Transcurre otro tranquilo día en la bella ciudad de Tokyo, las aves cantan, el sol resplandece, el clima es agradable…todo eso menos en el hogar de Midorima Shintarou, ex jugador de basquetbol, tirador estrella de la Kiseki no Sedai y As de los legendarios reyes de Shuutoku. Ahí parecía reinar el caos y la mala vibra. El atractivo y alto hombre fiel seguidor de Oha Asa estaba a punto de sufrir una embolia y de asesinar por la noticia que acababa de recibir: el peliverde nomás se enteró y azotó en el suelo completamente desmayado. Después de despertar, se dedicó a fulminar y a gruñir como toda una bestia rabiosa. Pese a que su amadísimo esposo y sus adorables hijos estuvieran presentes.
—Grrrr…
—Oh vamos, Shin-chan deja de comportarte así. ¡Y deja ese bate!
—Papá-chan, por lo que más quieras deja de gruñirle a Taku-chan. No vayas a hacer algo de lo que te puedas arrepentir.
—Ni se les ocurra pedirme eso, nanodayo. Además, Kazuo, ¡¿Cómo está eso de que ya tienes novio?! ¡¡Exijo una explicación de ambos, nanodayo!!
Explotó el peliverde de 35 años quien literalmente calcinaba con sus profundos ojos verdes a un joven de cabello negro, liso y despeinado en mechones, de piel tan blanca como el mármol y dueño de unos ojos plateados rasgados. Con un porte impresionante y un aire seductor además de un agradable carisma y un genio de las mil fregadas. Nijimura Takuto, el gemelo menor de los Nijimura. Y novio de Midorima Kazuo.
El pelinegro menor veía y planeaba una salida estratégica para que su furioso futuro suegro no lo matara. Después de todo, no había sido una buena idea decirle sobre su noviazgo a la familia de su amor en esa noche. Bueno, solo al peliverde mayor, porque su suegro Takao lo adoraba y les echaba una manita junto con sus cuñados…todos menos uno.
Por su parte Midorima estaba que se lo llevaba la fregada. Oha Asa bien se lo había advertido esa mañana y el día anterior. Que un oscuro ser trataría de llevarse algo muy preciado para él, a su pequeña manzanita. Midorima puso alerta a esas advertencias…¡¡Y quien podría ser su adorada manzanita más que su pequeño Kazuo!! Cuando le cayó el veinte de la situación todo su mundo se venía abajo.
Flashback
Muchos años pasaron y después de haber resuelto sus problemas y diferencias Midorima y Takao, meses después de que ocurriese el nacimiento del pequeño Tsubasa, se casaron en una muy romántica boda en la playa. Cabe decir que el momento fue hermoso ya que Midorima llevó la rickshaw conduciéndola y en la parte trasera iban Takao y sus dos hermosos retoños: el pequeño Kazuo vestido con un mini kimono y el bebito dentro de Takao. El niño repartía pétalos junto con sus amiguitos Sorato, Tora, Shuusei y Seijii mientras que los otros nenes llevaban la cola del kimono de Takao.
Otro de los momentos más hermosos fue cuando Midorima dijo sus votos dejando su tsunderismo de lado y llorando diciendo que había sido un completo imbécil y que esa culpa la llevaría consigo toda la vida además de amar a Takao como lo merecía y darle todo aquello que no pudo darles en el pasado tanto a él como a su nene.
Cabe decir que fue hermoso cuando fue el momento del lanzamiento del ramo este le tocó al pequeño Shuusei, hecho que hizo que Nijimura se pusiera histérico y casi quemara el objeto de no ser por acción de Shun diciéndole que era algo curioso y sin importancia ya que se trataba de niños. En el caso de la liga, esta le tocó a Murasakibara y ahí en esa boda le pidió matrimonio a su Muro-chin. Kagami volvió a hacerle la amenaza de que si le hacía algo a su hermano se las iba a ver con él y con todos los demás. Hasta el tío Midori sacó los cuervos.
Lo curioso fue que para la luna de miel Midorima se llevó a Kazuo y fue una luna de miel familiar. Se fueron a París, Roma, a Berlín y remataron en Londres. Dicha celebración duró casi un mes en el cual Midorima consintió a sus adorables adoraciones dejando de ser un tsundere.
Al igual que ellos, su familia creció. Pero Midorima se voló la barda ya que, acá entre nos le encantaba ver a su Takao con pancita, ellos en total tenían ocho hijos. Bueno en si nueve: Kazuo de ahora 18 años, peliverde y de ojos iguales a Takao; Senshirou de 13 años, peliverde y de ojos verdes; Kazumi de 12, igualito a Takao pero con actitud de un Midorima; Takeru de 11, pelinegro de ojos verdes; Kimi de 9, igualita a Midorima; Sora de 8, de pelo verde y ojos azules; Setsuko de 5, de pelo verde más oscuro, herencia del abuelo peliverde y ojos azules; Kaede de 2, la perdición de Midorima- todos lo son pero este chiquito porque parecía un mini Takao- y el número nueve ya que Takao estaba de ocho meses. Kagami junto con Aomine le decían que ya tenían el equipo de básquet y los reemplazos. Pero a él poco le importaba, Midorima quería una familia grande. Y tanto a él como a sus padres y al entrenador de Shuutoku-el autoproclamado padre de Takao y abuelo de sus niños- les fascinaba la idea. Además, Takao adoraba a sus hijos. Ambos se equilibraban bien en sus trabajos y permanecían en armonía sin desatender a su enorme familia.
Pero volvamos al inicio.
Todo comenzó cuando su adorado Kazuo se metió al club de basket de la escuela Teiko junto con sus amigos. Él había heredado la habilidad de tirador como Midorima y además el ojo del halcón de Takao, lo que lo convertía en un jugador brillante y haciendo enorgullecer al peliverde. Su niño regresaba de sus entrenamientos todo rojo y suspirando de manera soñadora, justo como lo hacía Takao en su adolescencia y se había enamorado de él. Eso le dio muy mala espina. Y más cuando su niño salía y lo hacía justo antes de que le dijera con quien.
Además, Kazuo recibía cosas a la casa: algunas flores, chocolates, peluches. Y eso le daba agruras al peliverde. Otra cosa que le hizo sospechar más fue que cuando Kazuo fue operado por su problemita ocular, sus enfermeras le decían que recibía constantes visitas de un chico muy guapo y cuando le preguntaba a su nene este se ponía rojo como un tomate. También notaba a su esposo muy sospechoso y sabía de antemano que Takao estaba ocultándole algo. Hecho que se supo cuando su pequeño, no tan pequeño, Kazuo les dijo que llevaría a la cena a alguien y que tenía una noticia muy importante que darles.
Fin de flashback
—Shin-chan, trata de calmarte.- Takao intentaba por todos los medios tranquilizar a la fiera ya que no tardaría en estallar-Esto es algo que sabíamos que iba a ocurrir.
—Papá-chan, ya tengo 18 años y estoy en la edad de tener un novio.
—¡Esas son tonterías! ¡Tendrás novio hasta que lo considere apropiado! ¡Osea nunca, nanodayo!
—Midorima-san…
—¡Y tu ni hables, mocoso! ¡Que te has aprovechado de mi confianza para robarme a mi bebé!
Midorima señaló acusadoramente al culpable fulminándolo con su mirada. ¿Por qué? Bueno, Nijimura Takuto aparte de ser un buen jugador- heredó el ojo de águila de su mamá y la velocidad de su padre- quería estudiar medicina y le había rogado con todas sus fuerzas a Midorima que fuese su mentor para irse preparando: el peliverde era una leyenda y eminencia en el ámbito de la medicina y nunca había aceptado tener pupilos, hasta que fue por intervención de tres personitas: Kazuo-quien le rogó con esos ojitos llenos de dulzura, para que aceptara a su amigo-, Nijimura- el cual usó sus influencias y su mal genio- y Takao- el cual lo sedujo con sus encantos y le dio una noche llena de pasión-. Nunca pensó que el mocoso se aprovecharía de eso y ahora estaban en esta situación.
—Midorima-san, sé que en estos debo ser lo más odiado para usted.
—Y no te equivocas, mocoso ladrón de hijos.
—Pero le pido una oportunidad para conseguir su aprobación de ser el novio de Kazuo.- se armó con todo el valor que pudo-Y demostrarle que mis intenciones con su hijo son buenas.
—¿Por qué?
—Porque lo amo con todo mi corazón.- ambos jóvenes se miraron como los enamorados de un cuento-Y quiero estar a su lado.
—Eso no, mocoso, ¿Por qué te tuviste que fijar en mi Kazuo?
Eso se preguntaba: Kazuo tenía 18 y el mocoso 16. ¿No se supone que le gusten de su edad? Takuto se sonrojó hasta las orejas tomando la mano de Kazuo y dándole un beso en el dorso.
—P-porque desde que tengo memoria, solo tengo ojos para Kazuo.
—Awww Shin-chan, ¿No ves el amor que le profesa a nuestro bebé?- Takao se sobó el vientre por unas pataditas de su bebé-Es amor puro. Y se nota que lo adora.
—Mamá, no dejes que te engañe. Yo no confío en él.
Midorima sonrió petulante. Si bien sus hijos adoraban al mocoso Nijimura, había uno que no lo podía ver ni en pintura: su segundo hijo Senshirou. Esto porque el niño, ni bien nació, se había vuelto muy dependiente de su hermanito mayor. Parecía un pollito siguiéndolo y cuando Kazuo entró a la escuela le lloró como si se fuese para nunca volver. El niño era muy celoso con su hermano y siempre lo manifestó con el Nijimura.
—No quiero que esté cerca de nii-san.
—Senshi-chan, tienes que comprender que él es mi novio. Tu y papá-chan deben entenderlo.- Oh no, se dijo Midorima, Kazuo estaba sacando su lado tsundere y era necio como una mula. Y la última vez que sacó su lado tsundere, le aplicó la ley del hielo a Midorima y a Senshirou cuando tenía nueve y no pudo ir a un paseo con los Nijimura, por dos meses. De ahí hacían lo posible por que no se molestara- No querrán que les deje de hablar, ¿Verdad?
—¿Lo harías, hijo? ¿Por él?- Midorima jugó una carta arriesgada-¿Por este enano?
Takuto quiso intervenir y detener esto al ver los ojos de su amor ponerse vidriosos y su labio a temblar, indicando que se soltaría a llorar en cualquier momento. No quería poner a su adoración en ese predicamento pero antes de que otra cosa sucediese Takao intervino dándoles un zape a Midorima y a Senshirou y de paso mirarlos muy mal. Eso no le gustó a Midorima: cuando Takao se enojaba todos la pasaban mal.
—¡Shin-chan! ¡¿Cómo puedes poner en esos aprietos a mi chiquito?! ¡Es algo sucio y bajo!
—Cálmate, Takao, el bebé…
—¡A mi bebé no lo metas en esto, Midorima!- Ya valió. Le dijo Midorima y eso era cuando Takao se ponía muy furioso.-Nuestro hijo solo te está diciendo que sale con este chico, a quien conocemos y sabemos que es una buena persona, no nos está diciendo otra cosa. No se vale que lo pongas en esa situación solo porque eres un tsundere amargado y celoso maniaco. Nuestro hijo ya tiene 18 y está en la edad de conocer chicos y tener un novio. Y mi niño no se va a perder esas cosas solo porque ustedes son unos celosos sin remedio.
—Ehm, Takao-san…
—Dime papá Kazu.
—No quiero ocasionarles problemas. Ni a usted ni a Kazuo.
—No los ocasionas, mi Kazuo te ama con todo su ser y sé que tú también lo amas de la misma manera. De mi parte tienes mi aprobación y la de mi esposo.- le dio un pisotón cuando le vio que iba a alegar-Y la de sus hermanos, ¿Cierto, niños?
—¡Si, Takuto nii-chan!
—¡Ta-chan!- Takuto cargó al más pequeño de sus cuñados haciéndole cosquillas. Adoraba al hermanito de su novio ya que era el único quien lo recibía con besos y abrazos. Su novio lo hacía cuando su tsundere padre no veía.
—¿Sen-chan?
—…-el chico parecía pelearse consigo mismo. Y es que las amenazas de su hermano, y las de su madre pesaban mucho sobre él-…está bien. Pero a la primera que le hagas a nii-san te las verás conmigo.
—¿Y tu, Shin-chan?
Midorima la tenía más difícil. Pero Takao le miraba con esos ojos de “Si haces llorar a mi bebé te mando a dormir con los gatos del entrenador y te dejo en abstinencia hasta que nuestro pequeño Fuyu-su próximo bebé- cumpla cuarenta. Y lo más importante: te olvidas de Oha Asa para siempre”. Y la amenaza de la abstinencia pesaba mucho sobre él. Aún más que la de Oha Asa. Vivir sin hacerle el amor a su esposo…¡Ni pensarlo!
—E-está bien, Takao. Pero escúchame bien mocoso.- se acercó al Nijimura como todo un depredador-Haces llorar a mi bebé, con solo una lágrima que vea en sus ojos o un semblante triste y te buscaré, te perseguiré y te mataré. Recuerda que soy un Midorima. Lo juro por Oha Asa.
—Lo haré llorar, pero de felicidad.
Horas más tarde estaban las dos familias reunidas y cada quien en su propia salsa. Takao e Izuki conversaban sobre sus embarazos-sí, también el ojo de águila estaba encinta pero de cinco meses- mientras sus hijos platicaban entre sí y los dos jefes de familia bebían té y jugaban shogi.
—Ya quita esa cara de amargado, Midorima, parece que te dijeron que cancelaron el programa de Oha Asa.
—Pero, Nijimura-sempai, no puedo. Es como si ya me hubieran quitado a mi bebé.- admitió el peliverde en modo tsundere y moviendo una ficha-¿Por qué no pudo esperar más tiempo?
—Bueno, hombre, están en la plena juventud. ¿Qué esperabas?
—Lo dices como si fuésemos ancianos.
—Estamos en la flor de la vida y ellos en la juventud. Además no quiero recordarte que a esa edad, mas bien más jóvenes, ustedes ya habían tenido a Kazuo.- Nijimura entrecerró los ojos e hizo una mueca-Ya veo a que te refieres.
—No quiero perderlo. Me siento más apegado y más débil con Kazuo que con los demás niños. Con Kazuo me perdí tantas cosas: verlo crecer dentro de Takao, sentirlo, verlo nacer, estar con él, arrullarlo para dormir, darle de comer, sus primeras palabras, sus primeros pasitos…-suspiró derrotado-Sé que he visto los videos que Takao me guardó pero aun así me perdí casi cinco años de su vida. Los más importantes.
—No te lo negaré, pero si no hubieras sido tan cruel con Takao ahorita no estuvieras lamentándote.
—No sabes cuánto me arrepiento pero a la vez no.-el otro lo vio muy raro-Si esto no me hubiera pasado, jamás habría salido de mi error. La vida me dio muchas oportunidades y yo fui muy ciego en no verlas. No las vi hasta que la vida me dio un duro golpe.
—Bueno, si así lo dices…solo me resta decir que espero que nuestros hijos lleven una bonita relación, como nosotros.-Nijimura suspiró rechinando los dientes-Pero aún me falta librar un trago amargo.
—Si te lo diré yo…
—Sé que ese mocoso adora a mi hijo, pero no puedo dejar de preocuparme por él.- Nijimura movió una pieza terminando el partido de shogi-Para mí Shuusei siempre será ese adorable y achuchable bebé el cual me encantaba tenerlo entre mis brazos.
—Y a mí Kazuo nunca dejará de ser ese adorable chibi megane.
Sus esposos los vieron divertidos. Nunca iban a cambiar.
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Una semana después todos los miembros de la Kiseki no Sedai estaban en el hospital junto con sus familias en apoyo a Midorima y sus niños: Takao se había puesto de parto en la madrugada y él junto con todos sus niños se fueron acompañándolo. Midorima no entró a la sala de partos debido a que Takao le pidió que cuidase a sus niños más chiquitos. Sus amigos llegaron casi al mismo tiempo con sus familiares encabezados por Akashi y los suyos.
Midorima estaba histérico debido a que ya habían pasado dos horas desde que ingresaron a Takao y no le han dicho nada. Kagami y Aomine trataban de calmarlo junto con Akashi y con Nijimura. Takuto calmaba a su novio y Shuusei junto con Sorato entretenían a los más pequeños.
—Shintarou, tranquilízate. No logras nada estando así.
—No puedo Akashi, no puedo tranquilizarme.- el peliverde miró nervioso a los demás-Debí entrar con él en el parto.
—Takao tenía razón: debías quedarte con tus hijos. Sobre todo con los más pequeños.- vio al pequeño Kaede llorando levemente siendo arrullado por Sorato-Él estará bien. Además está en buenas manos.
—Ni que lo digas, Kagami-kun.
El tío Midori salió del quirófano asustándolos, como lo hacía Kuroko en sus años de estudiante y aún en la actualidad, y de inmediato el peliverde lo asedió de preguntas junto con sus hijos. Los demás no se quedaron atrás y también preguntaron por el ojo de halcón y el nuevo Midorima.
—¿Cómo están, sensei? ¿Kazunari y mi hijo?
—Están bien, están en buen estado de salud y en perfectas condiciones.- Midorima sintió un peso menos en su ser y aliviado por las noticias-Pero hay un detalle.
—¿Qué? ¿Qué pasa? ¿Qué pasa con él y mi hijo?
—Hijos querrás decir.- el peliverde se puso blanco y en aparente estado de shock tratando de asimilar la noticia-Felicidades, Midorima-sensei, es padre de tres saludables bebés. ¡Fueron trillizos!
Todos vieron como el imponente y tsundere Midorima azotó como tabla en el suelo. Kuroko y Akashi se apresuraron en socorrerlo mientras sus hijos se ponían a festejar. Kagami y Aomine los ayudaron a levantarlo y colocarlo en un sillón cercano mientras que Nijimura le pedía alcohol y hielo para el desmayado.
—Sí que Midorima se tomó muy enserio lo de “tener una familia grande”. Ahora si que anotó un tiro de tres.
—Apuesto a que esos tres bebés salen tsunderes como Midorima.
—Daiki, Taiga, guarden silencio.-los calló Akashi pero después se les unió-Apuesto 100,000 yenes a que dos son como Shintarou y uno como Kazunari. Mi voluntad es absoluta.
—Pues yo apuesto a que es al revés, señor absoluto.- habló Aomine-Dos mini Takao y un tsunderima.
—Yo digo que es uno y uno y la mezcla de los dos.- se bufó Kagami-Ese dinero será mío.
Pero no contaban con la astucia de sus esposos quienes les dieron un zape y cancelaron la apuesta.
Horas más tarde Midorima yacía con Takao a un lado de la cama con sus tres pequeños bebés, Akashi había ganado la apuesta después de todo, y sus demás hijos estaban junto a ellos. Kagami tomó una foto de ellos y de manera veloz la subió a twitter y Facebook con el título de
“Los Walton de Japón”