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La decisión correcta por McAki08

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Prólogo

—¿Qué mierda te pasa, James? —exclamó en voz alta para sí mismo, sin saber qué era lo que estaba pasando en su mente y su corazón.
Ya hace un buen tiempo que las cosas habían dejado de ser normales para él, no entendía absolutamente nada y eso comenzaba a desesperarle como no creía que pasaría. ¿Desde cuándo un mensaje del mayor, de su gran amigo Michael, le había alegrado tanto? Ah sí, desde que habían comenzado todo aquello del bromance; desde entonces el más alto se había vuelto alguien importante para él. Aproximadamente durante el 2011 había comenzado todo, y hasta el presente seguían con eso del “bromance”, pero cada vez era menor, lo cual, siendo sincero consigo mismo, no le gustaba en lo más mínimo, ya que no entendía por qué el contrario se había alejado tanto. De un momento al otro ya no le llamaba, no le enviaba mensajes, no tenían entrevistas juntos. Aunque claro, a esto último lo podía asociar a que el actor tenía bastante trabajo encima.

Se dejó caer sobre el gran sillón que había en medio de la sala de su hogar, alzando su celular hasta su rostro y observando en este el mensaje que aún se encontraba abierto, el cual decía:

“Hey James, adivina… Estoy libre por unos días, así que estaré en las próximas entrevistas que se realizarán con el elenco. Espero verte allí.”

Había sido ese corto mensaje el responsable de la gran sonrisa que portaba en esos minutos, sintiendo una alegría inmensa crecer en su pecho. ¿Cuándo había sido la última vez que le había visto? No recordaba con exactitud, pero era probable que hubiesen pasado varios meses, de eso estaba seguro. Por ello, aún no creía del todo lo que sus ojos leían, y sin dejar de sonreír comenzó a teclear una respuesta:

“Mucho tiempo que no sé de ti, Michael, pero ahí estaré. Nos vemos, mi estimado amigo.”

Y pulsando enviar, dejó caer su mano a un lado mientras su cabeza quedaba reposada sobre el respaldo del sillón, mirando el techo unos largos segundos. Cerró los ojos, y su mente fue a parar de forma inevitable a los recuerdos de los gratos momentos que había compartido junto a su compañero de trabajo. Recordaba las entrevistas que tenían juntos, esas miradas tan intensas que se dedicaban, incluso las sonrisas. Oh dios, esa gran sonrisa suya, la cual mostraba absolutamente todos los dientes, era en definitiva una de sus preferidas. De eso no cabía duda alguna, cada vez que la veía o era dedicada a su persona, sentía cómo un cosquilleo se posaba en su vientre, el mismo que sentía cuando su brazo rodeaba sus hombros, ya fuera para alguna foto o por mero gusto; cada una de sus acciones lograban que algo en él despertara, un sentimiento agradable recorría todo su ser, y era aquello lo que le hacía preguntarse un sinfín de veces si lo que le pasaba estaba bien o no. Es decir, estaba casado, tenía un hijo, ¿por qué sentirse así por alguien más que no fuera su Anne Marie? ¿Es que acaso tenía algún sentimiento más que amistad por Michael? No, definitivamente no, eso no podía ser, no podía estar sintiendo algo así por su gran amigo… ¿verdad?
Comenzó a morder su labio inferior con insistencia mientras su cabeza no dejaba de dar vueltas ante las tantas preguntas que se hacía, y por estar tan metido en su propio mundo fue que no sintió la presencia de su pareja a su lado, que posaba una mano con delicadeza sobre su rodilla derecha, logrando aquella acción que volviera en sí. Abrió los ojos, girando su rostro hacia un lado para observar a su amada Anne Marie, quien le observaba con cierta preocupación.

—Cariño, ¿qué ocurre? –cuestionó el ojiazul, alzando su diestra para posarla sobre la mejilla de su esposa y acariciar con cuidado su piel.

—Nada, pero, ¿a ti? Te noté extrañado, por eso mismo me acerqué. ¿Pasa algo? –indagó la mujer, llevando una de sus manos hasta la ajena, que se encontraba en su mejilla y entrelazando ambas manos en un gesto cariñoso.

—¿Eh? Oh, no… no pasa nada, imaginaciones tuyas, querida. Ve a descansar, es tarde. Te acompañaré en unos minutos –diría finalmente, acercando su rostro al de Anne Marie para así depositar un pequeño beso sobre sus labios, cerrando sus ojos durante aquel corto contacto, para después encontrarse con su mirada.

—De acuerdo, no tardes mucho, ¿sí? Debes descansar también, mañana comienzan las entrevistas por varios lugares, ¿no es así? Junto a tu elenco.

—Sí, cariño, lo sé. Enseguida subo.

Y dicho eso la mujer se quedó más tranquila, o al menos eso era lo que pensaba James, dado que en verdad esperaba que no se preocupara por él. La observó retirarse de aquella sala, en lo que llevaba su mano hasta su propio cabello, despeinando este con insistencia, y reposó nuevamente su cabeza sobre el respaldo, mientras un profundo suspiro salía de sus labios.

No le gustaba sentirse así, confundido, porque no tenía razones. Llevaba una relación de diez años, diez buenos y excelentes años. Por supuesto que tenían sus diferencias, pero siempre se salía adelante, superando toda barrera. Debido a eso pensó: “¿Y si esta es otra barrera que la vida nos ha puesto?”
La verdad es que sí, podía ser, podía pasar que salieran bien de esta, pero algo le decía que esta vez no sería igual, y era ese algo lo que le ponía de los nervios, temiendo lo que el futuro le tenía preparado.

Algo vibrando hizo que otra vez saliera de su mundo de pensamientos, y fue a tomar el celular que se encontraba a su lado, desbloqueando este para encontrarse con un nuevo mensaje de aquella persona que se estaba apropiando de su mente. En un principio se vio sorprendido por lo que leía, pero terminó por sonreír sin poder evitarlo ante la respuesta que le había dado:

“Ya quiero que sea mañana. No te imaginas cuánto te he extrañado, James.”

Leyó dicho mensaje una, dos, tres, cuatro veces y simplemente no podía creer lo que leía, sonriendo como un auténtico idiota ante sus palabras. ¿Acaso alguna vez le había dicho que lo extrañaba? Por más que pensara en ello, no podía recordarlo. Al menos no ahora, ya que una felicidad inmensa se posaba en su pecho. Se levantó de donde se encontraba y comenzó a escribir con prisa:

“Y yo a ti, Michael. Iré a dormir, así que nos vemos mañana. Descansa.”

Dudó unos instantes antes de enviar aquel mensaje, ya que había pensado seriamente en añadir un “te quiero”, pero era mejor no hacerlo. Hubiera sido extraño que lo escribiera, ¿no? Sí, sin dudas hubiese sido raro decírselo de la nada, además de eso, debía controlar los latidos de su corazón.
“Joder, James, que ya tienes 37 años, no eres un adolescente”, trató de reprenderse mentalmente, dando unos pequeños golpes con las palmas de sus manos en sus mejillas, con la esperanza de que de ese modo se tranquilizara todo, su mente, su respiración y sus acelerados latidos. Dejó escapar un profundo suspiro de sus labios y se dirigió su habitación, observando durante un momento su teléfono, antes de decidirse por guardarlo en el bolsillo de su pantalón y murmurar en voz alta:

—Definitivamente mañana será un muy emocionante e interesante día.

Y con una sonrisa que parecía no ir a desvanecerse de su expresión, abandonó la sala, sin pensar que pronto toda su vida se complicaría más, y mucho menos que no era la única persona que estaba experimentado esa clase de sentimientos “extraños”.

Notas finales:

Este es mi primer fic, por lo mismo siento ciertos nervios de si les gustará o no, si tendrá buena acogida, es por esto que todo review es bienvenido, ya sea para que me digan lo que les gusta, disgusta, consejos, lo que sea. Los estaré esperando.

 

¡Nos vemos!


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