Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ni la oscuridad logrará separarnos por 1827kratSN

[Reviews - 33]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Holi~

Wow, este capítulo me salió medio cursi creo jajajja

Espero que lo disfruten 

 

 

Iruka sonreía ampliamente después de dejar a Naruto dormido en su habitación, le había platicado un rato de su vida, habían reído un poco con bromas y demás. Era un niño demasiado dulce como para merecer ser dañado por ajenos, por eso el castaño quería protegerlo. Suspiró cuando ya estaba en la cocina y escuchaba a Kakashi arreglando las cosas usadas en la cena. Habló con él un rato, tratando de que pensara mejor el hecho de adoptar a Naruto, Iruka no quería que Kakashi se metiera un lio sólo por ayudarlo. El peliblanco solo se reiteraba en la decisión, tenía sus razones, pues quería tener a Iruka a su lado

 

 

-pero usted sabe que una adopción no es un juego – el castaño seguía insistiendo, no estaba muy convencido de todo aquello

-lo tengo claro Iruka

-¿qué pasará si usted se casa con alguien? No puedo llevarme a Naruto así porque si – se aterraba con todos esos pensamientos que llegaban a su mente. No quería alejarse del pequeño rubio

-Iruka, ¿quieres abandonarme? – Kakashi solo miraba al castaño, en parte entendía la insistencia de su compañero pero estaba infundamentada

-obviamente no, pero solo estoy pensando en el futuro

-si eso pasa te cederé la custodia – habló con calma para detener la discusión – pero no pienso casarme o dejarte ir Iruka – se sentó junto al castaño en el comedor y se quedó mirando la expresión que ponía – así que no habrá problemas en tener a Naruto aquí como un hijo mío

-nadie sabe lo que pase después – Iruka sonrió pero internamente estaba luchando con esas tontas ilusiones que se hacía, se mordió el interior de la mejilla para centrar sus pensamientos – solo pienso en usted

-podrías ser un poco egoísta de vez en cuando, piensa en ti y en lo que deseas. Naruto necesita un hogar y tú se lo darás, por eso…

-pero lo estoy envolviendo en mis problemas, Kakashi-san… no quiero atarlo a mi

-no lo haces – sonrió admirando la duda en la expresión de Iruka – quiero que te quedes aquí, para que me acompañes. Me gusta tenerte cerca – veía como las mejillas del castaño tomaban un pequeño toque carmín y sonrió

-me ilusiona – susurró muy bajito solo para él – Kakashi-san yo no estoy seguro de todo esto

-Iruka, eres buena persona y a las buenas personas hay que ayudarlas un poco… vamos, deja que te ayude

-pero…

-Naruto es un niño bastante alegre, vivaz, sin noción de lo que es discriminar… me gusta el pequeño. Además siempre quise tener un hijo

-entiendo – Iruka recordó lo que le contaron en esa época de navidad, el hijo que Kakashi perdió – quiere curar una de sus heridas… un hijo en su hogar

-puede ser – sonrió con melancolía, dijo eso sin intenciones pero el tema surgió solo – de todas formas quiero verte sonreír Iruka, y con Naruto lo haces a menudo

-últimamente hay muchas cosas que me hacen sonreír – Iruka quiso decirle que era él, quien lo provocaba, pero se calló justo a tiempo, no debía ilusionarse e esa forma

 

 

Pero nadie le quitaba la emoción al castaño, porque Kakashi lo quería cerca y porque tendría a Naruto. Estaba feliz y lo demostraba con esa sonrisa tonta que tenía cada cinco minutos. Ayudó a Kakashi con la limpieza, lo hizo mientras se empujaban levemente para jugar por alguna tontería que inventaban de momento. Terminaron llenos de jabón y espuma, casi cayéndose al suelo y riéndose como niños que terminan haciendo travesuras. Esa cosa natural entre ellos dos, se llevaban demasiado bien y se notaba a leguas. Se necesitaban el uno al otro

 

 

-tienes una mancha – susurró Kakashi mirando a Iruka sentado frente suyo en el suelo de la cocina – espera

-¿eh? ¿Dónde? – se quejaba pero sentía los dedos de Kakashi limpiándole la frente para después golpearle levemente el sector

-listo – se quedó mirando a Iruka un momento. La forma en cómo se avergonzaba con sutileza, si no lo viera con detenimiento ni se hubiese dado cuenta de detalles como esos – pareces una sirena

-no se burle – hizo una mueca mientras se arreglaba los cabellos que se le escaparon del agarre – ¿sirena? A la última persona que me dijo algo así, lo golpeé – se reía bajito al recordarlo, fue divertido en esa ocasión

-pero tienes facciones un tanto… delicadas – decía evitando que el castaño se agarrara por completo el cabello y sostenía el rostro de Iruka entre sus manos –

-¿qué hace?

-en realidad te queda bien el cabello largo

-gracias… supongo – dijo alejándose y tocando sus hebras largas – una vez me ofrecieron trabajar como okama – decía tiñendo sus mejillas de leve carmín, esas cercanías sin aviso lo alteraban un poco

-¿okama? ¿Y lo hiciste? – no podía imaginarse a Iruka en esa situación,  no le agradaba siquiera pensarlo

-no – dijo divertido – pero ahora me lo pensaría, el salario es bueno… si es solo como acompañante lo haría… pero como no puedo ver, no me aceptarán

-¿piensas dejar mi bar?

-usted empezó con el tema

-y como acompañante… ¿seducirías a los clientes? – habló un poco molesto al imaginárselo, peor tenía curiosidad si Iruka estaría dispuesto a hacer aquello – ¿puedes hacerlo?

-no lo sé… me enseñarían o aplicaría lo que ya sé – levantó un poco sus hombros restándole importancia al asunto, solo fue una idea momentánea

-¿lo que sabes? – ahora tenía mucha más curiosidad, ¿cómo sería la seducción de Iruka?

-ahora que lo recuerdo… lo aplicaré en la cita con Mikaru

-te gusta esa mujer

-claro que no – suspiró pesadamente recostándose en el suelo y dejando su cuerpo desparramarse – me asfixia, pero si la hago feliz… accederá a acelerar las cosas de la adopción y lo demás

 

 

Kakashi estaba pensando en muchas cosas sobre aquella cita, la que obviamente le desagradaba y que si por él fuese, jamás se realizaría. Una de las cosas que se preguntaba era, ¿hasta qué punto Iruka iría con esa mujer? ¿Por qué se preguntaba eso? Celos suponía, pues desde que aceptó que estaba celoso no paraban esas malditas sensaciones de enfado al recordar a la tal Mikaru. Iba a ser difícil soportarlo, Kakashi pensó en comentarlo con Iruka pero este parecía desinteresado y además cansado en demasía.

Pensarlo con la almohada sería mejor opción. Además en el día estaba Naruto, quien como en casa propia, ayudaba en lo que podía, guiaba a Iruka, y se bañó con él inclusive. Era un buen compañero, o ayudante como se autodenominaba. El pequeño rubio cumplía con el trato que pactó con Iruka con seriedad, se tomaba las cosas muy enserio. Una semana divertida se llevó a cabo hasta que Mikaru terminara con los problemas legales. Naruto iba con Iruka y Kakashi al centro de no videntes, conoció a cada miembro, formó amistad con todos casi de inmediato, se la pasaba como en una juguetería aprendiendo lo que podía. Pasearon por los parques y compraron golosinas que el pequeño con timidez pedía, bailaron en medio de la sala porque Iruka gustaba de aquello, practicaban otro idioma y lo llevaban a la cama antes de que la hora laboral de los mayores diera inicio, era algo coordinado

Cuando fue hora de dejar que Naruto se fuera, Iruka estaba tenso, demasiado, no le gustaba la idea de que el pequeño pasara más tiempo en aquel lugar. Kakashi y él acompañaron a Mikaru para llevar a Naruto al nuevo orfanato en que los niños vivirían. Estaba un poco lejos pero valió la pena le camino pues llegaron a un instituto grande, de amplios jardines y diferentes aulas de actividades para los niños. Iruka no soltó la manita de Naruto en el trascurso. Kakashi iba cerca y Naruto también le tomó de la mano mientras miraba el lugar con desconfianza. Recorrieron todo el lugar y Kakashi lo aceptó como acogedor. Los compañeros de Naruto que ya se habían instalado allí también y decían que era agradable. Comida tres veces al día, camas cómodas, la profesoras eran amables, lo único raro era la vestimenta de las monjas que allí estaban, pues siendo religiosas católicas usaban ropa que cubría todo excepto sus rostros. Mikaru había conseguido un traslado rápido y ahora se hallaba charlando con la madre superiora del lugar

 

 

-no parece tan malo – hablaba Naruto mirando a los demás, estaba sentado en una baquita en el jardín junto con los dos mayores

-pues a mí me parece decente – sonrió Kakashi desordenando los cabellos del rubiecito desconfiado – y será poco tiempo

-lamento que debas regresar a un orfanato – Iruka tocó la mano de Naruto, acariciándolo con sutileza – pero Mikaru ganará tu custodia, no podemos hacer otra cosa o nos meteremos en líos legales

-pero será un mes, un mes nada más – se repetía Naruto para convencerse a sí mismo, no le gustaba el encierro – después podre ir con usted Iruka-san… y también con Kakashi-san

-te llevaré al acuario – sonrió Iruka para alejar todos esos problemas – aunque deberás describirme los peces, porque no veré nada… pero recuerdo algunos de cuando podía ver

-será fácil – se reía Naruto – todos son gordos, tienen aletas y solo hacen buo buo – decía inflando sus mejillas y abriendo su boca de vez en cuando

-iremos al parque de diversiones – habló Kakashi divertido por la interacción de los otros dos – ¿o piensan excluirme?

-será divertido – Naruto miraba a Kakashi con una sonrisa amplia – usted y yo haremos juegos de habilidad

-soy bueno en eso

-cuídate mucho Naruto – Iruka abrazó al pequeño con fuerza – nos veremos pronto, vendré de visita

-yo lo traeré – decía Kakashi y sin esperarlo Naruto se lanzó a abrazarlo también y el correspondió acariciándole la cabeza –

-nos veremos pronto Kakashi-san, cuida de Iruka-san mientras salgo de aquí

 

 

Kakashi simplemente dejó fluir las cosas, no era mentira que le agradaba Naruto, tampoco era mentira que le agradaba la compañía de Iruka, verlo sonreír o simplemente apreciarlo tararear como en esa ocasión mientras el autobús se movía. Kakashi le acarició la cabeza para reconfortarlo, pues sabía que no era nada fácil para el castaño dejar al pequeño. Ambos se habían encariñado rápidamente con Naruto. Sus días estaban más vacíos sin el pequeño rubio, aunque lo visitaban en las tardes cada dos días, pues hacerlo diario no estaba permitido.

Kakashi se veía más feliz en ocasiones, tal vez era porque Iruka parecía un poco más necesitado de cariño en esos días. Se la pasaban en casa escuchando música y viendo televisión, aunque Iruka solo se burlaba de las voces de quien salía de esa caja. Iruka era como un niño pequeño, rogando cariño con simples acciones como cuando se encogía a su lado, se abrazaba a sí mismo como llamando la atención. Era divertido en ocasiones y Kakashi se le pegaba con tontas excusas como que hacia frio y se acomodaba junto al castaño dejando que recostara su cabeza cerca de su hombro. Eran acercamientos sutiles pero claros

Hanabi visitó a Iruka uno de esos días en donde cantaban en un coro junto con los demás partícipes del centro. La habían recogido en el centro para no videntes, donde apareció sola pues la dejaron salir sin supervisión, y ahora estaba allí en esa casa con la pequeña casi saltando de la ansiedad. Se la veía emocionada por algo que les iba a contar mientras comían pastel que ella llevó y té preparado por Kakashi.

 

 

-dime qué es lo que pasa, Hanabi – sonreía Iruka divertido al escucharla emocionada

-mamá… mamá dejó que me una al club de kendo – sonreía y arrugaba su nariz en una mueca graciosa

-wow, que sorpresa – decía Iruka casi escupiendo su bebida – ¿y eso? ¿Por qué cambio tan de repente de opinión?

-es porque está feliz – sonreía Hanabi quien llamaba a Kakashi para que se sentara también y compartiera su felicidad

-¿tu madre feliz? ¿Y eso? – Kakashi se unió a la plática, pues también estaba sorprendido tanto como Iruka lo estaba. Pensó que esa mujer era amargura pura

-Hinata… one-chan conoció a alguien y ahora están saliendo juntos

-pues pensé que hacer feliz a Sakura-san sería tan simple – el castaño probaba las galletas y dirigía su mirada a su hermanita

-es un chico inteligente y culto, eso dijo one-chan pero lo que importa es que oka-san está feliz

-y por eso te dejó ir allí – sonrió Iruka, pues sea como fuere Hanabi estaba libre por el momento – sea como sea, me alegro tanto que te deje practicar

-lo sé, estoy emocionada. Practicaré mucho y participaré en las competencias – decía entre saltitos y grititos en su asiento

-¿puedo ir a verte? – comentaba Kakashi para compartir la emoción de la niña, una felicidad contagiosa por aquella sonrisa y la expresión soñadora mientras mordía el pedazo de pastel

-a eso venía, Kakashi-san – reía mientras bebía el té con prisa para mojar su garganta – venía a invitarlos. En dos semanas hay un evento y quiero que vayan

-iré a animarte – sonreía Iruka – peor sabes que o podré verte en totalidad

-solo quiero tenerte allí oni-chan… porque seguro mamá no irá, mucho menos one-san o papá. Es en la mañana y ellos están ocupados a esas horas – hablaba haciendo un ligero puchero que opacaba la emoción anterior

- pues iremos los dos – Kakashi se guardó los comentarios sobre esa familia, ¿cómo podían priorizar cosas ajenas a la pequeña?

-ganarás, Hanabi... y para celebrar iremos por helado… - completaba Iruka que ya se imaginaba alguna cosa de ese tipo

 

 

Iruka no quiso contarle a Hanabi acerca de Naruto, de la adopción o cualquier cosa relacionada a eso, pues sería pronto, quería tener a Naruto en la casa para festejar con Hanabi. Quería estar estable para sentirse completo en esos días, porque parecía que la vida estaba a su favor y le permitía disfrutar de la paz actual. Caminó con Hanabi cuando ya era hora de regresar enterándose de las cosas que hacía, de lo emocionada que estaba o de los amigos que había hecho, del sensei, amigas, todo. Iruka sonreía, agradecía a quien fuera el novio de Hinata porque le daba paz a la más pequeña de la familia, esperaba que siguiera de esa forma. Kakashi iba en silencio acompañándolos por insistencia de la pequeña castaña, quien le tomó de la mano para que fueran a una cafetería donde servían algunas especialidades de café, para que disfrutaran juntos. Kakashi adoraba a Iruka porque le trajo oportunidades como esa, de compartir con la gente cálida que no lo juzgaba

 

 

 

Y después de eso estaba lo difícil…

 

 

 

El momento de la verdad llegó días después, cuando Mikaru mostró las citas en el juzgado tanto para enjuiciar al agresor, como para la adopción de Naruto. Además de informarles emocionada por haber logrado que las personas que administraban el orfanato pagarían una pena, pues las denuncias comenzaron a llegar directamente de quienes al alcanzar la mayoría de edad empezaron con el proceso. Mikaru al parecer era la abogada de algunas de esas personas, todo iba perfecto y la abogada venía por la recompensa prometida. Iruka ese día solo se tensó, no le agradaba nada la idea de salir con aquella mujer pero tenía que hacerlo. Kakashi por su parte no estaba nada feliz, miraba a esa mujer y sabía que intentaría cualquier cosa. Mikaru le miraba con picardía como jactándose de su triunfo momentáneo, era una batalla que por el momento Kakashi iba perdiendo pues a la cita de esos dos no podía ir… al menos no físicamente, o al menos dejando que alguien lo viera, por lo que… aunque no fuera propio de su edad o de su personalidad, los iba a seguir de lejos 

 

 

-vamos Iru-chan, tenemos un largo día por delante

-Mikaru, sabes que estoy ciego, no puedo correr – insistía pero Mikaru era así, hacia lo que quería y él con su bastón solo trataba de evitar algunos obstáculos – por eso creí que era mala idea

-no seas aguafiestas – hacia un puchero y sonreía – vamos, te invitaré a comer sushi y caviar

-nunca me gustaron esos lujos, Mikaru – Iruka suspiraba al sentir como su mano era tomada por la azabache

-pero a mi si, y mejor si estoy bien acompañada. Puedo darte de comer en esa boquita

-soy gay

-te quitaré lo gay – reía divertida e Iruka se reía, le parecía divertido esa insistencia

 

 

Iruka no podía hacer nada así que se resignó a verle el lado bueno a esa cita, seguir a Mikaru a donde lo jalara. Restaurantes, de compras, aunque le parecía ridículo cuando él no podía ver nada, pero a pesar de eso tenía dos trajes nuevos, ¿por qué? Para los juicios. Esa fue la excusa que dio la mujer para obligarlo a ponerse aquello. Modelarle cada cosa a pesar de que no veía nada y que a veces ella misma lo ayudaba a vestirse, fue lo peor que pudo habérsele ocurrido Aunque claro, un par de veces se sintió acosado por su amiga, claro, si te daban una nalgada ya era raro, si te besaban las mejillas era peor aún. Muchas veces tuvo que sacarla del compartimento que usaba, para vestirse en paz. De lejos Kakashi observaba en calma, mientras tomaba alguna bebida o leía algo, solo vigilaba, ¿por qué? No sabía exactamente, después de todo Iruka no se interesaba en las mujeres. Pero claro, la tal Mikaru no le daba confianza, mucho menos cuando le robó un beso a Iruka en medio del pasillo del centro comercial. Se aguantó el enfado y siguió alejado de la pareja

Iruka parecía muy incómodo pero lo sabía disimular muy bien en ocasiones, solo seguía el juego de esa mujer de cabello negro y bonitas piernas, había que aceptarlo, Mikaru tenía bonitas piernas. Kakashi los siguió incluso… ¿al cine? Eso sí era raro, un cine, un ciego en un cine. ¿Cuánto soportaría Iruka? El ruido era muy fuerte para los sentidos de un no vidente. Kakashi se quedó fuera, esos lugares no eran hechos para un espionaje decente, no vería nada aunque entrara, así que se iba a ir a casa, pero se quedó tomando café en frente del lugar. Treinta minutos después el castaño salía de allí solo, sostenía el envase de la bebida y caminaba despacio guiado por el bastón. Mikaru no apareció hasta después de un rato, parecía que discutían o algo así, pero Iruka ni se inmutaba. Y al final, los perdió en la zona de bares, bueno su casa estaba cerca, así que Kakashi se fue a ella. Iruka prometió llamarlo, no le quedaba más que  esperar para ir a recogerlo por cualquier cosa adversa. Pero eso no pasó, sino que Iruka llegó por su cuenta como a las nueve de la noche, no olía a alcohol y solo se percibía el humo de cigarrillo

 

 

-¿cómo te fue? – preguntó como si recién saliera a recibir al recién llegado, pues cuando escuchó la puerta se escondió en las habitaciones para disimular. Kakashi se reía internamente por estar haciendo ese tipo de cosas que jamás pensó hacer

-estoy muerto – decía sentándose en el sofá – Mikaru es… terrible

-¿en el mal sentido?

-me ofreció una noche de amor – habló hastiado y acomodándose el cabello. Arrugaba su ceño y se quitaba el abrigo, así como empujaba las fundas de compras a un lado  – olvidaba lo atrevida que puede ser… lo dijo con esas mismas palabras

-y te negaste – afirmó al ver a Iruka en esa faceta fastidiada y molesta

-se lo dije antes, Kakashi-san… el cuerpo de una mujer no me inspira nada

-es raro escuchar a alguien decir eso tan abiertamente

-¿le incomoda? – levantó una de sus cejas un poco sorprendido

-para nada – se sentó junto al castaño y le cedió una bebida – pero al final… ¿ella quedó satisfecha?

-no – bufó mientras se recostaba en el espaldar del sofá, se relajaba y miraba al vacío oscuro – no quedó satisfecha y no lo quedará jamás. No seguiré su juego hasta tales extremos

-¿y eso? – Kakashi solo quería escucharlo de los labios de Iruka

-es obvio – sonrió divertido por la insistencia – ¿quiere escucharlo?

-dilo

-no me acostaré con ella – sonrió divertido, Kakashi siempre lo hacía cambiar de ánimo con aquella forma extraña de ser directo – ¿ya está feliz?

-depende – la verdad si estaba feliz, más de lo que esperó estarlo. Se suponía que era heterosexual, bien, ahora ya estaba más que seguro que le gustaba Iruka

-¿de qué?

-¿volverás a salir con ella?

-parece mi novio – se reía divertido – ¿celoso? – bromeaba

-si – su respuesta fue automática, ni siquiera se lo pensó, ¿qué le estaba pasando?

-no juegue conmigo Kakashi-san

-de verdad no lo hago – suspiró mientras se ponía serio – Iruka yo…

-no siga – suplicó de repente, mientras apretaba un poco sus labios – si dice algo más le juro que… que las cosas cambiarán y si no funciona yo…

-sentí celos – confesó mirando la sorpresa de Iruka, la forma en que sus ojos se abrían un poco más o separaba los labios un poco

-mentiría si dijera que no estoy feliz – Iruka se acomodó un mechón de cabello como para disimular la sonrisita tonta que tenía – pero no sé qué tipo de celos serían. No me ilusione por favor. No destruya la armoniosa convivencia que tenemos

-aun no estoy seguro – Kakashi habló con calma, estaba siendo sincero

-entonces, no diga nada hasta que aclare lo que siente hacia mí – sonrió con las mejillas rojas – pero gracias por sus palabras

-¿qué piensas de esto? – le gustaba la forma tímida en que Iruka se mostraba a veces, dejando de lado lo informal y hasta lo agresivo que podía llegar a ser cuando se enfadaba. Iruka era lindo cuando hablaba de sus emociones

-que usted quedará como mi amor platónico y nada más – confesó Iruka apretando su vaso. Kakashi sonrió por la forma tan inocente de esas palabras, como un adolescente que se enamoró de su maestra… en verdad le gustaba Iruka, pero no quería confundir ese tipo de “gustar” porque no quería hacerle daño

 

 

Continuará… 

 

 

Notas finales:

¿review?

Bueno espero que les haya gustado. 

Estaba analizando las cosas que planeo para  la historia... ya sé dónde pondré lemon muajjajajajja 

solo espero que mi inspiración no se acabe, y mis ganas del lemon aparezcan XD

Muchas gracias por leer esta pequeña locura

Nos veremos~

Besos~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).