Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Legado. [XiuHan/LuMin] por carollchan

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

One Shot. 

XiuHan/LuMin

24.800 palabras.

Misión 1: 387-1 de Guri.

Respira hondo, camina dos pasos y se esconde entre las sombras. Intenta mantener su respiración continua y calmada, mientras las palmas le sudan y el corazón se agita en su pecho de vez en cuando. Otros dos pasos y la luz de una débil lámpara pública eclipsa la oscuridad proyectando su sombra en el suelo, alargada y delgada, como su contextura.

Avanza otros dos pasos y se detiene bruscamente al escuchar voces, se pega más a la pared –como si fuera posible- y detiene la respiración. Las voces se alejan y exhala lentamente. Mira hasta donde la espesa noche le permite ver, asegurándose que no hay nadie. Sólo dos pasos más, y el polígono industrial termina con una valla de seguridad que salta con agilidad y se adentra un poco más en el distrito de Galmae-dong.

Bordea la estructura por fuera y se detiene al llegar a la calle de Sanmaru-ro, camina con tranquilidad hasta el semáforo, mimetizándose con los transeúntes que a esa hora mitigan el frío en gruesos abrigos y guantes de lana. Él sólo lleva una americana, pero el clima le va bien. No tiene más que calor cuando adrenalina y serotonina le inhiben parcialmente de su entorno.

Espera pacientemente la luz verde peatonal y, ya tan lejos del polígono industrial, la calle le permite ser un ciudadano común, sin necesidad de esconderse. Vuelve a su estado de alerta cuando lo separa del lugar que busca unos quinientos metros, pudiendo ver a la perfección la estructura minimalista del lugar, bajo la luz difusa de la luna y una solitaria lámpara.

Camina lentamente y divisa a Solsaem en su esplendor, una iglesia metodista en el 387-1 de Guri, una simple y cualquiera, con la pequeña diferencia que esta está aislada por una ligera porción de bosque. Revisa su reloj, cuando doscientos metros le hacen falta, las veintitrés horas con cinco minutos. Sabe que le recogerán en exactamente quince minutos. Se detiene a cien metros y verifica a través de la oscuridad que el lugar corresponda con la imagen en su memoria. La visitó dos veces a plena luz del día; Es exactamente igual a esas horas de la noche.

Se pasea en un intento de casualidad, a cincuenta metros del lugar, intentando no parecer sospechoso, y puede mirar la luz en las ventanas de la pequeña casa aledaña al lugar. En el lugar vive el pastor Kim, televisivamente famoso, la hermana de este, Kim MinYe y el hijo de esta; quien es lo que verdaderamente busca: el hijo bastardo del ministro Oh, Kim MinSeok.

Al tal Kim MinSeok nadie lo ha visto, parece más un mito urbano que pocos conocen, pues fuera de su casa nunca se le ha visto y, tanto médicos como familiares, le visitan en casa. Podría contarse con los dedos de una mano las personas que conocen físicamente al Kim, que por la descripción insulsa del pastor, es delgado, de baja estatura y bonito. Muy bonito.

Entre esas personas que le conocen está el ministro Oh, quien le visita casi religiosamente, dos veces al mes, la segunda semana y la cuarta. Estadísticamente, le tendría que visitar mañana, pero sí LuHan cumple bien esta misión, el ministro no tendrá a nadie quien visitar mañana.

Mira nuevamente su reloj y el minutero se ha movido diez espacios. Mira a su alrededor, no hay nadie. Sólo faltan cinco minutos para que le recojan y se supone que ya tendría que ponerse en acción, camina rápido hacia la casa y toca el timbre tres veces como le indicaron. Se puede escuchar al otro lado algo de ruido y algo pesado caer al suelo. Contiene la respiración y exhala rápidamente cuando pasos se acercan a la puerta. Pone la mano en su bolsillo por si acaso y acaricia la navaja.

Recula cuando la puerta se abre y sin parpadear, puede ver ante él a aquel pastorcito de quinta que le insta a entrar y apurarse. La calefacción le recibe apenas se interna un paso y sin necesidad de preguntar mira en la parte trasera del mueble a quien supone es Kim MinSeok. Está inconsciente, en pijama bajo una bata de laboratorio y el rostro hacia delante, el cabello cayéndole hasta rozarle los pómulos.

-Es él- Aclara el pastor Kim cuando él no parece moverse, y la voz ansiosa del hombre le recuerda que debe entregarle el dinero. El hombre tiene en la mano un pañuelo que huele claramente a cloroformo y no hay que preguntarse como el muchacho llegó al estado de inconsciencia.

El hijo bastardo del ministro Oh vale dos millones de wons para el pastor y es el dinero que le entrega en un sobre que tenía en la mochila. No cree que sea necesario pedir permiso para tomar al muchacho, porque el trato está completo desde que el hombre toma el dinero con felicidad escalofriante.

Le quisiese mirar el rostro al tal MinSeok, pero no puede perder tiempo, le toma por la nuca con el brazo derecho y desliza el brazo izquierdo por la parte posterior de sus rodillas. No pesa nada y su cuerpo es pequeño, delicado. Su aliento golpea cálidamente sobre la tela de su americana, traspasándola.

Antes de correr hacia la puerta, mira una tableta electrónica tirada un poco más allá, y en ella se puede ver una página de Tumblr. Sólo lee XiuMin como nombre de usuario antes de darse la vuelta y salir deprisa sin mirar al hombre que, tan indiferente, cuenta el dinero mientras su sobrino va en brazos desconocidos.

La camioneta para frente a él, justo cuando ha pasado todo el camino desde la iglesia y la calle está bajo sus pies. Le abren la puerta de los asientos traseros y quien le recibe el muchacho es YiFan, que le toma con suma delicadeza como la pieza clave que es. Con agilidad entra al vehículo y sin siquiera cerrarse la puerta, el conductor se pone en marcha.

-Reporte de misión, joven Lu- la voz gruesa del hombre fuerte de la organización se trasmite sin intermitencia por la radio. YiFan aleja el cabello del rostro redondo y para ellos se descubre por primera vez el rostro de Kim MinSeok. Muy bonito es una descripción que se le queda corta y a Lu Han se le seca la boca.

-Misión cumplida, señor Lu. Tenemos a Kim MinSeok-

Para ser el pastor Kim un hombre ambicioso, entregó un arma política de valor de billones de dólares por dos millones de wons. El hombre comprenderá tiempo después, junto a toda Corea y el mundo, que vender a su sobrino era un negocio que involucraba más que dinero.

 

Sin misión: Oh SeWon.

El ministro de Unificación, Oh SeWon, tiene un hogar estable con dos hijos varones y una bella esposa. La señora Oh es una actriz reconocida a nivel mundial, nacida en Inchon, hija menor de una familia milenariamente artística.  Su primer hijo, Oh SeHyun, nacido el tres de noviembre de mil novecientos noventa y cinco, se graduaría en Ingeniería Industrial de la Universidad Nacional de Seúl (SNU), el año siguiente, probablemente, con los máximos honores y registros académicos impecables.

Su segundo hijo, Oh SeHun, nacido el doce de abril de dos mil cuatro, tres años escolares adelantados gracias a sus buenas notas y excepciones políticas, que apenas cumpliría doce años en un mes, está en su último año de escuela primaria, cuando debería estar todavía en escuela elemental.

La familia Oh es ejemplo de unión y uno de los principales símbolos de la nación tanto para coreanos y extranjeros, lo que tiene resonando en el país la posibilidad de que Oh SeWon sea el próximo primer ministro de Corea, siendo más bien un formalismo, cuando su opinión e impacto político es mayor que el del mismísimo presidente, Park GeunHye.

En su carrera como político no ha obtenido más que logros y reconocimientos, elogiado por su buena administración y la naturaleza científica de sus decisiones, cuando es también un respetado egresado de la SNU, de la Escuela de Ciencias.

No hay ningún, ni el más mínimo, error político o personal en la hoja de vida del ministro, no tiene debilidades conocidas y su persona austera y de tendencia altruista deja por fuera posibilidades de malversación de fondos o aceptación de sobornos. Y no sorprende que su papel como unificador de las dos coreas esté dando inminentes frutos en los tres años que lleva en el cargo.

Sin embargo, en el año y medio que la Organización Milenaria (OM) le ha espiado, ha logrado encontrar la única debilidad. Nacido el veintiséis de marzo del año dos mil, Kim MinSeok es visitado dos veces en el 387-1 de Guri, sin falta, por el ministro Oh.

Se le registró con seis mil gramos de peso el día siguiente a su llegada al mundo, como hijo de madre soltera y el niño sólo fue visto fuera de su casa hasta los seis primeros meses. Para la OM fue en un principio difícil lograr identificar el porqué de las visitas constantes del ministro a Solsaem, y después de una minuciosa investigación, la relación del ministro con el niño Kim fue expuesta gracias a cien mil wons que costaba el silencio del pastor Kim.

La relación de Kim MinYe, quien es una exitosa científica de la Escuela de Investigación Privada de Gyeonggi, y el ministro Oh, databa en la época en la que el hombre conducía la Escuela de Investigación y ella estaba en rumbo a ser una de las mayores representantes del lugar. Sin la ayuda del pastor, hubiese sido casi imposible haber conocido la relación clandestina que se dio entre los dos y la consecuencia de aquello.

Kim MinSeok no era más que un niño más que nacía sin padre y que estudiaba en casa. La diferencia estaba en que era visitado por el hombre relativamente más importante de Corea y nunca salía de su hogar. El por qué el muchacho de ya casi dieciséis años no salía de su casa era aún un misterio, que el pastor no quiso esclarecer y a la OM no le importaba.

Mucho menos cuando por saber dónde encontrarlo les fue tan fácil tenerlo a su merced. De contextura delgada, cara redonda y altura alrededor del metro con sesenta centímetros, parecía un muchacho normal, con la salvedad de una blancura fantasmal, de grandes ojos de un parpado y una belleza delicada.

Oh SeWon esperaba visitar aquel muchacho ese día, pero no estaba en el número 387-1 de Guri, en el distrito de Galmae-dong.

Allí siempre lo encontraría, ese es el trato con Kim MinYe, pero MinYe es un mar de lágrimas y desesperación que logra trasmitir su angustia, y mientras ella se abraza a él pidiéndole a gritos devolverle a su hijo, él comprende que no ha desaparecido Kim MinSeok; Ha desparecido el hijo de Oh SeWon, el ministro de la Unificación, cuya opinión e impacto político tiene más peso que del mismísimo presidente de Corea.

 

Misión dos: Kyungbock High School.

Mira su reloj de nuevo, aún es de mañana y tiene que esperar hasta las veintiún horas para que su siguiente misión de inicio. Suspira al ver la lentitud con la que pasa el tiempo. Vuelve a suspirar cuando se percata que lleva ya, solo, más de una hora. Recuerda que YiFan le ha dicho algo sobre ir a ultimar detalles de la misión, pero no le cree nada, seguramente está nuevamente haciéndole ojitos a Zhang YiXing.

Wu YiFan es un chico alto de un metro noventa demasiado guapo para su torpeza general, pero desde que el señor Wu lo trajo consigo a la organización, ha pulido una sofisticación que a sus cortos quince años, le hace lucir mayor, sobre todo cuando está junto a un YiXing de catorce, quien a duras penas alcanza el metro setenta y parece no enterarse mucho lo que pasa a su alrededor.

Le enferma un poco lo despistado que es YiXing con respecto a las intenciones de YiFan; se nota a kilómetros la mirada embelesada que le dedica, pero se entiende que YiXing ya tiene demasiado con ser el discípulo del señor Zhang, un médico con no sabe cuántas especializaciones que se ha unido a la organización tres años atrás, y que se trajo consigo a su único hijo para que siguiese su arte e ideales.

A LuHan a veces le enferma aún más, el legado que quieren pasar padres a hijos tan insistentemente en esa organización que LuHan poco conoce –aunque lleva cinco años entrenando allí-, pero contando el chico adormecido en la misma habitación, es una organización que no tiene el más mínimo problema en hacer secuestro y soborno, sin contar espionaje, intervención de comunicaciones y allanamiento.

Parece que el chico puede sentir su mirada fija en él, porque se remueve. LuHan contiene la respiración esperando que abra los ojos, pero el chico sólo gime y LuHan suelta el aire en un jadeo. Hasta que llegue el momento de su misión, debe estar pendiente de Kim MinSeok, pero eso no tiene mucho sentido cuando han tenido totalmente sedado al muchacho por cinco días.

En el edificio de la organización no se dispone de celdas ni nada parecido, por lo que MinSeok está encerrado en uno de los cuartos que sólo pueden abrirse desde afuera. Le observa a la distancia prudente desde el sofá de cuero en la habitación, pero le puede poco a poco la curiosidad y levantándose, camina hasta la cama donde reposa el muchacho.

Le sorprende un poco la blancura espectral de MinSeok, aunque sabe que el chico no sale nunca de su casa y técnicamente esa es la primera vez que ha estado tanto tiempo lejos del 387-1 de Guri. Curiosea un poco la textura de la piel de sus mejillas y la suavidad de la seda le recibe, parece tan delicado, tan bello, y le intriga cómo se verá con los ojos abiertos.

Desliza la mirada por el cuerpo arropado por una delgada sábana, con la piel protegida por una bata de algodón crudo y un pantalón del mismo material; el aire acondicionado está en mínima temperatura y se pregunta si no se resfriará bajo tal frío. Es probable que sí.

Al cabo de una hora ya se ha cansado de mirar fijamente a MinSeok y aunque su belleza le hipnotiza, preferiría que ni YiXing –quien está a cargo del cuidado- o algún alto cargo –su padre, por ejemplo- le pillen con las pupilas clavadas en él y la mano aún en alguna parte de su piel. Se coloca los audífonos conectados a su teléfono móvil y mientras revisa su cuenta de Tumblr, recuerda de haber visto el nombre de XiuMin en la tableta electrónica del muchacho, le hubiese gustado tomar la tableta, podría haber sido útil. Mientras divaga en sí debería pedir la tableta al pastor, pone en el buscador el nombre y para su desgracia aparecen diez cuentas relacionadas a ello con pequeñas variaciones.

Ninguna le llama la atención hasta que la primera de la lista tiene algo que le hace volver a mirarla, la imagen de la página son tubos de ensayo llenos de líquidos vistosos y por detrás de los tubos se puede ver una pared blanca. La imagen le recuerda a la bata de laboratorio que llevaba MinSeok cuando lo secuestraron y no pierde nada con ahondar más en la página.

Hay varios vídeos de mezclas químicas y las explicaciones de cada paso están en subtítulos, los vídeos se suben dos veces, una versión coreana y otra china. Cada video con lo que parece ser un playlist de música clásica, electro house, rock ligero; lo que hace una interesante combinación, casi perfectamente sincronizada con la sofisticación y la precisión de cada mezcla química.  

Le pone especial cuidado a un vídeo donde manos delgadas y suaves arman un dron con materiales reciclados y la continuación del vídeo es la prueba del artefacto en un campo abierto, por detrás de lo que parece ser una iglesia y LuHan la reconoce enseguida, es Solsaem, la iglesia metodista ubicada en el 387-1 de Guri.

LuHan mira las manos que toman tubos, mezclas y probetas, las mismas manos que arman el dron y lo hacen volar, son las manos de MinSeok, no tiene dudas en el tono de piel y la delicadeza de sus dedos. No puede creer que haya hecho tal descubrimiento pues no sabían absolutamente nada personal relacionado con Kim MinSeok, aparte de ser el hijo de Oh SeWon que nunca sale de casa, y con una emoción demasiado infantil sigue buscando en el sitio.

XiuMin es bastante famoso, seguido por numerosas páginas dando “me gusta” a cada vídeo, y miles de comentarios, muchos de ellos queriendo saber quién está detrás. Él sube un video semanal de larga duración y suele contestar a cada pregunta sobre química, literatura o procesos físicos que se le haga.

A LuHan el pecho se le contrae cuando en una de los vídeos se escucha por primera vez la voz de alguien, es dulce y picante, un cierto tono infantil y su risa es burbujeante. En el vídeo responde sobre los mejores libros que ha leído hasta el momento y a LuHan le sorprende la cantidad de textos acumulados para un adolescente. Ese vídeo ha sido compartido y reblogueado con números récords, lo mismo que otros tres en los que se puede escuchar su voz, aunque la composición del vídeo es el audio e imágenes recicladas de caratulas.

No sabe que han pasado tres horas desde que empezó a mirar la página hasta que YiFan le está mirando desde arriba con una ceja en alto.

-Lu, llevo cinco minutos aquí esperando que reacciones para ir a almorzar- La voz profunda del chico le avergüenza un poco y con una velocidad impresionante, guarda su celular y destapa sus oídos, con una sonrisita de disculpa toman camino y no le preocupa que YiFan haya podido ver que le tenía tan entretenido, el muchacho no es curioso y LuHan se distrae lo bastante fácil con cualquier cosa.

Entre el almuerzo y el alistamiento de las cosas ya son las diecisiete horas y tiene que asistir a una reunión con los altos mandos para algo importante de la organización que a él no le importa. Le llama un poco la atención cuando hablan de Kim MinSeok, después de esta segunda misión, se le permitirá estar consciente, y LuHan siente una punzada de anhelo que deja ir con urgencia.

Kim Jong Un y Park Pong Ju son mencionados varias veces y a LuHan le intriga que tanto YiFan, YiXing y él estén presentes para cuando hablan abiertamente de la alianza con Corea del Norte y algunas estrategias que involucran atentados y puestas en marcha de distracciones mediáticas. Nunca antes había estado en una reunión en la que les dejaran escuchar de qué iba el objetivo de la organización, siempre había la máxima discreción con respecto a ello, sobre todo con ellos, que lejos estaban de la mayoría de edad y apenas hace una semana el secuestro de MinSeok había sido su primera misión.

Hasta que son las veintiún horas no logran retirarse de aquello y los altos mandos les desean suerte a él y YiFan mientras YiXing se queda al no hacer trabajo de campo.  Son las veintiuno horas con veintitrés minutos cuando la camioneta para en un complejo industrial a las afueras de Seúl, recogen los paquetes y se pasan las dos siguientes horas instalando los dispositivos con plena discrecionalidad, teniendo en cuenta que Song Qian ha reemplazado los vídeos de las cámaras del circuito de seguridad estatal a tiempo real por vídeos de corta duración. Meng Jia ha tomado las debidas precauciones para las cámaras de circuito privado y para esa noche, la Mercedez-Benz G63 AMG es totalmente invisible para las cámaras.

Wang Feifei y Zhou Mi, les acompañan en la misión como superiores y ellos se encargan de activar los dispositivos a distancia. Es la primera vez que deben forzar su entrada en un edificio y a las veintitrés horas con cuarenta y cinco minutos, los cuatro puntos específicos en el Kyungbock High School están cubiertos, mientras ellos ya están fuera del edificio y es a las cero horas de un dieciséis de marzo que el suelo tiembla al explotar los suficientes kilotones de explosivos para derribar por completo el lugar.

Ese mismo dieciséis, se suponía, iniciaban año escolar todos los estudiantes de Kyungbock, entre ellos Park ChanYeol, el hijo de la presidenta; Kim JunMyeon, el hijo del ministro de Administración Pública, y nieto del expresidente Kim Young Sam; Do KyungSoo, el hijo del Teniente General de la Nación; Byun Hyun Ah y Byun BaekHyun, hijos del ministro de asuntos internacionales; y Oh SeHun, el hijo del ministro por la unificación.

 

Sin misión: Kim MinSeok

Tenía un pañal. Eso fue lo primero que notó al salir de la inconsciencia; sintió la humedad en las nalgas y el polipropileno envolverle. Seguramente hace un buen rato no le cambiaban porque la capacidad absorbente del poliacrilato de sodio estaba en su tope.

Lo segundo en sentir es la molestia de la vía intravenosa. Suspira de sólo pensar en tener que quitársela, sobre todo teniendo el cuerpo tan entumecido como lo tiene. No está del todo consciente, lo sabe porque no está preguntándose dónde está y por qué está donde está, y le importa más la necesidad de ir al baño.

Abre los ojos y los vuelve a cerrar al ser una luz intensa lo único que ve y los vuelve a abrir poco a poco, entrecerrándolos para adaptarse más rápido. El cuello le suena y necesita varios segundos para moverlo sin que traquee, a su izquierda hay una pared blanca sin ventanas y a su derecha hay un gran sofá de tres puestos en piel roja, junto a una puerta, al frente está otra puerta con una ventana de cristal espejado.

Ese pañal de verdad está empapado y requiere un esfuerzo sofocante sentarse en la cama, con la mano temblorosa y brusca se desconecta la intravenosa –con gotas de sangre rápidamente escapándose- y una alarma sueña estridente, pero él lo ignora, se fija como objetivo la puerta al lado del sofá porque espera que sea un baño.

Se siente débil y lento, los diez pasos hasta la puerta son tan temblorosos que extiende los brazos en busca de equilibrio. Para su alivio sí es un baño y se demora sus buenos minutos en deshacerse del pañal –horas sin cambiarlo, lo sabe- para después sí proceder a orinar.

La bata clínica que tiene puesta deja al aire entrar en todo su cuerpo y ya con la vejiga vacía y en total plenitud de sus sentidos cae en cuenta de qué no sabe dónde está pero que lo último que vio fue a su adorable tío. Como lo odia, de verdad, ni siquiera le sorprende. Tampoco le sorprendería que la razón de estar por fin fuera de su casa sea ser el hijo de Oh SeWon.

Lleva dos años diciéndole a su madre que esconderle bajo su ala en la protección de su casa no iba a salvarlo de gente que de verdad le quisiera hacer daño, y que ya estaba suficientemente grande para saber cuidarse, pero su madre es particularmente paranoica.

Graciosamente, él tuvo razón respecto a que su casa no era un buen refugio, pero ella tenía razón en que probablemente moriría fuera de ella, pues aunque no puede sentir el dolor, la sangre no ha parado de gotear hasta el piso sin fin del lugar donde estaba la intravenosa.

La puerta del baño se abre con gran ruido cuando un mareo le hace trastabillar y siente sudor frío correr por su cuerpo. Dos figuras alargadas y borrosas se acercan a él y uno le toma de la muñeca con mucha fuerza cuando siente los pies fallarle. La inconsciencia nuevamente le llama y le parece inaudito volver a dormir cuando supone que ya ha dormido mucho.

 

-Hemofilia tipo A- El señor Zhang parece aburrido mientras mira la primera página del historial clínico. MinSeok lleva inconsciente doce minutos y YiXing está haciendo los cuidados necesarios para que no vuelva a sangrar.

-Es lo mismo que yo tengo, ¿deberíamos darle mi medicina?- YiXing no mira a su padre al preguntar pero tiene que mirarlo cuando este no le responde, el hombre se ve bastante sorprendido y el historial clínico ahora parece supremamente interesante.

LuHan apenas lleva tres minutos en la habitación, tiene el sueño pesado por lo que no oyó la alarma del cuarto de MinSeok hasta que los pasos agitados de YiFan y YiXing le despertaron; el reloj sí apenas marca las seis horas con treinta minutos y él ni siquiera se lavó la cara antes de salir corriendo de la cama.

No imaginaba que al chico le quitasen los sedantes tan rápido, ni mucho menos que MinSeok hiciese algo indebido a diez minutos de despertarse. Y aunque está bastante somnoliento le puede más la intriga al ver el rostro fascinado del señor Zhang, es un poco incómodo de ver cuando el hombre tiene un ceño fruncido perpetuo.

-Neuropatía hereditaria sensitivoautonómica nivel I-

Es tal la fascinación del señor Zhang que hasta YiFan intenta salir de su malgenio mañanero para mirarlo con la esperanza de que el hombre traduzca lo que acaba de decir.

-Dos enfermedades hereditarias ¿a qué edad se diagnosticó la NHSA?- YiXing tiene la falta de tacto de no aclarar en idioma coloquial y YiFan está a punto de preguntar directamente.

-Insensibilidad completa a la temperatura desde los seis años, insensibilidad al dolor progresiva desde esa misma edad. El último control muestra perfectas condiciones de la percepción de la presión y no hay déficit de tacto-

El señor Zhang se siente en el sofá de la habitación leyendo con autentico interés. Por otro lado LuHan y YiFan esperan una explicación exhaustiva del muchacho que tan pacientemente reconecta la intravenosa y revisa brazos y piernas en busca de posibles lesiones.

-El chico, MinSeok, no puede sentir dolor, ni los cambios de temperatura; tampoco coagula su sangre- YiXing habla después de que advierte un hematoma en la pierna, es viejo e imagina que sucedió en el momento del secuestro. Es producto de la hemofilia. Tiene múltiples cicatrices alrededor de las rodillas, algunas a lo largo de las pantorrillas y la cicatriz de una factura de tobillo que debió ser muy dolorosa; claro, sí hubiese podido sentirla en ese momento.

LuHan mira desde atrás el recorrido que hacen las manos de YiXing, son una piernas fabulosas a pesar de que resalten en ella múltiples cicatrices y el color púrpura-verdoso del moretón. La gravedad de no sentir dolor no la puede dimensionar pero sabe, por YiXing, que la hemofilia puede ser bastante peligrosa sí no se toman los cuidados adecuados.

Le sorprende que su registro en hospitales y clínicas haya cesado hace tantos años y aun así lograran diagnosticarlo y mantenerlo con vida. Aunque no debería sorprenderlo cuando el ministro Oh y la señora Kim han pagado millones de wons a un médico privado por años. Mismo médico que tiene una base de datos de fácil acceso y una secretaria bastante sobornable.

No sabe cuánto tiempo ha estado recorriendo el cuerpo de MinSeok con la mirada y la noción del tiempo se pierde aún más cuando es la mirada de MinSeok con la que se topa. Tiene unos ojos negros muy grandes, curiosos e hipnóticos. Se pierde en ellos hasta que MinSeok mira directamente a YiXing.

-No tienes que tocarme tanto, no siento dolor pero sí tus dedos- Su voz tiene cierta burla y YiXing deja de, prácticamente, amasarlo. LuHan siente un estremecimiento que le crispa los dedos y lucha por controlarse, él no se siente dueño de su piel ni emociones al escuchar esa voz infantil tan cerca, un tanto ronca y se avergüenza de recordar haber llegado de la misión y haberse quedado dormido mientras revisaba una vez más la página de XiuMin, cuando la adrenalina y serotonina aún se encontraban en su cuerpo, no dejándole dormirse rápido.

YXing se disculpa, apartándose y todo es muy incómodo mientras MinSeok mira su alrededor con grandes ojos. Sólo deja de hacer un análisis de entorno cuando ve la intravenosa nuevamente en él.

-Odio con fervor las agujas-

-Es necesario-

MinSeok se limita a suspirar. El señor Zhang parece apenas percatarse que ha despertado y se abalanza contra el chico en un río de preguntas que YiXing escucha con atención, YiFan se limita a parecer que escucha y LuHan aprovecha para salir y ponerse presentable.

Después de una ducha, un buen desayuno y el cabello revuelto con estilo, vuelve a la habitación con todas las intenciones de pasar el tiempo con el chico. MinSeok tiene un no sé qué que le atrae, no sabe sinceramente de qué forma le atrae pero puede aprovechar de que tienen al chico para averiguarlo.

Lo encuentra sentado en la cama leyendo un pesado libro de medicina –Seguramente de YiXing- y los ojos negros se clavan en él. MinSeok ha estado respondiendo pacientemente las preguntas del señor Zhang, en realidad no le molesta para nada que le vea, hable y toque como espécimen nuevo por identificar, pero agradece que lo hayan dejado solo, sobre todo porque el mandarín no es su especialidad y el señor Zhang parece no entender que le queda muy difícil comprender terminología médica en mandarín, cuando no es su principal idioma.

Vuelve a estar acompañado, sin embargo. Es el chino de ojos brillantes y delgadez extrema, MinSeok cree que ese muchacho debe tener un índice de masa corporal por debajo del rango medio. Hay una mirada bastante prologada y pesada de parte del chino hacia su persona, que MinSeok discierne como fascinación absoluta, tal vez embelesamiento.

-¿La forma en que me miras está relacionada con el por qué estoy aquí?- Pregunta con una ceja levantada, el libro es pesado en sus manos y podría aventárselo para sacarlo de su ensoñación pero califica ese acto como cruel e insensato. El muchacho espabila con su voz.

-Probablemente-

-¿Cuánto tiempo llevo aquí?-

-Seis días- MinSeok le da tal gesto de estupefacción que LuHan traga en seco. Se adelanta dos pasos y él muchacho abraza el libro a su pecho, hacia donde está la cama de MinSeok el aire acondicionado golpea con helada fuerza y LuHan tiembla. MinSeok no parece sentirlo, tampoco parece sentir la vía intravenosa clavándose peligrosamente en la piel por el movimiento.  

-¿Por qué?-

-Eres el hijo de Oh SeWon- LuHan se acerca lo suficiente para tocarle la piel en la cara, el chico no se resiste al tacto y LuHan acuna la helada mejilla, hay algo hipnótico en MinSeok que mueve su cuerpo hacia él, sobre todo la manera en que lo deja tocarle. Por un momento su mente se bloquea a sentirlo tan cerca, olvida que el chico está secuestrado por una causa que el mismo desconoce, pero que LuHan pone en duda cuando MinSeok no se ve ni se siente como el arma política que pondrá en jaque una nación.

Tan frágil y bonito.

-¿Quiénes son ustedes?-

-Yo soy Lu Han- MinSeok frunce el ceño a su respuesta, no le importa su nombre, es probablemente el nombre de su asesino, y por la forma en que le toca pareciera con intenciones de embeber su alma. LuHan le da miedo y por eso no lo aparta, no va a provocar una reacción peligrosa sin necesidad, quiere saber primero qué van a hacer con él.

-Eso no fue lo que pregunté-

LuHan siente cosquillear el estómago por la cercanía y por eso mismo se aleja. No tiene tiempo para divagar en que siente y porqué pues YiFan entra intempestivamente a la habitación hablando sobre la misión en el Kyongbock. Sin huellas, ni rastros, no hay pistas ni sospechosos, sólo un edificio explotando a mitad de la noche sin víctimas mortales.

Alguien comúnmente callado como YiFan se muestra emocionado por haber llevado la primera misión a gran escala con éxito. LuHan escucha lo mejor que puede mientras mira a MinSeok, preguntándose por primera vez, ¿cuál es el papel de MinSeok de todo esto? Oh SeWon es un hombre importante, sí, pero poco ha hecho por encontrar a su hijo bastardo y lo “bastardo” es de especial atención pues la prensa se comería vivo a Oh sí supiesen de su existencia.

Él sabe que MinSeok es un arma mediática, política, pero no sabe nada en realidad, de cómo será utilizada. No sabe nada de nada.

 

Misión tres: Lotte World Tower

Observar puede decirse que es su nueva pasión. O quizá se podría especificar que observar a Kim MinSeok es su nueva pasión. En los días que lleva allí, quince al día siguiente, MinSeok se ha lastimado seis veces con la intravenosa y han tenido que retirarla por completo, y además debe estar en vigilancia permanente por sí se lastima de algún modo.

Debido a la necesidad de mantenerse en forma para las próximas misiones, el cuidado de MinSeok se divide en turnos para que les sea posible entrenar y a LuHan se le ha dado el turno de seis de la mañana a dos de la tarde, y es tiempo precioso para él que usa sabiamente. En realidad, con usarlo sabiamente se refiere a observar a MinSeok y responderle con vagos monosílabos a las preguntas del muchacho, quien se ha dado por vencido. No es que no quiera responderle, pero el señor Lu ha sido claro: Kim MinSeok no debe saber nada.

MinSeok está despierto cuando llega a su turno todos los días y por algún motivo, con sólo verle leer se satisface. Sabe que en el turno de YiFan, los dos se ignoran mutuamente con perfecta sincronía. Y en el turno de Henry Lau, MinSeok duerme… Henry, lo más seguro, también. Así que sólo disfruta de verlo, probablemente es el único que le presta atención. Para los demás en un simple turno, para los altos cargos es un objeto importante; para LuHan es la primera persona que verdaderamente le atrae.

Por supuesto ha visto chicas bonitas que llaman su atención o algunos chicos lindos que debe ver dos veces, pero no son más que grupos de cantantes como EXO o Girls Generation, que están muy lejos de su realidad y no tiene el suficiente interés en ninguno en específico. No como con MinSeok que le ve de carne y hueso, tan cerca y a la vez tan lejano.

E incluso puede decirse que es fan del más pequeño, quien con su faceta de XiuMin le desvela un poco, repasando una y otra vez cada video, sobre todo aquellos en lo que su voz aún le eriza los vellos. Lastimosamente, ese día sólo está allí hasta las ocho, debe reunirse con los altos mandos para la siguiente misión y MinSeok le ve marchar con ojos entornados. LuHan quisiera decirle un “ya vuelvo” o “nos vemos mañana”; no se atreve.

La misión dos fue un éxito, uno rotundo, llamó toda la atención del país y de gran parte del mundo, un edificio desplomándose por un ataque anónimo, pero de precisión terrorista. Se ha especulado en los medios de posibles sospechosos, pero la organización es un secreto que aún debe permanecer así y que parece la prensa aún no conoce.

El país está alerta, no obstante. Y eso era lo que quería la organización. Empezar a llamar la atención. Poco a poco y esperar el gran boom que les llevara a la culminación de sus planes. Planes que LuHan no conoce y que preferiría no conocer cuando escucha las órdenes para su siguiente misión.

YiFan parece tan sorprendido como él y YiXing sofoca el horror detrás de las manos sobre su cara. Los demás miembros que participarán en la misión lo están igual pero nadie se atreve a poner en palabras el terror que les causa ser parte de lo que será una puesta en escena mortífera de la organización.

Salen tres horas después apesarados y con gesto adusto. Mientras almuerzan, en el televisor del comedor central se muestra un rostro que ellos conocen muy bien. Kim MinSeok fue reportado como desaparecido por la científica Kim MinYe desde hace trece días. La periodista interroga a un policía de apellido Lee quien habla sobre sospechas y pistas… en realidad, no tienen nada. Por la severidad del rostro del Teniente general Do, a quien se cuestiona sobre este caso sin rastro además del caso Kyungbock, LuHan intuye que el hombre está desconcertado en no tener pistas de nada.

Oh SeWon por su parte aparece en otra noticia descartando efectos negativos del caso Kyungbock sobre el proceso de Unificación actual. Oh SeWon califica como discriminativo y riesgoso, el acusar a Corea del Norte de estar involucrado, cuando no se cuenta con ningún sospechoso. El rostro serio del hombre es igual y LuHan se pregunta si secuestrar a Kim MinSeok sirvió de algo contra el hombre.

Al día siguiente es veintiséis de marzo y MinSeok está cumpliendo dieciséis años. LuHan asiste a la habitación del chico a las seis de la mañana y lo mira un poco inquieto pero se calma después del desayuno. Lo ha dudado hasta el final de su turno y es dos minutos antes de las dos que saca de su bolsillo un pequeño envoltorio que prácticamente arroja al rostro de MinSeok un segundo antes de salir huyendo casi empujando a YiFan que llega a recibir turno.

MinSeok mira el paquete de papel seda rosa con clara perplejidad y YiFan mira el camino por donde se fue el otro chico con evidente confusión. Se debate bastante para mirar el contenido, pero nada pierde, de todos modos el chino no parecía malo, no demasiado para ser un secuestrador.

Rasga el papel con suavidad y el contenido le sorprende, es un libro, una miniatura con portada en relieve delicado de flores y pavos. “La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada” de Gabriel García Márquez es un libro especial para él porque fue el primer acto de rebeldía que cometió. Uno algo ñoño, pero rebelde, al fin y al cabo.

No puede suprimir su emoción y se dedica largos segundos a recorrer el exterior del libro con los dedos, es muy pequeño, así que lo abre y se sorprende en encontrar letras legibles dentro. Debe medir cinco centímetros de alto por tres de ancho. El grosor es tal vez de siete centímetros.

En su infancia, a los nueve años, consumió la historia en tan poco tiempo cuando lo leyó, que no supo que su madre le veía enfurecida. Su madre no quería que leyera nada que no fuese sus textos de ciencias puras, sólo permitiéndole variar con cuentos infantiles adecuados a su edad, pero no a su capacidad intelectual. Valió la pena el castigo de no ver televisión, porque aquella historia le introdujo a un mundo de trato cruel y palabras más difíciles de digerir que su enfermedad.

Los libros dejaron en un segundo plano al televisor. Y le realzaron el interés por aprender cómo funcionaba el mundo. Su madre le enseñaba química y biología con ahínco. Su padre prefería más las ciencias políticas o las fuerzas físicas en las charlas que solían tener cada dos semanas.

No puede creer que el chino le haya dado tal regalo y por un momento duda que eso sea, pero le cuesta poco conectar las cosas y su cumpleaños es una buena razón para ello. Lee el librito casi llorando, bajo la mirada casi dudosa de YiFan.

-Hey, pareces feliz. Debe ser porque estás cumpliendo. Felicidades- El chico de postura siempre elegante y fría le sonríe y el siente verdadera felicidad. Un pequeño “gracias” puede emitir cuando la emoción es demasiado y lo que está sintiendo es un dolor intenso en el pecho. No dolor físico, claro está, pero le alberga la pena al pensar en su madre.

Llora. Primero pequeños sollozos, después hipidos que asustan un poco a YiFan y le sigue un mar de lágrimas y gritos que hace actuar al otro. Llama por radio a YiXing y este se aparece con LuHan detrás. MinSeok grita delirante, el rostro rojo, con el libro apretado en la mano derecha en un puño sobre el pecho. Patalea y tiembla. El señor Zhang llega justo para el momento en que MinSeok parece apagarse en un instante y se desploma hacia delante, cayendo de lleno su costado derecho sobre el piso.

YiFan y LuHan corren a socorrerlo pero YiXing tiene que empujarlos cuando están siendo muy bruscos y cardenales se forman sobre la piel que los otros tocan. El señor Zhang les increpa y por varios minutos son los Zhang revisando a MinSeok y nada más. Le inyectan un sedante y le acomodan adecuadamente.

No es necesario que nadie le cuide por las siguientes horas y el primero en verlo después es LuHan, al día siguiente, cuando aún sigue dormido. Le mira descansar aún con el libro entre los dedos y siente una punzada de culpa sobre sí aquel libro provocó aquella dura reacción.

-Gracias- MinSeok no despierta hasta que son las ocho y su voz pastosa saca de una ensoñación lejana al Lu. –De verdad, muchas gracias. Es un libro importante para mí.

MinSeok sonríe, parece somnoliento y cansado, pero aun así su sonrisa le quita la respiración al otro. El chico es tan hermoso y le quisiera tocar las mejillas redondas. No se atreve.

-No quería que te sintieras mal por ello- LuHan habla con congoja. –Sólo quería que tuvieses algo más que libros de medicina. Me pareció un buen regalo- Omite decir que vio en el vídeo de XiuMin, como ese libro era un recuerdo importante.

-Y lo es. No fue culpa del libro, en realidad…

MinSeok calla, dudoso, suspira y mira a otro lado, pero LuHan le mira atentamente, con las pupilas clavadas en su perfil, parecen pasar minutos cargados de silencio, aunque no es incómodo, le provee una sensación de confianza. Una confianza que se construye poco a poco mientras MinSeok debate sí seguir hablando o no.

>> Llevo muchos días aquí. Mi madre debe estar preocupada, es particularmente estricta. Es muy severa y paranoica.  Pero me quiere mucho y probablemente sea un mar de lágrimas- MinSeok aún mira a un punto en el vacío, con ojos dilatados y tristes.

LuHan no tiene palabras de consuelo. No le puede decir que verá a su madre, porque no pasará. No sabe mucho sobre cómo emplearán a MinSeok pero no será pronto y probablemente no saldrá vivo.

>> Cuando leí ese libro de pequeño, me estaba revelando contra mi madre el día de mi cumpleaños número nueve. El libro no es la mejor historia que he leído, incluso el mismo autor tiempo muchísimas mejores, pero fue el que tuve al alcance y yo sé que mi madre sabía que tarde o temprano lo leería. Ella en realidad lo dejó a mi alcance como aliciente para que no ansiara más salir de casa. Llamame niño de mami, pero no puedo ser algo diferente cuando nunca salí de mi hogar y ahora que estoy afuera sólo quiero regresar-

Hay lágrimas surcando las mejillas de MinSeok y LuHan se deja llevar por la inmensa pena que siente dentro. Se sienta al lado de él y le voltea el rostro hasta que sus miradas se encuentran. Le acaricia con fino toque cada pómulo, no quiere borrar el rastro de las lágrimas que son los sentimientos puros de MinSeok, pero sí quiere acariciarle. MinSeok cierra los ojos a su tacto y LuHan pone suaves yemas sobre los párpados, después son dulces labios besando sobre pestañas húmedas. No sabe lo que lo impulsa hacerlo pero es un sentimiento que se desborda.

MinSeok está congelado allí, apretando aún más el libro hacia su pecho. No puede moverse y LuHan le reconforta, no está mal, se siente correcto, pero le sigue doliendo, le duele aún más cuando comprende que LuHan se siente culpable y arrepentido en cada suave tacto, en cada dulce beso. Le duele su compasión y le aturde ese sentimiento desconocido que LuHan parece desbordar.

Con cada mirada, con cada toque y ahora con cada beso, siente que LuHan intenta estrujar algo dentro de él. Primero fue miedo, ahora sólo es una magnética emoción sin nombre, demasiado pequeña como para inspeccionarla.

El sonido de la puerta abriéndose hace a LuHan saltar y con el corazón furioso en su caja torácica, ve a la empleada con el desayuno de MinSeok entrar sin siquiera verlos, va concentrada en arrastrar el carro sin hacer mucho ruido.

MinSeok observa entre curioso y burlón al Lu, le causa gracia sus reflejos de gato, y agradece que la señora haya llegado, no podría soportar un beso más. Nunca nadie le besó antes, ni siquiera su madre es cariñosa para formarse una idea de cómo se sentía aquello. Preferiría desaparecer la sensación, es casi hormigueante, eléctrica.

El resto del tiempo MinSeok se sumerge en releer el libro y su relación permanece igual con la salvedad que desde ese día LuHan saluda, se despide y poco a poco le cuenta sobre el mundo exterior.  Fragmentos de una realidad lejana a la que nunca perteneció. También empieza a querer leer con él y lleva libros para que los lean juntos.

Después de tres semanas de charlas triviales y lecturas compartidas, MinSeok le pide un calendario. Es YiFan quien lo trae y, con el mismo saludo casual que comparten desde hace semanas, se lo entrega junto a un marcador amarillo. Marca cada día desde el once de marzo y es dieciocho de abril. Han pasado seis días desde que su hermano menor cumplió doce años y se lamenta no haber podido felicitarle.

Los días se han sucedido demasiado rápido y el sentimiento de agobio que se instala en su pecho cada vez que piensa en su madre es casi físicamente doloroso. Tanto tiempo sin saber el uno del otro.

LuHan cumple el veinte de abril, se lo ha dicho en una conversación sobre sus edades y también sabe que LuHan vive en un mundo, que junto a YiFan, YiXing y –el nuevo integrante de la organización- ZiTao, del que no pueden escapar al igual que él. MinSeok siente que se está volviendo parte del mobiliario, las empleadas con cada comida le saludan y conversan como sí MinSeok estando encerrado allí sólo fuese una trivialidad que todos aceptan con el paso del tiempo.

MinSeok talla en un jabón de baño nuevo una rosa con pulcro esfuerzo y bajo el atento cuidado de YiFan y ZiTao –quien ahora cubre los turnos de noche en lugar de Henry- para que la navaja nunca corte su piel. Le promete a ZiTao uno igual de bonito para su cumpleaños y se sorprende a sí mismo sintiendo tan natural estar allí.

ZiTao es dos años menor que él, y apenas cumplirá sus catorce años el dos de mayo. El señor Huang se unió a la organización y trajo consigo a su único hijo, quien es bueno es las artes marciales, perfecto para la organización. Y MinSeok agradece que ZiTao sea rápido en trabar amistad y de un nuevo aire a su estancia.

También está el señor Zhang que siempre le visita para comentarle cosas sobre las enfermedades y debatir un poco sobre su historial médico y el hombre le recuerda un poco a su padre, que no es el cariño hecho persona, pero las conversaciones impersonales son lo suyo. Aunque sí es de analizar, el señor Zhang representa mejor a un padre que Oh SeWon, pero siempre deja escapar los pensamientos referentes al Oh.

YiXing y YiFan son un poco más reservados, aunque muy amistosos, y la calidez que desprende YiXing le abriga como lo haría su madre. Sin notarlo ya es el cumpleaños del Lu y le entrega su regalo con una sonrisa gigante. La sorpresa en el rostro de LuHan es fascinante y el abrazo que le da, que incluye alzarlo del piso y dar vueltas por el cuarto, es algo que le hace sentir la sensación de querer algo más.

Es una emoción sin nombre que se nutre cada vez que es el turno de LuHan de vigilarle y no puede inspeccionarla aún. Pero mitiga un poco el dolor de no saber nada sobre su madre.

Para el dos de mayo, el cumpleaños de ZiTao es celebrado en su habitación, LuHan lo decide así y el chico recibe la sorpresa en su turno de la noche. MinSeok le abraza de primero y le entrega una bonita figura tallada en madera de un osito panda.

Hay un poco de pastel que preparó YiXing y LuHan sirve las porciones. Hablan de cosas tan banas que parece un momento normal entre amigos y la noche se alarga entre risas y tonterías. Todos se van antes de las doce y MinSeok alcanza escuchar antes de dormir a ZiTao murmurarle agradecimientos.

-No fue nada, ZiTao. En realidad yo ni siquiera me moví de aquí- Intenta sonreír, pero ZiTao parece a punto de llorar.

-Hyung, cuando llegué aquí todos llevaban mucho tiempo en esto. LuHan ge lleva cinco años, YiFan ge cuatro y YiXing ge tres. La razón por la que pude hablar normalmente contigo es que tú estás tan fuera de lugar como yo. Muchas gracias, hyung, por ser mi amigo-

MinSeok intenta no llorar, porque siente que tanto ZiTao como él, necesitarán muchísimo tiempo para encontrar un lugar allí.

 

LuHan huele a ácido sulfhídrico, lo sabe por el olor a huevos podridos. MinSeok calcula que el rubio tuvo que estar expuesto a menos de cinco partes por millón para que sus células receptoras del olfato aún pudiesen percibirlo sin que este cause un efecto narcotizante que inhiba el sentido.

Son las diez de la mañana y su calendario señala un viernes veintitrés de septiembre. Desde un mes atrás LuHan llega tarde a su turno o simplemente no llega, lo mismo pasa con YiFan, y ZiTao es vago cuando habla de una nueva misión que les consume a los otros, sobre todo a un grupo de hombre de laboratorio que, según le cuenta ZiTao, tienen sofisticadas instalaciones sacadas de películas de ciencia ficción.

-Es bueno verte, MinSeok- LuHan se sienta a su lado y el olor se intensifica.

-¿Para qué es el ácido?-

MinSeok pregunta y LuHan le mira confundido hasta que entiende, los huevos podridos, la magnífica fragancia del sulfuro de hidrogeno sería perfectamente perceptible para el chico que hacía vídeos de mezclas químicas y es el hijo de una científica –que actualmente está casi todos los días en algún canal de televisión con la foto de su hijo-.

-Se está preparando algo grande con él- LuHan es vago en su respuesta y MinSeok comprende que es información que no le facilitará, ni siquiera el rubio o los demás, le han dicho quiénes son y para qué lo han mantenido por seis meses viviendo en esas cuatro paredes.

-En altas concentraciones es mortífero, pero es muy útil para crear antigüedad en objetos que no son antiguos, aunque en realidad es fácil de detectar en una prueba de carbono, he incluso se puede remediar el daño sobre pintura de carbonato de plomo con la aplicación de peróxido de carbono en las cantidades adecuadas. He hecho varios experimentos con sus efectos.

-Lo sé- LuHan está embelesado por esa muestra de intelectualidad, también ha visto los videos de XiuMin donde envejece artículos de bronce o ennegrece brillantes pinturas. MinSeok le mira sorprendido porque LuHan lo sabe pero el rubio continúa hablando –Pero se está realizando una mezcla mortífera y estamos comprobando la capacidad de las máscaras de oxígeno. Los dispositivos de expansión podrían alcanzarnos y debemos estar seguros de que no corramos peligro.

MinSeok frunce el ceño –Un arma química.

-Así es.

Entre ellos hay sólo silencio. MinSeok se siente mal de sólo pensar el uso de aquello, se le seca la boca con sólo discernir las consecuencias, sí su plan es matar a alguien, el sulfato de hidrogeno es un arma peligrosa que podría no causar la muerte sí no se manejan las cantidades adecuadas, y derivaría en una verdadera descomposición en vida del cuerpo humano.

-¿Y por qué no utilizar mejor ácido cianhídrico?, su capacidad tóxica es mayor y la muerte es menos dolorosa- No sabe porque recomienda una mejor forma de cómo matar personas, sin embargo, lo hace y LuHan le pregunta con la mirada de qué está hablando.

El turno de LuHan termina intempestivamente con una comunicación a su radio. Le dejan sólo hasta que YiFan entra a la habitación horas después con prendas de vestir en la mano.

-MinSeok, hoy es tu día de suerte. Tengo que llevarte al laboratorio. Saldrás de aquí- YiFan le sonríe y MinSeok se llena de una emoción extraña, de anhelo y nerviosismo. Con manos temblorosas toman las prendas y sin pensarlo mucho se encierra en el baño. Cambia su conjunto de bata y pantalón de algodón crudo por el kevlar del chaleco antibalas y un conjunto de exquisita mezcla entre polipropileno, poliéster, poliamida y nanofibras de carbono.

Cuando sale viste igual que YiFan, también como YiXing, LuHan, ZiTao y los demás que ha visto. Incluso el señor Zhang, bajo su bata médica, viste lo que parece ser el uniforme diseñado para la organización. Mientras YiFan le saca de la habitación con un complejo proceso de colocarle un rastreador, asegurar sus muñecas con restricciones de titanio en su espalda y acomodarle bien el traje, MinSeok se distrae pensando en los nanoóxidos metálicos o los nanoarcillas en el uniforme, seguramente consiguen un apantallamiento electromagnético. Está pensando en eso para evitar los nervios por salir de su habitación.

YiFan le guía por un largo pasillo y lo primero que se percata MinSeok es en la falta de ventanas y para cuando está en el ascensor comprende que está en el sótano dos de un edificio de sesenta tres pisos y de siete sótanos. Es el sótano cinco en el que le esperan y el olor a huevos podridos es penetrante hasta que su nariz ya no lo puede recibir.

En cinco parte por millón el olfato se narcotiza, a las veinte ppm su cuerpo entrara en estado de asfixia y a las veinticinco ppm, combinado con su hemofilia, le causará una muerte ahogada y dolorosa.

Ve a LuHan hablar airadamente con un hombre que se le parece mucho, es una versión envejecida y de mentón cuadrado del joven. Los dos le miran cuando su vector de movimiento se dirige hacia ellos y a dos metros puede escuchar un “no eran necesarias las esposas” en la voz del más rubio. A MinSeok no le molestan, y van más con la idea de lo que debería ser un secuestro, no estar encerrado en un cuarto leyendo textos de medicina en mandarín, que probablemente ya son equivalentes a un primer año de medicina y una proficiencia bien ganada en mandarín; Sobre todo sí tiene en cuenta que tanto el señor Zhang y ZiTao le hablan en mandarín de cosas muy difíciles como la respuesta inmunológica de su cuerpo o las técnicas ancestrales de las artes marciales chinas tradicionales.

La tarde se sucede en una participación activa de su persona en un debate sobre el uso de gases venenosos con tres inminentes figuras del escenario científico chino. Incluso sí fuese una situación normal le diría a uno de los hombres que su madre le admira con fervor.

Cuando llegan a lo que parece un consenso, las restricciones de titanio son retiradas junto con el rastreador y le es entregada una bata de laboratorio y una máscara de oxígeno. No sabe lo sumidos que están todos en ello cuando ocurre una explosión rápidamente controlada, pero con graves quemaduras en uno de los científicos.

Ninguno duerme en dos días y es para el veintiséis de septiembre que se tienen que permitir un descanso. Hay camas dispuestas en el lugar para ello y MinSeok sabe que mientras duerme le están vigilando, YiFan y LuHan lo han hecho todo el tiempo. Como si pudiese escapar de un quinto sótano en medio de lo que parece una cámara de gas a punto de estallar en cualquier instante.

Para el veintiocho tienen el gas en las cantidades exactas y comprimido para liberarse en quinientas partes por millón en una nube tóxica letal. Es para el veintinueve de septiembre que perfeccionan el artefacto de liberación con una técnica de aspersión desarrollada anteriormente por MinSeok y se preparan ciento veintitrés dispositivos. 

En todo ese tiempo, no han hablado más de cianuro de hidrógeno, amoniaco, monóxido de carbono y estructuras moleculares. MinSeok lleva horas en la que es inmune a la presencia de LuHan y no sabe cuándo está o no está.

Cuando parece que su intervención no es necesaria más, el señor Lu da la orden de mostrarle unos planos, un edificio en construcción resalta en el primero, el mismo edificio se ve después ya terminado y le siguen mapas arquitectónicos con precisión milimétrica. Hay en total ciento veintitrés lugares marcados en lo que parece ser el sistema de ventilación del lugar.

-Muchacho, ¿crees que es suficiente el número de dispositivos?- El señor Lu tiene una voz severa y MinSeok se encoge un poco en su presencia. Se siente tan niño y pequeño bajo aquella mirada férrea, algo que no sintió cuando estaba a la par de químicos mundialmente reconocidos.

-Depende del sistema de ventilación. La concentración de cada cilindro es poderosa pero requiere sincronización con las corrientes de aire para cubrir todo el edificio. No creo que sea necesario cubrir todos los pisos, sería mejor tener sitios específicos que puedan monitorearse, el cianuro es altamente volátil y sí no se coordina podría causar graves daños materiales-

MinSeok habla más y más explicando posibles escenarios, inspecciona el mapa y señala los lugares donde debería concentrarse, teniendo en cuenta las marcas trazadas en cada plano. En un último plano puede ver que el objetivo es una gran sala de observación que hay en el último piso del lugar. Pero deja de inspeccionar cuando se marea al leer números y objetivos. Dos mil quinientas personas.

Se marea tanto que se desmaya.

 

El primero de octubre del año dos mil dieciséis se inaugura Lotte World Tower, un rascacielos de ciento veintitrés pisos, con quinientos cincuenta y cinco metros de alto, albergando la plataforma de observación más alta del mundo. Es un proyecto ambicioso de Lotte Group y la inauguración pretende reunir en el edificio a más de dos mil personas entre invitados, directivos del grupo empresarial, además de empleados.

La abierta de puerta está dispuesta para las siete de la tarde y es a las ocho de la noche que ya celebridades, altos mandos del gobierno y casi toda la familia Shin –dueños de Lotte Group- están en la plataforma de observación.

LuHan respira intensamente mientras revisa por última vez el mapa con las ubicaciones de los aspersores. Las últimas anotaciones de MinSeok están en él y hay un doloroso sentimiento en su pecho por el chico que fue sedado nuevamente.  

Cada cilindro fue instalado el día anterior por agentes de la organización mezclados entre los cientos de empleados que ajustan los preparativos de la inauguración. LuHan estaba en el equipo de reconocimiento y se encargada de los últimos pisos, incluyendo la plataforma de observación. Fue una puesta en escena de sincronizada ejecución y movimientos fantasmales ante las cámaras de circuito de seguridad intervenidas por Song Qian y Meng Jia.

Cómo anotó MinSeok se descartaron los sótanos por la posibilidad de volatizar el edificio al ser propagado el cianuro en bajas presiones y un ambiente cálido. Todo se enfocó en la plataforma y los primeros pisos para que sea imposible la huida. A las nueve, la Mercedez-Benz G63 AMG es invisible para las cámaras de seguridad de toda Seúl, mientras esta regresa al edificio donde está la organización.

El terror en Lotte World Tower inicia a las nueve horas con quince minutos cuando un olor a almendras amargas es percibido por todos y un médico en el lugar lo reconoce como cianuro de hidrógeno. Hay una avalancha hacia los ascensores y escaleras, con personas cayéndose, ni siquiera la cantidad en el aire es mortal para cuando han muerta ya dos personas por paro cardiaco y más de dos docenas son aplastadas por la avalancha humana. También hay saltos suicidas que muestran escenas de horror para las personas que caminan por Olympic-ro o pueden ver el edificio desde Lotte Mart.

Los ascensores no dan abasto y en las escaleras las personas bajan en una marea agotada, nauseabunda y llena de irracional ira. Las personas en el primer piso salen rápidamente pero es cuestión de dos minutos para que estén inconscientes. A los cinco minutos hay ochocientas personas muertas y para las nueve y veintitrés, podría ser una cifra total de mil doscientas. Las personas que lograron salir antes de los tres minutos de exposición al gas, están muriéndose en una intoxicación que les abrasa la piel y quema sus órganos internos.

Patrullas y ambulancias llegan a los diez minutos, pero puede más el pánico y son muy pocas las personas que se pueden ayudar cuando nadie se atreve a entrar al edificio. Es una noche de gritos, pavor y tragedia. Los ojos espantados de una nación, y después del mundo, lloran al ver cada escena, cada pedido de auxilio. El vómito de las personas vivas, las pupilas dilatadas y la piel envenenada.

El Lotte World Tower fue envenenado junto a dos mil doscientas personas. Cuando los equipos preparados para entrar al edificio sin correr peligro empiezan a sacar cuerpos tras cuerpo, el gas se ha disipado y se tiene que atender personas que estando cerca al edificio tienen síntomas de intoxicación. Es una masacre sin precedentes, sin nombres de responsables, ni motivos aparentes.

Una atrocidad. Un nuevo nivel de terrorismo.

 

Sin misión: Oh SeHun.

Dos mil doscientas cincuenta y nueve personas murieron. Una cincuentena de ellas fueron a causa del pánico, ya sea en paros cardiacos, aplastamiento o en un suicidio inminente lazándose desde el piso ciento veintitrés del edificio.

Primero de octubre es un día negro para la historia coreana; para la familia Shin que perdió a casi todos sus miembros; para la farándula con la muerte de doscientas celebridades entre cantantes, actores y MC; también para el mundo con doscientos extranjeros pereciendo en el lugar. Noventa políticos perdieron la vida y cada familia adinerada de Corea, China y Japón tenía un miembro asistiendo a la inauguración.

En los ojos de SeHun tal atrocidad debería arrancarle suspiros aterrorizados o miradas de espanto al ver las repetidas escenas en el televisor, pero hace su mejor intento de parecer inexpresivo. No es lo mismo con JunMyeon, a quien las manos le tiemblan y tiene el gesto compungido de vez en cuando. La familia Kim ha perdido seis de sus miembros en el siniestro y el hijo menor de los Kim ha quedado totalmente huérfano.

JunMyeon es un niño blanquísimo, bonísimo, bellísimo y es tres años mayor que SeHun. Con un rostro que siempre trasmite bondad y amabilidad, es pura hermosura y SeHun conociéndole desde hace tres años lo ve por primera vez en una expresión en blanco. Pasa de una mirada de terror a una pérdida cada dos segundos y su cuerpo se mueve en un temblor ligero, casi imperceptible si no fuera porque las manos hacen temblar el conejo de felpa al que se aferra.

El pequeño de los Kim es un niño expresivamente llorón que se pone horrible con la cara roja empapada de lágrimas, pero ahora es un papel con los labios sin color y las pupilas dilatadas. No mira a nadie y SeHun le gustaría que lo mirara a él. Lleva dos horas ahí sentado junto a él, pero duda que siquiera sepa de que está alguien con él.

El mayordomo de los Kim fue quien le dejó pasar esa mañana después de que madre le despertó con la noticia de que su hermano mayor, Oh SeHyun, junto a su novia, una celebridad menor, habían perecido en el edificio.

No pensó mucho en su hermano, no logró digerir muy bien la noticia para cuando su madre también le informó de las pérdidas de su amigo.  Los señores Kim, su hijo mayor, los abuelos Kim y la abuela Lee –abuela materna de JunMyeon- murieron. Dos generaciones de políticos de alto aprecio por las masas perecieron ante los ojos consternados de una nación. El señor Kim y su padre se contaban como pérdidas invaluables para la política coreana y quien quedaba atrás, para seguir con su linaje y apellido es un niño ya bastante conocido por la prensa.

El expresidente Kim Young Sam tenía un nieto prodigio en cuanto a opinión política y calificaciones. Kim JunMyeon ha participado en varios torneos de ciencias y las reuniones del club de debate en los que JunMyeon es el presidente son trasmitidas por YouTube. Y para ponerle una cereza al pastel, JunMyeon era voluntario en varios centros de ayuda.

Prácticamente es un ángel y la prensa se llenaba de “aww” cuando el chico asistía a eventos sociales con sus padres y/o abuelos. Fue en un evento social que lo conoció, cuando sus padres los presentaron hace ya tres años. El señor Kim tenía tal mirada de orgullo sobre su hijo que le molestó en demasía, aunque entendió rápidamente el por qué cuando JunMyeon se dedicó a cuidarle el resto de la fiesta porque “soy tu hyung y no me gusta que mis donsaengs tengan caras largas”. Se tomó muy en serio ello y al final de la noche, el niño de nueve años le sonreía abiertamente al niño de doce.

La diferencia de edad fue un impedimento al principio para que SeHun lo volviese a ver y, por primera vez, tuvo interés en adelantar año como le había sugerido un profesor y su propio padre. No lo había hecho, porque no tenía que hacer nada que agradase a Oh SeWon, y Kim JunMyeon fue la razón detrás de su cambio de opinión, aunque su padre aún cree que fue un gesto de buen hijo.

Mientras se nivelaba con él, fueron dos años en que le veía esporádicamente y veía sin falta los vídeos mensuales del club de debate. A los trece años, JunMyeon abrió un canal propio de Tumblr y YouTube para su clase de ciencias y cada dos semanas subía contenido de mezclas químicas, procesos físicos y solución de ecuaciones diofantinas, integrales y derivados; que bastante le ayudaron a SeHun para saltar entre años.

No logra identificar como amistad lo que siente por JunMyeon, es diferente a lo que siente por ChanYeol o KyungSoo. Tampoco es semejante a lo que le despierta MinSeok, ni nada parecido a su frío tacto con su hermano SeHyun. Es una emoción constante e inconclusa. Un eterno anhelo insatisfecho. Quiere estar cerca de él y consumir su calor. Quiere crecer junto a él y que su vida sea una con JunMyeon.

No puede describirlo, ni siquiera dejar que el sentimiento tome forma de palabras y se lo traga todo el tiempo, en su disfraz de cariño fraternal que tan bien funciona para su mente aún muy inocente.

Lo único que puede identificar claramente es que Kim JunMyeon fue para él un punto de inflexión necesario. Hasta que conoció a JunMyeon, SeHun había albergado sólo odio y resquemor por el circo mediático que era su familia, una fachada de perfección que él conocía en estado puro de desquebrajado caos. Su madre odia a su padre y se consuela a sí misma en brazos de su chofer personal, quien cumple su función como amante muy bien y que a su vez es más cálido y agradable que Oh SeWon.

Lo único que aprecia y agradece de su padre es a Kim MinSeok, su hermano. Le fue a visitar cuando tenía diez años y MinSeok fue el segundo punto de inflexión importante en su vida pues era la calidez de una familia lo que entregaba su hermano. Sólo le había visto unas diez veces antes de que desapareciera y fue un golpe duro cuando MinSeok era su contacto favorito después de JunMyeon.

JunMyeon le consoló cuando SeHun se enteró a través de las noticias que su hermano había desaparecido, aunque JunMyeon no sabía –y aún no sabe- que tenía otro hermano aparte de SeHyun. Ahora él quiere consolar a JunMyeon pero no es capaz de tocarlo. Tiene miedo de que se desmorone entre sus dedos.

Nunca ha sentido tanto miedo. Y el dolor de perder a su hermano mayor es distante mientras puede sentir una opresión en el pecho al ver a JunMyeon en ese estado. Le oprime el pecho la idea de perder a JunMyeon en ese mar de vacío que son los ojos del chico.

El Kim no reacciona de su conmoción hasta mucho después, y como supuso SeHun, JunMyeon no sabía que estaba con él; le mira con ojos sorprendidos y, a pesar de la situación y su estado deprimente, le sonríe suavemente. Y esa sonrisa le impulsa a abrazarlo.

La diferencia de edad no significa una diferencia de tamaño, y aunque SeHun es más delgado, puede abrigar perfectamente con esos centímetros de más que le lleva. Lo abraza hasta que al chico se le secan las lágrimas que deja caer en terrible desconsuelo. El mayordomo de los Kim acudió varias veces cuando los gritos de JunMyeon eran tan agudos que aturdían sus oídos. No le importó, lo sostuvo hasta que supiera que no se quebraría aún más.

Los días en los que se suceden funerales y entierros duran dos semanas, en las noticias no paran de pasar rostros sonrientes inmortalizados en sus últimas fotografías. Algunas veces se habla de pistas y sospechosos pero no es más que investigaciones sin salida. El tutor legal de JunMyeon es la hermana de su madre y su esposo es el ministro de Defensa, Kim YoungMin. Los primos del chico, JongDae y JongIn –quienes estudian en China y Francia, respectivamente-, llegan un día después y son un bálsamo para las horas en las que pasa sin SeHun.

SeHun le abraza casi todo el tiempo mientras el chico intenta recomponerse a sí mismo, nunca pierde su educación y compostura en los largos días de funeral donde múltiples personas sin rostro le dan el sentido pesame. JunMyeon siempre llega después vacío y roto a los brazos de SeHun, queriendo desvanecer cada palabra de lástima o engaño de personas que no logra reconocer a través del dolor. En medio de su pena le sorprende que apenas un niño sea capaz de ser tal refugio para él, pero la necesidad de consuelo es mayor que su raciocinio.

El entierro de SeHyun es cuando JunMyeon tiene que abrazar a SeHun y acunarlo en su calidez y bondad, porque los hermanos Oh no se llevaban bien, pero es su hermano de todos modos. Nunca se ha visto más unida a la familia Oh y SeHun por fin recibe el cariño que le han negado sus padres en medio su eterna y declarada guerra. JunMyeon deja que SeHun se aferre a él como él se aferra a SeHun cuando la cremación de sus abuelos es seguida por la de sus padres y por último la de su hermano, en horas interminables y revueltas.

Hay mucho llanto y dolor. Corea está unida por el lazo sangrante de la pérdida y el mundo es sólo apoyo para el país. El mundo parece girar más lento y poco a poco la gente sale del estupor y miedo que provoca un siniestro de tal magnitud.  La policía sigue sin tener pistas, ni rastros.

Es un veinte de octubre cuando muestran uno de los artefactos con los que esparcieron el gas venenoso. Y SeHun se toma veinte minutos en analizar la imagen. Es un sistema de complejidad media, pero siente que hay algo especial en él.

-JunMyeon hyung, necesito que mires esto- le dice casi sin sacarse los zapatos cuando entra a la residencia Kim. El mayordomo de los Kim le sigue ayudándole a quitar el abrigo, asustado de que el Oh se golpee como a veces lo hace y no lo sienta; SeHun tiene que retenerse un poco cuando el ministro Kim le sonríe como saludo desde el sofá.

-¿qué es?- El chico de quince años se ve demasiado pálido, como si estuviese enfermo, pero le sonríe como si no tuviese ninguna pena, cosa que desmiente sus ojeras y falta de apetito.

-Es la foto del artefacto-

SeHun busca el control remoto del televisor en la sala, hace un revuelo en su búsqueda y se golpea el brazo haciéndose un moretón pero no lo siente, no siente dolor desde los ocho años. Lo encuentra en el sofá, lo toma con rapidez y cuando el icono de conexión a internet aparece en la esquina de la pantalla busca la imagen en cuestión. Es un cilindro de diez pulgadas común para gas, pero lo que llama su atención es el sistema de aspersión que asegura haber visto antes.

>> Reconozco este sistema de aspersión. No sabría explicarlo porque no tengo los detalles, pero sé que lo he visto antes-

JunMyeon amplía la imagen y suspira, su mirada se cristaliza mientras lo repasa una y otra vez.

-Lo has visto, porque yo te lo he enseñado. Te lo mostré hace unos meses en la cámara de gas que utilizo para los procesos de envejecimiento. Sólo hay dos personas que conocemos el diseño y estructura. Yo y XiuMin-

-¿XiuMin?- SeHun se descoloca un poco y busca en sus recuerdos la cámara de gas que JunMyeon menciona y JunMyeon tiene razón, a XiuMin también le vio una; en su momento creyó que eran algo comprado online.

-XiuMin es un usuario de Tumblr que conocí hace unos años, trabaja en procesos químicos avanzados y nos hicimos amigos compartiendo modelos y estructuras. Nunca he visto a XiuMin, pero trabajamos juntos en una cámara de gas que permitiese envejecer distintos metales, capaz de engañar una datación por radiocarbono. La cámara tiene un sistema de aspersión con presión atmosférica de control volátil. El artefacto de la imagen tiene ese sistema.

El señor Kim se acerca y habiendo escuchado toda la conversación también analiza la imagen y susurra un “impresionate” inaudible. – ¿Lo patentaron? ¿Se lo dieron a alguien más?- JunMyeon niega con la cabeza y su gesto es confuso, desorientado.

-Pensamos en hacerlo, pero llegamos a la conclusión de que no tendría ningún uso benéfico, así que dejamos de lado las pruebas con metales y empezamos a perfeccionar un sistema de filtro capaz de adsorber sulfato o cianuro en concentraciones letales. Estábamos a punto de lograrlo pero XiuMin desapareció hace meses y…-

-XiuMin es mi hermano- SeHun le interrumpe. Está aún más desorientado y confuso que JunMyeon, en cualquier otra circunstancia sería gracioso el destino y sus juegos pero este momento sobre le provoca nauseas.

-¿Disculpa?-

Tanto el ministro Kim como JunMyeon le miran atónitos.

-XiuMin es Kim MinSeok, mi hermano. Desapareció hace meses-

-¿Estás seguro?- El hombre mayor increpa con seriedad diplomática.

-Sí. Kim MinSeok, mi hermano, es el hijo bastardo del ministro Oh SeWon. Su madre es Kim MinYe-

-La científica- El hombre mayor afirma y en un momento veloz ya tiene el celular en su oído.

 

Misión cuatro: Aeropuerto Internacional de Incheon

Lleva seis días sin comer y la intravenosa vuelve a pinchar su piel para proveer suero a su sistema. Las muñecas de MinSeok están amoratadas por el forcejeo y en medio de la lucha se dio un golpe tan fuerte en la cintura que tuvieron que sedarlo por tres días más para monitorear daños internos.

Son seis días en los que MinSeok ha sido su propio infierno y es permanente cada sujeción que le mantiene atado a la cama. La mordaza es opcional pero la mantiene la mayoría de tiempo. No lo pueden dejar lastimarse, una simple cortada o el morderse la lengua acabaría con su vida.

Es al séptimo día que ya no parece tan revuelto y, con precaución, disminuyen las dosis de sedante, permitiéndole estar despierto pero en constante languidez y dispersión mental. LuHan observa con pesar las marcas de rojo vivo que ha dejado la mordaza en las comisuras de su boca. Las sujeciones han creado cardenales de intenso violeta en sus muñecas y tobillos.

MinSeok está despierto pero parece en otro planeta y LuHan no se atreve a traerlo de vuelta a la tierra. Aunque tiene fresca en la mente la expresión de pavor al leer el objetivo del gas venenoso; supone que MinSeok siempre estuvo consciente de que estaba participando en la construcción de un arma química pero fue en el momento que vio los planos y fue poniendo un contexto a las cosas, que la realidad, literalmente, le noqueó.

Sabe que está en lo cierto cuando la vaga mirada de MinSeok reposa en él y agua salada empapa ojos y cara. Parece querer preguntarle por la misión del gas venenoso y LuHan preferiría nunca decirle que fue un éxito. Sin embargo, siente que tiene que decírselo o sino nunca MinSeok se recuperará de la impresión de ser parte de ello. Tiene que aceptarlo.

- Dos mil doscientas cincuenta y nueve personas murieron. La misión fue un éxito.

Los ojos de MinSeok se agrandan y aunque no se oye su llanto, las lágrimas resbalan con fuerza y de vez en cuando se escuchan hipidos y leves ahogos. LuHan le deja llorar porque lo necesita, el mismo siente como ha matado cada una de esas personas, se siente responsable por cada familia afectada, por cada vida apagada, por cada niño huérfano.

-Cuando el sistema de aspersión estuvo totalmente listo- La voz de MinSeok es baja y ronca, y LuHan se sienta en la cama para escucharle claramente, –era tanta mi emoción que lo único que quería era patentarlo y que el mundo supiese que Kim MinSeok existía; en ese momento me costó tanto entender que darle un mejor sistema a estafadores para falsificar antigüedades no era ningún logro. JunMyeon sólo quería que hiciéramos algo que cambiase el mundo. Yo sólo quería que ese algo cambiase mi mundo. Que no fuese mi casa el único lugar que conociese.

MinSeok mueve sus manos contra las sujeciones con intempestiva fuerza y LuHan tiene que sostenerlas porque se está hiriendo. MinSeok no lo siente, pero su piel está verdaderamente lastimada. El silencio es largo pero LuHan espera, sabe que MinSeok continuará hablando cuando el nudo en su garganta pase.

>> JunMyeon logró convencerme de utilizar el aspersor para mejores cosas. Pero al final terminé usando el sistema de aspersión para matar tantas personas… Desde el momento en que YiFan me sacó de esta habitación perdí mi percepción de lo bueno y lo malo en medio de la emoción de sentir nuevamente los guantes de látex, las mascarillas de seguridad y la bata de laboratorio. Sólo quería recuperar una pequeña parte de lo que era mi vida antes.

-Estabas muy emocionado para medir las consecuencias- LuHan intenta mejorar el ánimo de MinSeok, intenta que la culpa no se lo carcoma como parece que está haciendo.

-Yo supe en todo momento lo que estaba haciendo. Lo supe incluso cuando te dije que sería mejor utilizar cianuro en lugar de sulfato.

-MinSeok, nada sacas sintiéndote culpable. Con o sin tu ayuda habríamos llegado a cabo esa matanza. Tú sólo ayudaste a que esas personas murieran más rápido.

Los dos se dejaron tragar por un silencio cargado de culpa por parte de los dos. Aceptar que MinSeok participó en la creación del arma y LuHan en activarla, no significa que se laven sus culpas. Hay cierta tensión entre ellos y LuHan intenta disiparla acercándose hasta poner sus manos en las mejillas del otro y conectar sus miradas.

Intenta trasmitir a través de sus pupilas la fortaleza que se debe tener después de haber entrenado cinco años para un militante de su organización. LuHan no puede sentir verdadera culpa después de tantos años siendo entrenado para luchar, sólo es un peón que cumplirá órdenes, como secuestrar a MinSeok, destruir un edificio o matar. Sabe que MinSeok no es como él, no le han lavado el cerebro y que tiene principios, pero le gustaría que el chico no se quiebre más.

Son minutos en que sus ojos no se despegan y las yemas de LuHan acarician la piel de MinSeok. El silencio parece eterno hasta que el chino besa las suaves mejillas y MinSeok suspira en una sensación de difícil descripción. Hay cierto alivio en que LuHan no le juzgue, aunque LuHan nunca podría juzgarle. Sabe que LuHan intenta reconfortarlo como se le haría a un niño pequeño.

Los suaves besos se sientes como mariposas en su rostro junto con los dedos que aún le acarician. Hay algo de dulce inocencia, innegable conexión y LuHan siente hormiguear más sus labios y vibrar su cuerpo con cada acercamiento, puede sentir como MinSeok se relaja y le deja hacer, casi pidiéndole con sus suspiros de satisfacción de que continúe con ese acto tan íntimo.

No sabe lo lejos que está yendo, lo bien que se está sintiendo, con el corazón latiéndole muy fuerte y la piel calentándose en la calidez de MinSeok, porque no está pensando, sólo dejándose llevar por lo que su corazón quiere hacer, besar a MinSeok, acariciarlo hasta que cada lágrima se seque. Sólo dimensiona lo que hace cuando sus labios palpan la carne jugosa de los labios contrarios.

Hay una explosión en su pecho que le deja inmóvil, los labios aun tocándose y sus ojos pueden encontrar las pupilas dilatadas y confundidas de un MinSeok que se estremece en el acto. No puede separarse y el tiempo se detiene mientras el continua allí, poco a poco derritiéndose en mil emociones recorriéndole la piel, la carne y los huesos.

Todo es estático pero LuHan simplemente no puede, se adentra más en las sensaciones y le besa verdaderamente, le toma los labios entre los suyos con un deseo explosivo que hace que quiera succionarle y lo hace, toma el labio inferior y lo chupa, toma el labio superior y lo muerde. Hay un gemido pequeño escapando de la boca de MinSeok que LuHan deja vibrar en su propia boca mientras mueve labios sobre unos labios indecisos e inexpertos que le responden poco a poco.

MinSeok no puede creer lo que está pasando, pero delira en ello, las manos de LuHan se mueven de sus mejillas y una se instala en su nuca para empujarle más hacia el otro, como si se pudiese estar más cerca, la otra acaricia sus cabellos y MinSeok empuja manos y pies contra sus sujeciones.

LuHan acaricia su lengua con la suya y MinSeok se pierde, no sabe lo que está sintiendo, no sabe lo que está haciendo y su raciocinio en nulo mientras LuHan succiona su lengua. MinSeok puede sentir los dientes de LuHan romper su labio inferior pero no duele, tampoco las muñecas rasgándose.

LuHan está perdido, se deja llevar por las múltiples sensaciones satisfactorias, por el deseo y la atracción que siente por MinSeok, no puede negárselo a sí mismo más. Desde la primera vez que vio a MinSeok su corazón dio un brinco y esa amistad tan tranquila que había logrado trabar con él tenía fecha de caducidad con su pecho albergando sentimientos tan profundos. El embelesamiento con el que le veía, la calidez con la que le consoló cuando MinSeok lloró por su madre; todo eso sólo hacía parte de su cuerpo exigiendo a MinSeok.

Tiene que respirar y por eso se separa, con el pecho agitado y los pulmones quemándole por la falta de aire. Nunca se hubiera separado pero tiene que hacerlo y lo que ve lo conmociona, MinSeok se está revolviendo bajo él con demasiada fuerza, podía sentirlo, pero sólo dejándole de besar ve las dimensiones de ello.

La sangre en sus muñecas y tobillos es más roja que nunca. Tan roja como líquida, no para de correr, sobre todo de la muñeca derecha. Salta impresionado e intenta abrir las restricciones de titanio pero estas necesitan una llave que a él no le han dado.

MinSeok está demasiado agitado, aun moviéndose y con los ojos cerrados. El aire le llega poco a poco y el oxígeno se oxida demasiado rápido. Se siente mareado y para cuando llega YiXing, está demasiado pálido. YiXing inyecta algo en el suero y la consciencia se le escapa entre los dedos.

Ya no sueña siendo culpable de la muerte de miles de personas, sólo puede soñar con LuHan dándole su primer beso.

 

LuHan es regañado por YiXing, pero este comprende el tumulto de emociones que congestionan la mente de LuHan así que le deja solo. MinSeok duerme tan sereno esta vez. Ya no se revuelve como los días anteriores y siente satisfacción por ser quien provoca su tranquilidad.

Sin embargo, es quien provoca que le vuelvan a sedar por varios días, mientras las muñecas ya sanan y no hay moretones bajo las restricciones. Lo único que ha podido evitar es la mordaza. Su padre le reprendió ese mismo día porque las cámaras en el cuarto de MinSeok han inmortalizado aquel beso y el vigilante le ha llevado aquella información al hombre.

Sin embargo, a diferencia de los gritos que esperaba LuHan, es sólo una advertencia de que no olvide el papel de MinSeok, porque padre e hijo saben que MinSeok tiene fecha de caducidad programada.

-Es tu problema sí quieres follártelo y él se deja. Pero no nos servirá el hijo de Oh SeWon sí lo matas en el proceso. Ten cuidado con él, es muy valioso.

Le gustaría que su padre se refiera al valor que tiene MinSeok para él, pero se refiere al valor que tiene para la organización y desde ese día le pican los dedos por averiguar algo más de lo que le han dicho. Quiere saberlo todo, quiere saber el porqué de la organización y lo que quieren hacer con MinSeok.

Independiente de sus sentimientos, aún confusos y desaforados, se siente cansado de todo. Lleva cinco años sin saber para qué se entrena. Lleva tanto tiempo sin un objetivo de vida y lo que parece ser una luz para su camino, es un niño secuestrado que perecerá en sus propias manos, por sus propias manos; sin LuHan saber el porqué de eso, de nada.

 

Cuando a MinSeok le quitan nuevamente los sedantes, es un once de octubre y LuHan está nervioso mientras espera a que despierte. Lo hace a las ocho de la mañana y repasa la habitación lentamente, parece que ha sido mucho tiempo desde la última vez que se han visto y LuHan no lo comprende, como su pecho puede explotar en placer y alegría con sólo una pequeña curva en los labios de MinSeok.

Se ve tan cansado y débil, pero le sonríe y eso es suficiente para que su sangre haga combustión.

-Necesito ir al baño.

Eso es lo primero que MinSeok dice con voz seca, temblorosa, y LuHan está vez se ha asegurado de que le den las llaves de las sujeciones. Le quita cada una con delicadeza, asegurándose de que MinSeok pueda sentir sus manos tocándole cada centímetro de piel que puede.

MinSeok le clave los grandes ojos y no se los quita hasta que lo lleva al baño y la puerta los separa. Después de ello, MinSeok sólo quiere sentarse en el sofá y juntos lo hacen; su conversación se da con torpeza y a veces se callan sin más tonterías que decirse.

El desayuno de MinSeok es llevado a las diez de la mañana y después de ello, MinSeok intenta sentirse más relajado, pero no puede. Está nervioso y avergonzado. Aún le hormiguean los labios al recordar el beso y sufre por tener tan presento ello, cuando LuHan parece tan sereno.

-Por cierto ¿Quién es JunMyeon?- La pregunta de LuHan le saca un poco de contexto, pero recuerda haberlo mencionado cuando lo de aquella matanza de la hizo parte y de lo que siempre se sentirá culpable. Nunca podría dejar de hacerlo.

-Es un chico que conocí por Tumblr hace dos años. Es un chico inteligente y bueno. Sí tuviese que decirte que amigos tenía antes de llegar aquí, él lo sería. Es tan bueno, en serio, siempre me decía que tenía que acompañarlo alguna vez a los centros de rehabilitación. Nunca supe cómo decirle que no salía de mi casa.

LuHan le gusta la forma como habla MinSeok del muchacho, le cuenta como se hablaban por llamadas de cuando en cuando y lo gracioso y torpe que es JunMyeon. La calidez que tiene. También le cuenta sobre su hermano menor, que le conoció cuando su padre le llevó y que SeHun era muy agradable, un niño inteligente que sólo necesitaba una muestra de cariño para dejar ir la máscara inexpresiva que le protegía.

También le cuenta sobre su padre, un hombre frío, serio y algo insensible, pero que se preocupa por todo, que dejó ir su amor por la física, por las ciencias políticas, porque en realidad no era tan inteligente. LuHan sopesa la necesidad de contarle a MinSeok que Oh SeHyun, el hijo mayor de Oh SeWon murió en el Lottle World Tower, pero define que podría revertir toda la alegría con la que MinSeok parece haberse levantado.

El tiempo se pasa y ya su turno se termina. Tiene que dejar a MinSeok, pero le tranquiliza que parezca haber superado todo. Cuando va por su almuerzo se pierde en sus pensamientos mientras el rostro de Oh SeWon aparece en las noticias, el noticiero habla sobre la entereza del hombre al perder a su hijo mayor y aun así mantener su cabeza fría para continuar sus negociaciones con Corea del Norte. Muestran después al ministro Kim, quien habla sobre medidas que se están tomando en materia de Defensa.

También hablan de la entereza del político al superar la muerte de su hermana, quien murió junto a su esposo, y la de su madre, la señora Lee. Aún no se sabe quien tomará los cargos de los hombres y mujeres que perecieron, pero le ponen un toque dramático a la noticia cuando muestran las familias que perdieron a un ser querido.

Le llama la atención cuando toman especial atención a un chico, le han hecho una toma saliendo escoltado por hombres del servicio especial de Corea, se ve tan pálido y agotado, con el cabello revuelto y ojeras negras. El chico es Kim JunMyeon y hablan sobre el entierro que llevará a cabo en dos días de los padres, hermano y abuelos de este.

Cuando hablan de la calidez e inteligencia del chico a LuHan se le hace un nudo en la garganta. Sólo espera que ese JunMyeon no sea el mismo JunMyeon que MinSeok tiene como amigo, porque MinSeok no podría con la culpa. JunMyeon ha quedado huérfano, la periodista que cuenta la nota habla con voz gangosa sobre el ministro Kim siendo su tutor legal, pero que eso no podría ser un aliciente para un niño que perdió a seis miembros de su familia de la nada, en un atentado que aún no tiene responsables.

LuHan después de que la noticia se termina se da cuenta que está llorando.

 

En el trascurso de la semana LuHan intenta averiguar lo que sea sobre la organización, pero nadie sabe nada. Le pregunta a sus más cercanos pero saben tanto como él o mucho menos. Tampoco saben el objetivo del secuestro de MinSeok y la única persona de alto rango con la que tiene una mínima cercanía es el señor Zhang, pero se siente demasiado intimidado con el hombre como para preguntarle algo.

Con MinSeok su relación se ha vuelto más estrecha y de vez en cuando vuelve a besarlo, no tan desesperado como la primera vez, pero el revoltijo de emociones es el mismo. Y las sensaciones son cada vez mayores, sobre todo cuando MinSeok le corresponde con ahínco o empieza él el beso.

Mientras sus emociones son más y los sentimientos por MinSeok tienden a ser más claros, la necesidad de saber el objetivo de la organización y el papel que tiene MinSeok, crece. Necesita saberlo, necesita hacer algo, y por primera vez tanto entrenamiento y duro trato que le hicieron un buen soldado, que nunca cuestiona una orden, no son más que recuerdos lejanos débiles a la imperioso anhelo de no ser lo que es, de no hacer lo que tuvo, tiene y tendrá que hacer.

Es un veintidós de octubre cuando se sienta en el comedor hastiado de no saber nada, no hay a quién pueda preguntarle y los sistemas de información y bases de datos de la organización son de una seguridad superior a sus conocimientos.

El noticiero muestra a Kim MinYe y eso lo saca de sus pensamientos, está vestida de gala y lejos de la mujer que rogaba por el regreso de su hijo en antaño, habla con satisfacción y un placer palpable sobre el último proyecto de la organización privada en la que trabaja. Un dispositivo ovalado con el poder de destrucción de una bomba atómica, pero con dos milímetros de diámetro. Cuando la reportera le pregunta sobre el beneficio de ello para la humanidad, la mujer responde insensiblemente de que la ciencia no tiene la culpa de cómo lo utilice la humanidad.

La mujer no se parece en nada a MinSeok. Aunque le toca una fibra dolorosa cuando hablan sobre el chico, lo puede ver en la forma que su rostro se contrae. Kim MinYe parece otra y responde con evasivas y un “por favor, no más” a las preguntas sobre la desaparición de MinSeok.

Kim MinYe ha intentado olvidar a su hijo, pero parece que todo el mundo quiere recordárselo, la prensa y también el ministro Kim. En el reportaje MinYe dice que hay posibles sospechas y que el ministro Kim parece tener pistas pero que todo parece ser clasificado.

LuHan frunce el ceño ¿cómo podrían saberlo? El pastor Kim no ha hablado de que vendió a su sobrino por dos millones de wons que gastó en menos de dos semanas; además, el pastor ni siquiera supo quiénes eran o sus nombres reales. La única que podría tener es que tenían acento chino y sus características físicas, pero no hay más.

Le sorprende cuando muestran al ministro Kim saliendo de una casa junto a Kim JunMyeon; junto a un verdadero dispositivo de seguridad con ellos y a duras penas los camarógrafos logra capturas de la cara del chico. Su estado es hasta doloroso, cuando el chico se ve tan pálido, tan débil, tan fatigado. Incluso hay un chico que no disimulo su férreo apoyo al chico para que no caiga.

El reportero lo reconoce como Oh SeHun y a LuHan le parece irónico. El hermano de MinSeok conoce a Kim JunMyeon. LuHan aún no sabe sí son el mismo JunMyeon porque no se atreve a averiguarlo, es sólo buscar su usuario de Tumblr, pero no puede, siente que no podría ocultarle aquello a MinSeok sí lo confirma. Prefiere vivir en la incertidumbre.

Le sorprende que haya tanta información clasificada en el reportaje, el ministro es rápido eludiendo la prensa y hay varios carros brindados dispuestos para Kim JunMyeon. Tanto al reportero como a LuHan le intriga el secretismo de ello.

 

Los preparativos para la cuarta misión empiezan el veintinueve de octubre y son cinco días en que no ve a MinSeok; nadie le cuida y MinSeok se sumerge en los libros de medicina del señor Zhang y agradece las visitas de este.

-Pareces estar en mejor estado. Creo que no será necesario ningún medicamento. He estado notando que en tu historial clínico hay inconsistencias, falta información, por ejemplo, tu fractura, tuviste una fractura múltiple hace aproximadamente seis años. Ya tenías insensibilidad al dolor, por lo que es lógica la gravedad, pero no comprendo porque falta en tu historial.

-Me secuestraron- MinSeok habla sin tono, aburrido y, la verdad, no cree necesario en su situación ocultar aquello, no está en su historial porque lo borraron del reporte policiaco y de la base de datos de la clínica donde estuvo.

.¿Cómo dices?- El señor Zhang parece un poco sorprendido.

-Hace siete años, para ser exactos, me secuestraron. En el escape, caí por una pendiente, caminé con el hueso roto porque no me dolía pero me desmayé por la pérdida de sangre.

Todo fue culpa de su tío, el pastor Kim, lo recuerda. El hombre en medio de la ebriedad le contó a uno de sus amigotes de su existencia, el hijo bastardo de Oh SeWon. El tipo le secuestró para pedir dinero, pero en menos de una hora se durmió en medio de su alcoholismo y MinSeok escapó, sólo corrió, era algún lugar en alguna villa y MinSeok nunca había estado fuera de casa. Cuando cayó sólo se paró y siguió caminando aunque sentía la inestabilidad de su pie y la sangre corriendo. Lo último que vio antes de desplomarse, fue a una mujer que corrió a socorrerle.

El señor Zhang revisó su tobillo y le habló sobre que el dolor lo hubiese hecho caer inconsciente mucho antes que la pérdida de sangre. Pero la falta de reacción al dolor por parte del cuerpo de MinSeok era bastante grave.

-¿hay otras heridas borradas de tu expediente médico?

-Sí. Todas en las que he estado en una clínica. Una vez me quemé con ácido los codos al apoyarme en una mesa donde lo había regado. También caí por las escaleras y me levanté como sí nada, me mareé y caí sobre una mesa de cristal, tuvieron que colocarme setenta puntos en la espalda. Me volví a caer por las escaleras hace dos años, me rompí dos costillas y la clavícula.

-Eres algo torpe.

-Sí. Mi madre tenía doble razón para no dejarme salir, podría morir desangrado o ser secuestrado.

El señor Zhang rio y le pidió permiso para revisarlo más a fondo en su laboratorio. MinSeok aceptó encantado.

Cuando vuelve a salir de su habitación, YiXing es quien le acompaña, lo lleva a que el señor Zhang le haga pruebas y YiXing es un excelente auxiliar, MinSeok sabe que será un gran medico en el futuro. En medio de la plática, Zhang le cuenta sobre la misión actual, parece asustado y no le gusta nada que se usen explosivos, reza porque ninguna persona salga lastimada.

El primer día el señor Zhang analiza sus antiguas fracturas y cada cicatriz que hay en su cuerpo, tiene especial atención por todas, porque todas fueron sumamente dolorosas aunque MinSeok no lo haya sentido. Los días se suceden en exámenes de sangre y radiografías. Es un seis de noviembre en que YiXing pide permiso para que le puedan celebrar el cumpleaños a YiFan y son más de cincuenta personas que no pasan de los veinte los que se reúnen en el comedor central. Todos tienen el uniforme que le han puesto a él y YiXing se ríe de su timidez al ver tantas personas.

Encuentran al cumpleañero rápidamente y ZiTao, LuHan y una chica, FeiFei, están con él. La chica le mira sorprendida y se retira con un movimiento de cabeza. MinSeok rápido nota que es el centro de atención de casi todos, le miran entre sorprendidos y curiosos.

-No te preocupes. Todos saben de ti, pero pocos te han visto. Eres uno de los temas favoritos en nuestros momentos de aburrimiento.

 -Sobre todo teniendo en cuenta de que todos saben de tu relación con LuHan- ZiTao interviene muy animado- que se besan y se la pasan arrumados en el so… auch, LuHan ge ¿por qué me golpeas? Él que lo contó fue el de las cámaras.

Tanto LuHan como MinSeok están enrojecidos hasta la punta de sus orejas. Miran al suelo avergonzados y porque MinSeok no sabe qué hacer le da su regalo con tanta fuerza a YiFan que el muchacho se sostiene el estómago por el impacto de la madera contra él. MinSeok se puede estar ahogando en la vergüenza aún más.

-Espero que el regalo valga el golpe- YiFan bromea para que MinSeok no intente salir corriendo como se ve que está planeando hacer y desenvuelve una figura muy elaborada de un dragón y una oveja, en una alusión a YiFan y YiXing. El dragón tiene bajo sus alas a la oveja y la oveja parece despistada leyendo un libro. Es una figura preciosa y el lujo de detalle deja sorprendido a cada persona que la ve. Momentos después todo el mundo quiere verla y tocarla.

-Woo, hyung. ¿Cuánto tiempo te tomó?- ZiTao pregunta mientras la mira.

-la empecé justo después de tu cumpleaños, la terminé a principios de septiembre.

-¿Por qué la anticipación?

 -Por si me iba antes.

Todos le miran y es como si siempre olvidaran de que él no quiere estar allí, está secuestrado y que en algún momento dejará de ser parte del mobiliario.

La fiesta empieza y termina con velocidad, no tienen mucho tiempo que perder cuando los preparativos para la misión tienen que estar listos dentro de un mes y la magnitud del atentado, requiere la precisión hasta del más mínimo detalle. Un gramo menos de explosivo, una huella digital dejada en algún lugar o de que sea vista alguna camioneta, sería un evento que desencadenaría el descubrimiento de la organización, cosa que no se quiere todavía.

Ese mes pasa volando y los circuitos de seguridad del Aeropuerto internacional de Incheon deben bloquearse magnéticamente porque es imposible infiltrase remotamente. Es para el ocho de diciembre en que todo se pone en marcha.

El equipo de trabajo se compone por un total de noventa personas y hay un equipo de respaldo de cincuenta más en caso de emergencia. Veinticinco personas están haciéndose pasar por viajeros e incluso tienen tiquetes registrados en múltiples vuelos. Hay dieciséis de ellos vestidos como pilotos, cinco son parte de la tripulación de cinco vuelos específicos, y el resto son parte del personal del aeropuerto.

Hacia las ocho, las personas que participaron en el encuentro internacional de paz que se dio en su segunda versión el ocho de Diciembre, teniendo Corea del Sur el placer de ser el anfitrión, están en el aeropuerto listos para tomar sus aviones. El tema principal de la reunión donde participaron embajadores de todos los mundo, es la unión de las dos coreas.

LuHan como parte de la tripulación, coloca cuidadosamente los explosivos en el lugar donde debe ir. En ese vuelo destinado a Estados Unidos irán los embajadores del continente americano, que son sólo quince personas, el resto de personas serán pasajeros, acompañantes de vuelo y pilotos que hacen parte de las personas inocentes que morirán sin motivo, como todos los empleados y transeúntes que murieron en el Lotte World Tower.

Dejando todo listo, desaparece del avión.

Lo mismo hace los otros cuatro que tienen el deber de colocar los explosivos. YiFan aparece a su lado vestido con su traje de piloto y como si estuviesen hablando del clima, salen del aeropuerto. Las cámaras nunca les registran.

A las nueve y veinte despeja el primer vuelo.

Tres horas después, explota, con humo y fragmentos cayendo arrítmicamente sobre el mar pacífico.

Le siguen con un intervalo de media hora los otros cuatro aviones y el último explota aún en el aeropuerto.

 

Sin Misión: LuHan.

En el funeral de la señora Lu, a sus nueve años, se da cuenta de que no puede derramar lágrimas por una madre que nunca sintió tener. El cajón está cerrado así que no puede ver por última vez a la mujer y es extraño porque no puede recordarla bien.

La única imagen clara que tiene de ella es de un rostro vendado y el cuerpo cubierto por la faja de látex y powernet, de unos tres meses atrás, por su última serie de cirugías. Sinceramente, a su edad, no comprende muy bien porqué su madre debía hacer una reconstrucción maxilofacial y algo que tiene que ver con la grasa, para verse bonita; sinceramente le suena aterrador, y viendo el ataúd, se da cuenta que sí, es aterrador e irreversible.

Ese día, lo único que de verdad le hace sentir triste, es la congoja de su padre, que le sale en forma de pesado llanto y gritos aturdidores. No tienen más familia, siendo tanto el señor Lu como la señora Lu hijos únicos de padres ya fallecidos hace un tiempo, no les queda más que los amigos de su padre que le acompañan en su dolor. LuHan los ve como buenos hombres, sobre todo al señor Wu, el señor Zhang y el señor Huang.

Las amigas de su madre, que son tan adictas a las cirugías estéticas como lo fue ella, no se les ve por ahí y LuHan se pregunta sí ellas también morirán pronto por un punto de sutura infectado. Espera que sí, porque LuHan cree que ellas se lo merecen.

La muerte de su madre es un punto de inflexión para su padre y el hombre serio y severo lo es cada día más y a sus diez años, LuHan ya no lo reconoce. Aunque sabe que su padre amó demasiado a su madre, LuHan cree que él también es culpable porque le satisfizo cada capricho. Nunca la detuvo y el final es que ella se llevó la mitad del alma de su padre y la otra mitad, el hombre la entrega a la organización.

LuHan no entiende al principio de que va lo de la organización, pero su padre está cada vez más metido en eso y con él va arrastrando poco a poco a sus amigos, aunque el señor Wu estaba desde hace mucho en eso, pero es el señor Lu que le termina de empujar.

Su infancia antes de la muerte de la señora Lu fue alegre y hay recuerdos que son un tesoro. Los días en los internados fueron agradables y los fines de semana su padre era un buen hombre que le acariciaba los cabellos cuando hacía algo bien. Sinceramente no tiene recuerdos tristes, todo se lo dieron, y las monjas del internado cumplen muy bien el rol de madre que la señora Lu nunca cumplió.

Sí su madre no hubiese muerto, a los once años aún sería igual de feliz, pero ya no lo es, porque la nube negra que consume a su padre también lo afecta a él y sus conexiones con la organización lo terminan de separar del internado donde estaban sus verdaderas madres, cuando es necesario viajar a Corea de Sur y toman un vuelo un veintitrés de mayo.

El primer año es una marea de tutores de idiomas, matemáticas y ciencias por la mañana, maestros de artes marciales por la tarde, y charlas de historia de la China antes de acostarse con su padre. A los doce años ya sabe coreano a la perfección y el inglés se le da de maravilla. También puede defenderse de un hombre con un peso mayor que él y puede moverse sin ser detectado.

YiFan, el hijo del señor Wu se une al grupo con el que entrena por las tardes y se vuelven buenos amigos para cuando un año después el señor Zhang trae consigo a su hijo, YiXing. A los catorce años han sido entrenados por tanto tiempo que son intachables en cualquier simulacro, no hay error o paso en falso en ninguno de sus movimientos y son unos cien muchachos que son una tropa de perfecta sincronía.

YiXing es el único que no entrena con ellos, porque es las condiciones del señor Zhang de que su hijo nunca corriese peligro, aunque el chico tiene clases especializadas de defensa personal y artes marciales.

Para su primera, verdadera misión, le sudan las manos y no sólo es que será útil por fin tanto sudor y esfuerzo en las salas de entreno, sino que también es la primera vez que sale del recinto donde ha estado los últimos tres años. Donde siempre entrena es el tercer sótano y duerme en segundo. Nunca ha reprochado el encierro, pero tiene una gran curiosidad por el mundo exterior.

La misión tiene que ver con hablar con un pastor de apellido Kim, a quien tiene que persuadir de que entregue información sobre las visitas del ministro Oh al 387-1 de Guri. Le decepciona un poco de que el hombre no haya puesto mucha resistencia y no tenga ni la inteligencia para pedir mucho dinero.

Suelta en menos de diez minutos de conversación, todo lo que tiene que ver con las visitas de Oh SeWon. Y por un año vigilan la iglesia, capturando en imágenes cada visita e incluso registran los patrones de movimiento tanto de Oh SeWon como de Kim MinYe.

La segunda vez que se encuentran con el pastor, le proponen el trato para que sea posible secuestrarlo y aunque LuHan intenta obtener detalles sobre el chico, no hay nada que el pastor quiera revelar cuando detesta al “bastardillo” como le llama. Aunque admite con dientes apretados que Kim MinSeok es bonito, muy bonito.

LuHan siente tan lejana aquella vida antes de MinSeok, pasaba día tras días sin cuestionarse nada, sin objetivos, ni sueños. MinSeok es como una luz demasiado brillante que le hizo percatarse de la oscuridad en que se hallaba. Le duele el pecho de sólo pensar en que la razón por la que pudo conocer a MinSeok es que está planeado milimétricamente el uso del muchacho como el inicio de una guerra.

No sabe cuándo ni cómo se enamoró de MinSeok, pero está seguro de que es amor lo que siente cada vez que mira, toca, besa, siente o piensa a Kim MinSeok. Le duele el alma de pensar que su sonrisa está restringida por la tristeza de estar lejos de su madre, que sus ojos le ven con amor, pero que nunca le hubiesen visto en otras circunstancias, porque MinSeok que besa cada vez que puede es sólo un fragmento de lo que pudo ser.

Sin embargo, se aferra a él, se agarra con todas sus fuerzas de las migajas de amor y comprensión que le ofrece MinSeok, porque MinSeok le da todo lo que tiene, pero sólo tiene la mitad de lo que fue, la otra mitad se fue despedazando con el recuerdo de su madre, con la seguridad de que nunca la volverá a ver, que nunca volverá con la madre que le cuidó y le protegió del mundo que al final lo encontró, siendo LuHan todos los peligros reunidos en uno solo.

Sí LuHan se hubiese preguntado antes por qué tendría que secuestrar a un niño, se hubiese evitado el sentirse cómo ahora, tan verdugo y víctima, al mismo tiempo; porque al menos sabría a ciencia cierta cuál es el fin de MinSeok y no sería víctima, sólo verdugo.

Sin embargo, aunque sabe que nunca fue ni será víctima, se siente víctima de Kim MinSeok y su encanto, y su divina sonrisa, de su dulzura, de su inocencia, de su inteligencia, de su belleza, de sus manos, de sus labios; se siente víctima de no saber nada, se siente víctima de su padre, se siente víctima de todo, cuando sí supiese desde un principio lo que estaba haciendo, probablemente hubiese escogido el camino que escogió a ciegas, porque ser verdugo de MinSeok es lo que más le alivia y le atormenta.

Nunca se había preguntado antes de MinSeok de qué iba la organización y sólo después de que las noticias avisan en tono apocalíptico cada avión despedazándose en el aire, el número incrementándose de víctimas y destrozos, se siente tan verdugo como debió sentirse desde el inicio.

Países conmocionados, sufriendo miles de personas el ver como sus seres queridos se incineran en cada explosión. La última es la más grave al estar el avión todavía en suelo coreano. La ola explosiva repercutiendo en el edificio, quebrando ventanas, destruyendo paredes, matando personas. En total mueren alrededor de mil quinientas personas y es comparado con la masacre del Lotte World Tower, pero los aviones llevaban en su interior personas con altos cargos políticos de todo el mundo.

No se da espacio para la conmoción inicial cuando el rostro de MinSeok aparece en las noticias y se le vincula con el gas venenoso, el ministro Kim habla de las pruebas que se tiene de su relación y al día siguiente de las explosiones, las imágenes del arresto de Kim MinYe se intercalan con las fotos de las personas fallecidas; todo con la misma banda sonora funeral casi siniestra que los noticieros ponen en alusión a que todo está vinculado.

Desde el atentado al Kyungbock High School hasta cada avión volviéndose cenizas, se observa bajo el ojo crítico de que debían haber participado mentes brillantes y fueron planeados y ejecutados por una inteligencia milimétrica. Los noticieros especulan con el arresto de Kim MinYe y ya no se ve como una idea arriesgada señalar a Corea del Norte como parte de aquellos crímenes sin huellas, ni rastros. Los brizos de guerra se pregonan y no se eluden.

LuHan no es capaz de ir a ver a MinSeok, no puede verle mientras el mundo exterior le tiene tanta rabia, porque todo el mundo señala a MinSeok como perpetrador de todo, la fotografía angelical que siempre muestran los noticieros es ahora vista bajo una luz diabólica y enfermiza por los primeros síntomas de la guerra.

LuHan no puede creer el caos que se desata, las marchas en todo el mundo, las banderas de odio, los discursos de los mandatarios del mundo, la congoja en las voces de las familias afectadas; Todo es una cacofonía de dolor, rabia y rencor a punto de estallar, con los avisos y advertencias de guerra pululando en los corazones débiles y adormecidos por la pena.

Cuando su padre lo llama para una reunión de emergencia, el diez de diciembre, lo sacude la sonrisa siniestra de este. La satisfacción por ver la imagen manchada de MinSeok, es repudiable. El hombre mira con ojos brillantes las pantallas en la sala de reuniones, cada especulación, cada palabra de odio, cada sospecha, le llena de un regocijo que nadie más comparte. Ni siquiera el señor Zhang, el Wu o el Huang, pueden compartirlo; aunque el padre de LuHan no está tan dichoso como están los más altos cargos de la organización que están en vídeollamada desde China.

-Kim MinSeok está cumpliendo su papel desde antes de lo previsto, pero es brillante; No hubiese sido mejor revelado que de la forma en que se reveló- La voz gangosa de un hombre con la cara oculta por un velo es hasta siniestra y LuHan sostiene la respiración.

-Es casi perfecto- contesta el señor Lu –Los preparativos para inculpar a Kim MinSeok se iniciarían la próxima semana, pero ya no son necesarios, aunque no habíamos tenido en cuenta a Kim MinYe.

-El niño es lo importante. La madre pueden utilizarla como tapadera para ganar tiempo, pero el hijo de Oh SeWon debe ser la causa de todo.

-Habrá que hacer ajustes pero como estaba previsto, Kim MinSeok es la arma política más importante que tenemos y la utilizaremos cómo tal para empezar la guerra.

LuHan ya no puede seguir escuchando y su mente divaga por las callejuelas de la culpa, ahora que sabe cuál es el objetivo del secuestro de MinSeok, ya no sabe que sentir, ni que hacer, ni que pensar. Sólo hay culpa en su interior asfixiándose por un amor muy grande hacia MinSeok, que nunca debió sentir, pero que siente.

Le gustaría decirle a su padre de que se equivoca en sus cálculos, que MinSeok no es la arma más poderosa para iniciar una guerra, no, es la arma más poderosa contra su propio hijo, quien está enamorado hasta los huesos de Kim MinSeok y que muere por la culpa; Porque aunque sabe lo que harán con  MinSeok, no puede hacer nada.

Porque todo estaba calculado.

MinSeok será el inicio de la guerra.

Y LuHan será quien le entregue en los campos de batalla.

 

Misión cinco: En cada calle de Seúl.

Son dos pasos lo que tiene que dar y respira profundo para darlos, le tiembla el cuerpo congelado a las dos de la mañana y la calle está en un estado desértico que le hace sentir más frío.

Todo está calculado, ese quince de diciembre la ciudad amanecería en cada calle de Seúl, con el rostro de Kim MinYe, con una clara sentencia de muerte por terrorista. La idea era sembrar tal estado de confusión y caos que ni los días de luto nacional, ni los gritos desesperados por la paz, podrían aplacar los pasos inminentes de la guerra.

A diferencia de lo que creyó LuHan, no se hacía alusión a MinSeok en ningún cartel que pegaban con pegamento blanco en las paredes de la ciudad ya casi congelada. En los noticieros no se dejaban de hacer especulaciones, pero el silencio hermético en el que se habían sumido las autoridades desde el arresto de Kim MinYe no daba mucho pie a las sospechas, por lo que los funerales y entierros eran las noticas principales en periódicos y medios electrónicos.

Desde eso LuHan visitó a MinSeok pero no fue mucho lo que hablaron, en esos días lo que más le disgustó y adoró a partes iguales fue que MinSeok le conozca ya tanto que sabe cuán culpable se siente y de que es debido a eso que las palabras se le enredan en la boca. MinSeok no sabe mucho sobre la misión de los aviones pero sabe que sus consecuencias fueron tales que dejaron más serio a YiFan, más distraído a YiXing y menos carismático a ZiTao.

LuHan no le habló pero le besó hasta que el sabor dulce de MinSeok se le confundió con la sal de sus lágrimas. Y cada lágrima MinSeok bebía con tal dulce encanto que LuHan tuvo que reprimir el llanto al mismo tiempo que se tragaba el deseo de salvar a MinSeok de la organización y de sí mismo.

Son las tres de las mañana cuando termina su misión y le avisa por radio a YiFan para dar por concluido todo, quiere marcharse de una vez y dejar que su cuerpo se descongele a la calidez de MinSeok.

Como se esperaba, la mañana es una explosión mediática con los carteles que empapelan la ciudad siendo la principal noticia. El rostro de papel de Kim MinYe se confunde con asaltos de múltiples periodistas al ministro Kim exigiendo respuestas.

La mañana es un caos con los últimos entierros televisados, las declaraciones de la policía y la puesta en libertad de Kim MinYe. La tarde se sucede con tranquilidad, porque el ministro Kim al final, bajo tanta presión decide dar una rueda de prensa a las seis de la tarde y cada cadena del mundo tiene un asiento en ella. A aquella también asistirá el ministro Oh, el ministro Byun, el presidente Park y el teniente general Do.

Se toman las máximas medidas de seguridad y el señor Lu ríe por el miedo con el que tiemblan esos mandatarios. LuHan, sin embargo, al lado de su padre está callado y ensimismado, aun con los resquicios de los besos mañaneros de MinSeok dejándole con gusto agridulce.

Es la primera vez que el señor Lu puede ver la grieta que hay en su hijo, la visión compasiva con que mira cada imagen, la forma en que le tiemblan las manos y la indecisión en su semblante. El hombre que vigila las cámaras le ha dicho que LuHan ha reducido las visitas a MinSeok, pero que la intensidad en cada una de ellas es como la de un amor a punto de extinguirse, y el señor Lu ve como LuHan está a punto de extinguirse también.

-¿Te has enamorado de Kim MinSeok?

La pregunta del señor Lu descoloca a LuHan, pero no porque no sepa la respuesta, porque está perdidamente enamorado de MinSeok y siempre lo ha sabido; sino porque es escalofriante la oscuridad en los ojos de su padre, en la voz férrea del hombre.

-Sí.

-Traelo a las seis de la tarde a esta sala.

La orden LuHan la cumple en automático, su mente está divagando en la necesidad de rescatar a MinSeok, pero no sabe cómo ni cuándo. Le tiemblan los dedos mientras le pasa el uniforme a MinSeok, el que debe vestir para salir de su habitación de encierro. La duda en el rostro del Kim no pueda responderla porque no sabe para que quiera verlo su padre. Sólo sabe que ama a MinSeok y no quiere ser más su verdugo, no quiere ser más el que lo tenga encerrado. Quiere ser el que lo libere y lo devuelva al lado de su madre. Antes de que la guerra inicie. Antes de que MinSeok sea usado verdaderamente por los hilos de la organización.

En la sala de reuniones están sólo el señor Lu, LuHan y MinSeok, y este último se sigue sintiendo cohibido al lado del mayor, tan ensombrecido y severo. El señor Lu hace que LuHan le quite las restricciones a MinSeok porque lo quiere en libertad cuando reaccione.

Sin ni una sola palabra lo único que se escucha es el ruido del televisor que el señor Lu prende exactamente a las cinco con cincuenta minutos; en un noticiero local están haciendo el recuento del arresto de Kim MinYe y a MinSeok se le empañan los ojos al ver a su madre en la pantalla.

Hizo huelga de hambre en los días que estuvo en la cárcel, siete exactamente, y es una mujer débil, pálida y trémula, la que sale del encierro. Ella también asiste a la rueda de prensa y a las cinco con cincuenta y cinco minutos, los ministros y el presidente en la casa azul se alistan frente a un centenar de periodistas.

MinSeok tiembla y llora en silencio mientras las palabras terrorista y criminal son las más suaves con las que califican a su madre, a la pobre mujer que las primera palabras que dijo después de salir de prisión fueron “yo no hice nada y mi hijo tampoco. Por favor, devuélvanme a MinSeok, él no ha hecho nada de lo que le acusan”.

La voz temblorosa y las lágrimas de la mujer se confunden con la fortaleza de su mirada y la frente en alto. La gente la abuchea en las calles y los carteles en enlodan más su imagen hacen que todo Seúl se vuelva una masa de odio hacia la mujer. Esa misión también fue cumplida con éxito. La nación está confundida, pero con sed de culpables. Con deseo de comerse vivos a los culpables. La organización sólo está poniendo a Kim MinYe como carne de cañón. Una simple muestra de lo que será el circo mediático para cuando Kim MinSeok sea revelado.

A las seis menos un minuto de la tarde empieza la rueda de prensa y el primero en hablar es el presidente Park hablando de calma y de paz en un ruido cada vez más fuerte de periodistas deseosos de verdaderas noticias.

-Tanto en el registro de la residencia Kim, como en los interrogatorios- Es el teniente general Do el que toma la palabra después del presidente abucheado –no se hallan pruebas de culpabilidad de la señora Kim MinYe.

Los periodistas se alzan en una muestra de desesperación y algunos arremeten directamente contra la mujer sentada al lado del ministro Kim.

>> Sin  embargo, en la residencia Kim– El señor Do, con una calma escalofriante que hace el silencio, continúa –se halló el diseño del sistema de aspersión utilizado en el caso Lotte World Tower, que pertenece al hijo de Kim MinYe; Kim MinSeok. Los equipos encontrados en el edificio fueron identificados por el mismo Kim JunMyeon, quien es coautor del sistema.

Todo es una explosión de gritos ahogados al escuchar ese nombre, y la sorpresa de los periodistas no puede igualar a la de MinSeok, quien está pálido y sudando frío. En la sala aparece Kim JunMyeon quien es la mitad de lo que fue cuando está tan pálido, delgado y decaído. Los periodistas no son capaces de lanzar preguntas a quien parece un fantasma. El chico toma el micrófono y escanea con la mirada la sala, todos sostienen la respiración bajo esos ojos tan vacíos, perdidos.

-No sé lo que ustedes están pensando, pero Kim MinSeok es inocente. Ni él, ni yo, creamos el sistema de aspersión para fines tan macabros- Los periodistas no son capaces de refutar aquella voz quebradiza y suave siendo tan directa y hay un silencio mortífero, lleno de dudas, lleno de palabras a punto de estallar.

>> Han muerto mis padres, mis abuelos paternos, mi abuela materna y mi hermano. Son seis personas que amo con mi corazón y a las que nunca haría daño. A la persona que conocí como XiuMin y quien es Kim MinSeok, nunca sería capaz de señalar como asesino. No sé quién es el culpable, pero tanto dolor no puede ser ocasionado por un chico de dieciséis años, no se dejen engañar.

Kim JunMyeon tiene lágrimas recorriendo sus mejillas y las manos le tiemblan, no ha dicho lo que le han ordenado decir, pero es que él no puede decir sin más que Kim MinSeok es quien construyó los sistemas de aspersión, aunque está cien por ciento seguro que él lo hizo, y echarle la culpa como sí no hubiese hablado largas horas con él sobre química, física y el bien que le harían al mundo juntos. No puede dudar de su bondad, cuando fue tan fácil convencerlo de que el sistema de aspersión sólo causaría perjuicios.

El por qué XiuMin construyó los sistemas de aspersión para que miles de personas murieran no es algo que él puede saber, y mientras no lo sepa, no puede culparlo.

El chico baja del podio tembloroso y más pálido como si fuese posible y MinSeok en medio del corazón inundándose de culpa y dolor, puede atisbar en una esquina del escenario aparecer a SeHun para ofrecerle la mano que nadie le ofreció a JunMyeon.

Sólo cuando el muchacho desaparece, la sala estalla en preguntas y la voz serena del señor Do les calla mientras concluye la rueda de prensa diciendo de que no tienen más sospechosos, ni pistas, no sé sabe el paradero de Kim MinSeok y que las cámaras de la ciudad no han logrado captar más que imágenes borrosas del grupo de personas que empapelaron la ciudad con amenazas a Kim MinYe.

No hay nada.

El señor Lu apaga la pantalla y espera una reacción de Kim MinSeok, pero el chico sólo es temblor e hipidos, se esperaba algo de violencia, un poco de agresividad de aquel que ha robado el corazón de su hijo, pero no hay nada.

Sin embargo, cuando está a punto de pedirle a LuHan que se lo lleve, MinSeok se para y aun temblando voltea a verles, no sabe cómo sucedió, ni cuando, pero el chico le salta encima, le araña y golpea con los puños cerrados, la fuerza abrumadora de su rabia le noquea por un momento donde siente a Kim MinSeok por todo el cuerpo, tan salvaje y brusco.

La violencia con la que arremete es acompañada de gritos inteligibles, MinSeok mismo está ciego de una cólera aturdidora que le desvanece los sentidos, no puede detenerse y cuando el señor Lu le tira al suelo con un solo golpe, se vuelve a levantar con un salto. No siente dolor, y eso es una ventaja cuando cada golpe recibido es nada y puede seguir arremetiendo. No sabe de dónde saca toda la fuerza con la que pelea pero es inagotable.

LuHan se da cuenta que está sólo viendo todo el tiempo cuando el golpe de su padre es tan severo que MinSeok impacta contra una de las sillas y los dos parecen desbaratarse en el choque. La inconsciencia de MinSeok hace que por fin se mueva y vaya a socorrerlo, impidiendo que su padre, arañado y amoratado por un niñito, termine por matarlo en la rabia que lo consume.

El alboroto ha hecho que las personas al final decidan entrar en la sala y YiXing ayuda a LuHan para que se puedan llevar a MinSeok, la sangre les alarma y tienen que llevarlo tan rápido que poca atención le prestan al señor Lu. El señor Zhang a penas se percata de su amigo, cuando es su paciente favorito es que va inestable y ensangrentado.

El señor Lu no deja que nadie lo toque, ni que nadie le ayude a limpiar la sangre que ha sacado en golpes y arañazos Kim MinSeok, se arrepiente de hacer a LuHan quitar las restricciones a MinSeok porque nunca esperó tal reacción. Después de un rato llama a YiFan para encargarle la misión número seis.

Kim MinSeok será expuesto al público.

 

Misión seis: Edificio KBS

YiFan sólo da dos pasos por fuera de la camioneta y el guarda de seguridad camina hacia él con todo el porte de quererlo fuera de allí. Desde que el paradero de Kim MinSeok se había dado como prioridad después de la rueda de prensa el día de ayer, gente con deseo de dinero o fama, había asediado a la policía y a la prensa con ubicaciones inventadas que sólo hacían perder el tiempo.

Sin embargo, YiFan ni siquiera intentó disuadirlo o quiso entrar al edifico, sólo se limitá a darle el sobre al celador y devolviéndose dos pasos se introduce a la camioneta para que FeiFei la acelere a fondo y desaparezcan. Mientras YiFan ve Seúl pasar por la ventana, suspira y detiene su anhelo de tirarse del carro en movimiento y ser libre. Piensa en escaparse de la organización desde el mismo momento en que llegó a ella, pero cuando YiXing llegó tan desprotegido, tan inocente, no pudo marcharse. No solo, por lo menos.

Lleva pensando dos años en tomar a YiXing, así sea a la fuerza, y escapar juntos, pero YiXing ama demasiado al señor Zhang para dejarle y YiFan está demasiado atrapado en YiXing para irse sin él. El deseo de irse se convirtió poco a poco en un deseo de destruir su jaula, y es un deseo ferviente desde la llegada de Kim MinSeok.

Desde la llegada de MinSeok, YiXing se ha vuelto más triste, melancólico por todo el daño que puede alcanzar a hacer la organización y YiFan siente cada emoción de YiXIng como propia. Le ama tan fervientemente, que a veces quisiese que YiXing lo supiera, pero sabe que es mejor así, mientras estén atados y encerrados en los confines de la organización, no son más que piezas de artillería que usan sin compasión.

Cuando llega a la organización y avisa al señor Lu de haber cumplido la misión, va directamente al consultorio del señor Zhang, en ese lugar está MinSeok, y por consiguiente, YiXing y LuHan. La escena que le recibe es muy triste, MinSeok está medio abrazado, medio golpeando el pecho de LuHan mientras los dos son un revuelo de lágrimas y sangre. Los arañazos en el rostro y cuello de LuHan están a carne viva y las heridas abriéndose de MinSeok gotean.

Todo es muy rojo y huele a sangre y se escuchan los gritos de MinSeok como sí fueran interminables, tan agónicos, tan doloridos, que se combinan con peticiones de perdón de LuHan. No sé sabe quién está más desesperado de los dos, quién tiene la más grande pena en el pecho, quién tiene el alma más culpable.

Sólo cuando YiXing tiene la sangre fría de inyectar a MinSeok un sedante en un fuerte pinchazo, MinSeok parece reaccionar a todo y con la última gota de consciencia, le dice un “No importa. Yo te amo” a LuHan que congela las venas del Lu. Le abraza tan fuerte que el señor Zhang tiene miedo que lo rompa y entre YiXing y YiFan tienen que quitárselo.

Nuevamente tienen que suturar heridas que ya había suturado en MinSeok y es la segunda trasfusión de sangre que tienen que hacerle. Aun nadie comprende cual era el propósito del señor Lu con hacer a MinSeok ver aquella rueda de prensa, pero ha despertado un estado de alteración y cólera en MinSeok que ni los sedantes pueden calmar. Lo que empeora el que al no sentir dolor, se golpee sin darse cuenta y luche contra las restricciones hasta sangrar; han sido quince horas largas donde ni MinSeok, ni LuHan, ni YiXing han podido dormir.

LuHan llora tan imparablemente que YiXing tiene que consolarlo para que no despierte con sus lamentos a MinSeok que parece por fin caer bajo los efectos del sedante. YiFan sólo está al margen esperando que cuando las noticias den a conocer lo que llevó en el sobre, el pequeño error que cometió a sabiendas, no le cueste la cabeza a él y que por lo menos no cause el impacto que la organización quiere.

Es a las ocho de la noche que la noticia se revela y todos los noticieros nacionales como internacionales, muestran los planos de Lotte World Tower con las anotaciones hechas por MinSeok; con el alma acongojada, Kim MinYe ha reconocido la letra de su hijo en aquellos planos con anotaciones mortíferas. También están los planos para el sistema de aspersión y las anotaciones para el gas venenoso; en todo está la letra de MinSeok, y todo parece empeorar cuando se muestran varias fotos de MinSeok participando en la construcción de los sistemas y la elaboración del cianuro.

Uno de los reportajes más impactantes y con arrecio odio hacia el chico es el que hace Park Yoora, hija mayor del presidente y quien no escatima en palabras para señalar cada prueba como verídica y contundente. Lo hace en las afueras del 387-1 de Guri, y no deja de señalar a la madre como una cómplice o, quizá, una víctima del hijo descarriado. Se atreve incluso a señalar a Kim JunMyeon como posible cómplice.

Es en medio del reportaje violento de Park Yoora, ahora mostrando con lujo de visión el uniforme que lleva MinSeok en cada foto y que es igual al de las demás personas en las fotografías –a quienes el rostro se les ha borrado en un mar de píxeles-, que el hijo menor del presidente, Park ChanYeol, aparece para intervenir y empujando a su hermana que muestra las mismas fotos a la cámara, pero encerrando en círculos rojos algunos puntos.

-En cada una de las fotos, Kim MinSeok tiene esposas. Por la calidad de la imagen no es posible diferenciar, pero presumo que son de fibra reforzada de carbono o titanio cromado; estas sólo son fabricadas por el gobierno chino para ser utilizadas en los penitenciaros de máxima seguridad… También se fabrican en Corea del Norte.

El reportaje es cortado cuando Park Yoora arremete contra su hermano y por detrás se ve a otros cuatro chicos, en los que YiFan y LuHan, reconocen a Kim JunMyeon y Oh SeHun. Y en menos de dos minutos, todos los noticieros están señalando el hecho de que Kim MinSeok lleva aquellas restricciones especiales sólo fabricadas en dos países en el mundo.

La organización quería mostrar a MinSeok como parte de la organización, como uno más, con el uniforme y compartiendo con otros en un ambiente normal, pero YiFan había cometido el error de llevar al edificio de la KBS, imágenes donde se veía claramente a MinSeok como lo que es, alguien que deben esposar para movilizar.    

De nuevo, Kim MinSeok evoca en la gente confusión, con las personas dividiéndose en los que creen en la inocencia de Kim MinSeok, y en los que creen en su culpabilidad. Ya Kim MinYe no es importante, lo importante es su hijo que está en el ojo del huracán y el mundo entero tiene por sentado y es ineludible, es el estado de alerta que genera la guerra inminente entre las dos coreas.

Al final de cuentas, Kim MinSeok sí es el inicio de la guerra.

 

Misión siete: En el WonHyo Bridge.

El error de YiFan no le cuesta la cabeza y, al contrario de lo que piensa, es felicitado. Para el colmo de la ironía es premiado con otra misión, la última misión con relación a Kim MinSeok, porque Corea del Norte ha dejado abierta la posibilidad de guerra en cualquier momento, porque el hijo del presidente, Park ChanYeol, declarando que Corea del Norte podía tener alguna implicación con lo de Kim MinSeok era un grito disimulado de guerra para Kim Jong-Un, y el mandatario supremo de Corea del Norte, hace lo que se le sale de los cojones.

Como sí la gente ya no estuviese lo suficiente confundida, el día dieciocho de diciembre, un día domingo con temperatura que congela el alma, la noticia de que el padre de Kim MinSeok no es ni más, ni menos, el hijo de Oh SeWon, golpea a toda Corea del Sur.

Al principio nadie lo puede creer, el hombre de la hoja de vida impecable, con tantos méritos, con tanto impacto mediático y político, tiene un hijo de dieciséis años por fuera de su matrimonio. Un matrimonio símbolo de la unión y la buena familia.

Oh SeWon al final no puede desmentirlo. El ministro Kim ha dicho que sí, que es verdad con un llamado a la sinceridad, porque sí el ministro Oh hubiese intentado encontrar a su hijo desde el principio nada de lo que pasó hubiese sucedido, porque Corea del Norte ha declarado la guerra a Corea del Sur esa misma mañana, llamando “cerdo hipócrita” a Oh SeWon. Y el ministro Byun, de asuntos internacionales, ni cómo responder a eso.

Todo es un caos y el grito de guerra de Kim Jong-Un es secundado con una vídeo de MinSeok revolviéndose en una camilla mientras las sujeciones hacen que sangre y está golpeado y herido. Esa imagen de MinSeok hace estallar una burbuja de odio a Oh SeWon, porque nunca se dignó a buscar a su hijo bastardo.

Nadie repara en que de todos modos no lo hubiesen encontrado, porque no han logrado encontrar pista de nada, ni siquiera han logrado captar una imagen adecuada del chico que ha entregado los sobres a los noticieros.

La señora Oh pide el divorcio ese mismo día y los chismes de farándulas están revueltos con las noticias políticas. Oh SeWon envía una disculpa formal al público en general y renuncia a su cargo, de todos modos iban a despedirlo.

Los años en los que luchó por acercarse al gobierno norcoreano, en los que se ganó el voto favorable a la unificación de las dos coreas, en los que acabó los vientos de guerra y logró que las gentes de los dos países abrieran los ojos a lo que su separación significa económica y socialmente, se fueron al caño con un sólo punto débil explotado. Kim MinSeok.

Su pequeño bastardo fue es final de su carrera y el inicio de la guerra.

Un año más y hubiese logrado refrendar el inicio del proceso de unificación con un plan milimétrico que le había costado esfuerzo y tiempo que no dedicó a sus hijos; irónicamente, siempre que necesitaba una visión más neutral, era MinSeok quien le ayudaba. A veces eran ideas de Kim JunMyeon o de su hijo menor. Pero nada de eso importa ya.

El hombre fuerte de Corea del Sur, ya no es más que un perseguido por Corea del Norte porque el supremo mandatario norcoreano también le declara la guerra –el tipo hace lo que se la sale de los cojones, ya lo dije- y decide que quiere la cabeza de Oh SeWon.

Todo pasa antes de las seis de la tarde y la celebración en la organización es tal, que LuHan aprovecha la oportunidad para intentar escapar con MinSeok, no sabe que harán con MinSeok después de haber logrado el objetivo para el que lo secuestraron, y no quiere quedarse a averiguarlo.

MinSeok está débil, con las heridas recientes, y sedado; por lo que no puede caminar solo. YiFan ayuda a que lo cargue a su espalda mientras camuflados con la ayuda de YiXing y ZiTao logran sacarlo hasta el parqueadero. Saben que en menos de tres minutos se sabrá que MinSeok no está y LuHan no se puede llevar otro recuerdo de sus amigos que un adiós lagrimoso y anhelante. LuHan sabe que ellos también quieren marcharse, pero que esperan que sea LuHan el primero que lo logre.

Toma el carro más pequeño, uno sin placas y con la esperanza de que la policía le encuentre antes que su padre; acomoda como muchísimo cuidado a MinSeok y acaricia su rostro como sí lo pudiese perder en cualquier momento. Deja, esperando que por siempre, KLI 63 Building, tomando con lentitud la avenida de Yeouidong-ro hasta que las manos no le tiemblan al volante.

Nunca ha conducido y a la adrenalina de estar escapando tiene que unírsele el miedo de estrellar el auto en cualquier poste de luz o dar de frente contra otro automóvil.  Para cuando toma el WonHyo Bridge, puede acelerar un poco más y por el espejo retrovisor, puede ver uno de los mercedes de la organización.

Logra no entrar en pánico, pero no logra acelerar lo suficiente para perderlos en el inmenso puente.  El río Han se ve esplendoroso cuando pierde las esperanzas y es incapaz de ver a MinSeok dormido a su lado. Va a la mitad del puente y siente el impacto de un coche por detrás e intenta acelerar, a pesar del dolor que siente recorrer su espina dorsal.

-¿Es el río Han?- MinSeok se escucha tan sereno, tan débil y fatigado, y ni siquiera se inmuta cuando hay un segundo choque que a LuHan le duele como un demonio. –Siempre quise conocerlo.

LuHan no sabe responder y tampoco puede cuando la camioneta se adelanta y le golpea de lleno contra el lado del pasajero; MinSeok se revuelve en el asiento por la incomodidad de ser agitado, pero no siente el dolor que LuHan siente. Y el peor terror de LuHan se revela cuando uno de los cortes que se hizo MinSeok en la pelea con el señor Lu empieza a sangrar de la nada.

No puede dejar que muera, no puede dejar que se pierda el mundo de Kim MinSeok, es demasiado bueno para que LuHan sea cómplice de su muerte. Le llevo cinco años encontrar una luz para su vida y ahora no la dejará apagarse.

Acelera por fin, a fondo, y con una maniobra que no cree que pudiese hacer toma el camino de regreso. Esquiva unos cuantos carros y MinSeok está riendo en cada movimiento porque sigue en una nube de sedantes. La sangre de MinSeok es un hilo constante escarlata que chorrea en cada giro que LuHan da y está dando vueltas en el puente, esquivando carros, esquivando la camioneta que, logra reconocer, maneja FeiFei.

Y cae en cuenta después de ver su rostro que sólo están llamando la atención, porque se escuchan a los lejos las sirenas y si FeiFei quisiera atropellarle, ya lo hubiese hecho. Ella debe querer ser tan libre como él y sin saber cómo serlo, esperan a la policía. Serán arrestados y encerrados, pero será un encierro diferente, uno en que no les una legados familiares a una organización que nunca supieron de qué va, ni porqué hace lo que hace. FeiFei está incluso más atada que él, porque LuHan sabe que el hombre de velo, el máximo de la organización es el padre de FeiFei.

Las sirenas están allí y son encerrados los dos autos en un círculo de patrullas, en la mitad del puente WonHyo sobre el río Han. Los dos autos se detienen y FeiFei es la primera en salir con las manos arriba y una sonrisa incorrecta en su rostro.

LuHan no sale porque tiene que hacer que MinSeok reaccione del estado alucinante en que lo mantiene la pérdida de sangre y los sedantes. Forcejea con él y cuando la policía se acerca, MinSeok es un solo grito de “dejame en paz”. LuHan no sabe que pasa después porque un choque eléctrico le es dado para inmovilizar al que parece estar lastimando al otro.

-¿LuHan?

Es lo único que dice MinSeok antes de que vuelva a dormir. En realidad, nunca supo cuando despertó.

 

Sin Misión: Ni la más mínima idea.

Kim MinYe ha besado tanto las mejillas de MinSeok que ya lo tiene todo baboso. Es un solo deseo de que su hijo recupere todo el amor maternal que no le pudo dar por meses. Su hijo no ha hecho más que dormir, por la pérdida de sangre y los resquicios de sedantes en su cuerpo.

En el examen exhaustivo que le hicieron, golpes, moretones y cortes, parecían el mapa de una pelea salvaje. Bajo sus uñas aún había células de piel de otras personas, que la policía guarda con recelo.

Cuando cree que necesita un pañuelo para limpiar a MinSeok, porque está brillante de saliva, por la puerta se desliza tímidamente el chino con el que encontraron a su hijo. Aun no cree que así de la nada ese chico haya querido escapar con su hijo, pero qué más da, su hijo volvió con ella y eso es lo único que importa.

Le agradece a LuHan por enésima vez y se retira, LuHan agradece que Kim MinYe sea tan perceptiva, porque LuHan necesita un tiempo a solas aunque MinSeok esté inconsciente. Le han permitido ese último espacio antes de trasladarlo a la fiscalía, donde le harán el interrogatorio que están deseosos de hacerle.

MinSeok se ve tan bonito, tan blanco, casi transparente bajo la luz natural que entra por la ventana y LuHan le acaricia las mejillas en un intento de llevarse en cada yema la sensación del contacto con MinSeok. Es una sensación cosquillosa, casi eléctrica. Suspira cuando sus dedos tocan aquellos labios pomposos y jugosos, le quiere besar y lo hace, porque no sabe sí podrá volver a hacerlo.

Cuando han pasado cinco minutos y ha perdido la esperanza de que MinSeok despierte, los ojos felinos, curiosos e inocentes, se abren para él y sólo le miran a él. LuHan sostiene la respiración al ver directamente en aquellos pasadizos al alma pura de su amado.

-Tu madre estará feliz de verte despierto- LuHan menciona después de poder reconectar las funciones del cerebro. MinSeok le ha dejado embobado con sólo mirarle.

-¿Mi madre?

-Mira a tu alrededor, MinSeok; escapamos.

MinSeok lo hace y se encuentra con que no hay paredes sin ventanas y la luz del sol entra a la habitación, tan débil como lo es en esa época de diciembre. Pensó que el río Han fue un sueño demasiado vívido, demasiado colorido para soñarlo con tal perturbadora exactitud del puente WonHyo.

-Nunca me dijiste que querías que escapásemos- MinSeok le dice aun mirando por la ventana, se piensa en lo irónico de que pasó del encierro de su casa al encierro de cuatro paredes sin ventanas y ahora que está libre de todo eso, lo único que quiere hacer es dormir. Dormir con LuHan, sí es posible. –Sabes, nunca supe en que momento me enamoré de ti, pero lo hice, ni siquiera podría saber si de verdad es amor, porque nunca antes lo he sentido, pero me gustaría averiguar sí es para siempre.

MinSeok tiene el rostro enrojecido y LuHan le ve con infinita ternura, no puede responderle con palabras porque no tiene un futuro, ni nada, sólo dos policías del servicio especial de Corea esperándole afuera. Pero puede responderle a besos y eso es lo que hace, le besa en los labios, en las mejillas, en los ojos llorosos, en las orejas enrojecidas, en la frente amplia. Al final lo deja más baboso que Kim MinYe.

-MinSeok. Gracias por amarme, pero yo soy un criminal y tú eres la víctima principal de mis crímenes.

Le besa nuevamente y su lengua explora con anhelo aquella boca apetitosa.

>> Yo nunca supe en que momento me enamoré de ti, pero fue antes que tú de mí. Y eso es lo único que quiero que recuerdes de mí, que te amo.

En una guerra que todavía no ha empezado, donde Corea del Norte le ha declarado la guerra a Corea del Sur, y el mandatario supremo Kim Jung-un no ha dicho nada después porque no tiene ganas de hacerlo y que esperen sentados. Kim MinSeok fue el inicio de la guerra.

Y LuHan quien le entregó en los campos de batalla.

Sólo que el campo de batalla no es literal y es en realidad, la libertad de estar fuera de su casa, porque ese veinte de diciembre de dos mil dieciséis LuHan es llevado a la fiscalía y MinSeok ya no tiene que volver al 387-1 de Guri, ni lo dejarán volver cuando es poco tiempo para que también sea llevado a la fiscalía y la guerra que aún no ha empezado, empiece, de verdad, no esperando que Kim Jung-un haga lo que le salga de los cojones, sino con una declaración de guerra de China a Corea del Sur, en alianza con Corea del Norte. Todo aquello un día gélido veinticinco de diciembre de dos mil dieciséis.

Cuando se vuelven a encontrar, ya será un LuHan lejos de la organización a que perteneció pero nunca conoció y un MinSeok que no quiere volver a vivir encerrado en el 387-1 de Guri. 

 

 

 

  

 

 

 

Notas finales:

Muchísimas gracias por leer. 

En realidad, este One Shot probablemente tenga otro vinculado, pero puede ser otra pareja, o la misma, todo depende del punto en que vaya la guerra. 

De verdad muchas gracias por leer.

Pdt: Sí alguien ha leído Atracción y Enamoramiento, esto es una pequeña disculpa por demorarme tanto. Algún día actualizaré.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).