Entre Metodos y Reacciones por Creilet

Observaba sin mas el reloj de pulsera que adornaba mi muñeca, cada vez que la aguja se movia mas incrementaba la impaciencia en mi, aquella cita era tan importante, porfin el caso que tanto tiempo me tomo resolver llegaba a su inminente final, aparte mi vista del reloj al notar la presencia del juez, me levante como el resto para recibirlo y aproveche ese momento para acomodar mi traje y me mantuve de pie,internamente mi cuerpo temblaba sabia que todo el mundo esperaba una equivocacion de mi parte, quien podria creer que a mis 25 años resolveria tan importante crimen y mas aun para esta sociedad machista que una mujer lograra tal hazaña, me acerque al estrado coloque mi mano derecha en el libro y la izquierda en alto repeti con seguridad aquel voto que me permite avanzar, entrego mis pruebas al juez y me retiro a mi posicion nuevamente, la puerta se abre y aquella figura que me brindo tantos dolores de cabeza aparece, esposas capturando sus muñecas, con un traje naranja y una actitud cabisbaja, tome aire, ajuste mis gafas la ira de mi acompañante se hizo presente, coloque mi mano frente a el y le dirigi una mirada serena, ese hombre pagara sus actos y aquella niña que perdio la oportunidad de vivir seria vengada... Observé atenta como mi contra parte exponía su caso tratando de sacar a su cliente de apuros, pero la evidencia presentada era irrefutable, después de tanto esfuerzo y tiempo invertido, por fin vería el fruto de mi ardua labor. El jurado permanecía ecuánime tratando de no dar señas de lo que acontecería en poco tiempo, que serían un par de horas más en la corte después de meses de investigación y recolección. Cuando ya se dio el cierre de cada una de las partes no pude evitar sentir un poco de temor por lo volátil que era el caso y el hecho de que existía la posibilidad de que el resultado no saliera a nuestro favor. Observé nuevamente mi reloj tratando de anticipar el tiempo que se tomaría el jurado en dictar está moción. Normalmente pueden tardar horas o quizás días, pero mis esperanzas por lograr justicia no cesaban sino que aumentaban con cada movimiento de las manecillas del reloj. Recolecté mis cosas para retirarme de la corte, después de todo no servía de nada quedarme aquí esperando si la decisión estaba en su debido proceso. Comparti algunas palabras con mi cliente, intentando transmitir la confianza que yo misma me esforzaba por conservar. El lugar se encontraba inundado de camaras y periodistas, nada mas el salir fui rodeada por la muchedumbre buscando respuestas, rodee con mis brazos mi maletin de cuero pegandolo a mi pecho intentando evadir aquel gentio que retardaban mi llegada a mi vehiculo, una vez notaron la presencia de mi contra parte salir, abandonaron su insistencia e hicieron caso omiso a mi presencia, respire profundo y aliviada, porfin podia llegar a mi vehiculo y entrar para sentirme segura entre asientos de cuero y carroceria de laton, recargue mi espalda del asiento que recline levemente mientras alejaba de mi rostro las gafas, detestaba esperar y mas aun cuando me encontraba tan segura de que el veredicto final seria en mi favor y aquel maniaco seria privado de toda libertad, mi movil vibro en el bolsillo de mi pantalon de gabardina, en la pantalla el nombre de mi superior vislumbraba deslize mi dedo para atender y a su vez activar el altavoz, su voz de mando, gruesa, profunda y gritona invadio todo el interior del automovil, sin embargo pese a la molestia en su voz el animo volvio a mi ser un nuevo caso esperaba en mi escritorio, endereze mi asiento y tome control del vehiculo... Me dirigí a mi oficina a la brevedad posible evitando el tráfico tomando vías alternas. Vivir en la capital no era sencillo menos si tenía que lidiar con el tráfico en horas críticas. Logré llegar al complejo de oficinas donde se encontraba nuestro bufé de abogados. Aparqué el automóvil y decidí tomar el ascensor directo al último piso que eran donde se encontraba mi oficina junto con la de los demás asociados de alta gama. Entré a mi oficina saludando brevemente a mi asistente mientras tomaba el café que me era ofrecido de entre sus manos. Lo que había dicho mi superior era cierto, tenía un nuevo caso, pero no era sólo un archivo lo que dejó en mi escritorio sino un repertorio de carpetas e informes criminales y fotos de una escena del crimen que con el pasar de los años aún era extrañamente familiar. Suspiré revisando los documentos empezando a organizarlos. Sabía que ese sería un largo día y posiblemente otra noche de dormir en el sofá de mi oficina unas cuantas horas entre descubiertos. Para este caso necesitaría apoyo, una segunda opinión, pero nadie en la firma estaba disponible o tenía la capacidad que yo requerimiento en los estándares éticos y laborales.

Suelo ser bastante exigente en la selección de mi acompañante, a pesar de que mi trabajo es el solo hecho de llevar el caso ante el tribunal y lograr ya sea el encierro o la libertad de mi cliente, no puedo evitar sentir la necesidad de indagar aun mas a pesar de que la experiencia de nuestros detectives es indudablemente sublime, puedo alegar el hecho de que quizas unas ojos mas jovenes y menos experimentados puedan ver ese rastro de inocencia o quizas aquel acto ruin que con mucho esmero lograron ocultar... Disfruto el sabor de mi cafe, en lo poco que llevo desempeñando mi labor he logrado conseguir una reputación que solo una persona con al menos 10 años de experiencia y quizas un caso elite pueden obtener, me siento sumamente orgullosa de eso, de hecho estaba muy feliz distrayendome en mi egocentrico pensamiento hasta que mi superior entro y por ello ahora me encuentro sujetando una hoja que exige mi firma y mi ceño claramente fruncido, despues de todo pese a mis exigencias tengo ante mi, mi nuevo acompañante ... Observé a la joven que yacía a meros metros detrás de mí jefe, su cabello negro caía detrás de sus hombros así que no podía determinar el largo. Su piel tenía una apariencia tersa, posiblemente debido a su edad, ya que no aparentaba más de unos 25 o 26. Mi mirada se paseó por la joven tratando de leer un poco sobre ella o sobre su estilo de vida, pero no logré mucho. Nada, la pelinegra era como un libro codificado y con una contraseña en un idioma extraterrestre. Me conocimiento quedaba limitado a la portada. Una apariencia externa hermosa, no podía negarlo, estaba bien cuidada como si se hubiese mirado al espejo varias veces antes de entrar. Sus ojos enfocados en mi eran de un color plata inusual que no me permitía leerlos con facilidad. Esta mujer era indescifrable y eso no me agradaba. Observé nuevamente a mi jefe lista para alegar que no quería un compañero pero su mirada fija y glacial hizo que las palabras se quedarán en mis labios y no salieran a la luz.