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Ni la oscuridad logrará separarnos por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holi~

¿Cómo han estado?

Antes de nada, debo agradecer mucho los reviews, los que contestaré en cuanto acabe de publicar el capítulo. En verdad me hace feliz ver que les gusta como va esta historia, casi puedo saltar de la alegría XD

Espero que disfruten de lo que sigue 

 

Resaca, eso era lo que Iruka tenía en la mañana. Por primera vez agradeció que no podía ver nada, pues al sentir los primeros rayos del sol que lo despertaron, el dolor de cabeza empezó. Rodó por su cama y localizó la mesita de noche para poner los pies en el suelo y empezar a reconocer algo por donde apoyarse. Maldijo entre dientes porque tenía una sed de muerte, dolor de cabeza punzante y claro… nauseas molestas aunque soportables. Al parecer su cuerpo si soportaba el alcohol todavía, no como antes, pero al menos no había vomitado o algo así. Salió de la habitación mareado, pero con las paredes se daba una guía. Caminó con cuidado de no caerse hasta llegar a la cocina y como no escuchó nada supuso que fue el primero en levantarse. Se sirvió agua como pudo, bebió con desesperación, aliviado y con un poco más de calma empezó a hacer un análisis de las cosas. Primero, tenía resaca por lo que el día anterior bebió más de lo debido. Segundo, llevaba la misma ropa del día anterior así que Kakashi debió llevarlo al cuarto y como no sintió alguna compañía, el peliblanco debía estar en su propia habitación. Tercero, ya era año nuevo, sonrió al pensarlo, eran cosas innecesarias la que recordaba. Cuarta, ayer charlaron, jugaron, confesaron y al final  se besaron, nada raro la verdad

 

 

-oh Dios – dijo cuándo sus memorias llegaron – oh por… no, no creo – susurraba para sí mismo mientras probaba otro sorbo de esa preciada agua. Se tocó los labios instintivamente, nada raro… aunque el beso, que supuestamente su mente decía que pasó, no debería dejar marcas, así que – no creo – volvió a repetir auto convenciéndose mientras apoyaba su frente en la mesa

-buenos días… ¿Iruka? ¿Estás bien? – esa voz hizo que el castaño se tensara pero no se movió de su lugar

-¿cómo amaneció, Kakashi-san? ¿Quiere agua? – dijo empujando la garra y un vaso extra mientras se incorporaba y se agarraba la cabeza

-la necesito – habló el peliblanco mientras tomaba aquel liquido con desesperación y se desparramaba en la silla – así que… resaca – empezó a reírse al ver la mueca de dolor de Iruka y ese cabello desordenado

-auch… auch… no se ría – se quejó para de nuevo recostarse en la mesa – olvide lo que es sentir resaca… ¿cuánto bebimos?

-no sé, hay que contar las botellas – sonreía mientras miraba su sala, sip, llena de botellas, latas y fundas de los bocadillos salados – deberías descansar un rato más

-no quiero acostarme – dijo bajito – prefiero quedarme aquí, con el aire fresquito

-ayer – Kakashi dudó en decirlo, pues se había quedado en su habitación recordando la noche anterior, lo que hizo, lo que dijo, lo que escuchó. Se había quedado recostado mirando el techo incluso cuando escuchó los pasos dudosos de Iruka que buscaba la cocina. Se preguntaba… ¿Iruka  recordaría lo que pasó antes de que fueran a descansar? – ayer te veías gracioso, completamente ebrio y no podías ni pararte

-lo sé… me acuerdo – dijo sin dudar de nada – recuerdo todo – declaró, ¡al diablo! iba a ser directo

-¿todo? – vio al castaño asentir y se quedaron en silencio, un incómodo y largo silencio… el mismo que fue cortado por la risita del castaño que después se quejaba por el dolor de cabeza – ¿de qué te ríes?

-de lo de ayer – se agarró la cabeza y acomodó su cabello – Kakashi-san, recuerdo lo que hicimos… debí darle mucha pena como para que hiciera eso… no sé si disculparme o solo olvidarlo

-no lo hice por pena

-entonces, ¿por qué fue?

-no lo sé – Kakashi se rascó la nuca, la verdad no había encontrado razón para haber besado a Iruka la noche anterior

-yo si – sonrió el castaño con diversión – estábamos ebrios, desganados, deprimidos… dábamos pena ajena y… se dejó llevar

-dijiste que yo te gustaba – miró a Iruka y se quedó analizando sus expresiones

-y no lo negaré, aunque no estaba en mis planes que usted se enterara… debe sentirse incómodo con eso – por debajo de la mesa apretaba sus puños, le daba terror pensar que después de eso… Kakashi no quisiera tenerlo cerca

-la verdad no – sonrió al ver la serenidad de Iruka – me agrada de cierta forma, como dije… que yo le guste a alguien como tú es… agradable

-no diga eso – se quejó agarrándose la frente – Kakashi-san… no me dé esperanzas, sé que no tengo oportunidad alguna con usted… lo entiendo perfectamente… no quisiera dañar la amistad que tenemos con cosas como esta

-así que, sugieres que lo olvidemos

-sugiero que no se deje llevar, Kakashi-san… usted no es gay, no le interesan los chicos, y si me va a decir ahora que lo intentará o se lo va a pensar solo será un engaño hacia mí y hacia usted mismo… hablo por experiencia, así que no me contradiga – soltó todo aquello en medio de su desesperación, ¡pero qué rayos estaba haciendo!

-en verdad eres maduro o algo así – se impresionó por la calma que sentía, en verdad pensó que de cierta forma se sentiría incómodo con Iruka, no siempre le gustas a tu amigo gay… y encima de eso, vives con él

-soy realista – sonrió ocultando todo el mar de emociones que lo embargaban, entre ellas el arrepentimiento por haberse dejado llevar por el alcohol– no dude de su orientación Kakashi-san… podría arrepentirse mucho de eso… así que al final, si, debemos olvidar lo de ayer

-entonces que quede en amistad – Kakashi sonrió divertido al ver la mueca de Iruka, una que decía que le dolía el estómago – ¿tienes hambre?

-mucha… podría… bueno

-tengo algo en el refrigerador, prepararé el desayuno

 

 

Iruka se quedó apoyado en la mesa, le dolía horrores la cabeza y ahora solo quería que la tierra se lo tragara porque aunque expresara que todo estaba bien… ¡Nada estaba bien! ¡Estaba todo mal! ¡Nunca debió soltar la puta lengua! ¡Todo se iba a ir al carajo!  Él lo sabía muy bien, una vez hizo aquello, confesarse a un heterosexual. Las cosas no mejoraron, empeoraron, esa vez lo engañaron correspondiéndole en silencio, en una relación secreta y después vio al supuesto hétero dudoso irse con esposa e hijos. Iruka sabía que Kakashi no sería así, pero como fuera había solo dos opciones. La primera, que fuera usado de nuevo, cosa que quería negarse a pensar porque sería horrible y acabaría cediendo porque… debía aceptarlo, Kakashi era su nuevo amor. La otra posibilidad, la segunda, la peor… que esa bonita amistad se quebrara de tal forma que habría que alejarse y eso le dolería mucho, tanto como para despecharse y hacer locuras. Iruka sabía que en el fondo era masoquista, se conocía suficientemente bien como para saber que si se despechaba se iría con quien menos se lo merecía y ese… era Mizuki. “¡Pero no! Por Dios, ¡en que cosas estúpidas estoy pensando! ¿Mizuki? ¿Era en serio? ¿Iruka que te pasa por la cabeza?” se recriminaba Iruka mientras posaba su cabeza en la mesa. ¿Sería tanto su dolor como para irse con ese imbécil? Si… haría eso.

Kakashi interrumpió sus pensamientos cuando le tocó el hombro, casi se cae del susto pero se calmó al escuchar la risita divertida y lo acompañó. Eran adultos, tal vez eso de volver a ser amigos y olvidar esa noche de copas funcionaría. Rezaba porque funcionara porque no quería irse, le gustaba vivir con Kakashi. Con aquella persona gentil que le hacia reír muchas veces y quien lo trataba con amabilidad, quien lo hacía sentir como a un igual, en casa, en el lugar donde pertenecía. Iruka se disculpó una vez más y su amigo solo le restó importancia al asunto. Al castaño le hubiese gustado decir que todo quedó allí, que fue agradable y que nada pasó. Pero fueron los quince días más incómodos de su vida, pues a veces recordaba aquello de improvisto, o mencionaban algo que conllevaba a ese día, cosas simples que llevaban a esos recuerdos. Al final decidió solo reírse cuando eso pasaba, burlarse del asunto, ayudar a Kakashi a sentirse cómodo con bromas como esa y la normalidad volvió… jodida normalidad

Pero no todo era así, pues en el corazón de uno de los dos el anhelo por repetir aquello era demasiado fuerte. Sus esperanzas crecieron, sus dudas también, su forma de mirar cómo trataba el asunto cambió y al final se estaba cuestionando el buen juicio que siempre tuvo. Ser maduro era razonar aquello con calma y no tomarlo como los pensamientos de un adolescente ilusionado con la primera chica que le confesó amor, por esa misma razón callar y seguir como siempre era la mejor opción. Rememorar los amores pasados y compararlo fue la mejor opción, aunque muchos de esos recuerdos eran complicados, tenía que darle nombre a lo que en su mente se maquinaba y esperaba que hasta definir lo que pasaba entre ellos dos no pasara nada, que las cosas no cambiaran, que tuviera el suficiente tiempo para decidir si arriesgarse o abandonar

 

 

 

Sorpresa…

 

 

 

Un mes más, la verdad no importaba mucho, porque su vida seguía y cada problema en esa época se deslizaba como agua, a veces sin dejar rastro y en otras marcando profundamente un sendero. Iruka había decidido seguir tal y como estaba, sin esperanzas, sin amores, solo disfrutando de cada día, tocando las canciones más cálidas o melancólicas en las noches en el bar. Bailando y aprendiendo cosas en el día, compartiendo horas largas con sus compañeros en el centro de ayuda, riéndose porque una de las niñas más jóvenes le pidió ser su esposo en el futuro, eran buenos días que apreciaba. Quería seguir visitando a sus hermanas cuando se le era permitido, ser parte de su familia de sangre aunque de forma limitada y resignado al rechazo de Hinata quien de un tiempo para el otro, ya ni lo miraba. Hinata no hablaba con él, no estaba cuando iba a ver a Hanabi y aunque al castaño le dolía se resignó. Había perdido a una parte de su pequeña familia, ahora solo le quedaba su pequeña hermana menor… porque Sakura le quitó incluso la atención de su padre. Hiashi ya ni siquiera preguntaba por el cómo lo hacía ocasionalmente, al menos para saber cómo estaba, pero en estos días… sintió el rechazo de su propio padre, quien no lo dejaba ni siquiera acercarse a la casa y si lo hacía era porque Hanabi era quien insistía. Iruka sabía que la culpable de aquello era Saura pero no reclamó, porque ya sabía que esa mujer podía ser una peste, una enfermedad contagiosa… lo único que pedía al cielo, era que Hanabi no enfermara, que Hanabi fuera inmune… que la vida no le quitara a su pequeña hermana

 

 

-¡perdón! – la voz pequeñita, agitada y… un golpe duro que hizo tambalear a Iruka. Todo en conjunto parecía deja vu – ¡perdón-ttebayo! – Iruka no pudo sostenerse, soltó su bastón, dio dos pasos y cayó de rodillas en el duro suelo

-auch… ¡espera! – Iba distraído, pero tampoco es como si fuera demasiado cuidadoso, con su incapacidad visual solo podía confiar en que los demás tuvieran cuidado. Iruka sintió el golpe y escuchó al pequeño empezar a alejarse pero necesitaba ayuda – necesito…

-perdón pero no… – agitado decía eso como si gritara

-¡mi bastón! – se exaltó pues no lo encontraba y no escuchaba a nadie más alrededor, no quería gatear por minutos en esa calle – por favor, solo dame mi bastón

-pero que… – el pequeño niño rubio se detuvo de repente, no entendió lo que el mayor le decía. Se giró para ver al adulto caído, pero no podía detenerse, así que cerrando sus ojitos azules decidió irse. Llevaba prisa pero al escuchar al mayor pidiendo el bastón nuevamente, mientras tanteaba el suelo con los ojos cerrados, le hizo entender – demonios – gruñó al sentirse un imbécil. El pequeño niño regresó sobre sus pasos a pesar de ver a ese hombre acercarse desde la esquina – ¡lo siento-ttebayo! – soltó las cosas que llevaba en las manos y procedió a ayudar al que en suelo se hallaba

-pequeño, ten más cuidado – dijo el castaño enfadado mientras sentía las manos del pequeño tocándole el brazo, para después darle el bastón y así al fin pararse nuevamente

-¡mocoso del demonio! ¡De esta no te salvas! – Iruka solo escuchó esa voz estruendosa, después lo empujaron hasta que cayó sobre su trasero de forma brusca. Soltó de nuevo el bastón y no entendía nada, ¿qué tenía esa gente para disfrutar empujándolo ese día?

-¡suéltame, viejo cerdo-ttebayo!

-a no, eso no… ¡ladrón de mierda! – el adulto agarró al pequeño niño que quería escaparse, lo hizo con fuerza, apretando el brazo delgado de forma que seguramente dejaría marcas

-¡no! ¡Déjame! – pataleaba tratando de soltarse, de golpear al enorme hombre que lo agarraba

-¡te arrepentirás! – el adulto lanzó el primer golpe al rostro del niño, una bofetada que Iruka reconoció de inmediato. El castaño se espantó por el sonido producido al chocar con la piel delicada de un infante, pues escuchó el gritito adolorido del niño

-¡hey!... ¡¿qué pasa?! – pero Iruka solo escuchaba otro golpe y la queja del pequeño niño – ¡NO LO GOLPEE! – se quejó al entender que agredían al menor

-¡no te metas! – gruñó aquel desconocido sin dar vuelta a mirar a ese sujeto que le reclamaba

-¡SUÉLTALO! – no se iba a quedar allí. Escuchaba la voz del hombre que insultaba y reclamaba. Iruka se levantó y empujó al cuerpo grande que localizó guiado por su audición, el primer intento falló así que añadiéndole fuerza repitió la acción hasta que escuchó al pequeño cuerpo caer – ¡qué te pasa bastardo! ¡Es un niño! – se quejó observando la oscuridad y rogando por saber dónde estaba ese infeliz para molerlo a golpes

-un ladrón es un ladrón – empujó al castaño con fuerza descomunal hasta verlo caer nuevamente a varios pasos de él

-¡señor! – la voz dulce del pequeño resonó. El niño rubio se acercó al castaño y quiso ayudarlo pero no logró hacerlo

– ¡y tú no te escapas! – aquel adulto, que al parecer era vendedor porque portaba una camiseta con un logotipo, lo agarró de nuevo, apretando ese brazo delgado – te enseñaré a NO robar, aunque sea a golpes, ¡mocoso delincuente!

-¡déjame! ¡Déjame-ttebayo! – se quejaba pataleando entre las manos de ese hombre, pero su cuerpo pequeño no podía más, se debilitaba con rapidez

-¡QUE LO SUELTES! – Iruka luchó por no marearse y volvió a levantarse, estiró sus manos hasta tocar el cuerpo del menor – pequeño… pequeño – decía tratando de alcanzarlo hasta que agarró el delgado bracito

-¡aléjate, idiota! – Iruka empujó al hombre pero este lo abofeteó con fuerza haciéndolo retroceder y caer nuevamente. Pero debido a aquella pequeña acción por parte del castaño, el desconocido aflojó su agarre y con un esfuerzo del pequeño logró caer al suelo y gatear alejándose – no sabes nada de este asunto,  ¡piérdete!

-¿estás bien? – Iruka escuchó las leves quejas del niño y las siguió a gatas – pequeño, ¿estás bien? – susurró mientras atrapaba el cuerpo delgado entre sus brazos – dime… ¿estás bien? – repetía entre su agitación. Se levantó con el pequeño cuerpo en brazos y retrocedió dos pasos empezando a desorientarse. Estrechó al menor en sus brazos sintiendo como los bracitos lo rodearon correspondiendo al gesto protector y el rostro del inocente se resguardaba en su pecho – tranquilo – retrocedió más, acarició los cabellos revoltosos del niño y trataba de cuidarlo del ataque que seguramente no se detendría

-señor... señor – sollozó el rubiecito rodeando al castaño también con sus piernas, estaba aterrado por las amenazas del sujeto, se escondió en esos brazos adultos y apretó fuerte

-¡dame al mocoso! ¡Lo haré pagar por todas las cosas que me robó! – reclamaba aquel sujeto de voz estruendosa mientras atraía miradas, pero Iruka se reusaba – ¡entonces pagarás, imbécil! – el desconocido asestó un golpe al castaño, el mismo que no se defendió porque no vio nada

-ugh… – Iruka protegió al niño con su propio cuerpo, recibió el golpe y cayó sentado en el suelo. Una patada en su hombro lo hizo caer con el pequeño encima – tranquilo… no te soltaré – le dijo mientras se arrodillaba y trataba de levantarse pero

-suelta al mocoso – aquel sujeto intentó arrebatarle al pequeño pero el castaño solo soltaba erróneos golpes al aire para defenderse – idiota, ¿qué te pasa? – se burló mientras de nuevo agredía al castaño sin importarle nada

-¡no lo toques! ¡No lo toques! ¡ALÉJATE! – gritó el castaño gateando hacia atrás para alejarse del imbécil que osaba a agredir menores de edad. Resguardaba al menor con sus brazos, no pensaba soltarlo por nada del mundo

-no entiendes nada maldito, dame al mocoso o te golpearé también… te romperé la cara entrometido

-¡ni loco! ¡Es solo un niño!... Púdrete – Iruka estaba entrando en pánico, no veía nada y escuchaba los sollozos del niño entre sus brazos. Iba a pedir ayuda cuando sintió el agarre en sus cabellos que lo obligaron a levantarse, luego un golpe en el rostro que lo hizo golpearse con una pared y resbalarse por ella, protegió más al niño escondiéndolo en su pecho  – ¡ALÉJATE!

-¡idiota, voy a mandarte al hospital también! – gruñó el desconocido hasta que alguien lo detuvo.

 

Otro hombre, que vio todo en detalle, frenaba el ataque. Iruka solo se abrazaba al pequeño mientras jadeaba desesperado buscando su bastón en el suelo, necesitaba orientación urgente. Necesitaba ayuda y escuchaba ya las voces de demasiadas personas acercarse, pero él no iba a permitir que ese pequeño asustado fuera maltratado, no señor

 

 

-¡¿qué te pasa?! – el desconocido de cabello negro que recién entró a la acción paró al más alto agresor – maldito, ¡te voy a denunciar!

-no te metas, patearé al imbécil que defiende a ese pillo – pero de nuevo fue sujetado ahora por dos personas y empujado con fuerza

-¡¿cómo te atreves a golpear a un no vidente?! ¡Irás preso! – el atacante paró en seco al escuchar eso. Las críticas y gritos de los transeúntes, quienes atraídos por el lio, se aglomeraban – ¡alguien llame a la policía!

-¿Qué?… yo no sabía, yo no… sabía – se excusaba al ver como aquel castaño al que golpeó, buscaba algo en el piso tanteando todo con sus manos. Iruka tenía los ojos cerrados y su labio sangraba demostrando que algo no andaba bien. El agresor ya ni siquiera veía al pequeño rubio de ojos azules… sino a la persona que golpeó

-¿está bien? – alguien tocó a Iruka y el castaño retrocedió instintivamente – no se preocupe… lo ayudaré

-¡aléjese del pequeño! – gruñó furioso defendiendo al pequeño ser que lloraba en sus brazos, no lo había soltado ni un solo momento – ¡a un lado!… ¡es solo un niño!

-señor… solo quiero ayudar, ya detuvieron al que lo golpeó – era la voz de una mujer así que el castaño accedió a calmarse aceptando la ayuda para pararse pero sin soltar al pequeño – tome – le entregaron el bastón y lo ayudaron a apoyarse contra la pared. Los sollozos del pequeño rubio solo se hacían más audibles e Iruka solo jadeaba debido al esfuerzo y a la adrenalina

-tranquilo pequeño… no te abandonaré… tranquilo, ya estás bien… tranquilo – repetía sin cesar, acunándolo en sus brazos, acariciándole los cabellos con delicadeza

-señor… ¿está bien? – susurró al fin cuando las caricias en su cabello lograron parar sus lágrimas – señor… lo siento-dattebayo

-no pasa nada – sonrió mientras seguía acariciando la espalda del pequeño y limpiaba las mejillas húmedas, secándolas con sus dedos – ya está bien –

-pero está sangrando – sollozó sintiéndose culpable mientras se aferraba al cuello del castaño y apretaba como si en algún momento de nuevo lo fuesen a agarrar y golpear

-no importa… ¿tú estás bien, pequeño? – habló con calma sintiendo los ligeros asentimientos del menor – no dejaré que nada malo te pase, tranquilo

 

 

El lio terminó cuando los policías se llevaron al hombre que seguía acusando al pequeño rubio de robo en su local. Iruka sacó unos billetes de su bolsillo y pidió que se lo entregaran al hombre que se defendía con escusas vanas, “yo pago lo que el niño se robó… si es que de verdad robó algo… pero eso no justifica que usted lo golpee” dijo eso para que la policía y a ese hombre lo escucharan, con voz seria, serena y nadie pudo refutarle nada. Pero Iruka no se iba a quedar así,  denunció verbalmente al sujeto y sonrió cuando le informaron que lo aprestarían por agresión. Iruka sabía de leyes, obviamente su antiguo trabajo le traía líos con la justicia, así que estaba bien informado y usando las palabras correctas podía meter en líos a cualquiera. Suficiente evidencias tenían con las mejillas rojas del menor, un labio partido y una mejilla hinchada en el castaño, esas cosas tenían consecuencias y la violencia se paga con cárcel

 

 

Continuará…

 

Notas finales:

¿Cómo estuvo?

Algunas me reclamarán porque quieren ver ya el romance entre los protagonistas, pero eso no es así de fácil, ¿verdad?

Quiero darle a la historia un poco de realismo, así que... el lemon se retrasa :v aunque ya tengo planeado cuando hacerlo jajajaja

Pero  las cosas que hay que superar son muchas todavía, y Naru viene en el combo XD

Trataré de actualizar más seguido, pues tenia cuatro historias en proceso, pero he decidido pausar dos de ellas y acabar las otras dos. Si, esta fue una de las seleccionadas para continuarse constantemente jajaja, sean felices~ porque yo estoy feliz también~ 

¿Ya se imaginan lo que pasará después?

Espero que si jajaja

Nos veremos en la siguiente actualización~

Muchos besos y gracias por leer 

 


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