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Si el plan A no funciona (Versión Editada) por HeartBreakerGirl

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Notas del capitulo:

¡Buenas noches!

 

Sé que es muy tarde y que llevo un día de retraso, pero les haré un resumen. No pude subirlo ayer porque hubo un apagón en la tarde en mi ciudad y cuando regresó en la noche, me di cuenta que la editada del capítulo 2 de SEPANF estaba horrible. Lo odié y estuve horrorizada, así que me puse a arreglarlo. Anoche avancé hasta la mitad y hoy lo estuve haciendo desde las 3:30 p.m. Lo sé, ¿tanto? Así de rigurosa soy porque lo leí varias veces para asegurarme y bueno, también recibí la noticia que un tío acaba de fallecer. Como imaginaran estoy de luto, pero a pesar de ello quise dejar las cosas bien hechas y este es el resultado.

 

Espero que les agrade, que sepan perdonarme si hay un desliz y me lo comunican.

 

No les quito más tiempo. ¡¡A leer!!




“El tiempo no cura nada. Solo te acostumbra

a la idea de que algunas cosas están

cambiando y debes aceptarlo.”


-Anónimo

 

Las ideas vienen en el momento que menos te lo esperas, eso lo sabía muy bien Ji Yong. Su profesión lo avalaba junto a las otras donde el factor de la creatividad era la base, por eso entraba a la villa con un ánimo ligeramente renovado y una diminuta sonrisa floreciendo en su cara. Nunca pensó que por comprar un café sintiera la gratitud desbordarle por todos los poros haciéndole reír al instante ante tanta certeza en una sola frase. 

Si el plan A no funciona aun quedan 26 letras del abecedario

Germinando con una pasmosa facilidad en su mente la inspiración llegó para quedarse, enarbolando todo en cuestión de segundos y empezaría aplicarlo el día de hoy, después de todo se llamaba Kwon Ji Yong, ¿no?

Afrontar la muerte de Seo Hwa fue bastante delicado y complicado. Todavía lo es, no solo por los allegados a ella, incluso él mismo que se obligó a superarlo lo más rápido que pudo, sino por Seung Hyun. Acorde a las palabras del médico, este le explicó a él y los demás, en una reunión donde hasta Yang Hyuk Suk estuvo presente que el duelo de quien era su mejor amigo mínimo llevaría un proceso de seis meses superando cada etapa a su modo, habló de cada una de ellas como también de las recomendaciones, riesgos y ciertas señales que debían estar atentos. Cumplieron al pie de la letra cada palabra. El alcohol sufrió las consecuencias en primera fila al borrar todo rastro de él en la villa, trasladándolo a Dolce Vitta en una bodega especial, no apta para los huéspedes. Él de verdad sujetó con fuerza la idea que Seung Hyun vencería cada una de ellas, aunque una vocecita pequeña le decía que dejara de pecar en ser ingenuo y estúpido, que ese miedo explicaba las cosas que no se atrevía a decir en voz alta. 

Odió tanto a su intuición porque sucedió, Seung Hyun seguía estancado en la depresión hace dos meses y medio, y bueno, el puto susto por él seguía latente, no quería pensar en un escenario donde viviera de ese modo durante toda su vida, las palabras del médico advirtiéndoles de esa posibilidad vivían torturándole a diario y sinceramente, llegó a un punto donde se hartó. No es que no tuviera paciencia porque sí la conocía y que fuera más fácil alejarse, ignorar el problema o juzgar con ojos severos como hacían las mayoría de personas cuando tenían a alguien querido en aquellas condiciones. Lo hizo porque comenzó a odiar a la depresión, no a Seung Hyun. Odiaba lo que le hacía a él, debería estar en la mitad de duelo, camino a recuperación, no transformarse en ese ser errante. 

Necesitaban soluciones y bendita suerte, ahora tenía una. 

Sus pies caminaron decididamente hasta la habitación del rapero para revelar a Daesung, el fin de semana le pertenecía a él y entró cuidadosamente, sacándose los zapatos, no atreviéndose a quitarle los pocos minutos de sueño que le quedan a su compañero, probablemente se haya desvelado y esa conjetura hizo que sonriera nostálgico mientras reclinaba la espalda en la pared. ¡Dios, Seung Hyun tenía un círculo de personas a su lado! ¿Por qué no lo veía? Agradecía tanto tener esos amigos y que fuera querido, su apoyo había sido invaluable todos estos meses. Ellos son su familia y claro ejemplo es que pusieron a Seung Hyun primero, retrasando el comeback por unos seis u ocho meses, no sabían el tiempo exacto, pero no les importaba, el punto era que la actividad grupal se detendría hasta que se recuperara. 

Exhaló aire, dándose fuerza y apenado se dirigió a despertar a su amigo.

-Dae, Dae-susurró bien bajo, no quería despertar al otro integrante en la habitación.

-Hmm, ¿hyung? ¿Llegaste?-Daesung frotó sus ojos y él asintió- Es hora de irme, supongo.

-¿Ha mejorado?

Pregunta tonta, pero él no perdía la esperanza de que hubiese un mínimo cambio en el ánimo de Seung y al ver la negativa no pudo evitar que su corazón se marchitara.

-Entiendo, tenía que intentarlo.

-Hyung, recuerda que la esperanza es lo último que se pierde.

Pensando en la reina de Roma.

-Lo sé, Dae. Solo desearía que no estuviese así.

-Nadie quiere que continué de esa manera, espero que pronto mejore-concilió- Bueno, me voy.

-Sí, saludas a los demás por mí. Estuve en el estudio, no tuve oportunidad de verlos.

-¡¡Hyung!! No te agotes demasiado, tenemos a uno mal ¿Y ahora quieres agregar a alguien más?

-No te preocupes Dae. Soy fuerte, anda a descansar-el mencionado arrugó la nariz receloso- Tuviste una noche fatal, se nota.

Daesung pudo replicarle, no obstante decidió llevar el asunto por la paz, sabía lo orgullos que era su líder.

-De acuerdo. Cuídate, hyung-aceptó a medias con tono cansino- En un par de días Young Bae vendrá por el relevo, adiós.

-Adiós.

Ni bien la presencia de su donsaeng estuvo fuera, Ji Yong de reojo perfiló la silueta de Seung Hyun, viendo un lío de sábanas, siendo curioso que durmiera calmado, con una posición propia de alguien ordenado y de paz cuando la realidad era otra. Se le podía llamar una pantalla porque apostaba a que tenía los ojos hinchados y rojos de llorar. Horrible, pero se inclinaba a mejor pasar por esto a tener un Seung Hyun con ojeras muy enormes con los ojos inyectados de sangre. De solo recordarlo se estremecía, no había necesidad de ir por esos rumbos y confiado descorrió fuertemente las cortinas, llenando de inmediato la habitación de luz. Provocando que Seung Hyun se removiera tratando de encontrar una posición cómoda para volver a dormir.

¡Oh, no!

Esta vez no iba a tolerar que otra vez hiciese lo que se le antojaba, ya era suficiente. Presuroso acercó su cuerpo a la cabecera del mayor y con delicadeza procedió a despertarlo, moviéndole ligeramente.

-Hyung, hyung. Despierta-habló dulcemente. 

-No… no tengo ganas de nada-remoloneó, apretando sus manos a las sábanas con la voz triste- Suéltame…

Estuvo a punto de darle un manotazo, pero Ji Yong le interrumpió con sus intentos de convencerlo.

-Hoy es un bonito día, ¿no te das cuenta por los rayos del sol?

No me interesa ni una mierda.

-Te dije que no tengo ganas de nada. Así que déjame-dijo en un hilo de voz- No vale la pena…

-¿Ni siquiera quieres comer el pan francés que tanto te gusta?

-No.

Ji Yong volvió a tratar, invocando mucha paciencia porque sinceramente después de cuatro meses estaba al borde de la desesperación.

-Es de tu panadería favorita, mandé agregarle arándanos extra-especiales.

No quebrarse resultó un milagro, las cuentas empezaban a cobrarle. Se había sobre-exigido tanto los últimos meses que no entendía cómo todavía no tenía un incidente con él desmayándose. No era tonto, sabía que estaba cerca de desfallecer por la presión, la angustia, no permitir que los demás cayeran, estar consumiéndose por el sufrimiento de Seung, el cansancio, las preocupaciones y sobre todo el insomnio que a veces solía tener. Gracias a Dios que los suplementos habían ayudado, lo malo es que no era suficiente.

-No…. Déjame, quiero morir…  

Tragó saliva. No era la primera vez que lo escuchaba, si había palabras que aterrar de sobremanera eran esas. Miles de cuervos picoteaban sin piedad su corazón y un nudo en forma de pelota de tenis lograba alojarse en su garganta, posa sus ojos sobre las costuras de la almohada e inutilmente busca controlar las pequeñas gotas de lágrimas acumulándose en sus cuencas y puta madre, el dolor quema insoportablemente. Quiere decirle, cállate a Seung Hyun, pero no puede. Eso lo enoja consigo mismo, limpiándose violentamente.

-Pues tendrás que pararte así quieras o no-apuntó tajante. 

Quitando las cobijas sin ningún cuidado en un santiamén y dejando a Seung Hyun en pijamas.

-¿Qué haces?-pronunció enojado abriendo los ojos- Ji Yong, ni siquiera tengo ganas de pelear contigo, devuélveme el edredón.

-No. Te presento dos opciones Seung: Te paras o te arrastro a la ducha. ¡¡Tú decide!!

No quiero. Quiero volver a soñar.

-No. ¿No ves que esto es difícil para mí?-susurró roto- Regrésamelo, Ji.

-¡Que te olvides del jodido edredón, Seung!

Fúrico como un vendaval terminó por gritar, inundado en un mar de sentimientos incontrolables y botó la estúpida cosa por la ventana, los ojos de Seung Hyun vacilaron entre el asombro y la rabia después de meses, al final ganó la última. Disgustado por completo ante la actitud de Ji Yong, rechinando los dientes y por primera vez en varios días, abandonó cama para enfrentarse a él.

-¡¿Qué te pasa?! ¡¿Qué te pasa, eh?!-bramó. Mantenía sus ojos abiertos desmesuradamente, requiriendo explicaciones- ¡¿Qué tienes?!

La posición tranquila, la mirada desafiante del lado contrario, prendió más fuego. Alterándole al grado de encegarse por la cólera y de un momento a otro, se encontró apretando los brazos de Ji Yong con extremo vigor, su paz se había ido y él la necesitaba de vuelta, zarandeó frustrado el cuerpo entre sus manos para acabar empujándole. finalmente y haciéndole caer al suelo en un ruido estrepitoso. Apenas pudo Ji Yong proteger su cabeza gracias a sus veloces reflejos, pero no fue suficiente porque una herida comenzó a brotar sangre inmediatamente por algún lugar. De alguna manera esto fue la campana que Seung Hyun necesitaba, despertando así entre la bruma de sus emociones. 

¿Qué hice?

Ji Yong deslizó su mano sobre su cabello, gimió internamente al localizar el lugar del golpe y sentir algo viscoso. Efectivamente tendría una ligera hinchazón, nada grave si veía por si mismo, con esparadrapo y alcohol se curaría. Hizo una nota mental para verse mas tarde en el espejo, como resultado del pensamiento se encogió de hombros. No obstante, Seung estaba paralizado por completo. Esfumada la furia, ahora la tristeza se hacía cargo de él. Oh, mierda. Jamás de los jamases hubo puesto una mano encima a Ji Yong y lo acababa de hacer.

-Lo siento. Lo siento, Ji-murmuró avergonzado.

¡Oh, Dios!

Cada disculpa le hacía sentirse asqueado, retrocedió unos cuantos pasos hasta topar con la orilla de la cama y de una sola se sentó, cubriéndose el rostro entre sus manos.

-Lo siento tanto.

A la tercer perdón, Ji Yong frunció el ceño, dispuesto a cortarle el rollo, pero Seung Hyun fue más ágil.

-Soy de lo peor, un mal amigo. No merezco tener a alguien como tú a mi lado- ahogó cada vocablo consternado- Soy una basura que no vale… la pena… si…

Escuchar las ridículas lamentaciones de Seung Hyun era demasiado, Ji Yong se enfurecía a cada segundo que pasaba. La forma en que los ojos de su mejor amigo se apagaban fue bastante para el líder, cuyas facciones se endurecieron, levantándose. Bruscamente asió su brazo y lo arrastró hacia el baño, tomándole por desprevenido y cuando este quiso reaccionar, ellos ya estaban en el baño. 

Seung Hyun intentó escapar, derivando en resultados infructuosos ¿De dónde su amigo sacaba esa fuerza descomunal para ser alguien pequeño?

-¡Te dije que te iba a meter a la ducha Seung!-exclamó, abriendo la puerta de vidrio y arrojándole dentro. 

Aturdido por el golpe contra la pared, atinó solo a quejarse por lo que Ji Yong aprovechó para abrir la llave de la regadera, el agua surgió llegando a sus pies, quiso hablar de nuevo, sin embargo se distrajo con la visión de Ji Yong entrando a la ducha y jalando nuevamente su brazo hacia él, quedaron empapados de pies a cabeza en segundos. 

-¡Te lo dije! ¿¡Ahora vas a cambiar?!

Tomó el rostro de Seung entre sus manos, obligándole a devolverle la mirada. Ji Yong parecía una fiera endemoniada.

-¿Vas a dejar de lamentarte? ¡¿Vas a vivir?! ¡Contéstame, Seung! ¡Hazlo!

Cada oración era dicha con más energía que la vez anterior, evidentemente a Ji Yong no le importaba mojar su cara ropa y tampoco que el pijama de Seung Hyun, estuviese de igual forma.

-No, no… puedo-Seung Hyun comentó temeroso, el agua seguía recorriendo su cuerpo- No estoy vivo.

-¡Sí, puedes Seung! ¿Qué no estás vivo? ¡No me hagas reír, Choi Seung Hyun!

Una risa seca llegó a sus oídos.

-¿Me sientes? ¿Sientes mis manos?-Ji Yong apretó sus mejillas- ¿Viste los rayos del sol cuando te desperté? ¿Respiras? ¿Tu corazón sigue latiendo? Sí, porque hasta yo lo escucho. ¡Estás vivo Seung Hyun, ¿entendiste?! ¡Lo estás! ¡Vivo! Sino sintieras el agua fría, no estarías temblando en este momento, ¿cierto?

Seung Hyun rompió en llanto silencioso.

-También era mi mejor amiga. ¿Crees que no me dolió? Por supuesto que sí y lloré lo que pude. ¿Tú, siendo Choi Seung Hyun, te vas a dejar vencer? No lo creo, conozco perfectamente a mi mejor amigo y sé que no esa clase de gente-pausó para tomar una bocanada de aire.

Ji Yong tenía la mandíbula tan tensa que probablemente sus dientes corrían el riesgo de quebrarse fácilmente.

-¿Ahora lo entiendes? ¡Vive, lucha… no decaigas! Tienes a muchas personas preocupadas por ti y yo soy solo una de ellas. Ahora que me escuchaste… ¡¿Lo vas hacer?! ¡¿Vas a vivir?! No me contestes, por ahora….pero al menos saldrás de esa cama y empezarás por comer, ¿entendido?

Seung Hyun asintió levemente, podía sentir las manos tibias de Ji Yong limpiando con sus pulgares sus mejillas húmedas, a pesar a que se congelaba de frío por el agua y que era inútil, él seguía consolándole de esta manera. Aquellas palabras calaron hondo en su alma, él no podía evitar seguir llorando y temblando. 

-Puedo estar tranquilo, iré a curarme esto.

Soltó sus manos del rostro del mayor y señaló su herida.

-No lo sientas, no quiero que te sientas culpable. Los accidentes suceden, ¿de acuerdo?

Para Seung Hyun era todo menos eso, con desgano le dio lo que quería.

-Haré el desayuno. Báñate, espero encontrarte vestido decentemente. Sé lo cuidadoso que eres con tu cuerpo así que te daré tu espacio, no me falles.


 

Sus habilidades culinarias no eran las mejores, todos los conocidos de Ji Yong lo sabían y solo en la cocina básica podía declarar que era su fuerte, más no. Razón por la cual vertía todo su esfuerzo en preparar algo sencillo como un par de omelletes. Había jugo en la nevera, el pan francés reposaba en el centro de la mesa y la cafetera corría perfectamente, atestando el lugar de un riquísimo olor a café filtrado. Sería la segunda taza que tomaba en la mañana, pero no le importó. No cuando en unos minutos compartiría el desayuno con Seung Hyun, menudo acontecimiento que le hacía estar agradecido. ¡Por fin comería algo decente y en la mesa! Este era el primer logro de muchos y deseó que en adelante todo cambiara para mejor. Si al final de todo su plan Seung volvía a reír, él se daba por servido. Imposible pedir que recuperase su antiguo ser, probablemente Seo Hwa hubiese llevado parte de su alma con ella y estaba bien con tal que los rayos de alegría volvieran a Seung Hyun. 

Asintió firme sonriendo dispuesto a voltear el omellette.

-¿Puedo pasar?-sobresaltado casi deja caer el sartén- Cuidado.

 ¡Dios santo!

 -¿Por qué me preguntas eso?

Escogió transformar sus nervios en una pequeña risa mientras giraba parcialmente a verlo. Pésima idea, unos ojos tristones atravesaron los suyos y para ignorarlos, continuó prestando atención en lo que hacía. 

-Es tu casa, Seung.

-Lo sé, me siento extraño-habló con una voz tan carente de vida- Ammm...

Ji Yong enarcó una ceja ante su titubeo y esperó a que terminara, sabiendo exactamente qué rondaba por su cabeza.

-....Lo siento... -carraspeó- ¿Te duele?

-No- mintió.

El golpe dolió y la herida escocía un poco todavía, sin embargo el buen uso al botiquín de primero auxilios fue de ayuda

-No te preocupes, más bien siéntate- señaló el taburete- Casi está listo.

Seung mantuvo silencio arrastrando los pies desinteresado. Ji Yong estuvo cerca de gritarle, pero decidió no tentar la suerte. Empleando una destreza cabal acomodó el par de ommelets en cada plato y los llevó a la mesa sonriendo complacido con su rendimiento.

-¿Se ve bien? ¿Cierto, Seung? -inquirió.

-Hmmm…

-Es lo único que sé hacer después de ramen-rió, intentando sacar palabra alguna al rapero- He avanzado, ¿no?

-Hmmm...

Descorrió las silla para instalarse en ella.

-Me emocioné de más, lo sé. Traje mucho pan, ¿verdad?-bromeó- No importa haré que SeungRi se los comos si sobra. Mi idea es genial, ¿ah que sí?

-Hmmm…

Otro monosílabo más, le desesperaban.

-Come. No soy experto, pero deseo que lo disfrutes-forzó la sonrisa Colgate en su máximo esplendor.

Seung Hyun ni siquiera le devolvió la mirada, nada cambió y en la cocina se dispersó un profundo silencio, donde las respiraciones se oían con claridad. El que estaba al frente comía inapetente, de raciones cada vez menor. Si seguía así terminaría reduciendo la comida a un grano de arroz y ese pensamiento hizo que Ji Yong frunciera el entrecejo molesto. El silencio en sí, era sofocante al extremo de no soportarlo más. 

-Hyung, no sé si Daesung te lo ha dicho, pero el Sábado pasado tu manager hyung se casó -Seung Hyun detuvo el tenedor y continuó- No pude ir, el manager entendió tu ausencia y la mía. Envié un par de regalos, uno de parte mía y otro de parte tuya. Seguro que le gustarán, ¿verdad?

-Hmmm…

Otra vez, el dichoso monosílabo. Cuadró la mandíbula y sostuvo fuertemente el cubierto, tratando de calmarse.

Bien, vamos a trazar otro camino.

-¿Te gusta el ommelet? -preguntó amable. Seung Hyun encogió los hombros, lo tomó como un aliciente- Bueno para cocinarle esto por primera vez a alguien, creo que me salió bien.

-Hmmm…

¡Oh, no! Ese fue mi límite….

-¡¡Basta Seung Hyun!! ¡¡Basta!!-golpeó la mesa, dando pase a un atronador ruido se escuchase.

El mencionado levantó su cara, no reflejaba nada como si no hubiera sucedido gran cosa y eso sacó de esquemas a Ji Yong.

-¡¿No entiendes?! ¡¿Al menos puedes fingir decir una puta sílaba?! Ni siquiera hablas solo haces el sonido de hmmm y me desespera. ¡Mierda Seung Hyun! Estoy tratando de hacer algo… y tú… 

A quemarropa soltó todo sin detenerse a respirar y cuando no pudo más interrumpió su monólogo, cerrando los ojos para calmarse. Hoy había gritado como nunca a cierta persona.

-Estoy haciendo un esfuerzo por no gritarte de nuevo. Seung, necesito que estés bien -inspiró- Eres mi mejor amigo y ante todo uno ayuda a sus amigos, no les gusta verlos mal. Todos estamos poniendo de nuestra parte y lo hacemos con gusto. ¡¡Tú también tienes que poner la tuya, sino las cosas no funcionarán!!

Pasó sus manos sobre sus cabellos en clara señal de frustración

-Ya no sé…

-No…puedo-interrumpió quebrado.

-¡¡Como que vuelva a escuchar eso, soy capaz de meterte a la ducha de nuevo!!-descendió sus dedos por su cara, luego empezó a restregarlos sobre las sienes- ¡Sí puedes! Y si lo digo es suficiente.

Aventuró a serpentear la mano sobre la contraria, mucho tiempo desde que no le tocaba a conciencia y volvió a sentir la corriente eléctrica desplegando por todo su cuerpo, la obvió mirando a Seung Hyun suspicaz al constatar ni un rechazo. 

-He tomado una decisión y quiero que la recibas. Mínimo nos debes esto -Una táctica detestable, pero tenía que hacerlo- Pasarás veintisiete fines de semanas conmigo.

-No, Ji Y…

-¡Ah, ah, ah! -levantó la palma- No he terminado de hablar, encontré algo. Seung necesitas hacerlo por ti mismo, más que por todos. No puedes continuar así, nos lastimas. ¿No quieres estar bien?

-Es que… por más…. que lo intente no…

-Un favor Seung, jamás te he pedido algo. Hazlo por ti. 

Como quisiera eliminar tus problemas.

-Disponemos de veintisiete oportunidades para hacer actividades determinadas por las letras del abecedario-sin darse cuenta empezó a sonar melancólico- Sé que sientes… dolor. Solo quiero que la luz vuelva a ti. ¿Tan malo es?

Otra cosa más para odiar, los silencios. Sí, se hizo alérgico a todo lo negativo que traía Seung Hyun. Todavía oprimía sus dedos suavemente en la mesa, inducido por poco a retorcer su cuerpo debido a la incomodidad, la postura encorvada del mayor le inquietaba. Ya no sabe más que hacer, prácticamente cedió su última carta. Así que espera paciente oír el sí porque de ser lo opuesto se volvería loco y concluiría imitándole, mirando el plato como si Julia Child pudiera salir en cualquier momento del omelette. 

Estuvieron por veinte minutos en la misma posición hasta que Seung Hyun arrimó la comida.

El último susurro hueco que pescó en Ji Yong es lo que logra causar algo. No sabe cuanto pasó, ni le interesa. Quizá porque no soportó el abatimiento de su mejor amigo o porque realmente estaba cansado o quería que dejara de insistir de tal manera o esconderse en su cuarto de una vez. No lo sabía con precisión, pero inconscientemente accedió a la petición.

-Está…. bien-estableció de repente, con la voz ronca y triste a tono muy bajo.

-Bien-da una cariñosa palmada en su hombro- Levántate. Hoy empezamos por la letra “A”  ¿Y Seung? Gracias.

 


 

Ji Yong manejaba con prudencia su Bentley, el copiloto es Seung Hyun, quien que no había pronunciado palabra alguna en el camino y no lo podía culpar, sabía que posiblemente se había arrepentido de salir, como siempre en el ahora. Vestían ropas deportivas, se cuidó de no darle una pista alguna de lo que harían y él lo aceptó. Ni quería pensar cómo reaccionaría al conocer que se quedarían un par de días fuera de casa, era caso perdido hacerlo porque siempre la realidad superaba a la ficción. También inaudito sea que hiciera cosas que no le gustaban por Seung Hyun. La ironía podía catalogarse de humor negro.

No obstante se cumplía la regla universal: Para todo existe una primera vez.

Dicho esto, sonrió discreto. Más al darse cuenta que faltaba poco para el destino final. Buscó estacionar el auto, aparcando en un lugar lejano para que la gente no les reconociera, no había casi nadie. Un punto más para él. Se encargó de dialogar con las autoridades mientras Seung Hyun se cambiaba y para su buena suerte, consiguió el permiso de ellas. Acamparían dos noches ahí.

Le miró de reojo, se hallaba exactamente en la misma posición desde hace diez minutos, notando al segundo su vista desenfocada. Un hecho seguro de que estaba en su propio mundo y no era para mejor. Ellos eran como personas en distintas órbitas, cruel recordatorio que él no le dejaba entrar y que tenía que inmiscuirse, para que no se perdiera por completo. 

-Hey, Seung. Llegamos.

Ningún efecto surtió porque Seung seguía igual. No perdió la confianza y dio movimientos leves a su hombro provocando que el mayor cogiera su muñeca fuertemente. Ji Yong se asustó por primera vez. Jamás pensó que iba a reaccionar de esa manera extraña. Aún tenía esa mirada triste, pero ver que con una agilidad brusca había reaccionado le había tomado por sorpresa

-Lo s-siento-murmuró apenado.

No debía pedir disculpas, él no actuó mal. Suponía que algo instigaba a comportarse de esa forma. 

Seung reaccionó soltándole la muñeca avergonzado de su acción, sintiéndose más miserable de lo normal. Para empezar, ni sabía por qué demonios había aceptado la propuesta de Ji Yong. No lo entendía. Simplemente él estaba perdido. Era un completo desastre y ¿la verdad? No tenía ganas de ni siquiera dar un paso.

¡¿Cómo demonios había llegado ahí?! ¡¿Cómo?!!

Se sentía tan frustrado en ese momento. Era conciente de su realidad y a la vez no lo era, o mejor dicho no lo quería ser. Dolía mucho. Recordaba esa noche, esa infernal noche y ….

No, no, no.

Seung Hyun se obligó a detener el hilo de sus pensamientos porque de plano sabía que no podría controlarse y él no lo necesitaba en este momento.

¡Por supuesto que no!

Irónicamente ahora tenía lo que quería, pero no lo que necesitaba. Una aplastante verdad. Se sentía tan cansado, tan fuera de foco y tan roto que la frase arrojar todo por la borda era un dulce placebo demasiado básico para él. ¿Qué hacer si las lágrimas empezaban a caer por tu cara, cada vez que recordaba algo? ¿Qué hacer? Esa maldita pregunta se la repetía a diario.

Y no, no había respuesta.

-¿Seung? ¿Seung?

-Lo siento-susurró, cabizbajo y jugando con sus manos.

Apretaba cada uno de sus dedos como si eso fuera a calmarlo.

-Olvídalo, no me lastimaste.

-Te asusté, Ji- Seung advirtió, levantando su rostro- Vuelve a defenderme.

Las duras facciones compuestas no admitían réplica. El hecho que aun conservara su mirada triste, no lo eximía de darse cuenta de algunas cosas.

-No… Bueno... No...

Ji Yong tartamudeó en pausas, delatándose pobremente.

-¿Dónde estamos?

Seung interrumpió. No tenía interés de seguir escuchándole ni mucho menos quedarse en el auto, ni en el lugar. Quería estar en su cama.

-¿En la montaña de Asan?-dijo en voz baja y en un tono de cauteloso- Pasaremos un par de días aquí, no me pongas ni una excusa.

No, para esto no había claudicado. Él solo se había preparado para una hora, no dos días. No tardó en decir lo que realmente quería totalmente abatido.

-Quiero regresar a casa.

Y aunque sabía que a Ji Yong no le iba a gustar su respuesta, jamás vio venir su explosiva frustración. Hoy era día de sorprenderse el uno al otro y de disculpas.

-¡No! Ni siquiera hemos empezado... Tú...-señaló a Seung con el dedo mordiéndose el labio.

Dejándole de mirar, cerró sus manos en puños. Dirigió, una de ellas a su frente y empezó a golpearse ligeramente en esa área, intentando calmarse. Seung Hyun quería encogerse, volverse pequeño en ese asiento y su cuerpo no cooperaba esta vez con él. La tensión cargada en sus hombros parecía ser demasiado para su organismo y él, deliberadamente convirtió en eco las reacciones de Ji Yong, ignorándole. El mundo dejó de existir para él cuando su mente proyectó ruido, ruido, ruido a su alrededor y él por fin estaba en paz.

Ji Yong suspiró profundamente con la certeza  de mitigar su enfado y una vez logrado, usó la última carta que le quedaba.

-No me puedo quedar parado viendo cómo te vas... Por favor....-murmuró suplicante.

A pesar del magnífico velo impenetrable que Seung Hyun construyó, las palabras silenciosamente se colaron, llegando a él y por consiguiente originando que un recuerdo surgiera con una fuerza apabullante. 

Y él estaba furioso y al borde de caer de nuevo.

Necesitaba salir de ahí, no miró atrás y sorpresivamente Seung Hyun salió del auto, dando un sonoro portazo. El modo como usó su voz Ji Yong, haciéndole ceder porque realmente no quería y lo que encadenó, estaba amenazando su estado más vulnerable de lo que era.  

Ji Yong era la viva imagen de un venadito asustado, sus ojos se habían vuelto cristalinos y él ni cuenta se había dado. Negó levemente su cabeza por reparar en eso. Tal vez si había manera de sacar adelante a Seung Hyun, un mini-gramo de esperanza comenzaba a titilar sobre su pecho y rápidamente salió del auto, no perdiendo ni un segundo más.

Lo encontró con los puños cerrados, fuertemente apretados, la mirada empañada como si estuviese conteniendo de hacer una locura.

-Seung...

-No digas nada-bibisó cortante- ¿Puedes... apurarte? Antes que me arrepienta... de... esto.

Seung Hyun hablaba en serio alargando tanto como podía las ganas de robar las llaves y dejarle ahí. Esa era la frase más larga que el líder había escuchado en meses a vouluntad propia, por lo que regresó al vehículo a sacar un par de mochilas montañeras equipadas con todo lo necesario, incluso las bolsas de dormir estaban fuertemente atadas a la parte superior del equipaje y una bolsa que contendría la tienda de campaña se afianzaba al lateral de él. Acomodó la indumentaria en su espalda y programó la alarma de coche. Rápidamente, se situó al lado de Seung Hyun. Este se volteó levemente a verlo pillando la mochila restante e inmediatamente se la calzó, andando a trompicones, sin dirigirle palabra alguna. Suspirando fue detrás de él.


 

El lugar escogido era uno de los tantos montes cercanos que rodeaba la ciudad. La selección de este monte fue algo sencillo de hacer. ¿Su razón? Era uno de los más hermosos de Seúl en cuanto a naturaleza. Definitivamente siendo apropiado, pues el halo místico en el que se hallaba envuelto le daba un cariz especial.

Absolutamente bello todo.

Los exuberantes árboles, colibríes o mariposas que danzaban sobre las flores, el sonido del fluyente río y el hermoso sol que irradiaba con fuerza en el cielo conformaban las partes que embellecían al lugar con cada paso que daban. El aire puro se respiraba en el ambiente y era gratificante poder aspirar este tipo de aire, en vez de la cosmopolita y a veces, ajetreada Seúl. Ellos caminaban sobre los puentes de madera, admirando Ji Yong la naturaleza porque Seung caminaba en automático, ignorando todo el panorama, excepto todo lo que pisaba y él lo dejaba estar.

La sensatez convenía en permanecer callados durante toda la travesía hacia la cima de la montaña, calculaba que al atardecer llegarían y por ello, antes de adentrarse a los senderos almorzarían la comida preparada que llevaban.

Dos días con Seung Hyun no sonaba mal, ¿no?

 


 

Fría, de matices oscuros, serena e inmutable. La noche se extendía con solo la luna de testigo, nada más.  Ji Yong miraba el cielo mientras atizaba el fuego de la pequeña fogata encendida hace un par de horas. Tal como lo predijo, habían llegado al atardecer. Justo en el momento exacto de la puesta del sol.

Todavía la recordaba, dedicaron unos minutos a reverenciar tremenda belleza ante sus ojos conteniendo la respiración, duró escasos minutos, pero le dieron la fortaleza para seguir adelante.

Él se encargó de hacer todo, había comprado una de esas carpas modernas que no necesitaban muchos ajustes y se las arregló para construirla decentemente. Seung Hyun todo el tiempo estuvo sentado en una roca, envuelto en el mutismo mismo de la mañana. No le reprochó su falta de ayuda, sabía que empeoraría las cosas. Soltaba algunas frases para animar el ambiente o solía cantar un poco, pretendiendo tal cual sacar la frustración enorme. Tenía que buscar una manera de llegar nuevamente a él, algo tenía qué funcionar.


-Dime, Ji. ¿Por qué todos los mejores planes que trazamos se deshacen de nuestras manos?  La buenas intenciones que tenga no terminan como yo quiero-cuestionó hueco.

Salió de tajo de su ensimismamiento, algo en su manera de hablar hizo que levantara la vista porque sintió algo diferente. No se equivocó. Su vista encontró a Seung Hyun caminando lentamente hasta el borde del acantilado y el pánico empezó apoderarse en su  interior.

¡¿Cuándo demonios se había descuidado?!

-Porque... estoy cansado. No sé qué hacer... ¿Ves la luna... tú crees que si doy un paso más estaré más cerca de ella?

La pregunta terminó por sepultarle un miedo atroz, colapsando sus nervios.

-Seung... para...

Ji Yong erguido fue yendo cauto hacia el mayor.

-Nunca respondiste mi pregunta, Ji... ¿Cómo hago para que no me duela? ¡¿Cómo hago?!-el grito desgarrador se perdió entre las montañas, a los segundos el eco le respondía de la misma manera- ¿Tú.... tienes... la solución?

¿Cómo puedes hacerte esto? 


-¡Deja de hablar tonterías, Seung! ¡Sal de ahí!

Una bola de enojo traspasó por su boca, a pesar de estar sumamente aterrado presenciando semejante escena.

-¿Doy un paso o no lo doy? He ahí mi dilema, Ji. Siento que en este momento estoy a la orilla del mundo-Seung ponía un pie en la nada y el corazón de Ji Yong latía desbocado ante lo macabro de la situación- Aún... no sé qué hacer para que mis sueños se mantengan vivos.  Algún día podré ser arreglado... al menos no ser el desastre que soy hoy... Yo lo dudo mucho...

-No lo hagas-Ji Yong se encontraba cerca del mayor- No cometas una locura.

-¿Una locura?

Un risa insípida siguió a la pregunta, la primera después de mucho. Horrible, pero risa al fin al cabo. Ji Yong controló los escalofríos a raya, si dejaba que pronunciara una palabra más, quizá sería demasiado tarde.

-Hablas con un loco.

-¡Mierda... Seung Hyun! ¡No te atrevas!

Encolerizado y temblando le jaló por una de sus muñecas, sin que este se diese cuenta, arrimándole más a él hacia una zona segura. Ahora las tenía fuertemente sujetadas, sus brazos no dejaban de sacudirse violentamente, no sabía si era por el shock o el enfado. Quizá era una mescolanza de ambas y él no se veía capaz de pronunciar palabra alguna, sentía una piedra en su garganta y sus ojos a punto de humedecerse. Seung Hyun no tenía idea de la impotencia que le marcó el alma, no tenía ni la maldita idea de cuánto lo había lastimado.

¿Por qué? ¿Por qué tenían que pasar ese tipo de cosas?

Sentir el pulso de Seung Hyun fue la respuesta y él, perdió la cabeza por completo.

-¡¿Qué diablos pasa por tu cabeza, eh?! ¿Tienes una mínima idea... de la estupidez que estabas a punto de cometer? ¿Tienes una maldita...? ¡¿Por qué haces esto?! ¡¿Por qué?!- aulló.

Sus dientes rechinaban con fuerza como si aquello le pudiese mantener sosegado y dolía, pero Ji Yong siguió haciéndolo, manteniendo la mirada estoica, como si pudiera hacer agujeros en los ojos de Seung Hyun.

Y este lo percibió.

Tal vez porque el rostro delicado del menor exponía una ira impresionante o porque a primera vista podías notar esos ojos completamente aterrados o porque su piel nívea a la luz de la luna le daba un aspecto encantador. No sabía a ciencia cierta, pero esa pasión destellante de rabia irradiando en Ji Yong, sin tener la más mínima intención de acabar, le resultó fascinante y no podía dejar de absorberse por ella y él no lo comprendía. 

No era la primera vez que lo veía en ese estado, a lo largo de su vida había visto las innumerables facetas de Ji Yong por lo que no era una sorpresa presenciarlo y sin embargo por primera vez experimentó la sensación. Veía el perfil de sus facciones y súbitamente vio que él era alguien muy bello.No se detuvo a analizar lo último que pensó, pues así como vino en un segundo, rápido se fue. Quedando fuera de su mente como si no fuera importante.

Lo que sucedió a continuación, solo pasó sin más, sin explicaciones. De un segundo a otro su mirada se posó en esos labios finos y se limitó a besarlos. ¿La razón? Ni la más remota sospecha. Suaves, perfectamente se moldeaban a su boca mientras lágrimas bajaban de su rostro. No las podía controlar, simplemente no podía.

Ji Yong al sentir los labios de Seung en los suyos, supo inmediatamente que lo que estaba sucediendo era un error.

¡¡Un maldito error!!

Se debate interiormente si debe aceptarlo o no. Mintiera si dijera que no le temblaban las rodillas. Pero él como buen masoquista que era no pudo rechazar esa caricia, ese contacto íntimo que había obtenido, ese beso que por primera vez probaba en su vida de él. Sabía que lo que estaba cometiendo era insanidad total, pero tan encegado estaba por él que lo dejaba pasar.

Porque desde que se había enamorado del Seung Hyun siempre supo que el amor era ciego y no atendía razones, por más que fuese posible que saliese lastimado otra vez. Aunque no quería que acabase, que todo terminara ahí. Como idiota había decidido que después de ello, igual se iba a mantener a lado de Seung y estar para él. A veces sentía que Seung se llevaba una parte de él con cada herida. Inconscientemente unas lágrimas rodaron por sus mejillas, le dolía. El error que estaba cometiendo, en que su primer beso con la persona que se había convertido en su mundo era un mal recuerdo.

Era tan triste, dulce, amargo y doloroso con las saladas lágrimas entremezclándose, solo pedía que su alma pudiese soportar porque realmente quería decirle que le hacía sentir tanto, tanto que va a terminar por destruirle la vida. 

Tal como lo pensó, ni bien dejó de sentir esos labios prohibidos, abrió los ojos y la escena que se reflejó ante él terminó por casi romperlo.

Sé que no me amas.

La cara de Seung Hyun era la clara visión de un hombre confundido y sobre todo arrepentido por lo sucedido.

¿Qué se supone que debería sentir? Sabía las consecuencias de aquel error y no podía quejarse por. ¿Qué sentía que se volvía a romper en pedazos como una y otra vez, como siempre? ¡¡Por supuesto!! ¡¡Era una persona,  no una máquina automática, por Dios!!

Solo le quedó sonreír nostálgicamente, haciendo acoplo de sus últimas energías. Seung ni cuenta se había dado de su estado por lo que caminó un par de pasos y decidió sentarse en el suelo admirando el panorama nocturno, tragándose su pena y cogiendo de bote salvavidas a la naturaleza porque él no podía darse el lujo de ir a llorar a su cama o esconderse en su departamento.

Seung aún estaba en la misma posición, no había movido ni un minúscula parte de su cuerpo. Pensamientos contradictorios y de culpa rondaban por su mente.¿Qué había hecho? ¿Por qué lo hizo? ¿Le gustó? Aquello había sido una estupidez, definitivamente acababa de coronarse como un bastardo loco. ¡¡Había traicionado la confianza de Ji Yong!!  Y la de...

No. No. No.

No pensaría en el nombre de ella, le hacía daño el solo hecho de hacerlo.

¿En qué estaba pensando? Quizá su mente le había hecho una mala pasada o estaba fuera de sí…

Quizá... Quizá... Quizá… Quizá….

La palabra le estaba empezando a dar dolor de cabeza, la duda empezaba a jugar con su mente y él no se veía con fuerzas para soportarlo.

-Apuesto que no quieres hablar en este instante. No te preocupes,Seung. Soy consciente de que esto es un error.

Su voz calmada, cortó los pensamientos. Para Ji Yong era un suplicio cada palabra arrojada, pero esa era la única manera de arreglar las cosas

-No te agobies. Puedes hablar de lo que sea conmigo o no hacerlo. Solo ven, siéntate a mi lado y llora sobre mi hombro. Sé que lo necesitas.

Seung tenía la mirada afligida, no se atrevía a moverse. Ji Yong soltaba oraciones y no entendía cómo no le gritaba o mandaba al demonio.

-Ven. ¿O quieres que vaya hacia a ti y te traiga por mí mismo?

Ji Yong espetó, arqueando una ceja y volteándose ligeramente a ver al mayor, cambió su expresión facial para que no sospechara.

-¿Vas a venir?-regresó su mirada al cielo despejado.

Seung lo tomó como última advertencia, aunque no sonaba como tal, arrastrando sus pies y de manera pausada llegó hasta Ji Yong. Hizo lo que le pedía, recostando su cabeza en su hombro.

-Hemos pasado muchas cosas este año Seung. No solo tú, los demás también y me incluyo. Todo depende ti, por más que quisiera no puedo arreglarte. Estar contigo a cada paso, sí. Pero lo demás completamente corre por cuenta tuya. Siempre y cuando tú estés dispuesto a hacerlo... -se quebró, no molestándose en ocultarlo- Sé que no lo quieres aceptarlo, pero las cosas han cambiado, tienes que aprender a vivir con ello. Por favor, no sigas sufriendo por tu vida. No lo hagas más. He visto la tristeza, la ira en tu rostro y me gustaría ver la esperanza en ti-una lágrima rodó por su mejilla- Solo hoy lloraré contigo. No tengas miedo, aquí estoy.

Seung Hyun se derrumbó, sollozando audiblemente. ¿Para qué negarlo? A Ji Yong le mataba verlo así, pero intuyó que eso era lo mejor por ahora. Esa noche solo con la luna de testigo. Ambos amigos con el corazón roto por distintos motivos, lloraron como nunca.

Tal vez eso era  lo que necesitaban por el momento, que la noche borrara sus penas.

 

Notas finales:

Nada, las leo en los reviews, judos. Los responderé el fin de semana, cuando pase la tormenta. Muchas gracias por el apoyo en el capítulo pasado. Aquí en AY y AO3, las quiero.

Las inspiraciones de hoy fueron Cry y The Best Laids Plans, ambas del genio James Blunt <3


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