suavemente en la cabeza al pelirrojo sacándolo de sus pensamientos-¿te encuentras bien?...te me quedaste viendo por mucho tiempo
-estoy bien jeje- Kagami le sonrió intentado calamar a Kuroko y a el mismo. Kuroko se quedó observando aquella sonrisa, le encantaba la sonrisa de Kagami, le hacía sentir realmente seguro y que todo iba a estar bien, no era como esas sonrisas que simplemente das porque si, si no que era una que mostraba todo lo que sentía Kagami dependiendo del momento en que se encontrara, amaba aquella sonrisa, pero más amaba a la persona que le sonreía, desde que se volvió su luz, no pudo evitar tener pensamientos no correspondidos hacia Kagami, pero no pudo evitarlo y termino enamorándose de su luz, se sentía un cobarde, al no atreverse a decirle sus sentimientos pero sentía miedo. Mucho miedo que le rechazara y que su amistad se perdiera por tener ese tipo pensamientos hacia Kagami.
Sin pensarlo Kuroko apoyo su cabeza en el hombro de Kagami, ambos corazones latieron con fuerza al sentirse tan cerca de la persona amada. Las estrellas brillaban y solo hace unos momentos ambos habían quedado en silencio, pero no era un silencio incomodo si no que era agradable, las palabras sobraban.
-estamos debajo de ciento de estrellas brillantes…-dijo Kagami rompiendo aquel silencio- …pero mi amor por ti es más fuerte que toda la luz que pueden brindarnos aquellas estrellas- Kuroko observo a Kagami sorprendido, un fuerte rubor coloreo sus mejillas y sus orejas dejándolo completamente avergonzado, Kagami se había quedado congelado al darse cuenta de las palabras que había dicho, mientras un fuerte rubor coloreaba sus mejillas, nunca antes se había sentido tan nervioso, se había dejado llevar por el momento y ahora estaba en serios problemas; Kuroko bajo la mirada, mientras jugaba nervioso con sus manos.
-Kagami-kun- dijo en un susurro apenas audible, un escalofrió recorrió la espalda de Kagami al escuchar aquellas palabras salir de los labios de Kuroko, no quería escuchar como lo rechazaba, no quería escuchar como le decía que ya no quería ser su sombra y que su amistad acababa de terminar por aquellos sentimientos indebidos, rápidamente se levantó de la arena sorprendiendo a Kuroko que levanto la mirada, aun con un sonrojo recorriéndole las mejillas.
-será mejor que entre a la casa…yo…-Kagami se acariciaba el cuello nervioso y sin mirar a la cara a Kuroko- nos vemos- Kagami se dio media vuelta para regresar a la casa de playa en la que se encontraban para el entrenamiento, pero una mano temblorosa lo detuvo, su corazón se aceleró y al girarse nuevamente encontró a un Kuroko completamente sonrojado, sus nervios estaban jugando en su contra, mientras dejaba salir aquellos sentimientos que tanto había intentado ocultar.
-¡me gustas Kagami-kun!-Kuroko levanto la mirada, sus hermosos ojos celestes estaban llorosos, Kagami sonrió; primero por saber que sus sombra le correspondía y segundo porque al ver al peliceleste de esa manera se le hizo muy lindo y tierno. Se acercó hasta Kuroko para poder estrecharlo entre sus brazos, se sentía tan bien, tan cálido, era algo realmente especial y que ambos muchachos habían esperado por mucho tiempo, lentamente Kagami llevo una mano hacia la barbilla del más bajo, haciendo que este le mirara, para luego acercarse lentamente a esos finos y pequeños labios, que tantas veces deseo probar. Al juntar sus labios, una corriente eléctrica recorrió el cuerpo de ambos, era una beso suave y calmado, querían disfrutar de cada sensación, la forma en que movían sus labios y por sobre todo la sensación cálida de estar al lado de la persona que amas.